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Adrià López i López I G1

Ciències Polítiques i de l’Administració

Los marcos interpretativos y la igualdad de género I Seminario 1 Actores e Instituciones Políticas

Podemos concebir los marcos interpretativos como perspectivas o enfoques analíticos


de un fenómeno de corte social o político que emiten una visión subjetiva sobre este,
realizando una diagnosis concreta y particular de los hechos que han favorecido su
existencia y de las consecuencias que puede desencadenar. Los marcos interpretativos
se erigen como una herramienta para dar explicación a realidades observadas en el seno
del entramado social y para aportar soluciones a las mismas, creando un dispositivo
normativo dotado de su correspondiente edificio discursivo y de una base argumentativa
que le confieren solidez. Crean opinión y se proyectan como vehículos de difusión de
un ideario determinado que pretende abarcar e inyectar sentido a una esfera temática
rodeada por un amplio abanico de aproximaciones de distinta índole. Los marcos no son
más que concreciones instrumentales de un espacio de la realidad social que solicita la
construcción de márgenes conceptuales que acoten y delimiten su significado.

Los marcos interpretativos gozan de especial relevancia social y política: la elección de


un enfoque de naturaleza subjetiva implica inequívocamente la adopción de un discurso
concreto y la consecuente advocación por unas medidas de incisión determinadas.
Escoger un paradigma de observación de un fenómeno dibuja un esquema ideológico
que ejercerá una influencia decisiva sobre el proceso de percepción y de identificación
de causas, de dinámicas relacionales y de condicionantes. La proliferación de distintas
perspectivas sobre una misma parcela temática genera un escaparate variado, transversal
y aparentemente enriquecedor que, a su vez, promueve la lucha por la imposición de
una línea discursiva en el imaginario colectivo de la sociedad y desdibuja la visión de
los individuos sobre la realidad mediante la aparición de distintas lentes de enfoque que
se oponen, se contradicen y que pueden llegar a excluirse mutuamente.

Caminando hacia el ámbito de la política institucional, podemos observar diáfanamente


la influencia que los marcos interpretativos ejercen sobre los actores, las decisiones
tomadas en los círculos de distribución del poder y las políticas públicas que se llevan a
cabo en función de la percepción singular e ideológicamente marcada de los primeros.
Para descender hacia un nivel concreto y de precisión conceptual superior, entraremos
en el espacio de las políticas de género analizando exhaustivamente la relación de estas
con el contexto político, la coyuntura económica y la atmósfera internacional, tres
factores que alteran y guían la definición del modelo presupuestario de los estados y, en
consecuencia, de las partidas destinadas a iniciativas de carácter social. El caso español,
instructivo y extrapolable a otros marcos geográficos, se postula como útil y eficaz para
analizar la acción política desplegada en relación a la problemática de la desigualdad de
género desde la Transición hasta el estallido de la recesión financiera el año 2008.
Siguiendo los cauces naturales de cualquier esquema analítico que pretenda adentrarse
en un objeto de estudio complejo y cambiante como la misma sociedad, los marcos
interpretativos se han visto arrastrados por olas evolutivas dirigidas y gobernadas por un
ambiente político profundamente emparejado con el eje ideológico izquierda-derecha.
Adrià López i López I G1
Ciències Polítiques i de l’Administració

La extinción del régimen dictatorial de Franco y la inmediata apertura del proceso de


Transición democrática construyeron un espacio de oportunidades para la recuperación
y la conquista de derechos fundamentales, civiles y políticos de las mujeres españolas.
La Constitución aprobada en 1978 oficializó y confirió una respuesta legislativa a un
proceso de modernización que había experimentado la sociedad en materia de igualdad
de género a lo largo de las últimas dos décadas del período autoritario, relegando las
políticas sociales diseñadas por el dictador a la más absoluta obsolescencia. El primer
gobierno de UCD, encabezado por Adolfo Suárez, impulsó un paquete de medidas en
esta dirección que supusieron un importante avance a nivel institucional, provocando
una afrenta con los máximos dirigentes de la Iglesia Católica Española. Cabe remarcar
esta primera disputa entre dos enfoques interpretativos distintos: la percepción de la
desigualdad de género como un obstáculo social de primer orden por parte del Gobierno
y una visión conservadora y antagónica representada por la cúpula eclesiástica.

El PSOE de Felipe González sucedió a Suárez en el año 1982 y con él llegaron un


fundamental proceso de adecuación a los estándares europeos en materia de igualdad de
género y el feminismo de Estado, instrumentalizado mediante el Instituto de la Mujer.
La actividad política del Ejecutivo situó la lucha institucional contra la brecha de género
en una posición preferencial, impulsando un sumario de medidas administrativas que
tenían como objetivo subvertir las relaciones de dominio y de subordinación existentes.
Se promulgaron algunas iniciativas de especial notoriedad como la Ley del Aborto, la
cual fue calificada de insuficiente y abiertamente criticada por sus límites restrictivos.
Durante la era socialista, el Gobierno realizó un impulso institucional sin precedentes en
favor de la igualdad de género y tuvo que lidiar con políticas de reestructuración
económicas y altos niveles de desempleo a nivel estatal que frenaron su efectividad.

Durante la década de los noventa, marcada por la aplicación de directrices provenientes


de la Unión Europea, se consolidó la institucionalización de las políticas de igualdad.
Con la irrupción del Partido Popular en la Moncloa se produjo un distanciamiento de la
acción política abanderada anteriormente por el PSOE, plasmando los conservadores
iniciativas de corte ligeramente distinto en relación a la familia y al papel de la mujer.
No obstante, la observación europea garantizó que José María Aznar siguiera aplicando
y materializando las órdenes pronunciadas por voces supranacionales y completando, de
alguna forma, la obra inaugurada y desarrollada por Felipe González. No obstante, la
llegada de Rodríguez Zapatero el año 2004 daría el pistoletazo de salida a un conjunto
de avances sumamente significativos en materia de igualdad y de derechos sociales.

La lucha contra la violencia de género y la igualdad asumieron una ingente relevancia


en el corazón de la agenda política gubernamental y fueron aprobadas las primeras leyes
de carácter estatal en esta dirección, complementando los instrumentos y las unidades
ya habilitadas anteriormente. El Gobierno proyectó grandes progresos legislativos y
jurídicos en materia de igualdad y de políticas públicas de corte social que no atinaron a
fructificar por la eclosión de la crisis económica el año 2008, impacto que frenó la
inversión pública del Estado priorizando la estabilización del mercado económico y el
rescate financiero de las instituciones bancarias inmersas en una situación de fallida.
Adrià López i López I G1
Ciències Polítiques i de l’Administració

Habiendo analizado la evolución experimentada por los marcos interpretativos de la


desigualdad de género en el contexto político español desde la Transición, es necesario
poner énfasis en los actores que construyen discurso alrededor de esta cuestión y que
contribuyen, por lo tanto, en el desarrollo de la atmósfera conceptual e ideológica que
reside en los distintos enfoques. Aproximándonos al ejercicio de la política activa y de
aplicación institucional resulta evidente aseverar que los partidos, sus representantes y
la posición que ocupan en el eje izquierda-derecha a nivel colectivo desarrollan un rol
central y neurálgico en el proceso de creación de opinión sobre los fenómenos de origen
sociopolítico. Los agentes que ostentan una posición de poder y que, por lo tanto,
poseen la capacidad de modificar la conducta de otros, disponen de la capacidad de
imponer una percepción subjetiva sobre una temática concreta y de llenar de veracidad
su diagnóstico causal y resolutivo mediante el discurso o paquete interpretativo.

En relación a la desigualdad de género, las formaciones políticas ubicadas a la izquierda


del espectro ideológico conciben este fenómeno social como una problemática de gran
caudal que exige soluciones efectivas y que requiere destinar partidas presupuestarias de
naturaleza pública para erosionar y liquidar los vínculos de subordinación propiciados
por un sistema patriarcal y estructural firmemente solidificado. Los actores ubicados en
esta vertiente del hemiciclo mental, desde los defensores de tesis socialdemócratas hasta
las expresiones más extremistas, focalizarán su edificio discursivo en la necesidad de
plasmar institucionalmente la pugna contra la desigualdad y la violencia de género
mediante el desarrollo de políticas públicas, la promulgación de leyes y protocolos, la
promoción y la habilitación de unidades de género o el impulso de una legislación
laboral que elimine la brecha salarial y garantice la igualdad de oportunidades.

En cambio, las facciones enmarcadas en el lado opuesto del espectro político caminarán
hacia perspectivas de interpretación equidistantes y negacionistas. Partiendo de una
posición ideológica de corte conservador, los partidos ubicados en la derecha han
tendido a adoptar una actitud escéptica en relación a la desigualdad de género, apelando
a datos superficiales y descontextualizados y prescindiendo, a menudo, de información
determinante en relación a situaciones como la creación de empleo. Congratularse de la
ampliación del mercado laboral sin mencionar que la gran mayoría de vacantes son de
carácter temporal y que, por lo tanto, no facilitan la conciliación de las vidas laboral y
familiar, constituye un ejemplo argumentativo de una postura interpretativa distinta.

Teniendo en cuenta que los partidos políticos, las organizaciones y algunas plataformas
sindicales ocupan un lugar preferencial en las esferas de creación y de moldeamiento de
los marcos interpretativos, cabe remarcar también que los movimientos sociales, posean
un exponente político o no, pueden adentrarse también en la sala de máquinas de las
lentes de observación de los fenómenos sociales. Impulsos como el feminismo, de corte
transversal y actualmente transnacional, incorporan también a su ideario un dispositivo
discursivo concreto que crea tendencia y que puede producir un impacto en el espacio
institucional. Hemos podido observar casos de apropiación del marco referencial de un
movimiento social por parte de agentes políticos para obtener un rédito electoral, ciertos
beneficios relativos a la actividad institucional y el ascenso en la escala del poder.
Adrià López i López I G1
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Después de haber delimitado los contornos conceptuales de los marcos interpretativos,


de haber dilucidado la evolución de estos en la historia política reciente de España y de
haber identificado qué agentes se encargan de crear opinión y de nutrir de argumentos
las diferentes perspectivas ideológicas, resulta oportuno concluir este ensayo plasmando
seis propuestas de actuación política e institucional en relación a la desigualdad de
género, siendo tres de ellas de naturaleza expresamente política.

· Una medida ya adoptada por algunas formaciones y organizaciones políticas y que ha


tenido recorrido en España es la confección de listas electorales cremallera para
concurrir a las distintas convocatorias, ya sean municipales, autonómicas o estatales. Mi
propuesta tiene como objetivo ir un paso más allá con la institucionalización de esta
fórmula de confección de candidaturas, promoviendo su adopción por parte de todos
partidos mediante campañas públicas y la construcción de un discurso homogeneizador
por parte de entes administrativos como el Ministerio de Igualdad o el IM. Podría existir
la posibilidad de llevar este precepto a la vía legislativa con opcionalidad.

· Conciliar la vida laboral y la vida familiar se ha postulado como uno de los retos por
excelencia de las instituciones públicas en relación a los derechos de las mujeres que
transitan por un proceso de maternidad. A mi parecer, los márgenes temporales de los
permisos en vigor actualmente son insuficientes y no responden a las necesidades reales
de las mujeres que han dado a luz. Se erige como absolutamente necesario un aumento
de las partidas presupuestarias destinadas a cubrir económicamente las bajas laborales
por maternidad, desarrollando el permiso actual de 16 semanas y permitiendo que las
mujeres se ausenten durante un año natural como máximo de su puesto de trabajo con
una congelación integral de la nómina. Estas modificaciones tendrían que plasmarse e
institucionalizarse mediante cambios legislativos en el ámbito laboral e impulsando una
reestructuración social de los Presupuestos Generales del Estado. Además, los cambios
tendrían que producirse paralelamente en relación a las bajas por maternidad y por
paternidad, garantizando una repartición igualitaria del cuidado y eliminando de forma
plena la posibilidad de que la mujer asuma una carga individual mayor.

· La paridad se ha erigido como uno de los ejes centrales de las políticas de igualdad
desplegadas en España desde la Transición. Recogiendo el legado de los gobiernos de
izquierdas que han existido desde la restauración de la democracia y teniendo en
consideración el efecto que produjeron en gobiernos conservadores, urge la necesidad
de promover una Ley de Paridad que regule legislativamente la participación igualitaria
de mujeres y de hombres en todos los ámbitos de representación política. Percibiendo la
discriminación positiva como un instrumento útil en algunos supuestos, podría resultar
útil la asunción de este principio para garantizar una cuota femenina en cualquier esfera
de representación política como el mismo Gobierno, teniendo en cuenta que en España
aún no se ha investido ninguna Presidenta mujer hasta la fecha.

· La inclusión en el sistema educativo de asignaturas y contenidos que promuevan


valores como la igualdad efectiva entre hombres y mujeres y, en un sentido general, la
igualdad entre seres humanos sin actos de discriminación por cualquier razón o motivo.
Adrià López i López I G1
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La necesidad de nutrir el proceso de escolarización de valores inherentes a la condición


humana mediante la confección de materias modernizantes con voluntad de adecuación
a la realidad social ha asumido un carácter de urgencia para acabar con manifestaciones
inaceptables como la violencia de género. Es de absoluta obligatoriedad infundir un
paquete de valores y de prácticas reflexivas a los alumnos y las alumnas para formar
ciudadanos ajenos a cualquier tipo de discriminación y que contribuyan a la eliminación
de la desigualdad de género en el ámbito en el que más ha calado: el mental. Erosionar y
liquidar los lazos de dominación y de subordinación del sistema patriarcal es un reto de
primer orden en la lucha por la consecución plena de la igualdad de género efectiva.

· Despenalizar el aborto se postula como otra medida de extrema necesidad para blindar
los derechos fundamentales y civiles de las mujeres y, en consecuencia, para subvertir
una posición de desigualdad flagrante y para proporcionar protección a las mujeres. La
Ley del Aborto en vigor actualmente dibuja un conjunto de restricciones que restan
efectividad a la norma jurídica y que la alejan de cualquier ideal esperable. Garantizar la
decisión última y primordial de las mujeres en relación a su situación de embarazo y la
asunción económica del coste del proceso por parte del Estado para que el derecho al
aborto sea de naturaleza pública se convierte en otra iniciativa de gran urgencia.

· La respuesta de un Estado a una situación de recesión económica supone a menudo un


retroceso en materia de políticas sociales y una amenaza para las medidas proyectadas
anteriormente y no desplegadas en su totalidad. Para evitar que las tesis neoliberales y
partidarias de priorizar la estabilización del mercado financiero a pesar del coste social
que esta vía económica pueda provocar, urge la necesidad de blindar legislativamente
las políticas públicas de corte social y de proteger a los colectivos en riesgo expreso de
cualquier atisbo de discriminación en el caso de que se produzca una crisis cíclica del
sistema capitalista. Institucionalizar al máximo los esquemas de igualdad de género en
todos los ámbitos y materializar mecanismos de contención de posibles recortes en
políticas públicas se erige como una medida de absoluta necesidad para proteger a las
clases populares y, en particular, a las mujeres, de las embestidas del modelo liberal.

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