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19/8/23, 17:29 Daniel 7:9 Explicación | Estudio | Comentario Bíblico de Matthew Henry † Devocionales Cristianos † Sitio Oficial

Daniel 7:9 Explicación | Estudio | Comentario Bíblico de


Matthew Henry

Estudio Bíblico | Explicación de Daniel 7:9 | Comentario Bíblico Online

Para que los siervos de Dios no tiemblen ante la perspectiva que la cuarta bestia presenta, los
versículos que siguen tienen por objeto consolarles con el pensamiento de que Dios está sentado en
Su trono, y llegará un día en que el Mesías derrotará a todos sus enemigos (comp. con Apo 19:11-21).
Tres cosas se nos dicen aquí que sirven de ánimo a todos los hijos de Dios en general, pero muy
especialmente a los que vivan en el tiempo de la Gran Tribulación:
1. Que hay un gran Juicio por venir, y Dios será el Gran Juez (vv. Dan 7:9, Dan 7:10). Ahora los
hombres tienen su día. Al fin de los tiempos, el dominio del mal, con el imperio del Anticristo, que
habrá recibido su poder del propio Satanás (siempre bajo el control directo de Dios), se hará sentir
con mayor fuerza y extensión todavía, pero tenemos al comienzo del versículo Dan 7:9 un «hasta»
que acaba con dicho poder. El plural «tronos» da idea de «una corte celestial en sesión» (Young). Los
autores de la obra Search the Scriptures son más explícitos: «Son los tronos de los ángeles que
asisten en el juicio (cf. Apo 4:4)». En el trono central se sienta Dios. Véase cómo se le describe:
(A) «Anciano de (muchos) días» es una expresión que designa a Dios como Juez Eterno (comp.
con Isa 57:15); el mismo simbolismo ofrece la expresión (v. Dan 7:9), «y el pelo de su cabeza como
lana limpia», es decir, blanca (comp. Isa 1:18, al final).
(B) «Cuyo vestido era blanco como la nieve», lo que simboliza su santidad y pureza infinitas
(comp. con 1Jn 1:5).
(C) «Su trono, llama de fuego; y las ruedas del mismo, fuego ardiente» son frases que nos
recuerdan inmediatamente la visión de Ezequiel (Eze 1:15, Eze 1:16. Comp. también con Éxo 3:2; Deu
4:24; 1Ti 6:16; Heb 12:29; Apo 1:14, Apo 1:15).
(D) «Un río (v. Dan 7:10) de fuego procedía y salía de delante de Él» (comp. con Sal 18:8; Sal 50:3;
Sal 97:3; Isa 30:27, Isa 30:33); es el fuego que destruye a sus enemigos: «Fuego irá delante de Él, y
abrasará a sus enemigos alrededor» (Sal 97:3).
(E) «Millares (v. Dan 7:10) de millares le servían, y miríadas de miríadas asistían delante de Él».
Este ejército celestial, tan numeroso, nos trae a la memoria el pasaje de 1Re 22:19, así como el de
2Re 6:16, 2Re 6:17. La numeración que aquí se nos da de los ángeles es la misma de Apo 5:11, con la
única diferencia de que en Apocalipsis el orden está a la inversa: primero figuran las miríadas y
después los millares.
(F) Las frases finales del versículo Dan 7:10 dicen así, conforme al original: «La corte se sentó, y
los libros fueron abiertos» (comp. con Apo 20:11-15). Leupold (citado por Carballosa) da de la primera
frase una excelente traducción, que aclara el sentido: «El tribunal entró en sesión».
2. Que los crueles enemigos del pueblo de Dios serán abatidos a su debido tiempo (vv. Dan
7:11,
Dan 7:12). Esto es representado aquí:
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(A) En la destrucción de la cuarta bestia. Dios contiende con ella con toda justicia (v. Dan 7:11) por
«las grandes palabras que hablaba el cuerno» (comp. con los vv. Dan 7:8, Dan 7:20), en desafío a
Dios. Antíoco IV Epífanes, Julián el Apóstata, Agripa I y otros monarcas han tenido una muerte
miserable por hablar grandes cosas, ya por haber blasfemado de Dios o por tenerse a sí mismos por
iguales a Dios; pero aquí se trata específicamente del Anticristo, como aclara todo el contexto
posterior, comparado con Apocalipis Apo 13:5-7; Apo 19:20; Apo 20:10. Estos dos últimos lugares
confirman, en efecto, que ésta es la bestia-cuerno que se menciona en el versículo Dan 7:11: «hasta
que mataron a la bestia, y su cuerpo fue destrozado y arrojado al fuego para que se quemase».
(B) En la destrucción conjunta de las otras tres bestias (v. Dan 7:12, comp. con Dan 2:34, Dan
2:35). La segunda parte de dicho versículo Dan 7:12, «pero les había sido prolongada la vida hasta
cierto tiempo», ha causado perplejidad a muchos autores. Por ejemplo, dice Alonso Díaz: «Las otras
bestias siguen con vida hasta un tiempo determinado. Hay una diferencia respecto a la visión
análoga del capítulo Dan 2:1-49, donde los reinos representados por metales eran totalmente
destruidos a la aparición de la piedrecilla desprendida del monte». Es precisamente esta analogía la
que nos obliga a examinar con precaución el versículo Dan 7:12, a la luz de los lugares paralelos de
Apocalipsis capítulos Apo 13:1-18, Apo 19:1-21 y Apo 20:1-15. La única explicación válida es que, como
dice Walvoord, «evidentemente, las tres primeras (bestias) continúan sobreviviendo, en otra forma,
en el reino que las sustituye. De aquí lo de habían quitado también a las otras bestias su dominio,
pero les había sido prolongada la vida por una sazón y un tiempo . Esto es corroborado por la
imagen del capítulo Dan 2:1-49, como afirma Driver: la imagen entera permanece intacta hasta que
la piedra cae en los pies (que representa el cuarto y último reino), cuando toda ella es abatida
juntamente ».
3. Que el reino del Mesías será establecido tras de la derrota de la cuarta bestia. Daniel ve esto
en la visión, para consuelo suyo y de sus amigos.
(A) El Mesías es llamado aquí «hijo de hombre» (no «el Hijo del Hombre»). Dice Alonso Díaz: «A
las bestias que proceden del abismo se contrapone una especie de figura humana que viene con las
nubes del cielo». Sin embargo, basta repasar una buena Concordancia para percatarse de las
muchísimas veces que el propio Señor Jesucristo se atribuye a sí mismo el título el Hijo del Hombre.
Hay dos lugares especialmente notables por la conexión que guardan con Dan 7:13, Dan 7:14: (a) Jua
5:27, donde Jesús dice que «también le dio (el Padre a Él) autoridad de ejecutar juicio, por cuanto es
el Hijo del Hombre». Recordemos que, en esta porción del capítulo Dan 7:1-28 de Daniel, estamos
ante un juicio (v. Dan 7:10), y veremos que en los versículos Dan 7:13 y Dan 7:14 es el Padre (el
«Anciano de muchos días») el que otorga al «hijo de hombre» dominio, gloria, etc. (b) En Mat 26:64,
el Señor declara ante el sanedrín: «… veréis al Hijo del Hombre … viniendo sobre las nubes del cielo»
(comp. con Hch 1:9, Hch 1:11).
(B) El reino del Mesías, del hijo de hombre, es descrito (v. Dan 7:14) como un «dominio eterno,
que nunca pasará, y su reino, un reino que no será destruido jamás». El Dr. Pentecost (citado por
Carballosa) dice a este respecto: «El amileniarista ve un conflicto aquí e insiste en que la eternidad
del reino de Cristo no permite sitio alguno para un reinado terrenal de mil años. La razón por la que

Calvino rechazó el punto de vista premilenial fue su concepto de que un reinado de mil años anularía

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el reino eterno de Cristo». Dos observaciones bastarán para hacer notar la equivocación sufrida por
Calvino en este punto:
(a) La primera intención del versículo Dan 7:14 es hacer notar que, al contrario que todos los
reinos anteriores que han sido dominados por un poder más fuerte que los ha subyugado, los ha
destruido como tales reinos y se ha constituido en sucesor de ellos, este reino del hijo de hombre no
será destruido ni dominado por ningún otro poder y, por tanto, no será sucedido ni sustituido por
ningún otro reino en este mundo. En este sentido permanece para siempre un reino, o cualquier otra
cosa, que dura mientras dure el presente cosmos u orden de cosas, «hasta la consumación de los
siglos».
(b) Como el mismo Dr. Pentecost hace, un repaso a 1Co 15:24-28 nos aclara definitivamente las
dudas que respecto a esto puedan surgir. En efecto, el apóstol dice allí que Cristo «entregará el reino
al Dios y Padre». Ese día será el fin del reino mesiánico milenario en la tierra y el comienzo del
reinado eterno de Cristo por toda la eternidad. En efecto, mientras no se haya librado la última
batalla contra el mal y Satanás no haya sido definitivamente derrotado (¡después del Milenio! v. Apo
20:7-10), Cristo no entregará el reino al Padre (v. de nuevo 1Co 15:24-28), pues todavía estará el mal
actuando en el corazón de los hombres y en los propósitos de Satanás. Una vez congregados en el
cielo los frutos del reino histórico de Cristo, Dios será todo en todos sin la necesidad de que actúe
todavía el Mediador. Cristo no necesitará regir, pues ya no habrá nada que corregir; más bien que el
reino de Cristo, lo que permanecerá por toda la eternidad es la realeza de Cristo. En cuanto a dos
lugares que se citan en apoyo del reino eterno del Mesías (Apo 11:15 y 1Ti 1:17), la opinión de este
traductor es que el primero se refiere al reinado mesiánico milenario, según la explicación que acabo
de hacer en el punto anterior (a); en cuanto al segundo, el «Rey de los siglos» no es Jesucristo, sino
Dios el Padre (comp. con Rom 16:27; 1Ti 6:16 y Jud. v. Jud 1:25), el que, como dice Alan G. Nute, «en Su
soberanía, está llevando a cabo Sus designios redentores a lo largo de todas las edades».
Daniel 7:9 explicación
Daniel 7:9 reflexión para meditar
Daniel 7:9 resumen corto para entender
Daniel 7:9 explicación teológica para estudiar

Daniel 7:9 resumen para niños


Daniel 7:9 interpretación bíblica del texto

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