Está en la página 1de 10

1- Introducción

Hoy continuaremos abordando las actividades primarias, especialmente la


agricultura y la ganadería de la pampa argentina, dejando para un tercer
encuentro otras actividades económicas extractivas como minería, pesca,
explotación forestal y de hidrocarburos. Estas actividades permiten satisfacer
dos necesidades básicas de la sociedad: la Producción de Alimentos y
la Generación de Energía.

Breve resumen de lo visto hasta ahora

Tanto en el pasado como en el presente estas actividades y, particularmente, la


agricultura y la ganadería han resultado fundamentales para la economía de
nuestro país, porque no sólo proveen de alimentos a la población y de insumos
a las industrias, sino que representan una porción muy importante de las
exportaciones.

La zona de desarrollo de actividades


primarias se relaciona, por una parte, con
la localización de los recursos naturales
y, por la otra, con la historia y las políticas
del Estado. En nuestro país pueden
diferenciarse dos grandes áreas, tanto
por sus características económicas y
sociales como por su densidad
demográfica: la zona pampeana y la
extra pampeana

La zona extra pampeana se divide en regiones, cuyas economías se articulan en


torno de la producción de determinada materia prima. Ejemplos de estas
economías regionales son el cultivo de la caña de azúcar, en las provincias de
Tucumán, Salta y Jujuy, y el del algodón, en el Chaco y Formosa

La zona pampeana está integrada por la provincia de Entre Ríos, el sur de la


provincia de Santa Fe, el sudeste de Córdoba, el este de La Pampa y la provincia
de Buenos Aires.
Históricamente, la producción de la zona pampeana se destinó, principalmente,
a la exportación, mientras que la zona extra pampeana producía para abastecer
al mercado interno,

Ya describimos las economías regionales basadas en agricultura y ganadería


que definen la realidad económica de muchas provincias, pero debido a su
relevancia no analizamos las actividades agrícolas orientadas al mercado
internacional y que da lugar al comercio de granos.

Estas han cambiado a lo largo del tiempo y son muy diferentes a las de Mercado
Agroexportador que se dio a fines del siglo XIX y comienzo del siglo XX en
algunos aspectos, pero, al igual que en pasado, tienen un gran peso en la
economía del país. Como por ejemplo la soja.

RECUERDEN!!! que esta es la segunda parte de la clase anterior

EJE 4: LA REESTRUCTURIZACIÓN DEL SISTEMA PRODUCTIVO MUNDIAL Y SU


INFLUENCIA EN EL ESPACIO ARGENTINO: ROL DE LA POBLACION, ROL DEL
ESTADO Y ROL DEL TERRITORIO

• Identificar las actividades económicas según la localización, el proceso


de apropiación, las transformaciones tecnológicas y productivas, los
intereses, el contexto individual y social y las decisiones que
transforman el espacio.
o Localización y caracterización de la agricultura y ganadería en las
economías regionales y en la macro región pampeana
distinguiendo las diferentes formas de valoración del ambiente
como fuente de recursos

2 - Agricultura pampeana

• CARACTERÍSTICAS:

La zona pampeana se caracteriza por el relieve de llanura y el clima templado.


Muestra una gran variedad de sistemas de
producción, resultado de la conjunción de
varios factores: los ambientales
(temperatura, precipitaciones, tipo de
suelos, relieve); los sociales (mano de
obra disponible, organización social); los
económicos (capitales, créditos, precios);
los tecnológicos (avances técnicos,
disponibilidad de tecnología); los de
infraestructura (red de comunicaciones y
transporte, almacenamiento, energía); y
los políticos (leyes vigentes o medidas implementadas).
En esta región, se pueden diferenciar tres zonas, desde el punto de vista del uso
del suelo: la predominantemente agrícola –en el norte de la provincia de Buenos
Aires, el sur de Santa Fe y el sudeste de Córdoba–, la ganadera –en el centro de
la provincia de Buenos Aires– y la de uso mixto, en el resto de la región.

A partir de 1960, la agricultura inició un proceso de crecimiento en relación con


la ganadería, a raíz de la mecanización de las tareas agrícolas –especialmente,
por la difusión del tractor– que permitió obtener una mayor productividad. Este
proceso, denominado agriculturización, tuvo especial importancia en la pampa
ondulada. En esta región, se localizan establecimientos de variado tamaño, que
producen cosechas anuales en condiciones de secano (agricultura sin riego).
Algunos de ellos presentan grandes extensiones de tierra y escasa inversión en
tecnología o mano de obra, y son explotados en forma extensiva. En otros, se
practica la agricultura de tipo intensivo, con la utilización de técnicas agrícolas
que requieren importantes inversiones de capital y mano de obra.

Para el complejo económico de los granos, son muy importantes las etapas de
selección de la semilla y la de la producción. En las últimas décadas, se han
introducido adelantos para aumentar la productividad, como la utilización de
semillas híbridas, la rotación de cultivos, el considerable uso de fertilizantes y el
mayor empleo de mecanización. No obstante, la actividad agrícola no alcanza la
máxima productividad. Sin embargo, es posible expandir la frontera
agropecuaria mediante el acondicionamiento de tierras y la construcción de
obras de infraestructura, como silos, rutas, ferrocarriles, obras para riego,
etcétera. El gran adelanto tecnológico que los productores están incorporando
es el riego. Éste asegura la obtención de la cantidad de agua necesaria y en el
momento oportuno para lograr la cosecha y los rendimientos esperados.

• TIPOS DE CULTIVOS

La agricultura pampeana se caracteriza por el cultivo de especies anuales, es


decir, que son sembradas y cosechadas una vez por año. Las principales son los
cereales y las oleaginosas. Más de la mitad de la superficie agrícola del país se
destina a ese tipo de cultivos.
Entre los cereales, predominan
el trigo y el maíz, y en menor
medida, el sorgo, el centeno, la
cebada y la avena. Entre las
oleaginosas, se destaca la soja
y, en menor escala, el girasol, el
lino y el maní. Son cultivos de
secano, es decir que el único
riego que reciben es el de las
lluvias. El cultivo de la soja se expandió a partir de la década de 1970. Se vio
acompañado por el uso de nuevos insumos: maquinarias de mayor potencia, y
un mayor uso de agroquímicos (fertilizantes, herbicidas, plaguicidas) y de nuevas
semillas (variedades de alto rendimiento). Asimismo, se comenzó a combinar
dos cultivos durante el año: trigo y soja en un mismo predio, en forma sucesiva.
La demanda de este producto y sus derivados –como el aceite y las harinas– en
el mercado internacional hizo aumentar su precio y su rentabilidad. En la década
de 1990 se abandonó la alternancia de los cultivos en beneficio del monocultivo
de la soja, lo que puede agotar los suelos y perjudicar la calidad de la tierra. El
área de mayor concentración de este cultivo es el norte de Buenos Aires y el sur
de Santa Fe y Córdoba. Los principales países compradores de la producción
argentina de soja son China, los Estados Unidos y el Brasil.

• DESTINO DE LOS CULTIVOS

De la producción pampeana, una parte del grano cosechado se destina a la


industria para su transformación. Los cereales se muelen y se transforman en
harinas para usos alimenticios. Las oleaginosas se destinan principalmente a la
producción de aceites (de soja y de girasol) y
otros subproductos de la molienda del grano,
como los pellets, residuos utilizados para el
alimento del ganado. Los aceites tienen un
uso alimenticio y, en algunos casos,
industrial. Otra parte de la producción de
cereales y oleaginosas se destina a la
exportación, que representa un tercio de las
ventas al exterior. Los productos se cargan a
granel en las bodegas de los barcos. Los
principales puertos exportadores de cereales son los de San Lorenzo, San Martín
y Rosario, en la provincia de Santa Fe, sobre el río Paraná, y los de Bahía Blanca
y de Quequén, en la provincia de Buenos Aires. Dado que la producción agrícola
pampeana depende de la demanda en el exterior, la evolución de los cultivos
varía de acuerdo con los precios internacionales.

• POLÍTICAS FISCALES HACIA LA PRODUCCIÓN

Los beneficios de los productores agropecuarios que exportan su producción


están vinculados al precio del dólar. Cuando el precio del dólar es muy alto en
relación con el peso, los exportadores obtienen ganancias extraordinarias. Para
establecer un principio equitativo con otros sectores productivos del país, los
gobiernos de algunos países fijan un impuesto sobre los ingresos que obtienen
por las exportaciones, conocido como retenciones. En la década de 1990,
cuando un dólar valía un peso, se eliminaron los impuestos a las exportaciones.
Desde 2002, con la gran devaluación del peso –por la cual un dólar llegó a valer
tres pesos–, el gobierno impuso retenciones. En cambio, en el mundo
desarrollado, particularmente en Europa, existe una política inversa: la
producción primaria no sufre retenciones, sino que, por el contrario, es
subsidiada. Esto origina fuertes desequilibrios en el comercio internacional.

ACTIVIDAD N°1

• Investiguen en internet: ¿Cuáles son las alternativas al modelo


agrícola extractivita? Ejemplificar.
3 - Ganadería pampeana

La región pampeana es la principal zona ganadera del país. Dos factores


principales favorecen el desarrollo de esta actividad. En primer lugar, el clima
templado permite que el ganado se alimente pastando libremente, una
modalidad conocida como cría a campo. En segundo lugar, en la zona crecen
pasturas espontáneas, lo que significa disponer de pastos tiernos durante todo
el año, a los que se agregan las pasturas inducidas, es decir, cultivadas. En esta
zona se encuentran las mayores superficies con cultivos de forrajeras
destinados al engorde del ganado. Se distinguen, dentro de la región, dos zonas
especializadas en la producción de
carne vacuna o bovina: la de cría y
la de invernada. Las zonas de cría
coinciden con los campos de
pastos pobres y de baja calidad.
Son campos de menor receptividad
por falta de agua o por ser
inundables, y se dedican a la
producción de terneros. La zona de
cría más importante se ubica en el
centroeste de la provincia de
Buenos Aires: corresponde a la cuenca del Salado y es conocida con el nombre
de Pampa deprimida. Las zonas de invernada coinciden con las mejores tierras,
están ubicadas en terrenos altos, no salitrosos, con pasturas inducidas y buena
provisión de agua. En estas zonas se mantienen los terneros desde los ocho o
nueve meses de edad hasta el momento en el que alcanzan los 450 kg y pueden
ser enviados a los frigoríficos. La zona de invernada más importante se ubica al
oeste de la región correspondiente a la Pampa alta. Las actividades económicas
relacionadas con la ganadería abarcan una fase primaria o de producción, una
fase de industrialización y una fase de comercialización. La fase primaria o de
producción se desarrolla en los establecimientos agropecuarios: estancias,
cabañas de cría, de invernada y de ciclo completo, es decir, aquéllos en los que
se lleva a cabo la cría y el engorde. La fase de industrialización tiene lugar en los
establecimientos encargados de la elaboración del producto final: los frigoríficos
y los mataderos. Durante la fase de comercialización, la carne vacuna y sus
subproductos se distribuyen en el mercado interno, para consumo local, y
también se exportan

• LAS ETAPAS DE LA GANADERÍA EN LA ZONA PAMPEANA

Los antecedentes de la ganadería bovina en nuestro país se remontan al siglo


XVI, cuando se introdujeron en el actual territorio argentino algunos ejemplares
vacunos de razas españolas, que se adaptaron y se multiplicaron libremente,
como ganado salvaje o cimarrón. Más tarde, comenzó su producción
sistemática. En una primera etapa, la ganadería estaba dirigida a la obtención de
cueros y carnes saladas; posteriormente, la instalación de frigoríficos permitió la
exportación de carnes. A lo largo de este proceso, se implementó el alambrado,
se incorporaron razas especializadas y se realizaron mejoras tecnológicas en los
sistemas de pastos, manejo de agua y potreros. En los últimos años, el desarrollo
tecnológico alcanzado por las empresas de cría, la intensificación de las
invernadas pastoriles y la lucha por la erradicación de la aftosa han traído
aparejada una revalorización de las carnes argentinas en el exterior.
Actualmente, podemos distinguir zonas con diferentes niveles de productividad.
La región pampeana presenta praderas con pastos de muy buena calidad: los
novillos, que finalizan su ciclo de engorde a pasto, llegan a engordar más de un
kilo por día

• INDUSTRIAS RELACIONADAS CON LA GANADERÍA PAMPEANA

La zona pampeana se especializa en la producción de carne y leche. Hacia 1997,


concentraba el 70% de las existencias de ganado, que ascendían a 50 millones
de vacunos, aproximadamente. Las razas vacunas productoras de carne son la
Hereford –que se localiza en el norte pampeano–, la Shorthorn –en la zona
central– y la Aberdeen Angus, en el sur de la región. En relación con la producción
láctea, la zona de mayor producción en el país se localiza a ambos lados del
límite entre las provincias de Santa Fe y Córdoba, en la que se concentran las
razas Holando-Argentina, Jersey y Pardo Suiza. En estas zonas se hallan
difundidos los tambos mecánicos y computarizados, los extractores
automáticos de leche, los equipos de frío y los camiones frigoríficos. En la
Argentina, las actividades vinculadas a la producción de bovinos emplean a más
de dos millones de personas, que trabajan directa o indirectamente en el sector
pecuario. Estas actividades incluyen la producción y el transporte de carnes, las
industrias frigorífica y láctea, y la actividad veterinaria.

ACTIVIDAD N°2

1. Lee y comprende el texto “Zonas Pampeanas, Agricultura y Ganadería”

Realicen en grupo no más de 4 integrantes una red conceptual,


relacionando los conceptos más importantes de manera completa.

4 - Análisis de casos: la soja


LA SOJA

Entre 1980 y 2005 el cultivo de soja en Argentina se expandió por 15 millones de


hectáreas y ese producto y sus derivados pasaron a ser la principal exportación
del país. Este crecimiento es el resultado de una compleja trama que combina la
potencialidad natural de la región pampeana y las posibilidades de expansión
territorial de un nuevo cultivo con los cambios en los mercados mundiales de
alimentos, las nuevas tecnologías agrícolas y el papel de las llamadas "nuevas
agriculturas". La expansión de la soja
tuvo efectos ambientales, sociales y
económicos de diversa índole, cuyo
alcance y características son
actualmente el centro de una
acalorada disputa que se ha hecho
más dura al incluirse en ella el factor
político.

Entre 1980 y 2005 la superficie


cubierta con el cultivo de soja en la
Argentina pasó de 2 a 17 millones de
hectáreas. Como consecuencia, este
producto llegó a ser la principal
exportación del país, ya sea en forma
de grano como en sus derivados, por
un valor de 8 mil millones de dólares
anuales (corresponden 41% al
aceite, 34% a la harina y 25% al
grano).

La soja apareció en la región pampeana en un contexto muy favorable para su


desarrollo: esta región se encontraba en medio de un ciclo húmedo, con
relativamente pocas variaciones interanuales en las precipitaciones (la larga
sequía de 2008-09 fue totalmente excepcional) y sin las grandes inundaciones
que habían caracterizado el oeste de la región a principios de la década de los
80. Los precios internacionales se mantuvieron altos, con una tendencia al
aumento y relativamente pocas variaciones, y en el mercado internacional
apareció un comprador, China, que se transformó rápidamente en el cliente más
importante de los productores sojeros, un comprador que estaba dispuesto a
aumentar continuamente sus adquisiciones (dedicadas a alimentar los cerdos)
y que no ponía reparos en cuanto al origen tecnológico del producto.

La posterior aparición potencial de un mercado para los biocombustibles afianzó


aún más el precio de la soja, que recién tuvo una caída con la crisis de 2008. Y
los problemas de transporte interno que clásicamente habían tenido los granos
en la Argentina fueron en buena medida solucionados por una mayor capacidad
de retención de la cosecha por los productores y también debido a la aparición
en las cercanías de las áreas productoras de una densa red de puertos privados,
pequeños y muy eficientes por la adopción de modernas tecnologías de
embarque. Nada parecía ser capaz de limitar la producción sojera, que se
expandió por buena parte del país

Desde el punto de vista de la organización territorial, la soja simplemente en la


región pampeana se superpuso a la ya existente estructura, basada en una red
densa de transportes y centros urbanos pequeños y medianos. Estos fueron los
más favorecidos por la expansión sojera, al albergar por una parte a los
propietarios que decidieron alquilar sus tierras y, por otra, al desarrollarse una
cantidad de servicios agrícolas de base urbana.

Las nuevas tecnologías

Una de las características más notables de la expansión sojera es que generó en


los productores agrícolas una nueva capacidad de adopción de tecnología en un
medio que hasta el momento había mostrado una actitud relativamente
conservadora al respecto. Estos cambios tecnológicos se centraron en tres
aspectos: el uso de semillas transgénicas, la labranza cero y siembra directa y
los sistemas de almacenamiento.

• La internacionalización de la agricultura masiva de los 90 vino de la mano


de un nuevo impulso en las modificaciones de los productos agrícolas, en
este caso por la adopción de técnicas de la llamada "ingeniería genética"
que introducían en los cultivos experimentados una serie de rasgos que
se consideraban positivos para una mayor eficiencia productiva de los
mismos: rechazo a plagas, mayor vigor para soportar herbicidas, mejoras
en la calidad alimenticia, entre otros. La ventaja para el productor era que
reducía el costo de uso de herbicidas y además exigía solo una
fumigación, lo que también disminuía el costo total.
• En paralelo a la utilización de la semilla genéticamente modificada, otra
tecnología se extendió por el área sojera: la labranza cero con siembra
directa. Se trata simplemente de sembrar la semilla directamente sobre
los restos de la cosecha anterior, sin dar vuelta la tierra ni removerla.
• Los sistemas clásicos de almacenaje para la producción agrícola eran
hasta hace no muchos años muy primitivos o directamente inexistentes,
lo que obligaba a los productores a enviar su cosecha para la venta o el
almacenaje de terceros a medida que esta se realizaba, lo que, o elevaba
los costos de producción, o bien ponía a los productores a merced de los
precios del momento, sin posibilidades de esperar por otros mejores. Esto
en buena medida fue solucionado por la aparición de los llamados silos
bolsa, que son simplemente grandes tubos de plástico que se ubican en
trincheras en el suelo y se llenan de grano, en los cuales se puede
controlar el tenor de humedad y realizar un control de plagas. Y por sobre
todo posibilitó a los productores retener en el campo la cosecha una vez
que esta se había realizado, lo que les permitía esperar mejores precios y
además tendía a no saturar los sistemas de transporte y embarque. Esta
nueva tecnología, junto con la aparición ya mencionada de los puertos
privados en la ribera del río Paraná, solucionó el problema del embarque
de la nueva producción.

Los nuevos productores y el complejo agroindustrial

La expansión sojera, por el contexto económico y político en la cual se desarrolló


y la forma en que fue planteada, requirió una modificación de los actores
involucrados en la producción agrícola y de los procesos de organización de la
misma.
Estos actores -tanto los nuevos como los antiguos que modificaron sus
sistemas productivos- se alinearon en la idea del agrobusiness, esto es, en
sistemas agrarios de producción empresarial que se concentraban en la rotación
del capital y su desplazamiento de fijo a variable, la búsqueda de beneficios
rápidos, el uso de la tecnología para reemplazar mano de obra y, en este caso
específico, el abandono de la idea de apropiación permanente de la tierra y su
reemplazo por el alquiler temporario.

Como resultado de estos cambios, creció enormemente la terciarización de los


servicios productivos, como la siembra, la fumigación y la cosecha, y apareció
con fuerza el llamado contratista, una empresa que posee maquinarias de todo
tipo y que recorre los campos ofreciendo sus servicios. En paralelo creció el peso
del arriendo en la estructura agraria: para mediados de la década del 2000 ya el
60% de la soja pampeana se producía en tierras alquiladas para ese fin.

La producción sojera se desarrolló mediante diferentes combinaciones de los


factores de producción, y en la realidad aparecen todo tipo de arreglos con
respecto a la tenencia de la tierra y la posesión de maquinarias. La más novedosa
fue la aparición de los llamados pools de siembra, en la práctica la unión de
capitales de diferente origen y tamaño (financiero, industrial, agrícola) que se
reúnen para alquilar campos y producir utilizando el sistema de contrato; y los
llamados fideicomisos, donde un gran productor o capitalista asocia capitales
pequeños para aumentar su escala de producción.

También los productores podían elegir vender su cosecha a las fábricas de aceite
de soja o dirigirlos a la exportación. Estos dos eslabones estuvieron desde un
principio muy concentrados: las fábricas de aceite en grandes plantas
generalmente de capitales nacionales (hay alrededor de 50), mientras que los
canales de exportación quedaron en manos de las clásicas firmas
internacionales de comercialización de granos, como Dreyfus, Cargill o Bunge y
Born.

Soja y Política

Prácticamente desde el comienzo del proceso expansivo de la soja el gobierno


había tenido una actitud implícitamente positiva hacia el mismo: había aprobado
las nuevas variedades y las oficinas técnicas oficiales generalmente
acompañaban el proceso con investigación y recomendaciones sobre distintos
aspectos productivos a través de la extensión agropecuaria.

Fundamentalmente, y en forma creciente, el gobierno venía extrayendo una


buena parte de las ganancias producidas por la soja a través de la imposición de
las retenciones a las exportaciones, que se cobraban en los puertos de embarque
y de esa manera evitaban al gobierno la necesidad de controlar a los productores
en el campo. Estas retenciones para fines de 2007 significaban más del 30% del
precio, lo que llevaba a las áreas oficiales 1.500 millones de dólares anuales.
Pero ante el aumento internacional del precio de la soja y las necesidades de
ingresos de divisas, en forma sorpresiva el gobierno en marzo de 2008 decretó
un aumento de las retenciones a más del 40% y determinó que estas serían
progresivamente mayores a medida que aumentaba el precio internacional.

Esto generó un fuerte rechazo en los productores, a través de las diferentes


asociaciones que los agrupaban, que llevó a las distintas asociaciones a reunirse
en la llamada mesa de enlace. Esta comenzó a presionar al gobierno para que
derogara el decreto e iniciara un proceso de negociación, sin embargo, ante la
falta de respuesta concreta decidieron realizar una serie de paros de actividades
y cortar temporariamente algunas rutas (una metodología que se inició en el país
a mediados de los 90 cuando grupos de desocupados, denominados piquetes,
cortaban las rutas pidiendo por sus puestos de trabajo).

Su capacidad de convocatoria se vio claramente cuando en un momento dado


había más de 400 piquetes cerrando las rutas del país, muchos de ellos
espontáneos. A medida que el conflicto se alargaba, y para reforzar su posición,
el gobierno nacional iba tomando una actitud cada vez más contraría a la
producción sojera, llegando la propia presidenta a calificar despectivamente a la
soja como un yuyo (nombre local dado a las malezas). La confrontación continua
cada vez con mayor fuerza, y en ocasión de la celebración del 25 de Mayo
(cuando se festeja la revolución de 1810), mientras la mesa de enlace convocaba
a 200.000 personas en Rosario, el gobierno apenas pudo congregar 50.000 en la
ciudad de Salta, lo que indica la fuerza que había adquirido el movimiento del
campo.

Presionados por sus bases políticas, varios gobernadores provinciales,


legisladores nacionales y muchos intendentes de pueblos y ciudades adhirieron
a la protesta. Al persistir la presión por derogar el decreto, el gobierno se vio
obligado a enviarlo al Congreso, para legitimarlo y que tuviera fuerza de ley;
finalmente el decreto fue rechazado, lo que obligó al gobierno a anularlo.

A partir de allí el campo pasó a ser un elemento importante en el juego político


nacional, dado que la cerrada negativa del oficialismo a negociar con los
agricultores había generado un fuerte rechazo en toda la región pampeana; de
hecho, la mesa de enlace se constituyó en una fuerza opositora al gobierno
nacional y con un peso propio en las negociaciones políticas, aunque sin
relaciones muy definidas con los partidos políticos tradicionales.

ACTIVIDAD N°3

A modo de cierre te invito a ver el siguiente video

https://www.youtube.com/watch?v=uKEv9R8lPFY

¿Cuáles son las consecuencias sociales y ambientales que


provocó la expansión de la Soja y la frontera agrícola?

¿Se podría haber evitado? ¿Qué es lo que falló?

También podría gustarte