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Mariana
Loos.
En: Neurodesarrollo: un puente entre Salud y Educación: temas de interés para profesionales
de la salud y docentes. Compilado por Hugo A. Arroyo, Roberto H. Caraballo y Víctor L. Ruggieri.
Buenos Aires: Fundación Garraham, 2018.
Tomas es un niño de 3 años que asiste al jardín de infantes. La maestra está preocupada
debido a que habla mal y en ocasiones no se entiende lo que dice. Por este motivo, decide citar a
los padres y sugerirles realizar una consulta con el médico de cabecera y con una fonoaudióloga.
Es el primer hijo de una pareja joven. No tiene antecedentes perinatales, personales ni familiares
de relevancia, El desarrollo psicomotor, a excepción del lenguaje, es adecuado para la edad.
La pediatra de cabecera solicita inicialmente realizar una evaluación auditiva y derivar al
fonoaudiólogo. De las evaluaciones, se concluye que Tomás tiene una buena intención
comunicativa, adecuado lenguaje comprensivo, pero presenta retraso en el lenguaje expresivo.
Este último sigue un desarrollo con ritmo habitual, pero más lento,
El diagnostico final es un retraso simple del lenguaje, y comienza terapia con muy buena
evolución y pronóstico.
INTRODUCCIÓN
Los trastornos del neurodesarrollo son un grupo de afecciones que se manifiestan de manera
precoz en el desarrollo del niño y producen deficiencias en el funcionamiento personal, social y
académico.
El proceso de adquisición y desarrollo del lenguaje reviste una enorme complejidad y requiere
de un adecuado funcionamiento e interacción de diferentes componentes, que consisten en
requisitos instrumentales como la audición y el aparato fonoarticulatorio, y recursos cognitivos y
psicosociales.
El lenguaje no solo es fundamental para la comunicación del niño, sino además resulta
esencial para el desarrollo integral y el aprendizaje, para establecer relaciones sociales
adecuadas, y para el desarrollo de las habilidades cognitivas.
Aproximadamente entre un 10 y un 14% de los niños menores de 6 años sufre retraso y/o
desviación en el desarrollo del lenguaje, de los cuales un 50% se encuentra en el límite de la
variabilidad normal, y remite espontáneamente con un tratamiento mínimo. A partir de los 6 años,
solo un 4% padece un trastorno permanente, porcentaje en el cual se incluyen los niños con déficit
instrumental, discapacidad intelectual, trastorno del espectro autista, y solo un 1,5% corresponde
a un trastorno específico del lenguaje.
En la última edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Tras tornos Mentales (DSM-5),
los trastornos de la comunicación incluyen deficiencias del lenguaje, el habla y la comunicación, y
se los clasifica en las siguientes categorías: trastorno del lenguaje, trastorno fonológico, trastorno
de la fluidez de inicio en la infancia, trastorno de la comunicación social, y otros trastornos de la
comunicación especificados y no especificados. En este apartado los dividiremos en defectos
instrumentales, problemas del ha bla, problemas del lenguaje y trastornos psicolingüísticos
(cuadro 1).
Cuadro 1. Trastornos del habla, lenguaje y comunicación.
Defectos instrumentales:
-Hipoacusia -Disglosia
Trastornos psicolingüísticos:
-Trastorno del espectro autista
-Mutismo selectivo
-Discapacidad intelectual
DEFECTOS INSTRUMENTALES.
Aquí se incluyen los problemas del habla y del lenguaje producidos por defectos en los
instrumentos (audición y aparato fonoarticulatorio) necesarios para su adecuado desarrollo.
Deficiencias auditivas:
Los problemas de la audición producen alteraciones en la voz y en el ha bla del niño debido a
la dificultad que presentan para analizar los sonidos y disponer de retroalimentación de las propias
producciones. Generalmente, éstas carecen de entonación expresiva, y el ritmo y las pausas se
encuentran alterados. El compromiso varía en función del grado de hipoacusia y del momento de
detección e intervención terapéutica.
Disglosia:
La disglosia es una alteración en la articulación debido a anomalías anatómicas de los órganos
fonoarticulatorios, tales como labio leporino, fisura palatina, macroglosia, malposición dentaria y
malformaciones maxilares (prognatismo o retrognatismo).
El tratamiento en general incluye intervenciones mediante cirugía maxilofacial y ortodoncia, y
además terapia fonoaudiológica.
Disartria:
La disartria consiste en una alteración de la pronunciación debido a trastornos de las vías
motoras centrales, de los nervios craneales o de los grupos musculares que intervienen en los
patrones motores articulatorios.
El compromiso de estas estructuras produce disartria por debilidad, cambios en el tono e
incoordinación de los músculos que intervienen en el ha bla. Pueden además afectarse los
procesos de deglución y masticación.
Dislalias:
El habla se encuentra alterada sin que existan defectos anatómicos, motores o
neurolingüísticos subyacentes.
Estos desórdenes consisten en la persistencia o exageración de ciertas formas de articulación
que son normales durante los primeros cuatro años de vida. El desarrollo del lenguaje expresivo
suele hacerse con normalidad cronológica y con adecuada complejidad morfosintáctica, pero con
persistencia de emisiones inmaduras de ciertos fonemas. Los fonemas más frecuentemente
afectados son: s (sigmatismo), r (rotacismo), l (vandalismo), y d (deltacismo).
Cuando las dislalias son múltiples, con omisiones, sustituciones y simplificaciones, la
inteligibilidad del habla se empobrece; por lo tanto, es necesario realizar un diagnóstico diferencial
con un trastorno del lenguaje. A diferencia de los niños con trastornos del lenguaje, la fluencia
verbal del niño con dislalias suele ser normal, y además se afectan determinados fonemas con un
patrón fijo, que se mantiene incluso en las tareas de repetición. La respuesta al tratamiento
fonoaudiológico es muy buena.
Subtipos de TEL:
Teniendo en cuenta la discusión establecida sobre el concepto de TEL y la manera de
identificarlo, es lógico que existan numerosas clasificaciones para establecer subtipos del
trastorno. De todas las clasificaciones, la más conocida a nivel internacional es la de Rapin y
Allen (1987, 1988), quien a partir de un análisis de muchos casos clínicos distinguieron hasta un
total de seis subtipos de TEL:
• Trastornos de la vertiente expresiva:
-Disprogramación fonológica: el lenguaje aparece tarde, es poco fluido de difícil inteligibilidad.
A diferencia de las dislalias, en la disprogramación fonológica son muy cambiantes los defectos de
pronunciación. Los fonemas o silabas que aisladamente se realizan bien, se desestructuran u
omiten emplearlos en el contexto de la palabra y/o frase. El lenguaje comprensivo se encuentra
habitualmente conservado.
-Apraxia verbal congénita: la expresión verbal es nula o muy pobre, al igual que la realización
de gestos bucales no lingüísticos como besar, soplar etcétera.
• Trastornos que afectan la expresión y la comprensión:
-Déficit fonológico-sintáctico: es el subtipo más frecuente, constituye el 40 60% de los TEL.
Los niños afectados poseen una comprensión deficitaria d la gramática, pero su mayor dificultad
reside en la vertiente expresiva, que es poco fluida y con distorsiones fonológicas que
comprometen la inteligibilidad.
-Agnosia verbal auditiva congénita: es el subtipo más grave de TEL, pero poco frecuente. Se
caracteriza por una dificultad en la primera fase del re conocimiento de los fonemas, a pesar de
presentar audición e inteligencia normales. La comprensión del lenguaje es muy deficiente, y la
expresión está también severamente comprometida. Los niños afectados comprendes gestos y
son capaces de utilizarlos para expresarse. En la práctica, estos pacientes se comportan como
sordos, aunque no lo son: perciben los sonidos verbales pero no los reconocen y por eso se
desinteresan del lenguaje.
• Trastorno del procesamiento central:
El déficit semántico-pragmático está caracterizado por dificultades expresivas que afectan la
evocación de términos (anomia, pobreza terminología y también la construcción gramatical. La
capacidad de repetición es mejor que la expresión espontánea. Presentan dificultad para la
comprensión de enunciados complejos. Al inicio puede manifestarse con habla fluente logorreica,
pero con dificultades para adaptar el lenguaje al entorno interactivo. Trastorno léxico-sintáctico
Los niños con este subtipo de TEL presentan un habla fluida, pero ocasionalmente con
pseudotartamudeo por dificultad para evocar términos. La articulación de la palabra es adecuada.
La sintaxis es inmadura, con problemas para realizar formulaciones complejas. La comprensión
de enunciados compuestos se encuentra alterada.
Epidemiologia.
La prevalencia de los TEL estimada por diferentes autores es muy variable, con cifras que
oscilan entre 0,6-33 %; sin embargo, la mayoría coincide que es de aproximadamente entre un 5-7
%, con un predominio en varones 2/1.
TRASTORNOS PSICOLINGÜÍSTICOS.
Mutismo selectivo.
Consiste en un rechazo permanente a hablar ante determinadas personas o situaciones sin
que exista ninguna alteración en la capacidad de comprensión del lenguaje ni en la de expresarse
verbalmente. Es considerado una variante de fobia social. Requiere un tratamiento con abordaje
cognitivo-conductual y en ocasiones fármacos antidepresivo-ansiolíticos.
Estudios complementarios.
Aun cuando parezca que el niño escucha bien, es esencial realizar un examen formal de la
audición. El resto de los estudios será dirigido según las sospechas diagnósticas. En la mayoría
de los casos, los estudios neurofisiológicos o de neuroimagen no son necesarios.
Es conveniente realizar un EEG prolongado, que comprenda todas las fases del sueño, tanto
en pacientes que presenten un cuadro de instauración relativamente aguda, así como en aquellos
que evolucionen con regresión abrupta de las habilidades cognitivas y sociocomunicativas, o en
quienes manifiesten crisis clínicas asociadas.
TRATAMIENTO.
La intervención del niño con problemas del lenguaje debe ser multidisciplinaria: debe incluir a
fonoaudiólogos, psicólogos, psicopedagogos, personal del colegio y a la familia.
Es necesario contemplar el desarrollo integral del niño, y por tal motivo es importante proponer
un plan de trabajo que contemple no solo las dificultades en el lenguaje, sino también problemas
sociales, conductuales y de aprendizaje.
Existen ciertos principios básicos que subyacen al concepto de intervención efectiva del
lenguaje que deben tenerse en cuenta antes de la aplicación de cualquier tratamiento.
La intervención en los problemas del lenguaje debe incluir los siguientes puntos:
-Debe ser un proceso dinámico, en el que se evalúe continuamente el progreso del paciente
en relación con las metas establecidas para poder modificarlas a medida que sea necesario.
-Deben considerarse las habilidades cognitivas no verbales de un niño. El conocimiento de su
nivel de funcionamiento cognitivo es crítico para la elección del tratamiento y la selección de
objetivos apropiados de la terapia.
-El lenguaje se adquiere y desarrolla con el propósito de comunicarse, y por tanto la terapia
idealmente debería realizarse en situaciones reales.
-Por último, la terapia debe ser diseñada de acuerdo al déficit específico del niño y al estilo de
aprendizaje individual.
BIBLIOGRAFÍA
- Asociación Americana de Psiquiatría. Trastornos del desarrollo neurológico. En: Asociación
Americana de Psiquiatría, Guía de consulta de los criterios diagnósticos del DSM-5. Arlington, VA:
Asociación Americana de Psiquiatría; 2013. p. 41-49.
- Narbona J. El lenguaje del niño y sus perturbaciones. En: Fejerman N, Fernández-Álvarez E
(eds). Neurología pediátrica. 3. ed. Buenos Aires: Editorial Médica Panamericana; 2007. p.
753-764.
- Soprano AM, Arroyo HA. En: Trastornos del desarrollo en niños y adolescentes. Buenos
Aires: Editorial Paidós; 2010. p. 131-156.