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Curso: 6to F
Introducción:
Me llamo Marco Antonio Mestas Vidal, nací el 8 de junio del 2005 en La Ciudad de La
Paz, Bolivia.
Infancia y educación:
Etapa Prekinder-Kinder
Durante ese primer año, mi mamá jugó un papel fundamental. Siempre estaba ahí para
preparar mi lonchera y acompañarme en la entrada al colegio. Nuestros abrazos matutinos
antes de partir se convirtieron en un ritual reconfortante. Sus palabras de ánimo me dieron
la confianza que necesitaba para enfrentar el día.
En el aula, conocí a mi primera maestra, la señorita Aleida. Con su paciencia y amor por la
enseñanza, creó un ambiente de aprendizaje en el que todos nos sentíamos seguros y
apoyados. Sus lecciones y actividades hicieron que la educación fuera emocionante. A
medida que el año avanzaba, los compañeros de clase se convirtieron en amigos cercanos
con quienes compartía risas y aventuras en el patio de juegos.
Este primer año de primaria fue un período de descubrimiento, amistad y aprendizaje que
dejó una impresión duradera en mi corazón. Marcaron el comienzo de mi viaje educativo y
me prepararon para los años que vendrían en Don Bosco. Las lecciones de la señorita Aleida,
la unión con mis compañeros y las celebraciones escolares formaron la base de mi amor por
el aprendizaje y la importancia de la comunidad en mi vida.
Durante este año, nos sumergimos en una amplia gama de materias, desde matemáticas
hasta lectura donde nos enseñó leer. La señora Bertha nos inspiró a explorar y descubrir el
mundo del conocimiento de una manera apasionante. Sus lecciones eran interactivas y
desafiantes, lo que nos animó a esforzarnos y a aprender constantemente.
Uno de los momentos más emocionantes de este año fue la celebración del Día de la Madre.
En lugar de una danza tradicional, decidimos abrazar nuestra cultura boliviana y aprender la
hermosa danza de la cueca Cochabambina. Durante semanas, ensayamos con entusiasmo,
practicando los pasos y los movimientos precisos. El día de la presentación frente a nuestras
madres, el auditorio estaba lleno de energía y orgullo. Bailar la cueca con mis amigos y
compañeros fue una experiencia que atesoro, ya que no solo celebramos a nuestras madres,
sino que también celebramos nuestra cultura y tradiciones.
A lo largo del año, continuamos con nuestras actividades escolares regulares, incluyendo
viajes a Mallasa. Estos viajes se convirtieron en una parte esencial de nuestra experiencia
educativa. Mallasa nos brindó la oportunidad de explorar la naturaleza y aprender sobre la
importancia de cuidar el medio ambiente. Pasábamos horas en la naturaleza, aprendiendo
sobre el ecosistema y apreciando la belleza de la flora y fauna locales. Los viajes a Mallasa
fortalecieron nuestros lazos como compañeros y nos conectaron con la naturaleza de una
manera profunda y significativa.
El segundo año de primaria en Don Bosco no solo fue un período de aprendizaje académico,
sino también un año en el que crecimos como individuos y como parte de una comunidad
escolar unida. La señora Bertha desempeñó un papel fundamental en nuestro desarrollo
académico y personal, y su dedicación a la enseñanza dejó una impresión duradera en
nuestros corazones.
Y preservar nuestro entorno natural. Estas experiencias compartidas con mis compañeros
fortalecieron nuestros lazos y nos enseñaron la importancia de trabajar juntos.
El segundo año de primaria en Don Bosco fue una época de crecimiento, amistad y
descubrimiento, y contribuyó a forjar la base de mi amor por el aprendizaje y la comunidad.
Las lecciones de la señora Bertha y las experiencias compartidas con mis compañeros
dejaron una impresión profunda y duradera en mi vida.
El tercer año de primaria trajo consigo nuevas amistades y desafíos académicos. En el aula,
tuve la oportunidad de conocer a compañeros de clase con quienes compartí experiencias
memorables. Juntos, enfrentamos varios momentos inolvidables. La diversidad de
personalidades en el aula enriqueció nuestro entorno de aprendizaje y nos ayudó a crecer
como individuos.
Una de las experiencias más inolvidables de este año fue el Día de la Madre, esta vez no
hubo baile.
Los viajes a Mallasa también continuaron siendo una parte esencial de nuestra experiencia
educativa. Explorar la naturaleza y aprender sobre la importancia de la conservación del
medio ambiente se convirtió en una tradición anual. Los viajes a Mallasa nos permitieron
conectarnos con la naturaleza y apreciar su belleza. Estas experiencias fortalecieron nuestros
lazos como compañeros y nos inculcaron un profundo respeto por el entorno natural.
El tercer año de primaria en Don Bosco fue un año de crecimiento personal y académico. El
profesor Christian y la profesora desempeñaron roles fundamentales en nuestra educación,
brindándonos conocimientos y orientación. Nuevas amistades se formaron en el aula, y
juntos enfrentamos los desafíos académicos que se nos presentaron.
Mi cuarto año de primaria en el Colegio Don Bosco marcó una nueva etapa en mi viaje
educativo. Este año estuvo lleno de desafíos y descubrimientos, y trajo consigo cambios
significativos en nuestra rutina escolar.
El profesor Jorge se convirtió en nuestra guía durante este año. Desde el principio, fue
evidente que era un individuo caballeroso y reservado. Su enfoque en la enseñanza era
diferente al de otros profesores que habíamos tenido en el pasado. Jorge era un educador
comprometido y exigente, y su forma de impartir las lecciones nos animaba a pensar de
manera crítica y a esforzarnos al máximo en nuestras tareas académicas.
Aunque no bailamos la danza del Día de la Madre durante este año, nuestra celebración se
mantuvo especial. En lugar de la danza, realizamos una actividad significativa para honrar a
nuestras madres. A través de cartas y presentaciones, expresamos nuestro amor y gratitud
hacia ellas. Fue un momento emotivo y una oportunidad para reflexionar sobre la
importancia de las figuras maternas en nuestras vidas.
Las amistades que había cultivado en años anteriores se fortalecieron durante este año. Con
mis compañeros, compartí experiencias, risas y desafíos. Juntos, enfrentamos proyectos
escolares y participamos en actividades extracurriculares que enriquecieron nuestras vidas.
A pesar de los retos académicos, el cuarto año de primaria también trajo momentos de
alegría y celebración. Las fiestas de cumpleaños de mis amigos se convirtieron en ocasiones
especiales, y asistir a ellas fortaleció nuestras conexiones. Las actividades escolares, como
excursiones y eventos deportivos, nos brindaron la oportunidad de unirnos como comunidad
escolar y de crear recuerdos duraderos.
Los viajes a Mallasa continuaron siendo una parte esencial de nuestra experiencia educativa.
Cada año, estos viajes nos llevaban a explorar la naturaleza, aprender sobre la ecología y
apreciar la belleza del entorno natural. Los momentos de diversión y camaradería
compartidos en Mallasa fortalecieron nuestros lazos como compañeros de curso.
Este año en Don Bosco dejó una impresión duradera en mi vida, fortaleciendo mi amor por el
aprendizaje, la importancia de la familia y la comunidad en esa época de niñez.
Mi quinto año de primaria en el Colegio Don Bosco se destacó por ser un año de cambios
significativos y momentos memorables. Fue un período en el que enfrentamos desafíos,
forjamos nuevas amistades y experimentamos una continuidad en la enseñanza que nos
resultaba familiar.
Uno de los cambios más notables en el quinto año fue la falta de una danza en la celebración
del Día de la Madre. Aunque esta tradición había sido una parte especial de nuestras
celebraciones en años anteriores, decidimos realizar una celebración diferente en esta
ocasión. Optamos por honrar a nuestras madres de una manera más personal, a través de la
creación de tarjetas, poemas y regalos especiales. Fue una oportunidad para expresar
nuestro amor y gratitud de manera creativa y sincera.
Otro cambio importante que experimentamos durante este año fue la reorganización de los
cursos. La dirección del colegio decidió cambiar a la mitad de los estudiantes a otro curso,
mientras que la otra mitad fue trasladada al curso que anteriormente no compartíamos. Esto
significó que muchos de nosotros nos separamos de nuestros amigos de años anteriores, lo
cual fue un ajuste emocional y social desafiante.
Este cambio nos llevó a explorar nuevas relaciones y a hacer amigos adicionales en nuestro
nuevo entorno. A pesar de la separación de amigos cercanos, esta experiencia nos recordó la
importancia de la adaptabilidad y la capacidad de establecer conexiones con diferentes
personas.
Un regreso emocionante durante este año fue el regreso de la señora Bertha como nuestra
maestra. En una sorprendente coincidencia, la profesora que nos había guiado en el segundo
año también se convirtió en nuestra guía en el quinto. La señora Bertha, con su paciencia y
pasión por la enseñanza, aportó una sensación de familiaridad y comodidad a nuestro nuevo
curso. Sus lecciones, siempre interactivas y desafiantes, continuaron inspirándonos a
explorar el mundo del conocimiento con curiosidad y determinación.
A lo largo del año, las amistades que habíamos formado con compañeros de clase anteriores
se mantuvieron fuertes, y seguimos compartiendo risas, desafíos y aventuras. Sin embargo,
también creamos nuevas amistades en nuestro nuevo curso, lo que enriqueció nuestras vidas
y amplió nuestro círculo social.
Nuestros viajes anuales a Mallasa se convirtieron en una tradición que valorábamos. Explorar
la naturaleza, aprender sobre la ecología y apreciar la belleza del entorno natural se había
convertido en una parte esencial de nuestra educación. Mallasa nos recordó la importancia
de cuidar y preservar el medio ambiente, y estos viajes fomentaron un profundo respeto por
la naturaleza.
El quinto año de primaria en Don Bosco dejó una impresión duradera, enfatizando la
importancia de la creatividad, la adaptabilidad y la comunidad en nuestras vidas. Las
lecciones aprendidas y las amistades forjadas en este año nos prepararon para los desafíos y
las alegrías que vendrían en los años posteriores.
Mi sexto año de primaria en el Colegio Don Bosco se destacó por ser un año de transición y
preparación para la siguiente etapa de mi educación. Este período estuvo marcado por
cambios significativos y momentos que dejaron una impresión duradera en mi vida.
El profesor Pedro se convirtió en nuestro guía durante este año. Su enfoque en la enseñanza
se caracterizaba por ser equilibrado, combinando diversión y desafíos. Pedro era conocido
por su sentido del humor y su habilidad para conectar con los estudiantes de una manera
especial. Sus lecciones eran dinámicas y atractivas, lo que hizo que el aprendizaje fuera un
proceso emocionante.
El sexto año marcó un cambio importante en nuestras tradiciones escolares. Durante los años
anteriores, habíamos celebrado el Día de la Madre con danzas tradicionales. Sin embargo, a
partir de este año, decidimos realizar estas danzas cada dos años, lo que añadió una nueva
dimensión a nuestras celebraciones.
El Tinku se convirtió en la danza que nos tocó aprender y presentar. Esta danza es una
expresión cultural que proviene de la región andina de Bolivia, y su ejecución es vigorosa y
llena de energía. Aprender los movimientos y la coreografía del Tinku fue un desafío
emocionante que nos unió como curso.
Durante este año, continuamos forjando amistades que se habían fortalecido a lo largo de
nuestra educación en Don Bosco. Nuestro curso se había convertido en una comunidad
cercana, y juntos enfrentamos los desafíos académicos y compartimos momentos de alegría.
El profesor Pedro desempeñó un papel fundamental en nuestro crecimiento académico,
brindando orientación y apoyo en cada paso del camino.
Las actividades escolares y los eventos deportivos nos proporcionaron momentos
emocionantes y oportunidades para unirnos como curso. Las competencias y las
celebraciones en la escuela se convirtieron en ocasiones especiales en las que demostramos
nuestro espíritu de equipo y nuestra camaradería.
Nuestros viajes anuales a Mallasa continuaron siendo una parte esencial de nuestra
experiencia educativa. Mallasa nos brindó la oportunidad de conectarnos con la naturaleza y
aprender sobre la importancia de la conservación del medio ambiente. La belleza de la flora y
fauna locales nos inspiró a apreciar y respetar el entorno natural.
El sexto año de primaria en Don Bosco fue un año de transición y preparación para la
siguiente etapa de nuestra educación. El profesor Pedro aportó su sentido del humor y su
enfoque equilibrado a nuestras lecciones, lo que hizo que el aprendizaje fuera atractivo y
emocionante.
La introducción de la danza del Tinku cada dos años agregó una nueva dimensión a nuestras
celebraciones y nos desafió a aprender y ejecutar una danza culturalmente significativa. Este
año también continuamos fortaleciendo nuestras amistades y enfrentando desafíos juntos,
lo que fortaleció nuestro sentido de comunidad.
Las actividades escolares y los eventos deportivos nos brindaron momentos emocionantes y
oportunidades para demostrar nuestro espíritu de equipo. Los viajes a Mallasa nos
recordaron la belleza de la naturaleza y la importancia de cuidar y preservar nuestro entorno
natural.
El sexto año de primaria en Don Bosco dejó una impresión duradera en mi vida. Las lecciones
aprendidas, las amistades forjadas y las experiencias compartidas me prepararon para la
siguiente etapa de mi educación y me recordaron la importancia del equilibrio, la
adaptabilidad y la apreciación de la cultura y la naturaleza en mi vida.
Secundaria
1er año a 2do
Mi primer año de secundaria en el Colegio Don Bosco trajo consigo una serie de novedades y
desafíos. Este año marcó el comienzo de una nueva etapa en mi educación, y también trajo
eventos significativos que dejaron una impresión duradera.
Una de las novedades más notables fue la presencia de un mayor número de profesores. En
secundaria, experimentamos una mayor variedad de maestros, cada uno especializado en su
materia. Esta diversidad de profesores enriqueció nuestra educación y nos expuso a
diferentes enfoques pedagógicos y conocimientos.
Durante este año, ya había formado amistades sólidas con mis compañeros varones, algunos
de los cuales habían sido mis amigos desde la primaria. Nuestra amistad se fortaleció a
medida que enfrentábamos juntos los desafíos de la secundaria, incluyendo una carga
académica más exigente y una mayor independencia en el aprendizaje.
A pesar de las novedades y desafíos, el primer año de secundaria también estuvo marcado
por un evento triste que afectó profundamente a mi familia y a mí. El 17 de noviembre, mi
abuelito Marcos falleció debido a una enfermedad. Esta pérdida inesperada y dolorosa tuvo
un impacto profundo en mi vida y marcó el año en su totalidad.
A pesar de los desafíos emocionales, el primer año de secundaria también estuvo lleno de
oportunidades de aprendizaje y crecimiento. Los nuevos profesores nos brindaron una
educación más especializada, y las amistades con mis compañeros continuaron
fortaleciéndose. A medida que avanzábamos en la secundaria, enfrentaríamos más desafíos
y momentos importantes, pero el primer año dejó una impresión duradera en mi vida,
recordándome la importancia de la familia y la adaptabilidad en medio de las transiciones.
Una de las principales características de este año fue la incorporación de nuevos compañeros
a nuestro curso. La llegada de estudiantes adicionales amplió nuestro círculo social y nos
permitió hacer nuevas amistades. Si bien la dinámica inicialmente se sintió diferente, pronto
nos adaptamos y encontramos afinidades con nuestros nuevos compañeros.
Uno de los momentos más esperados fue el regreso de la danza en honor a la Virgen María
Auxiliadora. Después de un año sin llevar a cabo esta tradición, estábamos emocionados de
retomarla. La danza que presentamos fue la saya afroboliviana, una expresión cultural llena
de energía y significado.
Este año fue una continuación de nuestra educación en secundaria, con nuevos compañeros
que enriquecieron nuestra experiencia y el regreso de una tradición que nos unió como
curso. A pesar de las novedades, encontramos estabilidad en nuestras amistades y
continuamos creciendo como estudiantes.
Mi tercer año de secundaria en el Colegio Don Bosco trajo consigo una serie de cambios
significativos y desafíos inesperados. Uno de los cambios más notables fue la introducción de
las clases en las mañanas, que se denominaban “clases alternas”. Estos meses de clases en
las mañanas representaron un nuevo horario escolar y una adaptación a una rutina
diferente.
Sin embargo, esta rutina fue interrumpida abruptamente en marzo debido al brote de
COVID-19 que se propagaba por todo el mundo. Las clases se suspendieron temporalmente
por razones de seguridad y, como resultado, los estudiantes tuvimos que continuar nuestra
educación desde casa. La transición a las clases virtuales representó un desafío tanto para los
estudiantes como para los maestros, ya que requería una adaptación rápida a nuevas
tecnologías y formas de aprendizaje.