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FACULTAD DE EDUCACIÓN

PEDAGOGÍA EN HISTORIA, GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES

INFORME

Leonor de Aquitania

Profesor: Dr. Juan Mansilla Sepúlveda


Mg. Jorge Oyarce
Cátedra: Historia Medieval
Estudiante: Camila Gutiérrez – Sara Alarcón

Temuco, 20 de Diciembre, 2019


ÍNDICE

Problematización ..........................................................................................................................................3
marco teórico ............................................................................................................................................. 11
referencia ................................................................................................................................................... 21
PROBLEMATIZACIÓN

El periodo de la edad Media se ha caracterizado por mantener un arraigo en la melancolía


del vivir y del sustento de la vida de aquellas personas. El transcurso de esta, se encontraba
siempre en el limbo de la vida y la muerte, como una complementación necesaria del
significado natural de las personas. La gente no realiza retrospecciones acerca de su vivir,
no lo criticaba, no se compadecían de ellos mismos solo de aquellos que mantuviesen un
comportamiento y/o enfermedad que no fuese adecuado o el más refinado ante la sociedad
de la época, según de la visión que nos entrega el autor Huizinga (1998)

“Entre el dolor y la alegría, entre la desgracia y la dicha parecía la distancia


mayor de lo que nos parece a nosotros. Todas las Experiencias de la vida
conservan ese grado de espontaneidad y ese carácter absoluto que la alegría
y el dolor tienen hoy aun en el espíritu del niño. (…) Las grandes
contingencias de la vida- el nacimiento, el matrimonio, la muerte- tomaban
con el sacramento respectivo el brillo de un misterio divino. Pero también
los pequeños sucesos-un viaje, un trabajo, una visita- iban acompañados de
mil bendiciones, ceremonias, sentencias y formalidades” (Huizinga, 1998,
p.13).

Parte de la caracterización de la edad media es que los individuos desde que nacen,
y dependiendo su rol en la sociedad, tienen que comportarse de una manera
predeterminada. Los que tiene más suerte, y llegan a ser libres tienen la gracia de poder
obtener privilegios a diferencia de aquellos que son esclavos y nacen siéndolo y morirán en
su esclavitud, por otra parte, están aquellos que le sirven al señor feudal, no son vistos
como esclavos pero tampoco son libres. Todos estos personajes tienen que desarrollar un
comportamiento que para la época sea ah-doc a las situaciones a las que se vean
enfrentadas, según los planteamientos de Huizinga en otoño de la edad media, 1998.
Uno de los rasgos más significativos de la edad media es la relación con la iglesia:
prácticamente todo giraba en torno a ella. A aquél que se le ocurriera juzgarla tendría sobre
sus hombres todo el rigor de la ley de Dios, está tomaba la autoridad plena bajo sus manos
y podría convertir de tu vida un calvario social si se atentaba contra sus planteamientos
religiosos y su estructura interna.

Una religión poderosa desplegarse en todas las cosas de la vida y tiñe con
sus colores todos los movimientos del espíritu y todos los elementos de la
cultura. Con el tiempo, sin embargo, reaccionan todas estas cosas, a su vez,
sobre la religión: más aun, el verdadero núcleo de estas puede ser sofocado
por el círculo de las representaciones e imágenes que ella había hecho entrar
antes su esfera. La santidad de todos los aspectos de la vida tiene su lado
fatal (Huizinga, 1998, p.213).

La iglesia dictaba mucho de los mandatos que unían a la gente con el sentido de la
religión, sobre todo con la pertenencia del Espíritu Santo, en cómo serían perdonados y
dejados entrar al Reino de los Cielos. Asimismo, ante los ojos de la iglesia mantenían su
comportamiento bajo las reglas que ellos proporcionaban a la comunidad de la época, si
ibas a la iglesia, si aportabas con el diezmo, si llevabas alimentos a los canónicos de la
Santa Iglesia, independiente de la religión, desde un punto de vista moral y ético las iglesias
querían obtener el poder por sobre la corona de los reyes y durante mucho tiempo fue así la
configuración social de la época.

El comportamiento de las mujeres de la época debía representar una magna actitud


de devoción por Dios y el hogar, para así ser considerada una mujer de Dios o de un buen
matrimonio. Muchas veces ellas fueron objetos de beneficio para las familias, sobretodo en
cargos estratégicos, y para anexar nuevos reinos y nuevas alianzas familiares. En esta época
casi nadie se casaba “por amor”, la mujer era vista como un mero objeto de recursos para
alcanzar el poder y aquellas que no cumplían con las actitudes morales de la sociedad eran
no eran consideras dignas de la sociedad divina de Dios, no se les perdonaría los pecados,
ya que a su vez la mujer era un signo de lujuria, de tentación por la representación que Eva
tiene en la misma Biblia.
Pero ¿quién es el responsable de todo este desastre pecaminoso? El Bosco
nos lo muestra. En la parte inferior izquierda de este panel central, Juan el
Bautista señala con su dedo a una mujer; es Eva. El eremita culpabiliza a ella de
toda la acción pecaminosa e inmoral que se está desarrollando, es decir, si Eva no
hubiese exhortado a Adán a probar de esa manzana prohibida, toda esa
despreciable e inhumana actitud relacionada con la lujuria no se estaría
manifestando (Gámez Salas, 2017: 126). (Gámez, 2017, p. 140.).

La construcción de la identidad femenina a lo largo del tiempo se ha ido transformando


a medida que los nuevos paradigmas de la sociedad se han configurado, de manera que sus
actitudes éticas y morales estén a la altura de un comportamiento digno de la sociedad.
Durante el perdido histórico de la de Edad Medieval el rol de la mujer estaba delegado en
un segundo plano, en este caso el rol del hombre prepondera un papel fundamental y
trascendental, dando así las responsabilidades del hogar a las mujeres de la época.

Ámbito eclesiástico: Se trata de una visión que obedece a los criterios de la


cultura monástica, por tanto, de una minoría que veía a la mujer de una
forma negativa, en parte porque estaban sometidos al celibato. Por ello,
dentro de esta visión, negativa, según Martínez (2015) destacaron autores
como:

 San Agustín: defendía la idea de que la mujer debía ser un individuo


subordinado, quedando reducida a tres papeles: el de tentadora como
instrumento del diablo, el de esposa como instrumento del marido y el de
madre como instrumento de Dios.

 Santo Tomás de Aquino: se apoyó en la idea que difundió Aristóteles


en De Generatione Animalium (De la generación de los animales), en la que
afirmaba lo siguiente: “La mujer es como un varón impotente”.

Igualmente, en este ámbito la imagen de la mujer se dividía en virtudes y


vicios. Quedan reflejados en dos personajes de la Biblia.
 La virgen María: encarnaría a la mujer virtuosa y el modelo a seguir. De
esta forma, hay que citar esas virtudes: virginidad, belleza natural y la
discreción. A estas virtudes, se les uniría dos características que se le
atribuyen a la mujer: la libertad y la sensibilidad. “… Sabed que todas las
mujeres, igualmente, sean doncellas o damas y de cualquier condición,
sienten una natural inclinación a buscar los caminos y senderos que
conducen a la libertad, ya que desearían disfrutarla para siempre…” J. de
Meung.
 Eva: era el modelo de mujer que había que evitar, pues personificaba todos
los vicios: debilidad, malas artes (el llanto), coquetería, testarudez, ligereza,
indiscreción y frágil honra “…Nunca he visto una dama tan fiel que, si no
se llega a un pacto con ella no recurra a malas artes, si se la aparta de las
buenas…” Guillermo de Aquitania (S.XI)

La monja

 Este tipo de mujer dejaba toda su vida para dedicársela enteramente a Dios.
Aunque no todas ingresaban en un monasterio con este fin, sino movidas por
otros objetivos: tener una mayor libertad (escapar de un matrimonio
pactado…), encontrar un techo y comida, obtener el perdón por pecados
cometidos o por ser viudas (este caso muy dado entre nobles y reinas).
(Martínez, 2015,recuperado de https://www.anthropologies.es/la-mujer-en-
la-edad-media/,)

La noble
Este grupo estaba formado princesas reales casadas con nobles, condesas,
duquesas y marquesas. Por tanto, un tipo de mujer que por la clase social a la que
pertenecía podía llegar alcanzar mayores reconocimientos. Entre sus tareas cabe
destacaban: Organización y control al servicio que trabaja en el hogar, cuidado y
educación de los hijos, estar pendiente de la economía de la familia en ausencia
del marido, que generalmente estaba en la guerra…Todas estas funciones se
multiplicaban cuando la mujer se quedaba viuda, pues era cuando asumía el
control de todo: las posesiones, contabilidad, empleados… Una situación que se
reafirmaba cuando había de por medio un heredero menor, pues esto provocaba
que estas llegaran a adquirir un gran poder social. (Martínez, 2015, recuperado de
https://www.anthropologies.es/la-mujer-en-la-edad-media/)

La prostituta
Esta se encontraba en el último estrato de la sociedad, dentro de los
sectores de marginación y pobreza. Pues, eran las mujeres que vivían en
peores condiciones y que moralmente estaban mal vistas dentro de la
sociedad, porque representaban el antagonismo del modelo de mujer
medieval. Por lo que llevaban una vida muy compleja, expuesta a todo tipo
de enfermedades venéreas, violencia y escarnio público. Este último,
reflejado (en parte) en las leyes que las obligaban a vestir de forma diferente
para ser diferenciadas del resto de mujeres (vestidos con colores llamativos
o llevar un adorno hecho con cintas de colores) (Martínez, 2015, recuperado
de https://www.anthropologies.es/la-mujer-en-la-edad-media/)

Bajo esta perspectiva y representación de las mujeres, la visión sobre el Género


Femenino la época fue muy cuestionada y considerada como objeto lujurioso. Más allá de
que la virgen María alla sido quien dio a luz a Jesús, Hijo de Dios, la imagen de Eva fue la
que predominó en el mundo de la edad media, y no solo en este periodo histórico, sino que
en anteriores se había desarrollado con más fuerza esta idea. Como Dice Aristóteles, la
mujer era considera como un hombre mal hecho, y pensando que en los escritos bíblicos la
mujer es una creación de Dios, para ser la “Compañera del Hombre” ¿Si es creada como
una compañera del hombre, porque es observada como un ser que no merece el mismo
protagonismo que el hombre? El hecho de que Eva aceptara el fruto del cual Dios dijo que
no deberían comer, cambió todas las miradas de la mujer en la historia si es que nos
basamos desde una perspectiva religiosa, si fuese científica desde los orígenes de la
evolución humana la mujer también juega un rol, en el cual queda encargada de los
quehaceres del hogar, la caza era parte de los hombres.
Esta precaución se hace extensiva, y de forma particularmente
relevante, a los análisis de género e identidad femenina en la Prehistoria.
Porqué mientras que los hombres han ido modificando su identidad en un
grado correlativo el aumento- o descenso, cuando se ha producido- de
complejidad socio-económico nuestra trayectoria histórica, las mujeres no
ha experimentado la misma transformación. (Sánchez, 2005, p. 75)

Entonces la construcción de la identidad del género femenino siempre estuvo en una


discusión o tela de juicio dependiendo su comportamiento frente a su época. Frente a esto
las mujeres de la edad media pudieron descansar en una figura femenina que no fue María
madre Jesús, sino que de María Magdalena; una mujer muy seguidora de Jesús, el cual le
ofrece el perdón de su pecado de ser prostituta con anterioridad, pero que con su ferviente
amor a Jesús, logro que su figura resaltara entre los apóstoles de varones. El ferviente amor
de servir a Jesús sin ningún miedo a lo que le podía pasar, era una de sus virtudes que más
se resalta, es en ella en quien Jesús confía la resurrección ya que aún “muerto” ella todavía
mantiene sus esperanzas de salvación, según las observaciones que se describen de ella en
libro de Duby en 1996.

Es así como la mujer incomprendida en este mundo de “Hombres”, comienza a


propiciar una cultura paralela a la de los hombres, desde una perspectiva religiosa, donde
gran parte de las mujeres encontraba un resguardo era en María Magdalena, ya que esta era
una prostituta que fue perdonada por Jesús, en cambio la perspectiva de mujer
predominante era la de la Virgen María, la cual concedió al hijo de Dios sin la necesidad de
tener relaciones sexuales, es así como los hombres pretendían que las mujeres tomen el rol
de ama de casa y de madre.

El mismo hijo de Dios, Jesús presenta a María Magdalena como una mujer “que ha
amado mucho y por ello sus pecados serán perdonados. María realizaba acciones donde
tomaba los pies de su señor en medio de sus lágrimas de amor puro y ferviente, lo que no
representa un amor carnal, ni pasional sino la representación de un amor de fe, los lavaba y
secaba con sus cabellos y los cubría con sus besos hasta hundirlos en el aroma de su
perfume. El significado de estas acciones toma un giro totalmente diferente si la acción la
realiza un hombre a que la realice una mujer, ya que como hemos mencionado las acciones
que comenten las mujeres siempre estarán más en tela de juicio que la de los varones.

La importancia que prepondera esta mujer es fundamental, pensando que su


protagonismo resalta más que el de la propia María, madre de Jesús, una mujer que
“afortunada, generosa, de grandísima largueza, porque es de buena raza, clarísima, y
dispone libremente de sus bienes propios.” (Duby, 1996, p. 36). Estas acciones conllevan a
que los monasterios realcen su figura una de las pocas mujeres en la cual fijan la mirada.
Por esto la construcción de la identidad femenina conlleva toda una configuración social, y
quien se atreva a romper este paradigma será reprochada ante la sociedad. En una época
donde tus acciones podrían conllevar tu muerte, surge la figura de una de las mujeres más
polémicas del siglo XII, que se atrevió a romper las reglas de una sociedad estigmatizada
para las mujeres.

En cuanto a Leonor de Aquitania, una mujer que a pesar de la estructura social de su


época, se podría considerar como una de las pioneras en romper los parámetros establecidos
por los “hombres de la sociedad” frente a las conductas morales que se esperaban de las
mujeres de su clase. Sus actitudes no dejaron indiferente a nadie de la corte europea, una
mujer que no le temía a su sociedad, y que se abría camino en una sociedad de hombres.
Desde la representación en el lecho de su muerte que pareciera la figura de una mujer
serena con los ojos cerrados, las manos extendidas sosteniendo un libro, nadie pensaría que
esa figura causo un revuelto por sus decisiones en la edad media.

Una mujer que se destacó por su belleza desde joven y nadie esperaría que
demostrara una gran habilidad para librarse de situaciones que para ella fuesen
embarazosas, los autores han desarrollado diferentes opiniones sobre esta mujer, algunos
comentan que su comportamiento la conllevaría directamente al infierno por su conducta
“sexualizada”, lujuriosa, manteniendo la representación de:
“Una mujer libre, dueña de cuerpo, que se enfrenta a los sacerdotes y
desprecia la moral de los mojigatos, portaestandarte de una cultura brillante,
alegre e injustamente ahogada, la de occitana frente al salvajismo gazmoño u
la opresión del norte, pero siempre enloqueciendo a los hombres, frívola,
pulposa y burlándose de ellos” (Duby, 1996, p.7).

Esta mujer, de carácter fuerte e imponente logró captar la atención de los hombres
de la época, más allá de las reglas tradicionales que eran impuestas en los hombros de las
mujeres, encontraba esta atracción por Leonor por la representación del pecado carnal que
era estrictamente condenado en la sociedad. Los puntos que son atacados y reprochados son
su Divorcio en primera instancia y sus constantes actitudes rebeldes.

Debemos recordar que Leonor era Duquesa de Aquitania, tierras que se


encontraban al sudoeste de la actual Francia; tierra rica en producción agrícola en
comparación con la demás geografía del lugar, esto también juega una estrategia por
obtener nuevas tierras y poder para aquellos que la vean de esta forma. Pretendida por
varios hombres, ya que en varios autores la describen como una hermosa mujer, Leonor se
conserva en calma hasta casarse a los 14 años edad, tras su fallido matrimonio, solicita el
divorcio ante el Papa, ya que son su marido son parientes en cuarto grado lo que ante los
ojos de Dios se estaba cometiendo Incesto, acto condenado por la religión. Este acto de
solicitar el divorcio era un acto que solo los hombres podían cometer, y la mujer que fuese
desposeída de su marido cargaría la condena social de haber sido una mala mujer o no
haber sido lo suficiente mente buena para que su marido se sintiese a gusto con ella. Es por
eso que Leonor dará que hablar en la corte Europea, y no solo eso, sino que se volver a
casar con otro hombre, con el cual también tiene conflictos maritales que la conllevaron a
ser cautiva en su propio reino hasta los días de su muerte.

La Construcción social en la que se desarrollaron las actitudes de Leonor de


Aquitania, no fueron las más óptimas para la época en la que vivía, por ende, la pregunta
de investigación que se intenta desarrollar de manera global es: “Cómo el comportamiento
de Leonor impacta en la estructura del comportamiento moral de las mujeres de la época y
qué contraste tendría con la actualidad.” A través de la recaudación de esta evidencia entre
diversos autores se desarrolla esta investigación que, tendrá por objetivos generales dar a
conocer el medio social, su vida, y como la misma sociedad hace que se realce el rol de las
acciones que ella llevó a cabo.
Marco Teórico

En la edad media, la mujer pasaba a un segundo plano, se tomaba más en cuenta el ideal
caballeresco, las relaciones de vasallaje y las contiendas entre los reyes, por lo cual, la
historiografía dejo un tanto de lado a las mujeres. Sin embargo, Leonor, por su calidad de
duquesa y reina, y gracias a su particular personalidad, logro trascender en la historia como
líder viéndolo desde un punto de vista actual, y estratega en el ámbito de las relaciones
familiares y políticas, hasta llegar a posicionarse como una de las soberanas más
reconocidas y de renombre del periodo medieval.

Se ha escrito muy poco sobre ella, por lo cual su imagen en ocasiones ha sido
deformada, sin embargo, tomaremos descripciones que los cronistas han hecho de ella.

Leonor nace probablemente en 1120 o 1122, en Aquitania, reino que se extiende


desde los Pirineos hasta el Loira, una tierra rica en viñedos, campos fértiles y bosques
oscuros (Gottschalk, 2012). Es la hija mayor de Guillermo X y de Aenor, perteneciente a la
casa de Poitiers. Leonor tiene una hermana ocho años menor que ella, Aelis, y un hermano
mayor, Guillermo Aigret, quien murió en la infancia. No hay ningún otro heredero varón en
la familia por lo cual Leonor es educada para ser la señora de Aquitania. Recibe una
cuidadosa educación, probablemente en una escuela conventual, en la cual aprendió a leer y
escribir, y también estudió latín.

Respecto a su herencia familiar tenemos que, entre los duques de Aquitania se


encuentran los hombres más poderosos de Francia. Ya el abuelo de Leonor, el duque
Guillermo IX, posee más tierra que su señor feudal, el rey de Francia, y puede gobernar en
total libertad. Guillermo IX, el más antiguo de los trovadores, no tomaba en cuenta la moral
eclesiástica, sus costumbres eran más bien liberales y poseía una actitud indiferente,
además de poseer lo más parecido a un harén con doncellas (Duby, 1996). Este antecedente
cobra relevancia a la hora de explicar el comportamiento de su nieta Leonor, pues ella
contaba con esta carga identidaria y le resultaba normal lo que otros consideraban como
actitudes liberales e irrespetuosas.

Tras cumplir los 13 años de edad, su padre emprende un viaje de peregrinación a


Santiago de Compostela, donde enferma de gravedad y muere en la Pascua de 1137. Sin
embargo, antes de su viaje, su padre había dispuesto que su hija mayor se casara con el
Delfín, heredero al trono de Francia, el Delfín Luis, apenas un año mayor que ella. El 22 de
julio de 1137, la pareja contrae matrimonio en medio de muchos lujos y gran pompa, en la
catedral de San Andrés, en Burdeos. Según cuentan los cronistas, Leonor mostraba
seguridad de sí misma, se encontraba con una diadema de oro en la cabeza, que el propio
Luis le había colocado y modelaba un vestido rojo. Leonor es descrita como una mujer con
una gran belleza, su cabello es rojo, su piel clara, es alta y esbelta, tiene buen humor,
despreocupada, le gustan los vestidos ostentosos, el maquillaje y las joyas, es representada
como una mujer libre y dueña de su cuerpo, que se enfrenta a los sacerdotes, frívola. La
joven es admirada por la multitud y anhelada por su esposo. En medio de la celebración de
la boda, en París, se acercan al novio y le avisan que su padre ha muerto, por lo cual debe
suceder el trono y hacerse cargo de su reino a muy temprana edad. (Gottschalk, 2012).

Leonor tenía costumbres diferentes a las de la corte en Francia, quienes vivían en el


palacio miraban con extrañeza las prácticas de la reina, como la costumbre de llevar
trovadores para recordar su infancia. Por otra parte, Leonor se encargó de incorporar la
lectura como un hábito en tiempos de ociosidad. Además, llevo la comodidad al palacio,
preocupándose por su ornamentación al incorporarle elementos costosos, y generando la
exportación de telas y especias, por lo que también la denominaron como una derrochadora.
Leonor además impuso una moda de llevar joyas, recibiendo críticas por el exceso de
maquillaje y joyas que llevaban las mujeres a partir de la moda impuesta por la reina. Otra
de sus costumbres era recibir a sus huéspedes con banquetes, música y baile. En
conclusión, les incomoda su actitud liberal y su falta de respeto.

Leonor acompañó a Luis VII a la segunda cruzada, situación criticada por la Iglesia
y posteriormente copiada por otras reinas. Se dice que Leonor tenía intenciones de dirigirse
hacia tierra santa con ansias de aventurarse en diversos países extranjeros y ver a su tío,
príncipe de Antioquia, con el cual más tarde la relacionaron y se cree que pudo haber
cometido incesto además de involucrarse sexualmente con otros hombres de ese territorio.
Por lo que se considera que traicionó no solo a su marido, sino también a Dios, pues había
entregado su cuerpo de bautizada a un infiel (Duby, 1996).

Leonor se divorció en 1152 y se casó el mismo año, con Enrique de Plantagenet,


hecho que causó gran revuelo en ese entonces debido a que esta situación no era común
para la época, provocando un rechazo especialmente por parte de la iglesia, por el simple
hecho de ser la mujer quien estaba pidiendo el divorcio y no al revés. Este segundo
matrimonio además generó la perdida de Aquitania para el reino de Francia, y a su vez el
ducado aquitano significó un aporte como dote a su nuevo matrimonio con Enrique II, rey
de Inglaterra. Por su parte, el rey Luis VII, al enterarse de la nueva boda de Leonor, decide
atacar Normandía pues se siente ofendido como señor feudal y también como hombre. A
pesar del revuelo causado por su segundo matrimonio, los monasterios ingleses adoptaron
un rol patrocinador de este enlace matrimonial. Leonor tenía 29 años, mientras Enrique
tenía solo 19 años, con quien, a lo largo de su matrimonio tuvo tres hijas, Leonor, Juana y
Matilde; y cinco varones Guillermo quien murió en la infancia, Enrique, Ricardo I,
Godofredo II y Juan I o Juan Sin Tierra.

Luego de varios años de matrimonio, los reyes comienzan a preocuparse por la


sucesión del trono. Enrique II desea que su hijo mayor, Enrique el Joven sea su heredero,
mientras Leonor desea que su hijo Ricardo sea quien suceda el trono de Inglaterra. Tras
varias tensiones en la familia Plantagenet, muchas de ellas provocadas por Luis VII y su
hijo Felipe, y por la existencia de una amante del rey Enrique, Leonor busca impedir que su
ducado quede al margen del reino, por lo que nombra duque de Aquitania a su hijo
preferido, Ricardo, llamado más tarde Ricardo Corazón de León, esta es una de las
primeras decisiones de gran relevancia que Leonor toma de forma individual. Enrique, por
su parte, había tratado el ducado de Aquitania como uno de los dominios heredados por el
mismo y los vasallos no lo reconocían como señor feudal, buscando auxilio en Leonor,
quien decide tomar distancia. Por su parte, Enrique pierde la confianza de su esposa y la
lealtad de sus hijos, es en este escenario que Leonor, en la primavera de 1173, apoya a sus
hijos, quienes organizan una revuelta por la sucesión del trono, dicha actitud de la reina fue
considerada como traición y pecado (Gottschalk, 2012).

Cuando Leonor se enfrenta a su esposo, el rey Enrique II de Inglaterra, el arzobispo de


Ruan, Rotrou de Warwick, le presiona por escrito, con la finalidad de restablecer la
obediencia y sumisión, que la iglesia ordenaba para las mujeres que contraían matrimonio
bajo la fe cristiana. En su carta le reprochaba el haberse separado de su esposo y poner en
contra de el a sus propios hijos, además de amenazarla con la censura de la iglesia. Leonor
busca refugiarse con su antiguo marido, Luis VII; sin embargo, Enrique logra capturarla,
mientras ella huía vestida con ropa de hombre. Enrique la mantuvo prisionera por dieciséis
años, en todo ese tiempo se habló mucho de ella para denunciar su maldad, culpándola
incluso de la muerte de la amante del rey Enrique II. En 1183, Leonor sale de su reclusión,
para celebrar navidad, junto a sus hijos Ricardo, Godofredo y Juan, la prometida de Ricardo
y el rey Felipe de Francia. Sin embargo, no es liberada hasta 1189, cuando Enrique muere
en Chinon y Leonor sale de su encierro para tomar su parte en la decisión sobre la sucesión
del trono, pues pretende que su hijo, Ricardo sea el nuevo rey de Inglaterra.

Ricardo asume el trono de Inglaterra y repudia a su prometida pues se entera que


esta engendraba un hijo de su propio padre, el rey fallecido. Mientras Ricardo emprende su
viaje a la tercera cruzada, es Leonor quien asume la regencia en el reino, además busca una
esposa y reina para su hijo, la elegida es Berenguela de Navarra. Ricardo es representado
como un rey bueno y justo, quien busca unir a sus pueblos (sajones y normandos).

Entrando a la menopausia y al dejar de concebir, comenzó a adoptar una actitud


tirana ante sus nueras y organizar los enlaces matrimoniales de sus nietas, como es el caso
de Blanca de Castilla, quien llego a ser reina de Francia, tras contraer matrimonio con Luis
VIII, nieto a su vez de su ex esposo, el rey Luis VII de Francia.

Leonor en su vejez se retira al monasterio de Fontevraud, al cual había aportado con


donaciones a través del papel de mecena en beneficio de dicho monasterio. El monasterio
de Fontevraud contenía el espíritu evangélico de los tiempos apostólicos, pero también se
encontraba relacionado con los trovadores, quienes enaltecían a la dama por sobre todas las
cosas de este mundo. La superiora de la abadía y las abadesas contaban con un singular
poder y jurisdicción dentro de la jerarquía eclesiástica. Es importante mencionar que los
cristianos de la época consideraban que las oraciones de las monjas del monasterio habían
beneficiado a Leonor, su protectora.

Leonor fallece en la abadía de Fontevraud, en el año 1204, con 82 años de edad, es


sepultada en el mismo lugar junto a su esposo y su hijo, Enrique II y Ricardo Corazón de
León. Leonor de Aquitania, reina de Francia y después de Inglaterra, representó una síntesis
del norte germánico y del sur latino (San Miguel Pérez, 2015).

El comportamiento de Leonor de Aquitania, hoy en día, es abordado de buena


manera y en ocasiones se puede tomar como un referente para las mujeres, sin embargo en
su época, la imagen femenina que cobraba gran relevancia y admiración era la de María
Magdalena.

El comportamiento irreprochable de María Magdalena y su amor puro hacia su


Maestro, la convirtió en una mujer ejemplar de la época Medieval. Las mujeres medievales
conocían dos posibles vías de la salvación: La Vía de la Virgen María y la vía de María
Magdalena. La vía de la Virginidad era considera la vía más noble porque implicaba una
vida inmaculada, sin la mancha del pecado sexual (Del Amo Horga,2008). Debemos
pensar que hasta para procrear existían reglas impuestas por la religión, por ejemplo, el acto
no debía disfrutarse, ya que sería condenado pecado entre otros. Por eso el estado de
Virginidad de una Dama, representaba de mejor manera la entra al Reino de los Cielos. De
hecho, en uno de los evangelios canónicos, específicamente en el evangelio de Lucas se
escriben los siguientes versículos:

Iba de pueblo en pueblo y de aldea en aldea comunicando la buena noticia


del reino de Dios. Le acompañaban mujeres que él había curado de malos
espíritus y enfermedades: María Magdalena, de la que había echado siete
demonios, Juana, mujer de Cusa, intendente de Herodes; Susana y otras,
mujeres que le ayudaban con sus bienes (Lucas 8,1-3)

Básicamente María Magdalena representaba todo lo que una mujer debía ser para la
época, por ende, el comportamiento de Leonor de Aquitania produjo en la sociedad, una
especie de quebrantamiento para las mujeres. Ella era muy diferente a María Magdalena,
con ambiciones que se plasmaban en sus gustos por la decoración, las joyas, las alfombras,
entre otros especies que se podían conseguir en la época, algunos autores también la
destacan por que esta mujer fue una gran impulsora del arte y la poesía Francesa.

Dicen que Poitiers, el de Leonor, influyó en la literatura de la


época. También que allí se buscó la igualdad entre hombres y mujeres, que
se alegó la falta de argumentos para tenerlas a ellas en un segundo plano,
también se aludió a su inteligencia para estar en el primero. Hablaban de
amor, lo hacían en verso. De costumbres desfasadas. De nuevos
reinos. (Sánchez, 2019)

Otro autor la describe como

“Una personalidad femenina sin igual y que dominó su siglo, ¡y qué


siglo! El del arte románico en su esplendor, el gótico en su aparición, el que
ve desarrollarse la caballería al tiempo que se emancipan las ciudades
burguesas; el gran siglo de la lírica cortés, con los trovadores en el sur, y en
el norte, los comienzos de la literatura novelesca... Leonor jugó un papel de
primer orden tanto en la política como en las letras, llegando su influencia
hasta las esferas económica y social. Que la posteridad solo haya recordado
una aventura de juventud... ofrece, sin duda alguna, motivo de reflexión.
“Régine Pernoud” (Ardesi de Tarantuviez, 2012, p. 17)

Aunque el comportamiento de estas dos mujeres sea totalmente distinto, ambas


fueron o son desde un punto de vista de la historia, culpadas por representar el pecado
carnal al cual los hombres son tentados. Por eso, debemos pensar que la mujer
independiente el rol que jugase en la historia medieval y no solo en ella, sería cuestionada
por las acciones que cometen.

El comportamiento de Leonor trasciende las fronteras de los reinos europeos y en


esa época, hablar de Leonor es sinónimo de sexo. Debido a su personalidad y
comportamiento alivianado, además de poseer unas costumbres bastante liberales, esta es
considerada una mujer rebelde se ha hecho conocida por su divorcio con el rey Luis VII de
Francia y su enlace apresurado con Enrique II de Inglaterra. Estos comportamientos eran
inusuales en una reina y más aún en ese tiempo, cuando la iglesia se encontraba inmersa en
la vida de las personas, determinando las pautas de comportamiento y moralidad que eran
aceptadas y avaladas por la sociedad en su conjunto.

Se dice que se burló de la dignidad real, por cuanto su actitud promiscua y por
contraer matrimonio con Luis VII y posteriormente con Enrique de Plantagenet,
perteneciente a principados rivales. Se burló también de la ley del matrimonio pues se casó
dos veces con su primer esposo, a través de la intervención del papa intentaron que dicho
matrimonio no se disolviera, sin embargo esta apelo a su consanguinidad con el rey Luis
VII, por lo que su matrimonio llego a su fin.

En este contexto, la historiografía inglesa, desarrollada principalmente por hombres


pertenecientes a la esfera religiosa, no ha beneficiado la imagen de Leonor, pues la ha
representado de una manera desfavorable. Duby (1996) indica que este hecho se da por
distintas razones, de las cuales destacan que, en primer lugar se trata de una mujer,
sinónimo de pecado en el mundo y la razón de mayor peso es que Leonor había cometido
faltas graves a juicio de la iglesia, como lo son pedir el divorcio y en su segundo
matrimonio, salir del alero de su marido y posteriormente poner a sus hijos en contra de su
esposo, el rey Enrique II.

Los hechos por los que más se la recuerda son por su carácter liberal y por su
rebeldía. Los cronistas e historiadores se han encargado de perpetuar esta representación de
Leonor, el historiador medievalista Georges Duby (1996) señala que Leonor era bígama y
doblemente incestuosa. Mientras que Guillaume indica que Leonor era una mujer
imprudente, quien se burló de la dignidad real, de la ley del matrimonio y del derecho
conyugal. En el libro de George Duby se indica que Leonor es la encarnación de la lujuria
pero que los hombres se encontraban atraídos hacia ellas pues, consideran a las mujeres
solo como un juguete, y si ellas están consumidas por el deseo, esta situación se vuelve más
atrayente aun para los hombres. Sin embargo, un factor de esta descripción poco positiva,
puede estar relacionada con que existen muy pocos escritos sobre la reina y gran parte de
los que se han encontrado, forman parte de la historiografía inglesa, la cual se ha encargado
de representar a Leonor de una manera poco beneficiosa.
El legado de Leonor permanece hasta nuestros días pues en la actualidad puede ser
abordada como una de las mujeres que, a través de su comportamiento logró librarse del
sometimiento de aquella época que planteaba como natural la sumisión de las mujeres,
fundamentado en la voluntad divina y avalada por las jerarquías y reinos medievales.

A pesar de que, a juicio de Aubry des Trois Fontaines su comportamiento no era de


una reina, sino de una <<puta>>. Esta opinión se encuentra supeditada a la construcción del
pensamiento colectivo que se tenía sobre el rol de las mujeres en la edad media y la
influencia de la iglesia sobre la sociedad medieval. El sexismo en la iglesia tiene sus raíces
en la tradición judía y en la cultura greco-romana. Las mujeres quedaban al margen de la
guerra y del poder político, y quienes pertenecían a la alta alcurnia, eran herederas de un
gran señorío, por lo cual eran codiciadas y existían bastantes candidatos para formar
alianzas matrimoniales, con la finalidad de gozar del patrimonio de sus esposas. Sin
embargo, el caso de Leonor cobra relevancia debido a que llegó a ser reina y además por
involucrarse en directamente con dos reyes los cuales eran rivales.

A pesar de la oposición de la Iglesia, Leonor tras haberse separado del rey de


Francia y posteriormente contraer matrimonio con el rey Enrique II de Inglaterra, lleva sus
limosnas como era tradición de su familia, hasta el monasterio de Fontevraud. Esta
situación nos hace pensar en la crítica a la que fue sometida por parte de los clérigos pero a
la vez, gracias al interés que tenían por el apoyo económico ofrecido por la reina, de alguna
manera pasan por alto lo ocurrido y al mismo tiempo se le sigue señalando por sus actos.

Se considera que si las damas responden y aceptan el amor que les ofrecen los
hombres, estos tienen el derecho de perseguirlas y tomarlas para sí. En eso consistiría el
amor cortes. Sin embargo, el hecho de cometer adulterio significaba una marca social y
seguramente una mala reputación para la mujer, cuestión sumamente distinta en el caso del
hombre, al cual no se le reprochaba nada ni se menoscababa su imagen.

Cándano (2003) dice al respecto, que es probable que la desconfianza hacia la mujer
haya aumentado durante la edad media por parte de los hombres, pero esto pudo darse
mayormente en el caso de los clérigos, en detrimento de la importancia que la mujer había
llegado a adquirir debido a su relevancia en el rol político por cuánto sus enlaces
matrimoniales aseguraban la prevalencia del status de la familia y además su buena
reputación al relacionarse con hombres de alta alcurnia.

El comportamiento de Leonor constituía una amenaza para el predominio de la


figura masculina. Sus actos estaban fuera de lo común para una mujer de la época y con
mayor razón para una reina, quien debía conservar la compostura y además de mantenerse
sometida a su esposo, cuestión común y casi indiscutida en esa época, debido a la
preeminencia de las costumbres cristianas, la cual relegaba a un segundo plano a la mujer
en todos los ámbitos de la vida. Ante esta amenaza, los hombres se refugiaban en la fe
cristiana, para mantener sus privilegios y los beneficios que les traía ser el tutor de sus
esposas y determinar los enlaces matrimoniales de sus hijas, para el propio beneficio y
además para ser utilizado como una estrategia política. El camino de la senda patriarcal
determina que la mujer debía estar bajo el dominio y supervisión de una figura masculina,
es decir, las posesiones (en el caso de los reinos del norte), decisiones, según la tradición
judeo-cristiana, debía estar bajo el resguardo de un varón.

San Miguel (2015) nos señala que la figura de Leonor lleva más de ocho siglos
incitando a leer, debido a su costumbre de dedicarse a esta actividad en tiempos de ocio,
además es una inspiración para la investigación y la creación.

Dentro de la sociedad, en los últimos años, el rol de la mujer ha tomado un papel


fundamental, y con eso obviamente acompañado de las críticas entre los años `50, `60 y
`70, imaginarnos como seria ser mujer en periodos anteriores debieron ser de una
complejidad aun mayor, pensemos en el simple hecho que los hombres y mujeres de la
época esperaban que la continuidad de su linajes fuesen los hijos varones - ¿Por qué
solamente varones si este periodo en especial, las mujeres eran las grandes oportunidades
de unir reinos?- Debemos resaltar que una de las razones que ayudaron a que las mujeres
también fueran perdiendo el miedo de romper esas reglas, es la perdida a través del tiempo
de la religión y su separación con el estado. Pensándolo de esta manera, no fue hace mucho
que el género femenino rompió sus propias barreras, acepciones de ciertos personajes
femeninos dentro de la historia que se atrevieron a poner al límite las reglas impuestas por
los hombres.
Debemos considerar que las mujeres en ningún periodo histórico, tuvieron el rol de
la toma de decisiones de la configuración estamental de la sociedad, su figura siempre
estuvo más relacionada con la misticidad de la cultura que recaía en sus hombros,

“Leonor constituye un caso de presencia femenina en el ámbito político del


siglo XII. Su importancia política y social está dada por ser una gran
terrateniente, heredera del rico ducado de Aquitania, a la muerte de su padre
Guillermo X. Era un excelente partido. Evidentemente Leonor dio muestras
de determinación, autonomía y agudo sentido político. Fue guardiana de sus
tierras y del linaje de su casa (mujer y poder político) Ahora bien, ¿fue
Leonor de Aquitania una transgresora? Ella cumplió con los modelos de su
época respecto de las mujeres nobles. Sin embargo, manifiesta un carácter
independiente y voluntarioso, si bien las circunstancias que la rodearon
coadyuvaron a que se encontrara en situaciones decisorias. Si no hubiera
sido una mujer inteligente y sagaz, ni Luis VII, ni Enrique II la hubieran
aceptado como copartícipe de sus gobiernos. Además, supo desempeñarse
como gobernante en ausencia de su hijo Ricardo. Por otra parte, es
indudable, que la tarea de administrar y gobernar era de su agrado” (Ardesi
de Tarantuviez, 2012, p. 32).

Leonor de Aquitania, un personaje que se puede tomar como el claro ejemplo para
la propulsora del movimiento femenino actual pues se salió de los parámetros impuestos
por la Iglesia en la sociedad medieval, rompiendo las trabas de ese entonces y atreviéndose
a llegar más allá de los límites que las mujeres de su época tenían por costumbre.
Impulsada por sus deseos e intereses personales, no se dejó amedrentar por figuras que en
ese entonces representaban autoridad e infundían el temor a través de sus amenazas y
sentencias. Hoy en día debernos tener en cuenta que en la época de la Edad Media, una
parte muy reducida de la población contaba con privilegios y el hecho de desarrollarse en
un mundo que realzaba en gran medida la figura masculina, el papel de Leonor de
Aquitania debe ser tomado como un gran paso para que las mujeres sean consideras como
parte de una sociedad igual entre ellas y los hombres.
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