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Raquel OSBORNE
Apuntes sobre violencia de género
Edicions Bellaterra, Barcelona, 2009. 187 páginas.
Este libro, según su propia autora, denunciando las agresiones sexuales que
“ha sido concebido como el resultado sufrían las mujeres, de las que incluso se
de lo que los anglosajones denominan hacía responsable a ellas y no se culpaba a
una research in progress, tras sucesivas sus agresores. Estas dos manifestaciones
etapas de adquisición de conocimientos de la violencia de género, el maltrato a
y su subsiguiente divulgación en forma de mujeres-pareja y las agresiones sexuales,
charlas, organización de cursos, jornadas se abordan en los capítulos 3 y 2, res-
y escritos” (p. 12). Se trata, por tanto, de pectivamente. Pero antes de destacar lo
un texto que revela la dilatada experiencia esencial de los mismos, debemos empezar
de Osborne en la materia. por el principio.
Aunque su título pudiera hacer pensar “La violencia en los modelos de género”
que los temas que aborda se tratan some- es el título del primer capítulo, en el que se
ramente, en realidad dista mucho de ser analiza el marco conceptual de la violencia
así y están fundamentados con el rigor de género y se parte de cuatro ideas fun-
teórico que debe caracterizar cualquier damentales: es un fenómeno estructural,
obra científica. Además, no se han obviado es un mecanismo de control de todas las
los principales debates teóricos y prácticos mujeres, representa un continuo porque es
que en torno a determinadas cuestiones el extremo de conductas que se consideran
relacionadas con la violencia de género normales y, por último, sigue existiendo una
existen, no sólo en la literatura sobre la gran tolerancia hacia la misma.
materia, sino también entre profesionales De lo anterior se deriva que la domina-
que desarrollan su trabajo en diversos ción patriarcal en las sociedades democrá-
ámbitos relacionados con la misma. ticas se mantiene no sólo por la violencia
El contenido del libro se estructura en directa contra las mujeres, sino también por
cinco capítulos precedidos de una introduc- otras formas de violencia más sutiles que
ción, en la que la autora destaca que “1997 las propias mujeres consienten, en la mayo-
fue una fecha clave: murió Ana Orantes. ría de los casos de manera inconsciente,
Apareció en televisión denunciando el porque se trata de conductas aprendidas.
maltrato al que la había sometido su marido Precisamente por ello, hay que distinguir
toda su vida. A los pocos días, éste la entre las mujeres que sufren directamente
asesinó prendiéndole fuego con gasolina. la violencia, las que la sufren de manera
Este crimen sacudió las conciencias, no indirecta y las que sufren el efecto intimi-
dormidas pero sí aletargadas, en la socie- datorio que tener conocimiento de dicha
dad española, que se puso en marcha de violencia causa en todas las mujeres.
forma colectiva para combatir esta lacra” (p. En el ámbito internacional, las Naciones
11). Antes de dicha fecha, desde los años Unidas son el marco en el que se han desa-
ochenta, el feminismo en España venía rrollado los derechos de las mujeres y las
señalaba que la atención a las víctimas de En el ámbito europeo comunitario hay que
esta violencia no debe depender de la pre- esperar a 1986 para que se recomiende
sentación previa de denuncia. Sin embargo, a sus estados miembros combatirlo; y en
la Ley Integral ha supeditado la obtención España, se empieza a asumir su gravedad
de ayudas económicas, derechos laborales a partir de 1987.
y prestaciones de la seguridad social a la En palabras de Osborne, “la mujer que
obtención de la orden de protección” (p. lo padece lo vive como una agresión a su
119). Osborne no se queda aquí, va más dignidad, como una vejación, profesional
allá: “En el Informe de Amnistía se apunta a y personal a la vez” (p. 140). Concreta-
que uno de los efectos indeseados de estos mente, en el ámbito laboral, existe un doble
requisitos es que se puede estar “forzando” discurso sobre la sexualidad: “las manifes-
a muchas mujeres que no lo desean –y taciones en torno a la misma por parte de
está claro a tenor de las estadísticas que los varones son una demostración de su
muchas no lo desean– a que se metan potencia, de su naturaleza y es algo para
por la vía judicial. Si lo que se necesita, lo que están legitimados. La misma mani-
obviamente, es algún tipo de acreditación festación por parte de una mujer la hace
de que se está padeciendo esta violencia, sospechosa de utilización de la sexualidad
Amnistía apunta a otros posibles caminos como un vehículo “para conseguir algo a
como informes de trabajadores sociales o través del deseo masculino” (p. 142).
profesionales de atención primaria como Hay características que favorecen la
fuentes más que solventes para semejante vulnerabilidad de las mujeres ante situacio-
acreditación” (p. 120). nes de acoso: el estado civil, la precariedad
Se termina este capítulo con una en el empleo y el pertenecer a una minoría
reflexión sobre los tratamientos de reha- con escasa aceptación o integración social.
bilitación de los agresores. La autora es Un mito muy extendido es que el acoso es
partidaria de los mismos y reconoce que la siempre un abuso de poder de un jefe a
Ley Integral, que los contempla, no se está una subordinada; sin embargo, no siempre
cumpliendo, por lo que muchos agresores es una cuestión de jerarquía y se da entre
no están recibiendo tratamiento debido a la iguales. También es un mito asumir que
falta de programas de rehabilitación y de la mejor estrategia frente al acoso es la
centros para impartirlos. denuncia formal, pero se recurre poco a
El acoso sexual es un tipo de violencia ella; las afectadas suelen optar por estra-
que también sufren más las mujeres que tegias defensivas, que les pueden permitir
los hombres, por ser una manifestación solucionar el problema de manera informal.
del poder patriarcal, y en el capítulo 4 se No obstante, lo deseable sería que estados,
describen sus principales características e sindicatos y empresarios asumieran su res-
implicaciones. ponsabilidad en la materia y establecieran
El movimiento feminista de Estados las condiciones laborales que impidiesen
Unidos es el primero en identificar como el acoso. En España, la Ley de Igualdad
problema el acoso sexual, en la segunda propone códigos de buenas prácticas en
mitad de los años setenta del siglo pasado. materia de acoso sexual.