Querido Valentín

Romeo Alexander Querido Valentín
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Serie Los Opuesto se atraen 2
Romeo Alexander
Querido
Valentín
Serie Los Opuestos Se Atraen 2
2
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Sinopsis
Colin O'Shea ha sido un marginado toda su vida, siempre trabajando
para ser el centro de atención. Ahora, un romance inesperado puede poner en
peligro su oportunidad de brillar.
Su pelo rojizo y su aspecto poco convencional siempre han causado una

gran impresión, pero no por las razones que Colin siempre ha querido.
Cuando le aceptan en la Escuela de Artes Escénicas Julliard, decide que nada
le distraerá de su afán por ser el mejor bailarín y destacar entre la multitud.
Nada, hasta que Gregor McCallum entra en su vida. Con su impecable

piel color moca, su cuerpo alto y musculoso y su voz melosa, su actitud
despreocupada amenaza la concentración de Colin.
Así que, cuando los programas de teatro y danza deciden montar juntos
un espectáculo para el Día de San Valentín, Colin debe elegir entre convertirse
en el mejor bailarín y su creciente pasión por el estudiante de teatro.
Lo que no sabe es que Gregor puede ser la persona que le saque de su

caparazón y le haga comprender que la vida es algo más que bailar.
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Capítulo 1
—¡Un! ¡Deux! ¡Trois! ¡Quatre! —Madame Roussou, la instructora de
ballet indicaba a la compañía—. ¡Plie! ¡Releve! ¡Saute! ¡Croise!
Siento que mis piernas trabajan los movimientos, mientras el resto de

la compañía se une a mí en la cadencia de su voz. Madame Roussou recorre
la línea de bailarines, deteniéndose para corregir la posición de los pies, el
arco de la espalda o el movimiento de los brazos. Tiene una crítica para cada
bailarín, y cuando se detiene en mí, miro por el rabillo del ojo, mientras ella
me mira de arriba abajo y me ordena:
—Arquea la espalda Colin. Necesitas levantar desde tu núcleo. ¡Eres

más bajo que un Danseur habitual, pero debes presentar la imagen de que
eres igual de alto!
Trabajo mis músculos centrales, dándome dos centímetros adicionales

de altura mientras plieé de nuevo. Es bien sabido a través de la compañía que
el Adago es continuo hasta que Madame, como la llamamos, nos indique que
paremos. Dejamos que los movimientos fluyan de nosotros en movimientos
de barrido, mientras ella continúa por la línea de bailarines. Miro en el espejo
a la izquierda y enderezo los hombros y arqueo la espalda, dando la ilusión
de altura. No podría destacar más en los espejos del piso al techo que
recubren todo el estudio. Mi cabello castaño contrasta con las ondas oscuras
o rubias platino de los demás miembros de la compañía. Mi menor estatura
también es motivo de controversia, no solo para los muchos instructores de
baile que he tenido al crecer, sino también para otros bailarines con los que
he trabajado.
Continúo con los movimientos mientras Madame vuelve a pasar entre

la línea. Sus ojos de águila son agudos y, en esta ronda, no es tan indulgente
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como la anterior. Si alguno de sus bailarines ha adoptado sus malos hábitos

de forma, ella les da un golpe seco en el apéndice ofensivo con su duro bastón.
Cuando pasa a mi lado por segunda vez, me aseguro de levantarme

desde mi centro, imaginando que mi ombligo es el vértice de las cuerdas que
están unidas entre mis extremidades y el techo, como una marioneta,
levantándome a mi altura máxima. Sus ojos grises se detienen por un
momento, pero me libero del agudo aguijón de la ira de sus correcciones. Las
cuentas del chal de Madame tintinean mientras ella continúa, y es un sonido
al que me he acostumbrado durante el último año. De alguna manera es tan
natural como la cadencia de la música clásica que crepita en el tocadiscos.
Madame es una fanática de la tradición, y una vez se formó en las mejores
academias de Francia.
Después de su retiro del Ballet de l'Opéra National de Paris, el Ballet de

la Ópera de París, se le dio un puesto aquí en Julliard en Nueva York. Ella
recalcó a los alumnos la importancia de la formación clásica. Ella siguió
siendo un elemento permanente, enseñando en la escuela durante las últimas
décadas.
A medida que pasa la clase de la mañana, siento que mis piernas

realmente comienzan a arder. Madame nos indica que profundicemos,
encontremos nuestra pasión y terminemos la sesión con fuerza, ya que tiene
un anuncio importante. Sigo levantando pesas con una bailarina, Katarina,
con la que ya me había emparejado antes. Puedo sentir la fatiga de los
músculos de mis brazos y piernas cuando ella se lanza a otro levantamiento,
y ejecuto el movimiento sin problemas por última vez.
Mientras pongo a Katarina en el suelo, me aprieta el brazo en

agradecimiento por la clase bien hecha. Puedo verla encogerse mientras se
aleja cojeando, preocupándose de no estar cuidando bien los pies con sus
zapatillas de punta. Me siento contra la pared del fondo con los otros
bailarines, esperando a que Madame se acerque cojeando. Me froto las
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pantorrillas doloridas y veo a Katarina desatarse los zapatos y quitárselos. El

acolchado de piel de oveja que se ha puesto para proteger sus pies está
manchado de sangre y se estremece cuando se quita las capas. Las llagas
abiertas son visibles en sus pies por la presión de los zapatos.
—Katarina, ¿cuánto has estado bailando este verano? —pregunto en

voz baja. Aunque hay vacaciones, Madame siempre nos ha animado a seguir
bailando entre semestres para que nuestros pies no acabasen así.
—Oh, me conoces. Pensé que podría soportar tomarme unas semanas

libres. Ahora lo estoy pagando. —Ella se encoge mientras se aplica
antibióticos y luego una compresa de hielo en ambos pies. Asiento, pero tomo
nota mental de hablar más con ella sobre el cuidado adecuado de los pies
aquí en Julliard. Madame llega cojeando, apoyada pesadamente en su bastón.
—Ahora, como la mayoría saben, el Virtuoso del Día de San Valentín es

el evento de invierno aquí en nuestra escuela.
Los murmullos retumban a través de los bailarines, pero rápidamente

se acalla cuando Madame golpea su bastón en el piso de madera del estudio.
—¡Habrá silencio mientras yo hable! —grita—. Ah, ¿dónde estaba yo?

Oh, sí. El Virtuoso del día de San Valentín. Cada año, Julliard alberga muchas
organizaciones talentosas aquí en esta prestigiosa escuela. Y cada año, los
programas de teatro son los que toman el centro del escenario. —Murmura
algo en voz baja sobre el director de teatro, el Sr. Schlewp—. Los ex alumnos
siempre han sido los asistentes con sus cónyuges a este evento, y también
han sido ellos quienes deciden qué actos serán el evento destacado.
Siento que va a alguna parte con su discurso, porque hace girar las
cuentas de su chal en sus manos marchitas como lo hace cada vez que está
agitada. Al igual que el resto de los bailarines, estoy empezando a
preguntarme si está a punto de anunciar que el programa de drama se ha
apoderado del espectáculo de nuevo como lo ha hecho en años anteriores.
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Pero lo que dice a continuación hace que el resto de la compañía y yo le

prestemos nuestra atención absoluta.
—Este año, a algunos de los alumnos más jóvenes se les ocurrió la

brillante idea de combinar el club de teatro y la compañía de ballet.
Hubo un silencio absoluto, hasta que Angela, una primera bailarina,

habló:
—Señora, ¿quieren que hagamos teatro? —Ella retuerce su cabello

negro con fuerza en un rizo y lo asegura en la parte posterior de su cabeza en
un moño severo.
—Sí y no, Angela. Por lo que me cuentan, la idea es realizar el musical

con baile coreografiado que deseen coordinado con los estudiantes de teatro.
Luego, cada organización realizará sus propios actos respectivos, por lo que,
por supuesto, realizaremos uno de los clásicos. La idea es atraer más
patrocinadores al evento, ya que recauda dinero para la escuela. El lugar será
lo suficientemente grande para que los exalumnos puedan tener su noche de
romance, entretenimiento y cenas a la luz de las velas mientras ven las
actuaciones.
—¿Cuál será la actuación, madame? —pregunta Eric Reynolds, el

primer bailarín de la clase. Madame se vuelve hacia él, su rostro arrugado
torciendo su lápiz labial rojo ramera en una sonrisa. Eric es su favorito, ya
que es un bailarín excepcional, alto y ágil, con el pelo tan negro como el de
Angela.
—Creo que el Sr. Schlewp ha elegido una pieza llamada Rent.
Una ola colectiva de entusiasmo recorre a la multitud. Madame es

conocida por su formación clásica y su preferencia por elegir las piezas en
consecuencia; Romeo y Julieta y El lago de los cisnes son sus dos favoritas.
Será interesante saber cómo se adaptará a una pieza romántica moderna con
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la aportación adicional del director de teatro. También es cuestionable si

entiende que la pieza está dirigida a la audiencia LGBT, ya que la actuación
se basa en el romance de una pareja gay. Miro a Katarina, preguntándome si
ella está tan entusiasmada con esto como yo.
La diversidad de la pieza podría darme una oportunidad de conseguir

un papel primordial. Madame siempre me ha dicho que si no fuera por mis
molestas raíces irlandesas, maldiciéndome con un cabello rojo antinatural
que brilla bajo los focos, y si hubiera sido unos centímetros más alto, sería
impecable como primer bailarín. Mi genética es algo con lo que he tenido que
luchar durante toda mi carrera. Pero he entrenado durante horas y horas,
asegurándome que los movimientos que ejecuto sean perfectos. Con esta
pieza, el bailarín estereotipado no es necesariamente el que mejor encaja. Los
personajes principales de Rent son un grupo de personas ecléctico y
diversificado.
Me animo de inmediato, escuchando todos los detalles. Ya he decidido

hacer una audición para el papel de Tom Collins, el profesor. Me pregunto
qué tan difícil será hacer una audición junto a los estudiantes de teatro.
¿Estarán tan intimidados por los roles de baile como nosotros por los de
actuación? Hay cierto cruce entre los dos grupos, pero esta pieza podría hacer
brillar la carrera de un bailarín.
—Mañana habrá una reunión conjunta de los dos grupos para discutir
las pruebas y las audiciones. Y luego, una vez que se hayan elegido los roles,
las clases de la mañana serán conjuntas y las clases de la tarde se trabajarán
en la pieza en las respectivas aulas de cada área. Sus clases nocturnas serán
la rutina normal —concluye Madame.
La clase se despide para el almuerzo. Camino con Katarina al comedor

para almorzar, mi estómago gruñe. Cuando entramos al comedor, puedo ver
el aumento en la emoción de los estudiantes de teatro mientras se mueven de
unos a otros, hablando con entusiasmo. Son un grupo ecléctico. Destacan del
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resto de la multitud. Los músicos siempre se destacan por tener instrumentos

con ellos, mientras que los bailarines casi siempre se ven usando mallas,
monos, leotardos y calentadores de piernas para mantenerlas calientes para
la siguiente ronda de baile. Sin embargo, muchos de los estudiantes de teatro
se visten de manera muy diferente. Están los bohemios, los gitanos y los niños
con jeans y camisetas con un toque diferente.
Una de las cosas que noto primero sobre el grupo de teatro es a Gregor
McCallum sentado en el medio. Agacho la cabeza y miro en su dirección
mientras Katarina y yo charlamos y cargamos nuestras bandejas. Gregor
siempre ha optado por una apariencia sencilla de vaqueros y camiseta. Lleva
un sombrero de fieltro color canela que a veces hace girar en sus manos y a
veces se baja sobre los ojos, lo que hace que sea difícil saber si te está mirando
o no. Siempre parece ser el centro de atención. Quizás tenga algo que ver con
la sonrisa que perpetuamente tiene en su rostro. O el hecho de que siempre
se ríe, ya sea bromeando con sus amigos o algo que le parezca divertido en la
vida. Su risa resuena a través del comedor, una gran sala rectangular con
ventanas altas y, mesas y sillas simples en gris y blanco. La risa de Gregor
anima la habitación cada vez que estalla. Tal vez por eso me atraen los
estudiantes de teatro: la presencia de Gregor.
Niego con la cabeza y devuelvo mis pensamientos al presente.
—¡Creo que deberías probar con Mimi! —le digo a Katarina.
—Sí, ¿por qué? —pregunta ella—. Angela va a conseguir el papel, de

todos modos —dice con amargura.
Miro de reojo a Katarina, que está llenando su plato de dulces,

carbohidratos y azúcares. Miro el mío y lo lleno de proteínas y verduras.
—Katarina, ¿qué pasa? —Observo la parte superior de su cabeza

oscura. Vuelve la cara hacia mí y considero sus ojos marrones en forma de
almendra. Me parecen exóticos, pero tal vez sea solo porque es extranjera.
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—Nada. ¿Por qué?
—Vamos, cariño. Somos mejores amigos. Puedes decirme cualquier

cosa. Parece que has estado deprimida desde que volvimos a la escuela...
como si tu corazón ya no estuviera en esto.
Ella mira a su alrededor con nerviosismo y luego me mira fijamente,
—¡No digas eso en voz alta! ¿Quieres a Madame sobre mi culo en clases?
—Katarina, todos sabemos que va a su suite y toma una siesta durante

el almuerzo. Posiblemente incluso tome algunos tragos de su botella de oporto
que lleva en su bolso de mano que cree que nadie conoce. Es mayor. No puede
oír de todos modos.
—Para ser una anciana, todavía tiene los sentidos de un halcón, o

posiblemente a dos personas que permanecerán sin nombre informándola.
—Bueno, creo que si le informan de algo, será la atrocidad de los

alimentos en ese plato —comento.
Katarina mira su bandeja y se encoge de hombros.
—Supongo. Es solo que... no lo sé. Me he dado cuenta que el baile no

va a durar para siempre, ¿sabes?
Reflexiono sobre esto mientras continuamos en la fila y ella coloca una

cucharada saludable de macarrones con queso en su bandeja, seguido de uno
de esos bollos pegajosos con el glaseado pegajoso. Va a tener una caída de
azúcar más tarde esta tarde y se sentirá completamente horrible. Sin
embargo, no se equivoca. La carrera de un bailarín no suele durar mucho
después de dejar la escuela de artes escénicas. Diez años, tal vez quince.
Parece que Katarina ya ha decidido que preferiría hacer otra cosa con su vida.
El problema es que sus celosos padres rusos están pagando mucho dinero
para que ella asista a esta escuela.
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Tuve que ganarme mi entrada a la escuela con mi actuación del día de

San Patricio en El señor de la danza. Me había criado en Boston en una familia
irlandesa de Southie, y había hecho una audición para el papel en la pieza de
Michael Flatley. En ese momento, en la escuela secundaria, todavía no me
había centrado en un estilo de baile u otro, y había conseguido
milagrosamente el papel. Mi padre había estado en los muelles trabajando
como estibador y mi madre había reconocido que era diferente y me había
animado a perseguir mi pasión, el baile. Viniendo de una familia católica,
nunca se habló de mis otras diferencias, pero ella siempre lo había sabido.
Como mi madre, el amor que tenía por mí hizo que hiciera las paces con el
hecho de que soy gay. Ella nunca me ha dicho nada negativo al respecto.
Cuando mis hermanos tuvieron la edad suficiente para trabajar con papá en
los muelles, ella insistió en que necesitaba un hombre en casa para ayudarla.
Entonces, en secreto, me había enviado a clases de baile. Mis hermanas eran
mis compañeras de práctica y nunca le dijeron una palabra al resto de la
familia. Simplemente me animaron a seguir practicando.
Un reclutador de Julliard había asistido a la actuación de la noche de

apertura. Él había sido el escolta de Madame Roussou, y los dos se me
acercaron después. Había sido una sesión agotadora de responder preguntas
sobre mi carrera como bailarín y Madame me había rodeado muchas veces,
chasqueando con la lengua mi altura menos que ideal y mi cabello rojo. Pero
el reclutador, el Sr. Ward, estaba enamorado y convenció a Madame de que
yo era solo la refrescante diferencia que la escuela necesitaba traer al redil. El
año pasado había sido brutal ya que Madame había refinado mis habilidades
de ballet. Me habían sangrado los pies, me dolía la espalda y parecía que a
cada paso, Eric me mostraba, que había sido el mejor de los mejores. Eric
había estado bailando desde que tenía tres años y me había demostrado que
era el primero por el simple hecho de tener el tipo de cuerpo ideal. Me había
molestado todo el año. Sin embargo, había estado practicando todo el verano
para compensarlo y ahora estaba decidido a hacer de la audición una
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verdadera competencia para él. Sin embargo, podía empatizar con lo que
Katarina sentía por Angela.
—No te hará daño intentarlo —susurro—. Si decides que el baile no es

para ti, tal vez puedas hablar con tus padres. Podría estar contigo si quieres.
—Aww, eso es tan dulce de tu parte, Colin. ¿Pero estás completamente

loco? —me pregunta mirándome con horror.
Parpadeo hacia ella, preguntándome qué parte de lo que acabo de decir

fue ofensivo.
—Ya tuve esta conversación con mis padres. Insisten en que siga
bailando. Todo lo que no sea lo mejor no es aceptable para ellos —afirma.
—Katarina, es tu vida —insisto—. ¿Cómo vas a ser la mejor si esto no

es lo que quieres?
—No lo sé. Supongo que no sé lo que quiero. Siempre he soñado con

ser...
—¿Ser qué? —pregunto mientras nos dirigimos a la esquina trasera.

Incluso en las escuelas de artes escénicas, parece haber camarillas. Katarina
y yo no estamos realmente con la multitud de bailarines, pero tampoco somos
parias. La mesa en la que nos sentamos nos da una vista perfecta del
comedor. Solo hay unas pocas sillas en esta mesa que parece ser la más
antigua del pasillo. Hay rayones en la superficie gris, y las mejores sillas han
sido robadas para otras mesas que ya están abarrotadas. Elijo la más
tambaleante, dejando la otra silla gris para Katarina para que no se caiga, si
las piernas finalmente ceden.
—Ser actriz —susurra como si fuera una blasfemia.
Pongo mi mano sobre mi corazón.
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—¡Ah! ¿Qué dices? ¡¿Cómo me has desamparado?! —lloro mientras me

pongo de pie y hago una pirueta, inclinándome sobre una rodilla y
sosteniendo mis manos hacia ella en una forma de súplica.
Katarina se ríe y me empuja, así que me vuelvo. Me levanto y regreso a

mi asiento, toda la actuación apenas se registra en el radar de la población.
—Déjalo, Colin —se ríe—. Estás siendo dramático.
—Bueno, sí. Ese es el punto de este lugar.
Katarina pone los ojos en blanco y se sumerge en sus macarrones con

queso.
—Bueno, ya me conoces —le digo mientras le doy un mordisco a mi

huevo duro—. Estoy de acuerdo con lo que decidas. Pero es mejor que te
decidas rápido porque estoy bastante seguro que las actrices deben ser tan
delgadas como Prima Ballerinas. ¿Has visto esas figuras de palitos en
Hollywood? Además, si te tomas más bollos pegajosos, serás como uno de
esos hipopótamos bailarines de la película de Disney, Fantasía.
—Dos cosas. Uno, ¿estás intentando que me avergüence llamándome

gorda? —ella se ve seria.
—Por supuesto —bromeo. Sabe que solo bromeo y sabe que no juzgo
en función del tamaño del cuerpo. Pero los dos somos realistas en el mundo
de la danza que viene con la necesidad de un cierto tipo de cuerpo.
—Sí, será mejor que lo estés. —Me da un toque en el hombro mientras

me río.
—¿Y lo segundo? —pregunto con la boca llena de espinacas.
—¿Hay hipopótamos bailando en Fantasía?
La miro y aparto mi bandeja.
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—¿Qué? —pregunta mientras me siento y hago un puchero falso.
—No puedo creer que nunca hayas visto Fantasía. Esa película fue la
razón por la que decidí que quería bailar. Bueno, eso y mi deseo interno de
estar en el Cascanueces para poder perseguir a Angela en el escenario como
el malvado Rey Ratón. ¿Alguna vez la has visto estremecerse cuando alguien
menciona los extras de los ratones? Es asombroso.
—Tienes un alma negra, Colin. —Katarina se ríe con tanta fuerza que
se seca las lágrimas de los ojos.
—Tú y yo. Sábado por la noche en mi dormitorio. Estoy seguro que Eric
saldrá con su club de fans. Tendremos una noche de cine y puedes verla
conmigo.
—Bien. Le daré una oportunidad a los hipopótamos bailarines. Siempre

que haya palomitas de maíz.
—Estás decidida a que me dé un infarto. Simplemente lo sé.
—Oh, por favor, necesitamos que pongas algo de carne en esos huesos
escuálidos. ¿Cómo vas a conseguir una cita con un trasero que se adecua al
resto de tu cuerpo? — se burla ella.
—Me has matado. —Tiro de la bandeja hacia mí y termino el almuerzo.

No comento sobre su comida o su potencial de crisis esta tarde. Es su vida y
solo quiero ver feliz a mi mejor amiga.
Veo a la multitud ir y venir, y mi mirada vaga de regreso al grupo de

teatro. Gregor sigue siendo el centro de atención de ese grupo y lo he estado
sintiendo desde el año pasado. Lo he visto algunas veces en los pasillos y en
los dormitorios, pero nunca tuve el valor de hablar con él. Está comiendo con
sus amigos y riendo. Su piel de color moka es impecable y echa hacia atrás
su oscura cabeza y suelta una carcajada por algo que dice uno de sus amigos.
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—Deberías saludarlo. Es un tipo genial —comenta Katarina.
Miro a mi alrededor y frunzo el ceño.
—No tengo tiempo para involucrarme con alguien. Tengo que

concentrarme.
—Sí, y luego cuando seas viejo y canoso y yo sea la única que te visite
en el asilo de ancianos, recuerda que te animé a vivir un poco. Vamos Colin,
has estado enamorado de él durante más de un año. Solo ve a saludar, ¿qué
puede doler?
—Bueno, ¿no eres tú la olla que llama negra a la tetera? —respondo

evitando su pregunta.
—Por favor, no seas cliché.
Me río y me levanto.
—Te alcanzaré más tarde. Voy a hacer algunos estiramientos antes de

esta tarde.
—Todo trabajo y nada de diversión… —Katarina me sonríe. Tiro de su

cola de caballo mientras camino alrededor de la mesa y dejo mi bandeja.
Cuando salgo del comedor, vislumbro a Gregor y me detengo un

momento, quedándome atrapado en un trance con solo verlo molestar a uno
de sus amigos agarrando su Gatorade y jugando a mantenerlo alejado. Es una
de las cosas que más disfruto al observar a Gregor, la forma en que tontea
con sus amigos. Es como si no hubiera una sola preocupación en el mundo
cuando él se ríe y sigue adelante. Envidio ese espíritu despreocupado. A veces,
cuando fantaseo con él, me imagino que soy yo a quien sonríe y se burla.
Katarina no se equivoca; me había fijado en Gregor por primera vez el año
pasado y he desarrollado un enamoramiento silencioso e invisible. Me he
imaginado cómo sería pasar horas hablando con él y simplemente pasar el
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rato, riendo. El enamoramiento se ha convertido en una pequeña obsesión,

de modo que cada vez que entra en el comedor, o lo veo en la escuela, es
como si un imán estuviera pegado a mis ojos e inmediatamente van en su
dirección. El problema es que no puedo permitirme tener distracciones en este
momento, y Gregor es una gran distracción sexy.
Suspiro, empujo las puertas de salida y regreso al estudio para trabajar

en elongar mis extremidades con algunos ejercicios de barra. Siento una
pequeña punzada de nostalgia, pero rápidamente la saco de mi mente. Estoy
decidido y necesito volver a centrar mi atención para poder conseguir este
papel en las audiciones.
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Capítulo 2
Al día siguiente, me siento extraño cuando me despierto y no me pongo
mi mono y las mallas de inmediato. Me he acostumbrado al atuendo en el año
que estuve en la escuela. Me pongo una camiseta y unos pantalones
deportivos y me dirijo al auditorio para congregarme con los otros bailarines.
Entro y me siento en una de las filas traseras y espero a Katarina. Me parece
divertido que los bailarines y los estudiantes de teatro estén todos sentados
en lados opuestos del auditorio con sus respectivos amigos. Para un grupo de
estudiantes que van a compartir talentos y trabajar entre ellos, la segregación
es una señal obvia de problemas futuros.
Katarina se desploma en su asiento a mi lado mientras Madame se

sienta remilgadamente en una silla junto al podio. Schlewp, enjuto y calvo,
revisa algunas notas.
—¿Como te sientes? —murmuro. Ayer había sido brutal para ella.

Efectivamente, la caída del azúcar la había dejado sintiéndose enferma y con
poca energía. Con los continuos ascensos que habíamos estado practicando,
y los arabescos y los grandes jetés, la hicieron colapsar en el sofá de mi
dormitorio mientras trabajábamos en la parte académica.
—Siento como si me hubiera puesto un contenedor de basura en el

estómago —susurra.
—Entonces, ¿no es necesario mencionar toda la basura que comiste?
—Lo acabas de hacer.
Katarina gime cuando se enciende el micrófono. Todo el auditorio se

encoge cuando un fuerte silbido se emite desde la cabina de sonido. Cuando
se enciende, el Sr. Schlewp se aclara la garganta.
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—Hola. Estoy emocionado de poder ofrecer los detalles sobre el Virtuoso

del Día de San Valentín este año. A Madame Roussou y a mi nos complace
trabajar juntos para brindar una nueva y emocionante forma de
entretenimiento para nuestros ex alumnos. —Se vuelve e indica a Madame
que está sentada junto al podio. La mirada que tiene en su rostro es todo
menos que complacida. Tiene los labios apretados como si hubiera probado
algo amargo y eso no augura nada bueno para su temperamento. Madame
mira a su alrededor brevemente, mostrando una mueca que imita una
sonrisa.
Veo a algunos de los estudiantes de teatro susurrando y riendo, y eso

me molesta. Creen que lo tienen todo resuelto, pero no tienen idea de la
dedicación que tiene a la escuela y los bailarines. Finjo, cuando noto que
Gregor susurra con uno de sus amigos, que no es como los demás. A veces,
vivir en mi propia cabeza y fantasear con un hombre puede resultar
enloquecedor. Mi atención vuelve al escenario cuando Katarina me da un
codazo.
—Este año, además de los estudiantes de teatro que interpretan una

pequeña obra y la compañía de ballet que presenta… eh… una pieza que
Madame Roussou decidirá más adelante, hemos decidido hacer un musical
conjunto, Rent. Estoy seguro que algunos han escuchado o visto el musical.
Es un romance moderno con estilos de vida alternativos y creemos que
agregará una pieza ecléctica al dossier de la noche.
Madame resopla ante su intento de pronunciar una palabra en francés,

y es el turno de los estudiantes de danza de reírse. Tengo la sensación que
esta actuación verá algunas disputas antes que termine, pero todavía estoy
emocionado.
—Se realizarán audiciones para elegir los papeles. Cualquiera es

elegible para cualquiera de los roles. No importa si se es bailarín o actor,
decidiremos una combinación de estudiantes de ambos grupos y luego una
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serie de suplentes para respaldar el estudio en caso que ocurra algo. Esto es
normal y estoy seguro que todos estarán de acuerdo, que cada uno
contribuiremos a ayudar a nuestros compañeros de estudios a rendir al
máximo de sus capacidades. Esperamos que el grupo de teatro ayude a los
bailarines con sus habilidades de actuación, y del mismo modo
agradeceríamos la aportación de los bailarines para las piezas coreografiadas
dentro del musical.
El señor Schlewp guarda silencio y mira a su alrededor. Nadie dice

nada, por lo que se vuelve hacia Madame.
—¿Hay algo que quieras agregar?
Casi siento lástima por él porque un brillo entra en sus ojos cuando se
pone de pie y toma el micrófono.
—Como saben mis alumnos, tengo un horario de clases estricto.

Práctica por la mañana, por la tarde y por la noche. Espero, ya que
necesitamos mantener la integridad de la reputación de esta escuela, que
cualquier estudiante que asuma un papel sacrifique voluntariamente su
tiempo y lo dedique a hacer brillar este musical. Eso incluye también los fines
de semana. Mis clases nocturnas quedarán para la preparación de la pieza
clásica. Elegí El lago de los cisnes, que se ha presentado en todos los Virtuosos
del Día de San Valentín, y sin problemas, podría agregar.
Hay un gemido colectivo de la audiencia. No es de extrañar que los

exalumnos se decidieran por una nueva cadena de eventos para esa noche.
Veo que Eric y Angela se miran el uno al otro, ya susurrando sobre sus roles.
Lo han realizado el año pasado y sin duda lo volverán a hacer este año.
Katarina me da un golpe con la rodilla y vuelvo mi atención a Madame, que
mira ceñuda a los susurrantes estudiantes de teatro. Rápidamente se callan
bajo su mirada fulminante, dándose cuenta que habla en serio cuando indica
que es estricta con los horarios. Todo el mundo sabe que está decidida a hacer
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las cosas y que impone respeto. Va a ser interesante ver a los estudiantes de
teatro someterse a su voluntad.
—Ahora, ¿qué estaba diciendo? Oh, sí. Por lo que tengo entendido, Rent
es una actuación inusual, y muy fuera de mi decisión habitual de una pieza
clásica. Eso no significa que no esté dispuesta a dedicar la misma atención a
enseñar para llevar la pieza a su máximo efecto. Para las audiciones para el
segmento de danza, espero que preparen dos piezas, una clásica y la otra un
segmento de su elección para demostrar sus capacidades y fluidez entre los
estilos de danza. Las audiciones serán en una semana, y una semana más
tarde, los roles serán elegidos. Estoy segura que el Sr. Schlewp también tiene
una lectura para vosotros.
El Sr. Schlewp se pone de pie y se inclina hacia el micrófono, lo que

hace que Madame se incline y lo mire con incredulidad por invadir su espacio
personal.
—Eh, sí. Después de realizar vuestros números de baile, haré que leáis
la parte para la que estás audicionando, y luego, una segunda pieza, como ha
indicado Madame Roussou, por favor preparad una declaración de por qué
deseáis ser elegidos para esta pieza.
Él vuelve a sentarse y Madame se aclara la garganta.
—Yo, por supuesto, consideraré no solo una primera línea de bailarines,

sino una segunda y posiblemente también una tercera. Pueden pasar muchas
cosas entre ahora y febrero, y es mejor estar preparado. Creo que en el drama
se les llama suplentes.
Ella dice la palabra suplente como si quien fuese elegido como tal fuera
el último recurso absoluto, la escoria del barril, por así decirlo. Miro a Eric de
nuevo, quien asiente distraídamente, como si estuviera de acuerdo con cada
palabra que ella dice, no porque crea que alguna vez será la segunda línea,
sino porque siente que es necesario discriminar entre los mejores y no tiene
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ninguna causa de preocupación. Me irrita verlo luciendo tan despreocupado,

como si tuviera derecho a todas los papeles de primer bailarín solo porque ya
lo han elegido antes. Ahora no solo está compitiendo contra mí y algunos otros
bailarines, sino que también está compitiendo contra el club de teatro, y
espero que puedan traer un desafío a la pista, tanto como sé que yo puedo.
—Como nota final, las clases nocturnas se cerrarán esta semana para
que tengáis tiempo de preparar vuestros bailes. Es decir, mis clases serán
anuladas. Creo que el Sr. Schlewp ya permite que sus estudiantes disfruten
libremente durante ese tiempo, para participar en actividades de ocio.
El Sr. Schlewp tira de su corbata y asiente a Madame mientras los

bailarines se ríen y los estudiantes de teatro hacen gestos burlones de pereza
e interés fingido.
Después que termina su discurso sobre la perfección, la integridad, la

dedicación y el trabajo arduo, que algunos hemos escuchado miles de veces,
el Sr. Schlewp presiona un botón en el podio, baja la pantalla del proyector y
el auditorio crepita con el encendido de los altavoces. La música resuena por
la habitación. Madame había querido tener una proyección de la película,
prefiriendo que la historia brille a través de la actuación, pero el Sr. Schlewp
había insistido en ello para beneficio de sus estudiantes de teatro, y dado que
iban a mostrarla a un grupo, era justo que se lo mostrara a todos.
Me siento y cruzo las piernas, dejando que mi mirada caiga hacia la

parte posterior de la cabeza de Gregor. Está susurrando con un amigo y estoy
contento de verlo durante el resto de la proyección, excepto cuando mira hacia
atrás y me pilla mirándolo. Rápidamente agacho la cabeza y dejo que mis ojos
vaguen por todo el teatro con toda la máscara de estupor que puedo reunir,
pero siento sus ojos oscuros perforando un costado de mi cara mientras dejo
que mi mirada se desvíe de nuevo a la pantalla.
Después de unos momentos, escucho a Katarina desplomarse, su

cabeza en mi brazo mientras ronca levemente. El sonido se ve ahogado por el
22
volumen del sonido de la película y, con las luces tenues, nadie la nota. Le
doy unas palmaditas en la rodilla, agarro mi chaqueta de lana de la silla de
enfrente y se la coloco sobre los hombros. Le echo un vistazo a Gregor, pero
está mirando la pantalla y una punzada de celos me recorre cuando su amigo
se inclina y le susurra algo al oído. Intento despejar mi mente de
pensamientos sobre él. Solo servirá como distracción durante la próxima
semana. Tengo tantas ideas para la pieza única que empiezo a reflexionar.
Necesito hacer algo que realmente se destaque. No me preocupa la pieza de
ballet. He coreografiado e interpretado cientos de ellas a la perfección hasta
ahora. Estoy pensando que debería volver a lo básico, en lo que comencé
siendo bueno.
Aunque un baile de claqué no será ideal para esta pieza, creo que
debería considerar qué pieza hizo que me aceptaran en Julliard. El Señor de
la Danza es esencialmente una batalla entre el Señor de la Luz y el Príncipe
de las Tinieblas. El musical Rent es la batalla y la lucha es de los miembros
de la comunidad LGBT y la epidemia del SIDA. Tengo un par de zapatos de
calle, o mejor dicho, zapatos de jazz, como se les llama. Su flexibilidad me
permitirá moverme libremente, ya que la visión que empiezo a formar en mi
cabeza se convierte en una pieza coreografiada que demuestra una batalla
interna e interactúa con fuerzas externas. Hay muchos accesorios disponibles
para trabajar en el escenario. Solo será necesario interactuar con unos pocos
para esto. Puedo incorporar los desgarradores movimientos del ballet clásico
para demostrar la lucha interna y usar la danza de forma libre para
interactuar con mi entorno.
Estoy casi ansioso por terminar la película para poder ponerme a

trabajar en el perfeccionamiento de la pieza, pero es bueno tener un descanso
de las constantes y extenuantes sesiones de Madame.
Katarina gruñe en sueños, se limpia la baba con el dorso de la mano y

la deja caer sobre su regazo. Tendré que burlarme de ella más tarde por ser
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asquerosa, pero le doy un beso rápido en la parte superior de la cabeza y

termino de ver la película con el resto de las clases.
Una vez que termina, nos despedimos para almorzar y sacudo a

Katarina para despertarla. Me mira mientras se arregla la cola de caballo que
se le había torcido.
—¿Te sientes mejor? —le pregunto mientras se frota los ojos.
—Sí. ¿Qué me perdí? —pregunta.
—Toda la película —le explico mientras me devuelve el vellón.
—Muy bien, ¡espero que hayas tomado notas y puedo verlas más tarde!
—Me sonríe. Chasquea los labios y frunce el ceño.
—¿Qué pasa?
—Tengo mucha sed. Vamos a almorzar para que pueda tomar un agua.
—No me sorprende —bromeo—. Babeaste baldes en tu camiseta.
Le señalo la mancha húmeda de su camiseta y ella arruga la nariz.
—Asqueroso.
—Sé que lo eres, pero aún así te amo. Vamos, amor. —Me pongo de pie
y me cuelgo el bolso de baile al hombro.
Katarina recoge sus cosas y nos dirigimos a las puertas de la parte

trasera del auditorio. Cuando salimos a la deslumbrante iluminación
fluorescente del techo, escucho una voz burlona detrás de nosotros.
—Se ve aún peor bajo estas luces que cuando tiene la boca abierta y
babea en tu brazo.
Me giro y veo a Angela y Eric salir del auditorio.
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—Ángela, siempre es un placer —murmuro. Sus ojos felinos me miran

con furia mientras me mira de arriba abajo, y luego hace lo mismo rastrillando
una vez a Katarina.
—Bueno, alguien ha estado siendo demasiado complaciente. Más

dulces Katarina, y no sé cómo Colin podrá levantarte del suelo.
Katarina la fulmina con la mirada, pero no dice nada. Rápidamente

cambio de tema, antes que se vuelva demasiado malicioso.
—¿A qué papel vas a audicionar, Angela? —pregunto.
—Bueno, obviamente uno de los protagonistas. Mimi, por supuesto.

Ella es la protagonista femenina. Pero también puedo identificarme con
Joanne, supongo.
—¿Por qué, porque tienes padres ricos y poderosos?
—Y ese personaje es de la Ivy League y un abogado.
—Sí, y nada grita tiburón como tú, Angela.
Engacho a Katarina por el brazo y me doy la vuelta para irme.
—¿Para qué papel vais a audicionar? —Eric se burla. No me molesto en

darme la vuelta y responderle. Cualquier cosa sarcástica que tenga que decir
solo me enfurecerá más.
Lo escucho de nuevo;
—¿Para qué papel vais a audicionar? —Giro sobre mis talones, listo
para golpearlo, y veo a Gregor parado allí. Eric y Angela nos empujan y siguen
caminando, riéndose de nosotros por encima del hombro.
—Voy a… —Katarina se apaga.
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—Ah... —comienzo—. Lo siento, voy a hacer la audición para el papel

principal. Mark, es el nombre del personaje. Y de segundo, el personaje del
profesor, Tom Collins.
—Eso es genial. ¿Alguna idea de lo que vas a hacer para tu segundo

baile? —pregunta Gregor. Sus ojos son tan marrones que parecen charcos de
chocolate. Su piel es moka y brilla bajo la luz, haciéndolo ver positivamente
comestible para mí. Me pierdo mirándolo, y cuando él tiene esa mirada
extraña en su rostro, salgo de ella.
—Oh, sí. Lo siento. Creo que un baile mixto. Un poco elegante, un poco
estilo libre.
—Suena como un plan sólido. Bueno, te veré por ahí —murmura y se

gira en la otra dirección, dirigiéndose hacia su grupo de amigos que lo están
esperando. Noto que el tipo que le había estado susurrando al oído me mira
por encima del hombro. Me doy la vuelta y me alejo hacia el comedor,
completamente perplejo en cuanto de qué iba esto. Durante todo el año
pasado, Gregor nunca había mostrado interés por mí. Sin preocuparse de
charlar conmigo en el pasillo antes. Lo había visto por ahí el año pasado, pero
pensé que estaba corriendo con su público y no me daría la hora del día. No
es que estuviera o esté buscando a alguien en este momento. Tengo que
concentrarme por completo en el baile si alguna vez quiero una oportunidad
para el papel principal.
Cuando entro al comedor, encuentro a Katarina en nuestro rincón

habitual. Los asientos de plástico negro y gris están esparcidos por todas
partes, ya que somos los únicos dos que nos sentamos en esta esquina del
comedor. Me pongo en la fila y cargo mi bandeja mientras miro a mi alrededor
para esperar a que Gregor y sus amigos entren al comedor, pero no aparecen.
—¿A qué vino todo eso? —pregunta Katarina.
—¿Qué quieres decir? —Me sobresalto y la miro.
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—Solo que, en todo este tiempo, Gregor nunca te ha hablado antes. ¿Te
invitó a salir? —Ella empuja mi hombro mientras la empujo juguetonamente
en respuesta.
—No. Solo quería saber para qué papel voy a audicionar.
—¿Es así? ¿Eso es todo lo que quería saber? —Su tono es seco.
—¿Sí, por qué? —pregunto con la boca llena de col rizada.
—Porque él puede darse cuenta de eso fácilmente en las pruebas, tonto.

—Suspira exasperada.
—¿Entonces?
—Entonces, ¿crees que se hizo tiempo en su agenda para hablar contigo

sobre lo que todos los que están aquí hablan? ¿Escuela y actuaciones? Nunca
antes te había hablado y ahora, de repente, es muy importante para él conocer
tus pensamientos. Realmente a veces eres tonto, Colin.
—Yo... yo... bueno, ¿por qué no dijo que estaba interesado en hablar de
otra cosa entonces? —solicito.
Ella me pone los ojos en blanco.
—Eres un chico. Sabes cómo son todos. Muy rara vez dicen que están
interesados en algo. A veces señalas y gruñes, otras veces ignoras a propósito
lo que te interesa. No me pidas que entienda la cosa del macho, porque no lo
hago. Pero sí. Estaba tratando de decirte que estaba interesado.
—Bueno, yo tampoco lo entiendo. Pero ahí lo tienes. Lo arruiné.

Entonces, ¿podemos seguir adelante? Quiero probar un par de movimientos
antes de la clase de esta tarde.
—Ve. Voy a seguir disfrutando de esta deliciosa y cursi pieza de pizza.
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—Sí, haz eso. Entonces te dejo con el amor de tu vida . —Le doy un
beso en la mejilla y ella golpea mi hombro, pero mira felizmente su pizza.
Pongo los ojos en blanco y me dirijo al estudio.
28
Capítulo 3
Por la tarde la sesión transcurre a paso de tortuga. Madame nos hace
comenzar con lo básico para El lago de los cisnes, que todo el mundo conoce,
pero de todos modos nos pone a prueba. Cuando llega el momento de los
ensayos, es evidente quién ha decidido que son los protagonistas, porque
coloca a Angela y Eric al frente de la clase para tomar posición.
Observo como los dos se mueven uno alrededor del otro con una fluidez
que solo puede describirse como singular. Aunque son dos cuerpos
separados, se mueven como uno solo. Es evidente por qué Madame los
prefiere sobre cualquier otro, porque hay algo más en la forma en que bailan
juntos, una comprensión de algún tipo que los vincula de una manera que el
simple hecho de realizar los movimientos no lo hace. Si no fuera porque todo
el mundo sabe que Eric es abiertamente gay, supondría que la comprensión
o la emoción en la forma en que bailan juntos es pasión, pero es algo
completamente diferente.
Cuando termina la clase, me resulta extraño tener una noche entera de

tiempo libre. Me encuentro con Katarina en el comedor para cenar y come
rápido, despegando sin explicar adónde va. Como la mayoría de la gente,
probablemente va a preparar un baile y quiere estar sola para pensarlo.
Cuando vuelvo al estudio, ya hay varios estudiantes trabajando y me

doy cuenta que nunca voy a poder concentrarme allí, así que voy en busca de
otro estudio vacío.
Mientras camino por los pasillos, escucho una serie de canciones

diferentes en las habitaciones y, de vez en cuando, miro fragmentos de la
coreografía que están armando. Escucho y veo muchos estilos diferentes y de
repente me pregunto si el mío será lo suficientemente bueno.
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No encuentro un aula vacía, así que pruebo el auditorio una última vez
antes de decidir mi plan de respaldo. Cuando entro en la gran sala, me alivia
no ver a nadie allí. Me apresuro a bajar al escenario y salto. Me parece enorme
sin nadie más presente y sin otros bailarines actuando conmigo. El piso de
madera está rayado y marcado por cientos de representaciones realizadas.
Circulo por el escenario un par de veces, tratando de sentir el ambiente.

Todavía no he elegido una canción, pero dejo caer mi bolso y rápidamente me
pongo mis zapatos de jazz. Hago piruetas un par de veces por el escenario,
permitiendo que mi cuerpo se relaje y la inspiración me invada. Noto un
escenario con una silla plegable detrás de la cortina, donde había estado
sentado alguien a cargo de bajar las cortinas. La recojo y la coloco en medio
del escenario, permitiendo que la visión de un banco en la ciudad nuble mi
mente. Fusiono la fantasía con la realidad de que la silla está ahí. Me imagino
que al igual que muchos bancos alrededor de Nueva York, este es con el que
estaré interactuando y este es el que será un obstáculo para mí.
Bailo alrededor de la silla, girando cada vez más rápido y luego me retiro
para agarrar la silla por su respaldo y sentarme, exhausto. He visto esta pose
de tantos extraños en toda la ciudad. Los bancos del parque, los bancos de
las paradas de autobús, los bancos de las calles. Tanta gente se ha sentado
sobre ellos, sin darse cuenta de las vidas que han ido y venido por ese lugar.
Dejo que mi peso se desvanezca mientras mis pies me levantan de mi percha.
Dejo que el baile comunique que estoy dejando atrás mis pruebas y
preocupaciones. En estilo libre, dejo que mi cuerpo se mueva en giros, en algo
que intenta liberarme. El enojo hacia mi familia por no permitirme ser abierto
sobre quién soy. La ira por lo agotador y difícil que es brillar como el mejor
bailarín, pero solo para que Eric lo muestre una y otra vez. Y finalmente, todas
las emociones que surgen al admitir abiertamente que soy gay, todas salen a
borbotones de mi cuerpo mientras bailo.
Llego al borde del escenario y me detengo, levantando los brazos y

retrocediendo con los pies arqueados y puntiagudos. Arrastro los pies hacia
30
atrás como si acabara de lanzarlo todo desde el escenario y hay un nuevo

sentimiento que entra en mí mientras me muevo hacia atrás. El júbilo, la
alegría y el asombro comienzan a entrar en mi baile. Me imagino el rostro de
Katarina en mi mente y realizo una Batterie. Me siento cálido y bienvenido al
pensar en nuestra franqueza y honestidad. Siento amor por tener un mejor
amigo que aporta humor y diversión a mi vida.
Luego pienso en Gregor. No sé por qué, pero su rostro entra en mi

mente. Realizo un Déboulé. Mientras me abro paso por el escenario, me
pregunto si estoy tratando de huir de la imagen de él en mi mente, o si estoy
realizando el movimiento porque al recordarlo mi corazón se acelera y siento
que mi espíritu se eleva y toma vuelo. Me detengo en el borde del escenario
de nuevo. Niego con la cabeza, tratando de despejar mis pensamientos sobre
Gregor. No puede ser un factor en este baile. Debe tratarse de interactuar con
el medio ambiente y luchar contra la voluntad. Resoplo ante la ironía de ese
pensamiento, porque es una batalla de mi voluntad sacarlo de mi mente. Me
agacho, respiro profundamente unas cuantas veces y me limpio el sudor de
la frente. Doy la vuelta al escenario una vez más, pero me congelo cuando
regreso, y la misma persona en la que estaba tratando de no pensar, está
apoyada en sus antebrazos en la base del escenario en el centro. Los ojos de
Gregor se clavan en los míos mientras lo miro. Me toma unos momentos
pensar en algo que decir:
—¿Necesitabas el escenario? Lo siento, no pude encontrar un lugar

tranquilo para practicar y pensar, pero si necesitas el escenario para
practicar...
No dice una palabra, pero pone ambas manos planas en el escenario y

usa sus músculos para levantarse. Miro el escenario a izquierda y derecha,
inconscientemente buscando un escape. Nunca he estado a solas con él. ¿Qué
puede querer? Mientras se acerca a mí, al principio no me doy cuenta que
estoy caminando hacia atrás, tratando de escapar de su avance. Me obligo a
quedarme quieto mientras se acerca.
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—Lo siento —digo de nuevo—. ¿Hice algo mal? No pensé que hubiera
reglas en la escuela sobre no usar el escenario. ¿Hay práctica de teatro esta
noche? —Me doy cuenta que estoy balbuceando, pero él solo sonríe.
—Cálmate. —Su voz es como miel rica, suave. Dejo de hablar cuando
finalmente deja de caminar hacia mí, a solo unos centímetros. Inhalo, sin
darme cuenta. Su aftershave es almizcleño y rico. Me balanceo sobre mis pies.
Debe ser la sangre que fluye tan rápidamente por mi cuerpo por el ejercicio.
Miro a mi alrededor en busca de mi botella de agua y la veo al final del
escenario. Se ve tan lejos, pero definitivamente parecería que estoy huyendo
si camino hacia ella. Inspiro profundamente unas cuantas veces para
calmarme.
—Tienes algunos movimientos intensos. Estaba viendo el baile —dice

en voz baja.
Lo miro, sin saber cómo responder al hecho de que me ha estado

mirando.
—Um, ¿gracias? —Intento.
Él se ríe y continúa:
—¿Alguna idea de lo que vas a usar para la música?
—Estaba pensando en la Quinta Sinfonía de Beethoven —le digo. Me

había estado preguntando lo mismo. Sé que tiene que ser algo intenso,
enojado y de ritmo rápido.
—La he oído —dice—. ¿Puedo ofrecer algún consejo?
—Sí, claro, ¿qué sería? —pregunto. Me sorprende que conozca el género

clásico. Me pregunto dónde lo habrá escuchado.
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—No elijas música con la que bailas normalmente —ofrece. Arrugo la

frente, curioso y confundido de por qué diría eso.
—¿Qué quieres decir? —le pregunto.
—Es solo que, a veces, os veo bailar. Nunca podría bailar así, pero me
encanta bailar, ya sabes lo que estoy diciendo.
—¿Quieres ser bailarín? —No puedo evitar la incredulidad en mi voz.
—No necesariamente, pero me encanta bailar. La cuestión es que

siempre te gustan las piezas clásicas. Sé que Madame Roussou tiene una
formación clásica, pero eso no es lo que te hará destacar. Elegí el drama
porque hay tantos estilos diferentes entre los que puedes optar al hacer una
audición para obras de teatro y musicales. Hay tantas variaciones de música
y piezas que pueden hablarle a una persona, ¿sabes?
Asiento, mientras la comprensión comienza a hacer mella en mí.
—No fui elegido por el ballet —le explico—. Fui el protagonista de El

señor de la danza. Madame Roussou estaba presente con un reclutador del
departamento de admisiones, y se acercaron a mí después. Pero la pieza se
realizo con claqué.
Él menea la cabeza.
—Bien, bien. Mira, eso es en lo que debes concentrarte: lo que te hizo

destacar. He estado caminando por la escuela, pensando en lo que podría
hacer para tener el mismo efecto en mí, y todo lo que veo son bailarines
interpretando piezas tradicionales. Esos no van a ser los que obtengan los
roles. Eric y Angela, se convertirán en protagonistas automáticamente porque
parecen parte de la gente del ballet. Pero si quieres una oportunidad real de
conseguir el papel principal en el musical, tienes que destacar y no por tu
apariencia. Me imagino que te critican mucho ese pelo rojo —me sonríe.
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—Sí, lo hacen —concuerdo.
—Necesitas hacer que tu baile destaque, hombre.
—Gracias por el consejo. —Lo miro por debajo de mis pestañas. No me

había dado cuenta de lo alto que era hasta que estuve de pie junto a él. Es al
menos unos cuantos centímetros más alto que yo, pero su altura y su masa
muscular más pronunciada son sexys. Mi cerebro se acelera y de repente
imagino cómo sería estar en sus brazos.
—No hay problema —murmura. Lo siento en lugar de verlo acercarse

un paso más a mí mientras lo dice. Rápidamente miro hacia el suelo después
de mirarlo demasiado tiempo. Siento que mi pulso se acelera y froto mis
palmas en mis pantalones de chándal. Trabajo para controlar el impulso de
dar un paso atrás.
—¿Puedo darte otro consejo? —pregunta. Su voz es casi un susurro

cerca de mi oído y trago saliva mientras trato de no girar la cabeza y robar un
beso rápido—. No te disculpes todo el tiempo por estar cerca. Si no quisiera
estar cerca de ti, no habría venido a buscarte —murmura. Siento el roce de
sus labios contra mi oído y me estremezco, incapaz de reprimir la sacudida
eléctrica que incluso el contacto más suave ha enviado disparada a través de
mi cuerpo. Cierro los ojos con fuerza mientras me balanceo sobre mis pies.
—Te he estado observando durante un tiempo —confiesa y mis ojos se

abren de golpe.
—¿Lo has hecho? —chillo y me aclaro la garganta.
—Sí, y decidí venir a hablar contigo después que te pillé mirándome

esta mañana. —Sonríe cuando lo admite. Antes que pueda alejarme, su brazo
se dispara hacia arriba y toma mi nuca mientras me atrae para un beso. Estar
encerrado en sus brazos es tal como había fantaseado, y su beso es aún más
embriagador cuando baja su cabeza hacia la mía. Sus labios son grandes y
34
suaves, y me siento completamente envuelto en él mientras su lengua se

desliza y toca mis labios. Me aferro a su sudadera con capucha e inclino la
cabeza hacia atrás, lo que le permite dominar la situación y controlar el beso.
Intento arquear la espalda para mantener apartada la erección que me ha
engrosado los pantalones ajustados. No se puede negar que está ahí. Me puse
duro en el segundo en que sus labios tocaron mi oreja, y el beso está
conduciendo mi excitación a un estado frenético.
Siente mi vacilación y usa su otro brazo para envolver mi cintura,

atrayéndome contra él. Salto de la sorpresa cuando siento su gruesa longitud
presionada contra mí a través de sus propios vaqueros. Gime cuando
entramos en contacto y tiemblo cuando profundiza el beso. Nos quedamos
allí, apretujados uno contra el otro.
Solo interrumpe el beso cuando sus labios se deslizan por mi

mandíbula y cuello y yo gimo al sentir su lengua caliente sobre mi nuez de
Adán. Las vibraciones de su boca envían escalofríos de placer corriendo bajo
mi piel. Siento que la tensión comienza a palpitar entre mis muslos cuando
sus toques golpean mis nervios y se disparan a través de mi sistema, enviando
señales en una cascada de placer hacia abajo. Bailo y me agito en sus brazos
cuando sus palmas me acunan por detrás a través de mi pantalón y
comienzan a masajear. El contacto hace que nos presionemos más fuerte el
uno contra el otro y no puedo escapar de las sensaciones que han comenzado
a salir de mi control.
Un dolor sordo ha comenzado abajo, y la sensación hace que el dolor se

extienda a lo largo de mí mientras palpita y hormiguea. Interrumpo el beso,
temeroso de avergonzarme por mi falta de control.
—¡Gregor! —Me sorprendo ante mi tono agudo y en un grito de

necesidad. Me muerde el lóbulo de la oreja de nuevo, habiendo encontrado el
punto que es más sensible y me pone a saltar en sus brazos. Su provocación
35
es enloquecedora y justo cuando estoy a punto de perder el control y

deshacerme en sus brazos, una voz grita desde el área del podio;
—No interrumpo nada, ¿verdad? —La burla de Eric resuena a través de

todo el escenario y salto hacia atrás. Gregor es más casual para soltarme
mientras yo lucho por liberarme. Noto que sus ojos son peligrosos mientras
me mira. La lujuria cruda brilla en su mirada, pero cuando se vuelve hacia
Eric, cambia a algo amenazante.
—¿Qué quieres, Eric? —exige. Aprovecho la oportunidad para correr

por el escenario y escapar. Cojo mi botella de agua, mi bolso, salto del
escenario y corro por el pasillo hacia la puerta.
Corro todo el camino hasta mi habitación y cierro la puerta,

encerrándome. Camino por mi habitación con los brazos por encima de la
cabeza, temeroso de tocar mi piel hipersensible mientras trato de respirar algo
de control en mi cuerpo. Miro a mi alrededor, odiando las sencillas paredes
beige y el juego de cama azul marino. No ofrecen ninguna distracción visual
para que quede atrapado y me olvide de lo que acaba de suceder. Paso tan
poco tiempo aquí que no me he tomado el tiempo para decorar o colgar
carteles ni nada. La habitación es pequeña con una cama individual y una
cómoda. Tengo un pequeño televisor. Nunca miro nada en él, y un sillón puf
en la esquina donde se sienta Katarina, para las raras ocasiones en que
tenemos tiempo para pasar el rato y relajarnos.
El dolor entre mis muslos es enloquecedor y normalmente no paso

mucho tiempo pensando en sexo ni nada de eso, porque prefiero
concentrarme en cosas más importantes como mi carrera de baile y
universitaria. Claro, tengo una sesión ocasional por mi cuenta en el baño o
en la cama, pero nadie me había hecho sentir tan intensamente antes, y
mientras camino, me doy cuenta que me asusta. No quiero perder el enfoque
en lo que es importante. Gregor McCallum es una distracción que no necesito
en este momento.
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Cuando finalmente me tranquilizo lo suficiente para sentarme, lo hago

con gratitud. Me recuesto en mi cama y dejo que mi mano recorra todo mi
estómago. Estoy irritado con él ahora. ¿Es esta una estratagema para
distraerme y poder ganar el papel en el casting? La ira surge a través de mí
cuando me doy cuenta que funcionó. Estoy tan duro que no hay forma que
desaparezca a menos que haga algo al respecto. Me doy la vuelta y golpeo mi
almohada con frustración. Tal vez ese había sido su plan desde el principio,
distraerme con el fin de tener el escenario para él solo. Quiero decir, qué sé
realmente sobre Gregor excepto que es agradable a la vista y mirarlo me hace
fantasear con tener una relación con él. Lo que me molesta es que cada vez
que lo veo, está sonriendo y parece feliz. Como si estar aquí en la escuela no
fuese un trabajo duro y solo se estuviera divirtiendo. Quizás esa sea la
atracción, un hombre que puede ser casual, despreocupado y divertirse.
Pienso en la cantidad de veces que he sonreído en la clase de Madame

Roussou y me doy cuenta que no es frecuente. Las clases son duras y por lo
general estoy tan concentrado y decidido a lograr la perfección, no es
divertido, es solo trabajo duro.
Me acaricio mientras fantaseo con la sonrisa de Gregor y la sensación

de estar atrapado en sus brazos. No me toma mucho tiempo terminar. Nunca
he tenido novio, a pesar de saber que soy gay. He besado a algunos chicos,
pero no llevó a nada porque utilizo mi baile como una forma de excluirlos, así
no tengo que involucrarme con nadie. Maldito Gregor. Ha usado la única cosa
que tengo como escudo como una forma de llegar a mí.
Cuando termino, me voy a duchar, dejando que el agua caliente me

aclare la mente y me relaje, de modo que cuando entro de nuevo a mi
dormitorio, me duermo casi inmediatamente. No veo la luz en mi teléfono que
indica que hay un mensaje para mí de Katarina, y no es hasta la mañana
siguiente que descubro para qué había estado tratando de localizarme.
37
Capítulo 4
—¿Por qué me están mirando todos? —le pregunto mientras me siento
a desayunar.
—Bueno, tal vez si me hubieras enviado un mensaje de texto anoche —

comienza—, sabrías que toda la escuela sabe sobre el beso entre Gregor y tú
—termina.
La miro con horror mientras miro alrededor de la habitación y veo a

todos los estudiantes mirándome y susurrando. Rápidamente agacho la
cabeza y miro mi plato de comida, que de repente parece poco apetitoso y
como una masa de sustancia gelatinosa que, si me la pusiera en la boca, me
enfermaría instantáneamente del estómago.
—¿Qué pasó? —ella fisgonea y yo niego con la cabeza. Realmente no

quiero pensar en eso, y ahora realmente no quiero hablar de eso—. Colin —
dice con suavidad. Trago saliva y trato de concentrarme en tomar una
cucharada de avena y meterla en mi boca. Es una hazaña difícil, ya que me
tiembla mucho la mano.
¿Quién fue? Me pregunto a mí mismo. Podría haber sido Eric o Gregor.

Es obvio por qué Eric difundiría la noticia sobre el beso en la escuela. No es
ningún secreto que apenas nos toleramos. ¿Pero si fue Gregor? Podría
habérselo dicho a sus amigos de drama y no los conozco muy bien. Cualquiera
de ellos podría haber iniciado la cadena de rumores. Si fue Gregor quien lo
dijo, entonces tal vez yo tenía razón después de todo, y él lo estaba usando
como una forma de distraerme. Siento que mi cara arde de vergüenza.
—Él no te haría eso —dice Katarina en voz baja. Miro hacia arriba,
sorprendido por sus palabras.
38
—¿Qué? —grazno. Me esfuerzo tanto por reprimir las lágrimas que

puedo sentir ardor en los ojos, me duele la garganta.
—He salido con Gregor varias veces. Te lo dije. El año pasado, fui a una
fiesta con los chicos de drama y él todavía estaba saliendo con el chico con el
que estaba sentado ayer, Seth, creo que es su nombre. De todos modos,
estaban allí y lo vi interactuar con él. Es muy protector con el chico con el que
está —dice.
—Si son ex, ¿por qué estaban sentados uno al lado del otro ayer? —dejo
escapar antes que pueda contenerme. Incluso no puedo evitar los celos en mi
voz y ella levanta una ceja mientras yo agacho la cabeza de nuevo y me meto
otra cucharada de avena en la boca.
—¿Nunca has escuchado la expresión "todavía podemos ser amigos"?

Espera, no importa, olvidé que estaba hablando con el Sr.-No-tengo-una-cita-
porque-me-aparta-de-mi-baile-y-todo-el-tiempo-lo-paso-viéndome-a mí
mismo-en-el-espejo-del-estudio.
—Ay, maldita Katarina, eso estuvo mal —murmuro en mi avena.
—Bueno, es verdad. Supongo que a Seth le está costando dejarlo ir y

todavía está presionando a Gregor para que sigan siendo amigos y todo eso,
con la esperanza de poder convencerlo que vuelva con él o algo así. No es que
Gregor lo haga alguna vez, está la cuestión sobre Seth y Eric acostándose
juntos, y Gregor simplemente no acepta ese tipo de cosas. Demasiado drama
para el chico del drama. Le gusta que sus hombres sean fieles. Pero lo sabrías
si tuvieras una vida social. En lugar de eso, pasas todo el tiempo practicando,
practicando, practicando —me reprende.
Sus palabras son ciertas, pero eso no las hace ser menos dolorosas.
Salto de la mesa, incapaz de soportar la comida por más tiempo y le digo
bruscamente:
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—Bueno, discúlpame si algunos nos tomamos nuestra carrera en serio.

El hecho de que no puedas decidir de qué lado de la valla estás, del nuestro
o el de ellos, ¡no hace que me des la vara por tomar mi decisión en serio!
Me empujo salvajemente a través de la multitud, tratando de escapar

para poder sentir que estoy solo con mis pensamientos. Me detengo cuando
veo el rostro burlón de Eric aparecer a la vista. Está bloqueando la salida y le
exijo:
—Quítate del camino, Eric.
—Ese fue un beso, O'Shea —comienza. Doy un paso a la derecha para

rodearlo y él empareja el movimiento—. ¿Adónde vas con tanta prisa? ¿Gregor
y tú se van a encontrar detrás del escenario para un rato más a solas? Creo
que deberíamos decirles a Madame y al Sr. Schlewp que no hay necesidad de
realizar un drama romántico, ustedes dos lo harían bien por su cuenta —se
burla.
—¿Qué estás, en segundo grado? —escucho a Katarina detrás de mí—.

¿A quién le importa si se besaron, Eric? Solo sal del camino, estás bloqueando
la salida.
Entonces lo veo. La respuesta a su pregunta está en todo el rostro de

Eric. Está celoso. Empiezo a decir algo desagradable, sobre finalmente tener
algo que él no tiene. Tiene sentido, si él realmente fue la causa de la ruptura
de Seth y Gregor. Lo habría hecho intencionalmente para sacar a Seth del
camino y llegar a lo que quería, Gregor. Me ahorro tener que decir algo porque
un escalofrío recorre mi espalda cuando escucho a Gregor decir:
—Sal de su camino, Eric.
Me niego absolutamente a darme la vuelta y mirarlo. Eric gruñe:
—Nos vemos en clase —y luego se hace a un lado, y yo corro hacia la

puerta. Siento a Katarina detrás de mí mientras me giro para salir a tomar un
40
poco de aire, en lugar de regresar a los confines de mi dormitorio. Todavía

queda media hora antes que comience la clase y tomo grandes bocanadas de
aire mientras corro por la acera. La bulliciosa ciudad nos rodea, y la cadencia
de los sonidos que llegan a mis oídos de alguna manera me tranquiliza
mientras me dejo perder en el estruendo.
Bufo de risa, lo que hace que Katarina me mire con expresión

preocupada.
—¿Estás bien? —me pregunta.
—Sí, es solo, ¿alguna vez has notado que lo único que he intentado
hacer es destacar? Ser notado por la gente por mis habilidades y diferencias,
pero al mismo tiempo, ¿no han notado mis diferencias como el pelo rojo en
lugar de oscuro o de baja estatura en lugar de alto y delgado? Quiero decir,
que toda mi existencia está demostrando que soy diferente, pero de la manera
correcta. La ironía es que eso estaba tratando de lograr con mi baile anoche.
Retratando ese conflicto interno, ¿sabes? Y aquí está el segundo chiste. El
único lugar al que voy para calmarme cuando no puedo lidiar con eso es
perderme y convertirme en una cara más entre la multitud. Me hace sentir
mejor mezclarme y no destacar cuando se trata del hecho de que soy gay.
Doble ironía, ¿no te parece?
Katarina asiente y luego dice:
—Lo entiendo, creo. No soy gay, pero entiendo que lo has ocultado a
personas como tu familia durante mucho tiempo, y luego tenerlo de repente
en la escuela debe ser difícil, aunque la gente ya lo sepa. Hay tantos
estudiantes aquí que lo son. Realmente no es algo de lo que se hable mucho
porque está bien, es normal. Pero que lo señalaran tan descaradamente fue
un poco duro. Así que sí, creo que lo entiendo. Pero mira, se acabó. Viejas
noticias para mañana. Solo necesitas ponerte los zapatos de baile y volver allí
y hacer lo que mejor haces, Colin —insta.
41
Dejo de caminar y le doy un abrazo.
—Gracias, Katarina. No sé qué haría sin ti.
—Bailarías hasta caer muerto probablemente. Necesitas tener a alguien

que te ancle a la realidad. Y yo soy justo la persona que te dirá que bailar no
lo es todo. Tienes otras cosas, cosas como Gregor, en las que pensar ahora.
La miro inexpresivo.
—Él es lo último en lo que necesito concentrarme. No creas que no se

me ha ocurrido que solo lo hizo para desviarme de mi papel o conseguir el
escenario para él mismo.
—Te lo dije, él no es así. Deberías darle una oportunidad —insiste. Me

encojo de hombros y me doy la vuelta, habiendo caminado varias cuadras
desde la escuela solo para perderme de vista por un tiempo.
—No sé cómo invertir el tiempo; fue solo un beso. Pero oye, lamento
haberte gritado antes. Fue una mierda hacer eso y eres mi mejor amiga, no
debería haber hecho eso.
—Está todo bien. Sin embargo, solo quiero que pienses en una cosa.
—Sí, ¿el qué? —pregunto.
—Si solo fue un beso, entonces ¿por qué te influye tanto que te has roto
escapándote de la escuela y has insultado a tu mejor amiga?
Dejo de caminar, pero ella no. Miro su espalda un momento antes de

correr para alcanzarla y dirigirme a clase. Miro por el rabillo del ojo y veo que
está sonriendo, pero cambio de tema.
—¿Qué crees que será hoy? ¿Alzadas de nuevo?
42
—No, creo que hace mucho que nos hemos retrasado para hacer
calistenia o una sesión de estiramiento. —Afortunadamente, ella me muestra
misericordia al no presionar su última idea. Pero la molestia arde porque me
tiene todo el día preguntándome sobre lo que dijo.
Madame Roussou está sobre mí en clase por estar desenfocado. Eric no

dice nada más, pero señala y susurra en sus conversaciones con Angela,
quien se ríe cada vez que paso. El día se prolonga y cuando nos despiden de
la sesión de la tarde, mis pantorrillas están ardiendo por el constante golpeteo
del bastón de Madame en la parte posterior de ellas para que vuelva a
ponerme firme.
Decido saltarme la cena y la sesión vespertina de encontrar un estudio

vacío y a propósito me mantengo alejado del auditorio. Mi conversación
anterior me tiene en la estación de tren, comprando un boleto para ir a Boston
a visitar a mi familia. A veces, es una buena idea ir a casa a pasar un rato y
verlos, y sé que mi madre preparará la cena cuando yo llegue. No llamo ni
escribo mensajes de texto para decir que voy. Ella nunca me rechaza cuando
llego, la pregunta es si una vez que llegue allí, dudaré en la puerta,
preguntándome si vale la pena las miradas fulminantes de algunos de mis
hermanos por aparecer en casa. Lo peor es la cara pasiva de mi papá, que
nunca ha dicho una palabra negativa sobre mi decisión de aceptar la beca
para bailar, ni sobre mi sexualidad, pero tampoco ha dicho una palabra
positiva o alentadora. Me doy cuenta que estoy haciendo el viaje a casa para
evaluar nuevamente su reacción a todo eso, necesito saber si me aprueba o
no, y no le envío un mensaje de texto porque no sé si tendré el coraje de llamar
a la puerta y descubrirlo.
43
Capítulo 5
Cuando llego a casa, tomo el metro hacia el lado sur de Boston. Saco
una sudadera con capucha de mi mochila y me la pongo, ocultando mi rostro.
Me había puesto jeans y tenis antes de irme. El viaje en tren de tres horas
duro lo que pareció una eternidad, pero llegué a casa alrededor de las cinco y
media.
Hace que caminar hasta la puerta principal sea fácil, porque sé que
papá, Liam, Seamus y Patrick todavía están en los muelles, dejando a mamá,
Kathy, Sarah y Collene en casa. Subo corriendo los escalones del viejo edificio
Brownstone y entro por la puerta principal. Papá y mamá habían trabajado
duro para comprar toda la planta baja del edificio de apartamentos, a fin de
tener espacio para nuestra gran familia. Lo pagaron alquilando los dos niveles
superiores a otras dos familias irlandesas.
Cuando llego a la puerta del medio de los apartamentos que habían

convertido en un apartamento grande, llamo a la puerta. Habían elegido esta
como entrada principal porque conduce directamente a la cocina del segundo
apartamento, que es el eje central de las idas y venidas de la familia O'Shea.
—¡Adelante! —mi mamá grita a la puerta. La residencia O'Shea ha

tenido una política de puertas abiertas desde que tengo uso de razón. Cada
vez que alguien aparece en la puerta, siempre se le invita a entrar, no se le
hacen preguntas y se le hace sentir bienvenido. Abro la puerta y entro en la
cocina, que huele deliciosamente como el tradicional pan de soda irlandés y
estofado de cordero—. ¡Colin! —grita cerca de la estufa.
—¡Hola, mamá! —digo alegremente, mi ánimo instantáneamente se

levanta al ver su cara regordeta y roja.
44
Como de costumbre, está cubierta de harina y usa su delantal de cocina

que luce las hojas de acebo de las próximas vacaciones. Ella tiene un delantal
para cada día festivo y los rota en consecuencia.
—Todavía usas esas cosas viejas y andrajosas —bromeo con ella

mientras la abrazo. Ella es suave y cálida y, aunque soy un hombre adulto,
aguanto solo un segundo más, necesitando el abrazo de mi mamá. No
pregunta qué pasa, eso sería demasiado directo para su educación cristiana.
En cambio, dice—: No empieces conmigo por los delantales. ¡Evitan que mi
ropa se arruine por alimentaros a todos vosotros!
—¿Cuántas veces tengo que decirte que vengas a la ciudad y te llevaré

a un viaje de compras adecuado, para que no te veas como una mamá
futbolera desaliñada? —explico pacientemente.
Golpea mi hombro con la espátula que sostiene.
—Oh, ese sería el día, ¿no? No hay nada de malo en el fútbol, eso sí.
Nuestra Kathy acaba de pasar la prueba para el equipo universitario este año
y es el alero izquierdo, lo logró.
—¡Eso es excelente! —digo en serio. Si hay algo de lo que mi mamá

siempre se jactará, es del logro de sus hijos. Nunca dirá una palabra sobre sí
misma o su apariencia, ya sea buena o mala, pero siempre se enorgullecerá
de nosotros.
—Así es. Así que no te preocupes de que me vea como una mamá
futbolera —me reprende mientras se vuelve hacia la cocina.
Levanta la tapa de la olla y remueve el guiso. Siempre ha sido uno de

mis favoritos y el sabroso olor que flota en la habitación hace que me alegre
estar en casa. Miro a mi alrededor y contemplo la cocina. No ha cambiado en
absoluto con su papel de pared de girasol amarillo descascarillado y estantes
llenos de ollas, sartenes y alimentos. El refrigerador está cubierto de viejos
45
boletines de calificaciones, dibujos y pinturas de dedos. Los más actuales son

de su nuevo orgullo y alegría, el hijo de Liam, Aiden. Aiden es el primer nieto
y el niño de los ojos de mamá.
Se tambalea hacia la cocina con nada más que un pañal, una camiseta
y un chupete. Él levanta los brazos cuando me ve, y yo obedezco, alzando al
pequeño hombrecito sobre mi cadera mientras bailo con él por la cocina. Se
ríe mientras mi mamá nos mira y extiende rollos de canela en el mostrador
de postre.
Mientras juego con Aiden, ella me informa sobre el resto de las noticias
y el drama de la familia y yo escucho y tomo notas para las próximas
vacaciones. No quiero pisar los dedos de los pies y, ocasionalmente, cuando
hay demasiados Bushmills1 involucrados en las celebraciones, las cosas se
pueden calentar rápidamente. Es mejor no ofender al nuevo novio de Sarah
al equivocarse en el nombre de su mascota Pitbull o alguna tontería como esa.
Mamá sigue siendo incondicional al no preguntar abiertamente qué

está mal, pero hace alusión preguntando sobre la escuela. Le hablo de las
próximas actuaciones y de que Katarina está indecisa sobre el teatro o el baile.
Ella había tomado un gusto instantáneo por Katarina cuando la traje a casa
el pasado Día de Acción de Gracias para celebrar con nosotros. Según
Katarina, la había llevado a la cocina y le había agradecido por ser una amiga
tan comprensiva que estaba allí para que yo confiara en lo que ella
consideraba, "cosas de la vida y el amor".
Después de esa conversación, mamá consideró prudente considerar a

Katarina como una de los suyos, y Katarina entró voluntariamente en el redil
de la familia, ya que sus propios padres todavía están en Rusia y, de todos
modos, rara vez tenían tiempo para ella, ya que eran figuras políticas y
sociales. Todavía es cuestionable si mi papá y mis hermanos pensaron que
1 Marca de whisky irlandés, supuestamente de los mejores del mundo.
46
ella sería mi "cura", pero una mirada de mi mamá les dijo a todos que se
callaran y no hicieran esa pregunta.
Justo cuando estoy a punto de llegar a la parte del beso y el drama que
se desarrolló con eso, se detiene en su agitación y dice:
—Una mamá lo sabe. Hice tu favorito esta noche porque, de alguna

manera, lo sabía.
—¿Ahora eres psíquica, mamá? —bromeo—. Nunca llamé, así que

¿cómo predijiste que volvería a casa esta noche? Especialmente teniendo en
cuenta que es una noche entre semana.
—No seas tonto, Colin O'Shea, sabes que no aguanto con esa tontería
de hocus pocus2. Una mamá simplemente sabe cuándo viene uno de sus
bebés porque la necesitan. Por eso hice tu favorito esta noche, sea entre
semana o no. —Ella asiente y se vuelve hacia la olla mientras yo pongo los
ojos en blanco.
Para una mujer cristiana, tiene algunas ideas sobre cosas que solo
pueden describirse como una conexión divina con poderes superiores. Podría
ser solo esa conexión lo que le da una línea directa con el Señor Todopoderoso,
como ella lo llama, o su asombrosa habilidad para simplemente "saber cosas".
Hace mucho que hice las paces con mi educación religiosa y con el hecho de
que, debido a mis preferencias, soy rechazado en general en esa comunidad.
Hay quienes en esta época, como mamá, dicen que el Señor nos ama de todos
modos, pero yo soy consciente de la discriminación. Siempre seré respetuoso
de esa educación, incluso si es únicamente para su beneficio. Me alegra un
poco que tenga estas premoniciones, por así decirlo, porque me doy cuenta
que he estado sonriendo desde que entré por la puerta y recibí mi abrazo. Algo
que no había estado haciendo en Julliard, y algo que se interrumpe
2 Sandeces
47
momentáneamente cuando mi papá y mis hermanos entran por la puerta y

me ven sentado en la mesa de la cocina con Aiden y mamá.
—Colin. Esto es una sorpresa —dice papá en voz baja. Me pongo de pie
y le estrecho la mano. Seamus y Liam me dan una palmada en la espalda con
un abrazo rápido y me despeinan el pelo como cuando éramos niños. Liam
levanta a Aiden, quien se ríe alegremente en sus brazos mientras saluda a su
papá. Saludo a Patrick, que se mete las manos en los bolsillos. Una vez estuvo
borracho y me dijo que no lo tocara para que "eso" no se le contagiara. Ahora
mantenemos una distancia respetuosa el uno con el otro.
—Hola, papá. Espero que no te importe que haya venido —digo. Busco
su rostro que se ha vuelto instantáneamente pasivo, pero asiente.
—De ningún modo. Te quedarás a cenar, por supuesto. —No es una

pregunta, más bien una declaración y asiento.
—Ah, sí, señor. Gracias por recibirme.
Mamá lo acalla mientras lo saluda con un beso.
—Por supuesto, se queda a cenar, Finn. El niño es piel y huesos.
—Por supuesto —reitera papá—. ¿Te quedarás también a pasar la

noche? Necesito limpiar algunas cajas de tu habitación si ese es el caso.
—Mmm, no. No lo había planeado. Mañana tengo clases. Yo sólo…

quería volver a casa esta noche y ver a todos —termino sin convicción. Nadie
aquí realmente quiere hablar abiertamente sobre la razón por la que he
regresado a casa, por lo que ofrecer una excusa ya hecha es una buena
manera de evitar esa incomodidad.
Kathy, Sarah y Collene entran a la cocina y comienzan a agarrar platos

para poner la mesa. Habían venido a saludarme cuando llegué. La tensión de
la habitación disminuye casi visiblemente a medida que se enteran de que no
48
me quedaré, y el pensamiento me entristece momentáneamente. A veces me

enojo porque se sienten tan incómodos conmigo, como si estuvieran
nerviosos, y a veces entiendo por qué y no puedo culparlos.
La cena transcurre con relativa normalidad para una reunión de

O'Shea. Mamá está radiante porque tiene a todos sus hijos alrededor de la
mesa. Ninguno de nosotros se atreve a interrumpir su ensueño y felicidad
teniendo la audacia de pelear o discutir, y mientras observo a papá y el
aumento de plata en su cabello castaño rojizo, noto que incluso él parece más
relajado y contento que de costumbre.
Me despido y mamá me hace prometer que llevaré a Katarina por

Navidad antes de regresar a la estación de tren. Mamá me lleva a un lado y
me hace prometer que enviaré entradas para la función. Ha estado en un par
y espero que convenza a papá para que venga a ver una. Todavía no ha ido a
la escuela para verme, y no estoy conteniendo la respiración para que ella
pueda convencerlo de que la acompañe para el Día de San Valentín. Papá
hace la oferta de llevarme, pero sé que se levantará a las tres de la mañana
para volver a los muelles para trabajar, así que le agradezco, pero me pongo
la sudadera con capucha, oscureciendo mi rostro y mezclándome con los
peatones para llegar a la estación.
Partes de Southie pueden ser peligrosas por la noche, pero si te ves tan
sombrío como algunas de las áreas más sórdidas, puedes mezclarte y nadie
te acosará. Llego a la estación de tren sin ser molestado y compro mi boleto
de regreso a la ciudad. Cuando subo al tren y voy a ponerme los auriculares
para ahogar el ruido, miro al otro lado del pasillo y reviso dos veces cuando
veo a Gregor sentado en el asiento frente a mí, mirándome extasiado. No tenía
idea que venía de Boston y, a juzgar por la expresión de su rostro, él tampoco
en lo referente a mí. Ambos comenzamos a reír con nerviosismo mientras
cruza el pasillo para sentarse a mi lado durante el viaje. Es asombroso como
el destino nos llevó hasta el punto que ambos hubiéramos decidido que hacer
un viaje de emergencia a casa era justo lo que necesitaban nuestras almas.
49
Capítulo 6
—No sabía que eras de Boston —suelto, afirmando lo obvio.
—Sí, mi mamá se mudó allí desde Filadelfia cuando yo tenía seis años.
Solo somos yo, mis hermanos y ella —me dice. No pregunto por su papá. No
es necesario. Tiene ese tono cuando dice mamá sugiere que ella ha sido
mamá, papá y cualquier variación de orientación o amigo que haya necesitado
a lo largo de los años.
—¿Cuántos hermanos tienes? —pregunto casualmente.
—Somos Joey, Tanya, Shea y yo.
—Tú también tienes una familia grande —digo. Me mira y luego asiente.
—No estaba seguro que vinieras de una gran familia irlandesa, no

quería asumir.
Aprecio su franqueza.
—Entonces, fuiste de visita a casa en una noche escolar, ¿eh? —

pregunto.
Me arquea una ceja como sugiriendo: “¿Sí? Tú también, por lo que veo
".
Me muerdo el labio y miro por la ventana del tren. Está oscuro afuera
y no puedo ver el paisaje de la ciudad cuando pasamos y nos dirigimos al
norte hacia Nueva York. Puedo ver su reflejo en el cristal. Las luces se habían
atenuado en el tren para permitir la entrada de viajeros durante la noche, ya
que es el último tren. Las clases volverán a ser difíciles mañana, pero mi hogar
estaba justo donde necesitaba estar esta noche.
50
Gregor está reclinado en su asiento, con las piernas ligeramente

separadas y el brazo sobre el respaldo del asiento. Soy muy consciente de su
mano cerca de un lado de mi cabeza y no quiero nada más que volverme hacia
él y apoyarme contra su pecho como lo está haciendo la pareja en el asiento
de enfrente.
Busco en mi cerebro, preguntándome de qué más podría hablar con él

aparte de la actuación. Cuando lo miro, sus ojos están entrecerrados, ya que
la luz brilla detrás de él, pero definitivamente me está mirando.
—Ahh... —Empiezo, pero me interrumpe.
—Lamento la posición en la que te puse anoche —susurra para no

molestar a nadie a nuestro alrededor.
—Está bien. Eric tiene la asombrosa habilidad de ser el centro de

atención de cualquier cosa. Así que estoy seguro que haber presenciado algo
así fue el tipo de atención que necesitaba cuando lo difundió por toda la
escuela —me quejo.
Gregor se ríe y sus dientes blancos brillan en la oscuridad. Observo sus

labios mientras su risa se desvanece y su frente se frunce en un ceño.
—¿Quieres que le diga algo? —pregunta. Hay una pizca de malicia en

su tono, como si de repente se hubiera vuelto ferozmente protector conmigo.
Me alejo de él y empiezo a cerrarme de inmediato.
—No, está bien. Quiero decir, fue solo un beso, ¿verdad? Nada que no
desaparezca en un par de días. Quiero decir, estoy seguro que tienes otras
cosas en las que concentrarte, como la audición y todo eso. Al menos, en eso
estoy trabajando esta semana. Por lo tanto, es mejor no dejar que otras cosas
se interpongan en el camino.
Él levanta una ceja y de repente siento que podría haberlo ofendido.
51
—Lo siento. No quise molestarte. Es solo, espero que te des cuenta que
ese es mi enfoque en la escuela. —Muerdo mi labio nerviosamente mientras
la intensidad de su mirada se clava en la mía.
—Creo —comienza lentamente—, que sería un error decir que fue solo
un simple beso. No tuvo nada de simple. ¿No estás de acuerdo?
Abro la boca para discutir, pero realmente no tiene sentido. Negarlo

sería mentira, y ambos lo sabemos. En cambio, trato de cambiar de tema,
modificando así mis tácticas de evasión.
—¿Cómo llegaste a Julliard? ¿Qué te hizo querer ser actor? —pregunto.
Se produce una larga pausa antes que responda. Él sigue mi juego de

evasión.
—Siempre quise ser actor. Estaba en el club de teatro cuando estaba

en la escuela secundaria. Tuve un gran mentor y maestro que conoce al Sr.
Schlewp. Vino a ver a Dreamgirls. Interpreté a Curtis Taylor Jr., el turbio
comerciante de negocios del trío de cantantes.
Asiento, impresionado que su escuela secundaria haya adaptado una

pieza tan conocida.
—Al Sr. Schlewp le encantó la actuación y vino a la escuela secundaria

para hablar conmigo y con el Sr. Friedman sobre mi futuro después de la
escuela. Julliard me ofreció una beca, y también hago el programa de trabajo
y estudio, trabajando con Julliard para evaluar las escuelas secundarias de
la ciudad en busca de nuevos talentos.
—¡Vaya, eso es impresionante! —le digo. Debe ser bastante

impresionante para ser contratado por Julliard después de haberse graduado.
—Gracias. Me encanta la escuela. Por supuesto, mamá siempre le dice

a la gente que voy a ser una gran estrella de cine.
52
—¿No todas las mamás quieren lo mejor para sus hijos? —pregunto.
—Sí, algo así. ¿Qué hay de tu mamá? —pregunta.
—Mi mamá me apoya mucho. Siempre lo ha sido, en referencia a... todo.
Se golpea la barbilla pensativamente.
—Parece que ya lo tienes todo resuelto —dice. Me encojo de hombros.
—Supongo que sí.
—Entonces dime, ¿dónde y cuándo te deja tiempo eso?
Lo miro, confundido.
—¿Qué quieres decir?
—Solo eso, tienes el baile y tienes a tu familia, y Katrina es genial, solo

está un poco confundida acerca de lo que quiere, me pregunto cuándo tienes
tiempo para ti. Ya sabes, otros amigos, socializar, salir... —Con la última
palabra se apaga y espera una respuesta, logrando que mi tema anterior de
conversación vuelva a dar un giro completo.
—Yo, ah, realmente no tengo citas. —Le informo.
—Sí, lo entiendo, pero ¿por qué no?
—Bueno, como dijiste, está la escuela y el baile. Eso es lo que me

importa.
—Creo que te estás escondiendo de la socialización y las citas, porque

es más fácil para ti no tratar con ello.
Parpadeo. Su franca honestidad da en el blanco.
53
—No sé si realmente es asunto tuyo —le digo cortésmente. Puedo sentir

mi corazón latir más rápido mientras me sonríe.
—No estaba destinado a ofenderte. Solo que tengo un interés personal

en ti.
—¿De verdad? —me río—. ¿Cómo es eso?
—Bueno, estoy interesado, y cuando voy tras alguien que capta mi

interés, tiendo a invertir mucho tiempo y energía en ello. —Bromea conmigo.
—Sí, lo entendí la otra noche —murmuro, mirando sus labios de nuevo.

Pienso en todo lo que ha pasado en las últimas veinticuatro horas y en lo
mucho que me ha desconcertado—. Gregor, es solo que estoy realmente
dedicado a mi baile. No sé si tengo tiempo suficiente para entablar una
relación seria —le digo con sinceridad.
—¿Cómo vas a saberlo si no me das una oportunidad? —Se sienta,

inclinándose hacia mí. La intensidad de su mirada me deja atrapado en el
asiento de la esquina. No tengo forma de salir de esto. No hay forma de que
pueda evitar no responder a su pregunta—. Katarina me dijo que no tienes
citas. Cómo evitas tener novio.
—Bueno, no debería haberlo hecho. En realidad, no es de tu

incumbencia.
—Tal vez. Pero lo hizo. Y creo que evitas tener relaciones porque tienes
miedo de salir lastimado. Pero creo que si me das una oportunidad,
descubrirás que puedo demostrar que estás equivocado. No seré una
distracción de tu baile. Te apoyaré. Creo que brillará en el espíritu de tu baile
—argumenta su punto con más detalle.
Me muerdo el labio, no muy seguro de si estoy listo para dar este salto
todavía. Pero con él aquí, ahora mismo, es imposible no inclinarse hacia él e
inhalar su embriagador aroma. Responde a mi gesto dejando que su brazo
54
que estaba en el respaldo del asiento caiga y me rodee, acercándome y

apretándome contra él. Él inicia el beso, a pesar que me moví hacia él, y en
la suave luz del tren, me pierdo en sus brazos mientras nos sentamos a
besarnos y susurrarnos todo el camino de regreso a la estación Grand Central.
Cuando el tren se detiene, veo en su rostro que me suelta de mala gana

mientras se pone de pie y comienza a salir del vagón. Lo sigo y cuando baja a
la plataforma, me espera y une su mano con la mía mientras comenzamos el
camino de regreso a la escuela.
Es tarde y bostezo mientras caminamos por la ciudad, disfrutando de

la vida nocturna y viendo todas las luces que nos rodean.
—¿Te vas a la cama cuando volvamos? —me pregunta de repente.
—Sí, probablemente. Tengo una clase a las cinco de la mañana —digo

a través de otro bostezo.
—Bueno, ya son casi las dos. ¿Cuándo fue la última vez que pasaste
toda la noche despierto? —Me mira con una sonrisa traviesa en su rostro.
—Umm, mucho tiempo, desde nunca. —Admito, riéndome de él—. No

me quedaré despierto toda la noche. Nunca superaría las clases despierto —
le digo.
—Claro que lo harás. Eso es algo que admiro de ti —confiesa.
—¿De verdad? ¿Cómo lo sabes?
Se encoge de hombros.
—Solo por lo que Katarina me ha dicho. Y te he visto bailar antes —

admite.
55
—No estoy seguro con qué parte de esa declaración debería comenzar.
—Me río—. Katarina tiene una boca grande y se la voy a cerrar con cinta
adhesiva, para empezar. —Se ríe de esto—. ¿Y me ves bailar?
Se encoge de hombros de nuevo pero asiente, sentándose en un banco

a unas cuadras de la escuela y acercándome a él.
—Claro que lo hago. Me llamó la atención por primera vez el año

pasado. Cuando Katarina y tú estaban en el solárium del atrio de la escuela.
Estaban jugando y bailando juntos. Es una de las raras veces que te he visto
sonreír.
Esbozo una sonrisa ante esto, recordando el día del que habla. Éramos
nuevos en la escuela y estábamos borrachos de la euforia de haber sido
admitidos en una escuela tan prestigiosa. Sólo unas pocas semanas después
que nos hubiéramos conocido y nos hiciéramos amigos rápidamente, antes
que Madame me hiciera pasar tanto mal y decidiera que la diversión estaba
fuera de lugar en Julliard. Mi sonrisa se desvanece con ese pensamiento.
Había pasado el resto del año rompiéndome el trasero tratando de ponerme
en forma y ser lo suficientemente bueno, y los días como ese se habían ido
sucediendo cada vez más.
—Sí, recuerdo ese día. Sabía que la gente probablemente nos estaba
mirando y pensando que estábamos locos, presumiendo o simplemente
jóvenes e ingenuos. —Admito.
—Nah, no para mí. Estabas siendo sincero. —Me acerca a él, un gesto
que me resulta muy extraño. Nos sentamos unos minutos más y vemos pasar
la ciudad—. ¿Alguna vez has visto esas películas de baile, sabes, ‘Save the
Last Dance’3 o ‘Center Stage’4? ¿Qué pasa con 'Dirty Dancing'? —pregunta
emocionado.
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—Sí, por supuesto. ¿Por qué? —Salta con una mirada mezclada de
alegría y picardía de nuevo.
—Porque me recuerdas a esas películas cuando bailas solo para

divertirte —me dice.
—Está bien, pero ¿cuál es tu punto? —pregunto.
—¡Eso es lo que necesitas para tu audición! —Su idea de repente

comienza a hacer mella en mí. En todas esas películas, los bailarines eran los
desamparados que se levantaron y dejaron que su pasión brillase a través de
su baile. En “Save the Last Dance” los personajes enfrentaron la adversidad
por ser una pareja birracial, al igual que en Rent. Los personajes enfrentaban
la adversidad por ser seropositivos y por tener estilos de vida alternativos.
—¡Podría hacer eso! —De repente salto con él, mi emoción renovada—.
¡Podría coreografiar algo así!
Él asiente.
—Vamos, tengo una idea.
Regresamos rápidamente a la escuela y subimos las escaleras. Creo que

nos detendremos a ver películas durante el resto de la noche o algo así. Solo
como una forma de animarnos con su idea, pero seguimos viajando hacia
arriba en el edificio. Subimos las escaleras hasta el último rellano, y Gregor
saca una cadena de debajo de su camisa y abre una puerta gris, anodina, al
final de un pasillo desnudo.
Cuando salimos por la puerta, la brisa anterior al amanecer golpea mi

cuerpo y me enfría del esfuerzo de correr escaleras arriba, y veo que ahora
estamos en azotea de grava.
—¿Cómo obtuviste acceso a la azotea? —le pregunto.
57
—El Sr. Schlewp me dio una llave el año pasado para que viniera y
practicara líneas y esas cosas —me dice.
—Esto es increíble. Es como poder extender la mano y tocar toda la

ciudad. —Miro a mi alrededor con asombro. El paisaje de la ciudad está al
nivel de nuestros ojos ahora, y los millones de luces brillan intensamente en
la oscuridad como estrellas titilantes. Me acerco a la repisa de la azotea y miro
hacia abajo. Cientos de metros debajo de nosotros, el ajetreo y el bullicio de
la ciudad continúa. Incluso en las primeras horas de la mañana, el tráfico es
casi tan denso como un día de trabajo normal y ajetreado.
Todos los pensamientos de fatiga, estrés y preocupación me abandonan

mientras me maravillo de los diferentes miradores de la ciudad. Miro hacia
atrás a Gregor y también lo veo bajo una nueva luz. Lo había juzgado muy
mal. Estaba tratando de mostrarme que venimos de lugares similares y
tenemos objetivos similares desde el principio. Siento una punzada de
emoción en mi pecho que he tenido miedo de permitirme sentir. Él había
reconocido lo que sea que es esto, en mí, el año pasado cuando me vio bailar.
Supongo que ha estado esperando el momento oportuno para acercarse a mí.
—¿Te acercaste a Katarina para poder presentarte a mí? —pregunto.

Me sobresalto incluso a mí mismo con la franqueza de la pregunta.
—Mitad y mitad —confiesa—. Ella realmente es una chica genial y creo

que casi la convenzo de cambiar al lado oscuro. —Se ríe.
—¿El teatro es el lado oscuro ahora? —Levanto una ceja. Nunca lo

identifiqué con el tipo de fanático de Star Wars, pero, de nuevo, me está
mostrando capas esta noche.
—Sí, comedia y tragedia. —Se ríe—. Es una tragedia que no la hayamos

captado cuando comenzó en Julliard.
Me río con él y luego miro la amplia extensión de la azotea.
58
—Esto es increíble. No puedo creer tu buena suerte por tener acceso a

un lugar así.
Le doy a la superficie un giro y me río cuando la grava sale de debajo

de mi talón. Gregor me mira mientras se apoya contra la barandilla de
hormigón de la azotea. Saca el teléfono del bolsillo y pone el altavoz. Pone en
lista un remix de la canción, "I see your true colors"5 de la película "Save The
Last Dance" y dejo que la música me lleve mientras bailo por la azotea. Nunca
he sido el mejor en hip hop, pero cuando paso junto a él una vez más, entra
y comienza a bailar conmigo. Nos movemos como he imaginado que Angela y
Eric se mueven, principalmente en grandes movimientos de barrido y círculos
alrededor del techo. Me hace girar mientras hago piruetas, e incluso se da un
traspiés cuando la música cambia a "I’ve Had the Time of My Life" de "Dirty
Dancing".
Pasamos por todas las canciones de lo que he llamado "Dance List" en

mi propio teléfono. Y me dejo perder en la música y en él mientras nos
movemos.
Nos separamos al amanecer y vemos salir el sol, y cuando me ve

temblando de fatiga y emoción, me atrae hacia su pecho de nuevo mientras
me abraza.
Todo se siente un poco surrealista, o tal vez así de cansado estoy, pero
me dejo capturar y envolver a sus brazos mientras observamos la salida del
sol sobre el horizonte de la ciudad.
—Será mejor que te llevemos a clase —murmura después de un rato.

Su cuerpo irradia calor y casi me había quedado dormido cuando me apoyé
contra él y la barandilla.
5 https://youtu.be/QRZ2OHDfc1U
59
Echo la cabeza hacia atrás, preguntándome cuánto más voy a permitir

enamorarme antes que la realidad y la necesidad de seguir motivado en la
escuela, me obliguen a alejarme de él. Mientras me inclino para otro beso
antes de irnos, todo ese estrés vuela por la azotea con la brisa de la mañana.
60
Capítulo 7
Realmente no siento los efectos de trasnochar toda la noche hasta la
hora del almuerzo. Madame Roussou no había encontrado nada para
comentar en mi actuación durante toda la clase de la mañana. Incluso las
risitas de Eric y Angela pasaron desapercibidas mientras bailaba para
encontrar la sensación que tenía en la azotea.
Katarina me alcanza después de clase mientras nos dirigimos al

comedor y comienza a acosarme con preguntas.
—¿Qué te ha pasado? —pregunta.
—¿Qué quieres decir? —Silbo la melodía de la película “Dirty Dancing:

Havana Nights”.
—¡Te ves como una mierda y aún así, hoy estás en las nubes! —
exclama.
—¡Oh, sí, supongo que lo estoy! —le digo alegremente, tomando un agua
de la nevera junto a las cajas registradoras. Salgo y me dirijo a nuestra mesa
habitual. Cuando llego a la mitad del camino, me detengo—. Oye, ¿quieres
probar a ver si los chicos del drama nos dejan sentarnos con ellos? —le
pregunto.
—¿Estás drogado? —me espeta.
—¿Qué? —la miro confundido.
—Llegas a clase con círculos negros debajo de los ojos que hacen que
un drogadicto se vea renovado. Luego pasas a eclipsar a Eric y Angela, hasta
el punto en que Madame no pudo encontrar una sola cosa mala que decir
sobre tu forma. Debes estar bajo algún tipo de éxtasis —termina.
61
Miro a mi alrededor. Nadie la ha escuchado decir eso, porque si lo

hubieran hecho, estaría tomando una prueba de esteroides tan rápido que
me daría vueltas la cabeza. Julliard tiene una política estricta sobre drogas o
esteroides de cualquier tipo.
—Katarina, ¿estás loca? No digas algo así en voz alta para que los lobos
lo escuchen. No, no lo estoy. Para responder a tu pregunta, estoy de muy
buen humor. Fui a casa y vi a mi mamá anoche, que por cierto, quiere que
vengas por Navidad este año. Y luego tuve una noche increíble al salir con...
—Me doy cuenta de lo que estoy a punto de confesarle.
—¿OMS? ¿Con quién? —Salta de arriba a abajo con entusiasmo.
—Con Gregor —termino. Ella chilla mientras salta con un movimiento

que se asemeja a un montaje.
—¿Gregor y tú? —exhala.
—Sí, y estoy bastante seguro que tengo que agradecértelo. —Le levanto
las cejas—. Gregor fue muy esclarecedor acerca de cómo llegó a estar tan
interesado en mí en primer lugar. Creo que hay cierta mejor amiga a la que
tengo que agradecerle, o tal vez gritarle, no estoy seguro de qué hacer.
Me golpea ligeramente en el brazo.
—¡Gracias a Dios! —exhala—. ¿Tienes idea de cuánto he tenido que

trabajar para que abras los ojos y te fijes en él?
Le frunzo el ceño y luego sonrío.
—Eres una plaga. Vete, Katarina.
—De ninguna manera. Ahora que los tengo a los dos hablando y
besándose, tenemos que pasar al segundo paso del juego de las citas.
62
—Katarina —le advierto—. Esto es nuevo para mí. Y ya le dije a Gregor,

no quiero que eso interfiera con mi baile, y él me aseguró que lo respetaría.
Suspira y se echa la trenza por encima del hombro.
—A veces eres tan duro, Colin —se queja. Me río y tiro de su trenza,
luego miro hacia la mesa de teatro. Esperaba que Gregor estuviera allí, pero
todavía no lo veo.
—Bueno, él no está allí, así que tal vez deberíamos... —Acaba de entrar
al comedor y mira a su alrededor, me ve y sonríe. Le devuelvo la sonrisa, pero
es una mueca, cuando veo que Seth está con él y charlando al oído—. Vamos
a sentarnos en nuestra mesa habitual. Parece ocupado. —Me doy la vuelta
para dirigirme a nuestra esquina, pero Katarina empuja mi costado.
—Oh, no, no es así. Mueve tu trasero, irlandés. Si quieres a Gregor, haz

un reclamo y ponte entre Seth y él. Además, quiero presentarte a otras
personas que son geniales en el programa de drama. —Me empuja hacia la
mesa y yo me acerco a regañadientes por mi cuenta, para que no me
avergüence. Cuando llegamos allí, toda la mesa se queda en silencio mientras
nos miran sosteniendo nuestras bandejas en nada más que leotardos, maillot
y sudadera para protegerme del frío. De repente me siento muy incómodo y
expuesto y me pregunto qué demonios estaba pensando al creer que esto era
una buena idea. De repente, mi fatiga se derrumba a mi alrededor y quiero
salir del comedor encorvado y hundirme en mi cama como una babosa y
esconderme hasta que todos olviden mi nombre.
—¡Hola, Katarina! —Nos llama una chica rubia de ojos verdes con un
disfraz de gato—. ¿Quién es tu amigo? —pregunta. Nadie la mira con sus
bigotes pintados y, por un momento fugaz, siento que fuera de lo común
podría ser la norma para este grupo. De repente, siento una palma en mi
hombro y reconozco el calor abrasador del toque de Gregor.
63
—Este es Colin. Está conmigo —les dice a sus amigos. De repente

empiezan a charlar normalmente, moviendo sus asientos y dejándonos
apretujarnos en la mesa que ya está abarrotada por al menos diez personas.
Escucho el flujo de su conversación, es una mezcla de charla callejera
mezclada con referencias teatrales y cultura pop. Empiezo a entender el flujo
de las cosas a medida que se presentan. Nunca podré recordar todos sus
nombres, pero soy bastante bueno con las caras, ya que me hacen sentir
bienvenido. Miro a Katarina, que me sonríe, y luego mira fijamente a mi
regazo. Gregor había entrelazado sus dedos con los míos y nadie ha dicho
nada al respecto de una forma u otra. El único que parece estar en desacuerdo
con mi presencia es Seth, que pasa el resto del almuerzo sentado directamente
detrás de nosotros, lo que hace que nos separásemos cuando él se inclina y
charla con Gregor. Nos estuvo separando intencionalmente, separándonos
físicamente para poder inclinarse y susurrar en el oído de Gregor. Me pareció
de mala educación mantenerme de espaldas a él durante toda la comida, a
pesar que no me incluyo en ninguna de sus conversaciones con Gregor.
Después del almuerzo, Katarina mira a Seth que se va y me da un beso

en la mejilla.
—¿Me pones al día en clase? —Asiento mientras dejo mi bandeja en el

área de recolección de platos y salgo al pasillo con Gregor. Su grupo de amigos
lo está esperando en el pasillo de alguna manera, y noto que Seth nos mira
con el ceño fruncido mientras Gregor se vuelve hacia mí.
—¿En el mismo lugar después de la cena? —pregunta esperanzado. Me

siento nervioso mientras otras personas nos miran. Esta es exactamente el
tipo de atención que no quiero. Como si sintiera mi aprensión, agrega—: Solo
seremos nosotros. Podemos trabajar en algunos movimientos para la pieza
coreografiada si lo deseas, o simplemente pasar el rato. Te ves bastante
cansado. —Roza mi mejilla con su pulgar. Me siento tan desgarrado por
querer estar a solas con él de nuevo, pero odiando sentirme como un
64
espectáculo de fenómenos mientras otras personas nos ven tener un

momento privado.
—Sí, iré allí después de clase —digo. Me inclino y le doy un abrazo

incómodo dándole palmaditas en la espalda como a un niño. Escucho risitas
detrás de mí cuando me doy la vuelta y corro por el pasillo detrás de Katarina,
quien me pone lo ojos en blanco. No me atrevo a darme la vuelta para ver la
expresión de su rostro, temiendo correr y esconderme en mi habitación de la
mortificación por acariciarlo como si fuera una especie de animal. En lugar
de eso, cuelgo la cabeza mientras caminamos penosamente hacia la clase y
levanto una mano cuando ella comienza a decir algo—. Simplemente, por
favor, no lo hagas —susurro mientras entramos en la habitación y nos
sentamos en los bancos para ponernos los zapatos.
Me empolvo los zapatos y me dirijo a la barra para empezar a estirarme.

La sensación de euforia se desinfla por completo, ya que Madame pasa toda
la clase criticando mi postura demasiado rígida. Intento relajarme un poco y
maldecirme internamente por quedar tan atrapado en el torbellino de anoche.
Me prometo a mí mismo decirle a Gregor cuando suba al tejado esta tarde que
tenemos que enfriarlo. Lo que realmente me irrita son las burlas en la cara de
Eric y Angela cuando voy a levantar a Katarina esa tarde, y exhausto física y
mentalmente, la dejo caer para que ambos terminemos en un montón en el
suelo.
Rápidamente me levanto y la recojo, revisando para asegurarme que no

esté herida, y luego me vuelvo hacia la fría mirada de desaprobación de
Madame.
—No sé qué comiste hoy en el almuerzo, O'Shea, pero la falta de

disciplina que estás mostrando en la clase de esta tarde me hace preguntarme
si realmente te estás tomando en serio tu carrera de baile o no. Esta escuela
está construida para albergar y entrenar a los mejores bailarines, no a los que
se presentan con atención y enfoque a tiempo parcial. Si alguna vez piensas
65
en conseguir un papel primordial, necesitas demostrar más autodisciplina y

dedicación al oficio de lo que acabo de presenciar. Tu amiga Katarina puede
estar jugando con la idea de cambiar de programa, pero tú no puedes darte
ese lujo, al estar aquí debido solo a una beca de baile. —Se da la vuelta y se
aleja por la fila de bailarinas que están completamente en silencio mientras
nos miran.
Siento mis mejillas arder por la humillación mientras pronuncio una

disculpa a Katarina una vez más. Sus ojos están en blanco y fríos mientras
miran fijamente a Madame. Tengo una buena idea de dónde obtuvo la
información sobre la decisión de Katarina de cambiar de programa, pero no
hay forma de probarlo. Katarina vuelve esa mirada inquietantemente
escalofriante de Madame hacia Eric y Angela, cuyos rostros están llenos de
jolgorio. Ellos vacilan cuando ven la mirada en sus ojos. Su ira incluso me
asusta un poco. Vuelvo mi atención a la barra donde me estiro y luego le hago
un gesto a Katarina para intentar levantarla de nuevo. Madame no nos dice
una palabra más durante toda la clase. Casi estaría agradecido si no fuera
por el hecho de que sus críticas hubieran sido una señal de que le importa.
Cuando termina la clase, salgo corriendo de la habitación y subo las

escaleras hasta el rellano superior. La puerta ya está abierta y aterrizo en la
grava con un ligero rebote mientras miro la espalda de Gregor.
—No podemos vernos. Sabía que era un error. Estaba distraído y dejé
caer a Katarina en clase. Madame la reprendió por querer cambiar de
programa y me distrae demasiado —suelto de una vez.
Gregor se da la vuelta luciendo hermoso con una camiseta blanca y

jeans. El sol de la tarde es cálido y hay una capa de sudor en su pecho
musculoso.
—¿Entonces eso es todo? ¿Una mala experiencia y estás listo para tirar
la toalla y dejarlo todo? —pregunta.
66
—Sí. Sí, lo estoy. Esto no funcionará —insisto.
—Entonces, vale. Me rendiré con una condición —me dice.
Lo miro, completamente perplejo.
—¿Cuál?
Pulsa reproducir en la aplicación de música de su teléfono y comienza

la canción "Warriors" de "Lord of the Dance" de Michael Flatley. Conozco esta
canción. Estoy tan familiarizado con ella por mi actuación. Es una batalla de
voluntades. Luz y oscuridad. Ira y felicidad.
—Baila conmigo —me dice Gregor.
—¿Eh? —Siento que el tempo se convierte en algo oscuro y hermoso.

Es como si el erotismo de la música tomara forma en el contorno de Gregor
mientras camina hacia mí.
—Dije, baila conmigo. Baila tu ira y luego intenta hablarme de nuevo.

Si todavía sientes que no vamos a hacer ejercicio después de bailar, entonces
retrocederé. No te haré preguntas. Te daré espacio y límites, y no te
presionaré. Pero elimina el estrés como hiciste anoche —dice. Estoy a punto
de protestar por lo absurdo de su solicitud, pero luego recuerdo que esta es
mi vida. Bailar. Y dejo que me arrastre hacia la música y un giro con el tempo.
Gregor no es un bailarín de claqué de fama mundial, pero es capaz de girar y
dar vueltas conmigo al ritmo de la música. Su juego de pies no es elegante y,
de vez en cuando, retrocede, observando mientras dejo que el recuerdo de los
pasos llene mi mente y me desvie en un segmento del baile que recuerdo de
mi actuación. Pero al final de la música, me ha vuelto a capturar y estamos
dando vueltas en círculos en la azotea. La grava salpica debajo de nuestras
zapatillas y el sudor nos gotea mientras nos movemos. Pero cuando la música
se detiene, tengo un momento singular de confusión en cuanto a todos los
argumentos que afloraron en mi cabeza sobre señalar mis razones por las que
67
vernos es una mala idea; entonces me doy cuenta que no puedo recordar ni
una sola.
Entonces salto sobre él. Da un paso atrás y me atrapa. Es el doble de

mi tamaño y más alto que yo, así que siento sus brazos abrazarme mientras
me levanta y envuelvo mis piernas alrededor de su cintura. Se apoya contra
un bloque de hormigón de un conducto de aire y luego nos besamos. Me olvido
de la sesión de la tarde. Me olvido del rostro aturdido, herido y enojado de
Katarina. Y me olvido de las duras palabras de Madame y la mirada engreída
de Eric. Me maldigo internamente cuando me doy cuenta que hay algunas
cosas por las que vale la pena bailar, y Gregor McCallum está en mi lista, y
eso no va a cambiar pronto.
68
Capítulo 8
Los siguientes días se pasan en sesiones extenuantes y de la misma
manera que el primer día con Gregor. Nos encontramos en la azotea y
coreografiamos una pieza juntos. Parte de las reglas de la audición eran que
podíamos bailar juntos y hacer una pieza conjunta, pero se nos juzgaría en
función de una actuación singular, así como de pareja. Así que eso podría
dañar o dificultar potencialmente mis posibilidades. Gregor no es un mal
bailarín. Definitivamente es más de estilo libre, pero lo usamos a nuestro favor
cuando creamos la pieza. Me ayuda con algunas de las lecturas, ya que
ocasionalmente me dice que mi voz de actuación es plana y sin emociones.
—Me cuesta mucho sentir estos personajes —confieso—. Represento a

los personajes a través de mi cuerpo —explico.
—Bueno, es lo mismo en el teatro, solo que en una forma diferente —

responde—. En el teatro, te conviertes en esa persona. ¿No puedes decirme
que no hay nada similar en estos personajes en el papel que en tu propia
vida? —pregunta.
Miro las líneas y leo el perfil de los personajes de nuevo.
—Bueno, no. Sé que la pieza está diseñada para ser ecléctica y

diferente, pero no soy un profesor ni soy VIH positivo. Sé que hay un
estigmatismo por ser gay y la gente asume automáticamente que lo soy. Pero
además de ser gay...
—Piensa en Colin. Chico blanco enamorado de un chico negro. Ambos

tienen SIDA. Varios de estos personajes son artistas en apuros que se
enfrentan a la adversidad. Puede que no seas una drag queen, pero
definitivamente hay algo de discriminación en tu vida por ser un travesti.
69
—¿Qué? ¿De qué estás hablando? —solicito. Él se está riendo, así que
sé que no lo dijo para ser ofensivo, solo me está tomando el pelo.
—Usas leotardos —afirma simplemente.
Miro mis leotardos y mi maillot.
—¡Es el código de vestimenta de la clase! —le digo indignado. Levanta

las manos, riendo a carcajadas mientras lo golpeo con mi guión.
Estamos en la azotea de nuevo, este se ha convertido en nuestro lugar

para practicar. Es casi el anochecer y el calor del día comienza a refrescar, y
con él, nuestros cuerpos por el sudor del baile.
—Lo que digas, hombre —se ríe y yo sonrío.
—No entiendo tu caso por ser del barrio o usar jeans holgados y esas
cosas —insisto. Se ríe de nuevo.
Me había explicado que su padre era un miembro rico de la junta que

había conocido a su madre en Filadelfia, donde ella estaba estudiando para
convertirse en abogada. Quedó embarazada de él y su padre la convenció que
se mudara con él, donde tuvieron tres hijos más. Cuando llegó a la crisis de
la mediana edad, decidió que la presión que recibía por estar en una relación
birracial era demasiado, y cambió a la mamá de Gregor por una joven y
delgada mujer rubia que acababa de ingresar a la universidad y la estaba
promocionando en la firma por así decirlo. Se habían mudado a Boston
después que su madre descubriera a su padre y a su asistente legal
discutiendo su próximo "caso" después de horas.
Se había establecido en Boston, abriéndose camino a través de las filas

de una empresa local, trabajando pro bono y largas horas para alimentar a
sus hijos. Sin mirar nunca hacia atrás.
70
Sin embargo, tenía razón. Incluso en la era de las luces, la

discriminación es evidente en todas partes. El musical sería una pieza
movilizadora para la escuela, ya que abarcaba la diversidad de sus
estudiantes.
Miro a los personajes con una nueva luz y pongo tanto de mi propia
emoción como puedo en la lectura. Cuando terminamos, Gregor cierra el
guión y me da un abrazo.
—¡Eso fue perfecto! —exclama—. ¡Creo que finalmente estamos listos

para mañana!
Es la noche anterior a las audiciones y Madame ha hecho algo raro y

nos había dado el día libre de clases. Inmediatamente había hecho mi camino
aquí con Gregor. Habíamos trabajado hasta el cansancio, hasta que bajamos
a cenar, luego volvimos a subir para hacer las lecturas. Quería hacer las
lecturas en un lugar más cómodo, como en uno de nuestros dormitorios, pero
Gregor había insistido en que las lecturas eran tan integrales como el baile, y
teníamos que estar alerta y emocionados.
Cuando se aleja, siento hasta la última pizca de energía drenarse de mi

cuerpo, física y mentalmente. No tengo nada más para dar hasta el día
siguiente, cuando tenga lugar la audición. Gregor luce igual de exhausto ya
que ha estado trabajando muy duro en el baile para conseguir los
movimientos correctos.
—¿Ahora qué? —pregunto con cansancio mientras me apoyo en la base

de hormigón del conducto de aire. Me duelen tanto los músculos que no sé si
voy a poder moverme para bajar todos esos tramos de escaleras para colapsar
en la cama.
—Da la casualidad que anticipé este momento —dice. Se frota los ojos
mientras trata de despertarse un poco y se levanta. Da la vuelta a uno de los
grandes ventiladores y trae una bolsa de lona llena de algo.
71
—¿Qué diablos es todo eso? —pregunto, alejándome del bloque de

concreto mientras deja la bolsa en el medio de la azotea.
—Nuestra recompensa y respiro —explica. Saca una manta y la

extiende sobre la grava. Es suave y amortigua la sensación arenosa debajo de
nosotros cuando nos sentamos en ella. En poco tiempo, estoy demasiado
cansado para mantener mi cuerpo erguido y me permito ir a la deriva y mirar
las estrellas mientras comienzan a subir brillando a través de las luces de la
ciudad. Son muy tenues, pero desde aquí arriba se notan; si estuviéramos en
el nivel del suelo, no podríamos verlas a través de la contaminación.
Gregor se acuesta a mi lado y pongo mi cabeza en el hueco de su brazo

mientras él tira de sus brazos sobre su cabeza. Huele a grava y sudor, pero
mis sentidos están demasiado fatigados para notar si realmente me importa.
En poco tiempo, me está besando de nuevo y siento que algo se rompe

dentro de mí. Alguna resistencia hacia él que he estado controlando. Me doy
cuenta que hay algo que decir a favor de alguien que está dispuesto a dejar
de lado la precaución y arriesgarse con un hombre y llevarlo a una audición
que podría hacer o deshacer sus carreras. Me doy cuenta, sin entender lo que
quiero de él, que todavía quiero algo más.
Profundizó el beso esta vez, volviéndome más feroz y mordiendo su labio

inferior con seriedad. Me inclino sobre él y dejo que mis besos exploren su
mandíbula y su cuello. Nunca le he hecho esto a un hombre y de vez en
cuando hago una pausa para observar su rostro para ver si lo que estoy
haciendo está bien, pero la mirada de lujuria que tiene en sus ojos me dice
que si me detengo ahora, no me dejará escapar lo suficientemente rápido
como para apartarme de él.
Dejo que mis besos recorran su oscuro pecho, y cuando llego a la

camiseta sin mangas, sus músculos se tensan mientras se sienta y se la pasa
por la cabeza. No tengo idea de dónde viene nuestro renovado sentido de vigor
y energía. Tal vez sea la urgencia de mañana, pero continúo mi exploración
72
por su pecho, deteniéndome cuando llego a sus pezones oscuros. Chupo uno
en mi boca y deja escapar un gemido mientras su cuerpo se contorsiona
debajo de mí y sus manos encuentran mi nuca. Aplica una ligera presión
mientras me empuja hacia abajo y dejo que mi lengua pruebe la salinidad de
su piel mientras trazo un camino por su duro abdomen. Lo muerdo justo
debajo de su ombligo, donde el pequeño pliegue de piel se amontona, y su
respiración se acelera cuando me detengo sobre su cremallera.
—Nunca he hecho esto —le susurro.
—¿Alguna vez te lo han hecho?
Niego con la cabeza.
—Ah, una chica lo intentó en la escuela secundaria, pero yo no... yo

no... —me apago. No hay necesidad de seguir ese camino de recuerdos. Lo
sabía desde hace un tiempo, pero como algunos tipos ingenuos que están en
negación, pensé que podría intentar cosas con una chica y curarme de alguna
manera. Había terminado mal para los dos, y me estremezco internamente
por la forma en que terminaron las cosas esa noche. Me siento mal por ella
ahora y espero que haya encontrado a alguien que la haga feliz. Ella no fue
cruel, pero sí hubo cierta incomodidad.
Gregor se estremece debajo de mí.
—¿Nada? ¿Nunca? ¿Soy el primero? —pregunta.
—Um, sí. He besado a algunos chicos, pero... —Dejo que mi confesión

flote en el aire, preguntándome si me va a detener. Su mano se agacha y
aprieta el botón de sus jeans.
—Te guiaré —me susurra en la oscuridad. Se ha inclinado hacia arriba,

por lo que su brazo libre está posado sobre la manta y puede mirarme,
arrodillado ahora entre sus muslos. Sus músculos se contraen, incluso eso lo
puedo ver a la luz de los edificios de la ciudad que nos rodean. Me pregunto
73
vagamente si se nos puede ver desde algún edificio, pero como no puedo
distinguir ninguna figura en las ventanas, calculo que estamos a una
distancia lo suficientemente segura de la gente como para que no nos atrapen
por exposición indecente.
Levanta las caderas, liberándose de los confines de sus jeans, y su

longitud se libera, dura y lista. Trago saliva, tomando en cuenta su tamaño.
No es tan grande como lo he visto en los videos de Internet. Lo admito, he
mirado. Como no tuve un hombre en mi vida, fue el único lugar que pude
explorar para ver lo que me gustaba. Él está duro y listo. Entiendo lo que se
supone que debo hacer a continuación e inclino la cabeza sobre él mientras
ahueca mi nuca. No me obliga a tragarlo como esperaba de esos videos, pero
me permite explorar por mi cuenta.
El primer toque con la punta de mi lengua hace que sus caderas se

levanten de la manta. No sé lo que esperaba, pero ver la mirada de pura dicha
mientras cierro mis labios alrededor de su cabeza es suficiente para saber que
me gusta este sentimiento. Como si estuviera a cargo. Tengo el poder aquí a
pesar que él es más grande que yo. Si tuviera que calificar el nivel de virilidad,
creo que podría, definitivamente diría que es más masculino, aunque no me
veo a mí mismo como gay y afeminado. Gime mientras exploro con mi lengua
y mi boca. Sello mis labios a su alrededor e imito los movimientos de arriba a
abajo que he visto en los videos. Descubro que hay ciertas cosas que le gustan
y me anima con gemidos y suaves susurros cuando las hago y hay cosas en
las que deja caer la cabeza hacia atrás y simplemente disfruta de la sensación,
aunque no es nada para empujarlo sobre el borde todavía.
Una de las cosas que descubro es que disfruta con el movimiento de mi

lengua sobre la punta, y hace que se mueva y gima cuando lo hago. Mi boca
se siente llena de él mientras exploro, y empiezo a preguntarme qué pasará si
se lo hago una y otra vez. Me retuerzo en la manta, tratando de encontrar una
manera cómoda de acostarme donde mi longitud está presionada contra la
manta y el techo de concreto duro. La presión es incómoda y finalmente me
74
inclino sobre mis rodillas para que no esté presionada contra nada más que
mis medias, que de repente me doy cuenta que es la perdición de mi
existencia. Ver y sentir sus reacciones de impotencia donde me hago cargo,
como él había sido el que se había hecho cargo toda la semana, me tiene
palpitando en las medias.
Sus manos se aprietan en la manta cuando comienzo a mover mi lengua

sobre su punta. Levanta las caderas, casi en un movimiento que pide más
contacto, pero lo aguanto. Se da cuenta rápidamente de lo que estoy haciendo,
y solo me permite hacerle esto un par de veces más, antes que ponga a prueba
su capacidad para mantener el autocontrol.
Se sienta y me da vuelta, así que ahora soy yo el que yace en decúbito

supino sobre la manta. No pierde el tiempo abriéndose camino hacia abajo,
pellizcando mis caderas a través de mis medias con sus dientes. La conmoción
de la sensación envía sacudidas de placer a través de mi cuerpo, aterrizando
entre mis muslos, y de repente comprendo el baile que había estado haciendo
con sus propias caderas. La intensidad es demasiada. Miro a lo largo de su
torso y lo veo balanceándose, colgando bajo y pesado entre sus muslos. No
quiero desesperadamente nada más que recuperar el control, complacerlo con
mi boca. Pero lo he empujado más allá del punto sin retorno. Él ha tomado la
iniciativa una vez más, como cuando bailamos, y muerdo el dorso de mi mano
para evitar gritar cuando siento su aliento caliente y su boca cálida y húmeda
hacer contacto conmigo, provocándome a través de las medias.
Es despiadado mientras trabaja a lo largo de mí. La fricción no es

suficiente y él lo sabe. Se sienta sobre los talones después de unos momentos
de tormento y dice con voz ronca:
—¿No necesitan todos los bailarines un calentamiento? Ahora ya sabes

cómo va esto...
Interrumpe su oración mientras ve mis dedos temblorosos llegar entre

nosotros y acunarlo. Cierra los ojos mientras se estremece, pero los abre
75
cuando siente que mi otra mano baja inconscientemente mientras trato de

tomar y apretarme para encontrar alivio.
—Todavía no —ordena, agarrando mi muñeca y alejándola.
—¡Gregor, por favor! —jadeo, necesitando algún tipo de fricción. Puedo

sentir mis caderas retorcerse debajo de él mientras me niega lo que necesito,
al igual que yo se lo negué. Nos estamos retroalimentando el uno del otro,
solo que este es un baile que no reconozco y él es el líder.
Suelta mi muñeca y coloca mi palma contra la manta a mi lado. Mis

dedos se curvan instintivamente buscando algo a lo que agarrarme. Siento
sus propias manos en la cintura de mis mallas y levanto mis caderas mientras
las baja.
La conmoción golpea mi sistema cuando el calor y el alivio que siento

salen de mi cuerpo, solo para ser recibidos con el aire fresco de la noche,
mezclado con las cálidas bocanadas de su aliento. Aprieto los dientes con
tanta fuerza que me duele la mandíbula. Quiero rogarle que me toque, o que
me haga las cosas que le hice, pero mi cerebro cierra la boca de golpe, sin
saber cómo preguntar.
Me sopla en la punta y trato de sentarme. ¡Oh, Dios mío! Es demasiado,

pero con mano firme, me empuja hacia abajo. Siento que mis manos se
mueven de la manta a la parte posterior de su rizada cabeza, y mis dedos se
enredan en su cabello.
Cuando el toque de su lengua recorre la parte inferior de mi punta, está

tan sensible que me sacudo debajo de él, tratando de retorcerme fuera de su
alcance. Él separa su boca sobre mí, atrapándome debajo de él, y mis ojos se
abren cuando la sensación de estar envuelto en su boca me abruma.
Claramente ha hecho esto antes. Me hace cosas que no puedo describir.

Usa su lengua de formas para las que no tengo nombre. Grito, incapaz de
76
contenerme mientras me debilito debajo de él, pero él me mantiene anclado a

la manta con sus fuertes manos y brazos.
Me siento acercándome al borde. Pero esta vez es diferente a cuando

estoy solo. Es largo, prolongado y más intenso. Las sesiones a solas por lo
general consisten en frotarme hasta el orgasmo para aliviar la presión. Esto
es otra cosa.
Es como si me lo estuviera sacando y no solo estuviera centrado a lo

largo de mí longitud. Siento que cada parte de mí está en llamas. Cada
terminación nerviosa está reaccionando. Mi piel está caliente y sonrojada y
mis dedos de las manos y de los pies se aprietan mientras mis músculos se
congelan y se relajan. Usa su boca para arrastrase fuera de mí y escucho los
gritos y las súplicas quebradas mientras grito su nombre. Centra su atención
en mi sensible parte inferior y es entonces cuando me empuja al límite. Me
aferro a él mientras me trabaja y siento que ha dividido mi cuerpo en un
millón de pedazos. Me estremezco debajo de él después que se flexiona,
tratando de moverse para sentirse más cómodo.
Lo miro a través de una visión borrosa y nublada. Hay manchas frente

a mis ojos que sigo tratando de borrar. Después de unos momentos, mi
respiración se calma y me las arreglo para gritar:
—¿Si quieres... podríamos... tú no? —Besa mi balbuceo, adivinando lo

que le estoy ofreciendo.
—Sí, Dios, sí, quiero eso. Pero no será esta noche —me dice. La
conciencia regresa por completo y me incorporo sobre un codo.
—¿Por qué no? ¿Por algo que hice? —pregunto tentativamente.
—No —explica mientras frota la parte posterior de mi cuello. Los

orgasmos me han tensado el cuello antes, pero nunca hasta ese punto. Debe
sentir esto, o experimentarlo él mismo, porque ha estado quitando la tensión
77
desde que se recostó a mi lado—. Eso va a ser divertido y placentero, los dos
nos vamos a desmayar después porque pretendo convertirlo en todo lo que
fantaseas, pero te dejará un poco adolorido al día siguiente —confiesa.
—No me preocupa. No creo que me vayas a lastimar intencionalmente.

—Es solo la realidad del acto. Sin embargo, entiendo por qué se está
retrasando. Ambos necesitamos bailar mañana y lo mejor que podamos.
Pero no puedo dejarlo en este estado. Complacerme lo ha empujado al

borde de su punto de ruptura, tal como lo hizo conmigo.
Me bamboleo por la manta y sus muslos tiemblan cuando coloco mis

palmas en cada uno y lo empujo hacia atrás para poder alcanzarlo.
—Por favor, no me provoques. —Su voz es baja y gutural. Sus ojos están
muy abiertos y salvajes, y asiento antes de bajar mi boca hacia él, dándole
exactamente el tipo de atención que necesita. No le toma mucho tiempo.
Pronto tengo mi primera experiencia llevando a un hombre al orgasmo y me
deleito con la sensación de él balanceándose de un lado a otro debajo de mí.
Reacciono por instinto, que parece ser lo correcto, como lo había hecho él por
mí, y luego me arrastro de nuevo a lo largo de él y colapso en sus brazos
mientras ambos dormimos por un tiempo, envueltos uno en el otro.
Cuando el frío llega a ser demasiado, a regañadientes nos levantamos

y bajamos las escaleras a los dormitorios para dormir el resto de la noche. Ni
siquiera se molesta en regresar a su dormitorio, se mete en la cama a mi lado,
me atrae hacia él y se queda profundamente dormido en el lapso de minutos.
Me quedo dormido contento, acostado a su lado y me despierto con el sonido
de la alarma, anunciando el día de las pruebas.
78
Capítulo 9
Después de una ducha apresurada y un desayuno, nos dirigimos al
auditorio, donde Madame Roussou y el Sr. Schlewp se sientan detrás de un
escritorio con papeles frente a ellos. Hay otro juez imparcial del departamento
de música, ya que dirigirá a la banda desde el foso para las piezas musicales.
Nos ponemos al día con Katarina y el resto del club de teatro que están
releyendo las líneas y estirándose lo mejor que pueden para las rutinas de
baile que han elegido. Me uno a ella y a un pequeño grupo de sus amigos,
mientras Gregor se abre paso entre el grupo y les dice buenos días a todos.
Me doy cuenta de cómo se miran y sonríen, y me pregunto si es tan obvio lo
que hicimos en la azotea la noche anterior. El recuerdo me llena de euforia,
solo el impulso que necesito para ponerme en la mentalidad de
desempeñarme lo mejor que pueda.
Me estiro mientras leo líneas y salto arriba y abajo, manteniéndome

calentito, mientras uno a uno los estudiantes y sus compañeros son llamados
al escenario. Katarina nos deja como una hora después, y hago una pausa lo
suficiente para ver su audición, la que no es tan mala. Eligio audicionar sola
en lugar de con un compañero, como explicó en el desayuno. No quería
arrastrar a nadie en su caída si ya era barro a los ojos de Madame. Traté de
asegurarle que ese no era el caso, y ella simplemente se encogió de hombros
y se rio.
A medida que se acerca la hora en que Gregor y yo vamos a actuar, el

plomo en mi estómago se convierte en mariposas caprichosas, y tengo
dificultades para mantener el desayuno de esa mañana. Nos abrimos paso
detrás del escenario para esperar a que nos llamen, y con solo una audición
frente a nosotros, mis nervios comienzan a dominarme. No puedo entender
79
cómo Gregor está allí, tranquilo y sereno, pero la tercera vez que paso junto a
él, me agarra del brazo y me hace girar hacia él.
Nadie puede vernos a la sombra de las cortinas. O al menos, eso es lo

que me digo a mí mismo, intentando convencerme. Gregor me da un suave
beso que instantáneamente me calma de alguna manera. Sus labios
hinchados rozando los míos son un bálsamo calmante para mis nervios. Es
como si estuviera diciendo: "Te tengo" con un beso.
—Cálmate —susurra en mi oído—. Recuerda el baile y déjate sentir, ¿de

acuerdo?
Asiento cuando nuestros nombres son dichos y él me suelta.
Mientras nos movemos en el escenario, señala entre nosotros y asiento

mientras me enfoco en él y solo en él. La música comienza, una pieza que
elegimos juntos, y cuando me acerco a él, el resto del mundo se desvanece.
Nos movemos juntos como una unidad cohesiva, permitiendo que la música
y la danza nos invadan mientras contamos una historia de guerra de
voluntades y la batalla de la discriminación exterior. No hay un paso en falso
ni un giro equivocado, y cuando terminamos el baile, todo el auditorio se
queda en silencio durante uno momento, antes que todos estallen en vítores
y aplausos.
Incluso Madame Roussou me da un asentimiento de aprobación

mientras hace algunas marcas en su portapapeles.
Después de una reverencia, Gregor me da un apretón en la mano y deja

el escenario para que interprete la pieza clásica. Lo hice de nuevo,
impecablemente, embriagado por la euforia de la última actuación. Cuando
termino, me aparto del escenario por la izquierda y él hace su pieza, solo
tropezando en algunos lugares, pero para ser un estudiante de teatro, lo hace
muy bien con la coreografía. Luego hacemos la lectura juntos, y solo tuvo que
susurrar “Línea” una vez para retomar una línea que había olvidado.
80
Al salir del escenario, me lanzo hacia él y nos abrazamos triunfantes

por una audición tan increíble, y luego, a su vez, nos damos abrazos con
Katarina y sus amigos que nos esperan detrás del escenario. Me he sentido
mejor con esta audición de lo que me he sentido en toda mi carrera de baile,
y la presencia de Gregor hace que sea aún más dulce.
La semana siguiente es una pesadilla esperando que se publiquen los

resultados, y mi euforia se derrumba a mi alrededor cuando leo la publicación
del casting una semana después. Me han elegido suplente de Eric. Me quedo
de pie, mirando el tablero de anuncios, dándome cuenta que incluso con el
trabajo duro y la excelente audición, hay algunas cosas en este mundo que
simplemente pasan por la apariencia o la forma en que está construido un
cuerpo.
Me abro paso entre la multitud y subo corriendo las escaleras hasta el

acceso a la azotea antes de darme cuenta que no tengo llave. Sigo luchando
contra el ardor en mis ojos mientras trato de dar la vuelta y huir del rellano,
para volver a mi habitación donde puedo tener un momento de privacidad.
Pero cuando me doy la vuelta, unos brazos fuertes me rodean, y por primera
vez desde que admití ante mí mismo, o ante cualquier otra persona, que era
gay y quería ser bailarín, lloro por el dolor, la herida y la humillación de la
discriminación que recibí por ello.
Recuerdo vagamente a Gregor abriendo la puerta y tirando de nosotros

hacia la azotea, donde nos hundimos en el suelo y me abraza y mece. No
comenta sobre mis lágrimas. Me deja sufrir en paz mientras lloro. Tampoco
se lo dirá a nadie, por lo que estoy agradecido. Él lo entiende e incluso si no
es del tipo de persona que llora, me hace saber que está bien.
Cuando mis ojos se secan y mi hipo se detiene, me recuesto y le doy

unas palmaditas en la mancha húmeda de su camiseta, sintiendo el torrente
de vergüenza correr a través de mí y golpear mis mejillas.
—Lo siento —susurro con una voz cruda y ahogada.
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—No hay nada que lamentar —me dice con firmeza, ahuecando mi
barbilla y obligándome a mirarlo—. Es una mierda que los hombres piensen
que no pueden llorar —me dice—. También es una mierda que Eric
consiguiera ese papel, y ambos lo sabemos.
Asiento, ya no quiero pensar en el musical. No es como si mi carrera

como bailarín hubiera terminado. Me quedan dos años más y seguiré siendo
miembro de los bailarines principales. De repente me avergüenzo de no haber
mirado para ver si Gregor ha sido elegido.
—¿Lo conseguiste? Lo siento, no lo... —Me da un apretón

tranquilizador.
—Está bien. Conseguí el papel de Tom Collins. Parece que nadie

consiguió el papel que esperaba, pero todos los que estaban haciendo una
audición para un papel principal obtuvieron un papel principal... excepto...
—Me abraza más fuerte, no queriendo causarme más dolor.
—Excepto yo —murmuro en su pecho—. Supongo que esto significa que

vas a estar increíblemente ocupado ahora. Y no te veré tanto aquí arriba —
comento miserablemente.
—Sí, quizás. Sin embargo, todavía necesitas ser el suplente de Eric para
el papel de Angel —menciona. Me duele el estómago al recordar la expresión
de satisfacción en el rostro de Eric mientras me abría paso entre la multitud.
Él había vuelto a tener la ventaja, y yo no. Él también había conseguido el
papel principal del interés amoroso del personaje de Gregor, y yo no. Sabía
que verlo trabajar tan de cerca con Gregor me consumiría. Como si sintiera
mi aprensión por esto, continúa—: No cambia nada para nosotros —me dice.
Me siento y lo miro mientras él me mira.
82
—Lo digo en serio, Colin. No cambia nada lo que siento por ti, así que
no pienses ni por un segundo que no significas el mundo para mí. ¿Lo
entiendes?
Asiento y me acomodo en su regazo. Demasiado pronto, su teléfono

emite un pitido, lo que indica que debemos llegar a clase y comenzar los
ensayos. Me levanto, me quito la grava de las mallas y me froto ansiosamente
los ojos, que se sienten inflamados e hinchados. Gregor agarra mis muñecas
y aleja mis manos.
—Vas a estar bien —dice—. Vas a ir conmigo hasta al ensayo, mirarlos

a todos a la cara con la cabeza en alto, conmigo a tu lado, sosteniendo tu
mano.
Asiento y entrelazo mis dedos con los suyos. Es un espectáculo al que

el resto de los estudiantes se han acostumbrado durante las últimas dos
semanas, y sé que de alguna manera voy a superar esto con él.
Cuando llegamos al estudio, una congregación de estudiantes se ha

reunido en el pasillo mientras esperamos a que Madame nos deje entrar.
Cuando abre la puerta del estudio, paso directamente a su lado y no digo una
palabra, sin mirar su cara mientras trata de llamar mi atención. Ambos
sabemos que mi audición fue perfecta y que sus ideales de clasismo sesgaron
sus puntajes de juzgamiento. La pieza coreografiada de Eric solo era otra
interpretación de una pieza clásica y no había proporcionado ninguna nueva
introspección al baile en absoluto.
La primera clase es casi insoportable cuando siento que la gente nos

mira a Gregor y a mí y susurra. Supongo que viene con el peligro de las citas,
pero no puedo evitar odiarlos en silencio y a sus chismes mientras de alguna
manera, milagrosamente, logro pasar la primera sesión. Lo que viene como la
parte más difícil es cuando estoy sentado en mi dormitorio esa noche, y
Katarina entra con pañuelos de papel, helado y películas cuando es hora que
Gregor se levante y tenga su primera sesión en solitario con Eric. Es
83
insoportable verlo irse, aunque sé que como suplente tendré que unirme a él
mañana para comenzar a observar a Eric mientras trabaja en los
movimientos.
Madame indicó que los protagonistas deberían tener un tiempo a solas

con ella la primera noche, para poder tener una idea de la dinámica del grupo.
Varios estudiantes de teatro, Gregor, Eric y Angela se encontraban entre esos
estudiantes. Katarina también había sido elegida suplente.
Las primeras semanas se sienten como pura tortura mientras veo a Eric
acercarse cada vez más a Gregor. A veces sus cabezas están agachadas
mientras trabajan juntos en líneas, o están a centímetros de la cara del otro.
La escena de amor está programada para ensayarse la semana que viene, y
me duele el estómago pensar en ellos dos interactuando de esa manera.
Gregor pasa la mayoría de las noches conmigo, arrastrándose a la cama a
altas horas de la noche después de una sesión particularmente agotadora.
Madame a menudo lo retiene a él y a los otros protagonistas hasta tarde para
charlar con ellos como le gusta llamarlo. En su mayoría son charlas que
critican sus actuaciones y ella les dice formas en las que pueden mejorar. Me
muevo de un lado a otro la mayor parte de las noches, sin poder dormir.
La semana de la escena amorosa llega sin previo aviso y esa tarde,

cuando los estudiantes de teatro se unen a nosotros, tengo la mirada en
blanco puesta fijamente en la barra donde estoy haciendo estiramientos
mientras escucho a Eric ofrecerle consejos a Gregor de cómo pueden lograr
hacer un efecto totalmente erótico para la audiencia.
Katarina atrapa mi mirada en el espejo y me lanza una mirada llena de

empatía, y me doy cuenta que la única solución a este problema es dejarlo
correr. Gregor, sin pretenderlo, se ha convertido en una distracción en
detrimento de mi baile. Imagino la conversación en mi cabeza sobre la ruptura
que planeo para esta noche en nuestros cinco minutos habituales de tiempo
libre que conseguimos tener en la azotea. Eso es hasta que oigo un agudo
84
grito de dolor, y giro para ver a Eric retorcido en el suelo agonizando de dolor,
agarrado a su tobillo.
85
Capítulo 10
—Dicen que es un esguince, que no está fracturado —me dice Gregor
en la cena esa noche.
—¿Eh? —pregunto. Las horas que habían pasado mientras llegaba la

ambulancia y yo había intervenido como suplente, parecieron pasar en una
neblina. Madame había acompañado a Eric al hospital y el Sr. Schlewp se
había hecho cargo de la sesión, pero no nos permitió bailar bajo la terrible
advertencia de Madame.
—Escuché a Angela hablando con Madame Roussou. Aparentemente,

no ha estado practicando ni estirando para adaptarse al baile de estilo libre,
y solo ha continuado haciendo ejercicios de ballet. No creía que fuera
necesario porque bailar es todo lo que hace de todos modos. El estilo libre,
combinado con los movimientos de ballet, es una forma completamente
diferente de usar los músculos. No tuvo en cuenta el hecho de que usaría un
traje no tradicional e interactuaría con los accesorios. Tropezó con uno que
estaba siendo utilizado. Cayó y el resto es historia —explicó Gregor.
Acababa de terminar una sesión agotadora con Madame, quien exigió

que me quedara durante las vacaciones de Navidad para ponerme al día con
el resto de los protagonistas. Estaba cansado y me dolía todo. Ella había ido
con Eric esta mañana para más radiografías, lo que me dio un momento feliz
de paz y tranquilidad mientras lo acompañaba al hospital. Regresaron con un
yeso y toda la compañía lo adulo, mientras Madame me arrinconaba e
inmediatamente comenzó a trabajar en mi forma insatisfactoria.
Cuando terminó esa sesión me dirigí aturdido al comedor. Por un lado,

el estrés de no tener que preocuparme que Gregor y Eric se acercaran
demasiado se había ido. Pero, por otro, mi descontento había crecido
exponencialmente durante las últimas dos semanas. Internamente me estaba
86
reprendiendo a mí mismo, pensando que era una persona terrible por

sentirme, en secreto, aliviado. Una lesión como esa podría costarle a Eric
toda su carrera si no seguía las instrucciones exactas del médico. Por mucho
que me desagradase el chico y no me gustase que esté cerca de mi novio,
nunca le desearía una lesión así a otro bailarín.
Apenas toco mi cena mientras escucho a Gregor y los demás contar lo

que sucedió. Después de unos momentos, Angela comienza a llorar sobre su
ensalada, terriblemente afectada por la pérdida de su liderazgo en El Lago de
los Cisnes. Gregor se vuelve hacia mí mientras otros simpatizan con ella, con
la excepción de Katarina y yo, porque esto podría ser el descanso que necesito
en mi propia carrera.
—¿Quieres subir y escapar? —pregunta suavemente.
—Sí, creo que es una buena idea —murmuro. Nos disculpamos en

silencio mientras Angela sigue sollozando. El departamento de teatro está
pendiente de cada una de sus palabras mientras nos retiramos por la puerta.
Me siento vagamente mal porque han sido absorbidos por su drama, pero
encajará muy bien con el final del musical. Ella fue elegida para interpretar a
Mimi, la protagonista femenina que tenía su propio conjunto de drama y
problemas, por lo que Angela no tendrá problemas para encajar bien en el
papel.
Subo las escaleras pesadamente. Esta noche se siente como si estuviera

marchando hacia una sentencia de prisión más que a un lugar de respiro.
Cuando salimos a la azotea, Gregor se vuelve hacia mí y me dice:
—No dejaré que rompas conmigo. No por esto. Su accidente no fue

culpa tuya —dice en voz baja.
Parpadeo hacia él, y luego siento que la ira me recorre.
87
—¿No es mi culpa? ¿Cómo no es culpa mía? Prácticamente deseé que

el tipo muriera y luego sucede esto. ¡Te detestaba por estar tan cerca de él
cuando yo no podía tocarte! Nunca te percataste de mí ahí mirándote cuando
llegaron esos momentos, y sentí como si me estuviera muriendo por dentro
cuando no me mirabas. Entonces, dime de nuevo, que esto no es culpa mía.
—No pusiste ese accesorio allí. Y no hiciste que Eric descuidara su

deber como intérprete para sí mismo y la compañía. Su arrogancia provocó
su accidente. El ballet no es la única forma de expresión. Ahora, en cuanto a
ignorarte, ambos pensamos que este problema surgiría en algún momento, y
acordamos solucionarlo cuando llegara. Bueno, aquí está. Te dije que no
cambiaba nada entre nosotros, y lo dije en serio. No dejaré que tires lo que
tenemos, porque honestamente todavía creo que somos mejores por tenerlo
—finaliza.
Camino por la azotea, enojado y confundido. Sería mucho más fácil si

rompiera con él y me concentrara, como pretendía originalmente, en el baile.
Sería más fácil, en teoría, pero ¿tener que trabajar con él a diario ahora? Al
estar tan cerca, no hay forma que no quiera volver a estar en sus brazos. No
sé qué decir, así que sigo pisando fuerte por la azotea mientras él me mira.
Un par de veces me detengo y lo miro, listo para decir algo, cualquier

cosa, pero las palabras se atascan. Finalmente, dejo escapar;
—No puedes obligarme a tener una relación contigo.
Me siento estúpido en el momento en que lo digo. La ira estalla en sus

ojos y me pregunto cuál será su punto de ruptura. Sé que soy nuevo en las
desventuras de una relación homosexual, pero en algún momento, su infinita
paciencia se acabará. Sin embargo, toma una respiración profunda y la
suelta, lo que indica que no será esta noche.
—Tienes razón. No puedo obligarte a tener una relación conmigo. Pero

puedo señalar que tenemos algo. Algo que ninguno de los dos puede negar.
88
Si necesitas espacio mientras te concentras en la interpretación, si quieres

que retroceda un poco mientras te acostumbras al horario, puedo hacerlo.
Pero no me voy a ninguna parte. Recuérdalo. Cuando estés listo, ven a
buscarme porque estoy aquí.
Con eso, se da vuelta y regresa a la puerta para dejarme con mis

pensamientos. La abre para que no quede encerrado afuera, y doy unos pasos
hacia él mientras él me da la espalda y se va. No estoy seguro de qué le diría.
"Quédate. No te vayas. Soy un idiota y no sé lo que estoy haciendo". Todas
parecen cosas perfectamente plausibles, pero cuando abro la boca para
decirlas, las palabras se atascan en algún lugar entre mi cerebro y mi corazón
emocionalmente confundido. Pateo grava hacia la puerta con frustración y me
doy la vuelta.
Las líneas donde hemos bailado juntos están por todo el techo. Algunos
de los caminos están comenzando a desvanecerse bajo los elementos, pero la
mayoría se encuentran en amplios círculos. Camino algunos de los arcos en
un intento de aclarar mi mente. Considero poner un poco de música en mi
teléfono y bailar para eliminar mi estrés, pero me doy cuenta por primera vez
desde que tengo memoria, mi razón para bailar, el deseo y la pasión que tengo
por eso, se ha ido. Simplemente entró por esa puerta y se alejó de mí en la
forma de Gregor. Perseguirlo ahora sería desesperado. No se equivoca,
necesito superar algunas de mis emociones antes de volver a verlo.
Me hundo de rodillas y me balanceo hacia adelante y hacia atrás

durante mucho tiempo mientras trato de ordenar mi emociones por dentro.
Pero cuanto más lo intento, más confusas se vuelven. Sigo meciéndome
cuando empieza a llover. Me golpea un aguacero torrencial y duro, y se siente
como si mi alma estuviera llorando junto con él. Me quedo por mucho tiempo.
También es donde Katarina viene a buscarme, aparentemente horas más
tarde, cuando no aparecí para nuestra noche de cine programada. Estaba
destinado a relajarnos durante una o dos horas antes de irnos a la cama,
porque el día siguiente sería igual de duro y difícil. Katarina se sienta en la
89
lluvia conmigo y cuando miro hacia arriba, las lágrimas también corren por
su rostro.
—¿Qué es? ¿Qué pasa? —pregunto.
—Les dije a mis padres que cambiaría de programa.
Mi estómago se hunde. Puedo sentir su mundo derrumbándose a su

alrededor, al igual que el mío.
—¿Qué pasó? —pregunto vacilante.
—Me dijeron que no me pagarían por asistir a Julliard si lo hacía. Hablé

con la administración y tendría que hacer el programa de trabajo y estudio si
quiero quedarme.
El programa de trabajo y estudio no es malo y ella lo sabe. Es la pelea

con sus padres lo que la tiene completamente destrozada tal como estoy yo.
La tomo en mis brazos y nos sentamos bajo la lluvia, empapados hasta los
huesos en la azotea, y lloramos por nosotros mismos y por el otro mientras
superamos nuestra miseria. El único rayo de esperanza que nos queda es que
nos tenemos como mejores amigos para superar todo esto. Es lo que nos
motiva a salir del charco de agua y volver a los dormitorios para secarnos y
dormir un poco. De alguna manera, sabemos que encontraremos la voluntad
y la manera de continuar al día siguiente. Nos quedamos dormidos uno al
lado del otro mientras miramos a los hipopótamos bailar en Fantasía.
90
Capítulo 11
Al día siguiente me despierto y mi brazo está entumecido. Me doy
cuenta que no siento nada de él porque Katarina está acostada a mi lado y
usa el hueco como almohada. Me quedo allí, mirando el aburrido techo beige,
preguntándome cómo diablos voy a pasar las próximas semanas de ensayo
con Gregor. Va a ser una tortura estar tan cerca, pero no tenerlo realmente.
Me ha dado la opción de ir a buscarlo, por supuesto. Pero, ¿qué significa eso
realmente? ¿Quiere que divida mi atención entre el baile y él? Dijo que no era
así, pero ¿cómo elijo a un hombre que me ha dado un ultimátum que no
entiendo?
Suspiro y vuelvo la cabeza hacia la mesita de noche.
—¡Oh, no! ¡Ohhhh, no! —Me incorporo apresuradamente, empujando a

Katarina para despertarla.
—¡Oye! —Me mira.
—¡Llegamos tarde! ¡Llegamos tarde al ensayo! —Entro en pánico. Me

rompo las mallas mientras me las pongo apresuradamente—. ¡Maldición! —
Hago un chasquido mientras agarro mi bolso—. Vamos Katarina, llegamos
tarde. ¡Levántate! —le grito.
—Puede que tú llegues tarde, pero las clases de teatro no comienzan

hasta dentro de dos horas. —Se queja y se da vuelta en mi cama.
Había olvidado por completo que el programa de teatro comienza a las

siete de la mañana, no a las cinco. Agarro mi bolso y salgo corriendo por la
puerta y recorro los pasillos de color azul marino y blanco. Me detengo frente
a la puerta del estudio y miro dentro. Toda la compañía está a la mitad de los
91
calentamientos mientras me abro paso dentro y agarro la ranura vacía en el

extremo más cercano de la barra.
—Qué bueno que te unas a nosotros. —La voz de Madame atraviesa el

suave zumbido de miembros desde el otro lado del estudio. Hago plie y muevo
mi pie derecho hacia la segunda posición desde la primera antes de
inclinarme y pasar a la tercera.
—Lo siento Madame —murmuro. Su mirada fulminante me atraviesa

mientras llevo mi pie a la cuarta.
Casi espero que continúe reprendiéndome frente a toda la clase. Ya es

bastante malo que Eric esté sentado con su yeso en una silla plegable de
metal en el centro del espejo mirándonos a todos y sonriendo. Cuando
escucho el ruido del bastón de Madame en el suelo cuando se acerca, me
estremezco ante lo que vendrá.
Aunque ella me sorprende. Siento su mano marchita envolver mi brazo

y tirarme lejos de la barra y hacia la puerta. ¿Me está echando? Miro
desesperadamente alrededor del resto de la clase cuyos rostros permanecen
mayoritariamente pasivos mientras me dejo llevar hacia el pasillo. Angela y
Eric son los únicos con una mirada de regocijo y satisfecha en sus rostros, y
algunos de los otros compañeros casi me miran con lástima.
La puerta se cierra suavemente detrás de nosotros y miro hacia atrás a

través de la ventana una vez más antes de seguir a Madame mientras se abre
camino por el pasillo. Ella no dice una palabra mientras camina, y yo la sigo
obedientemente, todo el camino a través de la escuela hasta el auditorio.
Cuando llegamos allí, sube las escaleras al costado del escenario y yo

camino detrás de mientras pasea alrededor del escenario y mira las filas y
filas de asientos de terciopelo rojo que están vacíos pero mirándonos como
caras en blanco, esperando que comience la actuación.
92
—¿Sabes por qué te elegí para venir a Julliard? —pregunta de repente.
Me detengo a su lado mientras nos paramos en el centro del escenario

y miro las filas de asientos vacíos.
—Por mi actuación en El señor de la danza —respondo rápidamente. Mi

actuación había sido perfecta.
—No. Puede que haya asistido a esa actuación, pero no es por eso que
te consideré lo suficientemente digno para ir a hablar contigo después de ese
baile.
—Entonces, estoy perdido, Madame.
—Te elegí porque lo intentaste. Tú, el niño irlandés de Boston, subiste

a ese escenario a pesar que tienes ese horrible cabello rojo y que eres unos
centímetros más bajo que el típico bailarín de metro ochenta.
—Todavía no lo entiendo, madame. Por supuesto que lo intenté. Ensayé

para esa actuación durante meses.
—Ah, sí. Aún no entiendes lo que quiero decir. Cualquier bailarín puede
practicar hasta que los movimientos sean perfectos. Esa es la expectativa.
También lo es llegar a tiempo a los ensayos y usar la ropa adecuada, limpia y
ordenada, debo agregar. —Ella le da a mis mallas una mirada astuta y cruzo
una pierna detrás de la otra, frotando la parte de atrás de mi pie en un
movimiento fingido para ocultar el desgarro. Continúa ignorando el
movimiento—. Eric siempre va a tener una ventaja sobre ti. Siempre será
mejor técnicamente porque tiene el tipo de cuerpo de un bailarín. Su
presencia con su cabello y ojos oscuros destaca de una manera que tú no. Si
alguien te nota, será por vuestras diferencias, pero eso no es necesariamente
algo bueno.
93
Si Madame está tratando de hacerme sentir mejor en algo, seguro que

tiene una forma genial de hacerlo, pero a menudo ha demostrado marchar al
ritmo de su propio tambor.
—Eric siempre ha sido y siempre será el mejor.
—Está bien —todavía no estoy seguro de a dónde se dirige esto.
—Sin embargo, la razón por la que Eric no durará más de diez años en
el baile es que no lo intenta. —Le levanto las cejas y me quedo boquiabierto—
. Claro, puede realizar los movimientos, pero no necesita esforzarse mucho en
ello, porque siempre ha tenido un talento innato que lo favorece, haciéndolo
más fácil para él. Tú, por otro lado, siempre tendrás que trabajar duro.
Siempre tendrás que hacer sacrificios y siempre le demostrarás a la gente una
y otra vez que tu lugar está en la pista de baile, porque ya sea profesional o
personalmente, ahí es donde la gente siempre te encontrará. Es donde tu
Gregor te encontró esa noche después del anuncio del musical, pero no
cometas el error ni por un minuto al pensar que él era el único que te estaba
mirando.
—Madame...
Ella agita su mano, interrumpiéndome.
—Me doy cuenta que los estudiantes piensan que cuando pido
sacrificios significa que les estoy pidiendo que eliminen sus vidas personales,
pero de hecho no es así. Les pido que sacrifiquen el comportamiento típico de
la universidad. La bebida y las fiestas y trasnochar hasta altas horas de la
noche. Eso no incluye su razón para bailar. Lo que los apasiona es que estén
tan abrumados por la emoción que deben expresarla con el uso de sus
cuerpos. Ese día en el escenario de Boston, tenías algo que decir. Le decías al
mundo entero que eras el desvalido de los irlandeses, pero ibas a bailar hasta
que hubiera marcas de quemaduras en el suelo y humo en tus talones solo
94
para mostrárselo a todos. Te admiré por eso. Por la devoción con que lo
intentaste. Por eso te elegí para Julliard.
—¿Y cómo se relaciona todo eso con que llegue tarde a clase esta
mañana, Madame? —pregunto suavemente. Nunca pensé que ella hubiera
visto algo especial en mí, más bien fue el reclutador quien encontró, lo que
fuese que estaban buscando, y la empujó a hacerlo. En el año y medio que he
conocido a Madame, debería haberme dado cuenta que no es el tipo de mujer
que se deja empujar a algo que no quiere hacer.
—Ni una maldita cosa.
Reprimo una risa. Normalmente, cuando nos insulta, lo hace en francés

rápido. Todos hemos venido a recoger algunos de sus dichos y entender a un
nivel lo jodidos que estamos, desde "Mon Dieu, aide-moi s'il te plait" hasta "Bon
sang! Comentar puis-je enseigner les babouins avec les pieds de plomb?”6
—Te estoy contando todo esto —explica—, porque aquí tienes una
oportunidad, no solo con El lago de los cisnes, sino con este musical. Para
mostrarles a todos lo mucho que lo intentas. Al final de la carrera de un
bailarín, necesitan mirar hacia atrás y, sin lugar a duda, decirse a sí mismos
que bailaron hasta que simplemente ya no pudieron más.
—Sí, Madame.
—No sé qué está pasando contigo, Eric, y ese chico Gregor. Lo que sí sé
es que cuando empezaste a coreografiar tu pieza para la audición y te vi bailar
aquí en el escenario en un auditorio vacío, tenías algo más que decir. Sea lo
que sea, tienes que encontrarlo de nuevo, Colin. Porque ese es el tipo de baile
que quiero ver cuando actúes el día de San Valentín —termina.
6 Dios mío, por favor, ayúdame. ¡Maldita sea! ¿Cómo puedo enseñar a bailar a babuinos con
pies de plomo?
95
Madame nunca había indicado si aprobaba o desaprobaba las

relaciones. Siempre tuve la idea preconcebida de que ella quería que los
bailarines se centraran en su carrera. Parece como si estuviera diciendo que
quiere que sus bailarines abracen todo lo que los apasiona del baile. La miro
un largo momento antes de preguntar:
—¿Por qué me trajo aquí esta mañana?
—Porque tenemos que ponerte al día. Eric puede dirigir la clase en mi

ausencia. Pero como suplente, conoces todos los movimientos. Has ensayado
y trabajado hasta que pudiste realizar los pasos mientras dormías. Ahora
tienes que intentar bailar.
Camina hacia una silla al costado del escenario y se sienta. La miro un

momento, preguntándome qué quiere que haga, y luego miro hacia el
auditorio, sintiéndome estúpido por tener que bailar para una anciana, sin
música ni audiencia, pero de alguna manera sintiendo que puedo conectarme
con la pasión por el baile. La miro una vez más y ella asiente, resignada a no
decir una palabra más hasta que le muestre lo que vengo reprimiendo desde
hace semanas. Me pregunto brevemente por qué me eligió como suplente, si
sentía que tenía algo más que Eric, pero ella ya había respondido esa pregunta
por mí también. Ella está arreglando a Eric. Preparándolo para que sea el
bailarín excepcional, durante los próximos diez años, y luego pasará a algo
como enseñar y entrenar, al igual que ella. Sonrío al saber que tiene fe en mi
pasión de que continuaré incluso después de la edad óptima y dejaré que
brille esa luz ardiente dentro de mí.
Cierro los ojos y empiezo a moverme, balanceándome de lado a lado,

buscando el ritmo interno que casi se ha extinguido. Lo encuentro, en el fondo
mientras me desplazo hacia la derecha, evitando un charco en la azotea. Hago
una pirueta, dejando que las gotas de lluvia salgan de mis extremidades
mientras me muevo. Abro los ojos, vacilando un poco mientras hago un
arabesco en el escenario y veo a Madame, pero rápidamente me inclino más
96
profundamente en el movimiento, agachándome ante la imagen de mi papá,

casi como suplicando su aceptación. Me levanto y doy un salto corriendo,
mientras hago un gran jeté hacia la fantasía de Gregor en el lado opuesto del
escenario parado allí con los brazos abiertos. Un soubresaut con Katarina,
saltando arriba y abajo rápida y repentinamente mientras celebramos con
entusiasmo su decisión de cambiar de especialización, algo que deberíamos
haber hecho anoche en la azotea, en lugar de deprimirnos por las acciones y
juicios de otros.
Mientras realizo un Temps levé, libero mis preocupaciones, el estrés y

el miedo, de un lado a otro, de un pie a otro. Lo desecho en la acción y me
libero para encontrar la música interior. Me concentro en el ritmo mientras
los nombres de los movimientos se desvanecen y mi cuerpo toma el control,
realizando las acciones con la memoria muscular en lugar de la
concentración. Encuentro la música para bailar en mi alma. La he estado
escuchando toda mi vida, incluso antes del baile con Gregor en la azotea.
"¡Bocinazo! ¡Bip! ¡Bip! ¡Chillido! ¡Oye! - ¡Bocinazo! ¡Bip! ¡Bip! ¡Aporread!

¿Cómo estás? - ¡Bocinazo! ¡Bip! ¡Bip! ¡Tortazo! ¡Taxi!"
La música de mi vida empieza a apoderarse y me muevo, olvidando que

estoy en el auditorio, que estoy en Julliard, que desde que llegué me he
preocupado y estresado por la perfección. Había estado bailando esta melodía
toda mi vida, intercambiando una ciudad por otra, y en esta ciudad, encontré
a Gregor solo para agregarle ritmo.
"¡Bocinazo! ¡Bip! ¡Bip! Hola, soy Gregor. - ¡Bocinazo! ¡Bip! ¡Bip! ¡Haced
clic! Soy Colin. - ¡Bocinazo! ¡Bip! ¡Bip! Baila conmigo Colin ".
Giro sin cesar por el escenario, imaginando que estoy de nuevo en los
brazos de Gregor y dejándome llevar a través de este baile, a través de la vida
con él allí como mi compañero de baile a través de todo. Me doy cuenta, con
presteza, cuando finalmente llego a una reverencia de un pas de chat volador,
que es lo que me estaba perdiendo todo el tiempo.
97
Estoy sudando y con la cara roja cuando miro y veo a Madame

meciéndose de un lado a otro en la silla sonriendo.
—Bien, muy bien. Sea lo que sea, para quien sea que bailaste o con
quien bailaste, quiero que lo tengas en cuenta todos los días durante las
próximas semanas hasta el espectáculo. ¿Entendido?
Asiento y no digo nada. No necesito explicarle qué fue. Algunas cosas

son privadas y ella lo entiende. Camino de regreso con ella a clase en silencio
y para entonces la clase esta precalentada y pareja. Angela ha estado bailando
sola hasta que volví a entrar con Madame y me emparejé con ella.
Ella se pone rígida en mis brazos y es un ensayo interesante, tratando

de mantenerme en forma. Sé que ella prefiere bailar con Eric, y él
constantemente se acerca a nosotros con sus muletas para criticar mi forma,
cuando en realidad sé que ella es la que necesita relajarse. Pero esta vez, sus
comentarios sarcásticos y expresiones engreídas no se registran en mi mente
en absoluto. Me concentro en la música clásica que suena mientras
ensayamos los pasos de El lago de los cisnes, pero el fuego en mi corazón por
el baile y por los sentimientos que he estado negando por Gregor todo este
tiempo, ahogan cualquier negatividad que arrojen en mi camino.
Sé que se necesitará mucho para hacer las paces con Gregor, y todavía
tenemos que trabajar en la actuación y las prácticas para el Virtuoso del Día
de San Valentín, pero estoy seguro que de alguna manera, puedo hacer que
todo funcione.
Me siento muy seguro de todo esto, hasta que los estudiantes de teatro
entran para la práctica de media mañana y Katarina llega al lado de Gregor,
pero él se niega a mirarme.
98
Capítulo 12
—¡Vamos a retomarlo desde el principio! —grita el Sr. Schlewp. Se sube
las gafas y mira su guión. Ha estado escribiendo y garabateando notas en él
con cada repetición. Apenas he capturado la atención de Gregor, excepto
cuando lo pedí el guión.
Hoy trabajamos estrictamente en las líneas y la actuación, y no en las

piezas musicales coreografiadas, por lo que, aunque hubo interacción, no fue
tanto como el contacto físico que se requería durante los números de baile.
En pánico, miré a Katarina. Se ve extraña con su ropa de calle con el

resto de los estudiantes de teatro. Todos llevan pantalones de chándal y
camisetas, donde los bailarines tienen sus maillots y leotardos. Mira entre
Gregor y yo y se encoge de hombros. Me estremezco cuando lo veo empujar a
Seth juguetonamente, me pregunto si tal vez realmente lo arruiné.
Cuando volvemos a ocupar nuestros lugares, Gregor gira la cabeza y la

luz del débil sol de afuera atrapa sus ojos y parecen brillar, pero noto que el
brillo se proyecta por encima del hombro hacia Seth, que acababa de bromear
con él. Cuando se vuelve hacia mí, su expresión no es de enojo, es peor. Pone
una mirada completamente plácida en su rostro y no puedo leer sus
emociones en absoluto.
Le ofrezco una sonrisa débil y por un momento parece que va a decir

algo, pero luego el Sr. Schlewp grita;
—¡Acción!
Las palabras de los personajes salen automáticamente, pero siento que

les falta sinceridad. Quizás estoy leyendo demasiado sobre esto. No estoy
seguro, pero definitivamente se sienten forzado.
99
Cuando la clase se interrumpe para el almuerzo, corro hacia Katarina

y le pregunto:
—¿Dijo algo antes que entrarais a clase? —Nos quedamos mirándolo

mientras despeina el cabello de Katie, una actriz de estilo bohemio con cabello
pelirrojo y pecas que salpican sus mejillas y rostro. Me quedo paralizado con
su risa, sintiéndome perdido a pesar que solo ha pasado una noche.
—Sí, me dio la bienvenida al programa de teatro y me dijo que ya era

hora.
Me da un vuelco el estómago. Esperaba que si hubiera hablado con

alguien sobre anoche, hubiera sido Katarina. Le doy una rápida sonrisa a
medias.
—¡Oye, debería haberte felicitado también! Lamento haber estado tan

deprimido anoche. Tienes suficiente en qué pensar, debería haber sido un
mejor amigo y estar feliz por ti. —Le doy un abrazo mientras salimos por la
puerta del salón.
—Está bien, Colin. Tenías tu mente en otras cosas, puedo entender eso
completamente. —Ella enlaza su brazo con el mío y palmea el dorso de mi
mano para tranquilizarme.
—¿Podemos simplemente saltarnos el comedor hoy? —le pregunto.

Hace una pausa mientras mira a la multitud de teatro y rápidamente digo—:
No importa. Sé que quieres pasar el rato y encajar con tu nuevos compañeros.
Fue egoísta de mi parte preguntar.
—Honestamente, Colin, debes aprender que eres mi mejor amigo. Si

necesitas un descanso, por supuesto que iré contigo. Pero si te conviertes en
un recluso social, tendremos una intervención.
Damos la vuelta y comenzamos a caminar de regreso por el pasillo hacia

los dormitorios. Katarina guarda un alijo de comida en el suyo y me entrega
100
una bolsa de papas fritas mientras mete un par de Hot Pockets en el

microondas y las templa, para que queden húmedos por dentro y masticables
por fuera. No son los almuerzos más apetitosos, pero estoy agradecido por la
paz y la tranquilidad.
Enciende el televisor. y nos sentamos en la cama mordisqueando las

bases de pizza parecidas a cartón y llegan las noticias del mediodía.
Observo cómo se acerca el larguirucho presentador con su traje bien

ajustado. Está en un muelle y hay trabajadores corriendo detrás de él cuando
comienza a hablar.
—En un trágico accidente que dejó a un estibador muerto y otros cinco

heridos, una explosión sacudió los muelles aquí en South Boston. Se sabe
que cuatro de los heridos están relacionados. No se sabe mucho sobre la
causa de la explosión, se sospecha que podría tener que ver con las rivalidades
entre las familias de la mafia irlandesa, O’Duffy y O’Callaghan. Ha habido una
disputa de larga data entre las dos familias que ha sido la causa de varios
homicidios y presuntas peleas. Este astillero de envío en particular,
Importación y Exportación de O'Duffy, es propiedad y está operado por James
O'Duffy, presunto líder de la familia de la mafia O'Duffy. Los trabajadores no
están siendo muy comunicativos con la información sobre la explosión y todo
lo que O'Duffy dijo fue que espera que los heridos en la explosión se recuperen
rápidamente y que está trabajando en estrecha colaboración con la familia
afectada por el trágico accidente.
Mi cuerpo se congela mientras observo con horror cómo el camarógrafo

se acerca al contenedor de envío que tiene un agujero del tamaño de una bola
de demolición. Habría sospechado que esa era la causa, excepto por las
notables marcas de quemaduras alrededor del agujero y los signos obvios de
escombros esparcidos por el muelle. Se me seca la boca y dejo el plato de los
Hot Pockets a mi lado mientras me inclino hacia la pantalla del televisor.
—Muéstrame, muéstranos quién resultó herido —insto al reportero.
101
—Colin, ¿no es ahí... tu papá y tus hermanos no trabajan en O'Duffy's?

—pregunta Katarina en un susurro horrorizado.
—Muéstrame, muéstranos quién resultó herido. —Puedo sentir mi

cuerpo balanceándose hacia adelante y hacia atrás en la cama, aunque mi
mente se siente separada mientras permanece concentrada en la pantalla.
Seguramente alguien me habría llamado si los cuatro fueran... pero, es un
muelle tan grande y muchas familias tienen varios padres e hijos trabajando
allí. Hay miles de trabajadores, no puede ser...
Se me enfría la sangre cuando el metraje cambia del contenedor de

envío a la emisora, que comienza a recitar los nombres de los heridos.
—Por motivos de privacidad, la familia del fallecido solicita que su ser

querido se mantenga al margen de las noticias, pero los cuatro que resultaron
heridos y enviados al Hospital Médico Nuestra Señora de la Paz, un conocido
Hospital Católico privado, son Finn O'Shea y sus tres hijos Patrick, Liam y
Seamus. Sabemos que hay un cuarto hijo, pero no hemos podido localizarlo
para hablar con él y preguntarle si va a trabajar en O'Duffy's para seguir
manteniendo a su familia.
—Apágalo —le susurro. Katarina inmediatamente salta de la cama y

apaga el televisor. Me pongo de pie, paseando por la pequeña habitación y
apartando a un lado una variedad de ropa, libros y platos sucios. Su
habitación está decorada con todos sus carteles de películas favoritos. Los
colores me deslumbran por su papel brillante que es caótico, y el remolino de
colores me marea.
Me detengo cerca de la puerta, pensando que debería llamar a mamá,

pero ella debe estar en el hospital.
—¿Colin? —dice Katarina tentativamente, como si pudiera romperme

con el menor toque o sonido. La miro y me limpio el sudor de las manos en
102
mis medias y luego me arrodillo, agarrando su bote de basura cerca de la

puerta.
Para cuando dejo de sentir náuseas y de vaciar el contenido de los

restos de pizza de mi estómago, estoy temblando y me duelen los músculos
del abdomen.
—Colin, estás conmocionado. —Frota mi espalda y coloca una manta

sobre mis hombros mientras empiezo a temblar—. He pedido ayuda. —Me
dice, y asiento aturdido.
Un momento después, escucho las señales reveladoras de Madame

atravesando el pasillo tan rápido como puede con su bastón. Katarina va
hacia la puerta y le indica que entre.
—Está aquí. Él está aquí —proclama.
Madame entra en la habitación, seguida de cerca por el señor Schlewp

y, para mi sorpresa, por Gregor.
—Lo acabamos de escuchar. Por supuesto, podrás irte de vacaciones de

Navidad antes… —balbucea el Sr. Schlewp. Madame se sienta en la silla del
escritorio de Katarina y mira mi rostro pálido y sudoroso.
—¿Necesitas que te demos un permiso de ausencia prolongado? —

pregunta en voz baja. Le frunzo el ceño, no estoy seguro de lo que está
preguntando, así que niego con la cabeza.
—N… no Madame. Solo necesito ir al hospital —digo. Me mira fijamente

durante un largo momento y luego niega con la cabeza.
—Puedo llevarlo —dice Katarina en voz baja. El Sr. Schlewp y Madame

están de acuerdo y luego habla Gregor.
103
—Iré con ellos. Soy del sur de Boston, esa parte de la ciudad... es mejor
si viajamos en grupo.
—¿Estás seguro que es una buena idea? —pregunta el Sr. Schlewp—.

El espectáculo es dentro de un par de meses. Realmente podríamos
practicar...
—Me voy —exclama Gregor con firmeza—. Si la escuela tiene que

castigarme o, no sé, echarme. Bueno, entonces así será.
El Sr. Schlewp y Madame se miran y luego Madame dice:
—Muy bien. La escuela no te va a echar y no serás castigado por irte.

Te necesitamos de vuelta como líder de tu parte. También puedes adelantar
tus vacaciones de Navidad, pero necesitaremos que regreses antes de Año
Nuevo para los ensayos. Tendremos mucho tiempo que compensar. Colin, si
no puedes regresar, lo entenderemos completamente, así que envía un
mensaje tan pronto como puedas. Entendemos que tienes preocupaciones
más urgentes en este momento que el programa.
Asiento de nuevo hacia ellos, sintiendo que en cualquier momento mi

cerebro se pondrá en marcha y esta sensación de estupidez y aturdimiento
dejará mi visión. El Sr. Schlewp y Madame se ponen de pie, cada uno me da
una palmada en el hombro y me ofrece sus condolencias antes de irse.
Katarina salta en un torbellino de actividad mientras arroja algo de ropa y
artículos de tocador en una bolsa. Gregor se sienta en la cama a mi lado y su
gran cuerpo irradia un calor que encuentro reconfortante. Me balanceo hacia
él, pero me enderezo antes de apoyarme justo a tiempo previniendo que mi
hombro haga contacto.
Como si sintiera mi necesidad de hacer contacto, desliza sus dedos por

los míos, entrelazándolos y apretando mi palma. El contacto es
tranquilizador, y suspiro, encorvo los hombros, sintiéndome repentinamente
104
exhausto hasta el fondo. Cuando Katarina termina, nos mira pero no dice
nada sobre la mano.
—Vamos Colin, vamos a tu habitación y empaquemos algunas cosas

para las vacaciones, luego Gregor puede ir a su habitación y preparar su
bolsa.
Asiento aturdido y me pongo de pie, balanceándome de nuevo. Mi

estómago se siente débil y las náuseas me recorren en una ola.
—Creo que tu comida estaba en mal estado —espeto.
Katarina abre la boca para decir algo, la cierra cuando lo piensa mejor
y luego dice:
—Sí, está bien. Gracias.
Caminamos por los pasillos y otros estudiantes me miran mientras

paso. Se ha corrido rápidamente la voz sobre la explosión y la familia de quién
resultó afectada.
—No tienes que hacer esto —digo volviéndome hacia Gregor.
Me mira con sus solemnes ojos oscuros y dice:
—Voy contigo y eso no es negociable. Ahora haz tu maleta. Regresaré

en diez minutos.
Me da un abrazo y me pierdo en su embriagador aroma. Su abrazo

parece unir los pedazos de mi realidad destrozada y sé que de alguna manera
en los próximos diez minutos, voy a salir adelante. Entro a mi dormitorio y
saco unos vaqueros, pantalones deportivos y camisetas. Me toma la mitad de
tiempo hacer la maleta que a Katarina porque mi habitación está muy limpia
y ordenada. Me parece gracioso que incluso con su dormitorio en completo
desorden y teniendo que lidiar con la pelea con sus padres, de nosotros dos,
105
mi vida de alguna manera se ha vuelto más caótica. O tal vez solo estoy siendo
egoísta en mi fiesta de lástima interna. Tal vez no sea justo jugar al juego de
"mi dolor es peor que tu dolor" en mi cabeza.
Sea lo que sea lo que Katarina pueda estar sintiendo, amablemente no

lo deja ver mientras se sienta en mi cama y me observa moverme por la
habitación con expresión rígida.
Cuando Gregor regresa unos minutos más tarde con su bolsa de lona
al hombro, recoge la de Katarina y todos salimos y tomamos un taxi hasta la
estación de tren.
El viaje es silencioso. Katarina se sienta frente a Gregor y a mí, y yo

reclamo el asiento de la ventana, mirando distraídamente hacia afuera y sin
ver realmente pasar los edificios y las casas. Pronto dan paso a residencias
más rurales y a zonas ocasionales por las que pasamos por pueblos, pero todo
se desangra en mi mente.
¿Estarán bien? ¿Qué tan gravemente resultaron heridos? ¿Podrán volver

al trabajo? No sé cómo ser un estibador. Mamá necesita que un hombre sea el
sostén de la casa, nunca aprendí una habilidad o un oficio. Siempre he sido
bailarín. ¿Cómo afrontare el costo de las facturas médicas? ¿O’Duffy le dará
una compensación?
Mi mente corre tan rápido como el tren en movimiento. Parece que el

viaje dura todo el día cuando, de hecho, solo lleva unas pocas horas. Katarina
va al vagón comedor y compra unos sándwiches para el almuerzo, pero la
lechuga ligeramente marchita del mío hace que mi estómago se revuelva de
nuevo. Si se siente ofendida porque no me comí el sándwich, no lo dice. Gregor
me ofrece su agua y con mucho gusto tomo unos refrescantes sorbos de ella.
No hace que mi estómago se revuelva como lo hace la idea de la comida, así
que agita la mano cuando trato de devolvérsela.
106
La presiono con gratitud entre mis rodillas mientras me vuelvo hacia la

ventana, y de vez en cuando la levanto para tomar sorbos.
Llegamos a la Estación Sur y me levanto de un salto, golpeándome la

frente con el portaequipajes del techo.
—¡Maldición! —siseo, frotando la marca con cautela. Ya puedo decir

que va a dejar un hematoma y un dolor de cabeza a su paso. Pero ninguna
cantidad de dolor se compara con la ansiedad de perder a mi papá y mis
hermanos.
Cuando desembarcamos y salimos a la plataforma, miro a mi alrededor

en busca de un taxi disponible y siento que Katarina y Gregor me pisan los
talones. Como llegamos durante la hora punta de la tarde, no hay taxis
disponibles, así que salgo por la calle en dirección al hospital. Está a una
distancia considerable de la estación, pero estoy decidido a llegar, incluso si
eso significa tener que caminar.
—Oye, aguarda Colin —suena la voz de Gregor en mi oído—. No

podemos caminar por el sur de Boston, especialmente a esta hora de la noche.
Y si vas en la dirección en la que estás, habrá problemas, incluso si es un
atajo —razona.
—No me importa, Gregor. ¡Es mi familia! —le grito, finalmente

perdiendo la compostura.
Levanta las manos y retrocede.
—Todo lo que digo es que le envié un mensaje de texto a mi mamá y

ella está de camino con la camioneta y está dispuesta a llevarnos allí —
murmura.
Varios transeúntes nos miran y yo los fulmino con la mirada, así que
bajan la vista y se alejan rápidamente.
107
—Creo que esperar unos minutos a la Sra. McCallum es una buena

idea, Colin —suplica Katarina—. No conozco esta ciudad, pero confío en que
Gregor y tú sí. Llegaremos al hospital, lo prometo.
Su rostro está pálido y demacrado, y mi fanfarronada estalla. Están

aquí por mí y solo están tratando de ayudar.
—Lo siento, Katarina —murmuro, mirando mis zapatillas. Me había

tomado un momento para cambiarme antes de irnos. No había forma que
caminara por las calles en mallas y un maillot.
—Te comprendemos. —Gregor pone su palma sobre mi hombro y

suspiro por el contacto. Tenerlos a ambos aquí es una tranquilidad y un apoyo
que necesito desesperadamente.
Unos momentos después, una camioneta con un logotipo de artículos

para fiestas en el costado se detiene y nos toca la bocina. Gregor levanta su
bolso y el mío e indica que lo sigamos. Una mujer madura afroamericana se
sienta en el asiento del conductor y lo saluda, mientras Gregor abre la puerta
del panel y mete nuestras maletas dentro.
—Hola, bebé —le dice a Gregor.
—Hola, mamá. Gracias por recogernos.
—¡Obvio! —Nos mira a Katarina ya mí mientras nos subimos al asiento

trasero.
—Mamá, estos son Katarina y Colin. Te he enviado un mensaje de texto

sobre ellos antes. La familia de Colin son los que resultaron heridos.
Necesitamos llegar al hospital —finaliza.
—Por supuesto. —Pone el coche en marcha mientras Gregor cierra la

puerta y entra en el tráfico que se une al bulevar principal. Ella sigue
mirándome por el espejo retrovisor.
108
—Lamento lo de tu familia —dice. Sus ojos son del mismo color que los
de Gregor. Aunque su piel es un poco más oscura, tiene el pelo negro y liso,
a diferencia de él, y tiene arrugas de expresión en los ojos por el estrés, la risa
y la edad.
—Gracias, Sra. McCallum —murmuro.
—Todos son libres de llamarme Mamá J o Janice —nos informa—. Mi

bebé me ha hablado mucho sobre vosotros dos. Prácticamente siento como si
fueran míos.
La cara de Katarina se ilumina y le ofrezco una pequeña sonrisa. No

sabía que Gregor le había contado a su familia sobre nosotros, pero envía un
rayo de esperanza a través de mi jaula interna de desesperación.
Miro alrededor de la camioneta, notando las cajas de suministros para

fiestas en el asiento trasero más alejado. Parece como si fueran decoraciones
para una despedida de soltera a juzgar por el satén rosa y negro y el material
con volantes que veo asomando de una de las cajas, y una faja de despedida
de soltera que se cae de una de las otras cajas.
Janice dobla la esquina y mi atención vuelve a la realidad. No nos ha

costado nada recorrer las calles de South Boston, a pesar que es hora punta.
Si hubiéramos necesitado caminar, nos habría tomado al menos una hora
recorrer todos los cruces peatonales que nos impedirían obtener una multa
por cruzar imprudentemente, sin importar tener que cargar con nuestras
maletas detrás de nosotros. Janice parece conocer los entresijos de las calles
porque pronto veo el hospital en la esquina de Broadway y Main.
Mientras se acerca a la acera, mira a Gregor:
—Envíame un mensaje de texto si necesitas que venga a recogerte —le

dice.
A Katarina y a mí nos dice:
109
—Podéis quedaros con nosotros si lo necesitáis. Entiendo que esto es

un asunto familiar, pero la puerta siempre está abierta en la casa McCallum.
Cuídense y vengan a cenar alguna vez. Me encantaría tener la oportunidad de
conocer mejor a los amigos de Gregor.
Ella le lanza a Gregor una mirada astuta y luego nos sonríe cálidamente
otra vez.
—Gracias, Janice —murmuro mientras salgo de la camioneta.
—¡Gracias, Mamá J! —Katarina le sonríe.
—Buena suerte con tu familia. —Ella me mira directamente, y tengo

ese destello de sentimiento que tengo cuando Gregor está cerca. Me llena de
calidez y seguridad, como si de alguna manera todo fuera a estar bien. Asiento
y cierro la puerta.
Cuando nos volvemos y entramos en el hospital, el olor estéril golpea

mi nariz y estornudo. Camino al mostrador de información y pregunto dónde
están las habitaciones de O'Shea y, con una mirada de lástima, la
recepcionista me dice el número de la planta y de la habitación. Debe ser peor
de lo que pensaba.
Entro en el ascensor y presiono el botón del cuarto piso, trauma, y

espero mientras la luz parpadea entre los niveles. Cuando el ascensor suena
y las puertas se abren, veo a mi mamá en el otro extremo del pasillo, hablando
con un médico y una enfermera.
Ella me ve y luego comienza a correr por el pasillo hacia mí, con

lágrimas corriendo por su rostro.
—¡Oh, Colin! —grita. Las lágrimas que había estado conteniendo

rompen el dique de fortaleza que mentalmente había puesto en su lugar, y me
duele la garganta.
110
—¡Mamá! —La abrazo mientras Gregor y Katarina se hacen a un lado.

Cuando miro por encima de su hombro, veo que mis hermanas y Aiden se
dividen en dos habitaciones de hospital contiguas. Ellos y se tiran de las
mangas el uno al otro, señalando a mamá y a mí, Aiden sale corriendo de la
habitación, con los brazos en alto. Lo levanto en brazos mientras suelto a
mamá y le pregunto:
—¿Van a estar bien? ¿Qué tan malo es? ¿Qué va a pasar ahora?
Se seca la cara y le da a Aiden un beso en la mejilla.
—Tu padre sufrió lo peor de la explosión. Tiene un tobillo roto y varias

heridas de metralla. La explosión lo derribó tan lejos que terminó con una
conmoción cerebral. Patrick tiene una clavícula rota y algunos cortes y
moretones. Seamus y Liam también tienen algunos cortes y moretones, pero
los médicos quieren asegurarse que no haya hemorragia interna antes de
darles de alta. Colin, oh, Colin. ¿Cómo lo descubriste? Les dije a tus hermanas
que no te lo dijeran hasta las vacaciones de Navidad. Tu último mensaje sobre
convertirte en el protagonista...
—Mamá, esto es mucho más importante que un baile. Esta es la familia.

Por supuesto, iba a volver a casa en cuanto me entere. —Me doy cuenta que
estoy un poco molesto con ella. Siempre ha tratado de protegerme—. ¿Papá...
podrá volver al trabajo? —le pregunto.
La expresión de su rostro lo dice todo.
—A su edad, no. No es probable. Hay que ponerle una prótesis de titanio

y a partir de ahora siempre cojeará. No se ve bien.
—Lo siento, mamá.
—Lo sé. Sin embargo, somos muy afortunados. Todo el mundo va a salir
adelante. Lo siento por Rose Murphy. Ella perdió a su Jimmy. Él fue quien...
no lo logró, Colin. —Ella se apaga, secándose una nueva ronda de lágrimas
111
de sus ojos. Siento que mi corazón se hunde. Jimmy y Rose son una pareja
mayor que vive arriba de nosotros. Mamá y papá les han alquilado un
apartamento durante años. Jimmy estaba a solo unos años de jubilarse y
solía ir al trabajo con papá y mis hermanos.
Miro a mi alrededor aturdido, sintiendo a Aiden retorcerse en mis

brazos. Está tratando de llegar hasta Katarina, quien extiende los brazos. Se
lo entrego y rápidamente comienza a tirar de su largo cabello oscuro. Ella lo
arrulla y saluda a mamá y le dice que lo siente. Mamá le da un apretón rápido
y es cuando me doy cuenta que está mirando a Gregor.
—Mamá, este es Gregor, mi umm… un amigo de la escuela. Gregor,

esta es mi mamá, Molly O'Shea. —Él le tiende la mano y ella la toma, pero
también lo abraza.
—Gracias por traer a nuestro Colin a casa hoy —le dice mientras se
suelta.
—De nada, Sra. O’Shea.
Todos nos dirigimos a las habitaciones donde nos saludan Kathy,

Collene y Sarah. La novia de Liam, Katie, está allí, la madre de Aiden, y
después de abrazarme y presentarme, entro y veo a Liam y Seamus. Mis dos
hermanos están sentados en la cama, viendo un partido en la televisión.
Cuando entro ambos me dedican una sonrisa torcida y llena de dientes
mientras me saludan. Son casi idénticos entre sí, excepto que tienen un año
de diferencia de edad. Tienen el mismo pelo castaño y narices anchas. Sus
ojos son verdes como los de papá y su cabello está despeinado y cae justo
hasta sus anchos hombros. Después de visitarlos y sentir que la tensión en
la boca del estómago disminuye, dejo su habitación y entro en la de papá y
Patrick.
Patrick está sentado en la cama y pregunta:
112
—¿Qué estás haciendo aquí?
—Vine a ver si estabas bien —respondo. Me mira fijamente antes de

mirar por encima del hombro a Katarina y Gregor que están justo en la
entrada. Se vuelve hacia el libro que estaba leyendo sin decir una palabra
más, y suspiro, mirando a papá. Está acostado de espaldas con los ojos
cerrados y una venda alrededor de la cabeza. Tiene el pie elevado y cortes y
raspaduras en todo el rostro y cuello. Su ojo está comenzando a formar un
hematoma desagradable debajo de la cuenca y su respiración es irregular y
esporádica. Me vuelvo hacia mamá y justo cuando estoy a punto de decir algo,
un hombre entra. Lo reconozco de inmediato por sus fotografías en las
noticias. Los anchos hombros de James O'Duffy llenan la puerta mientras mis
ojos viajan por su forma corpulenta hasta su rostro pecoso y cabello pelirrojo.
113
Capítulo 13
—Espero no interrumpir nada, Molly —dice James en voz baja. Su voz
es grave y retumba.
—Para nada, Sr. O'Duffy —responde mamá.
La miro en estado de shock porque parece estar familiarizada con él. Él

le dedica una sonrisa bastante agradable, pero me llena de pavor porque no
llega a sus penetrantes ojos azules. Noto que hay dos hombres desconocidos
parados fuera de la puerta y mis hermanas se han retirado, probablemente a
la habitación de Seamus y Liam.
—Acabo de hablar con la administración, todo está arreglado aquí —

continúa. No ha mirado a mamá, sino que está mirando entre Katarina,
Gregor y yo.
—Es muy amable de su parte, señor O'Duffy —responde.
Entra en la habitación, mirando a su alrededor, como si estuviera

evaluando la situación.
—Esperaba hablar con Finn —comenta, pero nadie dice nada—. Se le

dará una generosa indemnización por discapacidad, por supuesto. —Mira por
la ventana hacia las calles de la ciudad.
—Gracias, señor —susurra mamá—. Eso es muy amable de su parte.
Se vuelve hacia nosotros sonriendo.
—Ya he hablado con Liam y Seamus. Y han indicado que volverán al

trabajo en unos días. Patrick, por supuesto, eres bienvenido una vez que
114
hayas sanado y te pagaremos una licencia médica por este ah...

desafortunado accidente.
Dice accidente, pero no hay una persona aquí que no sepa que la
explosión se debió a algo que estaba sucediendo entre él y sus rivales.
Probablemente ya esté planeando, si no ya ejecutando, algún tipo de
represalia por el ataque, pero ninguno es lo suficientemente estúpido como
para contradecirlo o cuestionarlo.
Su mirada se vuelve hacia mí y mis amigos. Los presento rápidamente

y él se ríe.
—Un irlandés, una rusa y un... bueno, un grupo de amigos muy inusual
—murmura mientras nos da la mano a todos—. ¿Y te unirás al clan O'Shea
trabajando en los muelles? —pregunta.
Patrick comienza a hablar:
—No, señor. Él es… —Pero antes que pueda terminar cualquier

declaración de condena que esté a punto de hacer, hay un susurro y mi papá
se sienta y lo interrumpe.
—Es mi hijo. —Se aclara la garganta. O'Duffy se da vuelta y le sonríe.
—Sí, solo estábamos haciendo las presentaciones. ¿No es también un

trabajador? —pregunta.
—No. Él y sus amigos van a la escuela de la ciudad. Si lo que necesitas

es manos para trabajar en los muelles, estoy seguro que puedo encontrar
alguna manera de ser útil una vez que me pongan la prótesis, James. —La
voz de mi papá es firme y le lanza a Patrick una mirada mordaz.
No se puede negar que un hombre como James O'Duffy tiene puntos de

vista religiosos acérrimos. Puede que no sea tan comprensivo o no ponga la
otra mejilla como algunos hacen con mi estilo de vida. Eso, y la forma en que
115
habló de Katarina y Gregor, insinúa que él ve a las personas basándose en

características como la etnia. No sería descabellado que diera el salto para
juzgar las inclinaciones sexuales.
Mira entre Gregor y yo y luego sonríe;
—No te preocupes por tu trabajo, Finn. Has sido un gran trabajador a

lo largo de los años. Si necesitamos encontrarte algo, estoy seguro que
podremos. O podemos resolver una jubilación anticipada y una discapacidad.
Ahora cuídate.
Pasa a mi lado, le da a mamá un beso en la mejilla y sus musculitos lo

siguen obedientemente. Toda la sala da un suspiro colectivo de alivio, y luego
miro a papá, sin saber por qué estoy más agradecido, porque este bien o
porque me defienda ante uno de los mafiosos más grandes de la ciudad. Mi
labio tiembla, pero me muerdo las lágrimas mientras lo miro. Su rostro está
pálido y se ve más cansado y demacrado de lo habitual, pero por una vez me
da una pequeña sonrisa cuando pregunta:
—¿Quién es tu nuevo amigo? —Mira a Gregor porque ya conoce a

Katarina. Antes que pueda decir algo, Gregor da un paso adelante y se
presenta:
—Gregor, señor. Encantado de conocerle.
Hay otro aliento sofocado cuando toda la habitación se pregunta si papá

estrechará la mano extendida hacia él, pero al final siento como el bloque de
cemento en mi estómago se afloja cuando levanta el brazo sano y agarra la
palma.
Después de la visita, decidimos que lo mejor para papá es dormir un

poco más. Liam y Seamus volverán a casa mañana, y Patrick probablemente
al día siguiente. Mamá insiste en que nos apretujemos con las niñas en su
camioneta y nos dirigimos a la casa.
116
Cuando llegamos allí, Gregor y Katarina se quedan en la cocina,

mientras todos se dirigen a varias habitaciones y partes de la casa que han
reclamado. Katie toma a Aiden de Gregor, a quien se había aferrado durante
la última hora, rebotando sobre sus rodillas en la sala de espera del hospital.
—¿Por qué no les muestras tu habitación a tus amigos para que puedan
descansar? —sugiere mamá—. Entonces puedes volver y ayudarme a
preparar la cena. —Es la forma de mamá de decir: necesito hablar contigo,
pero no quiero ser grosera y pedirles a tus amigos que deambulen por la casa
de un extraño.
—Claro, mamá. —He estado evitando hacer contacto visual con ella
después que James O'Duffy se fue. No tenía la intención de causar más
problemas presentándome, pero me preocupa haberlo hecho.
—Coge el colchón inflable del armario para ti, Katarina puede tener el
futón en tu habitación y Gregor puede tener la cama —instruye.
—Gracias, Sra. O’Shea, pero eso no será necesario. La casa de mi mamá

está a solo unas cuadras de aquí. Siempre que la necesito, dijo que vendría a
buscarme —dice Gregor suavemente.
—¿Estás seguro? Bueno, por favor, dile a tu mamá que le agradezco os

haya traído a todos desde la estación de tren. Tendremos que invitarla a cenar
en algún momento. E insisto en que te quedes a cenar esta noche. Los
sándwiches de tren no son ningún tipo de comida.
Nadie discute sobre esto, así que acompañó a Gregor y a Katarina por
el pasillo que conduce a la gran sala de estar. El espacio es amplio, con dos
sofás deportivos y un sillón que es de papá todas las noches. Pasamos por la
zona y Gregor tiene que agacharse bajo el candelabro, aunque los techos son
altos. Cuando pasamos por la larga sala de estar, me estremezco ante la
moldura que bordea las paredes cerca del techo. Obviamente, mis hermanos
se han olvidado de ayudar a mamá a pintar, o quitar el polvo. Las esquinas
117
están llenas de telarañas y pintura descascarillada, a pesar que la larga mesa

de roble está restregada y pulida hasta que brille.
Subimos las escaleras, que alguna vez fueron la entrada trasera del
edificio de apartamentos, y ahora conducen a los dos apartamentos más
alejados del segundo piso, que se han convertido en dormitorios. La mía está
en la esquina más a la derecha del rellano y dejo entrar a Katarina y Gregor.
Rápidamente empiezo a mover las cajas en las que papá había guardado
cosas, al pasillo, para que quepan en la habitación y se sienten.
Una vez allí nos sentamos todos durante un minuto, mirándonos el uno
al otro, en silencio.
—Entonces, umm, gracias a los dos por venir conmigo. Y pude ver que
va a estar bien, así que eso es bueno. Eso es realmente bueno —balbuceo. Me
quedo en silencio y miro alrededor de mi habitación, que no ha cambiado
desde que me fui a la escuela. Carteles de diferentes destinos alrededor del
mundo están pegados en las paredes amarillas. Nunca me había atrevido a
colgar los carteles de mis compañías de ballet favoritas, así que opté por todas
las ciudades a las que algún día deseaba viajar con una compañía profesional.
Gregor mira alrededor de la habitación con leve curiosidad y Katarina se deja
caer de nuevo en el futón con una vieja revista sobre Jardinería en la ciudad
que mamá había metido en una de las cajas que yo había movido. La había
agarrado de camino a la habitación y la ojea.
—Como si no estuviéramos ahí para ti si alguna vez nos necesitaras —

su tono es frívolo, pero su rostro es sereno. Ella quiere decir cada palabra. Me
muerdo el labio mientras me vuelvo hacia Gregor, preguntándome qué va a
decir. Antes que pueda decir algo, se inclina y me da un beso rápido en la
mejilla.
—Creo que tu mamá necesitaba tu ayuda —murmura suavemente.

Miro de nuevo a Katarina que está sonriendo detrás de la revista y me levanto
y camino, mis entrañas retorciéndose.
118
Cuando entro a la cocina, Kathy está sentada en un taburete en el

mostrador de la isla, dándole palmaditas en la espalda.
—Está bien, mamá. Va a estar bien. Los médicos lo dijeron hoy, parece
que está fuera de peligro.
Mamá está sollozando con uno de sus ridículos delantales que tiene un
cerdo con un gorro de cocinero bailando alrededor de un prado. Nunca
entendí por qué un chef de cerdos estaría en un prado y no bailando en una
cocina, pero ya no soy de los que juzgan dónde baila alguien.
—Mamá —le digo en voz baja, y ella mira hacia arriba. Si hay algo que
no puedo soportar es verla llorando. Siempre fue difícil ver llorar a mis
hermanas, especialmente cuando uno de mis hermanos mayores las
fastidiaba, pero cuando es mamá, prácticamente me derrito—. Mamá, no
llores. Escuchaste a Kathy. Va a estar bien. Van a volver a casa.
Camino alrededor de la isla y pongo mis brazos alrededor de ella

mientras solloza más fuerte.
—Lo sé. Sé que lo estarán. Ha sido demasiado. Recibir esa llamada

telefónica. Oh, Colin, fue horrible. Los cuatro. Y tengo que hornear algo para
Rose. Alguien debería ir a ver a Rose —solloza.
Por supuesto, mamá estaría pensando en otra persona en un momento

como este.
—Por supuesto, mamá, alguien irá a ver cómo está. Sospecho que sus
hijos han vuelto a casa y están con ella. Pero alguien irá —le aseguro.
Kathy se levanta, me da un apretón en la mano y se dirige al mostrador

donde siempre hay varios frascos de galletas recién horneadas.
—Iré a por Katarina e iremos a verla juntas —sugiere Kathy. Mamá

asiente para aprobar las galletas que lleva.
119
—Oh, no querida, las de pasas no, no le gustan. Lleva las de chispas de

chocolate, A Jimmy le encantaban. —Una nueva oleada de sollozos golpea su
cuerpo y me aferro más fuerte mientras Kathy agarra las galletas y hace su
escapada.
—Le diré a Collene que baje para ayudar con la cena —dice por encima
del hombro.
Me siento con mamá unos minutos más mientras llora. A veces es mejor
dejarlo salir. Después de unos minutos, cuando empieza a tener hipo, me
acerco al armario sobre el frigorífico, agarro un vaso y la botella abierta de
Bushmill y le sirvo un vaso. No bebe mucho, pero ahora sería la ocasión para
ayudar a calmar un poco sus nervios.
Me da unas palmaditas en la mano mientras toma el vaso y bebe un

sorbo. Ella tose y luego deja el vaso.
—No era mi intención causar más problemas, ya sabes, con O'Duffy —

le digo.
—Oh, no lo hiciste. Le he estado diciendo a tu padre durante años que

no me gusta la idea de que trabaje para un hombre así, pero solo hay una
opción entre él o ese otro. Siempre me dijo que mantiene la cabeza baja y
fuera de sus asuntos, pero un hombre tiene que trabajar.
—Sí, así es como va este pueblo, mamá.
—Quería ser tendero —dice mamá.
Alzo las cejas ante esto, ya que es nuevo para mí.
—¿De verdad?
—Sí. No en uno de esos grandes supermercados, sino una pequeña

tienda de la esquina donde todos conocen el nombre de los demás. El
120
problema es que nunca dio el salto de fe para hacerlo. Y ahora mira dónde
está. —Se seca la cara con el delantal mientras dice esto.
—Bueno, es terrible que se haya lastimado, pero tal vez lo único bueno
de esto es que O'Duffy le ha ofrecido la jubilación anticipada, podría hacerlo
ahora —ofrezco. Se ve pensativa durante un momento, como si estuviera
reflexionando. Luego asiente y se pone de pie.
—Quizás tengas razón. Tendré que decirle que debería hacer eso.
Entonces tus hermanos podrían ir a trabajar para él. —Veo el brillo en sus
ojos. Como si hubiera descubierto el plan y ahora tiene que regañar, acosar,
suplicar, fastidiar, engatusar y posiblemente incluso chantajear, aunque
nunca lo admitirá, y llevar a mi papá a tal estado que él abrirá la tienda de
comestibles, solo para hacerla callar.
Sonrío mientras me dirijo a las alacenas y pregunto:
—Entonces, ¿qué estoy ayudando a hacer para la cenar?
—No lo vas a hacer. Collene lo hará. Dejaste a tus amigos solos en tu

habitación y eso es de mala educación. Habría estado bien con Katarina aquí,
pero el pobre Gregor no debe saber qué pensar de nosotros. —Empieza a
moverse por la cocina—. Ve a decirle que lo siento y hazle compañía.
Me doy la vuelta y camino de regreso por el pasillo cuando Collene

entra. No sirve de nada discutir con ella ahora. Está decidida a cocinar en un
frenesí hasta que todo mejore. Sin duda, ya ha decidido qué cazuela enviar a
Rose. Las galletas habrían sido un mejor plato antes del funeral.
Cuando vuelvo arriba, Gregor está tendido en mi cama con los ojos
cerrados. Su sombrero fedora descolorido que le gusta usar descansa sobre
su pecho, y cierro la puerta en silencio y me dirijo de puntillas al futón. Antes
que pueda sentarme, siento su brazo serpentear alrededor de mi cintura, y
lanzo mis brazos hacia afuera mientras tropiezo y caigo, colapsando la mitad
121
encima de él en la cama. Me abraza y besa la parte superior de mi cabeza

mientras me quedo allí, congelado, mientras mi cerebro se pone al día con la
respuesta de mi cuerpo.
—Tranquilo —murmura en mi cabello—. No quiero nada. Solo creo que

necesitas un descanso. Has estado corriendo en una vorágine desde que viste
las noticias, y solo necesitas soltarte y dejar que alguien más se haga cargo
por un momento. ¿Entiendes lo que estoy diciendo?
Lo entiendo. Me está ofreciendo un pase de la confusión emocional de

sentirme atraído por él. Sin el baile al frente de mi mente, solo hay dos pilares
sólidos que me mantienen en movimiento. Mi familia y mis amigos. Con la
familia preocupada y mi otra amiga en el piso de arriba, muy pronto me
sentaría como mi mamá y no tendría nada que enfrentar excepto la
preocupación y la ansiedad que me ha estado carcomiendo desde esta tarde.
Me relajo en sus brazos y dejo que mi cabeza descanse sobre su pecho.

Estamos hacinados en mi cama doble, pero nos las arreglamos para estar los
dos en el colchón. La mano de Gregor debajo de mi cuerpo se acurruca y frota
mi espalda y cierro los ojos, finalmente me permito soltarme y relajarme un
poco.
—Gracias por estar aquí —murmuro en su pecho.
—No estaría en ningún otro lugar —afirma—. Entonces, entiendo por

qué no hay carteles de danza, pero ¿por qué las ciudades? —pregunta unos
minutos más tarde mientras mira alrededor de la habitación.
—Son todos los lugares a los que quiero viajar con las compañías de
danza —admito.
—Tiene sentido. ¿Alguna vez pensaste que bailas porque estás tratando
de escapar de algo? ¿Quizás escapar de ti mismo o de esta ciudad? —pregunta
con indiferencia. Me pregunto qué es exactamente lo que me está diciendo.
122
—¿Lo preguntas porque crees que me cuesta admitir que soy gay? —le
pregunto.
—No. Creo que probablemente ya hayas aceptado eso sobre ti, pero tal
vez no lo aceptes por completo. Por ejemplo, sabes que eres gay, pero has
decidido que buscar relaciones no es una prioridad porque sería un
inconveniente para ti o tu familia.
Lo miro, sorprendido.
—¿En serio quieres mantener esta conversación ahora? ¿Después de

todo lo que ha pasado hoy?
—Me estás malinterpretando, Colin. No te estoy juzgando, solo estoy

haciendo una pregunta. Lo demuestra las ciudades a las que deseas escapar.
Lo demuestro haciendo una audición para personajes que se apoderan por
completo de mi vida y puedo pretender ser alguien que no soy.
Me quedo en silencio durante un momento, asimilando exactamente lo

que está tratando de decir. Nunca antes había considerado que él también
lucha con su propia identidad. Siempre asumí que eligió actuar porque eso
era lo que le apasiona. Supongo que ambos hemos estado usando nuestras
vocaciones como una forma de escondernos. Mientras le doy vueltas a esto en
mi mente, continúa:
—Parece que ambos estábamos buscando el musical para liberarnos,

¿eh? —me sonríe.
—Supongo que sí. Había pensado, esta es una pieza alternativa,

querrán a alguien que sea diferente porque se trata de demostrar que las
diferencias están bien —admito. Pasa su brazo sobre su vientre y toma mi
barbilla. Mientras inclina mi cabeza hacia atrás, acerca sus labios y los roza
con los míos. De alguna manera, el beso es un testimonio de que finalmente
nos entendemos en algún nivel.
123
No es un beso fuerte, ni rápido, pero transmite un mensaje y lo

agradezco y me dejo devorar por él, hasta que mamá me llama media hora
después porque la cena está lista. Nos separamos y nos sonreímos mientras
Katarina asoma la cabeza por la puerta.
—Vamos chicos, lo que sea que hizo mamá huele delicioso. —Ella nos
sonríe mientras mi cara se sonroja y Gregor me mira con ojos entrecerrados,
pero nos levantamos y la seguimos escaleras abajo.
124
Capítulo 14
Los siguientes días de las vacaciones los pasamos visitando a papá en
el hospital; finalmente volvió a casa el día después de Navidad. Había ocupado
el tiempo, cuando no estaba en el hospital, ayudando a mamá con cosas como
quitar el polvo y volver a pintar el comedor, mientras Katarina cuidaba y
jugaba con Aiden.
Había bajado las cajas de revistas viejas hasta los contenedores de

basura, para que cuando mamá no estuviera en casa el día de la basura, no
se diera cuenta que se habían ido. Así me aseguraba de caber en mi
habitación la próxima vez que volviera a casa.
Gregor había estado entrando y saliendo, ayudándome con los

pequeños proyectos. Había sido respetuoso y había mantenido a raya las
muestras de afecto cuando mi familia estaba cerca para que no fuera
incómodo para nadie, aunque claramente había expresiones de sospecha en
sus rostros. Cerca del último día antes de regresar a la escuela, Gregor me
pregunta:
—¿Te gustaría venir a mi casa para conocer a mi familia? Mi mamá me

ha estado fastidiando toda la semana para que te invite. Ella y mis hermanas
tienen que ir a hacer una despedida de soltera después, pero le encantaría
conocerte.
—Por supuesto. —Miro a Katarina preguntándome por qué no parece

molesta.
—Mis padres decidieron venir a la ciudad cercana a la escuela. Se están

quedando en un hotel pero quieren hablar conmigo. Les dije que los vería
cuando regresara, pero lo he estado posponiendo toda la semana. Pero iré a
la escuela un día antes. No se irán hasta que los vea.
125
—¿Estás segura que no quieres que vayamos contigo? —pregunto

mirando entre Gregor y ella. No se ve molesto, pero levanta una ceja como si
dijera: "¿Me vas a dejar bajo fianza?"
—No, está bien. Querrán tener esta conversación en privado, ve con

Gregor y diviértete.
—Vale. —Recojo mi bolso y camino con ellos escaleras abajo. Le explico

a mamá cuál es nuestro plan y ella se preocupa por nosotros por un tiempo,
metiendo bolsas de galletas en nuestras bolsas y asegurándose que estemos
listos para el próximo semestre. Dejo un sobre blanco liso con sus entradas
para el espectáculo en el mostrador de la isla cuando no está mirando, y
Gregor, Katarina y yo salimos hacia la calle concurrida y tomamos un taxi.
Nos separamos cuando el taxi nos deja frente a otro edificio de

apartamentos. Katarina nos saluda desde la ventana del taxi mientras la
llevan a la estación de tren. Miro las muchas ventanas del edificio y me
pregunto en cuál está el apartamento de su mamá.
Pronto descubro que están en el último piso y que el ascensor está roto.
Mientras subimos las escaleras, le doy un codazo y bromeo:
—Es bueno que volvamos a la escuela mañana, todas estas escaleras

me muestran cómo en solo una semana puedo perder la forma.
Me sonríe y, entre los pisos, se gira y me atrae hacia él, plantando un

fuerte beso en mis labios. Es posesivo y me deja sin aliento, el rubor comienza
a subir por mi cara. Continúa subiendo las escaleras y yo lo sigo, jadeando
por el esfuerzo o la falta de aliento por su beso.
Cuando finalmente llegamos al rellano del último piso, saca una llave
de su bolsillo y nos deja entrar a un pasillo azul pálido.
—¡Mamá, estoy en casa! —llama.
126
—¡Aquí! —grita ella.
Entramos en una sala de estar decorada en rojo y dorado y sentados

alrededor de la televisión están Janice y presumo que Joey, Tanya y Shea.
Gregor hace las presentaciones, confirmando mi suposición, y me entero que
Shea es la más alta de las dos chicas y Tanya es más baja y más regordeta.
Joey se parece mucho a Gregor, pero ambas chicas tienen atributos, la forma
de la nariz y el ángulo de la cara, que deben ser de su padre.
—¡Oye, es un placer conocerte finalmente! —Shea se levanta de un salto

y me tiende la mano.
—Gracias, lo mismo digo. —Le estrecho la mano.
Joey se pone de pie y se encoge de hombros, levantando el puño. Le doy

un torpe golpe de puño y luego se sienta de nuevo mientras Tanya se acerca
para darle un abrazo a Gregor.
—No te preocupes el pequeño idiota siempre es así —comenta. Joey

parece paralizado en el programa de juegos en la televisión. y Gregor se inclina
para darle un abrazo a su mamá.
—Hola, Janice. —La saludo con la mano y ella se levanta, dándome un

abrazo. Huele a canela y flores.
—Hola, niño. Gregor me dijo que tu papá se pondrá bien.
—Sí, llegó a casa hace un par de días. —Mi voz se ahoga en el hueco de
su brazo y luego nos lleva a todos a la cocina. Su apartamento es
considerablemente más pequeño que el nuestro, pero no es menos hogareño.
La fuente del aroma a canela es una bandeja de rollos que se enfrían en el
mostrador. Ella pone un lugar extra alrededor de la mesa y todos nos
sentamos y comenzamos a comer la cena consistente en espaguetis con
albóndigas. Me siento hinchado cuando termino de comer, y todo el mundo
se apresura a limpiar la cocina. Durante toda la cena, Gregor y yo
127
respondimos preguntas sobre el baile y la escuela. Me habían preguntado qué

iba a pasar con mi papá y me parecía muy extraño que fueran una familia tan
abierta entre sí. Mi familia es muy unida, pero hay ciertas cosas de las que
simplemente no se habla. Ese no es el caso de la familia McCallum. Aprendo
esto especialmente cuando Tanya dice:
—Es un placer conocerte. Todos hemos estado muy emocionados por

conocer al nuevo novio de Gregor, pero ya no vuelve a casa los fines de semana
debido al musical.
El resto de la familia nos mira mientras me sonrojo y miro a Gregor. Me

siento más avergonzado de haberlo presentado a mi familia como un amigo,
y sabiendo tan poco sobre mí, sabían que soy su novio.
—Tanya —la regaña Gregor—. Te dije que no fueras tan directa con las
cosas.
—Sabes cómo somos, Gregor. Solo queremos verte feliz —dice Janice.
—Lo sé, mamá. —Se inclina por encima de ella y guarda una pila de
platos—. Es solo que le dije a Colin que iríamos al ritmo que él quisiera, y
todavía no habla abiertamente sobre estas cosas —murmura.
La familia me mira y me lanzan una sonrisa de comprensión, pero

Janice parece no haber escuchado a su hijo. Me mira cuando dice:
—Ahora escucha. Hay algunas cosas que sabe una madre. Y siempre
supe que mi bebé era diferente y le enseñé que eso no tiene nada de malo.
Mis hijos se han enfrentado a muchas cosas al crecer por tener un padre
blanco, especialmente Gregor. Nunca dejes que nadie te haga sentir mal por
ser quien eres, ¿entiendes?
Su rostro está mortalmente serio y gruño:
—Sí, señora.
128
—Bien. Chicas, carguen la camioneta. Joey, si quieres que te dejemos

en la casa de Charlie, mete tu trasero en la camioneta también. Y será mejor
que no te vuelva a encontrar vagando por el parque, ¿está claro?
Se encoge de hombros, recoge su mochila y le da un abrazo a Gregor.

El golpe de puño esta vez es menos incómodo y luego sale por la puerta con
Janice persiguiéndolo, todo mientras lo regaña por escabullirse de la casa.
Tanya y Shea nos dan un abrazo y Gregor las acompaña a la puerta,
cerrándola detrás de él. Cuando se da la vuelta, sonríe mientras yo me quedo
de pie en el medio de la cocina sosteniéndome del respaldo de una silla.
—Así que, por fin solos —murmura.
—Sí, se ve de esa manera —respondo. Nos quedamos en la cocina,

mirándonos el uno al otro por un momento antes que me vuelva hacia el
fregadero—. Deberíamos terminar de ayudar a tu mamá con estos platos. Tú
me ayudaste a pintar el comedor.
Meto la mano en el fregadero y empiezo a fregar los platos, enjuagarlos

y colocarlos en la rejilla de secado. Percibo que Gregor se acerca detrás de mí,
y lo siento rozar mi costado mientras se acerca y enciende un interruptor en
la radio que está en el estante.
Un ritmo grave sale y llena la cocina. Gregor agarra un paño y

casualmente toma un plato de la rejilla, lo seca y lo guarda. Froto más fuerte
y más rápido a medida que siento que mi pulso se acelera y mi respiración se
vuelve más rápida. Tenía la intención de trabajar en los platos lenta y
metódicamente, pero demasiado pronto, no hay más que lavar y me quedo
inclinado sobre el fregadero de la cocina, mirando cómo se escurre.
Gregor guarda el último vaso en el armario y lo siento acercarse por

detrás. Sus brazos rodean mi cintura y me estremezco cuando siento sus
labios en mi nuca.
129
—No puedes evitarme para siempre —susurra, y dejo caer mi barbilla

en mi pecho. Sus labios rozan mi piel y apoyo mis brazos a ambos lados del
lavabo en la encimera mientras lo siento presionarse contra mí.
—No te estoy evitando. Sólo estoy…
—¿Asustado? —susurra.
—Umm, sí, tal vez un poco —admito.
—No voy a lastimarte. Sigo diciéndote eso, Colin —murmura.
Me doy la vuelta en sus brazos para poder mirarlo a la cara. Sus ojos
tienen esa chispa en ellos que he llegado a desear. Es cuando sé que se siente
realmente apasionado por algo o alguien. Recordando la última vez que lo vi,
empujo su pecho.
—Antes de... antes que hagamos algo, necesito saber.
—Seth no significa para mí lo que crees —responde, anticipándose a

mi pregunta.
—Vale, supongo que no lo entiendo entonces. Eres tan amable con él,
y después de lo que te hizo.
—Soy amable con todos. Así es como mamá nos crió. No es fácil ser gay
y negro, y en una ciudad que a veces es tan segregacionista. Así es como soy.
No significa que haya olvidado lo que hizo —responde.
—Vale, creo que lo entiendo. Simplemente no entiendo lo que quieres

de mí.
—Pensé que había sido bastante claro, Colin. Te quiero. Solo a ti. Lo
que sea que signifique estar en tu vida, desde pintar comedores hasta bailar.
Si es lo que quieres y es parte de quién eres, eso es lo que quiero. —Me atrae
de nuevo a sus brazos e inclino mi cabeza hacia atrás, mirándolo.
130
—No puedo prometerte que no te alejaré más. Nunca busqué una

relación, Gregor —confieso.
—Lo sé. Y no voy a presionarte para que hagas algo que no quieras. Lo
decía en serio cuando dije eso. Solo quiero estar aquí contigo, ahora mismo.
—Agacha la cabeza y, por una vez, no intento apartarme. El beso es suave al
principio, exploratorio, pero rápidamente se convierte en un beso ardiente y
exigente que me urge por más. El beso de Gregor puede estar transmitiendo
lo que quiere, pero sus manos permanecen firmes donde habían rodeado mi
cintura y se mantiene fiel a su palabra, sin exigir más. Soy yo quien comienza
a dejar vagar mis manos, dándome cuenta que ha pasado mucho tiempo
desde que nos exploramos en la azotea, y no quiero nada más que sentir su
piel sobre la mía.
Agarro su camiseta y él da un paso atrás, levantándola por encima de

la cabeza. Hace una bola con ella y la arroja a la esquina mientras me arrastra
hacia la sala de estar, todavía con los labios trabados. Tropezamos con sillas
y chocamos con los estantes a medida que la urgencia de estar juntos crece y
se convierte en algo frenético y necesitado.
Muerdo su labio inferior y el sonido que proviene de él es mitad gemido,

mitad gruñido mientras tropezamos, trastabillando en las escaleras hasta su
habitación. Agarra mi camiseta y yo, a su vez, me la paso por la cabeza, tal
como lo había hecho él. Sus manos recorren todo mi torso y mi mente se ha
convertido en una completa necesidad por este hombre. Las cosas que me
hace, la forma en que me hace sentir. Como si fuera el único hombre en el
mundo que podría hacerme feliz. Es intenso y aterrador al mismo tiempo y no
lo entiendo. Pero si no lo tengo de alguna manera, y muy pronto, me derretiré.
Los sentimientos han ido más allá de la atracción física. Empecé sin
querer involucrarme con Gregor. Era un capricho pasajero, pero cuanto más
lo conocía y más dejaba que su contagioso entusiasmo entrara en mi vida,
más comenzaba a enamorarme de él.
131
Gregor empuja la puerta de su dormitorio para abrirla y apenas noto el

empapelado verde y plateado. Creo que son flores de algún tipo, pero no
comento. No me importa. Todo lo que me importa es tenerlo y poseerlo ahora.
Alcanzo la cremallera de sus vaqueros mientras colapsamos en la cama,

y cuando los empujo hacia sus caderas, me meto entre nosotros y comienzo
a acariciarlo. Su pecho sube y baja mientras trato de transmitir a través de
mi masaje cuánto lo necesito y lo deseo. Sus ojos se mueven hacia atrás
cuando mi palma roza su cabeza, acumulando la humedad que estaba allí y
dejando que ayude a que mi palma se deslice sobre él. Dejo que mi mano lo
frote en pequeños y cortos tirones mientras me inclino e inicio el siguiente
beso. Intenta tomar el control, pero siempre sucumbo a sus besos, esta vez
necesita saber cuánto lo quiero y lo aprecio.
Echo la cabeza hacia atrás cuando intenta dominarme, me mira

fijamente, confundido. Vuelvo a bajar la cabeza y empiezo a explorar sus
labios con los míos. Lanzo mi lengua entre ellos y masajeo su lengua,
permitiendo ahora que sepa que lo quiero y que quiero conocerlo.
Rompo el beso y exploro la longitud de su cuello, besando, mordiendo

y probando mientras continúo acariciándolo con mi palma. Me alcanza varias
veces, pero yo me aparto para que sus manos agarren el edredón verde de la
cama. Mientras mi boca vuelve a bajar por su pecho y vientre, agarra mi nuca
y me quedo quieto.
—No puedo —jadea—. No puedo aguantar mucho más.
Me había burlado de él sin piedad en la azotea. Esta vez estaba

demostrando ser aún más intensa. Nos habíamos estado eludiendo durante
semanas, ahora se trataba de descubrir y poseer, no de cortejar y provocar.
—¿Tienes algo? —pregunto y él abre el cajón de la mesita de noche. La

pantalla roja del reloj marca las ocho en punto. Todavía es temprano para que
nos interrumpan. Busco en el surtido de artículos en el fondo del cajón y
132
encuentro lo que necesito. Me pongo de pie y rápidamente me bajo mis

vaqueros por la cintura, poniéndome lo que había agarrado.
Cuando estoy listo, me arrodillo detrás de Gregor, que se ha vuelto de

costado. Respira con dificultad mientras me mira por encima del hombro, y
lo beso, asegurándole que esto es lo que quiero.
Me presiono contra él y él gime, arqueando las caderas hacia mí para

que sea más fácil. Nunca, ni en un millón de años, pensé que sería yo quien
instigara esto, pero me hace sentir poderoso mientras me hago cargo. Agarro
sus caderas y me acomodo dentro de él. Está tan apretado y nunca he sentido
una presión como esta. Voy lento, no quiero lastimarlo. Nunca he hecho esto,
no estoy seguro del ritmo correcto, hasta que comienza a moverse hacia
adelante y hacia atrás, meciéndose sobre mí y empujándome más
profundamente.
Me toma unos momentos igualar el ritmo y el movimiento, pero cuando

finalmente encuentro uno que funciona para los dos, alzo mi mano libre y
continúo acariciándolo. Jadea cuando mis dedos se cierran alrededor de él, y
siento su erección palpitar en mi mano mientras su pulso se acelera cada vez
más. Gira la cabeza en la almohada y le muerdo la nuca, tal como me había
hecho en la cocina. Luego dejo un ardiente rastro de besos en su lóbulo donde
chupo su piel, justo debajo de su oreja.
No puedo mantener el ritmo mucho más mientras me balanceo hacia

él, de un lado a otro. La fricción está causando que una sensación desde muy
profundo comience a extenderse a través de mí. Puedo sentir el hormigueo a
través de mis nervios, y el pellizco comienza en la parte posterior de mi cuello
cuando el latido comienza a dominar.
¿Cómo estar con un hombre puede hacer que pierda todo el control? Mi
cerebro se dispara rápidamente, diciéndome que vaya cada vez más rápido,
pero me contengo, no quiero lastimarlo. Dejo caer mi cabeza sobre su hombro
y beso su piel, mientras pequeñas gotas de sudor brotan por toda su piel.
133
Puedo sentir lo mismo en la mía mientras chocamos y estoy llegando a ese

lugar donde el frenesí se está apoderando de mí y necesito hacer algo,
cualquier cosa, para dar ese salto final y caer al borde de esta dicha.
Percibiendo lo que necesito tan desesperadamente, Gregor se aprieta a

mi alrededor y mis ojos se abren de golpe cuando finalmente estallo de pura
felicidad. Empujo mis caderas una última vez, aferrándome a él mientras lo
siento derramarse en mi mano. Sus gritos se mezclan con los míos mientras
nos estremecemos y jadeamos como consecuencia.
Después de unos momentos, se da la vuelta en mis brazos y me atrae

hacia él. Inclina la cabeza y yo me inclino, besándolo suavemente.
—Tú me elegiste a mí —murmura. Pienso en eso por un momento. Ni

una sola vez había anticipado que sería yo quien instigara esto.
—Sí, lo hice —susurro.
—¿Te arrepientes? —pregunta
—Para nada —admito. Me abraza con más fuerza y nos acostamos en

los brazos del otro por unos momentos más antes de levantarnos a
limpiarnos.
Gregor baja las escaleras para agarrar su camiseta y yo me lavo las

manos en el baño. No lo escucho venir detrás de mí, hasta que siento sus
labios presionando mi oído.
—Tenemos que relajarnos antes del ensayo de mañana —murmura.
—¿Cómo propones que hagamos eso? —pregunto, riendo porque el roce

de su barba me hace cosquillas.
—Vístete, sabes que siempre he necesitado una vista desde la azotea.
134
Con eso, lo sigo fuera del baño y me visto apresuradamente. Me lleva a

la azotea de su edificio, no hay que subir tantos tramos como en Julliard, ya
que estamos en el último piso. Desde aquí nos balanceamos en los brazos del
otro mientras contemplamos el horizonte nocturno de Boston. Al igual que en
Nueva York, las luces parpadean de una manera que me recuerda a las luces
de colores, y también se parecen a la luz que baila en los ojos de Gregor
cuando está de buen humor.
No nos quedamos mucho tiempo en la azotea. Boston en diciembre es

frío, y regresamos al apartamento.
Tiene un mensaje en su teléfono de su mamá que dice que no estará en

casa esta noche porque ha tomado demasiadas copas de champán con las
chicas y nos sonreímos el uno al otro al darnos cuenta que tenemos todo el
apartamento para nosotros.
Alrededor de la medianoche y después de haberme entregado a Gregor,

después de haber tomado el lugar que él tomo antes, regresamos al baño y
llenamos la gran bañera con patas de garra con agua caliente. Por lo general,
no soy de los que se bañan, prefiero las duchas rápidas y eficientes, pero me
doy cuenta, mientras me quedo dormido en los brazos de Gregor en el agua
tibia, que no hay ningún lugar en el que preferiría estar que justo aquí y
ahora.
135
Capítulo 15
Al día siguiente volvemos a la escuela en el tren y no dudo en tomar la
mano de Gregor en público. Incluso nos robamos besos una vez que estamos
sentados en el tren y nos reímos cuando me cuenta chistes sobre sus
hermanas y su hermano mientras crecían. Me doy cuenta por primera vez que
soy el amigo que envidiaba cuando lo espiaba en el comedor. Soy la persona
con la que se ríe y bromea y se siente como si estuviera envuelto en calor.
Cuando volvemos a la escuela, es difícil separarse de él, pero quiero

hablar con Katarina y ponerme en marcha para empezar a trabajar de nuevo
en el baile. Había hecho pequeños ejercicios a lo largo de la semana para
mantener mi tono y mi forma, pero serán un par de semanas agotadoras
poniéndome al día y volviendo a mi forma completa.
Dejo mi bolso en mi cama y agarro mis zapatos antes de bajar las

escaleras. Miro alrededor de las paredes yermas y saco mi teléfono del bolsillo.
Oye, ¿puedes venir aquí? Le envío un mensaje de texto a Katarina.
Seguro, estaré ahí en un minuto, es su respuesta.
Abro la cremallera de mi bolsa y comienzo a desenrollar carteles largos

e impecables de mis compañías de ballet favoritas, y de pie en mi cama,
comienzo a pegarlos en las paredes uno por uno cuando ella entra.
—Oye, tú, ¿cómo te va? —le grito entre dientes. Estoy sosteniendo una
de las chinchetas en mi boca y no quiero tragarla.
—Bien, ¿qué estás haciendo? —Se sube a la cama y pasa la mano por
el póster, manteniéndolo en su lugar mientras lo sujeto.
—Decorar —le digo.
136
—Bueno, ya era hora —bromea.
—Entonces, ¿cómo fue la reunión con tus padres? —La miro de reojo.
Se muerde el labio y empuja la chincheta hacia adentro en un costado,
permaneciendo callada por un momento.
—Bueno, los convencí que vinieran al Virtuoso del Día de San Valentín
y me vieran actuar. Sé que solo tengo un papel pequeño, pero quiero que me
vean actuar antes que se decidan por completo a dejarme de lado.
—¡Eso es genial! —exclamo—. ¡Definitivamente es un comienzo!
—Sí, tal vez —dice—. No estoy del todo convencida que estén a bordo,
pero al menos vendrán.
—Bueno, creo que es fantástico —le digo.
—¿Cómo está tu papá? —prosigue.
—Está aguantando. Pasará mucho tiempo antes que pueda volver a

caminar después que le hayan colocado la prótesis. Quieren asegurarse que
su conmoción cerebral esté completamente curada antes de operarlo. Sigue
tratando de andar cojeando por la casa en un pie y con un brazo roto y está
volviendo loca a mamá porque no deja que ella lo mime.
—Entonces, ¿cómo siempre? —pregunta, y me río. Hace una pausa y

me mira fijamente—. Hay algo diferente, Colin. Algo que no me estás
contando. No te había escuchado reír tanto desde el año pasado al comienzo
de la escuela.
Sonrío, agarro otro cartel y bajamos hasta la cama.
—¡Oh, Dios mío! —grita—. ¿Gregor y tú? —Ella comienza a saltar arriba
y abajo en mi cama y chilla de emoción.
—Sí. Anoche en su casa —murmuro mientras mis mejillas se sonrojan.
137
—¡Cuéntamelo todo! —Su entusiasmo es contagioso y agarro sus brazos

mientras saltamos arriba y abajo—. Está bien, no todo, pero… ¡Dios mío, sí!
—ella grita. Su cola de caballo rebota y nos dejamos caer sobre la cama.
—Fue perfecto —confieso.
—Bien, tonto —se ríe, y la golpeo con una almohada.
—No estaba buscando nada, Katarina. Lo sabes.
—Sí, pero ¿qué es todo ese bombo publicitario sobre encontrar a alguien
cuando no estás buscando en primer lugar? Encontrar la felicidad en ti
primero y todo eso.
—Sí, supongo que sí.
—Bueno, también funciona para los homosexuales —responde.
—Lo sé. Todo es tan nuevo y luego está la actuación en la que pensar y
cómo finalmente le voy a decir a mi familia que estoy saliendo con alguien. Es
mucho.
—Nada de eso importa, ¿no lo entiendes? Estás feliz por una vez. —Me
empuja con el hombro.
—Sí, supongo que tienes razón —respondo. Recuperamos el aliento y

luego me ayuda a colgar el resto de los carteles.
Cuando terminamos, le doy un abrazo y me dirijo al estudio. Está vacío,

así que pongo algo de música y empiezo a hacer ejercicios de calentamiento
en la barra, estirándome y aflojando, porque Gregor tiene razón, estoy
adolorido en lugares en los que no sabía que estaría.
Empiezo a trabajar con algunos ejercicios de relevé, cuando escucho la

puerta del estudio abrirse y cerrarse. Me doy la vuelta y veo a Eric parado
cerca de la puerta en sus muletas.
138
—Entonces, ¿crees que todo ha caído en su lugar ahora, eh? Tienes el

liderazgo, tienes al chico, ¿la vida debe ser perfecta para ti?
El brillo de ira en sus ojos color avellana oscuro me tiene preocupado.

Lo que sea que esté tramando va a ser profundamente desagradable para mí,
puedo verlo en el temblor de sus hombros porque está muy enojado.
—Eric —lo saludo, caminando hacia mi botella de agua—. ¿Pasaste una

buena Navidad? —pregunto.
No veo ninguna salida a esta confrontación, pero eso no significa que

no necesite un minuto para ordenar mis pensamientos. Esto va a ser muy
desagradable.
—¿Crees que has ganado? —Hay una nota de histeria en su voz que me
hace levantar la vista y mirarlo desde el espejo.
—No estaba tratando de ganar nada, Eric. Tienes la ventaja, justa y

correcta. Luego te lesionaste. Eso pasa a veces. Somos bailarines, sabemos
que esto nos puede pasar en cualquier momento a cualquiera de nosotros.
Me doy la vuelta y lo miro mientras se acerca a mí.
—Si me deshago de este yeso a tiempo, me ocuparé de que no seas el

líder. Voy a hacer de tu vida un infierno, ¿me escuchas? Durante las próximas
semanas, voy a estar en tu trasero en ensayos y prácticas. Desearás no
haberte atrevido nunca a sacarme el papel principal.
—No te quite nada, Eric, y lo sabes. Estabas tan engreído, pensando

que eras mejor que todos, que te volviste un arrogante. No estiraste bien y
tampoco tuviste en cuenta que no todo el baile es ballet y te lesionaste. Lo
único que tuve fue la capacidad de dar un paso al frente e intentarlo. Estoy
tratando de ser el mejor bailarín para este protagonista y si no puedes
manejar eso, no es mi problema, ¡así que déjalo ya! —le grito.
139
No lo anticipo, pero definitivamente siento cuando su puño se rompe

en mi mandíbula. Mis dientes chocan con tanta fuerza que me muerdo la
mejilla interior y jadeo, tragando sangre.
—¡Gregor y tú! ¿Cuánto tiempo crees que durará? Ni siquiera Seth pudo
resistir mi seducción. No pasará mucho tiempo antes que tenga a Gregor y
luego veremos quién ha usurpado a quién —grita en respuesta.
—¡Mantente alejado de él! —gruño—. ¡Es mi novio!
Eric parece golpeado. La conmoción en su rostro es clara como el día,

antes que se convierta en algo casi maníaco.
—Que empiece el juego —comenta antes de darse la vuelta y salir. Estoy

tan enfadado que tengo que dar unas vueltas por el estudio antes de poder
regular mi respiración de nuevo. Me duele la mandíbula y la próxima vez que
me miro en el espejo, puedo ver que ya comienza a formarse un moratón.
Genial, cuando Madame vea esto probablemente me dé en la otra mejilla para
que coincida y luego me diga que las cubra con colorete, para que parezcan
intencionales. Bufó para mí mismo. Difícilmente, Madame es muy fanfarrona,
pero me he dado cuenta que tiene un corazón de oro.
Continúo con mis ejercicios una vez que me he calmado y trabajo en

estirarme. Cuando termino, trabajo lentamente a través de la coreografía de
los bailes y corrijo mi forma. No quiero esforzarme demasiado y causarme
lesiones, así que después de un par de horas de práctica, termino la noche y
regreso a mi dormitorio donde encuentro a Gregor esperando con la cena.
Gregor echa un vistazo a mi mandíbula y luego corre hacia la puerta.
—¿Quién te lo hizo? ¿Eric? —exige.
—No importa —insisto mientras abro una bolsa de comida. Ha pasado

tanto tiempo desde que comí comida china, el olor sabroso me llega a la nariz
140
cuando abro una caja de fideos. Rebusco por la bolsa, pero solo logró
encontrar palillos—. ¿Hay tenedores? —pregunto, mirándolo.
Gregor está de pie junto a mí, furioso.
—¿Qué quieres decir con que no importa? Por supuesto que importa,
¡te golpeó!
—Bueno, sí, pero eso es sólo porque le dije que eres mi novio y que si
tiene algún problema con eso, puede irse a la mierda.
Gregor parpadea hacia mí.
—¿Le dijiste que soy tu novio?
—Sí. ¿Hay algún problema con eso? —pregunto.
—De ningún modo. Estoy sorprendido. Aparte de Katarina, no le habías

contado a nadie.
—Sí, sobre eso. Lo siento mucho, Gregor. No ha sido por ti, es solo que
mi familia no es tan abierta como la tuya. Tienen algunas opiniones bastante
definidas, si sabes a qué me refiero.
Se sienta a mi lado en la cama y agarra una caja de arroz.
—Lo entiendo, está bien. Con el tiempo —dice mientras abre la parte
superior de su caja.
Forcejeo con los palillos, nunca los he usado. Eso es hasta que Gregor
se apiada de mí, envuelve los fideos en el palito y me los tiende. Se siente
extraño para mí, ser alimentado por otra persona, pero él me sonríe y se burla:
—Para ser uno de los bailarines de ballet más elegantes que he

conocido, comes como un cerdo.
141
Sorbo el fideo que cuelga de mi boca y se me pega a la barbilla.
—Como uno de las bailarines de ballet más elegantes que jamás hayas
conocido, tengo el hábito de comer sano. No suelo ir por comida china.
Engorda y no le aporta mucha energía al cuerpo para bailar.
—Sí, Katarina me habló de los hipopótamos bailarines. ¿Fantasía? ¿De

verdad? Además, dijo que está trabajando para poner un poco de relleno en
tu flaco trasero. Es huesudo.
—No te quejaste de eso anoche —le respondo. Obtengo un brillo

acalorado en sus ojos y deja la caja en mi mesita de noche. Va a dejar huellas
de grasa, pero me ocuparé de ellas más tarde. Toma mi caja y la coloca junto
a la suya, y luego me tumba en la cama.
—No me quejo —murmura mientras baja la cabeza, de modo que sus

labios se encuentran con los míos—. Simplemente disfruto haciéndote enojar.
Cuando sientes algo intensamente, te pones nervioso y luego ese rubor
enrojece tu cara y es sexy. —Me besa mientras me doy cuenta que el rubor se
está apoderando de mis mejillas. Primero, sus bromas hacen exactamente
eso, me irritan. Entonces mi cuerpo reacciona de una manera diferente y se
acalora. Antes que me dé cuenta, estamos en la cama de nuevo juntos, los
cartones de comida yacen olvidados y todos los pensamientos sobre Eric
desaparecen de nuestras mentes. Es decir, hasta que las próximas semanas
resulten tan infernales como prometió Eric.
142
Capítulo 16
Llego la semana de la función y Gregor y yo apenas hemos tenido tiempo
suficiente para vernos, excepto para derrumbarnos juntos en la cama por la
noche. Katarina actúa como un amortiguador entre nosotros, cuando la
actuación amenaza con arruinar nuestra nueva relación, y especialmente
cuando Eric se mete entre nosotros en tantas ocasiones como puede.
Tengo que dar un paseo cuando nos separa por nuestra escena de besos
y me dice que no ve pasión y que necesito hacerlo así...
Veo todo rojo cuando toma las mejillas de Gregor y comienza a besarlo.
Es triste decir que había estado esperando este ensayo en particular toda la
semana, porque nos daría la oportunidad de abrazarnos de nuevo de una
manera que no involucre dormir.
Cuando interrumpe el beso y da un paso atrás, sonriendo, considero

seriamente provocarle el moratón que me hizo, que ahora se ha desvanecido
a un color rojizo. No me preocupa cubrirlo en este punto, ya que todos los
artistas serán enviados a maquillarse y eso implica una capa muy apelmazada
que puede distinguir nuestros rasgos bajo la dura iluminación blanca del
escenario. Estará bien cubierto. Me niego a mirar a Eric cuando se burla:
—Tienes que hacerlo así. Un cliente potencial debe demostrar que él es

el líder por sus acciones.
Capturo la mirada de Gregor y se ve tan enojado como yo me siento.
—Quizás debería mostrártelo de nuevo. —Eric da un paso hacia Gregor,

quien levanta su mano.
—Lo tenemos. No necesitamos tu ayuda con eso. —Eric da un paso

atrás y Gregor me atrae hacia él. No puedo evitar el puchero que amenaza mi
143
labio. Nunca me había sentido tan celoso a pesar que Gregor claramente no
aprecia el pequeño truco de Eric.
Gregor me da un beso que tiene a toda la habitación abanicándose y al

Sr. Schlewp aclarándose la garganta después de unos momentos. Eric se
escabulle como la alimaña que es y yo miro a Gregor con los ojos muy abiertos
y sonrojado. Solo salgo de mi ensueño cuando escucho a Madame proclamar:
—¡Mon Dieu, c'était magnificent!
Miro a mi alrededor y Katarina se ríe mientras me tambaleo hacia mi

botella de agua cuando Gregor me suelta.
—Sí, creo que ustedes dos necesitan un poco de entrenamiento en er...

—El Sr. Schlewp se ocupa de su guión e indica que todos deberían tomarlo
desde el principio.
Angela nos mira mientras se acerca a susurrarle a Eric, pero salta

cuando Madame ladra:
—¡Angela, vuelve a tu lugar!
Sintiéndome reivindicado tomo mi lugar y repasamos el guión, una y

otra y otra vez hasta que estoy cantando las canciones en mi cabeza por la
noche y mis pies se mueven bajo las sábanas al ritmo de la coreografía. Gregor
amenaza con atarme y me doy la vuelta de cara a la pared y murmuro:
—¿Lo prometes?
No dormimos mucho esa noche.
El día siguiente es el día antes de la actuación, y después de otro

recorrido por El lago de los cisnes con Angela siseando en mi oído todo el
tiempo, pasamos a tener un recorrido más de Rent, y luego nos dan la noche
libre.
144
Rápidamente me disculpo desde el comedor, diciéndole a Gregor que

quiero ir a una prueba por última vez porque sentí que las costuras de mi
maillot estaban un poco ajustadas y que si es necesario soltarle, debería
hacerlo esta noche. Me mira con el ceño fruncido y dice:
—¿Estás seguro? Te has probado esa monstruosidad blanca para El

lago de los cisnes cientos de veces.
—Sí, necesito estar seguro —le digo, dándole un beso en la mejilla.

Todos alrededor de la mesa están decaídos. No melancólicos, sino agotados.
Los chicos de música que suelen tocar un poco durante las comidas ni
siquiera juegan con sus instrumentos, y quien no tiene un papel en el musical
ha estado trabajando sin parar detrás del escenario en la utilería, los diseños
de escenarios y los horarios del telón. Todo el comedor tiene una sensación
de silencio, como si estuviera esperando a que cayera el otro zapato. Julliard
incluso había contratado al Culinary Institute of America para asistir y
atender las mesas del comedor como parte de sus pruebas prácticas de mitad
de período. Los menús habían sido diseñados y establecidos por ellos, y las
dos instituciones estaban trabajando en conjunto para realizar una de las
mejores actuaciones entre las dos escuelas que jamás había visto la ciudad.
Los equipos trabajaban las veinticuatro horas del día para transformar el
auditorio armando pequeños juegos de comedor entre cada dos asientos, pero
se dejó suficiente espacio para que los camareros usaran la fila debajo para
maniobrar y no obstruir la vista de los bailes y los musicales. Se trajeron
algunos de los mejores restaurantes y el auditorio fue excesivamente decorado
en tonos rosas y rojos para la festividad.
Todo el ambiente era de agotamiento combinado con emoción y

coronado por la anticipación mientras esperábamos a mañana por la noche.
Caminé por la cafetería para murmurar, "buena suerte" y "rómpete una pierna
mañana". Los únicos que no me dijeron nada fueron Angela y Eric.
145
Eric había estado de mal humor perpetuo desde el ensayo con los besos.
Había ido a Madame después de la práctica ese día y había pedido que lo
reincorporaran como líder, pero ella lo había descartado de inmediato,
diciéndole que estaba demasiado atrasado para tan siquiera ser considerado
para ello. Ella le aseguró que se le permitiría bailar para la presentación de
fin de curso, en la que nadie más estaba pensando en ese momento, pero él
había salido del estudio en un ataque de rabia.
Nos había estado mirando con el ceño fruncido toda la semana y

ofreciéndonos muy pequeños consejos sobre los bailes, como se suponía que
debía hacer. Katarina dijo:
—Creo que asume que si no ofrece ningún aporte, te pondrás en

ridículo.
—Está bien. Madame y el Sr. Schlewp han estado encima de mí desde

que regresé —respondo.
Incluso Gregor parecía inusualmente callado y por eso me iba a toda

prisa esta noche. Había estado preocupado toda la semana por un movimiento
particularmente difícil en la coreografía y lo habíamos estado repasando una
y otra vez hasta que los dos nos cansamos.
—Katarina, ¿puedes ayudarme? —pregunto, mirándola

intencionadamente.
—¿No puedes hacerlo tú mismo? De todos modos, se abrocha por

delante —se queja, empujando su puré de papas en su plato.
—Realmente me vendría bien tu ayuda esta vez —le suplico en serio.

Ella levanta la vista y mis ojos se posan rápidamente en Gregor y luego de
nuevo en ella.
146
—Sí, vale. Realmente no quería esto de todos modos —murmura. Se

levanta y vacía su bandeja, la devuelve al carrito de platos y me sigue por la
puerta.
Cuando llegamos al atrio, giro a la derecha y me dirijo hacia las puertas

de entrada.
—¿Eh! ¿Adónde vas? —pregunta mientras se apresura a ponerse al

día—. ¿Pensé que querías probarte el maillot de El Lago de los Cisnes?
—Personalmente, me encantaría quemar esa prenda en un fuego

ardiente si pudiera, pero tendrá que ser después de mañana por la noche —
le informo.
—Entonces, ¿adónde vamos? Colin, estoy agotada.
Miro por encima del hombro para asegurarme que Gregor no nos ha
seguido ni nos ha visto. Ella sigue molestándome hasta que estamos a la
vuelta de la esquina y a la mitad de la calle.
—Necesito algo para mañana —le digo.
—¿Qué podrías necesitar para mañana? La escuela se está ocupando

del vestuario, la comida y esas cosas —se queja.
—No, no lo entiendes. Nunca antes había hecho un regalo de San

Valentín —le informo.
—¿Eh? —Parece confundida y espero a que su cerebro se ponga al día.
—¡Quieres comprarle algo a Gregor! —Su rostro se ilumina.
—Sí, excepto que nunca le he regalado a un hombre un regalo de San

Valentín y no tengo ni idea de qué regalarle. —Froto mi nuca. El frío de febrero
se filtra a través de mi ropa y quiero volver a la escuela y encontrar a Gregor
para calentarme.
147
—¡Oh, hay tantas opciones! —Junta las manos y se coloca el ligero

cárdigan sobre los hombros. No había escogido ropa de exterior, no quería
darle a Gregor la sospecha de que iba a salir. Pero esa fue una idea estúpida,
dado el frío que hace.
—Entremos en esta pequeña tienda de baratijas. —Señala una pequeña

tienda en la esquina. Entramos en la tienda y una pequeña campana suena
en lo alto. Nos frotamos las manos y temblamos, presionadas juntas para
calentarnos.
—Pensé en ir a la farmacia o al supermercado una calle más allá. Estoy

seguro que tienen tarjetas, chocolate y esas cosas —susurro. La tienda está
tenuemente iluminada con velas suaves y brillantes. Me recuerda a una
floristería, solo que esta alberga todo tipo de chucherías y fruslerías. Hay
collares y velas a la venta. Hay varitas de incienso que me hacen arder la nariz
y figuritas. Es una especie de tienda donde todos pueden encontrar algo.
Espero que pueda encontrar algo aquí para Gregor. Hay una pequeña
exhibición de artículos de San Valentín en una mesa cerca de la caja
registradora, y no tardo mucho en elegir una tarjeta.
—¿Crees que esta está bien? —le pregunto a Katarina.
—Sí, ese es un buen comienzo. Pero quieres algo inusual. ¡La relación
que tenéis no es normal y Gregor es un tipo extraordinario! —Mira a su
alrededor y coge un elefante de peltre.
—No sé si Gregor ha mencionado nada sobre que le gusten los elefantes,

Katarina. —Dejo la figura y en ese momento, una mujer delgada, frágil, con
demasiado perfume y maquillaje, sale de la trastienda entre un tintineo de
cuentas que cubren la puerta con largas hebras. Katarina y yo la miramos
mientras ella flota hacia nosotros en un susurro de satén. Lleva un vestido
corsé que pertenece a la época del Renacimiento y se bambolea de un lado a
otro mientras se acerca a nosotros. Mi teoría es que ella está bajo el efecto de
148
algo, o solo tiene ese efecto dramático, en cuyo caso, realmente creo que
Julliard debería ofrecerle una beca.
—Hola, queridos —trina con voz cantarina—. Déjame ver, necesitas, un

hechizo de amor.
—¿Eh? —Katarina la mira estúpidamente. De todos los lugares de la

ciudad en los que podríamos haber entrado, la tienda de una adivina falsa
tenía que ser la indicada.
—Um, no señora. Solo estoy buscando un regalo para mi novio —le

digo. Hace una pausa en su balanceo y me mira por un momento con su nariz
delgada y afilada.
—¡Ah! —grita—. ¡Tengo justo lo que necesitas! —Ella saca de debajo del
mostrador de vidrio, una gran exhibición de anillos surtidos. La mayoría de
los cuales son chillones y de peltre.
—Um, no creo que eso sea exactamente lo que estoy buscando —

murmuro. Siento que mi cara se sonroja, no quiero ofenderla, pero no estoy
seguro de encontrar algo que sea adecuado—. Tal vez debería comprar la
tarjeta. —Se la ofrezco y la coloca sobre la encimera.
—Disparates. Debe haber algo en mi mercancía que busques.
—Sí, está bien, Shakespeare. Solo estaremos mirando por aquí. —

Katarina tira de mi brazo mientras nos mueve hacia una vidriera alejada.
—Mira, déjame coger la tarjeta y podemos irnos, ¿de acuerdo? —

susurro mirando a la dueña de la tienda.
—Oh, vamos, Colin, elige algo. Me arrastraste hasta aquí en el frío,

¿recuerdas?
149
Muerdo mi labio y miro a mi alrededor. No le gustarían las velas

variadas y los aceites perfumados. Veo una pantalla a mi derecha que alberga
un montón de broches. Me doy la vuelta y miro las bufandas, las almohadas
y las chucherías que cubren los estantes. No hay nada aquí que me llame la
atención. Me vuelvo hacia Katarina para rogarle que corra conmigo, cuando
algo destella en mi visión periférica. Es molesto, así que me vuelvo hacia el
tablero de los broches y veo que es un pequeño broche de plata con las
máscaras de teatro de comedia y tragedia fijadas en un alfiler de plata. La
parte posterior de las máscaras descansa sobre un lecho de dos plumas de
codorniz que sobresalen. De repente tengo la idea y la inspiración que estaba
buscando.
—Eso —lo señalo y me dirijo a la dueña de la tienda que se ha

bamboleado hacia nosotros.
—Oh, ¿esa cosa vieja? Es horrible —comenta la dueña de la tienda.
—No, es perfecto —le digo—. Mi novio es un estudiante de teatro en

Julliard. —Ella me lanza una mirada fulminante, pero mueve toda la pantalla,
desenganchándolo del tablero. Después de registrar la compra lo envuelve
para regalo en el mostrador, Katarina y yo corremos calle arriba de regreso a
la escuela, felices de deshacernos de los agresivos aromas de la tienda. Estaba
empezando a tener dolor de cabeza por los diversos olores y la dueña de la
tienda me asustaba un poco. Cuando vuelvo a la escuela, me siento en la
habitación de Katarina, tratando de pensar en algo para escribir en la tarjeta.
Finalmente, pongo el bolígrafo sobre el papel y dejo que la tinta baile por la
tarjeta.
Querido Gregor,
Nunca antes le había regalado a nadie una tarjeta o un regalo de San

Valentín. Esta es mi primera vez. No estaba seguro de qué escribir, y parece
que todavía no estoy seguro de qué decir excepto, gracias. Gracias por ser
infinitamente paciente conmigo. Para ser honesto, no estaba buscando una
150
relación cuando te conocí. Estaba tan absorto en el lugar donde pensaba que
mi vida necesitaba estar, que ni una sola vez consideré estar dónde estoy ahora
y quién me haría feliz. Pero luego apareciste y cambiaste todo eso. Me mostraste
un mundo donde podía bailar solo por amor al baile de nuevo. Y me mostraste
que a veces el ritmo y el compás no siempre van al tempo que yo quiero, pero
enseñándome que está bien cambiar mi ritmo para igualarlo. Me enseñaste que
amar a alguien es un nuevo tipo de baile. Me doy cuenta que no ha sido fácil.
He sido particularmente obtuso. Ha habido momentos en los que hemos reído
y llorado, y probablemente hemos querido gritarnos el uno al otro. Por eso pensé
que este broche sería un gran regalo de San Valentín. ¿Quizás podrías fijarlo a
tu Fedora? Creo que sería una gran decoración en la base del sombrero y lo
arreglaría un poco. Las máscaras, la comedia y la tragedia, nos representan a
todos en el transcurso de la vida. Nuestra relación, en particular, ha sido una
comedia de errores. Pero hasta que llegaste, no me di cuenta que ese era el
punto. Así es como se supone que son las relaciones. Entonces, supongo que lo
que estoy tratando de decir es que te amo. Me encanta reír y llorar contigo y no
puedo imaginar la vida sin ti, haciendo ambas cosas conmigo. Creo que esta es
la parte en la que se supone que debo pedirte que seas mi Valentín, pero
sinceramente, siento más ganas de pedirte que seas mi todo.
Con amor,
Colin
Termino la carta en la tarjeta con letra pequeña y apretada, y Katarina

mira por encima de mi hombro con lágrimas corriendo por su rostro.
—Ya basta —me quejo.
—¡Eso es tan dulce! —se seca las mejillas.
—Sí, sí —me encojo de hombros y guardo la tarjeta en el sobre. Me

pongo de pie y la abrazo y luego salgo de la habitación, meto la tarjeta y la
caja de regalo en mi bolso y me dirijo a mi habitación. Cuando llego allí,
151
Gregor está profundamente dormido, así que abro la cremallera con cuidado
y coloco la tarjeta y la caja encima de su sombrero, sabiendo que los
encontrará de inmediato cuando se despierte. Me meto en la cama con él y
me duermo mientras me caliento bajo las mantas.
152
Capítulo 17
A la mañana siguiente, me despierto y me doy cuenta de dos cosas. La
primera es que hoy es el día. La actuación está aquí por fin. Siento el peso de
la ansiedad presionando mis hombros. Salgo rodando de la cama, consciente
de la segunda cosa, Gregor ya no está en la cama conmigo. Entro un poco en
pánico hasta que veo una pequeña caja en forma de corazón, apoyada en mi
mesita de noche. La recojo y la abro.
Dentro de la caja hay un juego de pequeñas llaves plateadas. Les frunzo

el ceño por un momento antes de darme cuenta exactamente de lo que son.
Me pongo la ropa, subo los incontables tramos de escaleras y pruebo la
primera llave. No funciona, así que pruebo la segunda que abre la puerta del
acceso a la azotea.
Mantengo la puerta abierta y corro por la azotea, abrazando mis brazos

a mi pecho contra el frío hasta donde Gregor está esperando por mí. El alfiler
ya está en el sombrero y la tarjeta sobresale del bolsillo de su abrigo. No dice
nada y salto a sus brazos. Después de unos momentos me inclino hacia atrás
para mi beso matutino, y cuando él se aparta, frunce el ceño.
—¿Estás loco? ¿Dónde está tu chaqueta? Sabes que hace frío aquí.
—Me olvidé cuando me di cuenta para qué es la llave —le digo

tímidamente. Me tira hacia atrás en sus brazos y me envuelve en su abrigo
para mantenerme caliente mientras vemos salir el sol sobre la ciudad—.
Entonces, ¿te gustó el regalo? —pregunto tentativamente.
—Es el mejor regalo que alguien me ha dado —admite antes de

inclinarse para darme otro beso.
153
—Feliz día de San Valentín —murmuro en sus labios y él sonríe—.

¿Para qué es la otra llave? —pregunto de repente.
—Oh, sé que una vez que has visto una azotea, las has visto todas, pero
la otra llave es para la azotea en Boston —me informa. Es mi turno de sonreír,
parece que hoy son contagiosas.
—Las azoteas son nuestro lugar al que podemos ir para estar juntos en
la cima del mundo —murmuro. Él asiente mientras miramos el paisaje de la
ciudad. Después de unos momentos y de mis incontrolables escalofríos,
dice—: Vamos. Es hora de ir a prepararse.
Bajamos las escaleras y pasamos el resto del día con los otros
estudiantes y el Sr. Schlewp y Madame en un estado mental que adormece el
miedo y el pánico. Algunas veces me pongo muy nervioso, pero estoy
agradecido que Gregor esté ahí, besándome y devolviéndome a la tierra.
Esa noche, miro desde detrás del telón y todo el auditorio está lleno.
Aparentemente, una actuación y un enlace con otra escuela no había
sucedido antes. Me doy la vuelta, incapaz de encontrar a Gregor, porque se
está maquillando, y en su lugar encuentro a una Madame sonriente parada
frente a mí.
—Recuerda, O'Shea. Solo inténtalo —me anima. Sus palabras son tan
sólidas como los besos de Gregor, porque por primera vez en mucho tiempo,
me doy cuenta que hay personas que creen en mí.
Cuando llega el momento de interpretar El lago de los cisnes, lo hago

sin problemas. Angela es la imagen de la perfección y flotamos y nos
deslizamos por la pista de baile. Parece haber renunciado a su hostilidad, a
favor de las vibraciones románticas del público que está cenando. Somos
aplaudidos por una cacofonía de sonidos ensordecedora y estruendosa.
Incluso Eric no puede encontrar nada que criticar.
154
—¿Has visto quién está en la audiencia? —me susurra Katarina.
—¿Quién? —pregunto.
—Solo el director de la Compañía de Ballet de Nueva York, la Compañía

de Ballet Estadounidense, la Compañía de Ballet Ruso y, por supuesto, el
presidente de Julliard. ¡Tendrás tu elección de compañías para bailar si
quieres! —Ella baila de puntillas con emoción mientras miro a Madame, quien
por primera vez me mira con aprobación.
Nuestra próxima actuación, Rent, no deja ni una sola persona con los
ojos secos en la casa. Bailo y canto y entrego mis líneas a la perfección. El
resto del elenco y el equipo se desempeñan igual de bien, y hay un minuto
sólido de completo silencio cuando cae el telón por última vez, y luego la
ovación de pie hace temblar a todo el auditorio porque los aplausos, vítores y
silbidos son muy ruidosos. Nos movemos para hacer nuestras reverencias y
estrecho la mano de Gregor mientras caminamos en el escenario frente a
todos para hacer nuestra reverencia. Luego, frente a todo el auditorio y fuera
de lugar, me levanta y me besa. Los vítores se hacen más fuertes a medida
que se arrojan flores y pequeños obsequios al escenario. Hacemos una nueva
reverencia y salimos por la derecha.
Cuando todo termina y la familia se mezcla con los artistas. Katarina

ha ido a buscar a sus padres y a la mamá de Gregor con su hijo menor, Joey,
ya que su cita vino a felicitarnos. Pero lo que realmente me sorprende es
cuando escucho una voz suave aclarar su garganta detrás de mí. Me doy la
vuelta y me encuentro cara a cara con mi padre. Mi mandíbula cae cuando
digo:
—¿Papá? ¿Qué estás haciendo aquí? —Niego con la cabeza mientras

Gregor permanece a mi lado, sin decir una palabra. Papá mira entre nosotros
y luego hace algo que no había visto en mucho tiempo. Sonríe y extiende los
brazos.
155
—Estuviste increíble —dice con brusquedad entre mi cabello cuando

me acerca para un abrazo.
—No sabía que vendrías. —Doy un paso atrás. Se apoya pesadamente

en un bastón. Llamé a mamá la semana después de regresar a la escuela y la
cirugía fue un éxito. Iba a pasar mucho tiempo antes que pudiera caminar
sin el bastón, y siempre cojearía.
—Tu madre tenía las entradas y, para ser honesto, no me quería perder
esto —admite.
—¿No? No entiendo, nunca dijiste... No pensé... —Miro entre Gregor y

él, que sigue en silencio.
—Pasé tantos años tratando de permanecer pasivo al respecto. Pero lo

sabía. No estaba seguro de cómo actuar, Colin. Nunca estuve enojado. Luego,
con la explosión, pensé, ¿por qué te estoy ocultando eso? Has ido tras lo que
te hace feliz y al no admitir mi aprobación, te estaba negando esa pequeña
parte. Todo lo que siempre quise fue que mis hijos fueran felices. Viéndote
bailar, y con Gregor aquí, me di cuenta que eres feliz y eso es lo importante.
Intento con todas mis fuerzas luchar contra las lágrimas en mis ojos,
pero se empañan.
—Estoy tan contento que hayas venido —le susurro.
—Yo también, hijo. Yo también. —Me atrae hacia otro abrazo y la última
pizca de dolor que había estado conteniendo todos estos años se desvanece.
Me aclaro la garganta—: ¿Dónde está mamá?
—Quería conocer a los padres de Katarina y a la mamá de Gregor —

admite.
Asiento y me vuelvo hacia Gregor.
156
—Um, te acuerdas de mi papá. —Él asiente y extiende su mano, pero

mi papá también lo abraza.
—Me alegro de verte de nuevo, Gregor. Eres bienvenido a casa con Colin
en cualquier momento. —Veo que Gregor también se seca las mejillas con la
manga.
—Sé que esto generalmente se guardan para las bailarinas y todo eso,
pero no estaba seguro de qué regalar a un bailarín.
—Danseur, nos llamamos Danseur, papá. —Él asiente y nos entrega a

cada uno de nosotros una sola rosa roja. Es conmovedor—. Gracias. —Le
sonrío felizmente mientras Gregor pasa su brazo por encima de mi hombro.
Mamá se acerca y nos abraza a cada uno por turnos y todos caminamos
hacia la salida mientras las luces del escenario se atenúan y se apagan. Una
vez que están en el taxi a la estación de tren, me vuelvo hacia Gregor, mi
novio, y lo beso frente a la escuela. Nos abrazamos durante mucho tiempo,
mirando el taxi moverse por la calle antes de dar media vuelta para subir las
escaleras. Aprieto su mano, agradecido de ser tan amado y tenerlo a mi lado
mientras sigo mis sueños y bailo. Ahora sé que siempre estaré bailando por
su deseo, y estoy feliz con eso.
Fin
157
Staff
Soñadora
Morihazna
Cazadora final y Diseño

Lelu
158
Serie Los Opuestos Se Atraen

1 - Irrupción
Con la ayuda de Sam mejoraría mis notas y me
quedaría en el equipo. Lo que ninguno de los dos
esperaba es que después de estudiar, hubiera
más que pudiera enseñarle.
Después que el padre de Jayden muriera, se sintió
perdido y solo. Ya nada tenía sentido para él,
excepto el hielo y el patinaje. Era allí donde podía
perderse. Con los playoffs acercándose, todo por
lo que había trabajado tan duro estaba en peligro.
Con unos impresionantes ojos azules que
brillaban tras las gafas, tímidos e inseguros, Sam
y él venían de mundos opuestos.
El trabajo de Sam era ayudar a Jayden a mejorar.
El trabajo de Jayden se convirtió en mostrarle a
Sam quién era realmente.
Por mucho que ninguno de los dos quisiera admitirlo, ambos necesitaban a
alguien.
2 - Querido Valentín
Colin O'Shea ha sido un marginado toda su vida,
siempre trabajando para ser el centro de atención.
Ahora, un romance inesperado puede poner en
peligro su oportunidad de brillar.
Su pelo rojizo y su aspecto poco convencional
siempre han causado una gran impresión, pero
no por las razones que Colin siempre ha querido.
Cuando le aceptan en la Escuela de Artes
Escénicas Julliard, decide que nada le distraerá
de su afán por ser el mejor bailarín y destacar
entre la multitud.
Nada, hasta que Gregor McCallum entra en su
vida. Con su impecable piel color moca, su cuerpo
alto y musculoso y su voz melosa, su actitud
despreocupada amenaza la concentración de
Colin.
Así que, cuando los programas de teatro y danza deciden montar juntos un
espectáculo para el día de San Valentín, Colin debe elegir entre convertirse en
el mejor bailarín y su creciente pasión por el estudiante de teatro.
Lo que Colin no sabe es que Gregor puede ser la persona que le saque de su
caparazón y le haga comprender que la vida es algo más que bailar.
159
Próximamente
Serie Los Opuestos Se Atraen 3
El poder del amor
160
Acerca del autor

Romeo Alexander es un autor de romance MM conectado a la cultura pop,
romántico desesperado, cree que el amor realmente conquista todo y puede
curar todas las heridas, sus personajes lidian con relaciones y problemas del
mundo real mientras simultáneamente usan sus corazones como una brújula
hacia un felices para siempre.
161

Querido Valentín

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Romeo Alexander Querido Valentín

Serie Los Opuestos Se Atraen 2

Nota a los lectores

Su pelo rojizo y su aspecto poco convencional siempre han causado una

Nada, hasta que Gregor McCallum entra en su vida. Con su impecable

Lo que no sabe es que Gregor puede ser la persona que le saque de su

Siento que mis piernas trabajan los movimientos, mientras el resto de

—Arquea la espalda Colin. Necesitas levantar desde tu núcleo. ¡Eres

Trabajo mis músculos centrales, dándome dos centímetros adicionales

Continúo con los movimientos mientras Madame vuelve a pasar entre

como la anterior. Si alguno de sus bailarines ha adoptado sus malos hábitos

Cuando pasa a mi lado por segunda vez, me aseguro de levantarme

Después de su retiro del Ballet de l'Opéra National de Paris, el Ballet de

A medida que pasa la clase de la mañana, siento que mis piernas

Mientras pongo a Katarina en el suelo, me aprieta el brazo en

pantorrillas doloridas y veo a Katarina desatarse los zapatos y quitárselos. El

—Katarina, ¿cuánto has estado bailando este verano? —pregunto en

—Oh, me conoces. Pensé que podría soportar tomarme unas semanas

—Ahora, como la mayoría saben, el Virtuoso del Día de San Valentín es

Los murmullos retumban a través de los bailarines, pero rápidamente

—¡Habrá silencio mientras yo hable! —grita—. Ah, ¿dónde estaba yo?

Pero lo que dice a continuación hace que el resto de la compañía y yo le

—Este año, a algunos de los alumnos más jóvenes se les ocurrió la

Hubo un silencio absoluto, hasta que Angela, una primera bailarina,

—Señora, ¿quieren que hagamos teatro? —Ella retuerce su cabello

—Sí y no, Angela. Por lo que me cuentan, la idea es realizar el musical

—¿Cuál será la actuación, madame? —pregunta Eric Reynolds, el

—Creo que el Sr. Schlewp ha elegido una pieza llamada Rent.

Una ola colectiva de entusiasmo recorre a la multitud. Madame es

la aportación adicional del director de teatro. También es cuestionable si

La diversidad de la pieza podría darme una oportunidad de conseguir

Me animo de inmediato, escuchando todos los detalles. Ya he decidido

La clase se despide para el almuerzo. Camino con Katarina al comedor

resto de la multitud. Los músicos siempre se destacan por tener instrumentos

Niego con la cabeza y devuelvo mis pensamientos al presente.

—¡Creo que deberías probar con Mimi! —le digo a Katarina.

—Sí, ¿por qué? —pregunta ella—. Angela va a conseguir el papel, de

Miro de reojo a Katarina, que está llenando su plato de dulces,

—Katarina, ¿qué pasa? —Observo la parte superior de su cabeza

—Nada. ¿Por qué?

—Vamos, cariño. Somos mejores amigos. Puedes decirme cualquier

Ella mira a su alrededor con nerviosismo y luego me mira fijamente,

—Katarina, todos sabemos que va a su suite y toma una siesta durante

—Para ser una anciana, todavía tiene los sentidos de un halcón, o

—Bueno, creo que si le informan de algo, será la atrocidad de los

Katarina mira su bandeja y se encoge de hombros.

—Supongo. Es solo que... no lo sé. Me he dado cuenta que el baile no

Reflexiono sobre esto mientras continuamos en la fila y ella coloca una

Tuve que ganarme mi entrada a la escuela con mi actuación del día de

Un reclutador de Julliard había asistido a la actuación de la noche de

—No te hará daño intentarlo —susurro—. Si decides que el baile no es

—Aww, eso es tan dulce de tu parte, Colin. ¿Pero estás completamente

Parpadeo hacia ella, preguntándome qué parte de lo que acabo de decir

—Katarina, es tu vida —insisto—. ¿Cómo vas a ser la mejor si esto no

—No lo sé. Supongo que no sé lo que quiero. Siempre he soñado con

—¿Ser qué? —pregunto mientras nos dirigimos a la esquina trasera.

—Ser actriz —susurra como si fuera una blasfemia.

Pongo mi mano sobre mi corazón.

—¡Ah! ¿Qué dices? ¡¿Cómo me has desamparado?! —lloro mientras me

Katarina se ríe y me empuja, así que me vuelvo. Me levanto y regreso a

—Déjalo, Colin —se ríe—. Estás siendo dramático.

—Bueno, sí. Ese es el punto de este lugar.

Katarina pone los ojos en blanco y se sumerge en sus macarrones con

—Bueno, ya me conoces —le digo mientras le doy un mordisco a mi