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CAPÍTULO 6: TRASTORNOS DEL HABLA, LENGUAJE Y COMUNICACIÓN, por Dra.

Mariana
Loos.
En: Neurodesarrollo: un puente entre Salud y Educación: temas de interés para profesionales
de la salud y docentes. Compilado por Hugo A. Arroyo, Roberto H. Caraballo y Víctor L. Ruggieri.
Buenos Aires: Fundación Garraham, 2018.

Tomas es un niño de 3 años que asiste al jardín de infantes. La maestra está preocupada
debido a que habla mal y en ocasiones no se entiende lo que dice. Por este motivo, decide citar a
los padres y sugerirles realizar una consulta con el médico de cabecera y con una fonoaudióloga.
Es el primer hijo de una pareja joven. No tiene antecedentes perinatales, personales ni familiares
de relevancia, El desarrollo psicomotor, a excepción del lenguaje, es adecuado para la edad.
La pediatra de cabecera solicita inicialmente realizar una evaluación auditiva y derivar al
fonoaudiólogo. De las evaluaciones, se concluye que Tomás tiene una buena intención
comunicativa, adecuado lenguaje comprensivo, pero presenta retraso en el lenguaje expresivo.
Este último sigue un desarrollo con ritmo habitual, pero más lento,
El diagnostico final es un retraso simple del lenguaje, y comienza terapia con muy buena
evolución y pronóstico.

INTRODUCCIÓN
Los trastornos del neurodesarrollo son un grupo de afecciones que se manifiestan de manera
precoz en el desarrollo del niño y producen deficiencias en el funcionamiento personal, social y
académico.
El proceso de adquisición y desarrollo del lenguaje reviste una enorme complejidad y requiere
de un adecuado funcionamiento e interacción de diferentes componentes, que consisten en
requisitos instrumentales como la audición y el aparato fonoarticulatorio, y recursos cognitivos y
psicosociales.
El lenguaje no solo es fundamental para la comunicación del niño, sino además resulta
esencial para el desarrollo integral y el aprendizaje, para establecer relaciones sociales
adecuadas, y para el desarrollo de las habilidades cognitivas.
Aproximadamente entre un 10 y un 14% de los niños menores de 6 años sufre retraso y/o
desviación en el desarrollo del lenguaje, de los cuales un 50% se encuentra en el límite de la
variabilidad normal, y remite espontáneamente con un tratamiento mínimo. A partir de los 6 años,
solo un 4% padece un trastorno permanente, porcentaje en el cual se incluyen los niños con déficit
instrumental, discapacidad intelectual, trastorno del espectro autista, y solo un 1,5% corresponde
a un trastorno específico del lenguaje.
En la última edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Tras tornos Mentales (DSM-5),
los trastornos de la comunicación incluyen deficiencias del lenguaje, el habla y la comunicación, y
se los clasifica en las siguientes categorías: trastorno del lenguaje, trastorno fonológico, trastorno
de la fluidez de inicio en la infancia, trastorno de la comunicación social, y otros trastornos de la
comunicación especificados y no especificados. En este apartado los dividiremos en defectos
instrumentales, problemas del ha bla, problemas del lenguaje y trastornos psicolingüísticos
(cuadro 1).
Cuadro 1. Trastornos del habla, lenguaje y comunicación.
Defectos instrumentales:
-Hipoacusia -Disglosia

Problemas del habla.


Trastornos de la articulación:
-Dislalia -Disartria.

Trastorno del ritmo y la fluencia.


-Farfulleo taquilálico -Tartamudez.

Problemas del lenguaje:


-Trastorno específico del lenguaje -Retraso simple del lenguaje -Afasia.

Trastornos psicolingüísticos:
-Trastorno del espectro autista

-Mutismo selectivo
-Discapacidad intelectual

COMPONENTES FORMALES DEL LENGUAJE.


En el sistema lingüístico se reconocen tres dimensiones o componentes: la forma, el contenido
y el uso.
1) La forma incluye: a) la fonología, que analiza las unidades mínimas en las que se dividen las
palabras, es decir, los fonemas; b) la sintaxis, que corresponde a la gramática o estructura del
lenguaje (orden en que las palabras se presentan en una oración); y c) la morfología, que es la
estructura interna de las palabras.
2) El contenido o nivel semántico se refiere al significado de las palabras y de cómo se unen
para dar sentido a una oración. 3) El uso del lenguaje o nivel pragmático corresponde al uso
social e interactivo del lenguaje. Permite que la persona se relacione de manera adecua da con
los demás mediante la conversación.

ETAPAS DE DESARROLLO DEL LENGUAJE.


La comunicación preverbal comprende los primeros 10-12 meses de edad del niño, engloba un
conjunto de miradas, acciones, gestos y vocalizaciones que conforman las bases de la
comunicación verbal. El niño se prepara adquiriendo una serie de conductas y habilidades a
través del espacio de relación. Las conductas preverbales representan el lenguaje que se va
expresando de acuerdo a los diferentes niveles de complejidad semántica que el niño obtiene en
cada momento de su desarrollo.
A los 3 meses logra realizar sonidos y gorjeos, a partir del segundo semestre comienza a
compartir su atención con otra persona, preferentemente a través de la mirada; y al final del primer
año utiliza gestos declarativos, como señalar un objeto mediante el dedo índice.
El juego en el primer año se enriquece con esquemas de juego simbólico mediante objetos
reales, como por ejemplo mecer o dar de comer a un muñeco.
A partir de los 18 meses se incorporan pautas de ficción, otorgándole propiedades ficticias a un
objeto real para atribuirle otro uso. Esto último representa la teoría de la mente, que es la
conjetura que los interlocutores realizan entre si acerca de las intenciones y claves interpretativas
del otro.
El desarrollo del lenguaje puede dividirse en las siguientes etapas: gorjeo y balbuceo primario
indiferenciado (primer semestre), balbuceo imitativo o canónico (segundo semestre), primeras
palabras y holofrases (segundo año).
En el tercer año se produce la expansión morfosintáctica elemental, durante la cual se
incorporan frases con nombre-adjetivo, verbo-objeto o sustantivo-verbo; se emplean pronombres
personales, posesivos y adverbios; y el vocabulario se amplía hasta incorporar alrededor de 600 y
1.000 términos.
Entre el cuarto y sexto año se desarrolla la expansión morfosintáctica compleja, que implica la
adquisición de todos los componentes gramaticales del lenguaje, y por otra parte continúa el
proceso de enriquecimiento del léxico; asimismo, se van extinguiendo las incorrecciones
articulatorias para alcanzar una forma expresiva madura. De esta manera, a los 6 años el niño
presenta una capacidad verbal suficiente para iniciar la escolaridad primaria.

¿CUÁLES SON LOS SIGNOS DE ALERTA DURANTE EL DESARROLLO DEL LENGUAJE?.


10 meses: ausencia o pobreza del balbuceo.
18 meses: emisión de menos de 10 palabras diferentes.
24 meses: ausencia de enunciados con dos palabras.
30 meses: ausencia de enunciados de dos palabras, de las cuales una es verbo.
36 meses: ausencia de enunciados de tres palabras, con estructura sujeto-verbo-objeto.

DEFECTOS INSTRUMENTALES.
Aquí se incluyen los problemas del habla y del lenguaje producidos por defectos en los
instrumentos (audición y aparato fonoarticulatorio) necesarios para su adecuado desarrollo.
Deficiencias auditivas:
Los problemas de la audición producen alteraciones en la voz y en el ha bla del niño debido a
la dificultad que presentan para analizar los sonidos y disponer de retroalimentación de las propias
producciones. Generalmente, éstas carecen de entonación expresiva, y el ritmo y las pausas se
encuentran alterados. El compromiso varía en función del grado de hipoacusia y del momento de
detección e intervención terapéutica.

Disglosia:
La disglosia es una alteración en la articulación debido a anomalías anatómicas de los órganos
fonoarticulatorios, tales como labio leporino, fisura palatina, macroglosia, malposición dentaria y
malformaciones maxilares (prognatismo o retrognatismo).
El tratamiento en general incluye intervenciones mediante cirugía maxilofacial y ortodoncia, y
además terapia fonoaudiológica.

TRASTORNOS DEL HABLA.


Este grupo abarca los trastornos congénitos o adquiridos que afectan el ha bla, y que no son
determinados por déficit o anomalías de los instrumentos periféricos, ni de la capacidad cognitiva.

Disartria:
La disartria consiste en una alteración de la pronunciación debido a trastornos de las vías
motoras centrales, de los nervios craneales o de los grupos musculares que intervienen en los
patrones motores articulatorios.
El compromiso de estas estructuras produce disartria por debilidad, cambios en el tono e
incoordinación de los músculos que intervienen en el ha bla. Pueden además afectarse los
procesos de deglución y masticación.

Dislalias:
El habla se encuentra alterada sin que existan defectos anatómicos, motores o
neurolingüísticos subyacentes.
Estos desórdenes consisten en la persistencia o exageración de ciertas formas de articulación
que son normales durante los primeros cuatro años de vida. El desarrollo del lenguaje expresivo
suele hacerse con normalidad cronológica y con adecuada complejidad morfosintáctica, pero con
persistencia de emisiones inmaduras de ciertos fonemas. Los fonemas más frecuentemente
afectados son: s (sigmatismo), r (rotacismo), l (vandalismo), y d (deltacismo).
Cuando las dislalias son múltiples, con omisiones, sustituciones y simplificaciones, la
inteligibilidad del habla se empobrece; por lo tanto, es necesario realizar un diagnóstico diferencial
con un trastorno del lenguaje. A diferencia de los niños con trastornos del lenguaje, la fluencia
verbal del niño con dislalias suele ser normal, y además se afectan determinados fonemas con un
patrón fijo, que se mantiene incluso en las tareas de repetición. La respuesta al tratamiento
fonoaudiológico es muy buena.

Trastornos del ritmo y de la fluidez:


El farfulleo taquilálico es un habla excesivamente rápida y atropellada, difícilmente inteligible,
que puede observarse en personas impulsivas, pe también en contexto de una discapacidad
intelectual; el tartamudeo consiste en una alteración de la fluidez y organización temporal del
habla que no corresponde con la edad de la persona. En el 80-90 % de los casos se prese antes
de los 6 años, con una edad inicial comprendida entre los 2 y 7 a Se caracteriza por la repetición
frecuente, o la prolongación de ciertos so dos o sílabas y otras alteraciones de la fluidez, como
palabras fragmentada bloqueos audibles o silenciosos, circunloquios, palabras producidas con e
ceso de tensión física y repeticiones de palabras completas monosilábica "yo-yo-yo".
La alteración de la fluidez puede interferir con el rendimiento académico y con la comunicación
social. El trastorno varía en diferentes situaciones se intensifica en situaciones de estrés.
En los casos más severos se observan sincinesias cefálicas y extracefálica acompañantes.
Es importante tener en cuenta que durante el tercero y el cuarto año d vida puede observarse
un tartamudeo "evolutivo transitorio", que remite forma espontánea. Es necesario tranquilizar a
los padres acerca del curso naturaleza benigna del mismo.
El tartamudeo que persiste a partir de la edad escolar requiere un seguimiento clínico. Las
formas más severas y persistentes necesitan una intervención fonoaudiológica y tratamiento
psicológico.

PROBLEMAS DEL LENGUAJE.


Aquí se incluyen los problemas congénitos y adquiridos del lenguaje.

Trastorno especifico del lenguaje:


El trastorno especifico del lenguaje (TEL), conocido anteriormente con el término de disfasia,
consiste en una dificultad en la adquisición y el uso del lenguaje en todas sus modalidades
(hablado, escrito, lenguaje de señas), que no puede ser atribuida a un déficit cognitivo, sensorial o
motor.
Los niños con TEL suelen tener un vocabulario reducido, estructura gramatical limitada y
dificultades para el discurso. En general desarrollan suficiente lenguaje oral para la comunicación,
pero el problema de base suele persistir, comprometiendo el aprendizaje de la lectoescritura y el
manejo de formas complejas de discurso.
Las primeras palabras y frases se inician de manera tardía, el vocabulario es más limitado y
menos variado, las frases son más cortas y menos complejas, y presentan errores gramaticales.
Las deficiencias de comprensión frecuentemente se subestiman, ya que los niños pueden tener la
habilidad de utilizar el contexto para inferir significados.
Es frecuente que se asocien trastornos de la coordinación motora y dificultades en la atención
selectiva y en la concentración en tareas cognitivas. Es importante diferenciar un TEL de un
retraso simple; el primero suele cursar con retraso de la expresión verbal en dos o más
evaluaciones sucesivas, afectación global de todos los aspectos de la expresión, compromiso de
la comprensión y trastorno del uso social.

Subtipos de TEL:
Teniendo en cuenta la discusión establecida sobre el concepto de TEL y la manera de
identificarlo, es lógico que existan numerosas clasificaciones para establecer subtipos del
trastorno. De todas las clasificaciones, la más conocida a nivel internacional es la de Rapin y
Allen (1987, 1988), quien a partir de un análisis de muchos casos clínicos distinguieron hasta un
total de seis subtipos de TEL:
• Trastornos de la vertiente expresiva:
-Disprogramación fonológica: el lenguaje aparece tarde, es poco fluido de difícil inteligibilidad.
A diferencia de las dislalias, en la disprogramación fonológica son muy cambiantes los defectos de
pronunciación. Los fonemas o silabas que aisladamente se realizan bien, se desestructuran u
omiten emplearlos en el contexto de la palabra y/o frase. El lenguaje comprensivo se encuentra
habitualmente conservado.
-Apraxia verbal congénita: la expresión verbal es nula o muy pobre, al igual que la realización
de gestos bucales no lingüísticos como besar, soplar etcétera.
• Trastornos que afectan la expresión y la comprensión:
-Déficit fonológico-sintáctico: es el subtipo más frecuente, constituye el 40 60% de los TEL.
Los niños afectados poseen una comprensión deficitaria d la gramática, pero su mayor dificultad
reside en la vertiente expresiva, que es poco fluida y con distorsiones fonológicas que
comprometen la inteligibilidad.
-Agnosia verbal auditiva congénita: es el subtipo más grave de TEL, pero poco frecuente. Se
caracteriza por una dificultad en la primera fase del re conocimiento de los fonemas, a pesar de
presentar audición e inteligencia normales. La comprensión del lenguaje es muy deficiente, y la
expresión está también severamente comprometida. Los niños afectados comprendes gestos y
son capaces de utilizarlos para expresarse. En la práctica, estos pacientes se comportan como
sordos, aunque no lo son: perciben los sonidos verbales pero no los reconocen y por eso se
desinteresan del lenguaje.
• Trastorno del procesamiento central:
El déficit semántico-pragmático está caracterizado por dificultades expresivas que afectan la
evocación de términos (anomia, pobreza terminología y también la construcción gramatical. La
capacidad de repetición es mejor que la expresión espontánea. Presentan dificultad para la
comprensión de enunciados complejos. Al inicio puede manifestarse con habla fluente logorreica,
pero con dificultades para adaptar el lenguaje al entorno interactivo. Trastorno léxico-sintáctico
Los niños con este subtipo de TEL presentan un habla fluida, pero ocasionalmente con
pseudotartamudeo por dificultad para evocar términos. La articulación de la palabra es adecuada.
La sintaxis es inmadura, con problemas para realizar formulaciones complejas. La comprensión
de enunciados compuestos se encuentra alterada.

Epidemiologia.
La prevalencia de los TEL estimada por diferentes autores es muy variable, con cifras que
oscilan entre 0,6-33 %; sin embargo, la mayoría coincide que es de aproximadamente entre un 5-7
%, con un predominio en varones 2/1.

Etiología de los TEL.


Durante muchos años se ha discutido el rol de los factores genéticos y ambientales en el
desarrollo del lenguaje.
Diferentes observaciones clínicas han sugerido un componente genético en el origen de los
TEL. Por un lado, se estima que entre un 20-78 % de los familiares de un niño con TEL presenta
un antecedente de problemas del lenguaje, y por otra parte estudios en gemelos han demostrado
una concordancia del 70% en gemelos monocigóticos y del 46% en gemelos dicigóticos.
A partir del estudio de una familia inglesa en la cual se observaban alteraciones en la
expresión del lenguaje en tres generaciones sucesivas, fue posible conocer con mayor
profundidad el rol de la genética en el origen de los TEL. Aunque había otros casos de agregación
familiar con trastornos del lenguaje, lo que se destacaba en dicha familia era el patrón de herencia
autosómico dominante. Muchos años después de iniciada la investigación se identificó el gen
causante, localizado en el cromosoma 7. Todos los miembros afectados presentaban una
mutación en el gen FOXP2.
En la actualidad se sabe que el gen FOXP2 no es "el gen del lenguaje", sino un gen que regula
la expresión de otros genes durante el período de desarrollo embrionario.
La relación del gen FOXP2 con el lenguaje no se da directamente a través de variaciones en la
secuencia del ADN, sino a través de modificaciones es la expresión en tejidos, y del control y
regulación de otros genes que puede tener un efecto directo, como es el caso del gen CNTNAP2.

Retraso simple del lenguaje.


Es un retraso en la aparición del lenguaje que afecta predominantemente expresión, y que no
se debe a un problema intelectual, sensorial ni conductual. Es importante destacar que las etapas
evolutivas del desarrollo se encuentran respetadas pero con un desfasaje cronológico.
En general, son niños que presentan buena comprensión y comunicación, y el resto de las
pautas madurativas son acordes a la edad. La evolución es benigna, pero es importante consultar
con un terapeuta del lenguaje para una adecuada evaluación y orientación a la familia.

Afasias adquiridas durante el desarrollo del lenguaje.


Se denomina afasia a los trastornos adquiridos del lenguaje secundarios a evento agudo,
subagudo o crónico que provoca un daño cerebral y altere el lenguaje previamente adquirido o el
proceso normal de adquisición de éste. La afasia supone un deterioro del funcionamiento
neurolingüístico previamente desarrollado con normalidad, sin que otros problemas instrumentales
o cognitivos puedan justificar la pérdida del lenguaje. Se considera que hasta la edad puberal las
lesiones hemisféricas izquierdas originan síndromes afásicos con mejor curso de recuperación
que los adquiridos posteriormente. Esto se debe a una cuestión de plasticidad funcional
interhemisférica y al establecimiento progresivo de la dominancia hemisférica para el lenguaje.
Si bien las causas de afasia en la niñez son variadas -dentro de las cuales se incluyen lesiones
traumáticas, accidentes vasculares, procesos infecciosos y enfermedades degenerativas-, es
importante destacar una entidad que conoce con el nombre de afasia epiléptica adquirida o
síndrome de Landau-Kleffner.
El síndrome Landau-Kleffner o afasia adquirida por epilepsia, descripto por Landau y Kleffner
en el año 1957, se presenta de forma exclusiva en la infancia y supone un trastorno fisiopatológico
bilateral de las áreas cerebrales del lenguaje.
El cuadro se caracteriza por una afasia global, que suele instaurarse en niños de 3 a 7 años
con desarrollo lingüístico previamente normal. El inicio puede ser abrupto, progresivo o en
sucesivos brotes con remisiones. Aproximadamente en un 90% de casos se presenta inicialmente
con crisis epilépticas, y en el electroencefalograma (EEG) se evidencian descargas paroxísticas
uni o bilaterales, o alternantes, sobre las regiones temporales, con fácil tendencia a la difusión.
Durante la evolución, el niño suele mostrar una conducta excitada y desorganizada que luego se
normaliza, aunque el cuadro de afasia permanece. Las crisis epilépticas raras veces son rebeldes
al tratamiento farmacológico, pero las alteraciones electroencefalográficas pueden persistir meses
o años.
Los niños se presentan con una agnosia auditivo-verbal, con dificultad para la decodificación
fonológica y falta de reconocimiento de fonemas. Respecto a la evolución, se ha observado que
un 25 % de los niños se recupera de forma total, otro 25% permanece con secuelas lingüísticas
moderadas y el 50 % restante queda con incapacidad verbal severa.

TRASTORNOS PSICOLINGÜÍSTICOS.

Trastorno del espectro autista.


El desarrollo del lenguaje oral en los niños con trastornos del espectro autista (TEA) presenta
una gran variedad, pero característicamente el lenguaje comprensivo es el que siempre se
encuentra mayormente comprometido. Se estima que alrededor de un 50 % de los niños con TEA
no desarrolla de forma espontánea lenguaje oral, principalmente aquellos que además presentan
cierto grado de compromiso intelectual. De acuerdo a Rapin y Tuchman, los niños con TEA
pueden ser subdivididos en tres grupos:
a) niños con dificultades de comprensión y expresión.
b) niños con dificultades de comprensión, pero con buen lenguaje expresivo.
y c) niños con buen lenguaje comprensivo y expresivo, pero con alteraciones pragmáticas.
El síndrome de déficit semántico y pragmático que caracteriza a los niños con TEA afecta de
forma peculiar el uso cognitivo y social del lenguaje. El lenguaje suele tener buena calidad
fonológica y morfosintáxica, con una riqueza expresiva solo aparente a primera vista: la
comprensión verbal y los contenidos de las emisiones son pobres; su aparente riqueza expresiva
en buena parte de naturaleza ecolálica, con expresiones a veces sofisticada aprendidas de la
conversación de los adultos, sin comprender su significado. Los turnos de la conversación no se
respetan, y las respuestas son frecuentemente inadecuadas al contexto comunicativo.

Problemas del lenguaje en niños con discapacidad intelectual.


Las personas con discapacidad intelectual manifiestan problemas en el lenguaje
proporcionales al grado de discapacidad que presenten, ya sea leve, moderado, grave o profundo,
dada la fuerte interrelación entre pensamiento y lenguaje
Poseen un léxico pobre, hipofluente, y un fenómeno que aparece en casi todas las etapas de
la vida de las personas con discapacidad intelectual: la sobreextensión. Esta última se trata de la
utilización de una sola palabra para designar a más de un objeto o concepto.
Presentan además alteraciones en las palabras: se producen adiciones, omisiones,
repeticiones, fragmentaciones, contaminaciones, inversiones y sustituciones de sonidos, que dan
origen a otras palabras o a sonidos carentes de significado, y en varias ocasiones sufren de
ecolalia. Mantienen una pobre longitud media de enunciado con ausencia de nexos de unión,
como artículos, pronombres, etcétera.
El nivel pragmático se encuentra alterado, por lo que se originan errores en las respuestas a
preguntas simples.
Las dificultades descritas no pueden ser generalizadas a todas las personas con discapacidad
intelectual, ya que algunas de ellas logran un lenguaje adecuado para comunicarse
correctamente, y otras no consiguen establecer ninguna comunicación.

Mutismo selectivo.
Consiste en un rechazo permanente a hablar ante determinadas personas o situaciones sin
que exista ninguna alteración en la capacidad de comprensión del lenguaje ni en la de expresarse
verbalmente. Es considerado una variante de fobia social. Requiere un tratamiento con abordaje
cognitivo-conductual y en ocasiones fármacos antidepresivo-ansiolíticos.

EVALUACIÓN DEL LENGUAJE.


Una evaluación adecuada del lenguaje debe contemplar varios aspectos. En primer lugar, es
necesario elaborar una historia clínica completa y detallada que incluya antecedentes pre y
perinatales, la historia evolutiva del desarrollo del niño y antecedentes familiares y personales,
fundamentalmente traumas o infecciones adquiridas (meningitis, otitis de repetición) que pudieran
producir alteraciones en la audición.
Es importante conocer el ambiente psicosocial en el que se desarrolla el niño, y realizar una
entrevista con los cuidadores para determinar patrones de comunicación e interacción del niño
con su familia.
El examen físico debe ser minucioso, con especial énfasis en datos antropométricos,
presencia de dismorfias, malformaciones de los órganos fona torios y valoración de la audición.
Se describen tres herramientas para la evaluación del lenguaje: de interacciones
comunicativas, test y cuestionarios estandarizados.

La hora de juego lingüística.


En los niños preescolares, previo a la aplicación de test específicos, resulta importante obtener
una idea global de las capacidades lingüísticas y comunicativas observándolo en situaciones
informales, como son el juego y el diálogo.
Una técnica muy útil es la "hora de juego lingüística", que consiste en tomar una muestra de
lenguaje a través de una sesión de juego interactivo, habitualmente del niño con el profesional que
lo evalúa, o bien a partir de la observación del niño con pares u otros adultos.
El objetivo es lograr una primera aproximación global del trastorno del niño y formular
Hipótesis iniciales, que deberán ser corroboradas de forma posterior mediante test específicos
(cuadro 2).

Cuadro 2. Test específicos

Test generales de lenguaje:


-PLON-R (Prueba de Lenguaje Oral De Navarra -BLOC (Batería de Lenguaje Objetiva y
Criterial) - ITPA (Test Illinois de Aptitudes Psicolingüísticas)

Test específicos de lenguaje:


-Registro Fonológico Inducido -Examen Logopédico de Articulación (Ela-Albor) -Test de
Inteligibilidad -Test de Habilidades Metalinghisticas -EDAF (Evaluación de la Discriminación
Auditiva y Fonológica) -Test Boehm de Conceptos Básicos -Peabody -Token Test - TSA
El rol del examinador es animar al niño a que se comunique oralmente s a través de otras
habilidades comunicativas como gestos, miradas, etcétera.

Evaluación de los componentes formales del lenguaje.


-Fonología: Son evaluados los fonemas alterados de acuerdo al modo y al punto de
articulación y la posición dentro de la palabra, el efecto de los problemas fonológicos en la
inteligibilidad del discurso, la producción espontánea y la repetición por imitación, y por último si
los procesos fonológicos de simplificación son esperables para la edad.
-Morfosintaxis: Se evalúa a través de la medición de la longitud media del enunciado, pero con
escasa validez en mayores de 3 años. El análisis de la producción verbal en general se efectúa a
través de la hora de juego, mediante la descripción de una historia, etcétera.
-Semántica: Se valora el léxico a partir del análisis del uso de cada palabra, si se utiliza de
forma convencional, si hay variaciones en la extensión, presencia de parafasias, circunloquios,
neologismos, dificultades en la evocación y la recuperación lexical. En etapas más avanzadas, se
evalúa el sentido figurado (metáforas, proverbios, chistes, adivinanzas).
-Pragmática: Se evalúa si el niño presenta las habilidades de identificar las diferentes
situaciones, darles sentido y lograr sus intenciones.

Estudios complementarios.
Aun cuando parezca que el niño escucha bien, es esencial realizar un examen formal de la
audición. El resto de los estudios será dirigido según las sospechas diagnósticas. En la mayoría
de los casos, los estudios neurofisiológicos o de neuroimagen no son necesarios.
Es conveniente realizar un EEG prolongado, que comprenda todas las fases del sueño, tanto
en pacientes que presenten un cuadro de instauración relativamente aguda, así como en aquellos
que evolucionen con regresión abrupta de las habilidades cognitivas y sociocomunicativas, o en
quienes manifiesten crisis clínicas asociadas.

TRATAMIENTO.
La intervención del niño con problemas del lenguaje debe ser multidisciplinaria: debe incluir a
fonoaudiólogos, psicólogos, psicopedagogos, personal del colegio y a la familia.
Es necesario contemplar el desarrollo integral del niño, y por tal motivo es importante proponer
un plan de trabajo que contemple no solo las dificultades en el lenguaje, sino también problemas
sociales, conductuales y de aprendizaje.
Existen ciertos principios básicos que subyacen al concepto de intervención efectiva del
lenguaje que deben tenerse en cuenta antes de la aplicación de cualquier tratamiento.
La intervención en los problemas del lenguaje debe incluir los siguientes puntos:
-Debe ser un proceso dinámico, en el que se evalúe continuamente el progreso del paciente
en relación con las metas establecidas para poder modificarlas a medida que sea necesario.
-Deben considerarse las habilidades cognitivas no verbales de un niño. El conocimiento de su
nivel de funcionamiento cognitivo es crítico para la elección del tratamiento y la selección de
objetivos apropiados de la terapia.
-El lenguaje se adquiere y desarrolla con el propósito de comunicarse, y por tanto la terapia
idealmente debería realizarse en situaciones reales.
-Por último, la terapia debe ser diseñada de acuerdo al déficit específico del niño y al estilo de
aprendizaje individual.

BIBLIOGRAFÍA
- Asociación Americana de Psiquiatría. Trastornos del desarrollo neurológico. En: Asociación
Americana de Psiquiatría, Guía de consulta de los criterios diagnósticos del DSM-5. Arlington, VA:
Asociación Americana de Psiquiatría; 2013. p. 41-49.
- Narbona J. El lenguaje del niño y sus perturbaciones. En: Fejerman N, Fernández-Álvarez E
(eds). Neurología pediátrica. 3. ed. Buenos Aires: Editorial Médica Panamericana; 2007. p.
753-764.
- Soprano AM, Arroyo HA. En: Trastornos del desarrollo en niños y adolescentes. Buenos
Aires: Editorial Paidós; 2010. p. 131-156.

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