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cnnceptos y problemas

problemas capitales de la ética. Sólo que: por así cledr1 en ellos no nos
dedicamos a inspeccionar el interior del edificio del ethos i sino que nos
asomamos por sus ventanas y balcones, y echamos miradas al exte­
Tior de1 edificio; tratamos de ver asimismo cuán grande es y dónde es­
tán los limites con los edificios vednos,
Las tres dicotom ías señaladas son muy ímportantes 1 pero de nin­
gún modo puede considerárselas las ünicas. Junto a el las están 1 por
ejemplo, las dicotomías correspondientes a las estructuras con{Zicti­
uas del ethos. El sentido de la vida moral se halla indisolublemente
vinculado a confl ictos 1 que se manifiestan siempre de maneras concre­
tas 1 pero que la ética puede contribuir a aclarar -e indirectamente, a
resolver o evitar�- mediante la tematización de dicotomías representa�
das, por ejemplo1 por la contraposición entre lo universal y lo particuM
lar, o entre la permanencia y el cambio . Podemos Hamar "sincrónica"
a la primera de estas dicotomías y "diacrónica" a la Regunda, Se trata,
corno se verá en el capítulo VI, d.e dos estructuras conflictivas básicas ,
comorensib1es desde una teoría de la bidimensionalidad de la razón .
Hav- asimismo en el ethos una tensión constante entre las i1!cumben­
cia; de lo racional y lo emocional, es decir, una cabal d icotomía entre
logos y pathos que, análogamente, da lugar a múltiples conflictos con­
cretos. Todo ello contribuye a la característica e insoslayable compleji­
dad de los fenómenos morales,

Hemos pasado revista, escuetamente 1 a algunas de las dicotomías ca­


racterísticas del ethos . Con ello hemos ya entrado al edificio; hemos
comenzado, de algún modo 1 por ahora muy precario, la ''tematiza­
ción" . No hemos aún "teorizadd1 ; pero l a mostración de dicotomías, la
explicitación de ell as, ha sido un paso de ''problemati zación" . Estamos
tratando el ethos en sus aspectos más generales . Sin embargo ) ya so­
mos también conscientes de que el e.thos siempre se especifica y se in­
dividualiza, La ''facticidad normativa'' es siempre una concreción 1 que
puede ser identificada , distinguida de otras concreciones posibles o
reales. Pero justamente esa identificación requiere que se la "ubique"
dentro del ethos en general. Como hay una pluralidad de ethos y tam­
bién pluralidad de criterios para clasificarlos, siempre se puede agre­
gar a "ethosn un adjetivo particular (el ethos "griego", el ethos "cristia­
no", ei ethos "formalista'\ etcJ, Pet·o tendremos acceso a ellos en la
medida en que los reconozcamos como casos o ejemplos de algo gene�
raL Y como la tematización es reflexiva; se hace imprescindible tomar
conciencia de los distintos niveles en que puede tener lugar esa re­
flexión,

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