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VIERNES SANTO

Crucifixión y muerte de Jesús (Mt 27, 32-51)

Cuando salían encontraron a un hombre de Cirene que se llamaba Simón, y le forzaron a que le llevara la
cruz. Llegaron al lugar llamado Gólgota, es decir, «lugar de la Calavera». Y le dieron a beber vino mezclado
con hiel; y lo probó pero no quiso beber. Después de crucificarlo, se repartieron sus ropas echando suertes.
Y allí, sentados, le custodiaban. Sobre su cabeza pusieron por escrito la causa de su condena: «Éste es Jesús,
el Rey de los Judíos».

Luego fueron crucificados con él dos ladrones: uno a la derecha y otro a la izquierda.

Los que pasaban le injuriaban moviendo la cabeza y diciendo: —Tú que destruyes el Templo y en tres días lo
edificas de nuevo, sálvate a ti mismo; si eres Hijo de Dios, baja de la cruz.

Del mismo modo, los príncipes de los sacerdotes se burlaban a una con los escribas y ancianos, y decían:
—Salvó a otros, y a sí mismo no puede salvarse. Es el Rey de Israel, que baje ahora de la cruz y creeremos
en él. Confió en Dios, que le salve ahora si le quiere de verdad, porque dijo: «Soy Hijo de Dios».

Incluso los ladrones que habían sido crucificados con él le insultaban de la misma manera.

Toda la tierra se cubrió de tinieblas desde la hora sexta hasta la hora nona.

Hacia la hora nona Jesús clamó con fuerte voz: —Elí, Elí, ¿lemá sabacthaní? —es decir, Dios mío, Dios mío,
¿por qué me has desamparado?

Algunos de los allí presentes, al oírlo, decían: —Éste llama a Elías.

E inmediatamente uno de ellos corrió, tomó una esponja, la empapó en vinagre, la sujetó en una caña y se
lo dio a beber. Los demás decían: —¡Déjalo! Vamos a ver si viene Elías a salvarle.

Pero Jesús, dando de nuevo una fuerte voz, entregó el espíritu.

Y en esto el velo del Templo se rasgó en dos de arriba abajo y la tierra tembló y las piedras se partieron; se
abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de los santos, que habían muerto, resucitaron. Y saliendo de los
sepulcros, después de que él resucitara, entraron en la Ciudad Santa y se aparecieron a muchos. El
centurión y los que estaban con él custodiando a Jesús, al ver el terremoto y lo que pasaba, se llenaron de
gran temor y dijeron: —En verdad éste era Hijo de Dios.

Había allí muchas mujeres mirando desde lejos, las que habían seguido a Jesús desde Galilea para servirle.
Entre ellas estaban María Magdalena, María —la madre de Santiago y de José— y la madre de los hijos de
Zebedeo.

ACTIVIDADES

Después de leer el pasaje anterior del evangelio de Mateo, contesta a las siguientes preguntas:

1. ¿Qué significa Gólgota?

2. ¿Qué hicieron con la ropa de Jesús?

3. Le pusieron un letrero con la causa de su condena, ¿qué decía el letrero?

4. ¿Qué ocurrió cuando murió Jesús?

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CRUCIGRAMA

SOPA DE LETRAS

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