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LOS 13 PUNTOS DE JUAN NEGRÍN

El texto presente se corresponde con un discurso redactado por el entonces líder del
gobierno, Juan Negrín, perteneciente a los últimos años de la guerra civil española
(1936-1939). Se trata pues de un texto histórico, concretamente histórico-circunstancial de
ídole política. Va dirigido a las fuerzas republicanas del momento, diezmadas con el
transcurso de la guerra, donde del mismo modo se reafirma una política “antirendición” y el
deseo de continuar una batalla con un final fatídico para los republicanos, en busca de
ideales perdidos.

La fecha es clave, pues es momento de concentración de numerosos hechos políticos y


sociales que pondrán de manifiesto el fin próximo de la república frente a los invasores,
“nacionales”. Comenzando desde el principio y como síntesis, podríamos alegar que ante la
inminente batalla, la república contaba con dos grandes enemigos: los sublevados y sus
propias fuerzas. Muchos comunistas contemplaron la situación como una oportunidad para
establecer sus regímenes marxistas (anarquistas, POUM y sectores radicales del PCE). Las
fuerzas republicanas se enfrentaron en Barcelona, dando como resultado la movilización del
ejército y por tanto, la desventaja en la defensa de la República frente a los nacionales. La
Iglesia fue víctima de una intensa persecución. Se llevó a cabo la criba de derechistas en
Paracuellos para acabar con “la tercera columna” (1936).

Ante todo este cúmulo de desatinos, Largo Caballero, líder del gobierno en esos años,
dimite. Azaña elige entonces a Negrín (apoyado por los comunistas). Se sucede el
asesinato y encarcelamiento de miembros del POUM. Negrín tendrá que enfrentarse al
caos sembrado entre los propios republicanos y el avance inminente de las tropas de
Franco que van dividiendo los territorios (divide y vencerás).

Los hechos consumados reconocían ya la victoria nacional, y ante la petición de muchos de


los republicanos de una negociación en pos de la paz, Negrín se obcecaba en la necesidad
de seguir luchando, anclado a un atisbo de esperanza o tal vez locura, como bien aparece
plasmado en el duodécimo punto de este escrito. No tardará Negrín en perder el control
como consecuencia del golpe de estado del general Casado en Madrid quien se rendirá
ante los intentos infructuosos de negociar una paz con Franco. Se sucederán ciertas
batallas, como la Batalla del Ebro (el Verdún español), ante la necesidad de unificar a los
territorios republicanos. A pesar de la victoria republicana, Franco no tardará en recuperar el
control sobre esa región. En los dos primeros puntos aparece el deseo de Negrín por
recuperar el dominio sobre todos los territorios españoles, unidos bajo un gobierno
republicano, expulsando a los “extranjeros”, con los que designa a los sublevados, muchos
de ellos venidos de África. Asegura la preservación de la democracia, la soberanía nacional
y el sufragio como pilares del sistema (artículos 3 y 4). Asimismo, frente al sistema
centralista que ofrece Franco, con supresión de libertades regionales, Negrín garantiza la
conservación de las mismas. Reconoce amplios derechos a los ciudadanos, entre ellos la
libertad de propiedad privada (frente a los intentos de colectivización sufridos en ciertas
zonas españolas por acción de los comunistas)(artículos 6 y 7). Los artículos ocho y nueve
son un tanto controvertidos, pues en la situación caótica que se vive entonces en España,
pretender llevar a cabo reformas agrarias es un tanto idealista, si bien parece que estos
puntos corresponden a un discurso escrito para una campaña electoral con lo que se
pretende ganar votos.
La ceguera de Negrín se amplía más aún, asegurando una amnistía que ni siquiera ellos
podrían después conseguir de manos de los nacionales.
La derrota republicana era inminente, las catástrofes sucesivas daban por sentado este
hecho, no obstante Negrín pretende seguir luchando, lo que muchos observan como un
sacrificio innecesario y un derramamiento de sangre sin sentido. Ante este escenario, el
general Casado pone fin a esta política a favor de la batalla (5 de marzo de 1939) y entrega
las armas. Las fuerzas internacionales reconocían ya el gobierno de Franco. Negrín se
exilia, Azaña dimite y “El Generalísimo” entra triunfal en Madrid. Una vez Madrid es tomada,
el resto de los territorios van rindiéndose gradualmente y Franco se hace con el control total
de España, comenzando así un periodo de dictadura personal que se extiende desde el
final de la guerra hasta su muerte.

En resumidas cuentas, a través de este discurso, Negrín muestra su intención de continuar


con la guerra (punto doce). Cada uno de estos puntos no es más que un ideal perdido
donde
reafirma aquellas bases donde se sustentaba el decaído sistema. La batalla está perdida y
el periodo de la 2ª República Española llega a su fin.

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