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mujer-integrantes-grupo-familiar/

RESPONSABILIDAD DE LA POLICÍA NACIONAL EN CASOS DE VIOLENCIA CONTRA


LA MUJER E INTEGRANTES DEL GRUPO FAMILIAR

PROCEDIMIENTO DE INTERVENCIÓN PRIMARIA

Intervención policial

Responsabilidad de la Policía Nacional


El tema de la responsabilidad de la Policía Nacional, concebida como cuerpo de seguridad
de la Nación y agente conformante de dicho cuerpo, ha empezado a ser objeto de diálogo,
no solo en ambientes coloquiales, periodísticos, sino, ahora con bastante énfasis en los
ambientes jurídicos. Hasta la reforma de los mecanismos de protección para la mujer y los
integrantes del grupo familiar, esta cuestión no ha merecido casi interés ni preocupación, ya
que esta clase de responsabilidad de la Policía Nacional del Perú, en tanto agente, sólo era
exigible en supuestos de grave negligencia en su actuar. Pero veamos las responsabilidades
del agente policial en el ámbito de la Ley 30364.

Responsabilidad funcional. La vigente Ley 30364, eleva a la categoría de principio como


mandato que optimiza la acción del Estado, la debida diligencia, que significa la presteza o
rapidez incumbida con la que deben actuar sus operadores, el incumplimiento de este
mandato, tal como dice el artículo 21 de la Ley, apareja responsabilidad penal de sus
ejecutores, previsto en el modificado artículo 377 y 378 del Código Penal. Esta nueva
adaptación de la legislación penal a los nuevos contextos sociales enfrenta la vaguedad
legislativa con que la responsabilidad penal es exigible a los funcionarios públicos y al
agente policial, en los supuestos de omisión, rehusamiento o demora de actos funcionales;
estableciendo de manera precisa dentro de su hipótesis normativa de protección, la debida
diligencia frente a la solicitud de garantías personales 0 en caso de violencia familiar. El
contenido de la debida diligencia en las acciones . del agente policial ante la solicitud de
garantías personales, es evidentemente la prevención de una réplica o recrudecimiento de
actos lesivos, mientras que, en el caso de violencia familiar, vale decir, cuando ya se produjo
el acto lesivo y como consecuencia se produjo algún daño físico, psicológico o incluso
muerte de la víctima, además de su fin preventivo, dicho principio no puede ser sino para
una debida investigación y un debido juzgamiento.

Responsabilidad preventiva no funcional. En el artículo 2 del Reglamento de la Ley 30364


hallamos una norma que impone a todas las autoridades, la responsabilidad de prevenir,
sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres y quienes integran el grupo familiar; qué
duda cabe, entre las autoridades debe contarse al agente policial. El enunciado parte, por
imponer responsabilidad personal a los operadores, «independientemente de su ámbito
funcional», esta frase hace pensar que dicha responsabilidad no deriva de su ámbito
funcional pues se trata de una responsabilidad autónoma, emancipada del ámbito funcional,
entonces, si no deriva de su ámbito funcional, lógico es pensar que deriva de la condición de
autoridad de la persona, eso significa que toda persona que ostente el título de autoridad —
el policía la ostenta—, debe, por ejemplo, prevenir la violencia contra las mujeres y quienes
integran el grupo familiar, aun cuando estuviese desenvolviéndose como cualquier
ciudadano, y eso sucede, en el caso del policía, cuando se encuentra en sus días de
descanso, eso sí, esta responsabilidad solo puede exigirse «en el marco de sus
competencias», así dice el Reglamento. Siendo coherentes con la primera parte de la regla,
el marco de sus competencias debe estar referido a las facultades que como autoridad le
tocaría ejercer estando en funciones, esto demuestra, por ejemplo, que en el tópico de
prevención de la violencia contra las mujeres y quienes integran el grupo familiar, la regla
proyecta el ámbito de las responsabilidades del policía, a todo lugar y en todo momento; así,
no solo es responsable de prevenir una réplica o el recrudecimiento de la violencia, cuando
está uniformado, sino, inclusive en sus días de descanso. Loable propósito de la Ley que se
condice con un deber cívico, aunque ciertamente su omisión no apareja a más de una
sanción moral, ninguna otra responsabilidad; pensar de otro modo o pensar buscando
sancionar dicha omisión, implicaría pensar que los agentes policiales no tienen derecho a la
«tranquilidad, al disfrute del tiempo libre y al descanso», derechos que tienen la calidad de
fundamentales y están reconocidos expresamente en el artículo 2.22 de la Constitución.

Responsabilidad en la ejecución de medidas de protección. Las previsiones legales y


reglamentarias sobre este tópico plantean la necesidad de establecer las actuaciones que
deben llevarse a cabo, las condiciones de su realización, los criterios jurídicos o políticos al
que deben ceñirse y los controles que deben soportar. El artículo 23 de la Ley 30364, en su
segundo párrafo dice: «La Policía Nacional del Perú es responsable de ejecutar las medidas
de protección dictadas, para lo cual debe tener un mapa gráfico y geo referencial de registro
de todas las víctimas con las medidas de protección que les hayan sido notificada; y,
asimismo, habilitar un canal de comunicación para atender efectivamente sus pedidos de
resguardo…». Esta regla merece un especial comentario, porque su hipótesis normativa de
responsabilidad realiza objetivamente aquel mandato constitucional que legitima la existencia
de la Policía Nacional, cual es: «prestar protección y ayuda a las personas y a la comunidad»
(artículo 166 de la Constitución) y sirve para alcanzar la plena vigencia de los derechos
humanos vida, libertad, integridad. Es claro que el establecimiento de un sistema de
seguridad que garantice la vigencia efectiva de los derechos fundamentales de las personas,
es una preocupación constitucional del Estado de Derecho, pero su aparición en esta
especifica normativa post-constitucional, establece una nueva dimensión del funcionamiento
del sistema de justicia, dimensión que si no totalmente nueva, sí que aparece como bastante
enfatizada en una etapa de diligencias preliminares, donde las imputaciones no son
necesariamente verosímiles, distinguiéndose dos vías de actuación: la estrictamente
jurisdiccional y la policial. En lo que a este punto atañe, interesa más la actuación policial en
tanto cuerpo de seguridad y agente conformante de dicho cuerpo.
Esta nueva línea legislativa, empieza por establecer que justicia y policía son ideas de la vida
pública muy relacionadas entre sí, y plantea el problema de la exigencia de una policía
especializada, pero más que especializada, sensibilizada con el tema de la protección a la
mujer y los integrantes del grupo familiar, Este requerimiento antes que ninguna otra cosa es
una exigencia política y en dicha línea hay que hacer forzosa referencia de una parte a la
función de tutela efectiva de los derechos y libertades reconocidos en el artículo 2 de la
Constitución y de otra parte al deber permanente de velar por los mismos, siendo estos el
núcleo esencial del Estado de Derecho, cuando los actos lesivos se producen en agravio de
la mujer o de los integrantes del grupo familiar, prima facie, la función de tutela material
efectiva de los derechos y libertades de mujeres y/o integrantes del grupo familiar a cargo de
la Policía Nacional, es dispuesta en una medida de protección y encomendada por los jueces
a los agentes policiales de manera inmediata; pero esta función, o mejor dicho,
responsabilidad de ejecutar las medidas de protección, no solo es impuesta, como siempre
solía ser, por un mandato jurisdiccional, característico del dogma básico del Estado de
Derecho, consistente en Juzgar y hacer cumplir lo juzgado; ahora, es un deber legal
impuesto a la policía, cuyo incumplimiento apareja responsabilidad penal por omisión o
rehusamiento de actos funcionales.

El deber —de la Policía Nacional— de ejecutar las medidas de protección trae un recetario
más o menos completo, pues para su ejecución, le impone a la Policía Nacional como
institución, la obligación de contar, por una parte, con un mapa gráfico y geo referencial de
registro de todas las víctimas con las medidas de protección que les hayan sido notificadas.
«Los mapas gráficos consisten en un gráfico […] dividido en partes, de modo que al pulsar
una de esas partes nos manda a donde queramos […]»[50] en tanto que un mapa
georreferenciado incluye las calles y su respectiva numeración. Es evidente que lo que el
legislador quiere, es, que la Policía Nacional del Perú cuente con un software en el que se
vayan ingresando y registrando el nombre de todas las víctimas a nivel nacional con las
medidas de protección cuyo cumplimiento esté a su cargo, tal como se ha estipulado en el
artículo 46.2 del D.S. 009-2016-MIMP —Reglamento de la Ley 30364— y estas tendrían que
aparecer en gráficos de fácil acceso con el nombre de la víctima y la medida de protección,
de tal manera que al pulsar el gráfico respectivo aparezca su domicilio o lugar de su
residencia debidamente georreferenciada, hecho que debe estar actualizado mensualmente,
lo que seguramente garantizará una inmediata actuación policial frente a un llamado de
auxilio, no, como se viene haciendo hasta ahora, adquirir un mapa físico georreferenciado de
la ciudad, para exhibirlo en alguno de los muros del local institucional.

Por otra parte, la responsabilidad incluye que se habilite un canal de comunicación para
atender los pedidos de resguardo, eso significa que la Policía Nacional del Perú debe
equipar cada división o comisaría con una central de atención permanente con sistemas de
comunicación telefónica y de redes sociales que permita establecer contacto directo o por
medio de la web entre la institución y las víctimas de violencia, de tal manera que quien
ejerza el mando pueda de manera inmediata disponer al agente encargado del auxilio, no,
como también se viene haciendo, obligar a que un agente proporcione su número telefónico
personal a la víctima, para que esta pueda, en caso necesario, llamarlo en su resguardo.
Podría suceder que, en dicho momento, el agente no cuente con su teléfono móvil, esté en
su día de franco, haya sido trasladado a otra ciudad, etc. lo que haría precaria la previsión
legal que comento.
La especificación de los ámbitos de actuación de la Policía Nacional del Perú, en términos de
subordinación respectiva al órgano jurisdiccional, comienza a dar origen a nuevas realidades
en la vida judicial, ya no solo como agentes del orden, sino protagonistas para el eficaz
funcionamiento de los juzgados, así pues, ahora la ejecución de las medidas de protección
no concluyen con la notificación al denunciado prohibiéndole que haga tal o cual conducta u
ordenando que se retire de su hogar, etc.
Esta responsabilidad legal del policía, se prolonga en el tiempo y comprende acciones
complementarias como dar cuenta inmediata de su inicial ejecución al Juzgado de Familia y
en forma periódica sobre su efectividad, como lo señala el artículo 45.1 del D: 5. N.? 009-
2016-MIMP, porque a nadie se oculta que en el curso de las diligencias preliminares 0 la
investigación preparatoria si el caso lo requiere, incluso durante el juicio, el hecho de
haberse determinado medidas de protección a favor de la víctima por ende limitaciones de
ciertos derechos del agresor, no disminuye el riesgo de que eventualmente surjan nuevos
ciclos de violencia o recrudezca el existente e incluso abiertas vulneraciones de derechos
fundamentales, que algunos se sienten tentados a disculpar como inevitables incidentes. No
olvidemos que estas posibles desviaciones, están proscritas en la reciente Ley 30364, cuyo
artículo 2.1., y 2.4. declara la una como principio básico de actuación el de la debida
diligencia, no solo para sancionar o erradicar, sino para prevenir, entiendo, una nueva
situación de violencia, a la par se declara como principio la «intervención inmediata y
oportuna» que expresamente manda que «Los operadores de justicia y la Policía Nacional
del Perú, ante un hecho o amenaza de violencia, deben actuar en forma oportuna, sin
dilación por razones procedimentales, formales o de otra naturaleza, disponiendo el ejercicio
de las medidas de protección previstas en la ley y otras normas, con la finalidad de atender
efectivamente a la víctima».

Todo esto justifica que, en cada caso, independientemente de la orden judicial, la Policía
Nacional del Perú elabore un plan de ejecución y seguimiento sobre la medida de protección;
por previsión del reglamento, este plan comprende acciones como verificación del domicilio
de las víctimas, entrevista con ellas para comunicarles que se les otorgó medidas de
protección, notificación a la persona procesada sobre la existencia de las medidas de
protección, cronograma de ronda inopinada, de seguimiento y visita a las víctimas, todo lo
cual debe darse cuenta al juzgado bajo responsabilidad funcional. Adicionalmente, debe el
agente policial, informar al beneficiario lo que implica el otorgamiento de medidas de
protección, si se tratara de niña, niño, adolescente, persona con discapacidad, adulto mayor
o personas en situación de vulnerabilidad, la comunicación de existencia de medidas de
protección y su implicancia debe hacerse a quienes ejercen su cuidado, proporcionándoles
además el número de teléfono al cual puedan comunicarse en caso de emergencia. Es pues
claro la exigencia de una policía especializada y sensibilizada para cumplir los fines de la
Ley, una que esté premunida de conocimientos básicos en temas relacionados a derechos
humanos, la protección de la persona en el ámbito constitucional, pues sin lugar a dudas, no
estamos ante un problema jurídico que pueda ser contenido en sus raíces y apagado en sus
manifestaciones con la sola acción de la ley.
https://www.gob.pe/institucion/mininter/noticias/24828-policias-pueden-actuar-de-
oficio-y-denunciar-casos-de-violencia-a-la-mujer-y-grupo-familiar

POLICÍAS PUEDEN ACTUAR DE OFICIO Y DENUNCIAR CASOS DE VIOLENCIA A LA


MUJER Y GRUPO FAMILIAR
NOTA DE PRENSA

Este procedimiento se realizará cuando casos sean detectados por la PNP y víctimas no
denuncien por temor o dependencia hacia el agresor.

Personal de la Policía Nacional del Perú podrá actuar de oficio ante casos de violencia
contra la mujer y los integrantes del grupo familiar, cuando sean detectados en el ámbito
público o privado; y las víctimas, pese a las evidencias existentes, no formulen una denuncia
por temor hacia su agresor.

Así quedó establecido en las modificaciones recientemente realizadas a la “Guía de


Procedimientos para la Intervención Policial”, efectuada por la Comandancia General de la
Policía Nacional, en el marco de la Ley que Previene, Sanciona y Erradica la violencia contra
estas poblaciones (Ley 30364).

La modificatoria, aprobada en diciembre del año 2018, incorpora en esta guía un nuevo
elemento: la “detección” en el caso de cualquier hecho de violencia contra la mujer o los
integrantes del grupo familiar en el ámbito público o privado.

Este nuevo eje de detección permite al personal policial intervenir y denunciar de oficio
aquellos hechos de violencia que no quieran ser denunciados, debiéndose recabar la
información necesaria para sentar la denuncia, sin que ello signifique una revictimización.De
esta manera, los efectivos detectarán de forma oportuna este tipo de hechos en las
intervenciones que realicen, y actuarán con la celeridad que corresponde, a fin de garantizar
el derecho irrenunciable de las personas a una vida libre de violencia.

Según la modificación, los hechos de violencia a ser detectados corresponden a los casos de
violencia física, psicológica, sexual, e incluso económica o patrimonial. Dado que muchas
mujeres o integrantes del grupo familiar no se atreven a denunciar por temor o dependencia
con el agresor, la Policía también podrá acompañar a la víctima a la comisaría competente,
siempre y cuando se cuente con su consentimiento.

Si la víctima desea dar mayores alcances sobre el hecho, el personal policial la entrevistará y
documentará su declaración en audio, video o en un acta para acompañar al atestado
policial, según sea el caso, se indica en el documento.

La Guía de Procedimientos también precisa que, al realizar la entrevista a la víctima, el


personal policial no podrá emitir opiniones, juicios de valor o referencias de la vida de la
denunciante. Esta información será incorporada en la ficha de valoración de riesgo que
sustenta la denuncia de oficio.

Cabe mencionar que uno de los lineamientos prioritarios de la Política General de Gobierno
al 2021 es la protección de la niñez, la adolescencia y las mujeres frente a todo tipo de
violencia, mientras que la Ley 30364 reconoce el derecho de las mujeres y los integrantes
del grupo familiar a vivir libres de violencia.
https://lpderecho.pe/obligaciones-la-policia-ante-una-denuncia-violencia-la-mujer/

OBLIGACIONES DE LA POLICÍA ANTE UNA DENUNCIA POR VIOLENCIA


CONTRA LA MUJER

La violencia familiar afecta gravemente a la sociedad peruana. El 90% de estos casos afecta
directamente a las mujeres. Aquí te brindaremos información sobre las obligaciones que
tiene la Policía al recibir una denuncia por violencia contra las mujeres u otros integrantes del
grupo familiar.

Toda denuncia es gratuita y puede ser presentada de forma verbal o escrita ante la
comisaría del lugar donde ocurrieron los hechos o en cualquier otra a nivel nacional. Ninguna
comisaría puede negarse a recibir esta denuncia. También se puede denunciar directamente
ante un Juzgado de Familia. En ningún caso se necesita contar con
un abogado o abogada, ni tener huellas visibles de la agresión como golpes o moretones.

Cuando la Policía recibe la denuncia tiene la obligación de llenar una ficha de valoración del
riesgo de la víctima y poner el caso en conocimiento del Juzgado de Familia o de las
fiscalías penales, dentro del plazo de 24 horas. En caso de flagrante delito, la Policía debe
detener inmediatamente al agresor, incluso ingresando al domicilio o el lugar donde estén
ocurriendo los hechos. Inmediatamente, debe comunicar a la Fiscalía Penal lo ocurrido para
iniciar las investigaciones correspondientes. También debe informar al Juzgado de Familia
para que emita las medidas de protección urgentes.

La vida de una mujer agredida puede estar en serio riesgo si no se le brinda protección
adecuada. Las medidas de protección tienen que ser ejecutadas por la Policía, quien
además debe habilitar un canal de comunicación para atender efectivamente los pedidos de
resguardo de las víctimas. Incluso puede coordinar con el serenazgo para brindar una
respuesta oportuna.
Si la policía se niega a recibir la denuncia, no cumple con informar al Juzgado de Familia o
con alguna otra de sus funciones, se debe presentar la denuncia ante:
 La Inspectoría General de la Policía Nacional, o las Inspectorías Regionales o las
Oficinas de Disciplina Policial.
 O llamar a la línea gratuita 1818, opción 3, del Ministerio del Interior.

También se puede acudir a la Defensoría del Pueblo o llamar a la línea gratuita 0800-15-170.
Tenemos que erradicar la violencia contra la mujer. Y para ello se requiere que las
autoridades actúen con rapidez. Si esta información fue útil para ti, puede ser útil para otras
personas. Comparte tus derechos.
[Fuente: Defensoría del Pueblo]
https://lpderecho.pe/como-proceder-violencia-mujer-integrantes-grupo-familiar-ley-
30364-ultimas-modificatorias/

CÓMO PROCEDER EN CASOS DE VIOLENCIA CONTRA LA MUJER Y LOS


INTEGRANTES DEL GRUPO FAMILIAR SEGÚN LA LEY 30364 Y SUS ÚLTIMAS
MODIFICATORIAS

Sumilla: La ley 30364 busca fortalecer la prevención, erradicación y sanción de toda forma
de violencia contra las mujeres y contra los integrantes del grupo familiar, mejorando los
mecanismos de atención y protección de las víctimas, especialmente el marco que regula las
medidas de protección.

A más de dos años de promulgada la Ley 30364, Ley para prevenir, sancionar y erradicar la
violencia contra la mujer y los integrantes del grupo familiar, han ocurrido un sinfín de
modificatorias con la única finalidad de uniformizarla con el proceso penal.

Queda claro que el gobierno está en una lucha constante para combatir y erradicar la
violencia familiar, ello se evidencia en las reiteradas modificatorias que ha tenido la Ley
30364, el Código Penal y Código Procesal Penal. Asimismo, la nueva jurisprudencia en
casos de violencia familiar tiende a corregir los errores de incongruencia que existe entre la
Ley 30364 y el proceso penal.

Además ha establecido criterios con la finalidad de cubrir los vacíos legales que existen
hasta la actualidad, como la valoración de la prueba pericial (examen psicológico y examen
médico legista), la calificación por “el hecho de ser mujer”, y por último el dominio del hecho,
análisis que deberá realizar el juez de familia antes de dictar el auto final correspondiente.

A continuación precisaré los lineamientos a tener en cuenta en casos de violencia contra la


mujer y los integrantes del grupo familiar:

1. Paso uno: Interponer la denuncia


Es muy importante determinar si estamos frente a una denuncia por violencia familiar
o un delito penal, toda vez que de ello dependerá el tratamiento y la pena a imponer
al agresor. Si bien dentro del marco legal de la Ley 30364 explícitamente prescribe
que no se necesitará la firma de abogado, y de ningún formalismo para interponer las
denuncias, a mi parecer es de suma importancia que el denunciante tenga una
asesoría legal antes de efectuar la denuncia, de manera tal que decida correctamente
ante qué órgano interponer la denuncia.

En el supuesto caso que estemos frente a una presunta figura de delito, la denuncia
se deberá efectuar en sede fiscal, a efectos que el Ministerio Público proceda de
acuerdo con sus atribuciones y comunique al juzgado de familia para su pronta
evaluación (artículo 14 del reglamento de la Ley 30364).

Si la violencia es psicológica se deberá interponer la denuncia directamente al


juzgado de familia para una pronta actuación, para ello no se requerirá de ningún tipo
de formalismo, no es necesaria firma de abogado ni algún medio probatorio que
pueda acreditar la violencia psicológica, toda vez que el juzgado en coordinación con
el equipo multidisciplinario se encargara de recabar las pericias correspondientes.
En el caso que el juzgado de familia no esté cerca de la víctima, se deberá optar
como segunda opción la Policía Nacional del Perú, que luego de recibir la denuncia,
tendrá 24 horas para enviar al juzgado los actuados correspondientes (ficha de
valoración de riesgo, examen físico o psicológico, atestado policial o informe policial,
en los términos del CPP). En el caso que la víctima sea menor de edad, mujer o
adulto mayor deberá efectuar el llenado de la ficha de valoración de riesgo, también
deberá comunicar a la fiscalía de familia o mixta para su participación en el proceso
especial cuando las víctimas sean niños, adolescentes, adultos mayores, personas
con discapacidad y personas en situación de vulnerabilidad (artículo 32 del
reglamento de la Ley 30364).

Por último la comisaria deberá entregar los oficios correspondientes para que la
víctima sea atendida en algún centro de atención médico a efectos de recabar el
resultado del informe psicológico, que posteriormente será enviado al juzgado de
familia. En el caso que haya demora a nivel policial por negligencia de la propia
Policía Nacional, se podrá interponer una denuncia por denegación o deficiente
apoyo policial prescrito en el artículo 378 del Código Penal, el cual tiene una pena no
mayor de dos ni mayor de cuatro años por tratarse de un caso de violencia familiar.

La denuncia por violencia familiar se podrá interponer en:


Comisaria
Fiscalía
Juzgado de familia

2. Paso dos: Respecto al Reglamento y esquema procesal de la Ley 30364


Habiendo recibido la denuncia el juzgado de familia procederá a programar una
audiencia única, en la que se llevara a cabo si se otorgan o no las medidas de
protección y/o cautelares. Cabe resaltar que las partes pueden incorporar medios
probatorios, toda vez que el procedimiento especial regulado por el Decreto Supremo
009-2016-MIMP se observan las reglas de la lógica, la ciencia y las máximas de la
experiencia; asimismo se admiten y valoran de acuerdo a su pertinencia todos los
medios probatorios que puedan acreditar hechos de violencia, ello en concordancia
con el artículo 10 del Reglamento de la Ley 30364, por lo que las partes podrán
presentar medios probatorios que crean convenientes hasta antes de la audiencia.

Referente a los medios probatorios recopilado por el aparato judicial, si bien sabemos
es muy cuestionable, sobre todo los informes psicológicos que son el fundamento
principal para dictar las medidas de protección, en el caso que el resultado se
desconozca o se presuma que no será favorable por una mala práctica, es
recomendable presentar otro informe psicológico de parte, de igual modo en el caso
que se presuma un resultado favorable, toda vez que es sumamente importante una
segunda opinión ya que mientras más podamos acreditar el daño psicología será
mejor para la secuencia y desenlace del mismo, toda vez que los certificados
médicos e informes tienen valor relativo (leer Acuerdo Plenario de la CSJ Lima Norte:
Certificados médicos e informes periciales tienen valor relativo para acreditar estado
de salud física y mental en procesos de violencia familiar y de género).

Asimismo cabe precisar que el procedimiento especial de la Ley 30364 no se puede


impugnar los medios probatorios recopilados por el aparato judicial ni los medios
probatorios presentados por las partes, toda vez que los jueces de familia no dictan
sentencias y solo son competentes para dictar medidas de protección y/o cautelares.

Es sumamente importarte incorporar medios probatorios que demuestre ante el juez


de familia, que las agresiones ocasionadas fueron en un contexto que la víctima se
encuentre en relaciones de dominio, de sometimiento y subordinación con el agresor.

3. Paso tres: auto final, audiencia única donde se evaluara si se otorgan medidas
de protección y/o cautelares
Es importante precisar que todas las medidas de protección y/o cautelares siempre
se deberán dictar en audiencia única, salvo en casos de riesgo severo se prescindirá
de la audiencia única según el artículo 36 del reglamento de la Ley 30364.

El juez de familia antes de dictar el auto final que concede las medidas de protección,
deberán analizar exhaustivamente los informes médicos, psicológicos, ficha de
valoración de riesgo, atestado o informe policial, medios probatorios presentados por
las partes y por último deberá identificar si la supuesta víctima se encuentra en
relaciones de dominio, de sometimiento y subordinación con el agresor, a efectos de
terminar si existen hechos de violencia que sean pasible de medidas de protección.

En el caso que unas de las partes no esté de acuerdo con las medidas de protección
y/o cautelares, podrá apelar según las reglas del procedimiento especial en su
artículo 42, 43 del reglamento de la Ley 30364.

4. Paso cuatro: efectos de las medidas de protección


Las medidas de protección y/o cautelares perdurará hasta que el proceso subsista,
por lo que durará hasta que concluya el proceso ante un juez penal o juez de paz
letrado penal. En el caso que la fiscalía decida archivar el caso, las medidas de
protección y/o cautelares cesaran según el artículo 23 de la Ley 30364.

Respecto a lo mencionado líneas arriba los días 26 y 27 de mayo del presente año,
se realizó en Lima el Pleno Jurisdiccional Nacional de Familia donde se abordó el
tema de la vigencia de las medidas de protección y/o cautelares en caso de darse el
archivamiento a nivel fiscal, por lo que el Pleno adoptó por MAYORÍA la segunda
ponencia que enuncia lo siguiente: “No debe dejarse sin efecto las medidas de
protección y si debe dejarse sin efecto las medidas cautelares”.

Asimismo, en el artículo 41 del Reglamento de la Ley 30364, precisa que se podrá


dar la variación de la medida de protección y/o cautelares, siempre y cuando existan
hechos nuevos de violencia, por lo que el juez de familia podrá variar las medidas de
protección y/o cautelares hasta que el juez penal o de paz letrado aun no tome
conocimiento.
https://juris.pe/blog/principios-regulan-actuacion-policial-casos-violencia-mujeres-
integrantes-grupo-familiar/

PRINCIPIOS QUE REGULAN LA ACTUACIÓN POLICIAL EN CASOS DE VIOLENCIA


CONTRA LAS MUJERES E INTEGRANTES DEL GRUPO FAMILIAR

PRINCIPIOS QUE REGULAN LA ACTUACIÓN POLICIAL

Uno de los rasgos que caracterizan a los estados modernos es la división de poderes y el
uso institucionalizado y monopólico de la fuerza, en dicha trama, la lucha contra la
delincuencia, ahora, contra todo tipo de conductas que pongan en peligro el orden interno,
orden público y seguridad ciudadana, es una empresa en la que se viene batallando con muy
poco éxito, tanto desde el frente legislativo, como en el sistema de justicia. Nuevos
horizontes se abren ahora en esta batalla, el esfuerzo legislativo y jurisdiccional se habían
centrado hasta ahora en el control ex post del actuar humano violento. Ahora nos
encontramos con que en esa línea de garantías del buen actuar se plantea con llamativa
intensidad la cuestión del control ex ante.

Uno de los encargados de dicha tarea, dentro de las políticas públicas del Estado, es la
Policía Nacional a quien se le exige la excelencia del servicio a prestar, el agente, despliega
su intervención a partir de una serie de principios que hacen más vigorosa su participación
en el sistema de justicia, ya no solo como el brazo coactivo que garantiza la conducta
adecuada de cuantos son destinatarios de la actuación jurisdiccional, sino, protagonistas ex
ante y ex post de la razonabilidad de dicha participación. La adecuada comprensión de este
especial estatuto objeto de nuestro estudio, así como la recta ponderación del alcance que
deben tener sus reglas, aconsejan una importante reflexión sobre los principios en que el
estatuto jurídico policial se erige con referencia a la especificidad de los principios que en el
marco de protección de la mujer y los integrantes del grupo familiar se han legislado.

Nueve son los principios reconocidos en el Decreto Legislativo N.° 1267, publicado el 18 de
diciembre del 2016 —Ley de la Policía Nacional del Perú— para el ejercicio de las funciones
y atribuciones de la Policía Nacional del Perú, en punto de partida y, consiguientemente en
primera clave para nuestro estudio los más importantes son:
1) primacía de la persona humana y sus derechos fundamentales;
2) orientación al ciudadano,
3) legalidad,
4) eficiencia y eficacia,
5) la articulación de las intervenciones en el territorio nacional.

De entre los seis principios rectores reconocidos en la Ley 30364, sumemos a las citadas:
1) el principio de intervención inmediata y oportuna,
2) principio de sencillez y oralidad y
3) el principio de la debida diligencia.

Pero, ¿qué es un principio y, que función cumple dentro del sistema de “justicia? El derecho
es uno solo, qué duda cabe, no se puede estudiar cada una de sus ramas como un
compartimento hermético, impermeable a las restantes, así, el ordenamiento jurídico, sin
lugar a dudas para mí, es un todo unitario, no sólo porque emane de una única instancia
soberana, sino porque en definitiva todas sus ramificaciones están encaminadas a un mismo
fin. Esta unidad tiene su máxima expresión en la Constitución de 1993, que configura al Perú
como un Estado Social y Democrático de Derecho. El artículo 38 sujeta a todos sus
ciudadanos y ciertamente a todos los poderes públicos, a la Constitución y al resto del
ordenamiento jurídico, y es la doctrina de este cuerpo normativo supremo —en el que todos
vemos la mayor cantidad de principios del ordenamiento jurídico— la que, desde la teoría de
los derechos fundamentales, tiene autoridad para decir que es un principio, y es la que me
brinda las pautas y los pasos preliminares a tomar en cuenta para completar mi estudio y
responder las interrogantes planteadas.

Como tengo dicho, las normas del Derecho Constitucional en gran mayoría son normas
principio, y cuando éstas le atribuyen facultades subjetivas a la persona, son sin ninguna
duda derechos fundamentales. Robert Alexy en su obra Teoría de los Derechos
Fundamentales, desarrolla los enunciados teóricos que distinguen un principio de una regla,
¿por qué es importante conocer su proposición? En el ámbito de la práctica jurisdiccional, si
hay una teoría sobre principios, que formal e institucionalmente hay que aceptar, esa es la
que propone Robert Alexy, sus enunciados han resultado de vital importancia en la solución
de controversias, sobre todo cuando se presentan conflictos entre principios, pero creo que
su importancia no solo debe redundar en el ámbito de la práctica judicial, creo que son
perfectamente aplicables para el ejercicio de la función policial, eso debe haberse
considerado, para que el legislador estimase conveniente reconocer en la novísima Ley de la
Policía Nacional del Perú —Decreto Legislativo 1267—, como norma transversal de dicho
ordenamiento, hasta nueve principios y en primer lugar la «primacía de la persona humana y
sus derechos fundamentales» y en tal sentido son mandatos para la institución policial: «la
defensa y protección de la persona humana, el respeto a su dignidad y a las garantías para
el pleno ejercicio de sus derechos fundamentales, considerando los enfoques de derechos
humanos, género e interculturalidad, tienen primacía en el ejercicio de la función policial» .

Sin mayor preámbulo adentrémonos en el conocimiento de las proposiciones de Alexy. Este


distinguido alemán considera que, en la estructura de las normas de derecho fundamental, lo
más importante es la distinción entre reglas y principios, el autor considera que esta es una
clave para la solución de problemas centrales de la dogmática de los derechos
fundamentales en el sistema jurídico. Más allá de dicha importancia, lo interesante por ahora
es el concepto que se tiene de principio, según Alexy[43] «los principios son normas que
ordenan que algo sea realizado en la mayor medida posible, dentro de las posibilidades
jurídicas y reales existentes, por lo tanto, los principios son mandatos de optimización».

El concepto de mandato, según el mismo autor es en sentido amplio y en tal sentido abarca
permisiones y prohibiciones. Más adelante sostendrá que: «las reglas son normas que solo
pueden ser cumplidas o no […] contienen determinaciones en el ámbito de lo fáctico o
jurídicamente posible»[44], eso, como dice Alexy son mandatos definitivos. ¿Pero cómo
reconocer un principio y como una regla dentro de un orden jurídico? «una regla se
caracteriza porque correlaciona un caso genérico (clases de hechos) con una determinada
solución normativa o consecuencia jurídica»[45] tiene la forma de un silogismo, pero
hipotético, genérico (Si A, entonces B) «la forma de aplicar las reglas es vía la subsunción,
es decir, mostrando que el caso particular es una instancia del caso genérico previsto en la
regla y, por ende, cumple con sus condiciones de aplicación […] Los principios, a diferencia
de las reglas, no establecen un caso genérico»[46], vale decir, los principios no tiene la
estructura silogística si A entonces B, solo tienes B y esta configura sin relación a ningún
supuesto de hecho genérico.
Ahora bien, que significa que algo sea realizado en la mayor medida posible. El mismo Alexy
diría palabras más palabras menos: significa que un principio, —digamos la defensa y
protección de la persona humana— bajo determinadas circunstancias permite que una regla
—derivada de ésta— desplace o restringa otro principio, porque la satisfacción del principio
de defensa y protección de la persona humana es más importante que la del otro —digamos
la intimidad o libertad de tránsito, por ejemplo— que concretamente apoyan a otra regla.
Esto obliga al policía a tener conocimientos especializados, por lo menos para distinguir
reglas de principios, para así, no tener que estar haciendo prevalecer una regla o sus reglas
institucionales internas, como directivas u órdenes, sobre los principios, no solo
institucionales, sino, de todo el ordenamiento jurídico.

Teniendo claro nuestro panorama, veamos cuáles son los principios más importantes en el
contexto de la lucha contra la violencia contra la mujer y los integrantes del grupo familiar:

I. Principio de la debida diligencia

Este principio se encuentra reconocido en el artículo 2.3 de la Ley 30364, el mandato de este
principio está dirigido a todas las autoridades que tengan un rol específico, sea en la tarea de
prevenir, sancionar o erradicar, cada quien dentro de sus competencias deberá desplegar
sus funciones sin dilaciones; en lo que a la Policía Nacional le concierne, el mandato a
optimizar es el de la prevención ante un probable recrudecimiento o resurgimiento de la
violencia, durante las investigaciones o ejecución de las medidas de protección. La regla
derivada de este principio será: si la Policía Nacional, dentro de un proceso de investigación
o ejecución de medidas de protección, no adopta acciones orientadas a prevenir el
recrudecimiento o resurgimiento de toda forma de violencia contra las mujeres y los
integrantes del grupo familiar, o, si adoptándolas estas resultan ser tardías, serán
sancionados por rehusamiento o demora de actos funcionales conforme con el Código Penal
vigente.

II. Principio de intervención inmediata y oportuna

Reconocido en el artículo 2.4 de la Ley 30364, supone que la Policía Nacional del Perú:
«ante un hecho o amenaza de violencia, debe actuar en forma oportuna, sin dilación por
razones procedimentales, formales o de otra naturaleza, disponiendo el ejercicio de las
medidas de protección previstas en la ley y otras normas, con la finalidad de atender
efectivamente a la víctima». La oportunidad, entendida como el plazo propicio, apropiado
para realizar una acción y la efectividad en términos de eficiencia y eficacia principio
institucional de la PNP—, son los mandatos que la Policía Nacional debe optimizar en
cualquier circunstancia, eso significa por ejemplo, que ante una denuncia por un hecho de
violencia física o psicológica flagrante, el policía no debe esperar que previamente se
determine si ello califica como falta o delito para detener al agresor, basta la flagrancia de la
acción para detener al agresor o agresora, con ello se optimiza el principio y además se
garantiza otro: «la defensa y protección de la persona».

III. Principio de sencillez y oralidad

Reconocido en el artículo 2.5 de la Ley: Según este principio: «Todos los procesos por
violencia contra las mujeres y los integrantes del grupo familiar se desarrollan considerando
el mínimo de formalismos, en espacios amigables para las presuntas víctimas, favoreciendo
que estas confíen en el sistema y colaboren con él para una adecuada sanción al agresor y
la restitución de sus derechos vulnerados». En el caso de la intervención policial, la regla
será, que no existen protocolos para recibir denuncias ni para su trámite, tampoco debe, la
investigación policial, ceñirse, si la hubiera, a un protocolo determinado o predeterminado,
las existentes pueden ser consideradas como pautas a tener en cuenta, pero de ningún
modo como reglas inexpugnables; entonces, la regla de la intervención estará definida por el
hecho o la situación denunciada, claro que el parámetro de validez estará definido por su
razonabilidad y el modo como se sirve a un fin mayor: «la defensa de la persona y el respeto
de su dignidad».

IV. Primacía de la persona humana y sus derechos fundamentales

El artículo VII del Decreto Legislativo 1267, Ley de la Policía Nacional del Perú establece
para el ejercicio de las funciones y atribuciones de la Policía Nacional del Perú, nueve
principios, de entre ellos, considero para la operatividad de la Ley 30364, el de primacía de la
persona humana y sus derechos fundamentales, basado en este mandato, la norma a
optimizar será: «la defensa y protección de la persona, el respeto a su dignidad y a las
garantías para el pleno ejercicio de sus derechos fundamentales, considerando los enfoques
de derechos humanos, género e intercultura lidad; tienen primacía en el ejercicio de la
función policial».

V. Orientación al ciudadano

La norma contenida en este principio —artículo VII.5 de la Ley policial— es que: «La policía
Nacional del Perú orienta su gestión a partir de las necesidades ciudadanas, buscando
agregar valor púbico a través del uso racional de los recursos con los que cuenta y con un
estándar de calidad adecuado».

VI. Legalidad

El numeral 7 del artículo VII de la Ley policial recalca por este principio que: «La función
policial se brinda en el marco de la Constitución Política del Perú y las demás normas sobre
la materia». Esto es muy importante porque según este principio, la función de la policía, es
decir, «la manera como presta protección y ayuda a las personas y a la comunidad ola
manera como previene e investiga los delitos y faltas o como vela por la protección,
seguridad y libre ejercicio de los derechos fundamentales de las personas…» está definido
por las normas de la Constitución —generalmente principios— establecen mínimas garantías
para todas las personas, sean denunciantes o denunciados, no hay ventajas de unas sobre
las otras, así por ejemplo, si uno tiene derecho a la debida defensa de su persona, a la
vigencia efectiva de su integridad física, psicológica o moral, el otro tiene derecho a que se
presuma su inocencia o que se le dé la oportunidad de defenderse y probar sus afirmaciones
antes de que se le restrinjan o limiten sus derechos. Todo esto obliga a que la función policial
sea ponderada, es decir cuidadosa en los actos propios de su trabajo, por ejemplo, en las
diligencias de urgencia, la individualización de los autores y partícipes, la reunión y
aseguramiento de los elementos de prueba, las pesquisas, retenciones, registro de
personas, etc. Cuidadoso para que su función no sea catalogada de abusiva.

VII. Eficiencia y eficacia


A la Policía Nacional del Perú, ahora se le pide que optimice sus servicios bajo los conceptos
de eficiencia y eficacia, en tal sentido el mismo principio —VII.8 de la Ley Policial— dice:
«Toda actuación policial procura ser eficiente, eficaz, y se orienta a una permanente
optimización de la calidad del servicio policial». Me parece que el legislador parte de la infeliz
idea de que el policía es por naturaleza ineficiente e ineficaz y que dicha situación no va a
mejorar, en ese orden, éste principio valora únicamente los esfuerzos, por eso, el mandato
es que el policía únicamente procure, vale decir, haga esfuerzos, tenga bríos en lograr un
objetivo con un mínimo de recursos —no importa sino lo logra—, si así procede será
valorado como eficiente, y, esta es precisamente la negación de la eficacia, pues según este
último constructo se es eficaz cuando se alcanza la meta y en dicho propósito no caben las
intenciones ni los esfuerzos, así, se es o no se es eficaz, los esfuerzos o bríos no cuentan en
la eficacia si no se ha alcanzado el objetivo. Por otra parte, la optimización de la calidad del
servicio policial —en prevención e investigación— depende no solo de la actuación policial,
sino, de recursos logísticos, métodos, tareas de planificación, infraestructura. No se puede
pensar en una óptima calidad del servicio policial, teniendo como única variable la actuación
policial.

VIII. La articulación de las intervenciones en el territorio nacional

Este principio reconocido en el artículo VII9 de la Ley policial, establece que: «La Policía
Nacional del Perú planifica y ejecuta sus acciones operativas y administrativas de manera
coordinada y alineadas con las políticas nacionales, sectoriales y los intereses del Estado,
Gobiernos Regionales y Locales». El mandato es claro y opera en dos dimensiones, una en
acciones operativas y otra en acciones administrativas, en una y en otra, tanto la
planificación como la ejecución debe ser coordinada y debe estar alineada a los intereses del
Estado en el ámbito nacional, regional o local.

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