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TEXTO INTRODUCTORIO 4:
Jimena Buxedas 1
De acuerdo con Bruno C.Jacovella (1959:116), no cabe la menor duda de que la mayor parte de la poesía
folklórica de América no es autóctona de este continente, sino que procede de Europa, y más
específicamente de la Península Ibérica. Esta poesía llega al continente americano por vía oral y escrita,
en este segundo caso en pliegos, almanaques y colecciones de romances. Juan Antonio Carrizo (1945) ha
estudiado minuciosamente la evolución de las formas poéticas desde los lejanos antecedentes en el
zéjel entroncado con la poesía árabe. Su estudio sobre los antecedentes hispano-medievales de la
poesía popular en América es un clásico al que remitimos para profundizar en estos aspectos.
Las formas poéticas más usadas por los payadores de la región rioplatense se construyen sobre versos
de arte menor, es decir, de hasta ocho sílabas por verso, y se caracterizan por la regularidad estrófica.
Las formas de mayor presencia en la payada son la cuarteta, la sextilla y la décima, todas ellas de versos
octasílabos.
La primera, es decir, la cuarteta, fue la más popular entre los antiguos payadores. La rima podía
construirse de varias maneras, ya sea como rima perfecta entre los versos pares y libre en los impares
(8abcb) , o entre los versos extremos, y los internos entre sí (redondilla, 8abba), o entre los versos
impares y pares entre sí (8abab). En la sextilla, que no sería más que una quintilla con el primer verso
libre, o una décima sin la redondilla inicial, las rimas se deben dar entre el segundo, el tercer y sexto
verso y entre el cuarto y el quinto. Toma la escructura abbccb, y se populariza con el "Martín Fierro", de
José Hernández.
La décima puede rimarse, al igual que la cuarteta, de varias maneras; ya sea entre el segundo y tercer
verso, entre el sexto y el séptimo, y el cuarto con el octavo (8abbcdeec); o entre el segundo y el cuarto
verso y el sexto y el séptimo (8abcbdefe). Por último, la décima llamada espinela, que es la forma
poética más utilizada actualmente en el arte del payador tanto en Argentina como en Uruguay, "fue
implantada por la generación de escritores gauchescos de los albores del S XIX." (Hidalgo - Ayestarán,
1977: 82)
La espinela, originaria del período renacentista, y caracterizada por su rima consonante y pausa en el
cuarto verso; pone a prueba, por su dificultad, la calidad del payador. Su forma es la siguiente:
8abbaaccddc, o sea que la rima debe ir entre el primero, el cuarto y el quinto verso, el segundo con el
tercero, y luego, a manera de "espejo", el sexto, el séptimo y el décimo verso, y el octavo con el noveno.
Esta décima tiene una cesura en la primera cuarteta, en la cual una primera idea queda definida, más
una sextilla que la termina, o comenta dicha idea:
Como coronación o saludo final en un contrapunto entre dos payadores, se suele payar a "media letra",
o "tercia letra" cuando intervienen en la rueda dos o tres payadores respectivamente. La "media letra"
consiste en la improvisación alternada de dos versos cada payador, formando así una décima.
Este sistema pone a prueba la espontaneidad, la inspiración y agilidad de los payadores, porque la rima
no solamente debe seguir siendo perfecta, sino que siempre debe ser "redonda", o sea, con sentido:
J.C.L.: Yo sé que no me ha mentido
No me la va a hipotecar
Y va a seguir al galope
De su alma y de su vihuela
Manantial es la vigüela
Otra forma de finalización la encontramos en lo que payadores como Juan Carlos López llaman "ley de
premeditación". Ella consiste en que termina la payada con el apellido del compañero o, en el caso en
que los apellidos ya hayan sido dichos al principio, el departamento al que cada uno pertenece:
A.A.: Apadrine su potrillo
2.- La forma
a) Comienzo con un saludo, ya sea al público o al compañero en la payada, en el caso que la payada sea
de contrapunto; o en el caso que sea individual puede comenzarse con la presentación del tema a
improvisar:
c) Como parte final de las payadas encontramos, por lo general, un saludo de despedida:
Ejemplo de comienzo: Payada de contrapunto entre José Curbelo y Juan Carlos López:
De la ilusión en su escala
Y firmezas de espinillos
Un milagro payador
Ejemplo de comienzo de payada individual: Décima por Milonga por Cacho Artigas:
No me paro en mi tarea
Ejemplo de comienzo de una payada de contrapunto (Milonga por doce renglones: dos sextillas) entre
Juan Carlos Loto y Waldemar:(Argentina)
Al platense payador
Aparcero defensor
Maragato y Oriental
Y compañero de muecas
En un bravo contrapunto
Si trenzamos la payada
De encontrarlos nuevamente
Y defendiendo mi casta
Ejemplo de final de la payada de contrapunto entre Waldemar Lago y Juan Carlos Loto:
Le acepto si no va lejos
Disparar no me ha de ver
Desde el punto de vista musical, debemos mencionar el cambio de la utilización del cielito, el valsecito,
el estilo, la vidalita y la cifra, que fue la forma musical más utilizada en la payada durante el siglo pasado,
a la utilización casi exclusiva en nuestros días de la Milonga. La forma más común de la cifra consiste en
siete frases, de dos compases cada una, que mediante la repetición de una o más de ellas, dan lugar a la
música de una octavilla o una décima. El gran gusto de los payadores por el uso de la décima, como
forma poética característica de este arte, hizo que la música de la cifra se adecuara a ella. Para conseguir
esto es que se debían repetir dos de los versos y formar la décima. La repetición la encontramos en el
primer verso, en forma recitada, alternada con rasgueos, trémolos y punteos de la guitarra. Cada frase
corresponde a un verso, y el canto es silábico, por lo que cada nota corresponde a una sílaba.
Según datos de Ayestarán (1968: 72), hay dos aspectos que cambian en esta forma musical. El primero
es el tema al que hacen referencia, en los primeros tiempos dirigidos hacia la "lucha de la patria
naciente", o sea, temas relacionados con el momento socio - político que se vivía; para pasar a "relatos
de gracia y picardía, de bailes, de yerras y de jaranas".
El segundo aspecto que cambiará será justamente el uso de la milonga en la payada de contrapunto, lo
que comienza a ocurrir a fines del siglo XIX. Esta nueva forma musical no sólo comienza a ser usada en el
Uruguay, sino que también en Argentina, Paraguay y Chile.
En nuestro país, a finales del S XIX, la milonga ya estaba presente en el folklore musical uruguayo, y
puede ser clasificada en dos tipos:
La milonga podía estar compuesta tanto en modo mayor como en modo menor y se estructura de forma
tal que dos compases son en el tono principal y dos compases en la dominante, lo que permite un
balanceo entre estas dos funciones tonales.
La décima cantada por milonga incluye frecuentemente una sección recitada en la parte intermedia de
la estrofa. Como en un recitativo; la voz no llega a hacer una curva melódica, por lo tanto, más que
cantar los versos centrales, los "dice":
Mariela Acevedo14:
La forma de la milonga es más cuadrada e isocrónica que la de la cifra, lo que permite acomodarse
rítmicamente a todas las formas poéticas para la improvisación, ya sea la cuarteta, la sextilla o la décima.
Todas las payadas son acompañadas por la guitarra, que puede ser una, cuando el payador improvisa
solo, pero pueden ser dos o tres en una payada de contrapunto, lo cual permite "establecer una
referencia métrica permanente e implacable, que permite a los payadores "apretarse" mutuamente en
la necesidad de no errar la rima ni el metro, (Aharonián: 1982).
La mayor parte de las payadas por milonga se componen sobre décimas, precedidas por la guitarra a
manera de preludio instrumental. Este acompañamiento solo de la guitarra lo podemos encontrar tanto
al comienzo de la payada, a manera de preludio, como entre décima y décima, a manera de Interludio.
En reiteradas ocasiones hemos encontrado que la guitarra deja de sonar melódicamente (por lo general
al final de cada décima), y comienza a apoyar el canto del payador con arpegios.
A continuación transcribimos las dos primeras décimas cantadas por Mariela Acevedo y Juan Carlos
López: