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LOS ENTRESIJOS FILOSÓFICOS DE LA de la existencia de mi cuerpo pero no puedo

MENTE dudar de mi yo, en tanto que estoy pensando;


por lo tanto, yo, como sujeto de mis pensamien-
Carlos MOYA, Filosofía de la mente, Universidad tos, es algo distinto e independiente de mi cuer-
de Valencia, 2004. po y capaz de existir sin él. Dicho análisis lo rea-
liza el autor atendiendo a la verdad de las
Filosofía de la mente es un manual donde premisas y a la validez de la forma lógica y, con
su autor, Carlos Moya, recorre la problemática bastante claridad, concluye que, aunque las
que rodea a la reflexión acerca de la mente. Di- premisas son verdaderas, la forma lógica del ar-
vidido en tres partes, tituladas, respectivamen- gumento no es válida. Siguiendo las palabras de
te, «Mente y cuerpo: la naturaleza de la mente», Moya:
«La intencionalidad de la mente» y «Mente y «[...] hay razones empíricas importantes
acción», este libro constituye una introducción para aceptar que, al menos en los seres huma-
a las cuestiones de la mente dirigido a los estu- nos, el cerebro es la base material indispensable
diantes universitarios. de las funciones mentales, de modo que si nues-
En la primera parte, Moya expone el pro- tro cerebro se destruyera no podríamos pensar.
blema mente / cuerpo a través de las distintas Supongamos, pues, que es verdad que no puede
posturas que han tratado de teorizar esta cues- haber pensamiento sin cerebro. [...] Sin embar-
tión. Así, hace una revisión, analizando los fun- go, puedo construir el siguiente argumento: a)
damentos y principales objeciones, del dualis- yo puedo dudar que mi cerebro existe (puedo
mo, el conductismo lógico, el materialismo de concebir que mi cerebro no existe); b) yo no
la identidad, el funcionalismo, el monismo anó- puedo dudar que yo, como sujeto de mis pensa-
malo y el materialismo eliminativo. Haciendo mientos, existo; luego c) yo, como sujeto de mis
uso de un estilo muy claro y ameno, Moya de- pensamientos, soy distinto e independiente de
dica el primer capítulo a aclarar la definición de mi cerebro y puedo existir sin él. Las dos premisas
lo mental y de los conceptos mentalistas, tales son verdaderas. [...] Pero la conclusión es, ex
como actitudes proposicionales, estados inten- hypothesi, falsa, o, en el supuesto más débil, pue-

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cionales, estados fenomenológicos, estados mix- de ser falsa, aunque las premisas son verdaderas,
tos, la conciencia, la intencionalidad, etc., y es- lo que muestra que esta forma de argumentar
boza la polémica que hay en torno a ellos, es no es válida. La certeza que tengo con respecto
decir, cómo se relacionan, qué implicaciones tie- del hecho de que estoy pensando no la tengo
nen... No obstante, no es éste un capítulo cerra- respecto de la existencia de mi cerebro, pero esto
do sino que, todo lo contrario, abre la puerta e no prueba que de hecho yo pueda existir sin ce-
invita al lector a seguir profundizando en este rebro» (pp. 30-31).
debate que el autor continúa a través de trece Según Moya, el error del dualismo carte-
capítulos más, donde el lector puede hacerse una siano está en el paso que da de la posibilidad
idea más refinada y completa de los conceptos epistémica a la posibilidad real, así como de la
que se adelantan en este capítulo 1. posibilidad lógica a la metafísica; tránsito que
El orden expositivo que seguirá el autor a lleva a cabo sin justificación. Ante esto, el autor
lo largo de la primera parte del libro se corres- plantea otras posibles interpretaciones del argu-
ponde con el orden histórico, en el cual se suce- mento, pero ninguna de ellas consigue salir im-
dieron (grosso modo) las distintas perspectivas pune ya que han de hacer frente o bien a la teo-
que han tratado de explicar el fenómeno de lo ría del significado de Frege, o bien a los contextos
mental y su relación con el cuerpo. Por esta ra- intensionales que introducen expresiones como
zón, el capítulo 2 está dedicado al dualismo, dudar, creer, imaginar...
donde Moya lleva a cabo una exposición de la A pesar de todos estos contra-argumentos,
formulación cartesiana del mismo. En ésta, ana- que dan lugar a un resultado negativo del dua-
liza el argumento cartesiano, según el cual, yo, lismo, Moya resalta algunos rasgos positivos
como sujeto de mis pensamientos, puedo dudar como el hecho de que permite conciliar la ima-

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gen cotidiana de los seres humanos con la ima- tido y en relación con la mente, la propuesta de
gen científica, afirmando que ambas son verda- Wittgenstein es que si lo mental fuese algo in-
deras, puesto que tratan de cosas distintas: la terno, desligado del mundo físico, comporta-
científica se centra en el cuerpo y en el mundo mental y público sería imposible determinar la
físico, mientras que la cotidiana se ocupa del corrección o no del lenguaje psicológico, lo que
alma, la racionalidad, la libertad, la responsabi- lo haría carente de significado. Estas ideas se
lidad, etc.; así como también permite dar cuen- desprenden de la negativa de Wittgenstein a con-
ta de la autoridad de la primera persona y de la siderar la existencia de un lenguaje privado. Por
asimetría entre la primera y la tercera persona, ello, sostiene una concepción contextual o
si bien, y éste es otro de sus inconvenientes, no relacional de lo mental, es decir, lo mental sólo
permite explicar la causalidad mental, es decir, tiene cabida en un contexto determinado, en un
la interacción psicofísica. marco de relaciones con la conducta.
El siguiente capítulo, el tercero, está dedi- Una vez expuestas estas posturas que Moya
cado al conductismo lógico, donde el autor des- considera representantes del conductismo lógi-
taca que el rasgo común de las distintas versio- co, destacando sus puntos fundamentales así
nes del mismo es la tesis según la cual las como sus aspectos críticos, pasa a explicar la pro-
relaciones entre la mente y el comportamiento puesta conocida como el monismo de tipos o
son internas o constitutivas. Una vez señalado de propiedades (capítulo 4). Ésta, explica el au-
esto, analiza las versiones de autores como tor, es una doctrina materialista según la cual las
Carnap, Ryle y Wittgenstein. Al hablar de propiedades o tipos mentales son propiedades o
Carnap, Moya resalta el hecho de que la versión tipos de estados neurofisiológicos. En otras pa-
de éste del conductismo lógico nace en el seno labras, el materialismo de la identidad mantie-
del positivismo lógico, explicando a su vez algu- ne que la relación mente-cerebro es una rela-
nas hipótesis de éste, como la idea de una cien- ción de identidad, donde los estados y procesos
cia unificada, la hipótesis del reduccionismo y mentales son idénticos a estados y procesos del
el principio de verificación. Cuando trata el pen- sistema nervioso. Asimismo, resalta Moya, la
samiento de Ryle, por otro lado, destaca su én- teoría de la identidad es una teoría que debe ser
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fasis en la filosofía del lenguaje ordinario, don- entendida como una hipótesis científica, cuya
de se distingue la filosofía de la ciencia y se afirma verdad ha de ser confirmada o refutada por el
que los problemas se presentan con forma de desarrollo de la investigación psicológica o cien-
dilemas conceptuales que se resuelven solucio- tífica y no mediante análisis conceptuales a
nando estas confusiones categoriales. En con- priori. En este marco del materialismo de la iden-
creto, con el problema mente-cuerpo, «ofrece tidad, Moya destaca a algunos autores como los
una concepción de los fenómenos mentales que siguientes: Smart y Place, cuyo pensamiento se
no hace referencia alguna a actividades internas centró en la identidad de los estados fenoméni-
llevadas a cabo por una entidad inmaterial. Los cos, siendo de este modo una teoría que, hasta
fenómenos mentales hacen referencia más bien cierto punto, completaba al conductismo lógi-
a la manera de llevar a cabo actividades públicas co, dando una explicación de aquellos estados
o a ciertas disposiciones y capacidades para des- que escapaban a éste; Amstrong, quien extendió
empeñar esas tareas» (p. 58). Otra característica la teoría hasta abarcar las actitudes proposicio-
de este pensamiento que es resaltada en este li- nales o estados intencionales, convirtiéndola así
bro es la negación del reduccionismo y de la asi- en una teoría general sobre la naturaleza de la
metría entre la primera y la tercera persona y, mente y alternativa teórica al conductismo lógi-
por tanto, el rechazo de la autoridad de la pri- co. Por otro lado, destaca el autor de este ma-
mera persona. Por último, con respecto a Witt- nual varias de las críticas esgrimidas contra la
genstein, Moya explica de manera muy sencilla teoría de la identidad; objeciones que son de
la teoría de este autor acerca del lenguaje o el carácter conceptual, empírico, modal (con
significado, resaltando sobre todo el concepto Kripke y su teoría de los designadores rígidos) y
de «uso», «comunidad lingüística»... En este sen- epistemológico (de la mano de Jackson y Nagel).

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El capítulo 5 está dedicado a una de las pos- día y la que subyace a las ciencias cognitivas y
turas teóricas más relevantes dentro del panora- resalta sus dos fuentes: por un lado, la reflexión
ma filosófico de las últimas décadas: el funciona- sobre las consecuencias de la concepción causal
lismo. El funcionalismo surgió como una de la mente por autores como Amstrong y Lewis,
propuesta alternativa al conductismo lógico y a que dará lugar al funcionalismo analítico y, por
la teoría de la identidad de propiedades. La idea otro lado, la reflexión sobre la inteligencia arti-
general que defiende es que las propiedades men- ficial por autores como Putnam y Fodor, lo que
tales son propiedades funcionales, donde «... Una conducirá al funcionalismo computacional.
propiedad funcional F de un objeto es una pro- Después del funcionalismo, Moya pasa a
piedad que ese objeto posee exclusivamente en explicar la particular hipótesis del monismo anó-
virtud de su aptitud para cumplir cierto papel malo, formulado y representado por Davidson,
causal en un determinado contexto» (p. 99). Los del cual destaca la idea de que «Para el monismo
objetos con esta propiedad pueden clasificarse en anómalo, los conceptos mentales constitutivos de
función de ésta independientemente de que di- la imagen cotidiana, de la llamada ‘psicología
fieran en el resto de sus propiedades físicas de popular’ o ‘psicología de sentido común’ (folk
primer orden. No obstante, existe entre las pro- psychology), representan el único medio de unifi-
piedades físicas y las funcionales algunos tipos car la explicación causal de la conducta humana
de relación o dependencia, lo que aprovecha con la consideración de los seres humanos como
Moya para introducir los conceptos de superve- seres racionales, libres y responsables de sus ac-
niencia y realización. De este modo, esta «tesis se ciones. [...] No hay equivalencias lógicas ni
extiende tanto a los estado mentales intenciona- nomológicas entre propiedades mentales, por una
les como a los estados fenomenológicos. Lo esen- parte, y propiedades comportamentales, neuro-
cial para que un determinado sujeto tenga la fisiológicas o funcionales, por otra. Así, un ser
creencia de que p no es que en su cerebro haya humano es un sistema físico y, en principio, sería
una configuración neuronal de un tipo determi- posible explicar y predecir, basándose en leyes fí-
nado, sino que se halle en un estado que guarde sicas, los fenómenos físicos que tienen lugar en
las relaciones adecuadas con otros estados y pro- él. Pero desde el momento en que un ser huma-

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cesos y cumpla el papel causal adecuado en la no se considera como sujeto de propiedades men-
organización de dicho sujeto» (p. 101). Así defi- tales, se sitúa más allá del poder predictivo de las
nida, esta tesis se opone a la reducción física de leyes físicas y no es posible determinar, basándo-
la psicología, manteniendo que se puede usar el se en leyes físicas o psicofísicas, los fenómenos
lenguaje mental de modo competente sin nece- mentales que tienen lugar en él. Tampoco es po-
sidad de poseer un conocimiento de la estructu- sible predecir los fenómenos mentales de un ser
ra del sistema nervioso. Asimismo, a pesar de ele- humano basándose en leyes psicológicas, porque
varse como una alternativa a las anteriores no hay leyes psicológicas estrictas. Así, el
propuestas teóricas, Moya resalta algunos aspec- monismo anómalo pretende reconciliar, en el
tos que tiene en común con ellas, a saber: a) jun- marco de un monismo sustancial materialista, el
to con el conductismo lógico, afirma que la mente determinismo físico, la tesis según la cual los fe-
guarda una relación constitutiva con la conduc- nómenos físicos se hallan determinados por le-
ta, en tanto que causa cierta conducta o disposi- yes estrictas, con el indeterminismo mental, la
ción a la conducta; b) con la identidad de tipos, tesis según la cual no hay leyes psicofísicas o psi-
concibe los estados mentales particulares como cológicas que determinen y permitan predecir los
estados físicos particulares, lo que le permite a su fenómenos mentales (de ahí el calificativo ‘anó-
vez preservar, frente al dualismo, la capacidad que malo’ del monismo davidsoniano, que quizás fue-
la teoría de la identidad tiene de hacer inteligible se preferible sustituir por ‘anómico’), y, con ello,
la causalidad mental, es decir, la influencia cau- la imagen cotidiana de los seres humanos con la
sal de la mente sobre la conducta. concepción científica de los mismos» (p.118). En
Por último, destaca el autor el hecho de que esta cita podemos observar la idea fundamental
el funcionalismo es la teoría más aceptada hoy de esta postura y su enorme complejidad, a pesar

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de la cual Moya consigue explicarla de modo bas- externo es constitutivo del contenido intencio-
tante sencillo y claro. nal?; b) explicativo-causal: lo que creemos y de-
El último capítulo de esta primera parte está seamos nos lleva a actuar de cierto modo y así
centrada en la tesis del materialismo eliminativo, explicamos el comportamiento intencional de
que defiende la idea de que la psicología popu- los sujetos apelando a sus creencias y deseos; c)
lar es una teoría empírica falsa y de que sus su- epistemológica: está relacionada con la autori-
puestas propiedades mentales no son propieda- dad de primera persona, puesto que normalmen-
des reales de ningún objeto. Ningún concepto te el sujeto tiene conocimiento directo, no-
mental del lenguaje cotidiano es científicamen- inferencial, del contenido de sus propios deseos,
te respetable y, por tanto, lo mejor que se puede creencias e intenciones.
hacer con ellos y con la teoría de la que forman Tanto el internismo como el externismo
parte es abandonarlos. Dentro de esta postura, tratan de dar cuenta de estas tres dimensiones
Moya destaca las versiones de Quine, Chur- pero así como el primero tiene recursos para
chland y Rosenberg, analizando cada una de abarcar las dos últimas pero no la primera, el
ellas, prestando especial atención a los aspectos externismo no tiene problemas para abarcar la
comunes entre ellas y a los aspectos críticos de primera pero sí las otras dos. En este sentido, el
cada una de ellas. internismo, también conocido como individua-
Con la propuesta del materialismo elimi- lismo, afirma que el contenido viene determi-
nativo, Moya da por concluida la primera parte nado exclusivamente por factores internos al
de este libro que además constituye la parte más individuo, es decir, es completamente indepen-
extensa del mismo. Las otras dos profundizan diente de los factores externos a la mente o al
en cuestiones más particulares como son la cerebro del individuo. Por el contrario, el exter-
intencionalidad en la segunda parte y la causali- nismo es la tesis según la cual los contenidos de
dad mental en la tercera. las actitudes proposicionales o intencionales son
En el capítulo 8, primero de la segunda constitutivamente dependientes del entorno ex-
parte, el autor trata la postura del internismo terno del sujeto, de modo tal que las modifica-
intencional, si bien previamente aclara algunas ciones en el entorno implican significados dife-
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cuestiones relacionadas con el problema general rentes de las palabras y contenidos mentales
de la intencionalidad. Aunque ya hizo alguna diferentes. Ambas propuestas están explicadas en
referencia en capítulos anteriores, en esta apar- detalle en los capítulos 8 y 9 respectivamente.
tado, Moya recuerda que el contenido intencio- En el capítulo 10, el autor profundiza en la rela-
nal de un estado mental refleja el modo en que ción existente entre intencionalidad y significa-
el sujeto concibe la realidad, independientemen- do, es decir, en los problemas de intensionalidad,
te de que ésta sea así o no, y destaca dos proble- atendiendo sobre todo al vínculo entre el
mas a tener en cuenta: a) un sujeto puede tener internismo intencional y el internismo semán-
actitudes mentales distintas hacia contenidos tico representado por Frege, por un lado, y en-
intencionales que, si son individuados por su tre el externismo intencional y el externismo se-
extensión, serían el mismo (éste se conoce como mántico representado por las teorías de la
el problema de la correferencia); b) un sujeto referencia directa, por el otro.
puede tener actitudes mentales hacia un conte- El último apartado de esta segunda parte se
nido intencional que versa sobre algo que no ocupa de la naturalización de la intencionalidad;
existe. Una teoría adecuada del contenido ha de un programa de investigación cuyo objetivo es
tener presentes estos problemas, así como la tri- ofrecer una explicación de las propiedades in-
ple dimensionalidad del contenido, es decir, el tencionales y semánticas de la mente en térmi-
hecho de que el contenido mental tiene al me- nos de propiedades que no son, a su vez, ni in-
nos tres dimensiones, a saber: a) semántica: hay tencionales ni semánticas. Moya destaca el hecho
una proyección hacia la realidad que comparte de que la inspiración de este programa está basa-
con el lenguaje y donde surge el problema de la da en el espíritu materialista, puesto que afirma
relación contenido-mundo, esto es, ¿el mundo que las propiedades consideradas como condi-

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ciones suficientes de la intencionalidad tienen mental no consiste meramente en mostrar cómo
que ser compatibles con una ontología materia- es posible que sucesos que son mentales puedan
lista fundamentada en las ciencias naturales. tener efectos físicos, sino en mostrar cómo es
Por último, la tercera parte de este manual posible que su carácter mental (y en particular
está dedicado a explicar la relación entre mente su contenido intencional) sea causalmente rele-
y acción. En este sentido, en el primer capítulo, vante en la generación de tales efectos. En este
el 12, indaga en la naturaleza de la acción inten- sentido, se encuentra con importantes dificul-
cional, lo que entendemos por acción intencio- tades filosóficas: 1) con la tesis del carácter anó-
nal cuando decimos que alguien ha actuado in- malo de lo mental; 2) con el externismo semán-
tencionalmente, distinguiéndola por tanto de un tico e intencional; 3) con el principio de la
simple acontecimiento o suceso. Así, retoma las clausura causal del mundo físico.
sugerencias de Anscombe en conexión con esto Con todo, Moya consigue dar una visión
y esboza la problemática en torno a las mismas. bastante completa del panorama actual de la fi-
Siguiendo la línea de Anscombe, Davidson pro- losofía de la mente, explicando de manera muy
pone la teoría causal de la acción intencional más sencilla y amena las principales propuestas teó-
elaborada e influyente en la actualidad, según la ricas y los problemas fundamentales que surgen
cual las explicaciones por razones constituyen en la reflexión acerca de lo mental. Al hacer esto,
un tipo especial de explicaciones causales y con consigue introducir al lector en uno de los cam-
ello una concepción causal de la acción inten- pos filosóficos más debatido hoy día, así como
cional. Esta propuesta de Davidson será expli- proporciona una cantidad significativa de auto-
cada en el capítulo 13, dejando para el último res que han tratado el tema que, al acompañar-
capítulo de esta tercera parte y del libro, la cues- los con numerosas citas de los mismos, logra que
tión general de la causalidad mental. La causali- el lector se aproxime a las fuentes de dichos pen-
dad mental es algo que damos por sentado en samientos. Por todo esto, Filosofía de la mente se
nuestra vida diaria, es decir, no cuestionamos el convierte en un libro imprescindible para todo
hecho de que el modo en que actuamos depen- aquel que desee introducirse en el misterioso y
de de lo que creemos, deseamos y decidimos complejo mundo de la vida mental.

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hacer. De aquí su importancia crucial. No obs-
tante, el problema que plantea la causalidad Tamara OJEDA ARCEO

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