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largo de una vía única de ferrocarril de varios miles de kilómetros; por otra parte, la autocracia zarista suscita en el

interior una dura oposición a la guerra; se repiten así, con otra escala, los mismos inconvenientes de la guerra de
Crimea de mediados del siglo XIX. Tras bloquear la flota rusa en Liao-Tung, los japoneses avanzan por Manchuria.
Rusia se ve obligada a enviar su flota del Báltico, que ha de efectuar un periplo interminable a lo largo de las costas
de África y del Pacífico; la batalla de Tsushima -en la que es derrotada la flota báltica- muestra la capacidad de los
modernos navíos japoneses. Por el tratado de Portsmouth, elaborado con el arbitraje norteamericano, Rusia reconoce
los intereses japoneses en Corea y cede Port Arthur, el ferrocarril de Manchuria meridional y el sur de la isla de
Sajalin a cambio de una modesta compensación.
Eliminada la competencia rusa y china, Japón procede a la anexión discreta de la península coreana ya la
explotación económica de Formosa (minas, ferrocarriles, plantaciones agrícolas, escuelas). Se pudo comprobar
entonces que el imperialismo asiático, con su policía omnipotente, no era más benévolo que el europeo. Cuando
muere, en 1912, el emperador Meiji, Japón, aliado de Inglaterra, dueño de los océanos asiáticos, es ya un gigante
industrial y militar al que mira con suspicacia Estados Unidos.

DOCUMENTOS
UN INTELECTUAL JAPONÉS, FUKUZAWA YUKICHI, EN LA INGLATERRA VICTORIANA
Puede realizarse un esquema con las innovaciones que la imitación de un modelo liberal europeo supone para
las tradiciones niponas.

“Cuando preguntaba lo que era una ley electoral y qué clase de institución era un Parlamento, me respondían
solamente con una sonrisa. Significando, sin duda, que se suponía que ningún ser dotado de inteligencia respondería
a tal pregunta. Para mí eran, sin embargo, las cosas más difíciles de comprender. Con esta ocasión aprendí que
existían diferentes partidos políticos -uno liberal y otro conservador- y que estaban continuamente combatiéndose,
según se decía. Durante algún tiempo no pude llegar a entender las razones por las cuales se combatían, ni qué
significaba la expresión «combatirse». Me decían que éste y aquél eran enemigos en la Cámara, pero podía observar a
esos presuntos enemigos que comían y bebían en la misma mesa, y no lograba entenderlo. Me costó mucho tiempo y
mucha reflexión antes de poder tener una vista de conjunto de esos hechos misteriosos separados unos de otros.”
En MUIEL: El fin del shogunato p. 44.

CAPITULO XVIII: DESARROLLO DE LOS ESTADOS UNIDOS


1. EXPANSIÓN DEMOGRÁFICA
Aunque el factor más influyente es la alta natalidad de una población joven, el crecimiento vertiginoso de los
Estados Unidos, desde las 13 colonias hasta el litoral pacífico, no hubiera sido posible sin la constante aportación de
población europea. En 1790 no llegaba a los cuatro millones de habitantes, en 1830 a los trece millones, en 1870
alcanzaba los 40 millones y en 1900 los 75. Es un aumento demográfico fantástico. Recordemos que Europa
multiplica su población por un 2.5 durante el siglo XIX, los Estados Unidos la multiplican por más de 15. Hasta el
final de las guerras napoleónicas Europa retuvo sus contingentes humanos en un período en que la supervivencia de
las naciones reclamaba el esfuerzo militar de los ciudadanos, pero a partir de 1815 la corriente migratoria a través del
océano se intensificó no obstante las difíciles condiciones en que se efectuaba; todavía en 1860 se utilizaban barcos
de vela que tardaban de uno a tres meses en travesías amenazadas por enfermedades contagiosas. Pero los relatos de
algunos viajeros, la correspondencia de los primeros inmigrantes y la propaganda de las compañías estimuló la
curiosidad por el Nuevo Mundo. No fue factor desdeñable la rebaja constante en los pasajes debida a la competencia
de las líneas comerciales: entre 1815 y 1840 el precio del viaje entre los puertos irlandeses y Quebec se redujo a
1/10 y el de Liverpool a Nueva York pasó de dieciséis libras a tres. Inglaterra e Irlanda constituyeron para la joven
nación las grandes reservas humanas que constantemente le remitían oleadas de emigrantes: los alemanes afluyeron de
forma más irregular .Reinhard y Armengaud afirnan que se forma un mundo anglosajón y que por pobreza
demográfica no había surgido anteriormente otro mundo latino. Es decir, para los Estados Unidos fue una fortuna
que coincidiera la constitución de su solar nacional con la revolución demográfica europea: en los siglos anteriores, de
alta mortalidad, el viejo continente no se encontraba en condiciones de transferir masas humanas, como lo estaba en
la centuria decimonónica. Las revoluciones demográfica e industrial inglesas, y en menor medida europeas,
posibilitaron este veloz despliegue por un continente semivacío.
La primera oleada inmigratoria se inicia hacia 1840. En veinte años la población pasa de 17 millones de
habitantes a 32. La mayoría de los inmigrantes eran británicos, presbitertanos del Ulster, católicos irlandeses y
algunos alemanes. Se trataba de personas pobres, pero audaces, quienes después de instalarse en la costa Este se
lanzaron a la conquista de las nuevas tierras, hacia el Oeste. La mayoría eran jóvenes y prolíficos, estaban habituados
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a vivir en el campo o en pequeños núcleos de población y se adaptaron con facilidad a la vida rural en las nuevas
tierras. Algunos se quedaron en la costa de Nueva Inglaterra y otras comarcas del Este, donde las ciudades crecieron
de forma sorprendente. Nueva York alcanzó los 700.000 habitantes, Boston y Filadelfia sobrepasaban los 100.000.
Para los Estados Unidos constituyó una fortuna la sencilla asimilación de estos dos núcleos de nuevos habitantes,
campesinos y duros pioneros, buscadores de nuevos horizontes, en el Oeste; comerciantes y hombres de negocios en
el Este. Se forma en el Nuevo Mundo una sociedad original, sin aristócratas, exclusivamente de burgueses y
campesinos.
La guerra de secesión, interrumpió durante varios años la inmigración al tiempo que provocó, con sus
pérdidas (500.000 muertos), en su mayoría jóvenes, una recesión demográfica. Pero a partir de 1865 se produce la
segunda pulsación demográfica, con la que en 1880 la población norteamericana alcanza el medio centenar de
millones. El aumento ha desbordado el millón anual, en 15 años la población ha aumentado en 19 millones. El
centro de gravedad demográfica deja ahora de ser el Este, al incrementarse las migraciones interiores hacia el Ohio, la
región central y más tarde Texas y California. Las llegadas se producían al ritmo de la evolución económica,
aumentaban en los períodos de prosperidad y se reducían en los de crisis; este ritmo se percibe también en las
migraciones internas.
La distribución geográfica dependía de los orígenes étnicos. Dos tercios de los irlandeses se establecieron en
las zonas costeras del nordeste, desde Nueva York a Boston; un tercio de los alemanes en el valle del Mississippi; la
mitad de los noruegos en Wisconsin; el 70 % de los holandeses en los estados que bordean los grandes lagos; sólo
los ingleses se diseminaron por áreas diversas. Contribuían a esta localización las líneas marítimas -de Irlanda a
Boston y Nueva York, de Le Havre y Hamburgo a Nueva Orleans- y la necesidad de los inmigrantes de ayuda y
trabajo en los primeros momentos, lo que les inclinaba a buscar la vecindad de sus compatriotas. Más que una fusión
total se produjo así un mosaico étnico en el que los grupos mantenían cierta personalidad, lo que no dejó de influir
en la sociedad y la política.
Hacia 1880 la inmigración se intensifica, y aunque en 1890 los Estados Unídos son «un mundo acabado», se
ha alcanzado el océano y no queda tierra libre disponíble, no se interrumpe la afluencia de europeos, con lo que en
los últimos veinte años del siglo los Estados Unidos aumentan en veinticinco millones la cota de su población.
Notas peculiares de la génesis del pueblo americano son el predominio de la población masculina, la
aportación negra, que en el porcentaje del total no deja de decrecer -un millón en 1800 a casi 9 millones en 1900- y
la evicción de la población india, relegada a reservas tras una guerra cruel.. En principio cada Estado actuó en la
cuestión india de forma diferente; en 1826 se les transfirió al oeste del Mississippi, pero la marcha de los pioneros
continuó desplazándolos. Los apaches y comanches del Sur (de Texas a Arizona) y los navajos del centro fueron
vencidos primero; los sioux al Nordeste, de la zona reservada (lowa, Dakota, Nebraska) mantuvieron la resistencia
contra el hombre blanco hasta la batalla de Wounded Knee (1890).

2. EXPANSIÓN TERRITORIAL
La extensión de la soberanía americana hacia el Oeste no obedeció a un plan preconcebido. La expansión
territorial -que puede seguirse en el mapa- se efectuó por diversos procedimientos:
-La compra -como la Luisiana (1803)-, o la conquista disfrazada posteriormente con una compra obligada,
sistema utilizado en la anexión de la Florida, ocupada en una campaña y disimulada esta ocupación con la entrega de
cinco millones de dólares a España (1819). La adquisición de Alaska a los rusos por 7 millones fue el último
capítulo (1867).
-La guerra. El ejemplo más claro es el de Texas. Territorio ambicionado por los plantadores sudistas, a la
búsqueda de nuevas tierras algodoneras, se produjo una lenta colonización por población anglosajona. Cuando en
1835 solicitó su incorporación a la Unión, el presidente Jackson no la admitió; el Norte recelaba admitir un estado
esclavista enorme. Diez años después, un presidente sudista, Polk, piensa no sólo en Texas sino también en
California, para alcanzar el Pacífico. Esta proyección sobre los territorios del Sur provoca la guerra con México. Por
el tratado de Guadalupe-Hidalgo, México se ve obligado a ceder Texas, la parte continental de California y Nuevo
México.
El poblamiento. Zonas semivacías, muchas de ellas, ocupadas por población india,, a la que se expulsa, se
convierten con la llegada de los colonos en nuevos Estados de la Unión. Así se integra Oregón (1859). El paradigma
de este procedimiento es la colonización de Utah por los mormones.
La marcha de colonos hacia el Oeste estuvo fomentada por descubrimientos de riquezas, sobre todo por el
oro de California a mediados de siglo, que provocó verdaderas oleadas humanas y el nacimiento de poblados mineros
en pocas horas, En otros casos una geografía grandiosa, de bosques, como ocurre en el Noroeste, fue atractivo
suficiente. Pero la penetración no hubiera podido ser tan rápida sin ferrocarril, compañero habitual de los pioneros,
Tres grandes líneas transcontinentales atravesaron el territorio de los Estados Unidos. Al norte, la Northern Pacific»
unió Chicago con el puerto pacífico de Astoria; en el centro, la Kansas Pacific» unió Chicago con Sacramento y San
Francisco; en el sector meridional la .Southern Pacific» tenía un ramal a Los Ángeles.

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En el centro del continente Omaha y Kansas City se convirtieron en dos grandes enlaces de las líneas que
partían de Chicago. La influencia del ferrocarril en la explotación del Oeste fue decisiva, como se deduce si tenemos
en cuenta que el centro del continente permanecía, en extensas comarcas, vacío.
La apropiación de tierras se convierte en un rasgo peculiar del mundo americano. El titulo de propiedad se
obtiene por un precio muy bajo o incluso sin pago alguno; así se forma en los estados del Oeste una sociedad de
granjeros, que rotura tierras y estabula grandes rebaños; incluso los estados se delimitan por líneas rectas, sobre
paralelos y meridianos, a la manera de enormes parcelas.
Estos avances no contribuyen a formar un país homogéneo; las divergencias entre el Norte y el Sur no dejan
de acusarse. En el Norte. Nueva Inglaterra se convierte en una poderosa región industrial; en el Sur, la economía se
centra cada vez más en el cultivo y exportación de algodón, y Nueva Orleans en el puerto que da la réplica a Nueva:
York. Los estados del Sur, con esclavos, procuran mantener la mitad de los miembros en el Senado, para lo que se
preocupan de que ingresen en la Unión tantos estados esclavistas como no esclavistas;
La marcha hacia el Oeste es un acontecimiento básico en la génesis de la nacionalidad estadounidense. Un
historiador, Turner, ha afirmado que es un rasgo clave. La existencia de tierra libre al Oeste explicarla, según Turner,
el individualismo, ya que el hombre en las nuevas tierras habría de hacer frente en solitario a situaciones muy diversas;
contribuiría a la democracia, cuyas ideas provienen del Oeste; forjarla un carácter americano; sería una válvula de
seguridad para el excedente de población, con lo que se evitaron tensiones similares a las de la industrialización
europea. La tesis de Turner ha sido discutida y refutada en algunos de sus pilares. Pero es indudable que el ideal de
frontera está presente en la historia americana. Cuando lleguen al Pacífico los americanos buscarán nuevas fronteras
en el ejercicio de ideales imperialistas; en época reciente el presidente Kennedy lanzó su programa de la nueva
frontera» para definir el papel de los Estados Unidos en el mundo.

3. LA DEMOCRACIA JACKSONIANA
Hasta la presidencia de Jackson en 1829 el entramado político norteamericano se apoya sobre frágiles bases:
la Constitución de 1787, a la que sucesivamente hubo que añadir enmiendas; el prestigio de los padres de la
independencia (Washington, Jefferson), que ocupan las primeras presidencias; dos partidos -conservador y
republicano- que son en realidad grupos de notables y que toman las decisiones en comités controlados por los
industriales del Norte o los plantadores del Sur. Desde el primer momento se enfrentan dos concepciones de la nueva
nación: la que: otorga la primacía de las decisiones a cada estado y la que antepone a los particularismos estatales los
intereses nacionales interpretados por un régimen presidencialista y centralista. En Europa se conoce el modelo
norteamericano a través de la obra de Tocqueville, Democracia en América (1831), cuya versión de Estados Unidos
como modelo democrático silencia sus limitaciones y está influida por el proceso de modernización de la vida
política que la gestión de Jackson supuso.
Con el general Jackson llega a la presidencia un hombre del Oeste; los intereses de los pioneros, de los
hombres de la frontera, irrumpen en los programas gubernamentales, hasta entonces orientados por los industriales y
plantadores. Un movimiento de reforma popular da lugar al nacimiento del partido demócrata, bajo la inspiración
del senador Van Buren. Paso decisivo, tras incluirlo en sus Constituciones los nuevos estados, es con el
establecimiento del sufragio universal masculino la extinción del voto censitario reservado a los propietarios. Para
destruir el monopolio del Banco Nacional, que defiende los intereses del Este, Jackson lo suprime y apoya a los
bancos locales. En el orden cultural el impulso a escuelas y periódicos contribuye a incrementar la participación de
los ciudadanos.
Tras romper la prepotencia de los estados industriales, Jackson se enfrenta a los privilegios económicos de los
estados del Sur. Los algodoneros eran partidarios del librecambismo, de vender su algodón, solicitado por las
potencias de la revolución industrial, sin trabas arancelarias; Jackson defiende una tarifa alta. La llamada «tarifa de las
abominaciones, se había establecido antes de la llegada de Jackson a la presidencia, pero es ahora cuando se produce
la declaración de nulidad por una convención de sudistas y un intento de secesión por parte de Carolina del Sur. Una
nueva tarifa, en 1832, estuvo apunto de provocar una guerra de secesión. Jackson combinó la energía y la prudencia;
amenazó con enviar a Carolina del Sur el ejército federal pero al mismo tiempo dispuso una reducción de los
derechos.
¿Fue Jackson realmente un demócrata, el fundador de la democracia en Estados Unidos? Así lo considera
Claude O. Bowers, para quien es un paladín de la democracia, en la línea de Jefferson. Arthur M. Schlesinger, afirma,
que su soporte fueron las clases media y trabajadora de las ciudades, con las que intentó frenar la omnipotencia de los
hombres de negocios. Otros historiadores, como Bray Hammond, creen que Jacksoh no fue un auténtico demócrata
sino un afirmador del poder de la nueva clase capitalista; pero es difícil hilvanar esta consideración de plutócrata con
su inmensa popularidad. Marvin Meyers estima que su presidencia se basó en la persuasión. Del conjunto de estudios
se deduce que Jackson representó un -ideal, el regreso utópico alas viejas virtudes, más que un programa coherente de
transformación. En cualquier caso su periodo es clave en la constitución del modelo político norteamericano.

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4. INICIOS DE LA INDUSTRIALIZACIÓN
Niveau ha señalado tres frenos principales a la industrialización de los Estados Unidos inmediatamente
después de la independencia: el dominio económico de la antigua metrópoli, la escasez de mano de obra y la ausencia
de vías de comunicación, Inglaterra, antes de la independencia. se había esforzado por limitar el desarrollo industrial
de sus colonias de Nueva Inglaterra, su política tendía a hacer de estos territorios una fuente de aprovisionamiento de
materias primas. Con la independencia desapareció este freno, pero durante varias décadas la joven nación no estuvo
en condiciones de competir con los artículos de su antigua metrópoli. Los obstáculos se fueron venciendo; el
incremento de la población fue muy rápido, con lo que la mano de obra, si no sobreabundó como en Europa, por lo
que la revolución industrial se efectuó con menores problemas sociales, sí fue suficiente para permitir el crecimiento.
Las vias de comunicación se construyeron con cierta rapidez. A estos tres frenos hay que añadir otros dos: la
importancia de una tradición artesanal orientada al consumo local y los altos costes de fabricación por el nivel de los
salarios y de las tasas de beneficio. Para desplazar al artesanado y abaratar los costes se imponía un drástico
incremento de la productividad, objetivo en el que confluyeron las innovaciones técnicas y los sistemas de
organización del trabajo.
Lo mismo que otros países, los Estados Unidos se beneficiaron de las técnicas inglesas. Un inmigrante,
Samuel Slater, fabricó en 1789, a partir del modelo de Arkwright, la primera máquina de hilar algodón; Oliver Evans
inventó una máquina de vapor de alta presión; Fulton contribuyó a la construcción de los primeros barcos de vapor.
Pero en el crecimiento industrial más que los inventos aislados, muchos de ellos inspirados en técnicas europeas,
influyó la aplicación temprana de la división del trabajo, iniciada ya por Oliver Evans en 1782. En 1800 en
Conecticut se construyeron armas con piezas standard, intercambiables. Las reparaciones resultaban así muy sencillas,
pero también la producción, porque cada sector fabricaba únicamente una pieza y la última sección procedía al
montaje. El proceso de producción en cadena permitió una extraordinaria expansión de la industria americana. Esta
técnica de especialización del trabajo se aplicó primero en industrias de armamento, sobre las que actuaba una
constante demanda del gobierno; luego se extendió el sistema a otros sectores.
La expansión fabril, tras una crisis de cuatro años, puede fecharse hacia 1820. Un arancel proteccionista,
establecido en 1816, permitió en aquel año la expansión de empresas textiles y de calzados de Massachusetts. Los
estudios monográficos de empresas y las estadísticas industriales de algunos estados (Connecticut. Nueva Jersey,
Nueva York, Pensilvania, Rhode Island) permiten comprobar en esta década una expansión espectacular. En 1860
los Estados Unidos se han colocado en el segundo lugar del mundo por sus índices de fabricación. El ciclo de
desarrollo se distingue por su ritmo acelerado. El papel de motor lo juegan sucesivamente las industrias textil y
siderúrgica.
En los tejidos el millón de husos de algodón de 1830 se ha multiplicado por cinco en 1860. y las factorías se
han concentrado, en vísperas de la guerra civil, en Nueva Inglaterra. El telar mecánico de Lowelly la máquina de coser
inventada por Elias Howe en 1846 contribuyeron al aumento de la productividad. En esta etapa todavía
predominaba la producción de paño basto y los tejidos de calidad fina se importaban de Inglaterra; no obstante, la
acumulación de capitales y el impulso suscitado por la demanda de maquinaria textil constituyen dos procesos claves
del papel que el algodón jugó en la industrialización norteamericana. Ante el ritmo expansivo de la demanda la lana
experimento un proceso de aumento paralelo al del tejido algodonero, incluso con su localización en Nueva
Inglaterra, lo que distingue el modelo estadounidense del inglés, en el que se produce el desplazamiento progresivo de
la lana. La industria del hierro, localizada en principio en el estado minero de Pensilvania, y luego en Massachusetts y
Nueva York, fue estimulada por la construcción de los ferrocarriles. La primera línea se puso en servicio en 1830,
muy pocos meses después de la primera línea inglesa. La financiación se afrontó primero con inversiones extranjeras,
luego fue aumentando la participación del ahorro privado norteamericano. Entre 1850-1860 la línea se triplica, hasta
alcanzar los 50.000 kilómetros. En esta etapa la construcción ferroviaria absorbe parte importante de la producción
de hierro.
La guerra de Secesión provocó una recesión en los años 60. Pero la reconstrucción tras la paz supuso otro
campo de inversión.

5. EL PROBLEMA DE LA ESCLAVITUD
Causa fundamental de la guerra de Secesión, elemento de discordia entre Norte y Sur y amenaza para la
existencia de Norteamérica como nación, el problema negro es para el historiador del siglo XIX elemento
inesquivable en el análisis del desarrollo americano. Sólo en fecha reciente algunos estudios han intentado despojar el
tema de su carga emocional; el sueco Myrdal, con la aplicación de los métodos sociológicos, ha contribuido a los
planteamientos no pasionales. Punto de debate común a la última historiográfica sobre el tema es el de la rentabilidad
del esclavo; aunque no faltan las tesis negativas, de los datos aportados por Kenneth M. Stampp se deduce que la
persistencia del sistema esclavista se debió a que constituía la base de la economía de los Estados algodoneros. Ante la
demanda creciente de la industria europea la producción de algodón se duplica cada diez años; en 1860 supone los
dos tercios del valor de las exportaciones de los Estados Unidos. Para atender a una producción expansiva no deja de
crecer el número de esclavos negros, tres millones en 1850, cerca de cuatro millones en 1860, ni de aumentar su valor
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en el mercado, por los que se llega apagar en el caso de los mejores trabajadores, 2.000 dólares. Algunos estados.
Georgia. Carolina del Sur. Tennesse. Mississippi, obtienen todos sus ingresos de la venta de algodón y compran los
productos industriales; por añadidura, los más poderosos plantadores de las viejas tierras venden a los más recientes
Estados algodoneros, como Alabama y Texas, esclavos jóvenes que proporcionaban sustanciosas ganancias, ya que su
coste se había reducido a la manutención. Los sudistas creen en una civilización basada en el trabajo agricola por
medio de brazos esclavos ya su defensa teórica consagran los más dogmáticos argumentos de filosofia social, desde las
necesidades de la economía a la afirmación de que el clima del Sur sólo permite el trabajo negro o la de que los
negros sólo trabajan bajo la compulsión de la carencia de libertad. Con razón escribe Stampp que no era simplemente
una institución económica, la esclavitud «formaba parte de un modelo social pervertido».
Si la faceta económica se nos aparece con paladina claridad, la vertiente política resulta más sutil y compleja.
Ya en 1787 se había planteado la cuestión de la abolición, pero los constituyentes no tomaron ninguna decisión y
sobre el supuesto de que la esclavitud constituía una forma de propiedad establecieron en la Constitución que cada
Estado decidiría las formas de armonizar los intereses de los propietarios y los derechos humanos que el texto
constitucional tan solemnemente proclama. Los fundadores confiaban en que la cuestión se decidiría por una toma
progresiva de conciencia, y en 1807 se decreta la prohibición de la trata, pero la marcha de la economía tuvo más
fuerza que las normas legales. En 1830 se firma un compromiso, por el que la línea Mason-Dixon delimita los
Estados en los que .la esclavitud está abolida, al Norte, de los que la mantienen, al Sur. Mas, ¿qué ocurriría con los
nuevos Estados incorporados ala Unión por la marcha hacia el Oeste? Una verdadera carrera de esclavistas y
abolicionistas se produjo en algunos Estados, para in- tentar incrementar el bando propio. La esclavitud se convertía
en el motivo fundamental de disensión en la formación territorial de los Estados Unidos. Cuando en 1854, a
propósito de la introducción de la esclavitud en Kansas se decidió en el Congreso que estas cuestiones las decidiesen
los habitantes de los nuevos Estados, colonos del Norte y del Sur se precipitaron sobre Kansas con el propósito unos
de establecer la esclavitud, otros de abolirla, e incluso se llegó a una guerra civil localizada.
En el Norte, aunque subsistían leyes discriminatorias para los negros, que les privaban de derechos políticos,
la inexistencia de plantaciones algodoneras y el humanitarismo de los textos programáticos de la nación confluyeron
en suscitar un movimiento de repulsa, que se manifestaba principalmente en la resistencia a la entrega de los esclavos
huidos del Sur. El más activo fundador del movimiento abolicionista fue Garrison director del periódico de Boston
El Liberador y promotor de la «Arnerican Anti-Slavery Soeiety». Un negro libre, Frederick Douglas, se erigió en otro
fustigador de las miserias de la esclavitud. Como la Constitución dejaba entrever y una ley de 1850 precisaba la
obligación de entregar al propietario los esclavos huidos, éstos sólo se encontraban seguros cuando podían pasar a
Canadá. Los abolicionistas crearon líneas de refugios que llevaban a los esclavos al país vecino; uno de estos refugios
fue la casa de la escritora Harriet Beecher Stowe, cuya novela La cabaña del Tío Tom acabó de galvanizar las
conciencias, a pesar de que formula un planteamiento sentimental del problema; se conserva gran parte de la
correspondencia que la novela suscitó y por ella sabemos de la irritación en el Norte por la persecución de los
fugitivos y en el Sur por lo que consideran ataques a sus intereses.

6. LA GUERRA DE SECESIÓN (1861-1865)


Momento clave en la consolidación de la nación norteamericana es la guerra de Secesión; muchos
historiadores la han considerado un conflicto inevitable, dados los intereses contrapuestos entre los Estados del
Norte y del Sur, La esclavitud de los negros es la cuestión más grave, pero el enfrentamiento debe encuadrarse de
forma más amplia; se contraponen dos economías, dos formas de vida y dos concepciones del Estado federal.
El Norte, incapaz de vencer la concurrencia de los productos industriales europeos, se protege con tarifas
aduaneras, a cuyo abrigo Nueva Inglaterra disfruta del monopolio del mercado nacional. Por el contrario, los
plantadores del Sur, que venden sus mayores partidas de algodón en el Lancashire inglés, disponen de liquidez y de
crédito en los Bancos y adquieren muebles o vestidos lujosos en Europa, de cuya ostentación hacen su modo de vivir
aristocrático, pero su costo está recargado por las tarifas norteñas. Una vez más el conflicto entre proteccionistas y
librecambistas enfrenta a dos grupos de intereses; de la confrontación económica a las tensiones psicológicas el
camino es rápido, de ahí que Randall haya matizado que la palabra que explica la guerra no es esclavitud, ni derechos
de los Estados, ni oposición de civilizaciones, sino fanatismo, fanatismo por ambas partes.
En el terreno estrictamente jurídico la cuestión era complicada. ¿Constituían los Estados Unidos un Estado
federal indivisible en el que los intereses del conjunto debían prevalecer sobre los de cada miembro, o una simple
yuxtaposición de entidades soberanas con capacidad para romper en un momento sus vínculos? En las elecciones
presidenciales de 1860, entre otros candidatos, se presentan el demócrata Breckinridge como defensor de los intereses
esclavistas y el republicano Abraham Lincoln, encarnación de los pioneros del Oeste y ardiente apóstol de la
abolición. En algunos estudios, por ejemplo los de Beard, se ha resaltado el apoyo del Oeste, el Norte solo quizá no
hubiera vencido con claridad en la guerra. Lincoln, hasta entonces poco conocido en las esferas políticas, es el
hombre que une frente al Sur agrario. A su triunfo contribuyó la división de los votos demócratas entre Stephen
Douglas y Breckinridge. Un mes después de su elección, en diciembre de 1860, Carolina del Sur proclama que la
Unión ha sido disuelta; en dos meses más la siguen Georgia, Florida, Mississipi, Alabama, Luisiana, Texas, Carolina
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del Norte, Tennesse y Arkansas, así como la zona oriental de Virginia. Los once Estados forman una confederación y
designan presidente a Jefferson Davis y capital a Richmond. Aunque hubo sectores de la política y la prensa norteña
partidarios de dejar a los sureños partir en paz, Lincoln proclamó como su primer deber de presidente el
mantenimiento de la Unión.
La guerra civil ofrece bastantes novedades militares. Se utiliza el fusil de ánima rayada que se carga por la
culata, lo que suponía entonces un progreso notable; juegan un papel clave los ferrocarriles, para el transporte de
tropas, lo que se convierte en una ventaja para el Norte, con una red más densa; y se recurre a la guerra total, de
destrucción del adversario, como la campaña de Sheffilan a través del Sur, más dura y cruda que la tradicional guerra
de movimientos, y que supone, además, la movilización de millones de ciudadanos. Los 19 Estados del Norte, sin
esclavos, tenían una población de unos 19 millones de habitantes, frente a los II Estados secesionistas, con 5.5
millones de blancos y 3.5 millones de negros. Cuatro Estados esclavistas -Missouri, Kentucky, Delaware y Maryland-
, con 2.5 millones de blancos, permanecieron fieles a la unión, lo que significó importantes ventajas estratégicas para
el Norte, pero muchos de sus habitantes acudieron a combatir como voluntarios al lado de los esclavistas. Si la
superior potencia demográfica del Norte era evidente, más aplastante resultaba su superioridad industrial, con
variedad de recursos y una de las grandes zonas marítimas del mundo, la costa de Nueva Inglaterra, por lo que se
explica su supremacía naval. Parecía fácil, con el control del mar cortar el comercio del Sur y asfixiarlo. Sin embargo,
la guerra dura cuatro años; ninguno de los contendientes estaba preparado para el conflicto y el Sur tuvo tiempo para
improvisar cultivos alimentarlos e industriales esenciales. Además los negros permanecían ajenos a la guerra, no se
produjo un levantamiento que quizás hubiera hundido al Sur. Así se explica la duración del conflicto y la
consiguiente amplitud de las destrucciones y las secuelas de resentimiento y odio.
Se pueden distinguir dos teatros de operaciones. Al Este, entre los Apalaches y el mar la zona de contacto
Norte-Sur es una banda estrecha de valles y bosques; cercanas están las dos capitales. Washington, la de la Unión, y
Richmond, la de la Confederación. La posición de Washington es particularmente expuesta, con líneas de ferrocarril
que pueden ser cortadas: en esa zona centran sus esfuerzos los confederados. Al oeste de los Apalaches la frontera
esta en parte determinada por el río Ohio; sus grandes afluentes, el Tennessee y el Cumberland, constituyen vias de
penetración hacia el Sur. En esta zona abierta las ventajas son grandes para los ejércitos de la Unión.
Los esfuerzos iniciales por decidir de manera rápida la guerra se convierten en un fracaso. El general nordista
Mac Clelan era hombre lento, que no pudo rematar el asedio de Richmonll. El general sudista Robert Lee poseía una
mayor visión estratégica y soñaba con desbordar Washington por el Norte. Confiaba en conseguir el apoyo del
Estado Sclavista Maryland, precariamente leal a la Unión, pero la precipitación de la operación se saldó con un
fracaso y la deserción de numerosos soldados fatigados.
En el Oeste, donde la guerra hubiera podido ser conducida con mayor capacidad de penetración por los
unionistas, no se realizaron empresas decisivas, lo que refleja la desorientación de sus estrategas en cuanto a la
importancia de los ferrocarriles ya las posibilidades de penetración por los valles de los ríos. Para lo que disponían de
una importante flota fluvial. En el mar los barcos de la Unión intentan establecer un bloqueo del Sur, pero nunca lo
consiguieron del todo, porque un viejo barco sudista, el Merrimac, reforzado con planchas de hierro, se convirtió en
un arma de guerra casi invencible,
Con la sustitución de Mac Clellan por nuevos generales. Grant, Shennan y Sheridan, los unionistas efectúan
planteamientos estratégicos de mayor inteligencia: fundamentalmente se busca el control de varios puntos vulnerables,
nudos de comunicación del valle del Mississipi. Una flotilla, remontando el brazo principal del Mississipi, toma
Nueva Orleáns, el gran puerto de exportación del algodón, lo que perturbó gravemente el comercio exterior pe los
confederados.
En el verano de 1863 el Norte se encuentra en una situación de prosperidad económica: exporta granos a
Europa y sus fábricas, en todo momento bien provistas de hierro, producen al máximo. El año anterior se ha
cumplido una promesa electoral de los republicanos a los pioneros del Noroeste. la ley de «Homestead», que
concede gratuitamente tierras federales, con la que se impulsa la colonización interior con 15.000 explotaciones
nuevas. Por el contrario, el Sur padece todos los sufrimientos de la guerra. Su economía era casi de monocultivo,
centrada en varios productos básicos, el más importante el algodón -además tabaco, azúcar-, y su industria estaba
poco desarrollada. Ahora no vende ni recoge algodón, carece de alimentos básicos y experimenta una peligrosa
escasez de hierro. En los transportes ferroviarios su situación llega a ser dramática, al no poder reparar las vías ni
reemplazar el material deteriorado, con lo que no puede avituallar a las ciudades, superpobladas por los refugiados, ni
a los ejércitos del frente. Todavía hace un esfuerzo decisivo, la expedición de Lee a Pensilvania, que sólo sirve para
comprobar la tenacidad del Norte. Para no aumentar la resistencia Lee procura evitar todo pillaje, pero esta
preocupación limita la velocidad de sus movimientos. En Gettysburg es derrotado ya duras penas puede salvar su
ejército. Gettysburg es la batalla más mortífera de la guerra; el ejército nordista, de 93.000 hombres, pierde 23.000;
los confederados, 28.000 de los 70.000 que constituían la totalidad de sus efectivos. Pocos días después, en el mismo
mes de julio de 1863, Grant y Sherman toman Vicksburgo, la gran fortaleza del Mississipi, lo que supone una
pérdida decisiva para los sudistas en el Oeste.

171
Desde el invierno de 1864 el Sur vive una auténtica agonía. Lee llega a armar a negros, a los que promete la
libertad, con lo que los confederados adoptan la decisión contradictoria de luchar por evitar aquello que precisamente
conceden. Las marchas de Sherman, desde la costa hacia el interior de los Estados confederados, provocan
destrucciones y pérdidas decisivas. En marzo de 1865 se produce el asalto a Richmond. El gobierno confederado,
presidido por Jefferson Davis, huye. En la aldea de Appotamox, los dos generalísimos, Grant por el Norte, Lee por el
Sur, firman el armisticio, con el que los Estados confederados vuelven a la obediencia de Washington y aceptan la
abolición. Cinco días después, el 14 de abril de 1865, el presidente Lincoln, campeón de la libertad de los negros;
muere asesinado. Es la última víctima de una guerra que ha provocado medio millón de muertos y centenares de miles
de heridos y mutilados.

7. LOS PROBLEMAS DE LA RECONSTRUCCIÓN


El período que sigue a la guerra civil es crítico en la forja de la personalidad nacional de los Estados Unidos;
la contienda ha dejado una herencia de odios y cuestiones acuciantes cuya resolución es difícil. Aparte de los morales,
la división de las conciencias, la mezcla de aversión y desprecio que los hombres del Sur experimentan por los
yanquis norteños, podrían distinguirse tres tipos de problemas: la incorporación política de los Estados del Sur ala
Unión, la integración social de los negros y la recuperación de los destrozos económicos provocados por las
operaciones bélicas.
El recelo de los Estado del Norte hacia los del Sur se había puesto de manifiesto y durante la guerra, al
oponerse el Congreso a la amnistía prometida por Lincoln a aquellos Estados en los que el 10 % de los electores de
1860 restasen un juramento de fidelidad a la Unión; cuando en 1864 Arkansas y Luisiana solicitaron este beneficio,
el Congreso, considerando excesivamente liberal la propuesta de Lincoln, exigió el 50 % de juramentos de electores y
la exclusión de los rebeldes que hubiesen participado en hechos de armas. El choque entre el Presidente y el Congreso
se produjo con Andrew Johnson, vicepresidente con Lincoln y sucesor suyo en la presidencia. Jonson, estimando que
aplicaba ideas de su predecesor, amnistió a los confederados que prestaban el juramento, y se organizaron gobiernos
provisionales en algunos Estados que reunirían convenciones para aceptar la emancipación de los esclavos y las
deudas de guerra. Pero el Congreso, considerando al Sur como una provincia conquistada, estableció que el retorno
ala federación debería ser decidido por ley y debatido en el Parlamento. Este disentimiento entre el presidente y los
congresistas inició los primeros roces graves entre el poder ejecutivo y el legislativo.
Abolida la esclavitud, la situación de los negros no deja de ser precaria. La enmienda XIII a la Constitución es
categórica en cuanto a la supresión legal de la esclavitud: «No existirá, en toda la extensión de los Estados Unidos o
en ningún lugar sometido a su jurisdicción, ni esclavitud ni servidumbre forzada, salvo por castigo de un Crimen del
que el culpable habrá sido declarado con- victo», pero la norma constitucional no soluciona la inserción del negro en
la sociedad norteamericana. Otras enmiendas, la 14, que prohíbe limitar los privilegios de los ciudadanos, y la 15,
más directa, que establece que los Estados rebeldes consignarán en sus constituciones el voto de los negros, no
consiguen tampoco eliminar la discriminación. La Oficina de Liberados, creada por Lincoln, actuó durante 17 años
para integrar a los ex esclavos en la vida civil, Johnson permitió que los Estados del Sur promulgasen «códigos
negros», que con subterfugios como el de la exclusión de los analfabetos o el del requerimiento del derecho de voto
en dos generaciones precedentes, anulan los derechos políticos de los antiguos esclavos. Pero nuevamente el
Congreso, receloso de que el Sur recuperase caracteres diferenciales, invalidó la decisión presidencial e intentó la
destitución por el procedimiento denominado «impeachment». Una cuestión de gran importancia se plantea. Según
la Constitución de 1787 los Estados del Sur estaban representados en el Congreso en proporción a su población
blanca, más 315 de lo que le correspondería por el número de sus esclavos. Abolida la esclavitud, la representación de
los II Estados ex confederados debía pasar de 61 a 70, resultado paradójico e inadmisible para el Norte, pero si se
excluía a los negros la representación del Sur pasaría de 61 a 45. El Congreso decidió que el Sur sólo podría calcular
su representación contabilizando a los negros en el caso de que éstos tuviesen efectivamente derecho de voto.
El rechazo de los negros en el Sur se refleja en la proliferación de asociaciones ultraderechistas -«Camisas
Rojas», «Ligas Blancas», «Clubes del Fusil,-, de las cuales la más importante es el Ku Klux Klan, que se organiza en
1866 e intenta, con sus prácticas terroristas, expulsar de los territorios meridionales a los negros; el método de la
intimidación se sobrepone con frecuencia a las normas legales. En 1869 el sector radical del Norte lleva a la
presidencia al general Grant; el Congreso decreta la abolición de los «Códigos negros», pero paulatinamente la
incorporación política del Sur deja olvidado el problema racial, hasta el punto de que los negros abandonan al
partido republicano y vuelven sus ojos hacia el partido demócrata. Por otra parte, la abolición no ha sacado a los
antiguos esclavos de su miseria; igual que los siervos rusos esperaban recibir una parcela de tierra y ganados, pero de
hecho la abolición no fue acompañada de ninguna medida de distribución de bienes y muchos negros libres tuvieron
que solicitar trabajo a sus antiguos dueños en condiciones poco equitativas.
Durante bastantes años la miseria del Sur perduró con trazos dramáticos; los plantadores se arruinan,
empresarios del Norte compran a bajo precio las plantaciones que se venden y hacen negocios al amparo del ejército
de ocupación. Con la crisis internacional de 1873, en la que se produce un hundimiento de los precios agrícolas, el
descontento del Sur aumenta. Se produce entonces un cambio de política: se evacua el ejército de vigilancia y se
172
permite a los Estados sureños seguir su propia política con respecto al problema negro; las enmiendas de la
Constitución se interpretan casuisticamente. En 1.878 la producción de algodón ha alcanzado ya los niveles de
preguerra, pero la baja de los precios en casi un 50 % y la del trigo en un tercio en el último cuarto de siglo
prolongan una situación de pauperismo agrario que persiste hasta la Segunda Guerra Mundial. Lo que ha sido
denominado Nuevo Sur es un área que se industrializa pero aun ritmo menos intenso que Nueva Inglaterra; un cierto
retraso económico, una sociedad más conservadora, más fuertemente nostálgica del pasado, y un intenso sentimiento
de discriminación hacia el negro van a señalar los perfiles de unos Estados que mantienen con orgullo sus rasgos
diferenciales.

8. EL DESPEGUE DE UNA GRAN POTENCIA


En el período que va del final de la guerra civil al estallido de la Primera Guerra Mundial los Estados Unidos
se convierten en la primera potencia industrial y agrícola del mundo. Un factor fundamental de despegue es el
rapidísimo aumento de la población, que con el aporte de la inmigración europea se triplica entre 1860 y 1910; la
mano de obra y los capitales llegan en el momento oportuno del extranjero. No menor papel jugaron las
innovaciones constantes en la maquinaría y el desarrollo de nuevas fuentes de energía, aplicadas al motor de
combustión interna; el país posee o suscita los elementos que definen la segunda revolución industrial. Es la era de los
gigantes de la industria, de los Rockefeller. Morgan. Carnegie. Ford, Vanderbilt. El influjo de la guerra de Secesión
en el despegue no está claro; desde luego fue para la industria un factor de estímulo, en la producción y los
transportes. Pero es tras su término cuando la expansión adquiere un ritmo decidido. Así la red férrea sólo presentaba
una trama densa en el Este; a partir de 1865 la construcción avanza hasta alcanzar casi 70.000 kms en 1870; la
inversión no selectiva en el ferrocarril contribuye a la crisis de 1873, pero inmediatamente se vuelve a la fiebre
constructiva y en 1900 los Estados Unidos poseen alrededor de los 300.000 kms de vías férreas.
La red ferroviaria supone una enorme ventaja para las regiones del Centro y el Oeste, que pueden transportar
sus productos hasta la costa atlántica y remitirlos a Europa. La expansión se señala por un extraordinario crecimiento
de la ganadería, en ranchos inmensos, sobre la que se monta una industria de la carne con sus centros en Chicago y
Kansas City. De la misma manera es posible trasladar el trigo desde las planicies de Oregón, a 500 millas del mar,
hasta la costa Este, y con la navegación a vapor colocarlo en los mercados europeos a unos precios que provocan una
crisis aguda en la agricultura no competitiva del viejo continente. El cultivo es extensivo; apenas se conoce en
Norteamérica el bracero sin tierras ni el sistema de arriendos; son los propietarios los que explotan directamente sus
posesiones con el criterio capitalista de la máxima rentabilidad. El comercio de exportación alcanza cifras de vértigo;
en el quinquenio 1875 a 1880 los ganaderos norteamericanos venden más de medio millón de cabezas de ganado
vacuno, cerca de un millón de ganado lanar, y algo más de 300.000 cerdos, además de varios centenares de millones
de libras de carne fresca, en conservas y mantecas. El primer capítulo en la conquista comercial del mundo lo escribe,
por tanto, el campo. La agricultura:
- se mecaniza, en parte por la escasez de brazos, con una intensidad desconocida en Europa;
- se especializa, en regiones exclusivamente dedicadas al trigo, o al maíz, al algodón:
- se desplaza hacia el Oeste
-aumenta su producción hasta producir la mitad del algodón mundial, los dos tercios de maíz, los tres quintos
del trigo.
La expansión industrial se apoya en los enormes yacimientos de carbón, especialmente los de Pensilvania, y de
petróleo (Apalaches, California, Texas), que le convierten en una potencia mundial energética, cuando los europeos,
con excepción de Rusia, carecen de esta fuente motriz de la segunda revolución industrial. Sus recursos mineros,
hierros del lago Superior, cobre de Michigan y Montana, plata de Nevada y Colorado, compensan el descenso de oro
de California, hasta que el descubrimiento de los yacimientos auríferos de Alaska (1893) provoca una nueva «fiebre
del oro.
La concentración industrial esa un tiempo geográfica (en el Nordeste}, técnica (fábricas cada vez mayores) y
financiera (trusts).
A esta etapa de desarrollo continuo y veloz llama el economista norteamericano Rostow marcha hacia la
madurez, previa al estadio definidor del super-capitalismo o era del consumo en masa. Rostow cree que en la rápida
expansión de la economía norteamericana no participaron sólo factores económicos sino también factores políticos e
internacionales que la distinguen de la misma fase de la expansión de Rusia: «La marcha hacia madurez aconteció en
los Estados Unidos, después de la guerra civil, en un ambiente de relativa libertad política -a excepción del Sur-, en
una sociedad estrechamente vinculada con la economía internacional, en una época de paz y, por lo general, con
crecientes niveles de consumo por persona. En Rusia acaeció durante las tres décadas posteriores a 1928, en una
economía prácticamente cerrada, con un horizonte de guerra y de preparativos bélicos, que no disminuyó la difusión
de la tecnología, pero que sí limitó el aumento del consumo; y ocurrió con algo más de 10 millones de miembros de
las fuerzas de trabajo ocupados con regularidad en trabajos forzados hasta hace pocos años.»

173
9. LA DEMOCRACIA CONTROLADA
Todavía a finales del siglo XIX la vida política norteamericana mostraba un grado elevado de inmadurez. Si se
entiende por democracia la posibilidad de elegir entre varias opciones gubernamentales y de controlar posteriormente
la honestidad con que se aplican los programas electorales ha de pensarse que en los Estados Unidos persistían
elementos de desviación de los deseos populares por causas diversas: ..
-ausencia de ideologías, lo que reduce los programas de los partidos a manifiestos coyunturalistas a la caza de
votos. Así puede explicarse la composición bifacial del partido demócrata, cuyo electorado del Sur es ferozmente
reaccionario, mientras de sus bases industriales del Norte proceden los sectores más liberales. O contradicciones entre
el mundo rural y urbano, evidentes en el partido populista, fundado en 1890, que canaliza las quejas del campo en su
programa (nacionalización de los ferrocarriles, telégrafo y teléfono, prohibición de las propiedades territoriales para
los extranjeros, elección de senadores por sufragio universal) sin que, en cambio, encuentre atención en los sectores
obreros.
-intervenciones de los barones de la industria y las finanzas, quienes consideran la política como un
instrumento más de expansión de los negocios y llenan los Rabinetes de Cleveland v McKinlev-
-limitaciones en el ejercicio de voto de los negros y de grupos marginados, como los pobres blancos.
-escaso control en bastantes zonas de la limpieza del proceso electoral; así informa Wharton: Las urnas se
llenaban de votos, se falseaban los resultados y se valían de mil argucias para anular los votos de la oposición
No parece exagerado el juicio de los historiadores de que las dos grandes formaciones políticas, republicanos y
demócratas, son, a partir de 1876; máquinas electorales que funcionan como empresas atentas a un mercado de tipo
particular, el de los votos de los ciudadanos. El partido republicano, más unido pero con menor atractivo popular,
controló el Senado y triunfó durante cuarenta años en las elecciones presidenciales (excepto los dos periodos de
Cleveland) entre 1865 y 1913; los demócratas, que aglutinan los sectores sociales descontentos; obreros del
Nordeste, inmigrantes, se hicieron fuertes en la Cámara de Representantes.
Del examen de los debates políticos en las Cámaras se desprende la ausencia de los grandes problemas
nacionales, la reducción de muchas confrontaciones a rivalidades personales y el monopolio de temas que atañen
directa mente al mundo de los negocios, como la gestión de las finanzas públicas y la elevación de las tarifas
aduaneras.

10. NACIMIENTO DEL IMPERIALISMO: EL 98


La proyección de los Estados Unidos fuera del continente americano se había iniciado a mediados del siglo
con su penetración en el recinto cerrado del mundo japonés. En 1898 se enfrenta a España y retiene -de diversos
modos- las posesiones españolas. Cuba, Puerto Rico y Filipinas, en litigio. Parece anunciarse ya la era de las
responsabilidades mundiales. Esta política expansiva está suscitada por los hombres de negocios americanos, que
proyectan su campo de acción hacia otros Continentes, en los que buscan mercados o suministros de materias primas.
A McKiruey le sostienen algunos de los más poderosos trust, que al tiempo que los resortes de la economía controlan
los grandes diarios.
La guerra contra España, en 1898, es un momento clave, ya que en ella se exhibe la superioridad militar de la
nueva potencia sobre una vieja nación europea. ¿Cuáles son las causas de este conflicto, en el que sé produce el primer
enfrentamiento directo con una nación del Viejo Continente? En un trabajo de Foner se han sistematizado tres tipos
de motivaciones como desencadenantes de la intervención norteamericana en el problema cubano:
Humanitarias, de ayuda a los cubanos, sobre las que se ironizó en Europa; el Times londinense consideraba
que estas alegaciones filantrópicas que enarbolaban premisas de la doctrina de Monroe, constituían un disfraz;
incluso dentro de los Estados Unidos The People, órgano del Partido Socialista, afinaba que la invocación a la
libertad de Cuba parecía un ardid burdo.

Económicas, como resaltaba el Tribune de Nueva York: «La guerra en que hemos intervenido ha sido
eminentemente una guerra económica provocada por fuerzas comerciales, financieras e industriales», y Hobsor: el
economista inglés, en su estudio sobre el imperialismo (1902) acusa; los Rockefeller, Morgan y asociados, en contra
de los historiadores americanos que aseguran que en ese momento no necesitaban las empresa estadounidenses el
mercado cubano.
Psicológicas; una atmósfera de histeria bélica fue suscitada por las informaciones deformadas del World de
Pulitzer v el Joumal de Hearts. Wiljinson, en 1932, acusó a la prensa amarilla de no reparar en medios para
conquistar el mercado de las noticias; y, en efecto, frente a los 200.000 ejemplares diarios de los periódicos no
intervensionistas, los belicistas alcanzaron tiradas de 800.000 ejemplares en las semanas de tensión y el millón al
iniciarse el conflicto. Norden (Así se hacen las guerras) acusa al corresponsal de Hearts en La Habana, Remington,
de la invención de noticias que engendraron en el pueblo norteamericano una profunda aversión antiespañola.
La superioridad militar norteamericana en las batallas de Cavite y Santiago sentenció la suerte de la
conflagración. En el Tratado de París predomina la postura radical del secretario de Estado Hay, partidario de que
todas las posesiones españolas. Cuba. Puerto Rico. Filipinas, pasen a depender, con diversos estatutos, de los Estados
174
Unidos. En ese momento se inicia una etapa de expansión extracontinental. No faltan sectores que se oponen a las
cláusulas de la Paz ya cualquier aventura mundial, encabezados por el ex-presidente Cleveland, el líder sindicalista
Gompers, el potentado Carnegie, el escritor Mark Wain, pero las ventajas económicas de la expansión tenían más
fuerza y la filosofia del destino manifiesto, de las responsabilidades mundiales del pueblo americano, las imbuyó de
un ropaje idealista. En 1899 Hay hace suya la teoria de la «Puerta abierta., que con el argumento de oponerse a.
cualquier discriminación comercial en China abre el continente asiático para los productos americanos.
Se han dado diferentes explicaciones de esta expansión extracontinental. Fohlen asegura que hay que descartar
la económica, de necesidad de mercados: en 1898 el mercado interior. Gigantesco, ofrecía posibilidades de expansión
sin necesidad de aventuras exteriores. Los medios financieros eran reticentes ante empresas bélicas, aunque es más
dudoso que lo fueran todas las empresas industriales.
En la tesis de Turner de considerar a la frontera como médula de la historia estadounidense cabria relacionar
el final de la ocupación del, territorio continental, en 1890, con la aparición de un deseo de proyección más lejana: el
imperialismo seria la nueva frontera. No faltan por entonces escritores que sostienen un cierto darwinismo
internacional, como Josiah Strong, quien considera que el hecho de haber ocupado un continente de mar a mar es
prueba de la superioridad del pueblo americano y que una nueva etapa exige de sus conciudadanos llevar a todo el
globo la doctrina verdadera del protestantismo, de la democracia y de la libre empresa, un contralmirante de Marina,
Alfred Mahan, descubre hacia 1885 la importancia de poseer el control de los océanos; al finalizarse la ocupación
continental, en 1890, considera llegado el momento de sistematizar sus ideas en un libro de enorme repercusión. La
influencia del poder marítimo en la historia; los Estados Unidos, con un inmenso territorio terrestre, necesitan poseer
bases navales estratégicamente situadas a lo largo de las rutas comerciales. Estas ideas fueron apoyadas por políticos
relevantes, como Henry Cabot Lodge, e influyeron en Teodoro Roosevelt, subsecretario de Marina en 1897, luego
presidente de los Estados Unidos y representante de la política dura, del «gran bastón», en los problemas
internacionales. Roosevelt creía que las naciones civilizadas debían controlar a las más atrasadas. Sus intervenciones
en Venezuela y en el Caribe fueron el preludio de la conquista de Panamá y del control del canal por Norteamérica
durante el siglo XX.

DOCUMENTOS
ESTADOS UNIDOS: ORIGEN DE LOS INMIGRANTES

Fuente: J. GUIGUET: Aspects de la civilisatioñ amérícaine. París, Colin, p. 11

2. ESCLAVITUD y ALGODÓN. CIFRAS


Correlacionar y comentar las tendencias de las dos tablas. Dibujar las gráficas de la producción de algodón y
la de esclavos en el Sur.

175
LA CUESTIÓN DE LA ESCLAVITUD
Aumento del número de esclavos en el Sur.
NORTE- ESTE CENTRO -NORTE SUR
Esclavos Negros Esclavos Negros Esclavos Negros
1800 36370 83066 135 635 857097 918336
1810 27081 102237 3304 6934 1160977 1268237
1820 18001 110724 11329 18260 1508692 1642672
1830 2780 125214 25879 41543 1980384 2161885
1840 765 142324 58604 89347 2427986 2641977
1850 236 149762 87422 1356007 3116629 3352198
1860 18 156001 114948 1842390 3838765 4097111

...comparado con el aumento de la producción de algodón


(Cifras en balas; 1 bala = 226.7 kg).
1790 3000 1830 732000
1800 73000 1840 1348000
1810 178000 1850 2136000
1820 335000 1861 4491000

Fuente: U.S. Bureau of fue Census, HistoricalStatistics of the United States, Colonial Times to 1957,
WashIngton D. C. pp. 12, 301.
En ARTAUD-KASPI: Histoire des ÉtatsUnis. p. 99.

3. ABOLICIÓN DE LA ESCLAVITUD
Dos documentos, el primero privado, el segundo público, que nos permiten conocer la postura de Lincoln y
alguno de los problemas a que hubo de enfrentarse.

a) Carta de Lincoln a un amigo


“Por temperamento, soy contrario a la esclavitud; si ésta no es una in- justicia, es que la injusticia no existe en
el mundo. No recuerdo ninguna época de mi vida en que haya pensado o sentido de modo diferente, y, sin embargo,
nunca he creído que la Presidencia me concediera un derecho ilimitado para obrar ejecutivamente de acuerdo con este
sentimiento y esta idea. En mi juramento, prometí mantener la Constitución, apoyarla y protegerla con todas mis
fuerzas. No podía ocupar este cargo sin hacer este juramento; tampoco podía pensar en prestar el juramento para
subir al poder y violar aquél por el ejercicio de éste. Comprendí que este juramento me prohibía prácticamente obrar
en tiempo de paz por lo que se refería a la cuestión moral de la esclavitud con arreglo a mi juicio abstracto.
¿Debíamos perder la nación para proteger la Constitución?
Según la ley natural, deben defenderse el cuerpo y los miembros; sin embargo, a menudo se amputa un
miembro para salvar el cuerpo; pero lo que nunca podrá ser prudente es entregar el cuerpo para salvar un miembro.
Yo creo que medidas en un tiempo anticonstitucionales, pueden transformarse en leyes cuando son imprescindibles
para salvar a la nación. Justa o falsa, acepté esta posición y hoy soy partidario de ella... Cuando en mayo y junio de
1862 hice juiciosos y sucesivos llamamientos a los Estados fronterizos en favor de la emancipación gradual, creía que
sólo esta medida podía impedir aún el que la liberación tuviera que hacerse por las armas. Ellos rehusaron mi
proposición y entonces me vi obligado a decidir la alternativa que se me proponía: perder la unión, y con ella la
Constitución. o arreglar con mano firme el problema de los negros. Elegí este camino. Al elegirlo, esperaba ganar más
que perder.”

b) Borrador del Acta de Emancipación


“Yo, Abraham Lincoln. Presidente de los Estados Unidos de América y comandante en jefe del Ejército y la
Marina, declaro que la guerra se prosigue con el fin de restablecer prácticamente las relaciones constitucionales entre
la Unión y cada uno de los Estados. Que tengo el proyecto de recomendar una vez más al próximo Congreso la
adopción de medidas prácticas en forma de una ayuda pecuniaria, que podrá ser libremente aceptada o rechazada. a
todos los llamados Estados esclavistas, cuya población no se halle en rebeldía contra los Estados Unidos; que los
Estados podrán adoptar voluntariamente la inmediata o gradual abolición de la esclavitud dentro de sus respectivos
límites; y que se continuará el ensayo de colonizar a los descendientes de africanos, con su consentimiento, en este u
otro continente. obteniendo previamente la venia de los Gobiernos respectivos.
Que el 10 de enero de 1863 toda persona tenida como esclavo en cualquier Estado o territorio cuya
población se halle en rebeldía contra los Estados Unidos, será libre desde entonces y para siempre... El 10 de enero,
indicará el Ejecutivo, por medio de una proclama, los Estados o parte de Estados cuya población se halle en rebeldía
contra los Estados Unidos.”
En E. LUDWIG: Lincoln.
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