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TEMA 1

ALUMNO: JUAN ALIGHIERI BAUTISTA ORTIZ

NUMERO DE CONTROL: 24200083

PROFESOR: NAJERA FLORES MARIA DEL ROSARIO

MATERIA: TALLER DE ADMINISTRACION

CARRERA: INGENIERIA EN SISTEMAS COMPUTACIONALES


TEMA 1.2

DEFINICION DE EMPRESA Y SU CLASIFICACION EMPRESA


Una empresa es una unidad económico-social, integrada por elementos humanos, materiales y técnicos, que tiene el
objetivo de obtener utilidades a través de su participación en el mercado de bienes y servicios. Para esto, hace uso
de los factores productivos (trabajo, tierra y capital).

Las empresas puedan clasificarse según la actividad económica que desarrollan. Así, nos encontramos con empresas del
sector primario (que obtienen los recursos a partir de la naturaleza, como las agrícolas, pesqueras o ganaderas), del
sector secundario (dedicadas a la transformación de bienes, como las industriales y de la construcción) y del sector
terciario (empresas que se dedican a la oferta de servicios o al comercio).

De acuerdo al tamaño y al nivel de sus operaciones, es posible diferenciar entre una microempresa, una pequeña y
mediana empresa (PYME) o una multinacional, entre otras categorías. Un mismo emprendimiento puede cambiar de
magnitud: una empresa familiar, con el paso del tiempo, puede transformarse en una gran corporación con miles de
empleados y una enorme infraestructura gracias a sus ventas.

Criterios de clasificación de las empresas


Los llamados criterios de clasificación de las empresas son una serie de parámetros o características definidos que
utilizamos para poder agrupar a las empresas en diferentes segmentos o clases. Los más utilizados son:

La personalidad jurídica.

El tamaño.

El capital social.

El sector económico al que pertenecen.

El tipo de actividad económica que realizan.


El ámbito de actuación.
La cuota de mercado.
El esquema laboral.

¿Cuál es la clasificación de las empresas?

Los criterios de clasificación de las empresas no son excluyentes, por lo que una misma compañía puede formar parte de
varios grupos a la vez, según el criterio utilizado, y cambiar de grupo cuando sea necesario para ajustarse a su realidad si
se producen modificaciones en su forma jurídica, tamaño, etc.

Clasificación de las empresas según su forma jurídica


La forma jurídica de una empresa es la identidad que asume legalmente una compañía teniendo en cuenta la titularidad
y la responsabilidad de sus propietarios.

Esta es la clasificación de las empresas según los tipos de forma jurídica existentes:

Persona física: el empresario individual es el autónomo que desarrolla una actividad económica por cuenta propia. Él es
el máximo responsable de la compañía y a quien pertenecen tanto los beneficios como las deudas que se generen,
respondiendo con su patrimonio profesional y personal. Además, desde el 1 de enero del 2023 es obligatorio cotizar
mensualmente a la Seguridad Social en función de los ingresos reales (Real Decreto-ley 13/2022, de 26 de julio) y su
cotización podrá modificarse hasta 4 veces durante 2023, 2024 y 2025 si lo necesita para adaptarse a los cambios en las
cuotas que se establezcan legalmente. Consulta la última actualización del 30 de enero de 2024.
Varias personas (físicas y/o jurídicas): es la unión de varias personas que se unen para desarrollar un negocio conjunto.
En el caso de personas físicas, podrán constituir sociedades civiles o comunidades de bienes. Estas serán las
responsables de las deudas.
Unión Temporal de empresas: similar a la anterior, ya que se unen para llevar a cabo una unidad productiva, con la
diferencia de que se trata de personas jurídicas.
Persona jurídica o sociedad: su objeto es la realización de una actividad comercial con ánimo de lucro, donde se unen
uno o más individuos para conseguir unos beneficios. El tipo de sociedad que se vaya a crear va a depender de la
relación que exista entre los socios, la responsabilidad,
Ahora que ya conoces la clasificación de empresas según su forma jurídica, te vamos a indicar los parámetros que debes
consultar y seguir, según tu caso particular, para elegir la que mejor se adapte a tu negocio atendiendo a:
Tipo de actividad: algunos sectores empresariales obligan a una forma jurídica determinada.

Número de fundadores: para un solo fundador se recomienda la unipersonal. Si existiesen más responsables, se puede
optar por cualquier forma jurídica anteriormente comentada.
Inversión inicial: la elección de la forma jurídica depende de la inversión económica inicial.

Responsabilidad frente a terceros: los socios deben elegir el tipo de responsabilidad frente a deudas del negocio.

Fiscalidad: tributación en IRPF o en Impuesto sobre Sociedades según marque la normativa para cada caso. Por ejemplo,
las sociedades anónimas y limitadas tienen que tributar de forma obligatoria por el Impuesto sobre Sociedades. Sin
embargo, en el caso de las Comunidades de Bienes, al carecer de personalidad jurídica propia, serán los comuneros los
que tributarán por el beneficio obtenido en función de su porcentaje de participación.

Clasificación de las empresas según su tamaño


Este tipo de clasificación de las empresas según su tamaño viene fijado por el Reglamento de la Unión Europea nº
651/2014, y consiste en:

Grandes empresas: son las que manejan grandes capitales y suelen tener instalaciones propias. Tienen un volumen de
negocio anual superior a 50 millones de euros, más de 250 trabajadores, un sistema de administración avanzado y
préstamos importantes con entidades financieras nacionales e internacionales.
Medianas empresas: su volumen de negocio es igual o inferior a 50 millones de euros, tienen menos de 250
trabajadores, sus áreas definidas por funciones y sus procedimientos están automatizados.
Pequeñas empresas: tienen un volumen de negocio igual o inferior a 10 millones de euros y menos de 50 trabajadores.
Son entidades independientes y rentables, aunque no predominan en el sector industrial.
Microempresas: con un volumen de negocio inferior a 2 millones de euros y con menos de 10 trabajadores, usan
sistemas de fabricación artesanales, el propietario se encarga de los asuntos administrativos, producción y ventas.
Como hemos dicho, esta es la clasificación según la Unión Europea, aunque a efectos tributarios en España se considera
Gran Empresa aquella cuya facturación anual sea superior a los 6.010.121,04€.

La clasificación de empresas según su tamaño nos permite conocer el tipo de ayudas o subvenciones a las que
podemos acceder, cómo podemos interactuar con ellas y hacer análisis comparativos con empresas similares.

También existe otra forma de clasificación de empresas, independientemente del tamaño, que tiene en cuenta otro
aspecto distinto: su carácter familiar o no familiar.

Una empresa se considera familiar cuando la mayoría de la propiedad (más del 50%) recae en una o más familias, donde
algún miembro participa también la gestión.
La empresa será no familiar cuando no cumpla ninguna de las características anteriores.
Clasificación de las empresas según su capital
Existe otro criterio de clasificación de empresas muy importante que atiende al origen de su capital, según sea público,
privado o mixto.

Capital Público: una empresa pública es aquella donde el estado tiene la participación total o mayoritaria. Se crean con el
objetivo de ofrecer bienes y servicios a la población, sobre todo de primera necesidad.
Sus principales características son:

→ Más del 50% del capital social pertenece al Estado o a cualquier nivel de descentralización (provincial o municipal).

→ Suelen ofrecer servicios básicos y de primera necesidad.

→ Se sitúan sectores estratégicos y fundamentales para el país, como el de la comunicación para ofrecer información de
interés público.

→ Estas empresas pueden competir o no con empresas privadas.

Capital Privado: una empresa privada es aquella que el capital proviene de personas particulares o de sociedades
mercantiles.
Capital Mixto: son empresas que combinan capital público con capital privado, aunque la mayoría de la inversión
provienen de fondos públicos ya que sus objetivos están centrados en actividades de interés público.
Existen muchas empresas públicas que al final terminan convirtiéndose en mixtas debido a diferentes circunstancias:

→ Provienen de empresas públicas que se han ido privatizando poco a poco, como, por ejemplo, Iberia.

→ Empresas de nueva creación que optan por la colaboración del sector privado y el público, como, por ejemplo,
empresas de servicios del ayuntamiento.

Entonces, una empresa privada puede convertirse en pública, al igual que una pública se puede privatizar.

Un ejemplo de empresa pública privatizada es AENA, la cual era pública al 100% y se ha privatizado en una parte.

Cuando una empresa privada se convierte en pública se denomina nacionalización.

Las empresas públicas son gestionadas por la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), la cual, se encarga de
rentabilizar las participaciones empresariales y buscar el interés público, uniendo la rentabilidad económica y social.

Por lo tanto, conocer quiénes son los administradores de una empresa es algo fundamental para ver cómo es su
funcionamiento y cómo podrá ser su desarrollo. Consulta aquí los tipos de administradores de empresas.

Existe otro posible criterio de clasificación de las empresas que tiene relación también con su capital: la clasificación por la
capitalización bursátil. En este caso, se diferencia entre las empresas cotizadas y las no cotizadas, es decir, si sus acciones
negocian en bolsa o no. De esta forma, se pueden dar casos aparentemente curiosos de empresas mixtas, como Red
Eléctrica de España, que cotice en bolsa teniendo parte de titularidad pública. Saber esto de antemano facilita mucho a
los inversores la identificación de oportunidades de inversión.

Clasificación de las empresas según su sector económico


Sector primario: dedicados a obtener productos de la naturaleza, es el sector agrario, ganadero, pesquero y minero. Su
fuente principal fuente de ingresos proviene de la explotación de los recursos naturales.
Sector secundario: dedicados a la transformación de las materias primas en productos manufacturados, es decir, sector
industrial, energético, construcción, etc.
Sector terciario: aquí se encuentran las actividades económicas relacionadas con la prestación de servicios, como
transporte, comunicaciones, comercio, turismo, etc.
Sector cuaternario: este sector tiene su origen en el sector terciario, pero se distingue porque incluye servicios
específicos como son los servicios de tecnologías de la información y creación, investigación y desarrollo e innovación
Clasificación de las empresas según su tipo o actividad

La actividad de una compañía también es una forma muy útil de establecer una tipología de empresas, pudiendo
definirse en 3 modalidades:

Industriales:

Son las que producen bienes o servicios a partir de su extracción o producción.Agricultura e industria.
Servicios:
Ofrecen servicios gracias al capital humano y a los medios materiales. Empresas de transporte, asesoramiento,
enseñanza y sanitaria.
Comerciales:

No producen, se encargan de la venta de los bienes y servicios.


Son intermediarios mayoristas o minoristas.
Esta clasificación de las empresas sirve para saber en qué grupo puedes situar tu actividad económica. Si vas a iniciar y
dar de alta tu negocio tendrás que acudir a la Clasificación Nacional de Actividades Económicas (CNAE) que agrupa
oficialmente, en España, los diferentes tipos de actividades empresariales.

Clasificación de las empresas por su ámbito de actuación o alcance geográfico: locales, nacionales, multinacionales o
internacionales y transnacionales
Con esta clasificación de empresas se estudia cuál es el ámbito de actuación o alcance geográfico que tienen y, así,
determinar cuáles podrían ser sus competidores más directos dentro de su radio de acción. Según esto, podemos
encontrarnos con la siguiente clasificación:
Clasificación de las empresas por su cuota de mercado: empresa aspirante, especialista, líder y seguidora

Otro criterio de clasificación de las empresas es el que se fija en cómo de consolidada está una compañía en su mercado
y de qué manera lo hace. Esto nos permite distinguir entre:

Aspirante: es la empresa que está en una etapa inicial de su desarrollo. Suele estar en proceso de establecerse en el
mercado o de expansión. Además, está enfocada en el crecimiento y en la adquisición de habilidades y recursos para ser
más efectiva. También se es “aspirante” si se tiene un objetivo muy ambicioso, que aún no ha alcanzado
Especialista: es la que ya tiene un expertise en un área específica de negocio o está ofreciendo productos o servicios
altamente especializados y de alta calidad en un nicho de mercado particular. Su objetivo es ser un referente dentro de
su campo de especialización, con soluciones únicas y diferenciadas, y con tendencia a convertirse en líder.
Líder: es la que domina su mercado y establece el estándar de referencia para otras empresas en su industria o sector y
a las que las demás quieren emular. Tiene capacidad de innovación, fuerte presencia en el mercado, una amplia base de
clientes y enorme influencia en el sector. Las empresas líderes tienen una posición sólida y competitiva, con una marca
reconocida y una reputación establecida.
Seguidora: es la que sigue de cerca a las empresas líderes del mercado, imitando o emulando sus estrategias y prácticas
comerciales. A pesar de su posible éxito, carece de la capacidad para innovar o liderar en su sector, por eso se limita a
copiar o seguir. Su objetivo es ser competitiva y alcanzar un rendimiento similar al de las empresas líderes sin asumir los
mismos riesgos.
Una variante de este criterio puede ser la de tener en cuenta criterios de rentabilidad y ritmo de crecimiento, pudiendo
determinarse si se trata de empresas en crecimiento, estables o declinantes. Esta visión es muy valiosa para los analistas
cuando analizan su potencial y estabilidad financiera.

Clasificación de las empresas por su esquema laboral: empresas de trabajo presencial, remoto y mixto

Antes de finalizar, vamos a hablar sobre uno de los criterios de clasificación de las empresas que se ha impuesto a raíz de
la pandemia mundial que hemos sufrido y cómo las compañías se han ido adaptando para sobrevivir y continuar en
ejercicio. En este caso el criterio se fija en cuál es su esquema laboral y modalidad de trabajo, pudiendo ser:

Empresas de trabajo presencial: son aquellas en las que hay que acudir a su puesto de trabajo, bien porque esto es
imprescindible para su funcionamiento, como ocurre en las fábricas, o porque continúan con el modelo tradicional de
trabajo y tienen que “fichar las horas” como modo de calcular su rentabilidad.
Empresas con trabajo en remoto: ha sido la tendencia de los últimos años. Suelen ser empresas de servicios con
profesionales que pueden trabajar a distancia por distintos motivos —viajes de trabajo, conciliación personal y familiar,
etc. Esto no significa que estén descontrolados porque cuentan con horarios y normas ya establecidas, así como otras
formas de calcular su productividad. Esta modalidad de trabajo ha dado lugar a los profesionales llamados “nómadas
digitales” porque pueden trabajar desde cualquier parte del mundo.
Empresas con modalidad de trabajo mixta: son las que combinan la presencialidad con el trabajo en remoto, ya que
mantienen la deslocalización como una ventaja de contratación, pero necesitan mantener una parte presencial para
determinadas tareas, funciones, etc.
Objetivo de establecer una tipología de las empresas

Como hemos comprobado, existen tantos tipos como criterios de clasificación de las empresas que podemos utilizar
para definirlas. El objetivo principal que se persigue a la hora de clasificar a una compañía es la de ver, de una forma
rápida y organizada, con elementos comparables, cómo es una empresa, cuál es su funcionamiento, en qué situación
está respecto su mercado o sector, sus oportunidades de actuación y mejora, etc.

A los analistas, inversores, gobiernos y agentes financieros, en general, esto les ayuda a diseñar estrategias y tomar
decisiones fundamentales para la economía, las empresas y su desarrollo. Además, también fomenta la transparencia y
la confianza de terceros ya que les ayuda a comprender mejor a la empresa y sus actividades.

Clasificación de las empresas: tipos y definición | Billin


TEMA 1.4 PROCESO ADMINISTRATIVO Y ADMINISTRACION DE RECURSOS

Un proceso es el conjunto de pasos o etapas necesarias para llevar a cabo una actividad. La administración comprende
varias fases, etapas o funciones, cuyo conocimiento exhaustivo es indispensable a fin de aplicar el método, los principios y
las técnicas de esta disciplina, correctamente.

En su concepción más sencilla se puede definir el proceso administrativo como la administración en acción, o también
como: El conjunto de fases o etapas sucesivas a través de las cuales se efectúa la administración, mismas que se
interrelacionan y forman un proceso integral.

Cuando se administra cualquier empresa, existen dos fases: una estructural, en la que a partir de uno o más fines se
determina la mejor forma de obtenerlos, y otra operativa, en la que se ejecutan todas las actividades necesarias para
lograr lo establecido durante el periodo de estructuración.

La Administración es un arte cuando interviene los conocimientos empíricos. Sin embargo, cuando se utiliza conocimiento
organizado, y se sustenta la práctica con técnicas, se denomina Ciencia. Las técnicas son esencialmente formas de hacer las
cosas, métodos para lograr un determinado resultado con mayor eficacia y eficiencia.
A partir de estos conceptos nace el Proceso Administrativo, con elementos de la función de Administración que Fayol
definiera en su tiempo como:
Prever
Organizar
Comandar
Coordinar
Controlar.
Dentro de la línea propuesta por Fayol, los autores Clásicos y neoclásicos adoptan el Proceso Administrativo como núcleo
de su teoría; con sus Cuatro Elementos:
Planificar
Organizar
Dirigir
Controlar.
Proceso administrativo y administración de recursos | MarcoTeorico.com
TEMA 1.5 DESEMPEÑO GERENCIAL Y ORGANIZACIONAL

La administración consiste en darle forma, de manera consciente y constante, a las organizaciones. Todas poseen personas
que deben estar pendientes de alcanzar el fin común, conocidas como Directivas y/o Líderes.

Los directivos (entrenadores, directores, ejecutivos) tienen la responsabilidad básica de servir para que otros miembros
establezcan y alcancen una serie de objetivos y metas, sin importar la formalidad o informalidad. El desempeño gerencial
es la medida de la eficiencia y la eficacia de un directivo; es el grado en que determina o alcanza los objetivos apropiados.
La eficiencia es la capacidad de reducir al mínimo los recursos usados para alcanzar los objetivos: “hacer las cosas bien”; y
la eficacia es la capacidad para determinar los objetivos apropiados: “hacer lo que se debe hacer”.

En la actualidad se requiere agilidad, movilidad, innovación y cambios necesarios para enfrentar las nuevas amenazas y
oportunidades en un ambiente cambiante. Los procesos (aspectos dinámicos) se vuelven más importantes que los órganos
(aspecto estático) que la conforman.

Los departamentos o divisiones no son definitivos sino transitorios, y los cargos y funciones pasan a definirse y redefinirse
en razón de los cambios que se producen en el ambiente y la tecnología, de tal manera que sus productos y servicios se
adapten continuamente a las necesidades de los clientes que día a día se vuelven más exigentes. Estas organizaciones
necesitan dirigentes cada vez más capacitados, con una visión holística del mundo que les permita tomar decisiones
participativas y apropiadas para el mejoramiento de la misma. Se habla entonces de desempeño organizacional, que es la
medida de la eficiencia y eficacia; el grado en que alcanza los objetivos acertados.
Hoy en día las empresas están orientadas hacia el futuro y preocupadas por su destino, por lo tanto deben estar
estrechamente sintonizadas con los siguientes desafíos:

Globalización: visión mundial del negocio para analizar la competencia e identificar una posición relativa de los
productos y servicios.La referencia competitiva deja de ser local o regional y se convierte en nacional e
internacional lo que lleva a pensar globalmente y actuar localmente.

Personas: educar, capacitar, motivar y liderar a los integrantes de la organización, inculcándoles el espíritu
emprendedor y ofreciéndoles una cultura participativa junto con el mejoramiento de la calidad de vida. Las
personas son consideradas colaboradoras y no empleadas que cumplen con su horario.

Cliente: conquistar, mantener y ampliar el mercado a través de la satisfacción de las necesidades y aspiraciones de
tal forma que las interprete, comprenda y satisfaga continuamente.
Productos y servicios: distinguir lo ofrecido, en términos de calidad y atención. La ventaja competitiva consiste en
agregar elementos que los diferencien de sus competidores.

Conocimiento: el recurso más importante es el capital intelectual; el conocimiento y su adecuada aplicación


permiten captar la información disponible para todos y transformarla con rapidez en oportunidades de nuevos
productos o servicios antes que los competidores.

Resultados: fijar objetivos y conseguir resultados reduciendo costos y aumentando ingresos. El mejoramiento de la
calidad y el aumento gradual de la productividad son las bases de la competitividad de aquí dependen que las
empresas sean exitosas.

Tecnología: evaluar y actualizar la organización para hacerle seguimiento y aprovechar los progresos tecnológicos. La
preparación y la capacitación de las personas permiten sacar el máximo provecho de las herramientas de la organización,
así estas no sean las más avanzadas y sofisticadas. Las personas aplican y operan lo existente en la organización y, aunque
la tecnología contribuye a la eficiencia potencial, son ellas las que determinan la eficiencia real y la eficacia del proceso.
Igualmente los últimos tratados nacionales e internacionales que permiten eliminar y/o mejorar las barreras al comercio y
por ende a la inversión.

El desempeño organizacional debe generar acciones que permitan potencializar los desafíos que se le presentan en el día
a día. Es por eso que la empresa de hoy requiere estrategias de todo orden que les permitan alcanzar el éxito y
permanecer en un mercado todos los días más competitivos.
EN RESUMEN: La administración es la principal actividad que marca una diferencia en el grado que las organizaciones les
sirven a las personas que afectan. El éxito que puede tener una organización al alcanzar sus objetivos y también al
satisfacer sus obligaciones sociales depende, en gran medida, de sus gerentes. Si los gerentes realizan debidamente su
trabajo, es probable que la organización alcance sus metas.

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TEMA 1.6 TIPOS DE GERENTES
¿Qué es un gerente?

Un gerente es quien lidera dentro de una empresa un área o áreas específicas,


dirigiendo a un grupo determinado de personas que están a su cargo. El puesto de
gerente es normalmente una función de alto rango dentro de cualquier compañía.

Los gerentes son personas que al encabezar una o varias áreas dentro de una
compañía, tienen empleados a su cargo a quienes deben motivar, orientar y dirigir
adecuadamente con el fin de alcanzar los objetivos planteados por la compañía.

Para el cargo de gerente se debe tener no solo experiencia, conocimiento y


habilidades humanas, sino también capacidades de liderazgo. Así, se estará
llevando a la organización al crecimiento económico y a ser sostenible en el
tiempo.

Características de un gerente
Para lograr desempeñarse exitosamente en un cargo de jerarquía como lo es un
gerente, se deben tener ciertas habilidades y características. Algunas de ellas son:

Enfoque en los resultados


Un buen gerente siempre se enfocará en lograr los mejores resultados para la
empresa. Si hay una buena orientación para lograr cumplir los objetivos de la
compañía, habrá crecimiento en la misma y efectos positivos en lo económico y
humano.

Liderazgo
Para lograr ser un gerente exitoso, se debe tener gran fortaleza mental y liderazgo,
logrando así motivar a sus subordinados a siempre mejorar y dar lo mejor en
beneficio de la compañía.

Saber delegar
Una función clave en un buen gerente es el saber delegar tareas y actividades. Así
le estará dando confianza a sus equipos de trabajo y se repartirán cargas
laborales. Por otra parte, estará ayudando a sus empleados a crecer y aprender.

Tener habilidades de comunicación


La comunicación es un elemento indispensable para un gerente. Debe poder
transmitir a sus subordinados y compañeros ideas y mensajes claros de lo que
debe hacerse y cuáles son los objetivos a trabajar.

Conocimiento de la empresa
Una de las características más importantes que debe tener cualquier líder de un
área particular es conocer lo que hace la empresa para la que trabaja y saber
sobre sus procesos. Sin esto no podrá guiar correctamente a su equipo para lograr
resultados.

Tener habilidades sociales y humanas


Otra característica vital para cualquier gerente es tener habilidades humanas y
sociales. Con esto, las relaciones con sus compañeros serán cada vez mejores y
estarán mucho más motivados para llevar a cabo sus tareas.

TIPOS DE GERENTES

 Gerente General: Es el encargado de dirigir y coordinar todas las actividades de la organización.

 Gerente de Operaciones: Es aquel que maneja y organiza los recursos de la organización y las tareas.

 Gerente de Producción: Es aquel que organiza y gestiona el proceso de producción dentro de una
empresa.

 Gerente de Logística: Es aquel que organiza y gestiona el traslado y distribución de la producción.

 Gerente de Ventas: Es aquel que desarrolla estrategias para vender los productos o servicios de la
organización y captar clientes.

 Gerente de Recursos Humanos: Es aquel que gestiona el recurso más valioso de la organización: el
talento humano.

 Gerente de Finanzas: Es aquel que administra los recursos financieros de la organización y busca
optimizar su rentabilidad.
TEMA |1.7 DESTRESAS GERENCIALES

Las habilidades o destrezas se basan en una capacidad adquirida a través de la práctica. Su logro depende de
ciertas capacidades previas (coordinación, memoria, razonamiento), de las características de la personalidad
(persistencia o aceptabilidad) y de los conocimientos (entender las relaciones causa-efecto) y la principal nota
distintiva es que se derivan de la experiencia. El gerente necesita estas habilidades para hacer frente a
actividades complejas y multidimensionales.

Las destrezas o habilidades gerenciales se pueden agrupar en tres categorías:

Habilidades conceptuales.

Su desarrollo depende en buena medida de la formación y de la capacitación, incluyen la capacidad de analizar


sucesos complejos, percibir tendencias, reconocer cambios y definir problemas. A medida que los gerentes
ascienden por la jerarquía, deben ir fortaleciendo sus habilidades conceptuales, pues, de lo contrario, sus
posibilidades de promoción disminuirán.

Habilidades interpersonales.

Las habilidades interpersonales como sensibilidad, persuasión y empatía son muy importantes en todos los
niveles de la administración, aunque lo son más en los niveles bajo y medio. La falta de estas habilidades limita
de antemano el desarrollo administrativo.

Habilidades técnicas.

Las habilidades técnicas incluyen el conocimiento especializado sobre procedimientos, procesos, equipo y
similares, e incluyen las destrezas relacionadas con saber cómo y cuándo utilizar ese conocimiento.

El trabajo gerencial tiene tres dimensiones:

1. Exigencias, esto es, que debe hacerse el trabajo.


2. Restricciones o limitaciones internas y externas sobre lo que puede hacerse y
3. Elecciones o áreas en las que los diferentes gerentes podrían hacer el trabajo de distinta manera.

Las exigencias especifican lo que debe hacer el gerente en el desempeño de su tarea. Pueden distinguirse
dos grande grupos:

a) Las actividades o deberes que debe realizar y

b) Los estándares o niveles mínimos de desempeño que tiene que alcanzar.


Las exigencias proceden de fuentes diversas, como el consejo de administración, los grupos de interés, el
superior inmediato o la forma en que está organizado el trabajo. Incluyen los objetivos, la elaboración de
presupuestos, la asistencia a reuniones o la firma de documentos.

Las restricciones abarcan los factores internos y externos a la organización que delimitan lo que el gerente
puede hacer. Una restricción corriente es el tiempo disponible para realizar una tarea. Otras incluyen el
presupuesto asignado, la tecnología disponible, la localización de las fábricas, las normas legales, el diseño
organizativo o a cultura imperante. En resumen, cualquier labor gerencial conlleva una serie de restricciones
que hay que eliminar o superar para lograr un desempeño eficaz.

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