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TEMA 11: CONSTRUCCIÓN Y CONSOLIDACIÓN DEL ESTADO LIBERAL

(1833-1874)

LA IMPLANTACIÓN DEL LIBERALISMO: EL REINADO DE ISABEL II


El problema del carlismo: la tradición y la cuestión foral.
 El carlismo: ideario, apoyos sociales y ámbito geográfico
 Las guerras carlistas
Posiciones políticas y partidos
 Los partidos políticos
 Los espadones
LA EVOLUCIÓN POLÍTICA DEL REINADO DE ISABEL II
Las regencias (1833-1843)
 El moderantismo y el Estatuto Real
 El progresismo, la Constitución de 1837 y las reformas progresistas
 La regencia de Espartero
El reinado personal de Isabel II (1843-1868)
 La década moderada (1844-1854)
 Bienio progresista (1854-1856)
 El final del reinado (1856-1868)
EL SEXENIO DEMOCRÁTICO
La revolución de 1868
 Espectro político
 La constitución de 1969
La monarquía de Amadeo de Saboya
 La regencia de Serrano
 Problemas de la monarquía
La primera república
 Las presidencias
 Dictadura de Serrano
TEMA 11: CONSTRUCCIÓN Y CONSOLIDACIÓN DEL ESTADO LIBERAL
(1833-1874)

LA IMPLANTACIÓN DEL LIBERALISMO: EL REINADO DE ISABEL II

El problema del carlismo: la tradición y la cuestión foral.

Fernando VII murió en septiembre de 1833 dejando como heredera del reino a
su hija Isabel de tres años. Pero el hermano del rey no aceptó el testamento. En torno a
él se constituyó el carlismo, ideología política que perdurara hasta el siglo XX

 El carlismo: ideario, apoyos sociales y ámbito geográfico

En principio se planteó como cuestión legitimista. Carlos María Isidro no


acepta la pragmática por la que se derogaba la ley sálica y se proclama rey legítimo, con
el nombre de Carlos V. En torno a él se agrupan los defensores a ultranza del Antiguo
Régimen que se oponían a la modernización
Su ideario, en principio, era difuso y se fue definiendo en torno a varios
principios: la defensa de la tradición absolutista, el catolicismo excluyente, la
idealización del medio rural, le rechazo la sociedad moderna, urbana e industrial.
Pero también asumieron la defensa de las instituciones forales, lo que suponía un
gran cambio frente a la tradición centralista del absolutismo borbónico. Esto se debió a
su arraigo en zonas de fuerte tradición foral y se entiende como un enfrentamiento al
nuevo centralismo e igualitarismo que proclamaban los liberales.
Su base social fue el sector del clero más reaccionario, contrario al liberalismo, y
el pequeño campesinado del norte. Sus principales zonas de influencia fueron el País
Vasco y Navarra, la Cataluña interior, zonas de Aragón, especialmente la pirenaica y el
Maestrazgo, entre Valencia, Aragón y Cataluña.

 La I Guerra Carlista (1833-1840)

Fue una guerra civil muy violenta, en la que se calcula que pudieron morir unas
200000 personas. Tuvo una amplia repercusión internacional pues los carlistas fueron
apoyados países que aún eran absolutistas, como Austria, Prusia, Rusia o el papado. Los
isabelinos, a su vez, recibieron el apoyo de Gran Bretaña, Francia y Portugal, países ya
entonces liberales, que llegaron a firmar con España la Cuádruple Alianza.
Los principales militares que tuvieron protagonismo en el bando carlista fueron
Tomás de Zumalacárregui, que realizó sus acciones por la zona norte y murió durante
la guerra, Rafael Maroto, que lo sustituyó a su muerte. Ramón Cabrera operó en
Cataluña, Aragón y Valencia y fue llamado el “Tigre del Maestrazgo”, por su especial
crueldad en el afán de vengar el fusilamiento de su madre.
Entre los isabelinos o cristinos tuvo papel protagonista Baldomero Espartero,
que dirigió las acciones y logró un gran prestigio personal que luego le valió para
acceder a responsabilidades de gobierno. Otros también consolidaron o comenzaron
importantes carreras militares y les sirvió para intervenir posteriormente en la política.

o Algunos hechos de la guerra:


El pretendiente Carlos V controló principalmente el territorio vasco y navarro, y
estableció allí su una corte ambulante. Pero Bilbao no se le sumó, y sufrió dos largos
asedios carlistas, que no la pudieron tomar finalmente.
Este bando llegó a desarrollar campañas por el centro y a acercarse a Madrid,
pero no fue capaz de lograr más avances y se agotó. Se produjo una división interna
entre los más intransigentes, partidarios de seguir la guerra hasta el final, y los
moderados, liderados por Maroto, que querían buscar un acuerdo honroso. Finalmente
se impuso esta opción y en el Convenio de Vergara de 1839, alcanzado por Maroto y
Espartero en esa localidad vizcaína, se puso fin a la guerra en el norte. Cabrera no
reconoció el acuerdo y continuó operando por la zona de Levante aún un año más hasta
que acabó huyendo del país.

o Segunda y Tercera Guerras Carlistas:

La cuestión carlista no se cerró con en convenio de Vergara. Entre 1846 y 1848


tuvo lugar la II Guerra Carlista, un corto episodio provocado por no concertarse la boda
de Isabel II con su primo, el pretendiente Carlos VI, hijo de Carlos María Isidro. Se
desarrolló fundamentalmente en Cataluña, donde operó Cabrera de nuevo, y fue
sofocada con facilidad.
Una III Guerra Carlista se tuvo lugar entre 1872 y 1876, y en la Guerra Civil, de
1936 a 1939, el bando franquista recibió el apoyo del carlismo, que aún pervivía a
principios del siglo XX.

Posiciones políticas y partidos en el reinado de Isabel II

La consecuencia más inmediata del conflicto carlista fue la inclinación de la


monarquía hacia el liberalismo, aunque siempre se decantó por las posiciones más
moderadas.
De gran trascendencia, fue el protagonismo que adquirieron los denominados
espadones. Eran militares que habían ganado prestigio en la guerra e intervinieron en la
política ejerciendo el gobierno de forma personalista y, en muchos casos, autoritaria. Su
existencia refleja la ausencia de grandes líderes políticos en el liberalismo español, y
entre sus métodos políticos estaba el recurrir a pronunciamientos, que no era otra cosa
que golpes de estado, como forma habitual para el cambio de gobierno. Los que
protagonizaron diversos pronunciamientos en la España decimonónica fueron
Baldomero Espartero, Ramón Narváez, Leopoldo O’Donnell, Juan (o Joan) Prim,
Francisco Serrano, Manuel Pavía o Arsenio Martínez Campos.
En el nuevo régimen que se instalo, se conformaron dos partidos principales. Por
un lado el Partido Moderado, derivado de las posiciones doceañistas en el Trienio
Liberal, que recogió elementos y personalidades del absolutismo reformista. Su base
social fue la nobleza que pervivía, la alta burguesía y clase media alta. Defendía el
llamado Liberalismo doctrinario al estilo del régimen francés de 1830, que propugnaba
una soberanía compartida del rey y las cortes, amplios poderes al monarca y
limitaciones a los derechos individuales de los ciudadanos.
Por otro lado estaba el Partido Progresista, cuya base social era la pequeña y
media burguesía, y las clases medias y bajas. Se basaba en la tradición de los exaltados
o veinteañistas y aspiraban a llevar las reformas lo más lejos posible. Propugnaban una
soberanía nacional representada en las Cortes y la limitación al poder de la monarquía.
A mediados de siglo aparecieron otros dos partidos. La Unión Liberal, que se
podría considerar como un partido de centro, se nutrió de la derecha de los progresistas
y, sobre todo, de los más liberales entre los moderados.
Otro, el Partido Demócrata, creado como una escisión de los progresistas a
consecuencia de las revoluciones europeas de 1848. Englobó a progresistas radicales,
republicanos y socialistas incipientes, y su base estaba en las clases más populares,
aunque tuvo apoyo de intelectuales. En su Manifiesto de 1849 propugnaba la soberanía
nacional, el sufragio universal, la libertad de conciencia, el derecho de reunión y
asociación, la educación primaria universal y gratuita o la intervención del estado en la
asistencia social. Por su oposición a la monarquía de Isabel II fue discriminado y no
participó en el sistema político.
.

LA EVOLUCIÓN POLÍTICA DEL REINADO DE ISABEL II

Las regencias de María Cristina y Espartero (1833-1843)

 El moderantismo y el Estatuto Real

El reinado de Isabel II comenzó bajo la regencia de su madre, con un gobierno


de absolutistas moderados presidido por Cea Bermúdez. Pero la Reina Gobernadora,
María Cristina de Borbón, se tuvo que acercar a los liberales para lograr apoyo para su
hija, despreciada por los absolutistas carlistas.
Buscando un compromiso entre absolutismo y liberalismo moderado, en 1834 se
promulgó el Estatuto Real. Pretendía hacer las funciones de una constitución, aunque no
era sino una carta otorgada, pues no fue elaborado por representantes del pueblo sino
por la propia institución monárquica.
Este estatuto, básicamente, se centraba en una reforma en las Cortes, que se
hacían bicamerales, con una cámara de Próceres, nombrados por el rey, y una de
Procuradores, elegidos con un sufragio censitario muy limitado. Tenían una función
consultiva y muy poca capacidad legislativa.
En este momento se diseñó una nueva división provincial de España que, con
ligeros cambios, es la que rige actualmente. La realizó el ministro Javier de Burgos y
pretendía ser el inicio de una amplia reforma de la administración.

 El progresismo, la Constitución de 1837 y las reformas

La evolución negativa para los isabelinos de la Guerra Carlista provocó una


revuelta popular que llevó a los progresistas al gobierno en 1835, encabezados por Juan
Álvarez Mendizábal. La regente lo apartó poco más tarde, pero el pronunciamiento de
los Sargentos de La Granja trajo de nuevo un gobierno progresista y restauró
brevemente la Constitución de Cádiz. Mendizábal volvió a gobernar y se proclamaron
Cortes Constituyentes.
Esas cortes redactaron la Constitución de 1837, que refleja el predominio de los
progresistas, aunque trató de buscar un equilibrio con las tendencias conservadoras para
ser aceptado por el Partido Moderado.
Así se estableció la Soberanía Nacional, un considerable repertorio de derechos,
amplios poderes para las Cortes y limitaciones del poder del rey. Pero recogió principios
de los moderados como la creación de Cortes bicamerales, con un Senado y Congreso,
el poder de veto para el rey y el sufragio censitario, aunque más amplio que el del
Estatuto Real.
Tras su elaboración, el gobierno progresista emprendió un amplio panorama de
reformas, como fue la supresión de mayorazgos en 1836. En 1837 se decreta la
abolición del régimen señorial. Las antiguas tierras feudales se convirtieron en
propiedades, pero la nueva situación, en general, favoreció a la antigua nobleza.
También ese año se hizo la llamada Desamortización eclesiástica, o de
Mendizábal, que consistió en la disolución de órdenes religiosas y la expropiación y
venta de sus fincas. Se buscaba con ello sanear la hacienda ante los gastos de guerra, y
convertir a los nuevos propietarios en adeptos al régimen liberal.
El proceso de desamortización se prolongó entre 1837 y 1849 y produjo la
enemistad de la Iglesia. En contrapartida, el Estado, hizo cargo de los gastos del culto y
del clero. Pero la medida no logró un verdadero reparto que favoreciera a los
campesinos, pues las fincas fueron compradas por rentistas y se mantuvieron los
latifundios. Los monasterios fueron abandonados y, aunque parte de sus objetos
artísticos se recogieron en museos, otros fueron a parar al extranjero o se perdieron, y
muchos edificios históricos se arruinaron por el abandono.

 La regencia de Espartero

Las victorias en la guerra carlista encumbraron a Baldomero Espartero como


líder de los progresistas. Las diferencias personales entre él y María Cristina acaban con
la deposición y exilio de la Reina Regente. El propio general asumió la regencia entre
1840 y 1843, en la que ejerció un poder personalista y autoritario

El reinado personal de Isabel II (1843-1868)

En 1843 el general Narváez, mediante un pronunciamiento, acabó con el


gobierno de Espartero. Isabel II fue declarada mayor de edad con trece años, para evitar
una nueva regencia, y comenzó así su reinado personal.
Cuando ella tenía 16 años el gobierno concertó su matrimonio. Se desechó la
pretensión carlista de casarla con su primo, hijo del pretendiente Carlos V, y esta fue la
escusa para el estallido de la II Guerra Carlista. Finalmente la casaron, pese a la
oposición de la propia reina, con otro primo, Francisco de Asís de Borbón, buscando así
reforzar su legitimidad dinástica.
Al ambiente palaciego durante su reinado se llamó la Corte de los Milagros, en
la que tuvieron gran influencia dos personajes eclesiásticos. Uno el padre Claret, su
confesor, luego declarado santo por la Iglesia, y otra sor Patrocinio, la monja de las
llagas, que tuvo enorme influencia en las decisiones de la reina, pero suscitó una gran
oposición popular y llegó a ser acusada de falsaria y procesada.
Frente al aparente catolicismo rancio, la vida privada de los reyes fue libertina.
Esto trascendió a la opinión pública y desprestigió a la monarquía, especialmente a final
del reinado.
En la administración imperó la corrupción. Ante la ausencia de un sistema de
acceso al funcionariado, los que estaban cerca del poder favorecieron la colocación sus
partidarios, por lo que era muy habitual la búsqueda de recomendaciones. Y, frente a los
que lograban ser colocados, los cesantes representaban la otra cara de ese sistema. Eran
los despedidos por haber sido colocados por los rivales políticos, que debían esperar un
cambio de gobierno para poder recuperar las plazas que ocuparon.
 La década moderada (1844-1854) y la constitución de 1845

Tras su pronunciamiento, Narváez se convirtió en la máxima figura de los


moderados, partido favorecido abiertamente por la reina. Redactaron la Constitución de
1845 que era, aparentemente, una reforma de la de 1837. Pero, en realidad, significaba
el ajuste del sistema a las pretensiones del Partido Moderado y anulaba los aspectos más
progresistas de la anterior. Recogía la soberanía conjunta del rey y de las cortes,
anulando la Soberanía Nacional, aumentaba los poderes del monarca y establecía un
sufragio aún más restringido, con el que sólo el 1% de la población podía votar.
Entre las políticas de este período destaca la Reforma de la Hacienda de 1845,
llamada de Mon-Santillán por los ministros que la protagonizaron, que supuso el final
de las caóticas tributaciones del Antiguo Régimen y el comienzo de un sistema de
impuestos moderno y simplificado más racional. Introducía la tributación personal y
desaparecía la tributación territorial.
También el gobierno moderado alcanzó son la Santa Sede el Concordato de
1851, que acabó con el conflicto desatado con la Iglesia por la desamortización. No le
devolvieron las tierras, pero se le dio, de nuevo, una posición preeminente. Se permitió
la reintroducción de las órdenes religiosas y el Estado se hizo cargo del sostenimiento
del clero y el culto católicos.

 Bienio progresista (1854-1856)

En 1854 tuvo lugar la Vicalvarada, un nuevo pronunciamiento organizado por


O’Donnell. Se llama así por los enfrentamientos con tropas gubernamentales en la
localidad de Vicálvaro, que fueron seguidos de una insurrección popular. El gobierno
surgido de ella tuvo como líderes a Espartero y O’Donnell, y comenzó un nuevo ciclo
de legislación progresista.
Así se emprendió la Desamortización de Madoz de 1855, que afectó a las
tierras de la Iglesia aún no vendidas pero, sobre todo, a las tierras comunales de los
municipios. También se hizo la Ley de Ferrocarriles de 1855 que, para favorecer la
industria y la comunicación, dio facilidades a las inversiones extranjeras para invertir en
el ferrocarril.
Se convocaron cortes constituyentes que elaboraron el proyecto de la
Constitución de 1856. Tenía carácter progresista, pero no llegó a entrar en vigor, por lo
que se la llamó la “Non nata”. Sin embargo algunos de sus aspectos fueron recogidos en
constituciones posteriores.
Pero en este periodo se sucedieron diversas agitaciones sociales como el
conflicto y huelga de los obreros catalanes por la introducción de maquinarias que
provocaba despidos, o la crisis de subsistencias en Castilla que hizo estallar revueltas
por el aumento del precio del pan. Leopoldo O’Donnell organizó la represión de los
diversos movimientos.
Pronto se dio un enfrentamiento entre Espartero y O’Donnell. Este creó la Unión
Liberal y, en combinación con Serrano consiguieron apartar al primero. Hubo un
movimiento popular de apoyo a Espartero, pero fue reprimido por el ejército y se
cerraron las cortes constituyentes.

 El final del reinado (1856-1868)


En el último periodo del reinado de Isabel II se produjo la alternancia política
entre los moderados de Narváez y la Unión Liberal de O’Donnell.
Durante el gobierno de la Unión Liberal, entre 1858 y 1863, se produjeron
intervenciones neocoloniales. En muchos casos siguieron el intervencionismo francés de
Napoleón III y buscaban obtener prestigio internacional y desatar el patriotismo. Las
hubo en Marruecos, Fernando Poo, Cochinchina, México, la-República Dominicana y la
zona del Pacífico entre Perú y Chile.
En 1866 se desató una Crisis económica mundial por la Guerra de Secesión
norteamericana que privo de suministro de algodón a la industria textil europea. En
España se amplió por la poca rentabilidad de las inversiones del ferrocarril español. A
esto se añadió una crisis de subsistencia por las malas cosechas durante dos años, que
provocó hambre entre las clases populares y el estallido de disturbios sociales
La crispación política era enorme. Los más conservadores y la Iglesia adoptaron
posiciones extremas y se negaban a reconocer el reino de Italia, que había arrebatado al
papa sus territorios. En el lado opuesto, los progresistas estaban cada vez más
marginados, lo que dio lugar a la aparición del partido Demócrata, con posiciones más
radicales. La muerte de Narváez y de O’Donnell en poco tiempo hizo que los dos
partidos que se alternaban en el gobierno quedaran descabezados.
La corrupción era otro de los focos de desestabilización. Los moderados habían
creado una enorme red de clientelismo político, al que se añadía la influencia creciente
de los eclesiásticos que rodeaban a la reina y los escándalos de la propia monarquía,
cada vez más evidentes.
Así, se sucedieron continuas revueltas e intentos de pronunciamiento. En abril de
1865 tuvieron lugar los hechos de la Noche de san Daniel, en que protestas
estudiantiles de la Universidad de Madrid fueron reprimidas por la Guardia Civil. En
junio de ese mismo año se produjo la Sublevación de los sargentos Cuartel de san
Gil, que acabó con una dura represión y numerosas condenas a muerte.
El general Juan Prim, que había participado en los gobiernos de O’Donnell y era
uno de los personajes con más prestigio del momento, se distanció y protagonizará
diversas conjuras e intentos de pronunciamiento entre 1864 y 1866, que fracasaron.
En 1866, se llegó al Pacto de Ostende, firmado en esa ciudad belga entre
progresistas y demócratas, al que se sumó la Unión Liberal, con Serrano, después de la
muerte en 1867 de O’Donnell. Se unieron para derribar el régimen y acabar con la
monarquía mediante una vía revolucionaria. Mediante este pacto la reina y los
moderados quedaban aislados políticamente.

EL SEXENIO DEMOCRÁTICO

La revolución de 1868

Se llama La Gloriosa a la revolución de septiembre de 1869. Se inició con el


pronunciamiento de Topete, Serrano y Prim, y se extendió rápidamente por todo el país
en forma de levantamientos populares. Tras la batalla del Puente de Alcolea, en
Córdoba, donde fueron derrotadas las tropas reales, la reina, que se hallaba de veraneo
en San Sebastián, huyó a Francia y el gobierno quedó derribado.
Se formaron juntas revolucionarias locales que tomaron el control y, poco
después, se constituyó un gobierno provisional, presidido por Serrano. Ante el cariz
revolucionario que iban tomando, el gobierno provisional disolvió las juntas.

 Espectro político.
Rápidamente, los protagonistas de la revolución se escindieron en dos bloques:
Por un lado la coalición monárquico-democrática, formada por los antiguos progresistas
y el sector más moderado de los demócratas, que quería sólo un cambio político. Eran
monárquicos y temían la radicalización revolucionaria. Se identificaban los postulados
del gobierno provisional y se articularon en torno a la figura de Prim.
El grupo de los republicanos se formó entre los más radicales del partido
demócrata. Querían cambios políticos y sociales profundos y se identificaron con las
propuestas revolucionarias de las juntas.
Además, la derecha se dividía entre los moderados, partidarios de la monarquía
isabelina, y los carlistas que apoyaron a un nuevo pretendiente.

 La constitución de 1969
Las nuevas Cortes Constituyentes se convocaron por sufragio universal
masculino, y crearon la primera constitución española plenamente democrática, una de
las más avanzadas de su época
Establecía claramente el principio de Soberanía Nacional y, aunque preveía un
régimen monárquico, los poderes del rey eran muy limitados. Por el contrario daba un
gran protagonismo a las Cortes, con capacidad de legislar, de controlar al gobierno y de
limitar la acción del rey. Recogía, además, una amplia declaración de derechos, como
eran el sufragio universal masculino, la libertad de imprenta, el derecho de reunión y
asociación, o la libertad religiosa, aunque el estado se obliga a mantener el culto
católico.

La monarquía de Amadeo de Saboya

 La regencia de Serrano (1869-1870)


Puesto que el régimen que se preveía era monárquico, se estableció una regencia
hasta que se designase al nuevo rey, con Serrano como regente, pero con Prim como
presidente del gobierno y verdadero hombre fuerte.
En la búsqueda del nuevo rey se barajan varios candidatos, miembros de
distintas familias reales europeas, y algunos progresistas llegaron a proponer a
Espartero. Las posiciones moderadas se agruparon en torno a Alfonso, hijo de Isabel II.
Finalmente las cortes, por la influencia de Prim, terminaron eligiendo a Amadeo
de Saboya. Pertenecía a la familia real italiana, que había obtenido prestigio
democrático en la unificación de su país.

 Problemas de la monarquía de Amadeo I (1870-1873)


Nada más llegar el nuevo rey, se encontró que su valedor principal, Prim, había
sido asesinado. Su reinado fue de permanente inestabilidad pues el rey apenas tenía
apoyo de los partidos políticos. Los moderados se le oponián y el bloque monarquico-
demócrata se había roto tras la muerte de Prim. Mientras, la situación era de continua
agitación social, ligada al desarrollo del incipiente movimiento obrero.
A la vez en Cuba estallaba el movimiento independentista y se sumía en la
Guerra de los Diez Años que duró de 1868 a1878. Los liberales de la isla buscaban
mayor autonomía, y los Estados Unidos intervenían solapadamente. La torpeza del
gobierno agudizó la tensión, y el estado se veía incapaz de movilizar los suficientes
recursos para sofocar el movimiento.
Paralelamente estalló la Tercera Guerra Carlista, que duró de 1872 a 1876. El
pretendiente Carlos VII se trató de postular como alternativa a la monarquía de
Amadeo, y algunos liberales moderados pasaron a apoyarlo. Como anteriormente, las
principales zonas carlistas fueron el País Vasco y Navarra y áreas interiores de
Cataluña, Valencia y Aragón.
Ante esta convulsa situación, Amadeo terminó abdicando y las Cortes
proclamaron la república.

La Primera República (1873-1874)

 Las presidencias (1873)


Mientras continuaban sin resolverse los problemas abiertos de Cuba y la Guerra
Carlista, se vino a añadir una división de los republicanos en dos bloques, muy
enfrentados: los unitarios, que pretendían una república centralista, y los federalistas,
que querían una amplia autonomía de los territorios en forma de estados federados. La
situación política provocó que se sucedieran cuatro presidencias en menos de un año.

o Estanislao Figueras (febrero-mayo)


Gobernó en un clima de enorme inestabilidad y de gran actividad del
movimiento obrero. Se convocaron elecciones a Cortes Constituyentes y se enfrentó a
continuos intentos de pronunciamiento. Finalmente terminó huyendo ante la posibilidad
de un golpe de estado.

o Francisco (o Francesc) Pi i Margall (junio)


En las elecciones a Cortes Constituyentes habían obtenido mayoría los
federalistas, así que se buscó la implantación de un régimen federal, pero de forma
ordenada. Sin embargo, en ese momento se produjo la Insurrección Cantonalista que
se extendió especialmente por el sur y este del país, y cuyo foco principal será
Cartagena. Sus postulados mezclaban el federalismo, el socialismo utópico y el
anarquismo, y se produjo de forma espontánea, sin organización entre los diversos
miembros y distintos focos. Fue rápidamente sofocada salvo en Cartagena, donde
pervivió un tiempo más.

o Nicolás Salmerón (julio-agosto)


Se produjo un viraje de la República hacia posiciones derechistas a la vez que se
sofocaba militarmente el cantonalismo. Sin embargo, el presidente dimitió por
problemas de conciencia, por no querer firmar dos penas de muerte.

o Emilio Castelar (septiembre-diciembre)


Gobernó adoptando una posición republicana claramente conservadora. Obtuvo
poderes especiales de las cortes para gobernar tres meses por decreto y tratar así de
solucionar los problemas de estabilidad. Pero no lo consiguió y, al cabo de ese plazo, el
gobierno perdió una moción de confianza

 Dictadura de Serrano (1874)


La moción al gobierno dio la posibilidad de devolver el poder a los federalistas.
Pero en enero de 1874 las fuerzas conservadoras produjeron el golpe de estado del
general Pavía que entró a caballo en las Cortes y las disolvió.
El gobierno surgido del golpe mantuvo las formas republicanas pero bajo
dirección del ejército. Lo presidía el general Serrano y se convirtió en una dictadura que
emprendió una fuerte política represora.
Después de un año, en diciembre, se produjo el golpe de estado del general
Martínez Campos que acabó con la I República e instaló de nuevo a los borbones, con la
monarquía de Alfonso XII.

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