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REPORTE DE SESION 2: HEMORRAGIA Y COAGULACIÓN

PLANTEL: ETAC Campus Coacalco.

MATERIA: Patología en Cirugía y Traumatología

PROFESOR: José Luis Ortega Gordillo M. C.

ALUMNO: Luis Gerardo Aguilar Mendoza.

GRUPO: 5BSM
❖ OBJETIVO GENERAL: Contextualizar durante la clase él tema de la
hemorragia y la coagulación, estudiando de manera general la sangre, su
composición y todo lo que abarca.

 OBJETIVO ESPECIFICO: Mejorar la supervivencia del paciente traumático


con hemorragia externa grave, esto se logra mediante el uso de elementos
que cohíben el sangrado o favorecen la hemostasia, disminuyendo al mínimo
posible la pérdida de sangre.

JUSTIFICACION: El desconocimiento sobre el control de sangrado de la población en


general y el incremento de situaciones hostiles causadas, la mayoría de las veces, por
ataques terroristas; ha puesto en evidencia la necesidad de crear nuevos programas
destinados a la formación de la población y primeros intervinientes, con el objetivo de
proporcionarles los conocimientos básicos necesarios para responder de una manera
adecuada frente a estas situaciones disminuyendo, así, la mortalidad de las víctimas.
INTRODUCCION.
La sangre es el líquido rojo que circula por sus arterias y venas, es la encargada de
proporcionar el oxígeno, el agua y los nutrientes que sus tejidos y órganos necesitan para
sobrevivir. Los seres humanos tenemos alrededor de 5 litros de sangre en el cuerpo, el
corazón es el encargado de bombear la sangre a todos nuestros órganos la cual también
transporta oxígeno, agua y nutrientes a todos los tejidos, recoge los productos de desecho
de sus tejidos y los entrega para ser eliminados, transporta las células y las proteínas que
ayudan a nuestro cuerpo a defenderse de sustancias extrañas.

Todas las células del cuerpo necesitan oxígeno y agua para vivir, también necesitan
nutrientes como azúcar, proteínas y grasas. La sangre recoge oxígeno de sus pulmones y
agua y nutrientes de su estómago e intestinos, crean productos de desecho cuando procesan
nutrientes, el oxígeno y los nutrientes se convierten en dióxido de carbono y en los productos
químicos de desecho que forman parte de la orina, de igual forma transporta dióxido de
carbono a los pulmones, donde se exhala. Los productos de desecho son transportados a
sus riñones, donde se filtran a la orina desde la sangre, transporta otros productos de
desecho a su hígado para su posterior procesamiento y eliminación.

El sistema inmunológico es el sistema de defensa de su cuerpo frente a invasores como los


gérmenes y las células cancerosas, transporta las células y proteínas especiales de su
sistema inmunológico hasta donde se necesitan.
Medios de transporte.

Los vasos sanguíneos son tubos huecos como cañerías que transportan la sangre a través de
nuestro cuerpo, la sangre suministra oxígeno y nutrientes a todas las partes de su cuerpo y
elimina los productos de desecho, como el dióxido de carbono.

Existen 3 tipos principales de vasos sanguíneos: las arterias, las venas y los capilares.

1) Las arterias transportan sangre limpia desde su corazón hasta sus órganos, tienen
paredes gruesas forradas de músculo, son fuertes porque la presión arterial es más
elevada en las mismas, los músculos de las arterias se comprimen y relajan
constantemente para ayudar a ajustar su presión arterial.

2) Las venas devuelven la sangre sucia con desechos a su corazón, tienen paredes finas
con muy poco músculo, la presión arterial es más baja en las venas, también pueden
ensancharse para manejar el aumento de sangre. Algunas venas poseen válvulas para
evitar que la sangre circule en sentido retrógrado.

3) Las arterias y las venas están conectadas por vasos microscópicos denominados
capilares
Anatomía de los vasos sanguíneos.
Los principales vasos conductores del sistema circulatorio se llaman arterias, venas y capilares,
tanto arterias como venas están formadas por tres capas o túnicas: túnica íntima, túnica media
y túnica adventicia.

A.) La túnica íntima es la más interna, más próxima a la sangre, y está formada por un epitelio
simple plano (endotelio), una lámina basal y una capa de tejido conectivo laxo.
B.) La túnica media está formada sobre todo por fibras de músculo liso.
C.) La túnica adventicia es la capa más externa y está formada por tejido conectivo.

Las arterias y las arteriolas tienen las paredes más gruesas que las venas y vénulas ya que
tienen que soportar mayor presión sanguínea por estar más cerca del corazón, las arterias
suelen tener menor diámetro que las venas, lo que junto con el mayor grosor de sus paredes
les da un aspecto más redondeado, es decir, el contorno de las venas es más irregular que el
de las arterias.

Composición de la sangre.
• Líquido (plasma)
• Glóbulos rojos (eritrocitos)
• Glóbulos blancos (leucocitos)
• Plaquetas (trombocitos)

Plasma.

El plasma está compuesto principalmente por agua, también contiene importantes minerales y
sales (electrólitos) y muchas proteínas útiles. Algunas de las proteínas contribuyen a la
formación de coágulos de sangre. Otras proteínas atacan a los invasores, como los gérmenes.

Glóbulos rojos (eritrocitos)

Los glóbulos rojos contienen un material de color rojo llamado hemoglobina, cuando la sangre
circula a través de sus pulmones, la hemoglobina recoge oxígeno para llevarlo a sus tejidos, la
hemoglobina también devuelve el dióxido de carbono a sus pulmones para que usted pueda
exhalarlo.

Glóbulos blancos (leucocitos)

Los glóbulos blancos forman parte del sistema inmunológico de su cuerpo contra las
infecciones y el cáncer, viajan a través de su sangre para encontrar y combatir sustancias
extrañas como gérmenes y células cancerosas, una vez combaten una determinada sustancia,
los glóbulos blancos generalmente la recuerdan para poder combatirla más rápido la próxima
vez que aparece.

Plaquetas (trombocitos)

Las plaquetas (trombocitos) son partículas diminutas, más pequeñas que los glóbulos rojos y
blancos. Actúan junto con proteínas de su sangre para contribuir a la coagulación sanguínea
de modo que usted pueda dejar de sangrar.

Hematopoyesis.
La hematopoyesis es la producción de células sanguíneas (hema, “sangre”; poiesis,
“formación”). En el ser humano se lleva a cabo en la médula ósea durante toda la vida; este
tejido es uno de los más activos en cuanto a proliferación, puesto que diariamente se producen
alrededor de 231011 eritrocitos, 231011 plaquetas y 731010 granulocitos, indispensables para
mantener los valores normales de las células circulando en la sangre.

No sólo la médula ósea es un órgano hematopoyético, pues durante la vida embrionaria y fetal
otros órganos tienen esta función, inicia en el saco vitelino, alrededor de la segunda semana
de gestación (fase mesoblástica), continúa alrededor de la quinta semana en el hígado y
posteriormente en el bazo, son estos dos los que toman esta función y son los responsables
de la hematopoyesis en el segundo trimestre del embarazo (fases hepática y esplénica). La
médula ósea inicia la producción sanguínea a partir del cuarto mes y continúa con esta función
durante toda la vida de la persona (fase mieloide). Sólo en condiciones patológicas el hígado
y el bazo pueden recuperar su función hematopoyética después del nacimiento.

Las células que dan origen a las células sanguíneas se dividen en varios compartimientos:

Células troncales hematopoyéticas (CTH). Llamadas también células madre, las cuales son
capaces de autorrenovarse y son multipotenciales (tienen la capacidad de diferenciarse en
cualquier linaje sanguíneo). Sus marcadores de superficie son CD34, CD133, CD90 y carecen
de marcadores específicos de linaje.

Células progenitoras hematopoyéticas (CPH). Las cuales no pueden autorrenovarse, pero


conservan la capacidad de proliferar. Pueden diferenciarse en varios linajes (multipotenciales),
en dos linajes (biopotenciales) o a un solo linaje (monos potenciales). Conservan el marcador
CD 34, pero ya adquieren marcadores específicos del linaje al que darán origen. Tanto las CTH
como CPH tienen una morfología parecida a los linfocitos y no es posible distinguirlas en el
frotis de médula ósea.

Células precursoras. Son aquellas que al madurar dan origen a las células que circulan en la
sangre, forman más de 90% de las células de la médula ósea y son reconocibles por su
morfología, de las cuales se hablará durante este capítulo.

La CTH da origen a un progenitor multipotente (PMP), que se diferencia en progenitor linfoide


común (PLC) o en un progenitor mieloide común (PMC). Este último da origen a un progenitor
eritroide/megacariocito (PEM) o a un progenitor granulocito/monocítico (PGM) (llamado
también unidad formadora de colonias de granulocitos y macrófagos [CFU-GM]), existen
algunas células intermedias que finalmente dan origen a las células precursoras y células
maduras de la sangre.
DESARROLLO.

Hemorragia.
La hemorragia es un trastorno caracterizado por la extravasación de sangre del lecho vascular,
el sistema hemostático es el encargado de evitar esta pérdida hemática a través de precisas
interacciones entre componentes de la pared vascular, plaquetas circulantes y proteínas
plasmáticas, sin embargo, cuando enfermedad o traumatismo son lo suficientemente graves o
intensos como para lesionar arterias o venas se produce una hemorragia, aun en presencia de
una hemostasia normal (trastornos hemorrágicos secundarios).

Con menor frecuencia, la existencia de trastornos hereditarios o adquiridos del propio sistema
hemostático da lugar a la aparición de hemorragias más o menos difusas, de forma espontánea
o provocadas por traumatismos cuya importancia no siempre guarda relación con la intensidad
de la hemorragia que sigue al golpe (trastornos hemorrágicos primarios).

Desde un punto de vista clínico, esta clasificación constituye una excelente primera
aproximación al estudio de las hemorragias porque, además de existir una serie de
características clínicas propias de cada uno de los dos trastornos, con gran frecuencia su
diagnóstico comporta una actitud terapéutica distinta, si bien el signo guía de cualquier
trastorno, primario o secundario, es la hemorragia, ésta no siempre se produce como
consecuencia de la misma noxa, ni en la misma localización ni con la misma intensidad.

Por todo ello resulta razonable que la estructura del capítulo que nos ocupa comprenda una
revisión de las fases de la hemostasia, un esquema de cómo detectar sus alteraciones
(trastornos hemorrágicos primarios) y, finalmente, una descripción topográfica de las
hemorragias, haciendo hincapié en el manejo terapéutico de las mismas.
El sistema hemostático.
Se entiende por hemostasia el conjunto de mecanismos fisiológicos mediante los cuales se
consigue detener y cohibir los procesos hemorrágicos y mantener la fluidez de la sangre
circulante.

Dentro de la hemostasia se distingue una serie de fases totalmente imbricadas entre sí:
1) En un primer tiempo se forma el trombo plaquetario que tiene como función el cese inicial
de la hemorragia (hemostasia primaria), ocurre en término de minutos y es de importancia
básica para detener la hemorragia de capilares, arteriolas pequeñas y vénulas, la eficacia de
la hemostasia primaria requiere de dos fenómenos de importancia capital: el endotelio vascular
(fase vascular) y las plaquetas (fase plaquear).

2) Con posterioridad se produce una serie de reacciones del sistema plasmático de


coagulación que culminan en la producción de trombina suficiente para convertir una pequeña
porción plasmática de fibrinógeno en fibrina (hemostasia secundaria), precisa de más tiempo
que la hemostasia primaria y, gracias a ella, los filamentos de fibrina refuerzan el «tapón»
hemostático primario.

Tiene particular importancia en grandes vasos y evita la hemorragia secundaria horas o días
después de la lesión inicial, la conversión de la protrombina en trombina (fase de los factores
de coagulación) tiene lugar merced a diversas reacciones enzimáticas en las que intervienen
los factores de la coagulación que se agrupan en dos vías: la vía intrínseca y la vía extrínseca,
que entre otros incluye los factores vitamina K-dependientes (II, VII, IX, X).

3) Una vez transformado el fibrinógeno en fibrina, los coágulos formados se disuelven


lentamente, esto se consigue gracias a la conversión de la fibrina insoluble en soluble mediante
la acción de la plasmina, lo cual libera los productos de degradación del fibrinógeno y fibrina
(fibrinólisis), la plasmina se forma a partir de un precursor plasmático inactivo llamado
plasminógeno.
Trastornos hemorrágicos primarios.
Se trata de un conjunto de enfermedades con tendencia hemorrágica causadas por trastornos
hereditarios o adquiridos en una o más fases de la hemostasia, la identificación de cualquier
trastorno hemorrágico requiere la práctica de una historia clínica cuidadosa, atento examen
físico y pruebas de laboratorio específicas.

Desde un punto de vista práctico, por las implicaciones terapéuticas que conlleva, el médico
de urgencias debe ser capaz de clasificar sincrónicamente un trastorno hemorrágico primario
en uno de los siguientes grupos (tabla 1): por alteración de la fase vascular, plaquetario, de la
fase de los factores de coagulación (vía intrínseca y vía extrínseca) y por último de la fibrinólisis.

Clasificación.

• Según el tipo de vaso sanguíneo:

A.) Capilar: afecta a vasos superficiales que irrigan la piel y se cierra por sí misma. Está
causada por traumatismos y se suelen formar hematomas.
B.) Venosa: sangre roja oscura. Es más fácil de controlar que la arterial.
C.) Arterial: salida abundante e intermitente de sangre roja brillante.

• Según la localización de la sangre:

A.) Externa: sangre que sale al exterior a través de una herida.


B.) Internas: la sangre no fluye al exterior y se acumula debajo de la piel o en una cavidad
orgánica. Se trata de hemorragias venosas o arteriales, que pueden ser causadas por
fuertes golpes abdominales, caídas al vacío, accidentes de tráfico, etc.
C.) Exteriorizadas: internas que salen al exterior a través de un orificio corporal, como oído,
nariz, boca, ano, vagina…
• Tratamiento de los trastornos hemorrágicos primarios.

El tratamiento de estos trastornos requiere, en general, el soporte de un centro hospitalario con


servicio de Hemoterapia. Por tanto, ante la sospecha clínica o la confirmación diagnóstica del
laboratorio de un trastorno hemorrágico primario sintomático el paciente debería ser trasladado
a un servicio de Urgencias de un hospital dotado de hemoderivados inmediatamente después
de haber iniciado las primeras medidas terapéuticas como si de un trastorno hemorrágico
secundario se tratara.

• Trastornos hemorrágicos secundarios

Se trata de un conjunto de enfermedades donde un agente causal ajeno al lecho vascular es


capaz, aun en presencia de un sistema hemostático indemne, de producir una hemorragia. Son
sin duda alguna mucho más frecuentes que los trastornos hemorrágicos primarios.
Desde un punto de vista práctico su diagnóstico es obvio cuando se produce la salida de sangre
al exterior por algún orificio natural o como consecuencia de una herida penetrante, pero puede
llegar a constituir un verdadero reto cuando la hemorragia no se exterioriza. En cualquier caso,
la gravedad del proceso vendrá condicionada por la localización de la hemorragia y la cuantía
de esta.
• Conducta específica según la localización de la hemorragia

A.) Herida incisa o contusa

Son producidas como consecuencia de un traumatismo exterior sobre la superficie cutánea,


involucrando la piel y, en ocasiones, el tejido celular subcutáneo y su paquete vasculonervioso.
En algunas circunstancias, aunque el traumatismo es exterior, la solución de continuidad se
produce como consecuencia del cizallamiento de la piel por una fractura ósea, dando lugar a
una fractura abierta.

B.) Herida incisa o contusa simple.

Se procederá a la compresión sobre el foco de sangrado, se limpiará y desinfectará la herida


y se llevará a cabo la sutura de la misma. Se recomienda asimismo administrar
gammaglobulina antitetánica y, si procede, vacunación o dosis de recuerdo.

C.) Herida incisa o contusa complicada.

Si existe rotura arterial se intentará pinzar la arteria con unas pinzas o, en su defecto, se
realizará compresión digital sobre la misma trasladando al paciente a un centro hospitalario. Si
se trata de una fractura abierta se inmovilizará la extremidad afecta de la mejor forma posible
y se trasladará al paciente a un centro hospitalario. Cuando haya compromiso nervioso se
realizará compresión sobre el foco de hemorragia y se trasladará al paciente a un centro
hospitalario.

D.) Hematoma muscular

El tratamiento consiste en la aplicación local de frío, analgésicos sistémicos y reposo. La


principal complicación según la localización y el tamaño del hematoma es el desarrollo de un
síndrome compartimental. Debe sospecharse ante la aparición de un dolor insoportable muy
superior al que correspondería por la lesión. Los dedos de la mano o el pie, distales a la zona,
están edematosos y violáceos o pálidos.
E.) Epistaxis

Una de las hemorragias médicas más a menudo comprobada es la epistaxis o hemorragia


nasal. El 90% de las epistaxis son anteriores y se localizan en la región anteroinferior de la
mucosa septal (pequeñas telangiectasias que hiperemian el área vascular de Kiesselbach). El
10% restante son posteriores y la hemorragia se produce en vasos de mayor calibre situados
en la región posterior de la fosa nasal; son de difícil control por la dificultad de visualizar el
punto sangrante y por ser más cuantiosas.

F.) Hematemesis

La hematemesis se define como un vómito de sangre. Se trata de un signo de hemorragia


gastrointestinal y, dentro de ciertos límites, sugiere su localización. A veces se trata de un
vómito de sangre deglutida procedente de otra localización, por ejemplo, una epistaxis. El color
de la sangre vomitada variará dependiendo de la concentración de ácido clorhídrico en el
estómago y su mezcla con la sangre. Por tanto, si el vómito se presenta poco después de que
se inicie la hemorragia, tendrá aspecto rojo; si el vómito se retrasa, el aspecto será rojo oscuro,
pardo o negro.

G.) Melenas

Se trata de la expulsión de heces ennegrecidas, pastosas, pegajosas, alquitranadas y


malolientes por la presencia de sangre digerida. Esta consistencia contrasta con las
evacuaciones negras u oscuras que ocurren después de la ingestión de hierro. Mientras que
la cantidad de sangre suficiente para provocar hematemesis suele causar melena, menos de
la mitad de los pacientes con melena tienen hematemesis. La melena por lo regular indica
pérdida de sangre del esófago, estómago o duodeno, aunque las lesiones en yeyuno-íleon y
aun del colon ascendente pueden causar melena siempre y cuando el tiempo de tránsito
gastrointestinal se prolongue lo suficiente.
H.) Enterorragia

Es la expulsión de heces con la presencia de sangre parcialmente digerida. Por tanto, la


enterorragia se halla a medio camino entre la melena y las heces normales. Clínicamente
traduciría la existencia de una lesión orgánica sangrante situada distalmente al duodeno,
aunque una hemorragia debida a una lesión duodenal o proximal al mismo, si se acompaña de
un tránsito gastrointestinal acelerado, puede exteriorizarse en forma de enterorragia.

I.) Rectorragia

Es la presencia de sangre roja brillante por el recto, sola o mezclada con las heces. La causa
más frecuente son las hemorroides y su sangrado puede ir desde estrías de sangre roja,
mezcladas con las heces o en el papel higiénico, hasta un sangrado masivo con repercusión
hemodinámica (muy raro) que requiera incluso de cirugía urgente.

J.) Gingivorragia

La gingivorragia es una hemorragia procedente de las encías. Si no son por piorrea o gingivitis,
a menudo constituyen el síntoma inicial de algunas hemopatías malignas. Suelen autolimitarse
y no precisan de tratamiento específico, por lo que su manejo debería ser ambulatorio. Si
estuviere indicada la práctica de un hemograma sanguíneo, éste debería realizarse de forma
preferente, pero no urgente.

K.) Hemorragia intracraneal

Se define por la acumulación anómala de sangre dentro de la cavidad craneal. Aunque existen
diversas formas de presentación (hematoma epidural, hematoma subdural, hemorragia
subaracnoidea y hematoma intraparenquimatoso), la etiología suele ser traumática, secundaria
a la existencia de una lesión orgánica intracraneal (aneurisma, tumor, malformaciones
vasculares, etc.) o secundaria a un proceso sistémico como la hipertensión arterial.
L.) Hemoptisis

Se trata de la expulsión de sangre por la boca procedente del parénquima pulmonar o de las
vías aéreas situadas por debajo de la glotis.
Debe diferenciarse de una epistaxis con drenaje posterior de una hematemesis o de un
sangrado de la cavidad oral.
Se consideran graves aquellas hemoptisis que condicionan repercusión hemodinámica,
insuficiencia respiratoria o aquellas que sobrepasan los 20-30 cc/h. El resto suelen
autolimitarse, ceder tras la administración de codeína o controlar la presión arterial (si estuviere
elevada), por lo que pueden manejarse ambulatoriamente.

M.)Hematoma ungueal

Se producen como resultado de traumatismos ungueales. Son muy dolorosos, pero se


resuelven rápidamente perforando la uña con una aguja incandescente.

N.) Hematuria

Se define como la pérdida de sangre con la orina. Puede ser motivo de urgencia urológica
cuando es macroscópica o bien tratarse de un hallazgo incidental en una analítica de orina
cuando es microcópica.

Es importante establecer el diagnóstico diferencial con las pseudohematurias puesto que


existen ciertas situaciones que pueden dar una orina de color rojizo sin que ello signifique
hematuria --coluria, hemoglobinuria, sangrado vaginal y pigmentos exógenos (remolacha,
helados, laxantes, rifampicina, ibuprofeno). La forma más sencilla de establecer este
diagnóstico con una sensibilidad (95%) y especificidad (90%) aceptables es mediante las tiras
reactivas de orina.
O.) Otorragia

Se define como la salida de sangre a través del conducto auditivo externo. La etiología suele
ser local (objetivable con examen otoscópico), autolimitada o tratable de forma ambulatoria,
excepto en los casos de traumatismos craneales, en cuyo caso la otorragia indica fracturas de
los huesos del cráneo. Bajo estas últimas circunstancias la coexistencia del antecedente
traumático con la otorragia obligan al traslado urgente del paciente a un centro hospitalario.

P.) Metrorragia

Se trata de la salida de sangre a través de la vagina de una mujer menopáusica o de una mujer
fértil fuera de su menstruación normal.
Excepto en mujeres fértiles en tratamiento con anovulatorios orales donde puede aparecer
algún sangrado vaginal anómalo generalmente autolimitado y de escasa cuantía, una
metrorragia suele traducir, sobre todo en una mujer menopáusica, la existencia de una lesión
orgánica. La necesidad de traslado hospitalario urgente vendrá dada por la cuantía del
sangrado, su repercusión hemodinámica y por si el proceso se autolimita.

Q.) Menorrea

Se trata de una menstruación anormalmente abundante. Aunque en la mujer fértil es una causa
frecuente de anemia ferropénica crónica, rara vez es motivo de traslado a un centro
hospitalario. Sin embargo, si coexiste con un trastorno hemorrágico primario (habitualmente
una púrpura trombocitopénica idiopática), el sangrado puede ser muy abundante, incluso con
repercusión hemodinámica.
R.) Hemotórax

La causa más frecuente de hemotórax o acumulación de sangre en la cavidad pleural es un


traumatismo torácico. Ante estas circunstancias resulta obvio la necesidad de traslado
hospitalario.
En el resto de circunstancias etiológicas es frecuente poder detectar sintomatología propia de
la causa desencadenante. Este diagnóstico de sospecha generalmente se establece al
auscultar semiología de derrame pleural (matidez, disminución de las vibraciones vocales e
hipofonesis) y se confirma con la práctica de una toracocentesis exploradora. La simple
sospecha de un hemotórax es indicación de traslado del paciente a un centro hospitalario.

S.) Hemoperitoneo

Se define como la ocupación de la cavidad peritoneal por sangre. Puede producirse por la
ruptura de un órgano intraabdominal (hígado, bazo) como consecuencia de un traumatismo y,
menos frecuente, de forma espontánea en determinadas patologías (tumor hepático,
paludismo, etc.).
El cuadro clínico suele ser cataclísmico, con repercusión hemodinámica y un fuerte dolor
peritonítico que por sí solos indican el traslado a un centro hospitalario. El diagnóstico de
confirmación se establece con una paracentesis exploradora o un lavado peritoneal.

T.) Hemopericardio

Se define como la colección de sangre en el pericardio. La causa más frecuente es la rotura


cardíaca debida a un infarto agudo de miocardio de pronóstico infausto incluso si ocurre en
pacientes ingresados en centros hospitalarios con guardia de cirugía cardiovascular.
La invasión del pericardio por parte de una masa tumoral (por contigüidad o por metástasis)
también puede dar lugar a un hemopericardio que en algunas ocasiones es tolerado
hemodinámicamente hasta que se manifiestan clínicamente en forma de un taponamiento
cardíaco.
U.) Hematoma retroperitoneal

El hematoma retroperitoneal se produce cuando se acumula sangre en el espacio


retroperitoneal.
La causa más frecuente son los traumatismos que producen desgarros o roturas del riñón o
del pedículo vascular renal. El espacio retroperitoneal puede contener una gran cantidad de
sangre, por lo que en estos pacientes se reconocen, además del antecedente traumático,
signos evidentes de hipovolemia.

V.) Hematoma pélvico

Se producen como consecuencia de fracturas pélvicas y se definen como la acumulación de


sangre en la cavidad pélvica. Al igual que el hematoma retroperitoneal, puede contener un gran
cantidad de sangre y llegarse a perder, en el foco de fractura, hasta 2 litros de sangre.
En conclusión, aunque las localizaciones de las hemorragias son variadas, lo cual condiciona
una gran cantidad de opciones diagnósticas, para su manejo más importante que el propio
diagnóstico etiológico final es la rápida aplicación, si procede, de medidas encaminadas a
mantener una situación hemodinámica estable del individuo antes de su traslado urgente a un
centro hospitalario. En los casos en que no existe repercusión hemodinámica, el uso de un
buen sentido clínico delante del paciente permite establecer los casos que requieren de
consulta urgente en un centro hospitalario o de manejo ambulatorio.
Bibliografía.

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CONCLUSION.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS.

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