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1 FINAL FORMACIÓN Y CAPACITACIÓN (UNIDADES 1, 2, 3 y 4)
1 FINAL FORMACIÓN Y CAPACITACIÓN (UNIDADES 1, 2, 3 y 4)
UNIDAD 1:
Este cambio en todos los casos está relacionado con el cambio de las necesidades
sociales, donde la individualidad, en oposición a la masividad, genera una demanda
específica, con requerimientos propios, en un marco de globalidad de los mercados y de
una enorme velocidad de cambio tecnológico. El consumidor es exigente, conocedor de los
productos, tiene una demanda especifica. Esto lleva a una implementar una nueva gestión:
tales como especialización flexible, capacidad de innovación y capacidad de aprendizaje.
La segunda cuestión conceptual referida a los saberes del trabajo constituye una
perspectiva del aprendizaje de las personas vinculada al mundo laboral sabiendo que se
trata de un proceso dinámico e inherente a la naturaleza humana. El trabajador aprende y
se desarrolla permanentemente, adquiriendo distintas competencias que le permiten
adaptarse a los entornos laborales y también a mejorar su productividad. El trabajador
adquiere un perfil que esta moldeado y vinculado con la tipo de organización y con su
modelo de gestión. Al examinar el perfil de las competencias individuales del trabajador
encontramos competencias que son primordiales para su desempeño laboral eficiente: la
capacidad de resolución de problemas, la capacidad de aprender, la capacidad de gestionar
recursos e información, la capacidad de desarrollar relaciones interpersonales, la capacidad
de diagnosticar y seleccionar opciones entre alternativas y poseer el dominio sobre la
tecnología, entre otras.
En los que se denomina el “triángulo del proceso de aprendizaje”, interactúan los aspectos
académicos, vocacionales y experimentales del trabajador, y en esta relación funcional
ciertamente compleja aparece la representación de lo que se constituye en la interacción
entre el sistema educativo y el sistema productivo.
La tercer dimensión conceptual está relacionada con la problemática del empleo y la
exclusión como factores estructurales y dinámicos a la vez, porque contribuyen a configurar
al mercado laboral y también a los restantes espacios sociales. En Argentina venimos
arrastrando problemas de esta naturaleza en los últimos años: cuando se analiza el
problema desde la perspectiva de la formación para el trabajo se advierten los déficits
estructurales en materia de educación y formación para el trabajo, que no generan
suficiente capital humano adecuado para acceder a los puestos de trabajo. Estas fallas en
la formación para el trabajo no están solamente vinculadas a los problemas de acceso a la
educación, sino también a otros derechos elementales, ya sea los derechos civiles y
políticos o el derecho al empleo.
La educación y la formación para el trabajo son factores determinantes para la inclusión
social, porque articulan la integración cultural, la movilidad social y desarrollo productivo.
Contribuyen a reducir la desigual social y la pobreza.
RUBEN LUCERO- Educación y Trabajo: “De la Generación del ´80 al primer peronismo”
Los primeros vínculos entre el desarrollo económico y la formación para el trabajo.
En nuestra revisión sobre los vínculos entre desarrollo económico y la formación, hemos
observado algunas evidencias que permiten establecer que las primeras señales se
producen con la crisis sociopolítica de fines de siglo XIX y principios del siglo XX, y la
emergencia de un incipiente movimiento obrero y también por la creciente clase media
urbana, que se constituyen en una potencial amenaza al “status quo” de la elite dominante
(El roquismo, o la oligarquía terrateniente)
Se llevan adelante reformas en la educación con la incorporación de las escuelas de artes y
oficios. Esto se usaba como un instumento de control socio-politico para controlar los
nuevos sujetos sociales (clase media) que tenían aspiraciones de ascenso social y
participación politica y para pacificar a (la masa trabajadora). Otro factor relevante se
produce en los primeros años del siglo XX, con la introducción de las corrientes
conductistas en la práctica educativa, como un reflejo pedagógico asociado a la revolución
industrial. No obstante, estos cambios procuraban que determinados sectores sociales en
ascenso no accedan a los circuitos educativos más altos, teniendo en cuenta que por
entonces se produce una incorporación masiva de sectores medios al sistema político y al
sistema educativo. La política de los sectores dominantes tuvo intentos de vedar (prohibir) el
acceso a la universidad a los sectores medios, y con la creación de escuelas de artes y
oficios, derivando a la masa trabajadora hacia alternativas terminales referidas a ciertas
orientaciones prácticas o laborales. El poder dominante fue probablemente un factor
determinante para limitar el desarrollo masivo de formación para el trabajo en los primeros
años del siglo XX.
El modelo económico evoluciona desde una primera etapa claramente subordinada al
modelo agroexportador, (entre 1880 y 1930), encontrábamos una industria de manufacturas
muy básica (alimentos y bebidas, textil, calzado, o industrias metalúrgicas poco
desarrolladas). la propia dinámica de los sectores agro-ganaderos tendía al crecimiento de
la industria de la ganadería para atender a los mercados externos (exportación de carne,
industria frigorífica). Adicionalmente, hacia fines del año 1890 se produce una importante
expansión agrícola y se fomenta la industria del ganado. Esto va a modificar el perfil
económico del país. Se debilitan las industrias de manufacturas ya que era importante
concentrarse en las industrias funcionales al modelo agroexportador. La segunda etapa que
se inicia con la crisis de 1930, provocó en Argentina la caída de las exportaciones primarias
y en ese contexto tuvo lugar un acelerado proceso industrializador (ISI), estableciendo
nuevas industrias.
Educación para la elite
En esta etapa, el sistema educativo estaba fuertemente influenciado por concepciones
provenientes de las naciones europeas hegemónicas y en consecuencia respondía a los
intereses de la élite gobernante, que le asignaba a la Argentina un rol preponderantemente
agrario. el proyecto educativo estuvo fuertemente influenciado por el positivismo (todo
conocimiento válido debe estar basado en lo empírico y en lo científico) en sus dos
versiones, la universitaria y la normalista, que caracterizaron una institucionalización del
sistema educativo. Es recién a partir de 1910, con la incorporación masiva de sectores
medios al sistema político y al sistema educativo. Se introducen las corrientes conductistas
en la práctica educativa, como un reflejo pedagógico asociado a la revolución industrial. En
resumen, el surgimiento de las nuevas alternativas profesionales escondía un carácter de
exlusionl y de desvío, procurando que determinados sectores sociales en ascenso no
accedan a los circuitos educativos más altos. Por eso decimos que se buscaba una
educación para la ELITE.
La reforma Saavedra Lamas
Los primeros intentos de reforma de la enseñanza media, promovidos por el Ministro
Saavedra Lamas, en un contexto de bloqueo comercial por la Primera Guerra. Argentina
debió autoabastecerse y por ende, estimular la producción industrial. La reforma que
impulsa Saavedra Lamas propició una escuela intermedia, a modo de filtro, que orientaba la
población escolar entre el acceso a la universidad y otro tipo de formación hacia salidas
productivas. Este proyecto tuvo algunas resistencias políticas, entre las que se destaca la
Unión Industrial Argentina que apoyaba creación de establecimientos de artes y oficios
antes que una reforma a la educación media porque percibía que la reforma a las
emergentes clases medias, limitando las posibilidades de ascenso social de los sectores
que la UIA representaba.
La década del ´30. Rol del Estado y sectores sociales en pugna
La participación de los sectores a partir de la década del ´30 nos permite entender el
problema, entre el desarrollo económico y las distintas modificaciones del sistema educativo
en las modalidades prácticas. Fue el propio proceso de industrialización sustitutiva el que
dio impulso a la enseñanza práctica a través de las escuelas de artes y oficios. Sus
principales orientaciones eran mecánica, herrería y carpintería, pero las evidencias sobre su
funcionamiento dan cuenta de una formación más de artesanos que de obreros industriales.
La oferta educativa estatal, además de las de artes y oficios, estaba basada en escuela
técnicas de oficios (electricidad, hierro, carpintería y construcciones), en donde la mitad del
tiempo se destinaba a actividades prácticas y la otra al estudio de la teoría general. Los
cursos duraban tres años obligatorios y un cuarto año optativo
En los primeros años de la década del 40, estallo la SGM, este fenómeno ejerció una gran
influencia para que Argentina profundice su modelo económico de Industrialización por
Sustitución de Importaciones. y tuvo su impacto en el sistema educativo estatal en donde se
produjeron cambios, destacándose en 1941, la implementación del ciclo básico común para
los tres primeros años de la secundaria, registrándose a su vez un fuerte incremento
cuantitativo de la matrícula en este nivel.
Otra vez, la discusión respecto del papel que este nivel educativo debía tener, volvió reflotar
la tensión sectorial de intereses entre quienes sostenían que debía tener un carácter
terminal y vocacional (esto pretendan los sectores de elite), o si debía ser un paso previo a
la universidad como un vehículo de movilidad social (clase media y obreros)
La participación de los actores.
Con la expansión industrial de la década del 30 quedo en evidencia la falta de mano de obra
calificada para el sector industrial. Esto sería resuelto parcialmente por los inmigrantes
extranjeros. Este problema duro toda la década y el sistema educativo estatal participó
parcialmente de las iniciativas de formación en oficios en el periodo (que eran
principalmente organizadas por las cámaras empresarias, por los sindicatos, escuelas para
obreros)
La década del ´30 ve surgir un nuevo sujeto social que se concentró principalmente en el
área metropolitana de Buenos Aires,8 producto de las corrientes migratorias desde el
interior, hablamos de los obreros industriales (influencias: Comunismo, socialismo y
anarquismo), los cuales serían verdaderos protagonistas en el periodo que arranca en 1943
(Perón). La aparición de este nuevo actor social, fue decididamente una parte causal de las
modificaciones que se dieron luego en el ámbito de la formación para el trabajo. Este actor
social tuvo influencia tanto en la formación para el trabajo como para la formación política.
Los mismos obreros los que primero manifiestan la necesidad de escuelas especializadas
en la enseñanza de oficios. Este actor social tenía un rechazo al Estado Conservador,
(tengamos en cuenta las influencias de los obreros)
La Iglesia fue otro actor con participación en el tema y tenía su oferta de formación en
oficios a través de las escuelas técnicas católicas.
La Unión Industrial Argentina (UIA) fomentaba el aprendizaje en el lugar de trabajo, estaban
de acuerdo en la formación de obreros y de la enseñanza de materias básicas con fines
prácticos para atender las necesidades de la industria. Algunos sectores de la UIA
BUSCABAN LA naturalización de la división del trabajo,13 acoplada a los ritmos de
producción en donde el trabajador seria formado funcionalmente dentro del sistema
productivo (influencias tayloristas y de la Administracion general de Fayol). Esto terminó
constituyéndose en un argumento central para que los industriales e ingenieros plantearan
su oposición al monopolio estatal de la enseñanza técnica, que para ellos significaba una
excesiva escolarización de la enseñanza de oficios.
Los ingenieros.
Un importante debate sobre el lugar que debía ocupar la enseñanza técnica y de oficios.
Aquí en donde quedó de manifiesto el problema respecto de quien debía tener la
responsabilidad por la enseñanza profesional. Si bien el punto de partida de ambas
posiciones era el mismo, es decir la necesidad de formar mano de obra calificada en niveles
diferentes, operarios semicalificados, operarios calificados y técnicos, la visión sobre cuáles
eran las instituciones que debian desarrollar la formación era diferente. Los ingenieron
proponían que; la formación de los obreros debe ser la resultante de dos
influencias, la del taller y la del aula. Querer centrar la formación del obrero alrededor de la
escuela, es pretender que la escuela asuma un rol rector en la creación y desarrollo de la
industria misma”.
La relación educación – trabajo.
El análisis de la relación educación – trabajo en el periodo abre al menos tres perspectivas,
la primera de carácter económico-tecnológico que involucra los elementos más objetivos en
la evolución desde el modelo agro-exportador hasta el inicio de la sustitución de
importaciones y las necesidades de mano de obra; una segunda perspectiva de desarrollo
con participación del Estado en el contexto de las tensiones entre los actores; y una tercera
perspectiva que surge como demanda de los actores involucrados. en el periodo existió una
correspondencia activa entre el modelo económico dominante y la educación, y las
respuestas se ajustaron a los requerimientos de una estructura económica dependiente
basada en la exportación de materias primas y concentrada en las actividades portuarias.
Las tensiones entre actores con sesgos políticos marcadamente diferentes en la etapa
previa a 1930, fueron un impedimento para avanzar en la discusión sobre la formación para
el trabajo. la tensión se instala en la intención de desviar a los nuevos sectores del acceso a
la universidad, y a la creación de escuelas de artes y oficios como una instancia desviadora
para la clase trabajadora, justificándose en la necesidad de brindar acceso a los sectores
más desfavorecidos de la sociedad a los conocimientos que los preparasen para trabajar,
pero en instituciones de menor prestigio social.
La expansión de la industria nacional y la sustitución de importaciones a partir de 1930,
generó nuevas necesidades de carácter estructural y la falta de personal calificado dio lugar
a posicionamientos entre los principales actores involucrados de la época: los sindicatos y
los empresarios. Como dijimos antes quedo en evidencia las limitaciones que tenía el
sistema educativo para responder a los requerimientos de mano de obra y a la gran
expansión de los procesos productivos.
Las elites también ejercieron influencias limitativas para el acceso masivo a la educación de
los sectores medios en un intento por evitar su ascenso social, postulando una división
entre el saber humanístico y el saber técnico, otorgándole a este último una jerarquía
inferior. La mirada social sobre la formación para el trabajo, estaba representada por los
sectores medios y las elites, cuyo sesgo era ciertamente estigmatizante y consideraba a la
formación en oficios una salida de valor social menor que las otras, como el secundario o la
universidad, ya que éstas aseguraban la posesión de lugares de privilegio para quienes las
cursaban y reflejaban la posición aventajada de quienes podían acceder a esta educación
Perón: Desarrollo y un modelo de formación para el trabajo. (1943-1955)
Se caracterizaron por marcar cierta independencia respecto de los cambios mundiales de
posguerra, y se intentó un camino propio, que incluía el rediseño del perfil productivo y
socioeconómico del país. En esta etapa comenzará a plantearse una mayor influencia
Estado como eje económico, productivo y contenedor del tejido social. Las características
del desarrollo y la formación para el trabajo como parte de una política pública y teniendo a
los trabajadores como un patrimonio histórico fundamental. Se planteará con fuerza la
necesidad de formar mano de obra calificada y también personal directivo necesario para el
desarrollo., Se refuerzan las ideas respecto de la importancia del vínculo entre el desarrollo
económico y la formación, el peronismo funda un un sistema institucional de formación para
el trabajo.
Las políticas públicas: industrialización y planes quinquenales
En los años previos al primer Plan Quinquenal, Argentina manifestaba problemas de
industrialización: falta de desarrollo de industrias de insumos básicos, obsolescencia de
máquinas y equipos, cuyos principales efectos fueron la bajísima productividad y en
consecuencia su descapitalización. La implementación de medidas de promoción industrial,
como la creación del Banco de Crédito Industrial, entre otras, fue un factor importante para
financiar las actividades industriales. La política como el Instituto Argentino de Promoción
del Intercambio, más conocido como IAPI, que se encargaba de otorgar líneas de
financiamiento subsidiado (tasas de interés negativas).17
El modelo de formación para el trabajo durante el primer peronismo
La aparición de Perón en la escena política como Presidente la de Republica (antes
Secretario de Trabajo y Previsión, Ministro de Guerra, etc), introduce por primera vez la idea
de un proyecto
estratégico integrador que vincula un desarrollo económico y social (los trabajadores como
actor social fundamental) En este contexto surge un modelo educativo diferente a partir de
la creación de la Comisión Nacional de Aprendizaje y Orientación Profesional (CNAOP) en
1944, y posteriormente la Universidad Obrera Nacional, como parte de su proyecto político
institucional, que abre masivamente las puertas a las posibilidades de formación de las
masas trabajadoras. La formación de mano de obra y personal directivo”, se considera
fundamental y que requiere de una intervención estatal.
Para poder interpretar con claridad el cambio en la política educativa a partir del gobierno de
Perón, especialmente en lo que respecta a la vinculación de la educación con el trabajo, hay
que entender el comienza una ruptura el modelo educativo que implementa el peronismo y
el modelo “liberal – normalista – positivista que dominó la escena pedagógica desde 1880
(Roquismo, educación para las elites, etc). Perón en materia de políticas de educación,
existió un claro rechazo al modelo “liberal – racional” dominante en los años anteriores. Se
lleva adelante la masividad del sistema de formación profesional que contribuyó a la
creación de representaciones vinculadas al trabajador, el trabajo, el aprendiz y la formación
profesional, que sirvieron de sólida base para una configuración institucional sobre la cual
se asienta el modelo que llega hasta nuestros días. Los planes quinquenales durante los
dos gobiernos de Perón sirvieron para apuntalar este sistema, ya que en estos planes se
manifiesta la importancia que debía ocupar la enseñanza práctica como factor clave para
promover el desarrollo industrial y como factor de inclusión.
La CNAOP fue engranaje definitivo para apuntalar este sistema, tuvo por finalidad instaurar
una enseñanza técnica post- básica para complementar la expansión de la educación
primaria. la CNAOP no solo reglamentó el aprendizaje industrial, sino que también
reglamentó el trabajo de menores y el cobro de impuestos a las empresas que no tomaban
aprendices. El primer ciclo de la CNAOP tenía tres años de duración y se dictaba en las
Escuelas Fábrica, el segundo ciclo salió en 1948 con el que se accedía al título de ‘Técnico
de Fábrica’ La CNAOP tuvo también una misión de mejorar moral y materialmente ala clase
trabajadora. Cabe aclarar que en el modelo de Escuelas-Fábrica los alumnos recibían
desde los uniformes a los libros y todo tipo de instrumento, herramienta o útil en forma
gratuita.
Se crea también la Dirección General de Enseñanza Técnica (DGET mediante 2 decretos
que unifican a todo el sistema de enseñanza técnica preexistente (Escuela de artes y
oficios, escuelas industriales, agronomía, etc) Esto permitía consolidar una mejor base
educativa para acceder a la Universidad.
Estos cambios tienen sin dudas un carácter más socializador,y de preparación. Le permitia
gozar de derechos a los trabajadores. Eran la contracara de los sistemas anteriores a la
década del 40, que eran sinónimo de los esquemas de carácter discriminador y de
dominación de las elites y que limitaban el ascenso social
La Universidad Obrera
La coronación del modelo que se inicia en 1943 es la creación de la Universidad Obrera
Nacional, y resume el modelo educativo instaurado durante el gobierno de Perón, con la
principal finalidad de promover la industria y articular a los sectores comprometidos con esta
tarea, pero con una conformación institucional diferente al modelo liberal, porque tenía
autonomía respecto del sistema educativo tradicional. La Universidad Obrera intentó romper
con el monopolio del conocimiento por sectores minoritarios y permitiendo democratizar los
saberes. El modelo de Universidad sostenía que el sistema tradicional Universitario estaba
destinado a las clases altas, y no garantizaba las condiciones para el acceso de las clases
populares, entonces el movimiento obrero crea su propio sistema alternativo con el fin de
alcanzar ese objetivo
1955. Fin de un ciclo.
En 1955, el golpe de Estado de la llamada “Revolución Libertadora” termina con el gobierno
de Perón, pero no obstante, la expansión industrial no se detuvo, principalmente en la
industria metalmecánica, sobre la base de la producción automotriz y de tractores. Este
nuevo periodo polito y social instauró un modelo de proscripción y exclusión, sobre todo
hacia el subsistema CNAOP – DGET, las cuales fueron intervenidas, apuntando a quitar
aquellos elementos que hacían a la formación del sujeto obrero. No serían ya obreros sino
técnicos los perfiles que se buscaba formar.
En el plano científico-tecnológico, el nuevo régimen crea a partir de 1956 el INTI (Instituto
Nacional de Tecnología Industrial) y el INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria)
y también se crea el
CONICET (como organismo para promover la ciencia y la tecnología en el país). Se apuntó
a un modelo desarrollista que vinculaba a la capacitación con la incorporación de nuevas
tecnologías y con los cambios en los procesos de producción. Este modelo implantó la
visión de la “educación como inversión” y no como un derecho. Se apuntaba a una mayor
eficiencia productiva, con ofertas educativas terminales y prácticas, que perseguían que la
capacitación permita un mayor rendimiento en el trabajo.
No formal Son los aspectos Son las actividades Son los aspectos
que, aunque forman de capacitación que sustentados más en
parte del currículo, tienen una actitudes y creencias
no se desarrollan intencionalidad que en rutinas
siguiendo el estilo educativa y guardan administrativas, tales
clásico de este tipo algunas formas como el manejo de
de educación (Ej.: típicamente reuniones, las pautas
trabajos de campo, escolares (aulas, de comunicación
proyectos, etc.) textos, docentes) y oficiales, premios y
que, sin embargo, castigos.
no forman parte de
ningún programa
escolar ni otorgan
certificaciones, solo
la de asistencia.
El artículo analiza centralmente los dilemas que enfrenta la Educación técnico profesional
(ETP) en América Latina ahora que vuelve a ser prioritaria entre las recomendaciones
internacionales de política educativa para la próxima década. Se propone el análisis de 7
dilemas: entre tendencias que apoyarían un desarrollo de la ETP centrado en las
estructuras actuales de ese subsistema o las decisiones que deberán encararse y
resolverse para lograr el sentido profundo que se espera de ella en cuanto a la superación
de los problemas de pobreza y desigualdad que afectan a la región. El texto incluye el
significado que ha tenido la Educación Técnico Profesional en la región y las instituciones
que se han consolidado para ello, los intereses de los principales actores que pueden influir
en la planeación de una ETP diferente y los nuevos sujetos que conforman una nueva
demanda por este tipo de educación.
Identificamos siete principales dilemas:
• Entre la formación para el empleo o la formación para el trabajo.
• Entre las demandas laborales que se desprenden de la estructura del empleo o las que se
desprendan de un desarrollo económico y social más equitativo.
• Entre procurar una mejor inserción de los jóvenes en el sector formal o la formación
necesaria para mejorar las condiciones de trabajo en el sector informal.
• Entre una formación para el empleo o una formación integral para el aprendizaje a lo largo
de la vida, el trabajo y la ciudadanía.
• Entre una réplica escolar de los espacios laborales o la configuración de nuevos espacios
de formación por vía de los convenios entre las escuelas y los centros de trabajo.
• Entre una formación técnica profesional o el dominio de una cultura tecnológica.
• Entre una formación para la creatividad y la innovación o una formación acotada a las
normas estandarizadas de competencia laboral.
A diferencia de los sistemas e instituciones de capacitación profesional dependientes de los
sectores laborales, la enseñanza técnica escolarizada está sujeta a todas las tensiones
políticas, económicas y culturales que afectan a esta trascendental función social que
cumple el sistema escolar y a la muy compleja organización institucional por medio de la
cual se lleva a cabo.
¿Cómo se diseña la planeación de los recursos humanos de un país? Se propone en este
apartado que la planeación de una nueva ETP deberá comprender la naturaleza y los
intereses de los principales actores que la deciden. Los principales actores son:
-Las propuestas de los gobiernos. Parte indudable de las legítimas funciones de los
gobiernos la constituyen las propuestas educativas que se ponen al servicio de la población.
Con respecto a la educación técnico profesional, las propuestas responden a diferentes
intereses gubernamentales: anticipar las demandas del desarrollo económico tal como lo
perciben los grupos técnicos o políticos en turno; asegurar la formación de personas que
resuelvan problemas o necesidades nacionales, responder a demandas puntuales del
sector laboral, etc.
-La intervención del sector laboral. La participación del sector laboral en la planeación de la
educación y en particular de la educación técnico profesional es ampliamente solicitada por
los gobiernos y atendida con seriedad por algunos sectores laborales. En ocasiones,
incluso, las iniciativas podrán surgir del sector laboral hacia los gobiernos. Esta intervención
es determinante y prioritaria en lo que refiere a la capacitación o formación en el trabajo de
la PEA de los países, pero en lo referente a la educación de los jóvenes, de los
desocupados o de los sectores de pobreza no es tan activa. Habrá que distinguir aquí cuál
es el sector laboral que participa en esa planeación; según los países.
-Las instituciones (escuelas/centros) educativas concretas. Las historias puntuales de cada
escuela de educación técnico profesional son fascinantes: los actores concretos que
intervienen, la racionalidad que los guía, la manera en la que resuelven los requisitos
legales a cumplir, la naturaleza de su conocimiento sobre las demandas laborales o sobre
los intereses de los posibles estudiantes, la contratación y formación de los profesores, la
organización del curriculum y de la enseñanza, la construcción de las instalaciones, etc.
-Las demandas de los estudiantes. La elección vocacional de los jóvenes en América Latina
y las razones por las cuales deciden o no incorporarse en una educación profesional técnica
han sido muy poco estudiadas. No es aventurado afirmar que las decisiones se toman en
muy buena medida en función de la oferta disponible y al alcance de los jóvenes, que en
muchas regiones es escasa y reducida.
Educar ¿para qué trabajo?
Detrás de la pobreza y la desigualdad de los países de América Latina, tal como se mide
por medio de los ingresos o las condiciones materiales de vida de la población, se
encuentra una estructura laboral heterogénea y desigual. En los países latinoamericanos ha
estado presente desde hace tiempo la noción de esta desigualdad, desde las propuestas de
la CEPAL, sobre una estructura dual: una tradicional y una moderna, hasta el
reconocimiento actual de los mercados formales e informales de trabajo. No se trata de
introducir aquí un debate teórico sobre la naturaleza de las estructuras productivas y los
mercados de trabajo de la región sino de señalar que la planificación educativa deberá partir
del reconocimiento de esas realidades. El enunciado de algunas políticas al respecto da la
impresión de que solamente una formación fundamentada en el mercado de trabajo más
moderno y con tecnologías “de punta”, permitirá definir los contenidos educativos y
“arrastrar” a la población hacia el empleo y la modernidad laboral. Como referencia de la
educación esa visión resulta incompleta, parcial y volátil, ya que se trata, además, de un
mercado de trabajo que está sujeto en esta época a transformaciones radicales y
profundas.
¿Qué educación para el trabajo?
Todo apunta a que una nueva educación profesional técnica y ‐ más ampliamente una
formación para el trabajo‐ se caracteriza por basarse en la coordinación y la colaboración
entre el sistema educativo (y las diferentes instituciones y actores que se orientan a la ETP)
y el sector laboral. Es necesario construir grandes consensos y entender grandes
diferencias en cuanto a la definición de los objetivos a lograr, de los contenidos a enseñar,
en el uso de los tiempos, los espacios, y los equipamientos, en el personal encargado de
enseñar y asesorar a los estudiantes, en la identificación de los criterios de evaluación y en
la intervención de profesores que comparten el tiempo de escuela con el de trabajo; algunos
mejor preparados para la enseñanza, otros con conocimientos derivados de su experiencia
laboral, ambos obligados a lograr una síntesis a favor de la docencia. Se trata también de
atender nuevos grupos de población, estudiantes de diversas edades y condiciones
laborales y de ofrecerles una formación intermitente, con idas y vueltas de la escuela al
trabajo y viceversa.
Esta nueva educación técnica profesional plantea diversas exigencias:
Analizar a fondo las transformaciones que se viven en el mundo del trabajo y los efectos
diferenciados que se suceden en diferentes regiones.
Analizar no sólo las demandas que plantean las estructuras laborales de la región sino las
necesidades sociales y económicas que permitan la superación de la pobreza y la
desigualdad y ampliar el sentido de las demandas que la educación técnico profesional
debe resolver mediante el conocimiento.
Incorporar en la enseñanza una noción integral de los distintos universos del trabajo: el
universo del conocimiento, el de las relaciones humanas y la organización del trabajo, el de
los diferentes procesos y tramas que se involucran en la producción de bienes y servicios, el
de los derechos y obligaciones, el de las visiones de desarrollo que orientan el trabajo.
Especializarse en la introducción de una cultura tecnológica entre la población y lograr la
transposición curricular y didáctica para enseñarla.
Identificar los actores y los intereses en juego en la planeación de la ETP y procurar un
consenso hacia la atención a los mejores intereses del desarrollo equitativo de los países de
la región.
Reconocer nuevos grupos de población como sujetos de esa educación y no solo a los
jóvenes escolarizados o a los trabajadores en activo.
Lograr una mayor y mejor articulación entre las escuelas de enseñanza técnico profesional
y los institutos y sistemas nacionales de capacitación.
Articularse con otros niveles y modalidades escolares para atender de mejor manera la
formación integral para el trabajo.
Todo ello a su vez, exige impulsar el desarrollo de investigaciones que contribuyan a
resolver los dilemas planteados mediante un conocimiento más preciso de las realidades
que afectan a la ETP en la región y las demandas que requiere satisfacer.
UNIDAD 2:
Educación y capacitación para mercados del trabajo cambiantes y para la inserción social -
Guillermo Labarca
Autores como Labarca y Novick plantean la cuestión de los mercados de trabajo en América
Latina, desde las características de las “economías heterogéneas” hasta los problemas
emergentes por la nueva denominada “sociedad de la información”.
Si partimos del postulado de la complementariedad entre recursos humanos y capital
convencional y que el crecimiento se debe tanto a la acumulación de capital como al
conocimiento, podemos concluir que los aumentos de productividad de los países que
avanzan en eficiencia se deben a que progresos en el conocimiento estimulan la inversión y
que las nuevas inversiones conllevan nuevas tecnologías. Las economías de América
Latina son relativamente pobres en conocimiento, con abundantes recursos naturales y
recursos humanos de baja calificación. Esto ha ido reestructurando las economías hacia
actividades de un menor valor agregado, así no logran introducir una dinámica innovadora
en el aparato productivo. Si la producción no ha logrado introducir tecnologías innovadoras,
el sistema educativo, por su parte, no ha logrado cerrar la brecha de capital humano que
existe con las economías más competitivas. Hay una incapacidad para producir bienes
públicos los cuales son necesarios para complementar el funcionamiento del mercado. Los
sistemas de educación son parte fundamental de la infraestructura del conocimiento y, a
diferencia de otros sistemas productivos, los de enseñanza no tienen costos de producción.
Para entender, entonces, la dinámica del mercado del trabajo y su relación con el proceso
de formación de recursos humanos hay que detenerse en dos dimensiones decisivas que
son: en primer lugar, las características específicas del desarrollo económico y, en segundo,
las características de la innovación tecnológica en la región.
Hay que tener en cuenta, por una parte, la heterogeneidad de las economías y de las
sociedades de la región y, por otra, el conjunto de factores que median entre la tecnología
(es decir, como fue concebida, como es ofrecida a los productores y como es utilizada) .
La heterogeneidad de las economías
La heterogeneidad de las economías no es un fenómeno nuevo, ha sido conocido y
analizado al menos desde el inicio del proceso de industrialización. Al interesarnos en el
tema de los recursos humanos, las dimensiones que hay que tener en cuenta hoy día,
encontramos que hay una diversidad tecnológica: por ejemplo, la ind automotriz donde hay
fábricas y nuevas inversiones con esquemas de producción flexibles que subcontratan a
firmas que se encargan de organizar su producción. Otra fuente de diversidad, más
conocida y estudiada, es la que existe entre empresas
de acuerdo a su distancia de la frontera tecnológica; el tamaño de las empresas también
suele marcar diferencias.
Es mejor tener una formación siempre focalizada y que responda a las necesidades del
mercado, mientras se deja una gran proporción de estudiantes más tiempo en la educación
académica. Para algunas empresas, la buena formación es un producto desconocido que
están reacias a comprar. Las instituciones de formación tratan de convencer a las empresas
de que sus productos las ayudarán a incrementar su productividad y a mejorar la calidad de
sus productos. La formación es un conducto conveniente para transferir tecnología y
modificar la manera en que la gente produce o piensa. Entonces debe ser evaluada por su
impacto general en la sociedad o en algunos segmentos de ella. Los costos y los beneficios
son solo uno de sus resultados y la evaluación de su eficiencia no se debe centrar solo en
eso.
La educación y la formación han sido consideradas a menudo como dos extremos polares,
la primera como el desarrollo de la mente y la segunda como el dominio de las tareas
manuales.
Sin embargo, en lugar de competir, los mundos de la capacitación ocupacional y del
desarrollo conceptual se ayudan mutuamente en el proceso de aprendizaje. Los contenidos
vocacionales pueden ser un contexto ideal donde buscar un desarrollo cognitivo de orden
superior. Las habilidades de pensamiento, los buenos hábitos de lectura y escritura, pueden
desarrollarse mientras se realizan tareas prácticas que lleven a habilidades utilizables. De la
misma forma, la educación académica también puede recurrir a las tareas prácticas para
transmitir un mensaje más general. Las diferencias entre educación y formación siempre
han sido exageradas, y los programas de formación de mayor nivel son tanto educación
como formación. Asimismo, los desarrollos recientes en tecnología y organización del
trabajo parecen estar desdibujando aún más la distinción entre ambas. Las nuevas
tecnologías parecen requerir estructuras organizacionales menos piramidales, definiciones
ocupacionales más amplias para los trabajadores y mayores responsabilidades para los que
están en los niveles jerárquicos inferiores.
En el pasado, todas estas habilidades cognitivas eran, en el mejor de los casos, un medio
para dominar estos oficios (se necesitaba saber leer debido a que las instrucciones de los
oficios estaban escritas en libros o folletos), pero en la actualidad se están convirtiendo en
parte básica del perfil ocupacional. Pero en los niveles más sofisticados los trabajadores
necesitan un conocimiento más amplio de los contenidos de la educación convencional.
Con máquinas que cambian a un ritmo acelerado y que ganan en complejidad, la meta de
aprender sobre su funcionamiento y mantenimiento no puede lograrse simplemente
desarmándola y aprendiendo los nombres de sus partes. Las habilidades de memoria y
manipulación aún se requieren, pero como la máquina es más compleja y va a cambiar
pronto, los principios teóricos subyacentes a su operación necesitan estudios adicionales de
naturaleza más teórica. Los temas abstractos apartados de la vida diaria de los alumnos,
ofrecen un terreno más árido de aprendizaje. No son temas que fascinan al estudiante
promedio. Es así que no representan el lugar ideal para insertar las amplias habilidades
básicas que conforman la educación en una sociedad moderna. Las escuelas vocacionales
pueden evitar estas dificultades motivacionales acercándose al mundo de la fábrica, con sus
aspectos prácticos y la inherente motivación para aprender algunas habilidades que tienen
un inmediato valor de mercado. Sin embargo, no todo lo que sucede en la fábrica es ideal
para el proceso de aprendizaje.
No es lo que se considera el entorno óptimo para un aprendizaje más amplio. En resumen,
la teoría y la práctica no son dos extremos de un mismo continuo, sino conceptos
independientes que admiten todas las combinaciones posibles de niveles altos y bajos.
Ambas, la formación profesional y la educación de todo tipo, contienen la teoría y la
práctica. La formación no debe entenderse como algo pobre en teoría y conceptualización,
puede ser rica o pobre. La educación no debe entenderse como algo inútil y poco práctico,
en realidad puede estar alejada de las aplicaciones inmediatas o puede estar muy cercana
a ellas. No hay buenas razones para preocuparse de las diferencias entre la educación y la
formación, en lugar de ofrecer las oportunidades de aprendizaje que ambas tienen.
La educación que se imparte en las escuelas comunes prepara a la gente para algunas
tareas que tienen una utilización muy amplia, además, se supone que las prepara para
aprender mejor y más rápidamente de su experiencia de trabajo. Por el contrario, la
educación vocacional tiene un deber adicional, deberían preparar a la gente para
desempeñarse en las tareas específicas de una ocupación dada, es decir, la enseñanza
debería incluir la transmisión de habilidades que pertenecen solamente a la ocupación en
cuestión. Hay una diferencia básica entre la educación vocacional y la académica regular:
ya que la educación vocacional enseña habilidades que son utilizadas solamente en
determinadas ocupaciones, siempre existe la posibilidad de que esas habilidades no se
correspondan con la ocupación que el estudiante desempeñará posteriormente. Este
desajuste tiende a ser el problema más serio y persistente de la educación vocacional. Los
programas técnicos y vocacionales a menudo ofrecen habilidades que encuentran muy
poca utilización posterior y dejan a los graduados necesitando otras que no les fueron
enseñadas.
Los desajustes pueden ser verticales u horizontales, siendo los verticales mucho más
serios. El desajuste horizontal es un error de juicio acerca de la orientación de los
graduados hacia las ocupaciones adecuadas. Las razones pueden ser un análisis erróneo
de la evolución del mercado, la transparencia inadecuada del mercado de trabajo, o algo
parecido. Los desajustes verticales, además de estos factores, también involucran
patologías organizacionales complejas y contradicciones entre diferentes actores. El
desajuste más frecuente ocurre cuando los alumnos esperan conseguir ocupaciones de un
nivel más alto que las correspondientes al curso ofrecido. A veces puede suceder que la
formación y las necesidades no se conecten. Como no se puede transformar el mercado de
trabajo, si se quiere evitar el desajuste es la formación la que tiene que cambiar. A menudo
sucede que no puede cambiar y el desajuste se convierte en algo serio. Existen dos
posibilidades por lo que esto sucede: o bien la información sobre el desajuste no llega a
quien toma las decisiones, o bien llega pero las razones para no cambiar opacan las
razones para hacerlo. En consecuencia, estamos hablando de la precisión y la eficacia del
mecanismo de retroalimentación. Para que estos sean efectivos tienen que ofrecer
recompensas por el cambio en la dirección correcta, o sanciones por no cambiar en tal
dirección. Deberíamos pensar la retroalimentación en términos de su capacidad para
transmitir información, pero debería también ser viable y contundente políticamente.
Debería crear situaciones incómodas para quienes toman decisiones si no reajustan los
programas en la dirección sugerida por la retroalimentación.
El mercado laboral argentino en perspectiva global una mirada de conjunto sobre el impacto
de la pandemia - Capacitación y Estudios sobre Trabajo y Desarrollo (CETYD)
La pandemia expuso y profundizó la fractura que atraviesa al mercado laboral en Argentina.
Ocupados y desocupados, trabajadores formales e informales, asalariados y
cuentapropistas. Las distintas intensidades con que la crisis golpeó a los diferentes grupos
ocupacionales evidenciaron el grave problema que supone que una importante porción del
empleo en nuestro país esté precarizada.
El 2020 amplió la fragilidad preexistente de la estructura ocupacional. Tanto el empleo como
los ingresos de los trabajadores en relación de dependencia formales fueron
considerablemente menos afectados que los de informales y cuentapropistas. Y el aumento
de la pobreza también se concentró sobre esos grupos, amén de los desocupados.
La crisis del COVID-19 mostró también el rol clave de las instituciones laborales cuando se
orientan a proteger los puestos de trabajo y amortiguar el impacto de la parálisis económica
sobre el tejido social. Su intervención no es capaz de evitar el daño que esos shocks
producen, menos en contextos de alta vulnerabilidad económica y escasez de recursos
fiscales. Pero sí son capaces de contenerlo. Por eso, su rol debe ser central en la
reconstrucción. En ese marco, reducir la precarización es, también, una forma de ampliar el
margen de acción de esas instituciones.
A nivel global, una de las principales manifestaciones del impacto que ocasionó la pandemia
en el mercado laboral se dio mediante la reducción del total de horas trabajadas por el
conjunto de los trabajadores. De acuerdo a la OIT, en 2020 se perdió el 8,8% de las horas
de trabajo en el mundo. Y América Latina en particular estuvo entre las regiones más
afectadas por ese proceso.1 Ese resultado puede producirse por el efecto de dos
modalidades (o por la combinación de ambas). Y así sucedió tanto en los distintos países
del planeta como entre los diferentes grupos ocupacionales en nuestro país.
Modalidad 1: ajuste vía reducción de empleo
Donde no existen mecanismos para evitar las desvinculaciones de trabajadores en épocas
de crisis (o donde estos no son lo suficientemente fuertes), la caída de la actividad
económica impacta sin mediaciones en una caída del empleo. En estos casos, la suma de
horas trabajadas por el conjunto de los trabajadores se reduce porque, si bien los
trabajadores que preservan sus puestos de trabajo no reducen radicalmente la cantidad de
horas que trabajan, lo que sí disminuye es la cantidad de trabajadores que tienen un
empleo.
Modalidad 2: ajuste vía reducción de horas trabajadas (con baja afectación del empleo)
Así como tanto en Estados Unidos como entre los asalariados informales de Argentina la
principal variable de ajuste ante la crisis fue el empleo, la dinámica fue diferente en donde
existen esquemas de políticas efectivos que apuntan a sostener los puestos de trabajo
frente a shocks recesivos. En estos casos, la suma de horas trabajadas por el conjunto de
los trabajadores también se reduce frente a la caída de la actividad económica, tal como
sucedía en las experiencias antes referidas. Sin embargo, a diferencia de aquellas, esto
sucede porque cada trabajador ocupado disminuye la cantidad de horas que trabaja, en un
marco en el que se logra acotar la destrucción de empleo.
En resumen, la profunda caída de la actividad a nivel global generó una marcada reducción
de la suma de horas trabajadas por el conjunto de los trabajadores.
Este efecto se registró tanto en Estados Unidos, como en la Unión Europea y la Argentina,
aunque en nuestro país con una mayor intensidad debido al mayor grado de fragilidad
económica y laboral. Pero este resultado se produjo como consecuencia de dinámicas
diferentes.
En donde los mecanismos de protección del empleo son débiles o inexistentes, la principal
variable de ajuste fue el empleo. Es decir, el total de horas trabajadas se redujo porque
cayó la cantidad de trabajadores ocupados. Así sucedió tanto en Estados Unidos como en
el sector informal de Argentina.
UNIDAD 3:
UNIDAD 4: