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III.

MARÍA Y SU ROL DE MADRE Y MUJER EN SU TIEMPO

En la época en que María vivió, las mujeres trabajaban duramente en esa sociedad patriarcal,
María esté al frente y en el centro de esta historia por su firmeza y muestra total de obediencia
en este mundo de hombres donde María ni es hombre, ni está casada con un varón (aunque su
compromiso con José está hecho y solamente podía ser disuelta por divorcio).

En María descubrimos a la mujer valiente y decidida, que en la Anunciación se embarcó en una


misión que ponía en riesgo su vida demostrando a una mujer que podía tomar decisiones en
momentos críticos, de no intimidarse ante eventos que puedan condicionar su libertad, en el
caso de María, la libertad está relacionada con un intento de autonomía, no de transgresión a
la ley. Un cumplimiento de su propia interpretación, en el sentido de querer hacer la voluntad
de Dios

IV. JESÚS DA UNA ATENCIÓN ESPECIAL A LA MUJER

Jesús no mira a la mujer como fuente de tentación ni de posible contaminación (Mc 5,30-34).
Se acerca a ellas sin recelo y las trata abiertamente, sin dejarse condicionar por prejuicio
alguno además Jesús corrige también la valoración que se hace de la mujer atribuyéndole
como cometido supremo el tener hijos. Tener hijos no es todo en la vida. Por muy importante
que sea para una mujer la maternidad, hay algo más decisivo y primordial: «Dichosas más bien
las que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen» pues ve a las mujeres como ejemplo de
entrega, fe, generosidad y fidelidad desinteresada

¿Por qué aun hoy se sigue pensando que la mujer debe estar al cuidado de los hijos y de las
tareas domésticas?

La creencia de que la mujer debe encargarse principalmente del cuidado de los hijos y las
tareas domésticas se basa en una combinación de factores históricos, culturales y sociales.
Estos factores han influido en las percepciones y roles de género en diferentes sociedades a lo
largo del tiempo. Aunque es importante tener en cuenta que estas percepciones y roles están
cambiando gradualmente en muchas partes del mundo, y no son universales ni aplicando a
todas las culturas o individuos.

Es importante promover la igualdad de género, cuestionar los roles tradicionales y fomentar la


idea de que hombres y mujeres pueden compartir por igual las responsabilidades del cuidado
de los hijos y las tareas domésticas. Esto implica abogar por la equidad en el hogar, el trabajo y
la sociedad en general, permitiendo que cada persona tome decisiones basadas en sus
capacidades, intereses y preferencias individuales, en lugar de imponer roles y expectativas
rígidas basadas en el género.

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