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Hombre: ¡Ey! Yo soy el cazador. ¡Tú se supone que eres la RECOLECTORA!

Mujer: El [animal] estaba parado sobre la cosa que quería recolectar.


https://www.icecreamnation.org/2012/05/chocolate-hazelnut-ice-cream/hunter-
gatherer-cartoon-by-bizarro/

Crisis del pasado: mujeres cazadoras de la


prehistoria al acecho
Delázkar Noel Rizo Gutiérrez
Palabras clave: humanos, antropología, prehistoria, cazadoras, mujeres,
sociedades antiguas, diversidad.
Introducción
A raíz de un reciente estudio hecho en el altiplano andino de Perúi sobre un
cuerpo femenino y su particular sepulcro, la arqueología crítica alza su voz
nuevamente para cuestionar el mito del binomio hombre cazador-mujer
recolectora aún persistente como verdadero.

El cuerpo encontrado data de alrededor de 9,000 años, lo que sería el


Holoceno temprano, y ha sido nombrado Wilamaya Patjxa Individuo 6
(WMP6), por su ubicación arqueológica. Aunque el hallazgo es singular y
siempre tiene un valor arqueológico e histórico, es la perspectiva del análisis
lo que destaca ahora. El equipo de 10 investigadores de la Universidad de
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California, 3 mujeres y 7 hombres, tuvieron que debatir por qué esta mujer
joven –el análisis osteológico, promeótico e isotópico apunta a que tenía
entre 17-19 años y subsistía de plantas y animales– había sido enterrada con
puntas de proyectil que eran mayormente comunes en entierros de hombres
y asociados a la cacería de grandes animales. Es decir, ¿esas herramientas
acompañarían solo a hombres y no tendría sentido que una mujer fuera
enterrada con ellos?

Figura 1.- Ilustración de una mujer cazadora. Imagen del estudio Female hunters of the
early Americas publicado en Science Advances, noviembre de 2020.

Como también muestra el estudio “Hunting otherwise”ii sobre dos


comunidades de recolectores-horticultores contemporáneos, hay evidencia
etnográfica que apunta a considerar que las actividades de cacería de
subsistencia no deben pensarse exclusivamente limitadas a un sexo sino que
deben tomarse en cuenta los cambios, variaciones temporales y actividades
de ambos sexos en los distintos grupos humanos a lo largo de la historia.
Esta investigación demostró que en los viajes de cacería de ambas
comunidades había mujeres que cazaban y mujeres que no, igual hombres.
Es decir, el uso de técnicas de cacería así como del conocimiento del entorno
ambiental es fluido y cambia si es necesario para la subsistencia.

El estudio resalta que si bien, en la gran cantidad de sociedades actuales


donde se caza y recolecta, la cacería de subsistencia es liderada y practicada

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por hombres, la evidencia etnográfica y paeloarqueológica indica una
participación activa de mujeres en ella. Hay que recordar la investigación de
la antropóloga Carol Ember, en 1978, quién demostró que de 179 sociedades
solamente en 13 las mujeres participaban en la cacería. Esto parecería dar la
razón al paradigma del hombre cazador, que es igual a legitimar el
estereotipo del hombre proveedor, hombre público, hombre expuesto a los
peligros del mundo y por ende, mujer doméstica, mujer cuidadora, mujer
protegida bajo el resguardo de la cueva-hogar. Imagínese usted ese trayecto
laboral por tantos milenios, como si la sociedad humana no cambiara y las
cosas siempre fueran igual. Algo no calza aquí.

Sin embargo, desde 1970, el estudio de la antropóloga Judith Brown, propone


unas conclusiones valiosas de retomar: “ […] es más probable que las
mujeres hagan una contribución sustancial [en la cacería] cuando las
actividades de subsistencia tienen las siguientes características: el
participante no está obligado a estar lejos de casa; las tareas son
relativamente monótonas y no requieren concentración absorta; y el trabajo
no es peligroso, puede realizarse a pesar de las interrupciones y se reanuda
fácilmente una vez interrumpido”. Además, Brown propone considerar que si
bien las mujeres podían ser vistas como “las más aptas” para el cuidado
infantil, nada evita que hubiera un cuidador sustituto o un segundo cuidador,
pues esa misma mujer podía ser bien una gran cazadora necesaria para la
subsistencia del grupo.iii Hay una gran cantidad de referencias etnográficas
del siglo pasado con las que Brown sustenta su análisis y reflexiones.

Aunque conservador para nuestros ojos el día de hoy, Brown muestra que el
binomio hombre cazador- mujer-recolectora no puede ser tomado como ley
en todo el mundo; es decir, pone en crisis la metanarrativa del hombre como
el héroe de la historia de la subsistencia humana.

En una entrevista hecha por el noticiero “The 51%” de EUA iv a la arqueóloga


Pamela Geller sobre este mismo tema el 13 de noviembre del 2020, la
investigadora señaló que los cuidados infantiles en el pasado pueden haber
sido muy diferentes a los actuales. Es decir, abre la posibilidad a pensar que
no hay evidencia empírica que justifique la correlación limitada de cuidar
bebes y mujeres en la cueva-casa. Y agrega que no sería equivocado asumir
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que así como las actividades agrícolas involucraban a toda población de
diferentes edades, también la crianza de los infantes lo hacía. ¿Y por qué no
la cacería?

En la entrevista le preguntan si la altura de las mujeres en promedio sería


una desventaja para la cacería. Su respuesta, genial a mi parecer, es que
todas las “pequeñas tareas” que involucran la cacería: perseguir, acosar,
matar, destazar, procesar al animal, transportarlo y cocinarlo de vuelta en la
cueva, incluyen la actividad de toda la comunidad. Asumir que el tamaño era
un conflicto es suponer que existe un tamaño ideal para cazar o para realizar
cualquier otra actividad. Seguramente alguien preguntó lo mismo referente a
la inclusión o participación de las mujeres en el atletismo, salto de garrocha,
baloncesto, boxeo, etcétera. Geller nos invita a considerar que la cacería
tampoco es una actividad aislada y que la organización de los grupos
probablemente era independiente de la edad o el sexo, más bien estaba
basada en las capacidades de cacería del individuo.

Aunque tengo mis dudas de la visión idílica de Geller de la comunidad


prehistórica como armónica y completamente funcional (entre los humanos y
las otras especies y reinos), me parece que su opinión muestra algo
interesante: el proceso de cacería involucra muchas actividades más que
solo tirar las lanzas o piedras, elaborar las piezas, usarlas, procesar el animal,
dar ideas, guiar, proponer, etcétera; pero también considerar que lo valioso
de estos grupos cazadores era la capacidad de cada uno de los miembros
para protegerse, sobrevivir y reproducirse. Un ejemplo etnográfico que
podría ajustarse a la visión de comunidad igualitaria de Geller son los Batek
De’ Negritos, en Malasia.

En la década de los 1980 fueron etnografiados y documentados como una


sociedad de recolectores y cazadores, donde hombres y mujeres realizaban
por igual ambas actividades, pues lo importante para el grupo era que cada
individuo llevara comida.

No podemos olvidar que la actual división social y sexual del trabajo, más
común en las sociedades occidentalizadas, es reciente en realidad. Fueron
constituidas y legitimadas a partir del siglo XVII en el llamado siglo de la
ilustración europea, acompañadas por el creciente proceso de
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industrialización en las ciudades. Asociar esa división sexual reciente con
actividades de la prehistoria es darle una línea ficticia a la historia evolutiva
de los grupos humanos; es un error que ya ni la arqueología ni la
antropología pueden permitirse.

¿El hallazgo andino es único en su clase?

Pues no. La antropóloga Christine Lee y su colega Yahaira González


examinaron “los esqueletos de 29 antiguos cementerios de Mongolia en
busca de evidencia de artritis, trauma y ciertos marcadores
musculoesqueléticos”, particularmente interesadas en documentar y estudiar
guerreras. En esa revisión se encontraron tres cuerpos femeninos, de los
cuales, dos son potenciales guerreras. Los cuerpos datan de la época de
Xianbei entre China y Mongolia, alrededor de 1850 años atrás. v La revisión de
esas marcas osteológicas muestra que esos cuerpos tuvieron actividades de
equitación y arquería asociados a combates. Además, los relacionan con la
leyenda de una mujer guerrera que es bien conocida por Disney, Mulan.

Otro ejemplo muy valioso de mostrar es la guerrera vikinga de Birka, Suecia.


Muchas armas de guerra, dos caballos, y demás instrumentos encontrados
en 1878 en su cámara funeraria en la isla de Björkö, Suecia, demostraban su
profesión de guerrera de alto rango. Un análisis posterior de ADN de sus
huesos, ropa y demás utilería del espacio, mostró fehacientemente que era
una guerrera. Este análisis se hizo más de 100 años después de su
descubrimiento y exposición museológica y de nuevo fue la perspectiva lo
que permitió ver la historia de forma diferente. En este caso, a diferencia de
la guerrera en China, el equipo de investigación no buscaba guerreras
vikingas, sino solamente actualizar el análisis tecnológico de hallazgos de
siglos anteriores.

Todas las notas y artículos que revisé (abajo están las referencias) siguen un
patrón peculiar en su narrativa: aunque el descubrimiento del cuerpo y las
herramientas con las que son encontradas en su sepulcro indican un
ejemplar único que pone en cuestionamiento la profesión de guerrero como
exclusiva del género masculino, aún se habla de exclusividades o casos
raros. Sin embargo, después de aceptar la inevitable realidad que arrojan los
huesos, como es una mujer enterrada con herramientas de guerra, el análisis
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interdisciplinar histórico o etnográfico demuestra además que existe alguna
leyenda, mito o canción (en el caso de Mulan es la Balada de Huan Mulan)
que habla de una guerrera, de una diosa guerrera o de mujeres que
combaten en guerras. La invisibilidad histórica tiene sus límites.

Escarbando unas últimas ideas


En la película animada (o serie de cortos) del 2019 Primal: cuentos de
salvajismo, el director y diseñador Genndy Tartakovsky muestra el siguiente
escenario: un hombre en una prehistoria que combina el pleistoceno con el
jurásico (o sea, homo neardentalensis con dinosaurios) es un cazador de
larga distancia, mientras que sus hijas y pareja permanecen en la cueva. ¿La
información que estamos describiendo en este artículo quiere decir que esa
representación animada de la sociedad prehistórica es errada? Si no ha visto
Primal se la recomiendo encarecidamente, y como punto de apoyo, vea la
liga siguiente y la imagen siguiente:

Figura 2.- Fotograma de la pélicula animada Primal. Tomado de


https://www.cartoonbrew.com/feature-film/genndy-tartakovskys-primal-is-getting-a-
theatrical-run-in-los-angeles-179442.html

Pues no, su representación no es errada. Está bien documentado que los


hombres eran cazadores, que existía cacería de larga distancia, que eran
enterrados ritualmente con sus instrumentos y que las mujeres permanecían
en casa cuidando a los infantes. En algunas sociedades, no en todas. Por ello,
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la invitación de esta arqueología crítica y con perspectiva de género es
revisitar los viejos postulados sobre la cacería y la organización social,
especialmente la idea de la división sexual del trabajo en las sociedades
prehistóricas. Como el mismo trabajo de Price et al (2019) concluye: “[…]
necesitamos examinarnos nosotros mismos como académicos —nuestros
propios sesgos y prejuicios— preguntándonos qué estamos dispuestos a
encontrar aceptable en el pasado y por qué” (p. 194). El binomio hombre
cazador-mujer recolectora y cuidadora no es universal ni se presenta de
manera lineal y homogénea en todas las sociedades, en todos los grupos
humanos.

Jean M. Auel estaría en contra


¿Qué aportan estos hallazgos y reflexiones para el presente? Ver a nuestro
pasado con otros ojos no solo es de interés para las academias, la
arqueología o etnografía; cambiar la forma en la que nos conectamos con el
pasado creo que evita cometer los mismos errores y prepararnos mejor para
proyectar nuestro futuro. Los imaginarios, las representaciones y hasta
nuestros orgullos sobre “lo que fuimos” como especie hace miles de años
muchas veces se basan en malinterpretaciones o conocimientos sospechosos
que encubren procesos de invisibilización, discriminación y
pseudolegitimación. Para muestra un botón: en el Instituto de Investigaciones
Culturales, IIC-Museo UABC, en Baja California, recientemente publicaron un
video en su página web haciendo una reflexión importantísima no solo para
la museología o la arqueología regional, sino para cada uno de los visitantes
de ese espacio: nuestra visión del pasado, incluso la expuesta en museos con
amplio recorrido histórico, puede estar sesgada y no mostrar las distintas
posibilidades en las que nuestros antepasados se organizaban, operaban y
actuaban. El video del IIC-Museo UABC que pueden ver en el siguiente enlace
https://www.youtube.com/watch?v=6HMdqSy9bmQ critica justamente el
imaginario de la división sexual del trabajo: mujeres cuidadoras del hogar y
hombres cazadores. ¿Qué ha permitido hacer esta crítica hacia el pasado
establecido museográficamente? El hallazgo de restos óseos de una mujer
cazadora, exploradora o guerrera desalinea nuestro estereotipo de las
sociedades prehistóricas y actuales, invita a romper la linealidad genético-
cultural con la que se quiere homogenizar a toda la humanidad y nos permite
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visualizar la diversidad de formas de vivir y entonces construir distintas
narrativas globales y locales.

Bibliografía consultada
https://www.jstor.org/stable/3773193?origin=crossref&seq=1
https://www.art-critique.com/en/2020/11/wilamaya-patjxa-suggests-women-
hunted-in-ancient-society/
https://www.lanacion.com.ar/sociedad/el-hallazgo-altiplano-andino-desbanca-
mito-hombres-nid2500779/
https://arstechnica.com/science/2020/04/ancient-mongol-warrior-women-may-have-inspired-
legend-of-mulan/
https://www.lavanguardia.com/cultura/20191112/471553215583/cara-guerrera-vikinga-herida-
national-geographic.html.
https://poptv.orange.es/especiales/la-guerrera-vikinga-de-birka/
https://www.lavanguardia.com/cultura/20190220/46574589752/mujer-
guerrera-vikinga-antiquity-suecia-machismo.html
Randall Haas, James Watson, Tammy Buonasera, John Southon, Jennifer C. Chen, Sarah
Noe, Kevin Smith, Carlos Viviano Llave, Jelmer Eerkens, Glendon Parker. Female Hunters of
the Early Americas. Science Advances 04 Nov 2020.

Price, N., Hedenstierna-Jonson, C., Zachrisson, T., Kjellström, A., Storå, J.,
Krzewińska, M., . . . Götherström, A. (2019). Viking warrior women? Reassessing
Birka chamber grave Bj.581. Antiquity, 93(367), 181-198.
doi:10.15184/aqy.2018.258

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i https://advances.sciencemag.org/content/6/45/eabd0310
ii https://link.springer.com/article/10.1007/s12110-020-09375-4
iii https://www.jstor.org/stable/671420?read-now=1&refreqid=excelsior
%3Ada43e5335d13cebfc6963771cd874b73&seq=4#page_scan_tab_contents
iv https://www.youtube.com/watch?
v=1h4gSC5yJcY&list=PLCUKIeZnrIUnEMOuKN7xTTiBY5pUjPVMd&index=7
v https://www.cambridge.org/core/journals/antiquity/article/viking-warrior-women-reassessing-
birka-chamber-grave-bj581/7CC691F69FAE51DDE905D27E049FADCD

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