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servicios básicos
El candidato presidencial del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), Abel Martínez, aseguró ayer que el 95% de
las propuestas de campaña hechas por el hoy presidente Luis Abinader han sido incumplidas.
Asimismo, emplazó al jefe de Estado a explicar en la denominada rueda de prensa semanal que efectuará hoy lunes,
por qué ha estado haciendo “un uso grosero de los recursos del Estado en publicidad plagada de mentiras, con
espacios pagados en falsas portadas propagandistas, mientras el pueblo pasa hambre, la delincuencia sigue en
aumento y los servicios básicos como la salud y la educación están en franco deterioro”.
Otro de los temas que, a juicio de Martínez, debería responder el Gobierno, es el uso que se ha dado al presupuesto
del 4% para la educación, “en momentos en que el sistema educativo atraviesa la mayor crisis”.
“Nos gustaría saber por qué en lugar de poner a disposición del estudiantado las más de tres mil aulas que dejó el PLD
en más de un 80% de construcción, se han enfrascado en retraer el sistema educativo con la adquisición no muy clara,
de furgones para impartir docencia; que explique el por qué los textos escolares están llenos de faltas ortográficas y
con marcada deficiencia en los contenidos”, manifestó. El dirigente político también anima al mandatario a explicar el
por qué la tarifa eléctrica está cada vez más cara, cuando las tandas de apagones no dan tregua.
Al participar en Monte Plata y Sánchez Ramírez, en la proclamación de los candidatos a alcaldes de esas
demarcaciones, Abel Martínez agregó que, “sería bueno también que, dentro de su tren reeleccionista, el presidente
explique las razones por las que ha estado comprando dirigentes de la oposición, disponiendo de los recursos del
Estado”.
Puede leer: Abel Martínez: “Gobierno busca distraer la atención de los problemas del país”
“La canasta básica para los más pobres, el quintil 1, está en RD$26,215, la
clase media, el quintil 3, en RD$40,838.23, siendo el promedio nacional de
RD$44,356. Dicho de otra manera, una familia que tenía un ingreso de
RD$10,000 pesos en septiembre de 2019, en septiembre de 2023 ese ingreso
equivale a RD$7,600, con una disminución de RD$2,400”, dijo.
Haití y República Dominicana: cómo se dividió en dos países la isla más poblada de
América
El sistema electrónico solo se implementó en 18 de los 158 municipios del país, entre ellos la
capital, Santo Domingo. Sin embargo esos municipios albergan a más del 60% del electorado.
La suspensión es inédita en un país que ha gozado de estabilidad en las últimas décadas y que,
al margen de eventuales denuncias de fraude, celebra elecciones regularmente desde 1966.
Los comicios municipales fueron reprogramados para el 15 de marzo y lo sucedido ha
multiplicado los cuestionamientos de cara a las elecciones presidenciales programadas para el
17 de mayo.
Sin embargo, este anuncio no solo es un intento desesperado de perpetuarse en el poder, sino que también es un
insulto a la inteligencia de los dominicanos que han sido testigos de las promesas incumplidas y las políticas que han
afectado negativamente a amplios sectores de la sociedad.
En el mismo día en que cientos de organizaciones sociales, laborales y ambientales salieron a las calles para exigir el
cumplimiento de las promesas electorales, Abinader optó por desviar la atención con un video lleno de autoelogios y
afirmaciones cuestionables.
Esta acción refleja la desconexión entre el gobierno y las demandas legítimas del pueblo dominicano, evidenciando
que la prioridad del presidente es mantenerse en el poder a toda costa, incluso a expensas de ignorar las voces de
aquellos a quienes prometió representar.
En el video, Abinader insinúa de haber aliviado el sufrimiento de los más desposeídos, una insinuación que contrasta
de manera dramática con la realidad que viven cientos de miles de dominicanos. Mientras el presidente intenta
convencer a la población de su «honestidad», el país sigue enfrentando desafíos significativos en términos de pobreza,
desigualdad social, acceso a servicios básicos y derechos fundamentales.
Las escasas reacciones de agrado ante el anuncio de reelección por parte del sector oligárquico dominicano y de las
corporaciones extranjeras no deben sorprendernos, como tampoco debe sorprendernos, la agigantada cobertura que
ofreció la prensa que abandonando su rol, se ha convertido en vocero de quienes controlan el poder. Estos actores
han sido beneficiados por políticas que favorecen a las élites económicas mientras dejan atrás a los más vulnerables.
El repudio al anuncio de reelección de Luis Abinader refleja la creciente indignación y frustración de un pueblo que
exige un cambio real y concreto en las políticas gubernamentales. Las protestas y manifestaciones que se llevaron a
cabo en el mismo día del anuncio son una clara muestra de que la población dominicana ya no está dispuesta a
aceptar más promesas vacías y engaños por parte de sus líderes.
Resulta irónico que Abinader utilice términos como «orden», «progreso» y «honestidad» para describir su gestión,
cuando la realidad ha demostrado lo contrario. Las políticas implementadas por su gobierno han contribuido a la
profundización de la desigualdad, la erosión de los derechos laborales y la falta de acceso a servicios básicos para
amplios sectores de la sociedad. Ha aludido los héroes de la Restauración mientras pone en riesgo nuestra soberanía
hídrica, alimenticia, energética y cultural, ignorando la constitución de la república.
Ante esta realidad, es imperativo que los dominicanos, no sólo repudiemos el anuncio de reelección de Abinader, sino
que también reafirmemos nuestra determinación de exigir un cambio significativo y revolucionario en la dirección del
país. Las demandas del pueblo son claras y contundentes, y es responsabilidad de todos alzar la voz y luchar por un
futuro en el que prevalezcan la justicia social, la equidad y el respeto a los derechos de todos los ciudadanos.
La reelección no es la solución a los problemas que enfrenta la República Dominicana, sino más bien una estrategia
que busca mantener el statu quo y perpetuar una agenda que no beneficia a la mayoría.
Es hora de poner fin a la Era de las promesas incumplidas y los discursos vacíos. El pueblo dominicano merece un
liderazgo que esté a la altura de sus necesidades y expectativas. Las demandas del pueblo son legítimas y deben ser
atendidas de manera prioritaria por aquellos que ostentan el poder.
La lista de demandas del pueblo dominicano es extensa y variada, reflejando las preocupaciones y aspiraciones de
diferentes sectores de la sociedad. Algunas de estas demandas incluyen:
1. Combate efectivo contra la corrupción: El pueblo una acción contundente contra la corrupción
en todas sus formas. Es hora de que los funcionarios públicos rindan cuentas por sus acciones y
que los recursos del país sean utilizados de manera transparente y eficiente en beneficio de la
población.
2. Garantía de acceso a servicios básicos: Los dominicanos demandan el acceso universal a
servicios esenciales como educación de calidad, atención médica, agua potable y electricidad. Es
inaceptable permitir que estos servicios sean un privilegio reservado para unos pocos, mientras la
mayoría sufre las consecuencias de la falta de inversión y atención.
3. Protección del medio ambiente y recursos naturales: Es imperativo que se tomen medidas
concretas para preservar y proteger nuestro entorno natural. La explotación irresponsable de
recursos y la degradación ambiental deben detenerse, y se deben implementar políticas que
promuevan un desarrollo sostenible y respetuoso con la naturaleza.
4. Empleo digno y derechos laborales: La población demanda la creación de empleos dignos y
bien remunerados, así como la protección de los derechos laborales de todos los trabajadores. No
podemos permitir que se siga precarizando el trabajo y vulnerando los derechos fundamentales de
quienes contribuyen al desarrollo del país.
5. Lucha contra la pobreza y la desigualdad: El pueblo demanda políticas efectivas para reducir la
brecha entre ricos y pobres. Es inaceptable que una minoría acumule riqueza mientras la mayoría
lucha por sobrevivir. Abogamos por programas de apoyo social y económico que beneficien a los
más vulnerables.
6. Educación de calidad: La ciudadanía exige una educación de calidad que prepare a las nuevas
generaciones para enfrentar los desafíos del mundo moderno. La inversión en infraestructura
educativa, formación docente y recursos pedagógicos debe ser una prioridad.
7. Acceso a la vivienda y servicios básicos: Las organizaciones sociales demandan soluciones
concretas para el déficit habitacional y el acceso a servicios básicos como agua, electricidad y
saneamiento. Todos los ciudadanos tienen el derecho a vivir en condiciones dignas y saludables.
8. Respeto a los derechos de las mujeres y equidad de género: El pueblo exige el respeto y la
promoción de los derechos de las mujeres, así como medidas efectivas para prevenir y erradicar la
violencia de género. Abogamos por políticas que promuevan la igualdad de oportunidades y la
participación activa de las mujeres en todos los ámbitos de la sociedad.
9. Participación ciudadana y transparencia: Los dominicanos exigen una mayor participación
ciudadana en la toma de decisiones y en la formulación de políticas públicas. La transparencia y la
rendición de cuentas deben ser principios fundamentales en la gestión gubernamental.
10. Respeto a los derechos humanos y justicia: La población demanda el respeto irrestricto de los
derechos humanos de todos los ciudadanos, así como un sistema de justicia imparcial y eficiente.
No podemos permitir la impunidad ni la violación de los derechos fundamentales de ninguna
persona.
La reelección no puede ser un camino para perpetuar una gestión que ha dejado insatisfechas las aspiraciones de la
población. El anuncio de reelección de Luis Abinader es un recordatorio de la necesidad de un cambio real en la
dirección del país.
Es hora de que los ciudadanos dominicanos se unan en la defensa de sus derechos y exijan un liderazgo
comprometido con el bienestar de todos. La lucha por un futuro más justo y equitativo es responsabilidad de cada uno
de nosotros, y juntos podemos construir una República Dominicana en la que las promesas se conviertan en realidades
tangibles para todos.