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La ley del Espíritu de vida en Cristo

Pastor Carlos Vargas Valdez


La ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del
pecado y de la muerte.Romanos 8:2.
La ley del Espíritu de vida (Leer Romanos 8:1-2)

El Espíritu Santo recibe aquí el nombre de Espíritu de vida, pues es Él quien la


produce. Él actuaba en la vida terrenal del Señor Jesús. Por eso el Señor Jesús
traía la vida a todo lugar adonde llegaba.

El mismo Señor Jesús, después de haber muerto, se levantó por el poder del
Espíritu de vida. Nosotros hemos sido liberados del poder del pecado y de la
muerte por este mismo Espíritu de vida. La ley prometía la vida a quien la
cumpliera. Pero nadie pudo cumplir la ley porque en la carne no hay fuerza
para ello.

Tomemos un ejemplo: Imaginémonos a un artista muy hábil que sabe tallar la


madera y que con un trozo de ella puede elaborar las figuras más hermosas;
además dispone de las mejores herramientas. Ahora ese hombre recibe un
pedazo de madera podrida. No puede hacer nada con eso. Él no tiene la culpa;
tampoco es la culpa de la herramienta. ¿Dónde está el problema? Sí, está en
el trozo de madera. Así también sucede con la ley y nosotros. Dios no tiene la
culpa, su «habilidad» es perfecta. Tampoco es culpa de la ley, que es «santa,
justa y buena» (Romanos 7:12). Por consiguiente, la culpa de que la ley
fracase es nuestra. La ley es débil por nuestra carne.
Lo maravilloso es que Dios no nos ha dejado «empantanados». Cuando se
manifestó con claridad que por la ley era imposible librarnos del pecado y de
la muerte, Dios entró en acción. Envió a su Hijo como hombre a esta tierra. En
la cruz del Gólgota Dios cargó en Él el pecado.

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