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JURISPRUDENCIA

Roj: STSJ CL 4523/2019 - ECLI:ES:TSJCL:2019:4523


Id Cendoj: 09059330012019100266
Órgano: Tribunal Superior de Justicia. Sala de lo Contencioso
Sede: Burgos
Sección: 1
Fecha: 08/11/2019
Nº de Recurso: 101/2018
Nº de Resolución: 271/2019
Procedimiento: Otros asuntos. Contencioso
Ponente: MARIA BEGOÑA GONZALEZ GARCIA
Tipo de Resolución: Sentencia

T.S.J.CASTILLA Y LEON SALA CON/AD


BURGOS
SENTENCIA: 00271/2019
SALA DE LO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO
DEL TRIBUNAL SUPERIOR DE JUSTICIA DE
CASTILLA Y LEÓN.- BURGOS
SECCION 1ª
Presidente/aIlmo. Sr. D. Eusebio Revilla Revilla
SENTENCIA
Sentencia Nº: 271/2019
Fecha Sentencia : 08/11/2019
OTROS ASUNTOS CONTENCIOSO
Recurso Nº : 101 /2018
Ponente Dª. M. Begoña González García
Letrado de la Administración de Justicia: Sr. Ruiz Huidobro
Escrito por : MIS
OTROS ASUNTOS CONTENCIOSO Num.: 101/2018
PonenteDª. M. Begoña González García
Letrado de la Administración de Justicia: Sr. Ruiz Huidobro
SALA DE LO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO
DEL TRIBUNAL SUPERIOR DE JUSTICIA DE
CASTILLA Y LEÓN.- BURGOS
SECCION 1ª
SENTENCIA Nº. 271 / 2019
Ilmos. Sres.:
D. Eusebio Revilla Revilla
Dª. M. Begoña González García

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JURISPRUDENCIA

D. Alejandro Valentín Sastre


_______________________
En la ciudad de Burgos a ocho de noviembre de dos mil diecinueve.
En el recurso contencioso administrativo número 101/2018 interpuesto por la entidad mercantil Gestión
Forestal y del Medio Ambiente representada por la Procuradora Doña Nieves Alcalde Ruíz contra la Orden de
8 de mayo de 2018 del Consejero de Fomento y Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León por la que
se inadmite el recurso de alzada interpuesto por D. Baldomero , en nombre y representación de GESFORMA
contra la Resolución del Director General del Medio Natural de fecha 28 de abril de 2017 por la que se resuelve
el expediente sancionador en materia de patrimonio natural n° NUM000 .
Habiendo comparecido como parte demandada la Consejería de Fomento y Medio Ambiente de la Junta
de Castilla y León, representada y defendida por el Letrado de la Junta de Castilla y León, en virtud de la
representación que por ley le corresponde.

ANTECEDENTES DE HECHO
PRIMERO. - Por la parte demandante se interpuso recurso contencioso-administrativo ante la Sala de lo
Contencioso-Administrativo de Burgos por medio de escrito presentado el día 10 de diciembre de 2018.
Admitido a trámite el recurso, se le dio la publicidad legal, se reclamó el expediente administrativo; recibido,
se confirió traslado al recurrente para que formalizara la demanda, lo que efectuó en legal forma por medio
de escrito de fecha 6 de marzo de 2019 que en lo sustancial se da por reproducido y en el que terminaba
suplicando se dicte sentencia por la que, previa anulación o revocación de la Orden de 8 de mayo de 2018 del
Consejero de Fomento y Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León por la que se resuelve, inadmitiéndolo,
el Recurso de Alzada interpuesto contra la Resolución de 28 de abril de 2017, de la Dirección General del Medio
Natural de la Consejería de Fomento y Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León, por la que a su vez se
resuelve el expediente sancionador en materia de Patrimonio Natural Expte. Nº NUM000 , por la que se acordó
imponer una sanción de 5.001€ así como exigir a esta parte una indemnización por los daños y perjuicios
causados que no pueden ser objeto de reparación, por importe de 8.282,05€, declare la nulidad de la sanción e
indemnización impuesta a mi representada, así como condene a la Administración demandada a indemnizarla
de los daños y perjuicios sufridos que se valoran por esta parte en 9.258,33€. Con imposición de costas a
quien se oponga a la presente demanda"
SEGUNDO. - Se confirió traslado de la demanda por término legal a la Administración demandada, quien
contestó por medio de escrito de fecha 25 de abril de 2019, solicitando se dicte sentencia por la que se tuviera
por contestada la demanda e inadmitir o subsidiariamente desestimar el recurso, con expresa imposición de
costas a la parte actora.
TERCERO. - Recibido el recurso a prueba se practicó con el resultado que obra en autos y verificado el trámite
de conclusiones por escrito, quedó el recurso concluso para sentencia, habiéndose señalado el día siete de
noviembre de dos mil diecinueve para votación y fallo, lo que se ha llevado a efecto. Se han observado las
prescripciones legales en la tramitación de este recurso.
Siendo ponente la Ilma. Sra. Doña María Begoña González García, Magistrado integrante de esta Sala y Sección.

FUNDAMENTOS DE DERECHO
PRIMERO. - Objeto de impugnación y argumentos jurídicos de la demanda.
Es objeto del presente recurso jurisdiccional la Orden de 8 de mayo de 2018 del Consejero de Fomento y Medio
Ambiente de la Junta de Castilla y León por la que se inadmite el recurso de alzada interpuesto por D. Calixto
, en nombre y representación de GESFORMA contra la Resolución del Director General del Medio Natural de
fecha 28 de abril de 2017 por la que se resuelve el expediente sancionador en materia de patrimonio natural
n° NUM000 .
Dicha resolución inadmite el recurso de alzada interpuesto en base a los siguientes argumentos jurídicos:
SEGUNDO.- De manera previa a analizar el fondo del asunto planteado por el interesado en su recurso, el órgano
resolutor debe analizar las cuestiones formales que el expediente pueda plantear. El cumplimiento de los
requisitos legales para el ejercicio de los recursos y acciones reconocidas en la Ley es un presupuesto básico
que condiciona su validez, por lo que en caso de observarse la interposición del recurso sin el cumplimiento

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de alguno de los requisitos exigidos, procedería declarar la inadmisión del recurso por incumplimiento de los
requisitos legales para su ejercicio, sin entrar a resolver el fondo del asunto.
El Tribunal Constitucional, en doctrina reiterada, ha venido declarando que el ejercicio a los recursos
establecidos en la ley debe hacerse cumpliendo los requisitos legales. Por ello, el máximo intérprete de la
Constitución Española considera constitucionalmente válida, sin suponer una vulneración de los derechos del
particular, la inadmisión de los recursos que se funde en una aplicación razonada y razonable de las causas de
inadmisión establecidas en la ley, o el incumplimiento de los requisitos legales establecidos para su ejercicio.
En este sentido pueden citarse entre otras la STC 159/1990, de 18 de octubre (fdto 1° y 2°), que refiriéndose
al tema afirma textualmente:
"El art. 24.1 de la Constitución, al garantizar el derecho a la tutela judicial efectiva, asegura la obtención de una
resolución fundada en Derecho. Dicha resolución normalmente debe recaer sobre el fondo del tema planteado
ante el órgano judicial; sin embargo, también podrá ser de inadmisión cuando concurra una causa legal y así
se acuerde en aplicación razonada de la misma.
(fdto 2°). La primera conclusión, pues, que cabe extraer de lo expuesto es que no ha existido lesión del derecho
a la tutela judicial efectiva, ya que la decisión de inadmisión se encuentra motivada desde el punto de vista
legal mediante la aplicación de una norma, que aunque pudiera calificarse de rigurosa, no resulta arbitraria o
irrazonable."
En el mismo sentido se pronuncian las sentencias 174/2002, de 9 de octubre, STC 25/2008, de 11 de febrero,
entre otras muchas.
TERCERO.- De acuerdo con lo dispuesto en el art. 14.2 de la Ley 39/2015, de 1 de octubre, del Procedimiento
Administrativo Común de las Administraciones Públicas, en todo caso, están obligados a relacionarse a través
de medios electrónicos con las Administraciones Públicas para la realización de cualquier trámite de un
procedimiento administrativo, al menos, los siguientes sujetos:
a) Las personas jurídicas.
b) Las entidades sin personalidad jurídica.
c) Quienes ejerzan una actividad profesional para la que se requiera colegiación obligatoria, para los trámites
y actuaciones que realicen con las Administraciones Públicas en ejercicio de dicha actividad profesional. En
todo caso, dentro de este colectivo se entenderán incluidos los notarios y registradores de la propiedad y
mercantiles.
d) Quienes representen a un interesado que esté obligado a relacionarse electrónicamente con la
Administración.
e) Los empleados de las Administraciones Públicas para los trámites y actuaciones que realicen con ellas por
razón de su condición de empleado público, en la forma en que se determine reglamentariamente por cada
Administración.
Este artículo establece la obligación de las personas jurídicas y las entidades sin personalidad jurídica
de relacionarse electrónicamente con la Administración para la realización de cualquier trámite de un
procedimiento administrativo. Esta obligación se extiende también a quienes representen a un interesado que
esté obligado a relacionarse electrónicamente con la Administración.
CUARTO.- En el caso que nos ocupa, el interesado, D. Calixto , en nombre y representación de la entidad "Gestión
Forestal y del Medio Agrícola, S.L" , presenta el recurso de alzada de forma presencial en la Delegación Territorial
de la Junta de Castilla y León en Soria con fecha 2 de junio 2017, incumpliendo la obligación establecida en el
artículo 14 de la Ley 39/2015, a las personas jurídicas, entre otros, de relacionarse con las Administraciones
Públicas a través de medios electrónicos.
Hecho el requerimiento de subsanación al recurrente, éste ha interpuesto el recurso de la forma exigida por
la Ley 39/2015, de forma telemática, pero fuera del plazo establecido para la interposición del recurso, por lo
que debe inadmitirse, sin que proceda entrar en el fondo del asunto.
SEGUNDO.- Argumentos del escrito de demanda.
Frente a dichas resoluciones, se alza la entidad recurrente, invocando como argumentos jurídicos de la
demanda, tras recoger los antecedentes de hecho referidos al expediente incoado, que:
1.- Sobre la necesaria admisión del recurso de alzada presentado y la necesidad de entrar en el fondo del
asunto, de acuerdo al derecho la tutela judicial efectiva y la prohibición de indefensión.

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Se invoca que la Administración en la resolución de 28 de abril de 2017 señalaba expresamente para la


interposición del recurso de alzada, la remisión al artículo 114 en relación con el artículo 48 de la Ley 30/1992
de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común, por lo que
atenta a la seguridad jurídica y a la prohibición de indefensión que ahora pretenda la Administración a través
de la Orden de 8 de mayo de 2018 la inadmisibilidad del recurso presentado con fecha 2 de julio de 2017
considerando que resultaba de aplicación la Ley 39/2015, de 1 de octubre, del Procedimiento Administrativo
Común de las Administraciones Públicas, en lo relativo a la forma de relacionarse con la Administración las
personas jurídicas, en su artículo 14.2) debiendo haberse presentado el recurso de forma electrónica.
Ya que la Administración con fecha 7 de febrero de 2018, es decir, transcurridos prácticamente ocho meses
desde la presentación del recurso de alzada , se recibe de la Consejería de Fomento y Medio Ambiente de la
Junta de Castilla y León, un requerimiento de subsanación, por lo que de nuevo se vuelve a presentar el recurso
de alzada presentado y registrado ante la Delegación Territorial en Soria de la Junta de Castilla y León el día 2
de junio de 2017, a la espera de que el Excmo. Sr. Consejero resolviera el recurso planteado.
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Debiendo tenerse en cuenta, que la Resolución por la que se resuelve el expediente sancionador NUM000
de fecha 2 de mayo de 2017 se notificó a esta parte el día 5 de mayo de 2017, presentándose el recurso de
alzada ante el Excmo. Sr. Consejero de Fomento y Medio Ambiente el día 2 de junio de 2017, es decir, dentro
del plazo del mes fijado para ello.
Que conforme a la Disposición Transitoria Tercera letra a) de la Ley 39/2015 y que al estar ante un
procedimiento iniciado antes de la entrada en vigor de la Ley 39/2015, se regiría el mismo por la
normativa anterior, la Ley 30/1992, habiendo la Administración recogido durante la tramitación del expediente
sancionador objeto de autos, que los plazos y tramitación son las contenidas en dicha norma.
Y que además con anterioridad al requerimiento de subsanación, con fecha 24 de enero de 2018 se comunica
la notificación de Providencia de Apremio de la Delegación Especial de Castilla y León de la Agencia
Tributaria reclamando el principal pendiente de pago y el recargo de apremio derivado del referido expediente
sancionador NUM000 , ante la que se presenta escrito de solicitud de notificación formal de anulación de
Providencia de Apremio, alegando que el expediente del que deriva la deuda se encuentra en fase de recurso de
alzada pendiente de resolver por la Junta de Castilla y León, considerando por ello que la deuda se encuentra
suspendida, que si bien no se contestó a dicha solicitud, con fecha 2 de febrero de 2018 se expide certificación
por la que se contesta que no existe, liquidación alguna pendiente de pago; lo que hacía presumir que el recurso
se tenía por oportunamente presentado y la sanción por suspendida.
Y que no puede comprender que de ser obligatoria para la actora la relación a través de medios electrónicos con
la Administración, que no se le indicara nada al respecto en la Oficina de Registro de la Delegación Territorial en
Soria de la Junta de Castilla y León el día 2 de junio de 2017 al presentar el recurso de alzada, dado por otro lado
del contenido del justificante de presentación aportado el 2 de junio de 2017, que no se considera razonable que
la presentación realizada tras el requerimiento se considere presentación electrónica y la realizada en junio no.
Y que no resulta razonable que la Administración reaccione prácticamente ocho meses después de la
que consideraba errónea forma de actuación de la recurrente, haciendo ya, por el plazo transcurrido y la
literalidad del artículo 68.4 de la Ley 39/2015, inútil la subsanación requerida, sin que además hasta la
fecha y transcurridos nuevamente prácticamente otros ocho meses haya decretado la inadmisión del recurso
presentado.
Por lo que el requerimiento de subsanación a esta parte a los prácticamente ocho meses de la presentación
del recurso de alzada, sin poder tener dicha subsanación eficacia alguna conforme al artículo 68.4 de la Ley
39/2015, supone a la recurrente un nuevo perjuicio, haciendo de esa subsanación un acto vacío de contenido.
Y que con relación a las instrucciones de recurso erróneas, se invoca la Jurisprudencia del Tribunal
Constitucional como la Sentencia 241/2006 de 20 julio, que se considera aplicable al presente caso, ya que
no sería admisible, vulnerando la tutela judicial efectiva que, remitiéndonos la Administración en su pie de
recurso a la Ley 30/1992, tratara posteriormente ampararse en la inaplicabilidad de la misma y en la aplicación
de la Ley 39/2015, para sostener la inadmisión del recurso de alzada presentado correctamente conforme a
la norma a que se remitía el pie de recurso, dejando a la actora sin posibilidad alguna de impugnación para
obtener una resolución de fondo y lesionando el principio "pro actione" favorable a la ya reiterada efectividad
del derecho a la tutela judicial efectiva.
A ello se una el que el registro en el que se presentó la documentación la trató como un documento electrónico y
el que la propia Administración haya considerado el recurso como presentado para suspender el procedimiento

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tributario con lo que incurre en un acto propio que le impide discutir ahora la eficacia de la presentación
efectiva.
Por lo que se invoca la sentencia del TSJ de Madrid, de 29 de mayo de 2018, rec. 251/2017, que declara
contraria a derecho la inadmisión del recurso de alzada presentado en papel e incluso no aplicable el artículo
68.4 de la Ley 39/2015.
No debiendo olvidarse además que dicha "vacatio" se ha ampliado o prorrogado hasta el 2 de octubre de 2.020
en virtud de la modificación operada a la Ley 39/2015 por el Real Decreto Ley 11/2018, de 31 de Agosto.
Por lo que existen argumentos y pronunciamientos judiciales para que se inadmita una eventual causa de
inadmisión del presente recurso alegando la firmeza en vía administrativa de la Resolución de 28 de abril de
2017 de la Dirección General del Medio Natural, por la que se resolvía el expediente sancionador en materia de
Patrimonio Natural Expte. Nº NUM000 , por estimar presentado el recurso de alzada fuera del plazo concedido
para ello.
Y en cuanto al fondo del recurso se invocan:
1.- Se invoca la inexistencia de prueba de cargo en relación con la actuación de la recurrente, con vulneración
del derecho a la presunción de inocencia, la nulidad del procedimiento sancionador instruido y resuelto.
Ya que se niega es la falta de notificación de la existencia del presunto hallazgo de la especie y el balizamiento
realizado, se invoca la doctrina del Tribunal Supremo al efecto sobre la limitación de la presunción de certeza
de las actas, ya que la misma no excluye un control de las mismas, conforme lo indicado en las sentencias
que se citan al efecto.
Y que, en el procedimiento administrativo sancionador, la carga de probar los hechos constitutivos de
infracción y la responsabilidad del eventual infractor corresponde a la Administración, sin que sea posible exigir
al administrado la prueba diabólica de los hechos negativos, como pretende hacerse en este caso, obligando
a demostrar a la actora, la no realización de una comunicación verbal, que no existió, y que de existir, lo que
admitimos únicamente en términos dialécticos, sería totalmente irregular, ineficaz y contraria a Derecho.
Y que respecto de la presunta notificación verbal del Agente Medio ambiental EAM-0865, de haber existido,
chocaba frontalmente con lo señalado en los artículos 58 y 59 de la Ley 30/1992, de 26 de noviembre,
de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común, pues
habiéndose realizado según los Agentes Medioambientales EAM-0865 y EAM-0012 un "acto administrativo"
que afectaba a los derechos e intereses de la actora, cual era balizar una finca de su propiedad, tras el hallazgo
del "Coronopus" impidiendo el uso agrícola de la misma, afectando a un derecho fundamental como es el
derecho a la propiedad privada, tal y como resulta del Acta de balizamiento nº ARC/10/2015, la Administración
debía haberse asegurado de notificar en forma y plazo dicho acto, sin que se pudiera optar por una presunta
comunicación verbal, que no puede ser válida para justificar la notificación de un acto administrativo y máximo
dado su contenido de una prohibición de hacer o destinar parte de una finca a su uso propio, cual es el uso
agrícola, se invoca al efecto la Sentencia del Tribunal Superior de Justicia de la Región de Murcia de 1 de
febrero de 2008.
Y que la notificación administrativa no es un tema baladí, sino una actuación principal en el procedimiento
administrativo, con incidencia sobre el derecho a la tutela judicial efectiva de los interesados y la prohibición de
indefensión del artículo 24.1 de la Constitución, indefensión no solo formal, sino material que la actuación del
Agente Medio Ambiental y del Servicio de Medio Ambiente de Soria ha causado, por la no notificación en forma
y plazo de la existencia de la población de "Coronopus navasii" y del balizamiento realizado, impidiendo a la
recurrente adoptar las medidas necesarias para evitar los daños producidos a dicha población, con la simple
comunicación a las personas encargadas de la realización de las faenas agrícolas en la finca de abstenerse
de su realización en la zona afectada, para no tener que cargar con una responsabilidad por un hecho que
desconocía, y tener que hacer frente a una sanción, una indemnización de daños y perjuicios, así como unos
gastos en los que no habría incurrido si la Administración con una mínima diligencia le hubiera comunicado
su "hallazgo".
Se invoca la doctrina del Tribunal Constitucional, como la STC 155/1989, de 5 de octubre, por lo que habiendo
prescindido el Servicio de Medio Ambiente de Soria del procedimiento legalmente establecido no notificando el
hallazgo, el balizamiento realizado ni las medidas a adoptar, el procedimiento sancionador objeto del presente
recurso adolecía "ab initio" de un vicio de nulidad de pleno derecho, y más en concreto de la nulidad de
pleno derecho del artículo 62.1.e), al haberse prescindido total y absolutamente del procedimiento legalmente
establecido, o al menos de un trámite esencial como lo constituye la notificación en forma y plazo del acto
administrativo, causando una evidente indefensión a esta parte.

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Se llama igualmente la atención sobre el informe del Jefe de la Sección de Espacios Naturales y Especies
Protegidas, Don Abel , que se aporta como Documento 5 de la demanda.
Por lo que la presunta llamada telefónica realizada en ningún caso puede surtir los efectos propios de una
notificación.
3.- Sobre la culpabilidad de la administración derivada de una reiterada conducta negligente, por la ausencia
de incoación así como de notificación en forma y plazo del correspondiente expediente administrativo dirigido
a la protección de la población de Coronopus navasii.
Ya que además de lo expuesto se considera que existen otras actuaciones no ajustadas a Derecho actuaciones
del Servicio de Medio Ambiente de Soria que desembocaron en el daño presuntamente causado a la población
de "Coronopus Navasii".
Por la falta de diligencia del Servicio Territorial de Medio Ambiente de Soria, que ante el hallazgo realizado
por un Agente, en lugar de incoar el correspondiente procedimiento encaminado a la protección del mismo,
notificándoselo por escrito a esta parte, procedió por el contrario a realizar un balizamiento, al que no se citó
a la actora y posteriormente según su versión, a notificar "verbalmente" el hallazgo y la medida provisional
adoptada, en lugar de proceder, como tenía que haber procedido, a notificarlo por escrito fehacientemente a
esta parte, para que esta pudiera haber adoptado las medidas necesarias en evitación de eventuales daños
a dicho hallazgo.
Ni tampoco se instruyó en forma y plazo, ni se notificó fehacientemente el correspondiente expediente
destinado a la protección de una planta "en Peligro Crítico de Extinción", en clara vulneración del principio
general de actuación que le incumbe por el artículo 95 de la Ley 4/2015, siendo su inacción la causa del
presunto daño producido a la población de Coronopus navasii.
Que se ha procedido con desprecio a la propiedad de la finca la actuación de la Administración no se ajusta
a legalidad, pues el Servicio Territorial de Soria con dicha actuación vulneró directamente el artículo 72.2 de
la Ley 30/1992, al que se remite el artículo 121.5 de la Ley 4/2015, de 24 de marzo del Patrimonio Natural de
Castilla y León, que por su claridad e importancia reproducimos:
Dado lo que resulta del expediente que:
a) Levantada el Acta de balizamiento de 29 de octubre de 2015 y adoptada por tanto el mismo como medida
provisional, de lo cual no hubo notificación alguna a esta parte, no consta en modo alguno que se iniciara
el correspondientes procedimiento administrativo por la Administración, en el plazo de 15 días que indica el
artículo 72.2 de la Ley 30/1992, por lo que dicha medida provisional quedó sin efecto no pudiendo oponerse
a la misma por la recurrente.
b) Acordadas igualmente medidas provisionales en virtud de la Resolución de 6 de abril de 2016, notificada a
esta parte el 14 de abril de 2016, no se inició el correspondiente expediente sancionador hasta la incoación
del mismo por la Resolución de 28 de abril de 2016, notificada a esta parte el día 6 de mayo del mismo año,
cuando ya se había cumplido el plazo de 15 días que indica el artículo 72.2 de la Ley 30/1992.
c) Se ha incumplido asimismo con el plazo de notificación que con carácter general recoge el artículo 58.2
de la ley 30/1992, que obliga a que "toda notificación sea cursada dentro del plazo de diez días a partir de la
fecha en que el acto ha sido dictado".
Por lo que la actuación del Servicio Territorial con motivo del hallazgo de la de la población de "Coronopus
navassii" adoleció de continuas irregularidades y prescindió del procedimiento legalmente establecido
causando una indudable indefensión a la recurrente, por lo que su actuación adolece de nuevo de un vicio
de nulidad de pleno derecho ex artículo 62 de la Ley 30/1992, por lo que la resolución recurrida debería ser
declarada nula de pleno Derecho o en cualquier caso, anulada.
4. Sobre la inexistencia de culpabilidad de la actora se invoca igualmente que el expediente sancionador debió
ser archivado por la flagrante ausencia de culpabilidad en relación con el hecho infractor imputado.
Ya que dada la jurisprudencia aplicable que exige la concurrencia de culpabilidad, siendo inaceptable el
ejercicio de la potestad sancionadora por parte de la Administración cuando no existe una voluntad infractora
por parte del ciudadano, por lo que la imposición de sanciones en el ámbito del derecho administrativo
sancionador exige la acreditación de la concurrencia de la culpabilidad del presunto infractor.
Por lo que se trae a colación la doctrina del "error invencible de prohibición" como causa de exclusión de
la responsabilidad, ya que la actora venía actuando explotando a través de un agricultor de la zona una
finca rústica conforme a su destino, sin que en forma y plazo la Administración le notificara el hallazgo
de la población de "Coronopus navasii" y sin que por tanto, en modo alguno, le resultara posible conocer

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dicho hallazgo y las medidas provisionales adoptadas de balizamiento, por lo que se debe concluir que en la
actuación desplegada por la recurrente no concurre la culpabilidad exigible para la imposición de una sanción,
ya que resulta evidente que en modo alguno se ha actuado con una voluntad infractora, todo lo contrario, ya
que se desconocía por completo la existencia de la población de Coronopus navasii, así como se evidencia
la buena fe y diligencia que mostró la actora en el cumplimiento de las medidas provisionales impuestas por
la Administración, colaborando activamente por la recuperación de dicha población, lo que afortunadamente
parece se consiguió.
Y que el "Coronopus navasii" no es una especie catalogada en peligro de extinción y recogida como tal en el
Decreto 63/2007, de 14 de junio, por el que se crea el Catálogo de Flora Protegida de Castilla y León y la figura
de protección denominada Microreserva de Flora, por lo que excedería de todo deber de diligencia el conocer
de la existencia de una planta de la que nunca se ha tenido referencia y nunca se había documentado que
pudiera existir alguna población en Castilla y León.
No resultando creíble que la actora a través de uno de sus gestores, D. Anselmo , ni por su condición de
Ingeniero de Montes, ni sobre todo por su estrecha relación a través de TRAGSA con la Administración Forestal
de Castilla y León, pudiera tener la voluntad dolosa de provocar la desaparición de una especie protegida,
cuando por el contrario participa y ha tenido responsabilidad en actuaciones de reforestación en beneficio de
la flora de Castilla y León.
Por lo que la imposición de una sanción es nula de pleno Derecho, ex artículo 62.1.a) de la LRJPAC, al vulnerar
el señalado principio de culpabilidad reconocido en los artículos 129 y 130 de la LRJPAC, preceptos aplicables
como hemos indicado "ratione temporis".
5.- Sobre la inexigencia de la reparación de daños medioambientales. incumplimiento del principio de tipicidad
en la fijación y exigencia de la indemnización de daños y perjuicios, falta de motivación y por tanto arbitrariedad
en la actuación de la administración.
Ya que la resolución impugnada impone la obligación de restauración e indemnización, pero conforme a
la Ley 26/2007, de 23 de octubre, de Responsabilidad Medioambiental, a la que se remite la Ley 4/2015 y
expresamente la Resolución recurrida, así como el Informe de la Sección de Espacios Naturales y Especies
Protegidas de 6 de febrero de 2017, no cabe sino extraer las siguientes conclusiones:
Solo cabe adoptar medidas reparadoras ante un daño medioambiental cuando haya mediado dolo, culpa o
negligencia por parte del operador, pero en este caso no puede calificarse de negligente, culposa o mucho
menos dolosa, la actuación de la actora, concurriendo por el contrario una actuación, si no culposa, sí al menos
negligente del Servicio de Medio Ambiente de Soria y sus Agentes Medioambientales.
Y que, la ejecución de las medidas reparadoras incumbiría al operador presuntamente responsable, pudiendo
ejecutarlas la Administración subsidiariamente cuando concurran las circunstancias excepcionales previstas
en los artículos 23 y 47 de la Ley 26/2007, que no concurren en el expediente, ni se ha justificado y motivado
oportunamente su concurrencia.
Y que en este expediente cuanto se notificaron las medidas provisionales a adoptar en la resolución de 6 de
abril de 2016, se adoptaron por la actora sin demora, a su propia costa y con supervisión del Servicio de Medio
Ambiente de Soria, declarándose correctamente ejecutadas tal y como recoge la Resolución recurrida y los
propios Informes de la Sección de Espacios Naturales y Especies protegidas, sin que desde la finalización de
dichas medidas provisionales y su comunicación se recibiera respuesta alguna, ni se notificara la obligación
de realizar cualquier otra medida reparadora, por lo que no consideramos ajustado a Derecho que se exija una
compensación económica por la realización de unas medidas reparadoras que no se solicitaron y a las que no
se opuso la actora, haya justificado que concurrieran circunstancias que exigieran la realización directa por la
Administración de dichas medidas reparadoras.
Y que lo que el Servicio de Medio Ambiente de Soria está solicitando bajo la apariencia de la indemnización a
que se refiere el artículo 129 de la Ley 4/2015, es el coste de las medidas de reparación llevadas a cabo que no
debía haber realizado la Administración, sino la actora como presunto responsable, no resultando ajustado a
derecho dicha reclamación a posteriori, cuando no se ha dado la oportunidad de realizarlas a través de medios
propios de esta empresa con un coste presumiblemente inferior.
Se recoge al efecto el contenido del Informe de valoración emitido por el Jefe de la Sección de Espacios
Naturales y Especies protegidas, del que se concluye que la actuación de la Administración en este punto no
se ajusta al tipo recogido en el artículo 128 de la Ley 4/2015 y es arbitraria y no ajustada a Derecho, por lo que
debería anularse la obligación de indemnizar propuesta en la resolución sancionadora, invocando al efecto lo
declarado por el Tribunal Supremo.

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JURISPRUDENCIA

6.- Se invoca la incorrecta cuantificación de la infracción y la indemnización y la necesidad de aplicar el principio


de proporcionalidad.
Subsidiariamente, a todo lo anterior y para el caso de que se desestimaran dichas alegaciones la
sanción impuesta que ascienden a multa 5.001€ e indemnización de 8.282,05€, respectivamente son
desproporcionadas atendidas las circunstancias concurrentes en el expediente sancionador de referencia:
Por la demostrada falta de culpabilidad de la actora en los hechos que dieron lugar al expediente sancionador.
Por la acreditada diligencia y colaboración de la misma, adoptando las medidas provisionales impuestas
por la Administración para la recuperación de la población de Coronopus navasii afectada; así como la
implementación, a su exclusiva costa igualmente, de numerosas medidas/actuaciones para la reparación de
los daños sufridos por dicha población.
Y por la reversibilidad de los daños o deterioros producidos, tal y como resulta del Informe del Jefe de la
Sección de Espacios Naturales y Especies Protegidas de 6 de febrero de 2017 y sobre todo de la valoración
del botánico especialista D. Baldomero incorporada a dicho Informe.
Ya que la normativa básica, la Ley 42/2007, de 13 de diciembre del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad,
cuantifica las sanciones graves en su artículo 81.1.b) en su grado mínimo en 3.001€ y no en 5.001€ como lo
hace la Ley 4/2015, de 24 de marzo, del Patrimonio Natural de Castilla y León.
Y porque a pesar de la falta de culpabilidad de la actora en la infracción que se le imputa, ha tenido que hacer
frente a unos costes elevados, que cifra en 9.258,33€, que no tendría obligación de soportar.
Invocando la jurisprudencia sobre la facultad discrecional, que obliga a tener en cuenta las circunstancias
objetivas y subjetivas que rodean a la infracción en el ámbito de las facultades de graduación de la sanción,
como la sentencia del Tribunal Supremo de 10 de julio de 1985.
7.- Sobre la pretensión indemnizatoria formulada en la demanda y la necesidad del restablecimiento de una
situación jurídica individualizada.
Que la aceptación de alguno de los motivos invocados y por ende la anulación del acto impugnado ha
de desembocar en la indemnización de los daños y perjuicios causados a la actora, que consisten en el
resarcimiento de los gastos debidamente justificados en que se ha incurrido para la ejecución de unas medidas
provisionales impuestas por la Administración, así como los demás gastos derivados de actuaciones dirigidas
a la minimización de los daños producidos en la población de Coronopus navasii así como su conservación, ya
que en los mismos no se hubiera incurrido con una actuación mínimamente diligente y ajustándose a derecho,
se hubiera notificado a la actora el hallazgo de la planta protegida y se hubiera instruido el correspondiente
expediente, lo que habría impedido, que de forma totalmente accidental y sin culpa de la recurrente, se
produjera la eliminación por arranque de una población de "Coronopus navasii", aproximadamente unas 40-50
plantas al realizar trabajos de laboreo.
Pretensión indemnizatoria que se cifra en la cantidad de 9.258,33€, en base a los conceptos e importes que se
recogen en la demanda, siendo dicha pretensión indemnizatoria derivada o complementaria de la pretensión
principal de la anulación del acto impugnado y que tiene su amparo en al artículo 31.2 de la LJCA , siendo
aceptada por la Jurisprudencia, como aparece de la sentencia del TS de 2 de junio de 2014, además de
que dicha solicitud de indemnización se formuló por la actora en vía administrativa como alegación sexta
del Recurso de Alzada, por lo que constituyendo dichos gastos un daño efectivo, evaluable y que no tendría
el deber de haber soportado la actora, si la Administración hubiera actuado diligentemente y conforme a
Derecho, existiendo por tanto una evidente relación de causalidad entre la actuación o más bien inacción de
la Administración y el daño causado a la actora, que se ha visto compelida a restaurar o minimizar, resulta
obligado, de conformidad con el artículo 31.2 y 71.1.d) de la LJCA, la indemnización de los mismos si se
decreta la anulación de la Resolución recurrida por cualesquiera de los motivos invocados en la demanda.
Sin perjuicio además del daño profesional que el presente procedimiento ha podido causar a la recurrente y sus
representantes, al imputarles un presunto daño al medio ambiente del que en ningún caso serían responsables
y que, de existir, habría sido imputable en todo caso a la negligente actuación de la Administración, tal y como
se ha demostrado al efecto.
TERCERO. - Argumentos de la contestación a la demanda.
Por la parte recurrida, la Consejería de Fomento y Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León, se rebaten
las alegaciones planteadas por la parte recurrente en base a las siguientes consideraciones y tras recoger
los antecedentes relativos al expediente administrativo que tuvo por conveniente, invocando frente a los
argumentos de la demanda, en primer lugar:

8
JURISPRUDENCIA

1.- La inadmisión del recurso contencioso interpuesto por la parte actora, por incumplir aquélla lo dispuesto en
el artículo 45.2.d) de la Ley 29/1998, de 13 de julio, Reguladora de la Jurisdicción Contencioso-Administrativa,
al no acompañar al escrito de interposición del recurso contencioso-administrativo documento que acredite
el cumplimiento de los requisitos para entablar acciones las personas jurídicas con arreglo a las normas o
estatutos que les sean de aplicación, invocando la doctrina de la Sentencia del Tribunal Supremo, Sala de lo
Contencioso-Administrativo, de 23 de julio de 2009
2.- Sin perjuicio de lo expuesto se invoca que nada se puede reprochar a la declaración de inadmisibilidad del
recurso de alzada efectuada por la Orden de 8 de mayo de 2018 de la Dirección General del Medio Natural por
la que se resuelve el recurso de alzada interpuesto por D. Calixto , en nombre y representación de la entidad
"Gestión Forestal y del Medio Agrícola, S.L.", en el expediente Nº NUM000 .
Ya que no cabe duda de la aplicación al caso de la Ley 39/2015, de 1 de octubre, a la vista de la Disposición
Transitoria Tercera en su apartado c), por lo que si bien es cierto que la Resolución de 28 de abril de
2017, de la Dirección General del Medio Natural, por la que se resuelve el expediente sancionador remitió
indebidamente, en cuanto al régimen de recursos a la Ley 30/1992, de 26 de noviembre, de Régimen Jurídico
de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común, ello no puede constituir causa
de exención del deber legal establecido en el artículo 14.2.a) LPCAP, se invoca al efecto la Sentencia de
la Audiencia Nacional, Sala de lo Contencioso-Administrativo, 377/2016, de 19 de julio, confirmada por la
Sentencia del Tribunal Supremo, Sala de lo Contencioso-Administrativo, 47/2018, de 17 de enero, por lo que
siendo la demandante una persona jurídica, no resulta admisible que trate de escudarse en el error padecido
en el pie de recurso, para exonerarse de un deber legal, dada la capacitación técnica y profesional que cabe
atribuirle, se invoca al efecto la Sentencia del Tribunal Supremo, Sala de lo Contencioso-Administrativo, de
30 de septiembre de 2014, a lo que se añade que la demandante formuló el recurso de alzada asistida por
abogado, por lo que cabe afirmar la ausencia de indefensión.
Y además el hecho determinante de la inadmisibilidad del recurso de alzada no fue el hecho de que no se
presentara telemáticamente, sino que la subsanación sólo surtió efectos desde su fecha y no desde la de
interposición del recurso, por aplicación del artículo 68.4 LPACAP.
Y que en el requerimiento de subsanación efectuado en el que se hizo expresa referencia a la LPCAP, a los
artículos 14.2.a) y 68.4, fue atendido por la demandante, por lo que conoció la normativa aplicable y los efectos
de la subsanación, aquietándose a los mismos, ya que nada objetó al requerimiento efectuado y se limitó a
presentar telemáticamente el recurso de alzada.
Por lo que carecen de fundamento las objeciones que realiza la demandante, pues fue advertida de la normativa
aplicable al realizársele el requerimiento de subsanación exigido por el artículo 68.4 LPACAP.
3.- Sin perjuicio de lo expuesto procede la desestimación del recurso y la consecuente confirmación de la
resolución mediatamente impugnada mediante el presente recurso contencioso-administrativo, ya que en
cuanto a la supuesta vulneración de la presunción de inocencia, que las alegaciones de la demandante carecen
de cualquier fundamento y que tratan de obviar la presunción de veracidad del artículo 137.3 LRJ-PAC y 121.2
de la Ley 4/2015, de 24 de marzo, de Patrimonio Natural de Castilla y León.
Ya que dados los hechos que se recogen en la denuncia y que se transcriben en la contestación a la demanda
y su ratificación, así como
Y se invoca así mismo, en Informe ampliatorio obrante como documento nº 32 de lo que se concluye
que concurre prueba plena, dotada de presunción de veracidad, de que la demandante fue informada de la
presencia de la especie protegida
Por lo que carece de cualquier fundamento la pretensión de la recurrente de excluir la aplicación del artículo
137.3 LRJ-PAC, ya que la jurisprudencia existente corrobora que los "hechos" constatados gozan de dicha
presunción y que en este caso estos hechos son la facilitación de información por el agente medioambiental
a D. Anselmo y que la propia demandante viene a corroborar datos colaterales, como son la llamada al
teléfono oficial de Arcos de Jalón, además de que con la denuncia se acompañó Acta de Balizamiento de 29 de
octubre de 2015 (Acta NUM001 ), en que se detallaron los trabajos y acompañaron fotografías, que evidencia
el innegable conocimiento que la demandante hubo de tener y tuvo de la presencia de la especie, como resulta
de que a la denuncia, de 7 de marzo de 2016, se acompañó fotografía a que se adiciona un texto del que resulta
que el conocimiento de la recurrente fue indudable.
Y que la demandante pretende confundir la prueba de los hechos constitutivos de la infracción, con lo que
sería prueba de un error de tipo, dados los hechos que se declaran probados en la resolución sancionadora
y la infracción apreciada, que es la tipificada en el artículo 80.1.b) de la Ley 42/2007, de 13 de diciembre, del
Patrimonio Natural y de la Biodiversidad, en relación con el 124.a) de la Ley 4/2015, por lo que el conocimiento

9
JURISPRUDENCIA

o no por el sancionado de la presencia de una especie en peligro de extinción en la finca, no es un hecho cuya
prueba afecte a la comisión de la infracción, sino que es un caso de un hecho que integraría un error de tipo,
de haber actuado por un error de hecho, cuya carga de la prueba compete a la recurrente.
Se invoca al efecto la Sentencia del Tribunal Supremo, Sala de lo Penal, 1144/2009, de 18 de noviembre y que
no se trata tan sólo de que la demandante no pruebe, como le corresponde, por invocar un supuesto error de
tipo, su desconocimiento de la presencia de la especie, sino que está acreditado lo contrario, su conocimiento,
no ya sólo por lo recogido en el acta acerca de la información facilitada por el agente a D. Anselmo , sino
también por la existencia de balizamiento, elementos que incluso se ven corroborados por la asunción de la
llamada telefónica a Arcos de Jalón, por lo que han de decaer las alegaciones de la recurrente.
5.- También se niega cualquier trascendencia a efectos sancionadores de la ausencia de notificación en base
al artículo 58 de la Ley 30/1992.
Ya que frente a las alegaciones de la actora, se mantiene que la puesta en conocimiento de la presencia de la
especie en peligro de extinción no fue un acto administrativo, sino una información acerca de un hecho que
es ajeno a la intervención administrativa, ya que lo actuado por la Administración fue la constatación de un
hecho cual es la presencia de la especie protegida y la información al interesado de su existencia, lo que no
constituyen actos administrativos en sentido estricto.
Por lo que tales actuaciones, incluido el balizamiento, carecen de relevancia en lo tocante a la comisión de la
infracción, en virtud del artículo 80.1.b) de la Ley 42/2007, por el arranque de una especie catalogada en peligro
de extinción y tales hechos son ajenos a que el sancionado conociera o no la presencia de la especie, con
independencia a su influencia como eventual error de tipo, por lo que si la recurrente pretende excusarse en el
supuesto desconocimiento de la presencia de la especie es a ella a la que corresponde probar ese hecho, sin
que exista prueba alguna de desconocimiento, sino al contrario dado lo constatado en el acta y corroborado
por otros datos adicionales, por lo que el hecho de que no se hiciera como dispone el artículo 58 LRJ-PAC no
priva de eficacia a los efectos de contribuir a excluir el error de tipo que invoca la demandante, ya desvirtuado
por su completa ausencia de prueba.
Ya que se reitera que el deber de no destruir especies protegidas no lo genera la comunicación de la presencia
de la especie por la Administración, sino la propia Ley que sanciona su muerte, de modo que la comunicación
de su presencia no exige más formalidad que la necesaria para considerarla probada pues no afecta a la
comisión, ni genera la prohibición contravenida por la demandante.
Ya que no puede invocar la recurrente la ausencia de notificación conforme al artículo 58, para justificar
que no adoptara las prevenciones destinadas a evitar la destrucción de la especie, pues si conoció, como
está acreditado, la presencia de la flora, es irrelevante como se produjera dicho conocimiento de cara al
cumplimiento de las Leyes 42/2007 y 4/2015.
Por lo que no concurre la causa de nulidad ex artículo 62.1.e) LRJ-PAC, dado que el procedimiento seguido es
el sancionador iniciado por Resolución de 28 de abril de 2016, conforme al documento n° 13 del expediente
administrativo, del que no forma parte, ni debía formar, la supuesta notificación del hallazgo de la especie,
por no ser trámite propio de este procedimiento, además de no ser tampoco elemento determinante de la
infracción.
6.- En cuanto a la supuesta culpabilidad de esta Administración, es un intento de desplazar su responsabilidad,
siendo además infundada.
Ya que lo controvertido en el presente procedimiento es si la recurrente incurrió o no en la infracción y no si esta
Administración adoptó las medidas necesarias para proteger la especie, lo que, en todo caso, sí que hizo, ya que
el deber de preservar la especie Coronopus navasli no recae exclusivamente sobre la Administración, ni surge
de una declaración administrativa al respecto distinta de la catalogación como especie protegida, sino que es
una obligación ex lege que alcanza a los particulares, ya que dicha especie se halla incluida en la Relación de
Especies incluidas en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial y en su caso, en
el Catálogo Español de Especies Amenazadas, en su Anexo del Real Decreto 139/2011, de 4 de febrero y por
tanto, sujeta al régimen establecido en el artículo 57.1.a) de la Ley 42/2007, conforme lo dispuesto en el artículo
95.3 de la Ley 4/2015, por lo que el balizamiento no se incardinó en el marco del procedimiento sancionador, ya
que en el momento en que se efectuó no existía constancia de hecho aparentemente constitutivo de infracción
administrativa, sino que integró una medida de protección particular destinada a una mayor seguridad de la
especie, pero que no originó la prohibición de arranque o destrucción, pues ésta ya existía conforme el artículo
57.1.a) de la Ley 42/2007, por lo que todas las alegaciones de la recurrente acerca de los supuestos vicios
procedimentales en lo tocante a la protección de la especie son irrelevantes dado que el balizamiento no marcó
el inicio de su deber de abstenerse de destruir las plantas de la especie protegida ni puede exonerar de una

10
JURISPRUDENCIA

obligación directamente derivada de la Ley y de la catalogación de la especie de la que era conocedora, por lo
que incurrió en la infracción por la que fue sancionada la recurrente.
7.- En lo relativo a la supuesta ausencia de culpabilidad, sobre el supuesto "error de prohibición", lo que
evidencia es que la recurrente es consciente de que el conocimiento o no de la presencia de la especie no
es un hecho constitutivo de la infracción sino una circunstancia de influencia en la culpabilidad, por lo que
se remite a lo expuesto anteriormente y a lo indicado al respecto en la Sentencia de esta Sala 428/2011,
de 28 de octubre, dictada en el procedimiento ordinario 88/2010, por lo que se destaca en relación con el
supuesto desconocimiento de la presencia de la especie, que, además de lo reflejado en el Informe ampliatorio
(documento nº 32 del expediente administrativo) acerca de la relación de D. Anselmo con la sancionada, la
propia demandante afirma en su demanda (folio 33) que "mí representada a través de uno de sus gestores, D.
Anselmo ", por lo que es manifiesta, a nuestro juicio, la inexistencia de error de tipo.
Y por lo que se refiere al error de prohibición a que alude la parte demandante al afirmar que la especie
Coronopus navasli no es una especie en peligro de extinción, que basta examinar el Anexo del Real Decreto
139/2011 para apreciar que se categoriza dicha especie como tal, por lo que se remite a lo recogido en la
resolución sancionadora, por lo que nada reprochable existe sobre la apreciación de responsabilidad de la
demandante.
8.- En cuanto a la supuesta improcedencia de la reparación del daño causado, que dado lo que establece el
artículo 128 y 129 de la Ley 4/2015, resulta indudable la procedencia de la restauración e indemnización, ya que
es incuestionable la responsabilidad de la demandante como causante del daño, ya que ésta no ha desvirtuado
su implicación en la destrucción de las plantas de Coronopus navasli, por lo que nada reprochable existe a
lo dispuesto en la resolución sancionadora, que es la exigencia de reposición de los dañado a la situación
previa a los hechos constitutivos de la infracción, mediante el no destino de los terrenos a usos contrarios a la
conservación de la especie como cultivos agrícolas o plantaciones forestales y continuación del seguimiento
de la especie durante 2017 y una indemnización cuantificada en 8.282,05 € con apoyo en el artículo 129 de
la Ley 4/2015.
Dicha indemnización correspondiente a los daños y perjuicios causados que no pueden ser objeto de
reparación, incluidos los resultantes de acciones destinadas a impedir la propagación del daño o neutralizar
la causa que lo ocasionara, se fundamenta en el Informe obrante como documento nº 30 del expediente
administrativo, que se reproduce en el escrito de contestación a la demanda, del que resulta que dicha
cuantificación es generosa con el infractor, que no es aventurado concluir que excedería, con muchísimo, de
8.000 €, opta exclusivamente por la indemnización de los costes aparejados no a la reparación, que es inviable
in natura, sino a una labor destinada a garantizar la viabilidad de la especie, como se detalla en el Informe,
que es un perjuicio no reparable y que padeció la Administración, al verse compelida a desplegar medios para
el seguimiento.
9.- En cuanto a la alegación relativa al principio de proporcionalidad, que la sanción impuesta fue la mínima
prevista para el tipo de infracción cometido conforme al artículo 126.b) de la Ley 4/2015, que es la aplicada
en lo tocante a la sanción, y no la Ley 42/2007, por lo que no cabe reducirla más, en tanto la indemnización no
es una sanción, sino una obligación accesoria destinada a compensar los perjuicios causados y es al margen
de la intencionalidad u otros criterios de graduación de la sanción, se invoca la Sentencia del Tribunal Superior
de Justicia de Castilla-La Mancha, 250/2018.
10.- Y en lo tocante a la pretensión indemnizatoria formulada por la demandante, que la misma ha de decaer, ya
que con independencia de lo relativo a los honorarios profesionales, los supuestos perjuicios a que se refiere
tal pretensión se corresponden a los efectuados en el marco de las medidas provisionales adoptadas por
Resolución de 6 de abril de 2016 de la Delegación Territorial de la Junta de Castilla y León en Soria, documento
nº 6 del expediente administrativo, no habiendo lugar a responsabilidad patrimonial de la Administración ya que
no existe un daño antijurídico y, por tanto, la demandante tiene el deber jurídico de soportar las consecuencias
derivadas de las medidas provisionales adoptadas.
Ya que la presunción de validez de dicho acuerdo, del que goza conforme establece el artículo 57.1 LRJ-
PAC y que no se ha desvirtuado, es por lo que los perjuicios que reprocha la parte recurrente a la actuación
administrativa descrita no derivan de una actuación antijurídica, sino plenamente conforme a la legalidad, y
por tanto, no pueden generar responsabilidad patrimonial.
Se invoca en dicho sentido la Sentencia del Tribunal Supremo, Sala de lo Contencioso-Administrativo, de 16
de febrero de 2015.
Y respecto de las medidas provisionales, lo que afirma la Sentencia del Tribunal Superior de Justicia de
Madrid, Sala de lo Contencioso-Administrativo, 256/2014, de 10 de abril, por lo que la presunción de validez

11
JURISPRUDENCIA

no desvirtuada justifica por sí sola la íntegra desestimación de la pretensión, ya que no existe anulación de las
medidas provisionales y por ello, no concurre daño antijurídico, sino deber jurídico de soportar.
11.- Además se destaca que el artículo 142.4 de la Ley 30/1992 preveía la posibilidad de reclamar por la
anulación de un acto administrativo, pero ello no presupone el derecho a la indemnización, así la sentencia del
Tribunal Supremo, Sala de lo Contencioso-Administrativo, de 22 de abril de 2016, por lo que aun de anularse un
acto administrativo, ello no comporta necesariamente la concurrencia de responsabilidad patrimonial. Siendo
en este caso manifiesta la procedencia de adoptar las medidas provisionales, dado lo que se detalla en la
resolución obrante como documento nº 6, que a su vez se remite al Informe obrante como documento nº
5, lo que viene confirmado por la ausencia de impugnación de las referidas medidas, así como por la propia
apelación de la parte demandante a su colaboración al respecto, que evidencia que era consciente de su
conveniencia y necesidad.
12.- En cuanto a los costes por honorarios profesionales, que la pretensión carece de cualquier fundamento,
que no es necesaria la asistencia de abogado para realizar alegaciones o formular recurso de alzada, como
indica la Sentencia del Tribunal Supremo, Sala de lo Contencioso-Administrativo, de 15 de abril de 2013, ello sin
perjuicio de la desaforada cuantía de esos gastos, ya que la totalidad de la pretensión indemnizatoria carece
de cualquier fundamento, por ser totalmente ajustada a Derecho la actuación administrativa.
CUARTO.- Sobre la existencia de causa de inadmisibilidad, por la falta de acuerdo para el ejercicio de acciones
en nombre de las personas jurídicas.
Y frente a dicha causa de inadmisibilidad, invocada en la contestación a la demanda, sobre que la entidad
recurrente no acompañara al escrito de interposición del recurso el documento que acredite lo exigido en
el artículo 45.2 d) de la Ley de la Jurisdicción, examinado el expediente digital aparece por el contrario a
lo expuesto por la Administración demandada, que si se ha dado cumplimiento a tal precepto mediante la
aportación de la documentación que se adjunta al escrito de interposición del recurso, acontecimiento 4
del expediente digital, donde consta como documento 2 el acuerdo del órgano de la Administración de la
Sociedad recurrente para la interposición del presente recurso por el Administrador único y de conformidad
con los estatutos sociales de la misma, los cuales a su vez constan aportados en el documento 4 del escrito
de interposición del recurso, acontecimiento 5, donde aparecen aportados la escritura de constitución de la
Sociedad y sus estatutos al folio 29 y siguientes de dicho documento, por lo que ha de desestimarse la causa
de inadmisibilidad invocada al efecto.
QUINTO.- Sobre la indebida inadmisibilidad del recurso de alzada por falta de interposición telemática.
Se invoca, como primer motivo impugnatorio de la resolución impugnada, la improcedencia de la declaración
de inadmisibilidad del recurso de alzada apreciada por la Administración demandada en la Orden objeto
de impugnación, siendo lo cierto que conforme el documento 13 del expediente administrativo, el presente
expediente sancionador se inició el 28 de abril de 2016, es por lo que ha de determinarse la normativa que
resulta de aplicación y si bien la Disposición Transitoria Tercera de la Ley 39/2015 establece en su letra c), que
Los actos y resoluciones dictados con posterioridad a la entrada en vigor de esta Ley se regirán, en cuanto al
régimen de recursos, por las disposiciones de la misma, ha de considerarse por otro lado que en el presente
caso no se cuestiona por la Administración que la presentación del recurso de alzada inicialmente se realizó
dentro del plazo el 2 de junio de 2017 en el registro de entrada, que en ese momento nada se advirtió a la
entidad recurrente sobre la procedencia de la presentación por medio electrónico y que el requerimiento de
subsanación de su presentación en el registro electrónico se verificó el 1 de febrero de 2018, como resulta
del documento 44 del expediente digital, cuando ya había transcurrido el plazo para interponer el recurso de
alzada, por lo que resultaba totalmente inútil a juicio del criterio posterior de la Administración que se verificará
dicho requerimiento, cuando ya había transcurrido el plazo para la interposición del recurso de alzada, por lo
que ello generaba una evidente indefensión al administrado aun cuando fuese una persona jurídica, por lo que
ha de tenerse en cuenta que lo establecido en el artículo 68.4 de la Ley 39/2015 en el que la Administración se
ampara para considerar que tras la subsanación, la fecha a tener en cuenta es la que se ha producido la misma,
se ha de referir a las solicitudes no a los recursos de alzada, como es este el caso, en este sentido cabe citar
la sentencia del TSJ de la Región de Murcia, Sala de lo Contencioso-Administrativo, sec. 2ª, de 15-07-2019, nº
443/2019, rec. 206/2018, de la que fue Ponente Don Abel Ángel Sáez Doménech y en la que se concluía que:
Es lo cierto sin embargo que en este caso el propio TEAR ante la advertencia realizada por el órgano de
gestión de que la reclamación había sido presentada de forma incorrecta en papel, requirió a la interesada
para que subsanara el defecto presentándola por medios electrónicos, cosa que hizo el 28-6-2017 en el plazo
que se le concedió al efecto como la propia Administración regional admite. Mantener que ello no obstante tal
subsanación no tiene efectos sino desde que la misma se produjo (fuera del plazo de un mes establecido para
presentar la reclamación económico-administrativa) mediante la aplicación del art. 68.4 de la Ley 39/2014 ,

12
JURISPRUDENCIA

en contra del criterio del TEAR que tuvo como subsanado el defecto conforme a la legislación anterior,
resulta contrario a derecho, teniendo en cuenta que el procedimiento se había iniciado mediante propuesta
de liquidación provisional de fecha 7-9-2016 antes de la entrada en vigor de la Ley 39/2015 (el 2-10-2016) y
que en esa fecha deben considerarse aplicables las disposiciones de la ley 11/2007 y sus disposiciones de
desarrollo, en concreto, el citado Real Decreto 1671/2009 (art. 32.3 ), que dispone que en caso de presentación
por medios no electrónicos, se requerirá su subsanación, teniendo validez a efectos de su presentación, la
fecha en que se presentó por primera vez .
La tesis de la Administración regional supone exigir una obligación formal a la interesada que a juicio de este
Tribunal incluso podría vulnerar el art. 14 de la C.E . al impedir que la misma pese a haber presentado la
reclamación en papel dentro de plazo pudiera obtener la tutela judicial efectiva que dicho precepto establece;
máxime cuando la Sala entiende, conforme señala el Sr. Abogado del Estado, que las disposiciones relativas
al "registro electrónico" no entraron en vigor hasta dos años después a la publicación de la Ley en el BOE (2 de
octubre de 2018), prorrogados posteriormente mediante la modificación que se hace de dicha Ley por el Real
Decreto Ley 11/2018, antes citado, de la disposición final séptima a otros dos año más (2 de octubre de 2020).
La propia Administración regional a través del órgano de gestión dictó la propuesta de liquidación provisional
que dio inicio al procedimiento de comprobación de valores el 7- 9-16 (antes de que entrara en vigor la
Ley 35/2015), notificándola a la interesada por correo certificado con acuse de recibo el 9 de octubre de
2016. También le notificó la liquidación provisional por correo certificado con acuse de recibo el 21 de
noviembre de 2016. Por tanto, en ninguno de los dos casos utilizó medios electrónicos para relacionarse con
el obligado tributario. Exigir posteriormente que la reclamación económico-administrativa formulada contra
esta última liquidación se haga utilizando dichos medios de acuerdo con el art. 235.5 LGT, por entender que
tenía obligación de hacerlo, es ir en contra de sus propios actos. Es evidente que de existir tal obligación era
exigible a las dos partes y no solo al administrado.
En definitiva, es cierto que la Ley 39/2015), estableció la relación electrónica como la vía principal de
tramitación de los procedimientos administrativos. Para ello, impuso la obligación de las personas jurídicas,
de las entidades sin personalidad jurídica, notarios y registradores de la propiedad y mercantiles, y de los
representantes de los interesados, de relacionarse de manera electrónica con las Administraciones (art. 14.2).
No obstante, esta obligación se demoró por la disposición final 7ª segundo apartado al 2-10-2018 en relación
con:
- el registro electrónico de apoderamientos,
- registro electrónico,
- registro de empleados públicos habilitados,
- punto de acceso general electrónico de la Administración y
- archivo único electrónico.
Por último, el RDL 11/2018 modificó la disposición final 7ª de la Ley 39/2015 con el objeto de ampliar el plazo
a 2-10-2020 con el fin de llevar a cabo el desarrollo tecnológico necesario para llevar a cabo esta actividad con
las Administraciones públicas, retrasando por tanto la obligatoriedad de relacionarse electrónicamente con la
Administración a esta última fecha.
E igualmente la sentencia del TSJ Madrid, Sala de lo Contencioso-Administrativo, sec. 8ª, de 13-12-2018, nº
609/2018, rec. 114/2018, de la que fue Ponente Don Rafael Botella García-Lastra y en la que también se
concluye que:
No obstante, al conceder un plazo, y formular ese apercibimiento, se estaba dando a entender a la parte que
el escrito sí había sido tenido por presentado (ya que de otra forma no sería posible extender por desistido
al interesado de la pretensión en él deducida), y que el defecto era subsanable en el plazo de referencia.
Justamente interpretado el requerimiento, la inadmisión del recurso de alzada va en contra de sus propios
actos, porque inadmite lo que ya había dado por presentado, y no concede efectos a la subsanación realizada
por la actora, en los términos de forma y plazo requeridos.
En cualquier caso, este artículo no podría considerarse aplicable a la presentación de recursos, porque solo
está previsto para las "solicitudes de inicio" de los procedimientos, tal como expresamente se señala en el
párrafo primero. Cuando de inicio de un procedimiento se trata, resulta lógico que la falta de presentación
telemática de instancias, por parte de aquellas personas que tengan la obligación de ello, pueda ser subsanada,
sin sujeción a plazo alguno; pues, siendo la regla la de considerar como fecha de presentación la de su
presentación telemática, no producirá más efectos que los de retrasar el inicio del procedimiento que se
interesa. Aplicar esa norma a la presentación de recursos (mediante una interpretación que, en todo caso, sería

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JURISPRUDENCIA

analógica y amplia) iría en contra del principio de tutela judicial efectiva. Para la presentación de recursos, debe
entenderse que sigue aplicable la normativa vigente 2007, según la cual la fecha de presentación del primer
escrito es la que ha de tenerse en cuenta como fecha de presentación, independientemente de que exista ese
defecto de presentación presencial, en lugar de presentación telemática.....".
Por lo que la consecuencia obligada de todo ello es concluir que la Orden impugnada de 8 de mayo de 2018
del Consejero de Fomento y Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León por la que se inadmite el recurso de
alzada interpuesto por D. Calixto , en nombre y representación de GESFORMA contra la Resolución del Director
General del Medio Natural de fecha 28 de abril de 2017 por la que se resuelve el expediente sancionador en
materia de patrimonio natural n° NUM000 , no es conforme a derecho, dado que dicho recurso de alzada sí
resultaba admisible, por lo que si bien ello podría conllevar la necesidad de retroacción de actuaciones a fin
de que se examinara en cuanto al fondo dicho recurso, por razones de economía procesal y dado que se han
formulado alegaciones en demanda y contestación sobre el fondo del asunto, por lo que procede sin necesidad
de realizar tal retroacción, entrar a examinar los motivos impugnatorios de la resolucion sancionadora, como
en un supuesto semejante se ha resuelto por esta Sala en el recurso 72/2013, con la sentencia de 21-11-2014,
nº 268/2014, aun cuando el recurso de alzada debió admitirse por haberse interpuesto en tiempo y forma, en
este mismo sentido la sentencia de la Audiencia Nacional Sala de lo Contencioso-Administrativo, sec. 4ª, de
03-05-2007, rec. 287/2005, en la que igualmente se resolvía que:
...es de recordar que se exponía en la sentencia de esta Sección de fecha 01 diciembre 2004 (Rec.
Apelación 237/04):"La doctrina del Tribunal Supremo ha declarado que el orden jurisdiccional Contencioso-
Administrativo puede entrar a conocer de las cuestiones sustantivas cuando la Administración hubiere
rehusado hacerlo por cuestiones adjetivas ( Sentencia de 19 diciembre 1994, o hubieran desaparecido las
causas que motivaron la indebida inadmisión del recurso de alzada , ante lo inconveniente que resultaría, por
razones de economía procesal, la devolución de las actuaciones a la sede administrativa previa para que se
depure el defecto procedimental que dicha inadmisión comporta y se dicte nueva resolución de fondo sobre
los extremos sometidos a recurso administrativo ( Sentencia de 7 marzo 1995), requiriéndose a tal efecto
que en el pleito existan elementos de juicio suficientes para llegar al pronunciamiento de fondo, o que ambas
partes hayan abordado en autos directamente las cuestiones de derecho material comprometidas y aportado
la integridad de elementos necesarios para el enjuiciamiento en el proceso contencioso-administrativo".
Por lo que en el presente caso debe declararse la no conformidad a derecho de la Orden de 8 de mayo de 2018,
en cuanto a que apreció indebidamente que el recurso de alzada se había interpuesto extemporáneamente,
pero dado que las partes han examinado y entrado a valorar la cuestión de fondo, rebatiendo la Administración
los argumentos de la demanda, respecto a la improcedencia de los motivos impugnatorios de la resolución
sancionatoria de 28 de abril de 2017, es por lo que procede examinar dichos motivos de impugnación en los
términos que se van a recoger en los fundamentos siguientes.
SEXTO. - Sobre la inexistencia de prueba de cargo sobre la autoría de la infracción, vulneración de la
presunción de inocencia y nulidad del procedimiento sancionador I.
Y siguiendo el orden de los motivos impugnatorios esgrimidos por la parte recurrente, respecto a la falta
de autoría en la comisión de los hechos imputados, se ha de significar que para valorar si en el presente
caso existe, tanto en el expediente administrativo, como en este recurso, prueba bastante que acredite esa
participación y si constituye dicha prueba, la denuncia formulada por los Agentes Medioambientales y que
obra como documento 1 del expediente administrativo con el oficio de denuncia de 7 de marzo de 2016, la
valoración de todo lo invocado por la entidad recurrente, dado que la misma viene a denunciar la vulneración del
principio de presunción de inocencia, exige recordar que nos encontramos ante un procedimiento sancionador,
donde de conformidad con lo que disponía el art. 137.1 de la Ley 30/1992 debe respetarse "la presunción de no
existencia de responsabilidad administrativa mientras no se demuestre lo contrario", principio de presunción de
inocencia que debe en todo caso ser respetado y cohonestarse con la presunción de veracidad que en el art.
137.3 de la Ley 30/1992 se atribuye a los hechos constatados por funcionarios públicos a los que se reconoce
la condición de autoridad, cuando tal constatación se formalice y verifique de conformidad con las exigencias
legales previstos en dicho precepto y los principios concordantes de la actual Ley 39/2015.
Así las cosas, procede partir de la doctrina fijada por esta Sala, y que se viene a resumir en el contenido que
se determina en la sentencia de 4 de febrero 2005, recurso 86/03, de la que fue ponente: D. Eusebio Revilla,
cuando recoge el siguiente criterio en torno a los principios que regulan el procedimiento sancionador en el
ámbito administrativo:
"Se trata en el presente recurso de resolver en definitiva si es o no conforme a derecho la resolución
sancionadora impugnada. Y encontrándonos dentro del ámbito sancionar justo es recordar como premisa
la vigencia en el ámbito administrativo sancionador de los derechos fundamentales y principios penales

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JURISPRUDENCIA

consagrados en el art. 24 y 25 de la C.E. El Tribunal Constitucional en la sentencia núm. 7/1998 (Sala Primera),
de 13 enero de 1998, dictada en el recurso de amparo núm. 950/1995, de la que fue Ponente D. Pedro Cruz
Villalón establece al respecto lo siguiente:
<<Como es sabido, conforme a lo dispuesto en los Art. 24 y 25.1 CE , y desde la STC 18/1981 (RTC 1981\18),
este Tribunal ha venido declarando no sólo la aplicabilidad a las sanciones administrativas de los principios
sustantivos derivados del Art. 25.1 CE , considerando que «los principios inspiradores del orden penal son de
aplicación con ciertos matices, al derecho administrativo sancionador, dado que ambos son manifestaciones
del ordenamiento punitivo del Estado» (fundamento jurídico 2.º), sino que también ha proyectado sobre las
actuaciones dirigidas a ejercer las potestades sancionadoras de la Administración las garantías procedimentales
insitas en el Art. 24 CE , en sus dos apartados, no mediante una aplicación literal, sino «en la medida necesaria
para preservar los valores esenciales que se encuentran en la base del precepto» (fundamento jurídico 2.º). Ello,
como ha podido afirmar la STC 120/1996 (RTC 1996\120), «constituye una inveterada doctrina jurisprudencial
de este Tribunal y, ya, postulado básico de la actividad sancionadora de la Administración en el Estado social
y democrático de Derecho» (fundamento jurídico 5.º, que cita las SSTC 77/1983 [RTC 1983\77 ], 74/1985 [RTC
1985\74 ], 29/1989 [RTC 1989\29 ], 212/1990 [RTC 1990\212 ], 145/1993 [RTC 1993\145 ], 120/1994 [RTC
1994\120 ] y 197/1995 [RTC 1995\197]). Acerca de esta traslación, por otra parte condicionada a que se trate
de garantías que «resulten compatibles con la naturaleza del procedimiento administrativo sancionador» ( STC
197/1995 , fundamento jurídico 7º).>>
Con el mismo tenor la sentencia del Tribunal Constitucional núm. 169/1998 (Sala Primera), de 21 julio, en el
Recurso de Amparo núm. 3760/1996, de la que fue Ponente Don Manuel Jiménez de Parga y Cabrera y en la
que se dice que:
<<Este Tribunal Constitucional tiene establecido que «la presunción de inocencia rige sin excepciones en el
ordenamiento sancionador y ha de ser respetada en la imposición de cualesquiera sanciones, sean penales,
sean administrativas (...), pues el ejercicio del ius puniendi en sus diversas manifestaciones está condicionado
por el Art. 24.2 de la Constitución al juego de la prueba y a un procedimiento contradictorio en el que puedan
defenderse las propias posiciones. En tal sentido, el derecho a la presunción de inocencia comporta: Que la
sanción esté basada en actos o medios probatorios de cargo o incriminadores de la conducta reprochada; que
la carga de la prueba corresponda a quien acusa, sin que nadie esté obligado a probar su propia inocencia, y que
cualquier insuficiencia en el resultado de las pruebas practicadas, libremente valorado por el órgano sancionador,
debe traducirse en un pronunciamiento absolutorio» [ STC 76/1990 (RTC 1990\76), fundamento jurídico 8.º B)].
Estos principios generales no excluyen el valor probatorio que las actas de infracción pueden tener; actas en las
que los funcionarios competentes consignan los hechos que observan en el transcurso de sus indagaciones y
comprobaciones, con la posibilidad de destruir la presunción de inocencia de la que goza todo ciudadano. Así se
hizo constar en la ya citada STC 76/1990 , y se repite en la STC 14/1997 (RTC 1997\14), que modulan el contenido
del derecho del Art. 24.2 CE . Según esta jurisprudencia constitucional, las actas de inspección tienen un valor
que va más allá de la denuncia y gozan de valor probatorio. Sin embargo, esto no quiere decir «que las actas
gocen (...) de una absoluta preferencia probatoria que haga innecesaria la formación de la convicción judicial
acerca de la verdad de los hechos empleando las reglas de la lógica y de la experiencia. En vía judicial, las actas
(...) incorporadas al expediente sancionador no gozan de mayor relevancia que los demás medios de prueba
admitidos en Derecho y, por ello, ni han de prevalecer necesariamente frente a otras pruebas que conduzcan a
conclusiones distintas, ni pueden impedir que el Juez del contencioso forme su convicción sobre la base de una
valoración o apreciación razonada de las pruebas practicadas» ( SSTC 76/1990 y 14/1997 ).>>
En torno al valor incriminatorio de las actas de inspección o boletines de denuncia de los agentes se pronuncia
el T.S. en su sentencia de fecha 14.4.90 (referencia Aranzadi 9.025, que a su vez recoge la de 5.3.79 según la
cual <<cuando la denuncia sobre los hechos sancionados es formulada por un Agente de la Autoridad, encargado
del Servicio, la presunción de veracidad y legalidad que acompaña a todo obrar de los órganos administrativos, y
de sus agentes, es un principio que debe acatarse y defenderse, ya que constituye esencial garantía de una acción
administrativa eficaz, sin que ello quiera decir, en coordinación con el principio constitucional de presunción de
inocencia, que los hechos denunciados por un Agente se consideran intangibles, ya que la realidad de los mismos
puede quedar desvirtuada mediante la adecuada prueba en contrario o aún por la ausencia de toda otra prueba,
según la naturaleza, circunstancias, y cualidad de los hechos denunciados>>.
Y sobre el valor probatorio de tales documentos y su presunción de veracidad se refiere el art. 137.3 de la
Ley 30/1992 en los siguiente términos: << Los hechos constatados por funcionarios a los que se reconoce la
condición de autoridad, y que se formalicen en documento Público observando los requisitos legales pertinentes,
tendrán valor probatorio sin perjuicio de las pruebas que en defensa de los respectivos derechos o intereses
puedan señalar o aportar los propios administrados". En términos idénticos depone el art. 17.5 del R.D.
1398/1993 >>.."

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JURISPRUDENCIA

También se ha pronunciado, en numerosas sentencias, el Tribunal Supremo, entre otras, en la sentencia de 31


de octubre de 2007, dictada en el Recurso de Casación 9858/2003 y lo ha hecho en los siguientes términos:
"Hecha tal salvedad, debe recordarse que entre los principios del Derecho Penal a considerar dentro del ámbito
administrativo se encuentra el de presunción de inocencia, recogido en el artículo 24.2 de la Constitución.
Ciertamente, como reitera la STC 76/1990, de 26 abril, no puede suscitar ninguna duda que la presunción
de inocencia rige sin excepciones en el ordenamiento sancionador y ha de ser respetada en la imposición
de cualquier sanción, sea penal, sea administrativa, pues el ejercicio del ius puniendi en sus diversas
manifestaciones está condicionado por el artículo 24.2 de la Constitución al juego de la prueba y a un
procedimiento contradictorio en el que puedan defenderse las propias posiciones. En tal sentido, el derecho
a la presunción de inocencia comporta: que la sanción esté basada en actos o medios probatorios de cargo
o incriminadores de la conducta reprochada; que la carga de la prueba corresponda a quien acusa, sin que
nadie esté obligado a probar su propia inocencia; y cualquier insuficiencia en el resultado de las pruebas
practicadas, debe traducirse en un pronunciamiento absolutorio. En definitiva, el juicio de reproche inherente
a la actividad sancionadora puede tener que formularse a partir de una prueba indiciaria, siempre que ésta
cumpla las condiciones señaladas por la jurisprudencia constitucional: los indicios han de estar plenamente
probados ---no puede tratarse de meras sospechas---, y el órgano judicial debe explicitar el razonamiento en
virtud del cual, partiendo de los indicios probados, ha de llegarse a la conclusión de que el imputado realizó
la conducta tipificada ( STS de 26 octubre 1992).
En la misma línea, y en relación con un supuesto como el de autos, ha puesto de manifiesto el Tribunal Supremo
( STS 25 noviembre 1993), que "una vez consagrada a nivel constitucional --- art. 24.2 de la Constitución
Española--- la presunción de inocencia, ésta ha dejado de ser un principio general informador de la actividad
procesal ---"in dubio pro reo"--- para convertirse en un derecho fundamental que vincula a todos los poderes
públicos. Sobre ella, reiteradas sentencias, tanto del Tribunal Constitucional, como de este Tribunal Supremo ---
cuyo abundante número dispensa de su cita expresa--- vienen declarando que ese derecho no queda reducido
al limitado campo penal de enjuiciamiento de conductas presuntamente constitutivas de delitos o faltas, sino
que también es extensivo al campo del Derecho Administrativo sancionador, pues este último, junto con el
Derecho Penal, constituyen manifestaciones del Ordenamiento Punitivo del Estado. Ello no es óbice, dado el
carácter "iuris tantum" que dicha presunción tiene, para que ésta pueda ser desvirtuada, siempre que medie
una actividad probatoria de cargo, con fuerza suficiente para destruir dicha presunción".
El mismo Tribunal Supremo ( SSTS 13 marzo y 16 junio 1992) "ha sintetizado la doctrina del Tribunal
Constitucional concerniente al principio de presunción de inocencia, haciendo notar que en primer término
debe distinguirse entre ese principio y la actividad de valoración de prueba; de modo que mientras el primero
se satisface con la existencia de cualquier medio de prueba del que pueda resultar la resolución sancionadora,
sin embargo no constituye contenido propio del mismo su valoración, la cual está encomendada a los órganos
del Estado titulares de la potestad punitiva o sancionadora ... Todo ello con la salvedad de que además de la
inexistencia de cualquier actividad probatoria de cargo, la noción de presunción de inocencia incluye el caso
de que las inferencias lógicas de la actividad probatoria sean arbitrarias o irracionales; o dicho de otro modo
se trate de una actividad probatoria, sobre la que el órgano sancionador no pueda fundar un juicio razonable
de culpabilidad".
En síntesis, pues, de conformidad con la anterior lo que la presunción de inocencia garantiza es el derecho a no
sufrir sanción que no tenga fundamento en una previa actividad probatoria, sobre la que el órgano competente
pueda fundamentar un juicio razonable de culpabilidad.
Así mismo, sobre el principio de legalidad y tipicidad, también el Tribunal Supremo ha concluido en su sentencia
de su Sala 3ª, sección 4ª de 14 de junio de 2013, dictada en el recurso 516/2011, que:
Tampoco el principio de tipicidad ha resultado lesionado, en los términos que ha sido configurado por la
jurisprudencia del Tribunal Constitucional como una concreción del principio de legalidad. Como dijimos en
nuestra Sentencia de 15 marzo 2012 (recurso de casación núm. 171/2011) al resumir lo declarado por la STC
144/2011, de 26 de septiembre, que el derecho fundamental enunciado en el artículo 25.1 de la CE incorpora
la regla " nullun crimen nulla poena sine lege", que también es aplicable al ordenamiento administrativo
sancionador y comprende una doble garantía, formal y material.
a) La garantía material se refiere a la imperiosa exigencia de la predeterminación normativa de las conductas
ilícitas y de las sanciones correspondientes, es decir, la existencia de preceptos jurídicos (lex previa) que
permitan predecir con el suficiente grado de certeza (mandato de taxatividad o lex certa) las conductas ilícitas
y de las sanciones correspondientes, lo que hace recaer sobre el legislador el deber de configurarlas en las
leyes sancionadoras con la mayor precisión posible para que los ciudadanos puedan conocer de antemano

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JURISPRUDENCIA

el ámbito de lo proscrito y prever, así, las consecuencias de sus acciones (por todas STC 104/2009 de 4 de
mayo, FJ 2 y jurisprudencia allí citada).
b) La garantía formal, por su parte, hace referencia al rango necesario de las normas que tipifican las conductas
y sanciones, toda vez que el término "legislación vigente" que se contiene en el artículo 25.1 de la CE
es expresivo de una reserva de ley en materia sancionadora (por todas STC 77/2006, de 13 de marzo, y
jurisprudencia allí citada).
El principio de tipicidad sirve, en definitiva, a la finalidad de dar a conocer anticipadamente, como sucede en
este caso, atendida la vigencia y contenido de la norma sancionadora aplicada, al posible responsable de una
infracción, cual es la conducta que ha de observarse para el correcto uso de las aguas, y cuyo incumplimiento
configura el ilícito administrativo, previsto en la norma que aplica la resolución administrativa sancionadora.
SEPTIMO. - Sobre la inexistencia de prueba de cargo sobre la autoría de la infracción, vulneración de la
presunción de inocencia y nulidad del procedimiento sancionador II.
Trasladando dichos criterios jurisprudenciales al caso de autos, hemos de poner de relieve los hechos que
se imputan al recurrente, tal y como se recogen en la resolución sancionadora de 28 de abril de 2017 de la
Dirección General del Medio Natural, por la que se resolvía el expediente sancionador, en materia de patrimonio
natural NUM000 , en la que se señala expresamente, como tales:
"Eliminación por arranque de una población de "Coronopus navasii", aproximadamente unas 40-50 plantas al
realizar trabajos de laboreo, a unos 15-20 centímetros con cultivador y sembradora, sembrando posteriormente
cereal (cebada) y produciendo el arranque total de la vegetación existente. Los hechos fueron observados los
días 2 y 3 de marzo de 2016, en polígono NUM002 , parcela NUM003 , en el PARAJE000 ", en Layna, término
municipal de Arcos de Jalón, provincia de Soria"
Y dichos hechos se consideran, en la resolución sancionadora, que integran la infracción administrativa de
la Ley 4/2015, de 24 de marzo del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad, estando calificados corno grave
y tipificados en su artículo 124.a) en relación con artículo 80.1.b) de la Ley 42/2007, de 13 de diciembre del
Patrimonio Natural y de la Biodiversidad.
Dichos preceptos tipifican como infracción grave la destrucción, muerte, deterioro, recolección, comercio o
intercambio, captura y oferta con fines de venta o intercambio o naturalización no autorizadas de especies de
flora y fauna catalogadas en peligro de extinción, así como la de sus propágulos o restos.
Siendo un hecho evidente y que no resulta cuestionado por las partes, que efectivamente el 7 de marzo de
2016 se procedió a la eliminación por arranque en la finca situada en el polígono NUM002 , parcela NUM003 ,
del término municipal de Arcos de Jalón y propiedad de la entidad recurrente, de una población de Coronopus
navasii (40-50 individuos reproductores) y destrucción del hábitat que lo albergaba, arranque que se realiza por
el cultivador de dicha finca y siendo el estatus de dicha planta, regulado en la categoría científica de especie
incluida como de conservación prioritaria en el Anexo II de la Directiva de Habitats y en el Catálogo Nacional
de Especies amenazadas Anexo I en peligro de extinción y en peligro crítico, por lo que en principio los hechos
imputados se integran en la descripción típica de la infracción imputada, otra cosa es la necesaria concurrencia
del elemento de la culpabilidad y si dicha conducta puede ser imputada a la recurrente o si cabe excluir dicho
reproche culpabilístico por la ruptura del nexo causal o por la existencia de un error de tipo o prohibición,
como precisa la sentencia del TSJ Andalucía, Sala de lo Contencioso-Administrativo de Málaga, sec. 1ª, de
13-03-2017, nº 381/2017, rec. 433/2015, en la que se razona que:
En último término y por lo que respecta a la culpabilidad - art. 130 Ley 30/92 -, la doctrina penalista más
autorizada se refiere a la misma como aquel reproche que cabe realizar a quien pudiendo actuar de una
determinada manera no lo hizo, realizando una acción típica y antijurídica. La exigencia de culpabilidad y, por
tanto, reprochabilidad al autor de una infracción administrativa es una cuestión no discutida hoy en día en el
ámbito de la jurisprudencia. El Tribunal Supremo no duda en este sentido y son ejemplo claro de este sentir las
sentencias de 10 de diciembre de 2001, 3 de noviembre de 2003, 22 de noviembre de 2004 o 7 de diciembre
del mismo año. En todo caso se presenta como sentencia fundamental en este ámbito la nº 76/1990, de 26
de abril, del Tribunal Constitucional que no vacila a la hora de fijar el elemento culpabilístico como elemento
indispensable para la comisión y sanción de una infracción.
El reproche culpabilístico a título de dolo o culpa supone la erradicación de cualquier atisbo de
responsabilidad objetiva en la imposición de sanciones administrativas, si bien es cierto que en la mayoría
de las ocasiones está ausente la intencionalidad, ubicándonos en el ámbito de la culpa como negligencia
en la acción u omisión típica y antijurídica. La voluntariedad se predica de esa acción u omisión y no del
resultado causado, si bien el nexo entre la voluntariedad y el resultado será exigible si para la concurrencia de
esa infracción es también necesario ese resultado. La Ley 30/1992 no se escapa a esta dinámica y fija este

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JURISPRUDENCIA

elemento integrador de las infracciones administrativas en su artículo 130.1, 9 si bien ciertamente la dicción
no es todo lo contundente que sería deseable, pero que también con certeza incluye el reproche por dolo y
por culpa.
Sin embargo una de las causas de exclusión de la responsabilidad es la ruptura del nexo psicológico entre el
sujeto y la acción, fundamentalmente el error de tipo o de prohibición y en el supuesto enjuiciado no constando
que en el requerimiento efectuado a la recurrente en septiembre de 2012 se la apercibiera de la comisión de
la infracción en caso de desatenderlo y la sanción consiguiente, el error de tipo en el ámbito de la culpabilidad
cobra especial protagonismo, excluyendo en los términos expuestos su responsabilidad. Y ello es así por
cuanto que la sociedad recurrente no tuvo cabal conocimiento de la comisión de la infracción grave por la que
fue sancionada al no atender el requerimiento antedicho, lo que la situó en el ámbito del error
Y en la sentencia del TSJ de Cataluña, Sala de lo Contencioso-Administrativo, sec. 1ª, de 20-01-2011, nº
70/2011, rec. 747/2007, se razonaba que:
No obstante, el presupuesto de la culpabilidad precisa un análisis más pormenorizado que la simple invocación
a la concurrencia de negligencia que presenta el TEARC, ausente incluso en la resolución sancionadora.
Efectivamente, la demandante afirma que se encontraba en el total convencimiento de que las tortugas no
presentaban problema alguno para su legal importación, lo que, unido a la declaración como de la especie, por
remisión a la factura, Troosti, no incluida en prohibición o restricción de importación, configura la alegación
como error de tipo o de hecho. El cual ha sido considerado por la jurisprudencia penal como el que afecta
a la tipicidad como conocimiento equivocado sobre alguno de los elementos descritos en el tipo delictivo -
STS de 10 de diciembre de 1997 - o, lo que es lo mismo, una representación falsa de la realidad- STS de 11
de marzo de 1996 -.
La carga de la prueba de su existencia, como hecho impeditivo, corresponde al que lo alegue, una vez
desvirtuada la presunción de inocencia que sólo cubre la dispensa de la prueba frente a los hechos
constitivos de pretensión acusatoria- STS de 24 de mayo de 1996 -; prueba que debe asentarse en realidades
o circunstancias de las que pueda inferirse racionalmente su verdadera concurrencia- STS de 10 de marzo
de 2000.
Para que alcance a exculpar la conducta ha de ser de carácter invencible, pues en otro caso el título de
imputación será la concurrencia de culpa, por omisión del deber de diligencia que le fuera exigible en
consideración a las circunstancias del caso - STS de 20 de enero de 2000 -, especialmente si fueren exigibles,
en función de tales, las comprobaciones necesarias que habrían esclarecido el carácter contrario a Derecho
de su acción- STS de 18 de julio de 1997.
En el presente caso resulta que la factura refería aquella especie de tortuga que no era objeto de restricción
o prohibición, y por precio que no se asemeja a la correspondiente subespecie elegans, determinado éste por
la propia Administración.
Por otra parte, la previa declaración de exportación ante las autoridades de los EEUU, con consignación de
la especie no restringida, no sufrió objección alguna, según certificados de índole puramente administrativo
y veterinario.
De ello se infiere la concurrencia del error de tipo en cuanto que lo razonable es suponer que la interesada se
atuviera a las indicaciones de las Autoridades, y es corroborado por sus propios actos al no concurrir elemento
alguno que permita establecer que pagara un precio distinto del facturado.
Y al propio tiempo configura el error con el alcance suficiente para exculpar la conducta por cuanto a la vista de
tal documentación no habría de tener motivo que le impulsara a una detenida comprobación de la especie, ni
siguiera superficial vista la incertidumbre en cuanto al cambio de coloración de la especie por la administración
de antibióticos.
Por lo que, con dichos presupuestos jurisprudenciales, se hace necesario examinar si en el presente caso,
existe prueba suficiente con cargo a la parte denunciada del error, con entidad suficiente que determine la
ruptura del nexo causal entre la conducta y el resultado determinante de la lesión a la especie protegida, de tal
manera que dicha conducta no pueda ser imputada ni siquiera a título de negligencia a dicha recurrente.
Y ello viene determinado por que en el presente caso la entidad recurrente ha negado la comunicación formal
de la existencia en su finca de dicha especie protegida y del balizamiento realizado en la misma, ya que
además estando la finca arrendada, el arranque se realizó por el agricultor cultivador de la misma, por su
desconocimiento de la existencia de la planta y aun siendo cierto que dicha protección no está subordinada
a ninguna declaración o comunicación formal al respecto, no se niega que la conducta imputada sea una
conducta típica que incurra en dicha infracción, lo determinante es si concurre el elemento de la culpabilidad,

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JURISPRUDENCIA

es decir, si dicha conducta puede reprocharse al autor, aún a título de culpa o negligencia, o si no es posible
tal reproche por la existencia y prueba de un error de tipo, dado el desconocimiento invocado de la existencia
de dicha planta.
Conocimiento que la Administración pretende amparar en la comunicación telefónica realizada al
representante de la entidad propietaria, Don Anselmo , llamada que no es negada por éste, si bien manifestó
a la lo largo del expediente y en el acto de la vista, que durante dicha conversación no fue en ningún momento
informado de la existencia de la planta protegida en la finca, ni del balizamiento, la Sala ha tenido ocasión
de revisar la grabación del acto de la vista y no es cierto que dicho representante admitiera en ningún
momento la comunicación en ese momento de la existencia de la planta, durante la llamada realizada en
octubre, dado que lo que dijo al minuto 5:47 a 6:25 textualmente es: " que estamos hablando de que yo
tuve conocimiento en octubre, cuando vamos, en octubre cuando aparece todo este tema, pero yo no tuve
conocimiento hasta marzo, cuando llama el agricultor", añadiendo que cuando fue a verla en verano no era
una planta reconocible, en invierno no existe la planta como tal, no se puede ver, por lo que no es cierto que
después a preguntas del Letrado de la Junta de Castilla y León, realizará ninguna matización de lo dicho
anteriormente, negando nuevamente la circunstancia de que se le comunicara la existencia de dicha planta
durante la llamada telefónica, tampoco cabe extraer la consideración pretendida por el Letrado de la Junta de
Castilla y León, de que el reconocimiento de estos datos que califica como periféricos determine la admisión
del reconocimiento de la comunicación con dicha llamada, sino que también se puede entender que no existe
mala fe en la ocultación de la existencia de dicha llamada que versó como coinciden ambas partes sobre
temas de reforestación.
Por otro lado dicha información verbal que si es afirmada por los agentes medio ambientales que declararon
conjuntamente en el acto de la vista y que eran los mismos que habían firmado el acta de denuncia, no
obstante los cuales reconocieron y admitieron en el acto de la vista que era la primera vez que se realizaba
el balizamiento sin la presencia de la propiedad, pero que como se podía sembrar a finales de octubre,
fue este el motivo por que se procedió a dicho balizamiento sin comunicación formal a la propiedad, pero
lo cierto es que en el acta de balizamiento, que aparece incorporada en el expediente sancionador, junto
con la denuncia, consta que dicha especie protegida fue descubierta el 10 de septiembre de 2015, en el
acto de la vista uno de los agentes, que era el EAM de la Zona, indico que el descubrió la planta el 21 de
septiembre, es decir, un mes antes de la realización del balizamiento y de la supuesta comunicación telefónica,
respondiendo sobre este dato a preguntas de la Ponente y sobre porque no se había comunicado por escrito a
la propiedad, pese al transcurso de más de un mes, que se había remitido la información al Servicio Territorial
del que dependía su comunicación formal, aun cuando tampoco se entiende a resultas del documento 26
del expediente administrativo referido al informe emitido por los agentes medioambientales, donde el Agente
medioambiental de la Sección de Espacios Naturales y Especies Protegidas informa de que encuentra en
compañía del botánico Don Baldomero el 10 de septiembre los 40 ejemplares de Coronopus navasii, planta
en peligro crítico de extinción y no se comunica hasta el 27 de octubre de 2015, siendo esta época cuando se
preparan las tierras para su cultivo, resultando de los datos catastrales que se acompañan que las mismas
están destinadas al uso agrario de labradío secano.
Por lo que de todos estos datos y circunstancias, así como de las declaraciones y datos que constan en el
expediente sancionador, no cabe sino concluir que existen dudas de suficiente entidad como para apreciar la
existencia de culpabilidad en la conducta de la recurrente, apareciendo probado que si concurre dicho error de
tipo, ya que la presunción de veracidad y valor probatorio de las declaraciones y contenido de las denuncias
formuladas por los agentes o funcionarios a los que se les reconoce la condición de autoridad, exige conforme
establece que la 137.3 de la Ley 30/1992 que se trate de: "Los hechos constatados por funcionarios a los que
se reconoce la condición de autoridad, y que se formalicen en documento Público observando los requisitos
legales pertinentes, tendrán valor probatorio sin perjuicio de las pruebas que en defensa de los respectivos
derechos o intereses puedan señalar o aportar los propios administrados". En términos idénticos depone el
art. 17.5 del R.D. 1398/1993 por el que se aprueba el Reglamento del Procedimiento para el ejercicio de la
Potestad Sancionadora, por lo que el valor probatorio y presunción de veracidad se reconoce de los hechos
constatados y que se formalicen en documento público, en el presente caso de dicha comunicación telefónica
no existe formalización alguna en documento público, ni siquiera existe una constancia documental de la
diligencia telefónica, por lo que a dichas manifestaciones no puede atribuírseles la presunción que pretende el
Letrado de la Administración, cuando han sido negadas por el denunciado, siendo además que existen datos
objetivos que permiten afirmar la existencia de tiempo suficiente para haberse procedido conforme exigen las
garantías de seguridad jurídica y respeto a los principios aplicables al procedimiento sancionador, ya que desde
el conocimiento de la planta protegida, hasta el acta de balizamiento transcurrieron 1 mes y 19 días, pero es que
además en el acto de la vista también se admitió por los Agentes que la comunicación por escrito al servicio

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JURISPRUDENCIA

territorial se había producido por escrito el 27 de octubre, aun cuando verbalmente se había comunicado antes,
incurriendo también en un evidente retraso.
La incorporación de las fotografías realizadas en el balizamiento, aparece del acta de balizamiento que se
acompaña a la denuncia, con el numero NUM001 de 29 de octubre de 2015, en su anejo fotográfico se hace
constar un recuadro a la izquierda donde aparece la fecha de 7 de marzo de 2016, no la de la indicada acta,
desconociendo las razones de porque si se realizó en octubre y los Agentes manifiestan que en noviembre fue
la última vez que fueron a ver la planta y solo se volvió a marzo, durante todo ese tiempo no se comunicara
formal y fehacientemente a la propiedad dicho balizamiento, todas estas circunstancias determinan que la
Sala aprecie la concurrencia de la falta de culpabilidad en la conducta de la recurrente por la existencia de un
error de tipo, que determina la estimación del recurso y con ello la anulación de la resolución sancionadora
impugnada.
OCTAVO. - Sobre la pretensión indemnizatoria de la recurrente.
La estimación del recurso por los motivos recogidos en el fundamento precedente eximen del examen del
resto de los motivos impugnatorios esgrimidos por la recurrente referidos a la inexistencia de la reparación
de daños medioambientales o el incumplimiento de la tipicidad en la fijación y exigencia de la indemnización
de daños que se recogían en el apartado cuarto del escrito de demanda, por lo que solo resta examinar
si procede la pretensión indemnizatoria como consecuencia de la estimación del recurso en cuanto a la
pretensión indemnizatoria que se articula en el apartado sexto de la demanda y a este respecto se ha de indicar
que si bien es cierto que conforme el artículo 31.2 de la Ley de la Jurisdicción Contencioso Administrativa,
la anulación de la sanción por contraria a derecho puede determinar la procedencia de una indemnización,
ello no se produce siempre y en todos los casos, si no que se ha de atender a la naturaleza de los daños
reclamados y si estos responden a conceptos que resultan obligados como consecuencia del acto anulado,
por lo que atendiendo a dicha premisa, en el presente caso de los importes que se relacionan en la página 38 y
39 de la demanda, los referidos a la asistencia letrada durante el procedimiento, no resultan resarcibles dado
que no era preceptiva la intervención de letrado durante el procedimiento administrativo, criterio mantenido
por el Tribunal Supremo, en sentencia de 14 de julio de 2008, dictada en el recurso de casación 289/2007,
2 de noviembre de 2011, recurso de casación 3277/2007, así como respecto de los daños que se reclaman
correspondientes a los servicios botánicos, ya que los mismos son consecuencia de las medidas provisionales
de corrección seguridad y control acordadas en la resolución de 6 de abril de 2016 obrante al documento 6
del expediente administrativo y no consecuencia de la anulación de la sanción, dado que dichas medidas son
en todo caso procedentes para la protección de la planta y si la entidad recurrente considera que pudieran
haber concurrido presupuestos para la acción de responsabilidad patrimonial de la Administración por los
argumentos esgrimidos en el apartado segundo de su escrito de demanda, página 25 y siguientes de la misma,
deberá proceder a través de la oportuna reclamación de responsabilidad patrimonial, si a ello hubiera lugar, por
los cauces procesales procedentes, pero sin que dicha indemnización sea consecuente a la anulación de la
sanción, procediendo por todo ello la desestimación de esta pretensión indemnizatoria y consiguientemente
la estimación parcial del presente recurso.
ÚLTIMO.- Costas procesales.
Al estimarse parcialmente el recurso contencioso-administrativo interpuesto procede de conformidad con el
artículo 139.1 de la Ley de la Jurisdicción Contencioso-Administrativa, no realizar una especial imposición de
costas procesales a ninguna de las partes.
VISTOS los artículos citados y demás de pertinente y general aplicación la Sala de lo Contencioso
Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León, con sede en Burgos, ha dictado el siguiente:

FALLO
Que se rechazan las causas de inadmisibilidad esgrimidas por la Administración demandada y se estima
parcialmente el recurso contencioso administrativo registrado con el número 101/2018 e interpuesto por la
entidad mercantil Gestión Forestal y del Medio Ambiente representada por la Procuradora Doña Nieves Alcalde
Ruíz contra la Orden de 8 de mayo de 2018 del Consejero de Fomento y Medio Ambiente de la Junta de Castilla
y León por la que se inadmite el recurso de alzada interpuesto por D. Calixto , en nombre y representación de
GESFORMA contra la Resolución del Director General del Medio Natural de fecha 28 de abril de 2017 por la
que se resuelve el expediente sancionador en materia de patrimonio natural n° NUM000 .
Y en virtud de dicha estimación parcial se declara que la Resolución del Director General del Medio Natural de
fecha 28 de abril de 2017 por la que se resuelve el expediente sancionador en materia de patrimonio natural

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JURISPRUDENCIA

n° NUM000 no es conforme a derecho procediendo por ello su anulación y todo ello sin expresa condena en
costas procesales causadas en el presente recurso a ninguna de las partes.
Notifíquese la presente resolución a las partes.
La presente sentencia es susceptible de recurso de casación ante la Sala de lo Contencioso-Administrativo del
Tribunal Supremo y/o ante la Sección de Casación de la Sala de lo Contencioso-Administrativo con sede en el
Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León, de conformidad con lo previsto en el art. 86.1 y 3 de la LJCA y
siempre y cuando el recurso, como señala el art. 88.2 de dicha Ley, presente interés casacional objetivo para
la formación de Jurisprudencia; mencionado recurso de casación se preparará ante esta Sala en el plazo de
los treinta días siguientes a la notificación de esta sentencia y en la forma señalada en el art. 89.2 de la LJCA,
debiendo acompañarse documento acreditativo de haberse ingresado en concepto de depósito la cantidad
50 € a que se refiere el apartado 3.d) de la Disposición Adicional Decimoquinta de la Ley Orgánica del Poder
Judicial introducida por la Ley Orgánica 1/2009, de 3 de noviembre.
Firme que sea esta sentencia remítase el expediente administrativo con certificación de la misma, para su
conocimiento y ejecución.
Así por esta nuestra sentencia lo pronunciamos, mandamos y firmamos.

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