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FILOSOFIA TERCER TRIMESTRE

KANT
DIOS
Kant pensaba que la metafísica nace de un impulso natural del espíritu humano. Esta disposición arranca de la facultad de
razonar (razón) que Kant distingue de la facultad de juzgar (entendimiento). La razón produce las ideas trascendentales,
que para Kant son: alma, mundo, y Dios. Según Kant, no podemos tener un concepto válido de estas ideas, sin sólo un
concepto problemático dado que cada una de ellas nos lleva a contradicciones lógicas en torno a Dios.
Debido a que Kant demuestra que la idea de Dios como perteneciente a la metafísica, debemos considerarla como un
límite del conocimiento, y por lo tanto no accesible para la ciencia e incluso no comprensible para la razón totalmente,
dicha idea de Dios debe ser justificada en otro ámbito: en el de los principios presupuestos que dictan las normas del
comportamiento humano, los postulados de la razón práctica.
Kant los denomina postulados porque no son demostrables, deben ser supuestos como condiciones necesarias de la
moralidad. Además, la razón nos ordena aspirar a la concordancia perfecta entre nuestra voluntad y la ley moral, y esta
perfección es inalcanzable en una existencia limitada, implicando la necesidad de la inmortalidad. Por último, la ley moral
tiene como objeto necesario la realización del sumo bien que es la unión de virtud y felicidad. Sin embargo, la vida virtuosa
no tiene garantizada en este mundo la felicidad. Debe existir un Ser Supremo (Dios) que garantice la vinculación de virtud y
felicidad.
La libertad, guiada por la coincidencia entre el deber ser y la perfección que representa Dios, apunta a conseguir el mayor
bien posible en el mundo, pero no nos dice en qué consiste. Esa tarea corresponde a la religión.
• La religión nos habla de una voluntad moralmente perfecta, sana y todopoderosa. Los deberes impuestos por la voluntad
libre deben ser entendidos como mandatos de esa supuesta voluntad, de la que podemos esperar el bien supremo y la
felicidad, lo que nos lleva a rechazar toda religión positiva.
• La religión queda así racionalizada: la religión no va más allá de la razón. Kant se queda en un concepto de religión
natural o moral, en coherencia con los ideales seculares de la ilustración. Se trata de una «religión dentro de los límites de
la mera razón». No niega la validez de una religión revelada; pero esta permanece como algo que rebasa los límites de la
razón, que prácticamente dan noticia atemática de lo que hay tras ellos.

ÉTICA
Su concepción moral fue muy importante para la historia de la filosofía, este consideraba la ética de manera formal (a
diferencia de las demás que eran éticas materiales). Una ética material es la que nos dice qué hacer, una ética formal nos
dirá que hagamos cualquier cosa siempre que sea de una manera determinada. Kant rechazó las éticas materiales por una
serie de deficiencias que precisó claramente:
1ª. Las éticas materiales son empíricas, a posteriori. Cualquier norma de cualquier ética material podrá ser explicada y
justificada como generalización a partir de la experiencia. La única objeción de Kant contra la fundamentación de las
normas en la experiencia es que no sirve para construir una ética universal.
2ª. Las normas o imperativos de las éticas materiales son hipotéticos o condicionales: no tienen un valor absoluto, sino
condicional, estando posible la elección de seguir estas normas, sin poder crear una ética universal.
3ª. Las éticas materiales son heterónomas. Si la «autonomía» consiste en la capacidad de un individuo para darse normas y
leyes a sí mismo, la «heteronomía» consiste en aceptar leyes o normas impuestas desde el exterior e irreflexivamente a
Nuestra razón. Las éticas materiales son heterónomas porque en ellas la voluntad del hombre es impulsada a actuar por
deseos o inclinaciones.
Frente a estos problemas de las éticas materiales Kant propone una ética formal a priori, autónoma y con imperativos
categóricos.
1) La ética formal a priori.
Kant señala que todos los seres humanos por serlo tenemos la misma capacidad de valorar el bien y el mal. En esto hay un
acuerdo innato. La ética formal tratará de descubrir todos aquellos planteamientos innatos que hay en el ser humano.
2) La ética formal autónoma.
• Según Kant, los humanos sólo actuamos moralmente cuando lo hacemos por deber. Esto significa que actuar
moralmente supone someternos a una ley, no por la utilidad o satisfacción que su cumplimiento pueda proporcionarnos,
sino por el respeto que toda ley merece, porque ese es nuestro deber.
• Kant diferencia entre acciones contrarias al deber, acciones conformes al deber y acciones por deber. Solamente estas
últimas poseen valor moral. Lo anteriormente explicado pertenece a la razón teórica y se halla en la obra más importante
de Kant, " Crítica de la razón pura". A continuación, nos referiremos a la "Crítica de la razón práctica" posiblemente la
segunda obra en importancia de este autor y que trata de la razón en relación con la ética.
3) La ética formal: El imperativo categórico
• Las exigencias de obrar moralmente derivadas de una ética formal son categóricas. Una formulación de este imperativo
categórico: «obra solo según una máxima tal que puedas querer mientras se convierta en ley universal». Este imperativo
no establece normas concretas, sino esquemas que deben tener cualquiera de las normas con las que nos orientamos en
nuestra conducta concreta. Otra formulación: «Obra de tal modo que uses la humanidad, tanto en tu persona como en la
persona de cualquier otro, siempre como un fin al mismo tiempo y nunca meramente como un medio» En las dos
formulaciones destaca la exigencia de universalidad.
Libertad, inmortalidad y existencia de Dios
• En la Crítica de la razón pura Kant había mostrado la imposibilidad de la MF como ciencia, y por tanto muestra
incapacidad para obtener conocimiento objetivo acerca del mundo, del alma y de Dios. Pero la inmortalidad del alma y la
existencia de Dios constituyen interrogantes que siempre han interesado al ser humano y que no puede dejar de
plantearse. Nunca se negó la inmortalidad del alma o la existencia de Dios: sólo se limitó a señalar que alma y Dios no son
asequibles al conocimiento científico, pues no son objetos de la experiencia a los que podamos aplicar nuestras categorías.
Pero lo original de su aproximación estriba en plantearse el tema de Dios y del alma no en la razón teórica, sino en la razón
práctica.
• Libertad, inmortalidad del alma y existencia de Dios son, para Kant, postulados de la razón práctica. «Postulado» significa
aquí algo que no es demostrable, pero que necesariamente hemos de suponerlo como condición que hace posible la moral
misma. Obrar moralmente, conforme al deber, sólo es posible si existe libertad para vencer las inclinaciones, deseos y
condicionamientos.
• La inmortalidad del alma se comprende mejor si tenemos en cuenta que la razón nos ordena alcanzar la virtud, la mayor
honradez posible. Pero la cima de la honradez jamás puede alcanzarse en una existencia tan limitada como la nuestra. Su
alcance exige una duración ilimitada, en un proceso indefinido de ajuste: la inmortalidad.
• Respecto a la existencia de Dios, Kant la justifica destacando la enorme diferencia que existe entre ser y deber-ser, exige
la existencia de Dios como realidad en la cual ser y deber-ser se identifican, y en quien se da una perfecta unión entre
virtud y felicidad, actúa conforme al deber. Pero no por eso actúa moralmente: puede hacerlo únicamente para ganar
votos, que es lo que le interesa.
La autonomía consiste en decidir llevar a cabo nuestras acciones para cumplir con un deber con el que estamos de acuerdo
cumplir después de una reflexión de la razón que impulsa la voluntad de nuestra decisión. Solo la razón en este caso nos
impulsa a actuar.

NIETSZCHE
ÉTICA
La crítica más profunda de Nietzsche a la cultura occidental es la crítica a los valores morales. El principal error de la moral
tradicional es su “antinaturalidad”, o sea, el ir contra la naturaleza. La filosofía de Nietzsche es una filosofía vitalista. La
base de la filosofía de moral contra - natura es el platonismo: el mundo de las ideas sirve de “más allá” religioso para los
cristianos, de tal manera que acaba convirtiéndose en la metafísica cristiana.
Al afirmar que existe un orden moral del mundo que dirige la historia de los hombres, lo que se ha hecho ha sido afirmar
que alguien desde fuera del mundo, fuera de la vida, dirige a los hombres (Dios). Y entonces han prevalecido los valores de
los débiles: la compasión, la misericordia, el sacrificio..., en los que se ve la prevalencia de los instintos de decadencia
sobre los de superación. Nietzsche critica a la moral occidental porque mata la vida, la vida es lo único real, la moral es
ficción, falsedad….
En su obra “El nacimiento de la tragedia”, Nietzsche contrapone a los dioses Dionisio y Apolo:
Dionisio: Dios de la vida, de la embriaguez; es el símbolo de la alegría desbordante de vivir, del desorden y del caos.
Apolo: dios de las formas extremas, de la apariencia llena de belleza. Es el símbolo de lo ordenado, coherente, racional,
medible, y proporcionado.
La nueva moral que Nietzsche propone está basada en Dionisio, en este deseo apasionado de vivir, está apoyada en la
exaltación por la vida sin traba alguna. La vida tiene valor por sí misma, y no hay que buscar otra explicación. No hay que
imponer ninguna norma a la vida, sino gozar de ella.
La nueva moral se traduce en la exaltación de las fuerzas primarias de la vida: hay que valorar la moral de los señores
frente a la moral de los esclavos. Frente a la resignación, a la humildad..., la fuerza, el poder, la pasión, el placer. Esto es lo
que piden los instintos, y estos instintos se debe basar la moral.
Por lo tanto, Nietzsche distingue dos tipos de moral:
Moral de los señores: Es una moral caballeresca, propia de los espíritus elevados, la que ama la vida, el poder, la grandeza,
propia del superhombre, la del que quiere la muerte de Dios, emanada de la idea de lo que representa Dioniso.
Moral de los esclavos: Es la inversión de los valores: el dolor, la pequeñez, la humildad, la amabilidad, la compasión...El
esclavo no crea estos valores, sino que los encuentra en sí mismo, por eso es una moral pasiva. Esta moral proviene de lo
que significa el dios Apolo, orden, conocimiento y por lo tanto sometimiento a algo superior, a la verdad.
Nietzsche examina la historia de la cultura occidental y constata un creciente ascenso de los valores de los débiles frente a
los fuertes. Los débiles han tenido fuerza para imponer su criterio a los fuertes. Esta moral de esclavos culmina en los
movimientos sociales de liberación.
Para superar esta decadencia de los valores cristianos, el occidente va a proponer el supuesto de que aparezca
superhombre, libre de toda servidumbre religiosa, de todo dogmatismo católico.
Crítica a la religión cristiana:
Toda religión nace del miedo, de las angustias y de las necesidades de la impotencia que siente el hombre en sí mismo. Por
lo tanto, ninguna religión ha contenido jamás ninguna verdad. El cristianismo se ha inventado valores de vida, y se ha
inventado un mundo ideal. Solo fomenta los valores mezquinos como la obediencia, el sacrificio, la humildad, que son
sentimientos propios del rebaño. Es el enemigo moral del superhombre. Se extravían los instintos y se inventa otro mundo
que desprecia este. Habla del pecado, que es un atentado contra la vida. Con el concepto de pecado aniquila las formas y
valores más nobles de la vida y pervierte la vida en su raíz.
Detrás de la moral cristiana se esconde aquél que la ha estado dirigiendo siempre: Dios. La frase de Nietzsche “Dios ha
muerto” nos señala que ya no podemos seguir dejándonos guiar por un ser que nos da la vida, nos prohíbe disfrutarla,
para después quitárnosla. Ya no podemos creer en este Dios que es de otro mundo. Hay que matar a Dios.

DIOS
La “Muerte de Dios” es la idea reguladora de todo el proceso de limpieza y destrucción de la cultura occidental.
Representa el afán que tenía éste por destruir todo lo creado por la cultura occidental desde que se abandonó el ámbito
de la sabiduría trágica por el de la científica, con lo que supone la destrucción total de todo conocimiento filosófico por
haber sido orientado mal desde un principio.
La idea de Dios representa la concreción máxima de los valores de la cultura judeo- cristiana. La demostración de la
vaciedad de tal concepto, del engaño al que nos somete y de la infravaloración de lo humano que nos impulsa, nos obliga a
enterrarlo.
Pero tras su muerte hay que tener cuidado de no sustituirlo por otros elementos que desempeñen las mismas funciones,
como ha sido el caso de la Ilustración con la Razón, el Positivismo con la Ciencia y el Liberalismo con el Estado. Si Dios ha
muerto, la moral occidental no tiene ningún sentido: hay que transmutar todos los valores sostenidos por el
resentimiento de la moral de los esclavos, por los valores de la vitalidad y la fuerza de la moral de los nobles o señores.
Desterrado el concepto de verdad, sustentado en la existencia de Dios, la voluntad es aquello que comprende y empuja el
auge de la vida: acepta la voluntad de poder y su repetición. El sentido de la vida ya no es conocer una verdad muerta con
Dios, sino reconocer que la vida por sí misma es su sentido, la fuerza del deseo de la voluntad hace que lo que ella quiere
se torne en realidad. La voluntad es un sentimiento vital que en vez de crear verdades crea algo de más valor:
realidades.
La conclusión de la muerte de Dios es el nihilismo.
El nihilismo no se puede entender como una teoría filosófica, sino como un movimiento histórico y como un proceso
psicológico.
Como movimiento histórico representa toda la evolución cultural de occidente, sustentada en la metafísica platónica y la
moral cristiana que despreció la ingenuidad del devenir y el valor telúrico de la vida.
Como proceso psicológico es el estado de desasosiego y desorientación en el que el individuo cae al darse cuenta de la
ficción en la que cree. Es el punto último en el que desemboca, tras los estados de conmoción y desesperación.
EL HOMBRE
En su antropología, el hombre se cree como un ser mediocre, gregario, miserable, incapaz de grandes valores, que se niega
a evolucionar, a abandonar los errores de la cultura occidental, sin saber que se vence a sí mismo por superación.
La transformación del hombre en superhombre pasa por tres metamorfosis:
Camello: el espíritu del hombre es un animal de carga, que obedece a su amo sin quejarse. Este le manda y el obedece.
León: el hombre- camello cansado por el peso de la carga, se revela contra su amo y lo derriba se convierte en el hombre
león crítico y dueño de sí mismo e impone su voluntad.
Niño: A medida que se quita las cargas, se hace el creador sus propios valores; se convierte en el hombre-niño que
busca la afirmación de sí mismo. El niño es el símbolo de la propuesta definitiva de transformación en el superhombre.
Características del superhombre:
Ansia de vivir: El superhombre se preocupa, sobre todo de la vida sin traba alguna. Valora la vida corporal, la salud, el
placer, las pasiones… Ama la fuerza física, el poder, la rebeldía, del fuerte y del poderoso.
Superación: No está sometido a ningún precepto moral, porque se sitúa por encima del bien y del mal. Su conciencia es la
conciencia de la naturaleza: lo que favorece la naturaleza es bueno y lo que la perjudica es malo.
Superior: Es un ser superior que dice sí a las jerarquías entre los hombres: la igualdad sólo lleva a la moral de rebaño, de
esclavos. El superhombre debe practicar la moral de los señores que dominan por la fuerza y por la violencia.
Valores: Ha cambiado los valores y la misma forma de valorar y de vivir. Se ríe de los valores tradicionales.
Tierra: Es fiel al terreno, a lo que pisa, olvidando las elucubraciones espirituales. Es el más acá lo que le preocupa hasta que
lo vive con toda intensidad.
Poder: el superhombre vive la voluntad de poder, que es la consecuencia de las ansias de vivir. Se debe dejar llevar por el
deseo de dominar, de ser señor y no esclavo.
Retorno: Es el ser que vive el eterno retorno. Querer el futuro es volver a querer el pasado; todo ha existido ya.
Voluntad de poder significa voluntad de dominio, fuerza, impulso vital, emoción, pasión y la ley del más fuerte...Es la
exaltación de la fuerza y de la agresividad. El superhombre es el que debe fundar una sociedad de nobles y tiranos
dominadores.
La VOLUNTAD DE PODER es la fuerza que se aloja en el interior de un ser humano para conseguir que lo que el deseo
anhela se convierta en realidad. El que quiere suficientemente, puede.
Esta VOLUNTAD DE PODER no ha sido reconocida como tal por el hombre hasta que no ha llegado el final del NIHILISMO.
En ella ha habido tres momentos:
-VOLUNTAD DE VERDAD: El hombre necesitaba la Verdad y a Dios, y su voluntad los ha creado, aunque solo eran una
invención olvidada. Pura nada.
-VOLUNTAD DE NADA: El hombre se hace consciente del engaño al que él mismo se había sometido. Todo aquello en lo
que creía, él se lo había creado.
-VOLUNTAD DE VOLUNTAD: Después del descubrimiento de que lo creído solo era algo creado, el hombre asume esa
capacidad creadora que tiene la voluntad y entonces a lo único que quiere es a su propia voluntad.
El eterno retorno es un sí a la vida tan fuerte que no solamente afirma los valores de esta tierra, sino su deseo de que se
repita eternamente. Parece ser que el eterno ciclo del morir y el volver a existir se repite eternamente para todos, esta
vida hay que vivirla infinitas veces con cada dolor y cada alegría... El eterno retorno es la repetición de los mismos
acontecimientos en los mismos individuos.
Lo que se repite es la voluntad, el deseo, la vida es sentir deseos que retornan eternamente. Pretender aplacar los deseos
satisfaciéndolos significa ser un ignorante porque el deseo, la voluntad, retornan eternamente.
CONOCIMIENTO
CRÍTICA DE LA METAFÍSICA
Nietzsche tiene una visión muy particular sobre cómo se ha creado una teoría del conocimiento, así como sobre si el
conocimiento es posible o no, y de serlo cómo tendríamos que valorarlo.
Si echamos un vistazo a la razón por la que el hombre se deja atrapar por las redes del conocimiento, nos encontramos
que fue por pura necesidad. El hombre tiene miedo hacia todo lo desconocido, la Naturaleza se le presenta como algo
hostil que ha de dominar. El valor del conocimiento es entonces como el de una plegaria a Dios. Basta que lo desconocido
se divinice, se le asocie a un dios, para que el ser humano se sienta más seguro. El hombre cuando cree encontrar la
verdad es cuando encuentra el sosiego divino.
Sin embargo, el hombre sabe que lo que considera verdad era algo que necesitaba encontrar a cualquier precio, aunque
no estuviera por ninguna parte: El hombre se inventa la verdad.
Pero esta verdad no es más que una metáfora, nombra al ser de las cosas, como una creación, no como lo que es. Verdad y
ser no es lo mismo. La verdad es lo que por necesidad hemos querido encontrar y el ser no cabe en el decir de la verdad.
Para Nietzsche el ser es cambiante, tal como defendía Heráclito. El ser es devenir. Por lo tanto, no puede caber dentro de
la verdad que debe ser única y no cambiante. La idea de verdad es un concepto parmenídeo. La verdad es estática, el ser
es cambiante. Por ello el hombre a pesar de sus miedos nunca puede encerrar al ser en la verdad.
Si el conocimiento pretende encerrar al ser cambiante en conceptos, nunca lo conseguirá. El hombre crea conceptos
verdaderos y olvida que son creados, en el sentido de inventados para producirse el sosiego de que conoce y controla a la
Naturaleza. El concepto siempre es general y no capta lo que hay de individual en cada ser.
Todos los conceptos se deben expresar mediante el lenguaje. Si ya los conceptos por ser estáticos no pueden captar el ser
de las cosas porque es cambiante, el lenguaje todavía va a enturbiar aún más las relaciones entre ser y conocimiento. El
lenguaje es limitado. Nos obliga a encerrar la realidad, una vez más, entre los límites de los que se puede decir. Hay más
cualidades de los seres que palabras en un lenguaje.
Por lo tanto, para Nietzsche el conocimiento es fruto de un olvido necesario. Olvido del miedo a la Naturaleza nos hace
creer en nuestra capacidad de acaparar la realidad cambiante dentro de un reducido conjunto de palabras y conceptos.
CRITICA A LA CIENCIA
Si la auténtica verdad para Nietzsche resulta ser inaccesible. La ciencia y el trabajo científico se creen poseedores de la
realidad, poseen rigor y objetividad por las que descubren que existen leyes que les permiten determinar lo que sucederá,
ya que la Naturaleza sigue unas regularidades comprensibles desde la metodología matemática. Nietzsche realiza una
crítica a la ciencia, y muestra que es una peculiar manera de interpretar la realidad basada en la regularidad que
establecen las matemáticas. El ser es cualidad y no cantidad.
La ciencia para Nietzsche se encuentra muy alejada de conocer la realidad. Ya hemos dicho que el lenguaje no reproduce la
realidad en sí, ha creado un entramado de relaciones ficticias entre los conceptos, un conjunto de generalizaciones,
ilusiones que el uso y la costumbre han ido imponiendo, sin embargo, la ciencia construye desde esos conceptos y se crea
unas relaciones entre estos conceptos inauténticas. Pero esa verdad científica, es una más entre las muchas que puedan
existir. La ciencia se muestra con un orgullo, que considera que es la única válida. El científico se cree que en la naturaleza
existe un orden (cosmos) que ha conseguido conocer.

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