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Comencemos marcando una diferencia: en nuestro corpus tenemos, por un lado, las
películas filmadas durante la dictadura militar y, por otro, las que refieren a la dictadura
pero que fueron realizadas con posterioridad y en democracia. Una primera observación
nos permite decir que la distancia histórica con los hechos determina distintas formas de
de los hornos que en su trilogía sobre la crisis argentina pos 2001, o bien, la forma en
que se representó la masacre de Trelew por Cine de la Base o por Mariana Arrutti en su
Ahora, bien, fue a partir del año 2006, gracias a la nueva modalidad y facilidad de
fomento del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) orientada al cine
estos films estuvieron orientados, quizás por necesidad social e histórica, a contar el
pasado reciente, el avasallamiento de los Derechos Humanos durante la década del 70 fue
uno de sus tópicos centrales. El desafío para los documentalistas ha sido encontrar una
forma de poner en imágenes y en sonidos algo del orden de lo irrepresentable, lo que dio
por resultado una renovación formal inédita para el género. Más que nunca un planteo
ético acompañó una discusión sobre la forma de representar y los límites a la visibilidad
fílmica.
del trauma. Por ejemplo, ¿cómo contar los crímenes de un genocidio, cómo representar
una masacre?, ya que lo traumático se resiste a ser narrado.
alguna forma, simbolizarlo, ya que, como afirma Eduardo Grüner, darle una
corpus propuesto: ¿de qué manera el cine buscó, a través de sus materiales de expresión,
representar algo del orden de lo horroroso?, ¿Cuál ha sido el límite fijado por los cineastas
películas de ficción podríamos incluir, en el primer caso, films como La noche de los
lápices (Héctor Olivera, 1986) y La historia oficial (Luis Puenzo, 1985); ambas
reproducen en sus formas un lenguaje estandarizado y, por ende, una relación del
espectador con el film que apunta a la mera identificación y emoción. Y para el segundo
caso, El amor es una mujer gorda (Alejandro Agresti, 1988) y Un muro de silencio
(Lita Stantic, 1993), que apuestan a construir un espectador reflexivo. Pero volvamos al
documental.
dentro del documental es una práctica frecuente, pero el problema sigue siendo el mismo
¿cómo?. En este documental la mostración de asesinatos, torturas, etc. impide cualquier
forma creativa de representar el horror y, por esta razón, dado que parece ser su prioridad,
matan a los que se encuentran allí mientras la cámara toma en primeros planos las
perforaciones de las balas sobre las víctimas y retarda la caída de los cuerpos, es decir, le
otorga al plano unos segundos más de duración para que el espectador, y esto es una
interpretación, tenga tiempo en posar su mirada, impresionarse y mirar hacia otro lado…
Además, presten atención al plano que pegamos a continuación y fíjense dónde está
Es claro que el director organiza la mirada del espectador hacia los lugares del
plano que muestran sangre y violencia. Hay una intención de llevarnos hacia ese lugar,
por lo cual hay una decisión en trabajar el horror en cuadro. Además, el sonido también
está trabajado desde el concepto “realista”, y lo ponemos entre comillas porque creemos
que tiene que ver más con cómo hemos aprendido a escuchar los sonidos a través del cine
que a cómo suena una bala de “verdad”… cuántos de nosotros escuchó, alguna vez, cómo
una bala atraviesa un cuerpo...?
Y como si fuera poco, el director elije mostrar en cuadro cómo Eduardo Almirón
Sena remata a trompadas y prende fuego al “loco” Prieto. Por supuesto, el sonido reitera
su pretendido realismo y trabaja los gritos de la víctima en medio de los sonidos del fuego.
ficción”.
Aquí la autora analiza el film a partir del verosímil del cine de gánster y el tratamiento de
las escenas de reconstrucción. Guinzburg dice “Más que tener conexión con el noir, las
crueldad se hacen explícitas” (2014:132). A partir de esto queremos decir que hay una
Si bien excede el eje propuesto para el análisis, merece una mención especial la
final de la clase les dejamos un link de una charla reciente dada por el director sobre cómo
construye?, ¿en sincronía entre imagen y sonido?, ¿qué decide el director dejar en cuadro
El montaje
adscripción a una determinada poética (Más allá del montaje externo, también al interior
2004) para observar cómo hay una apuesta muy distinta a Parapolicial Negro en cuanto
personas del penal de Rawson, por errores de logística sólo logran salir de la cárcel 25
presos. De acuerdo a sus planes, los esperaría un avión que los trasladaría a Chile, sólo 6
personas consiguen el objetivo y los 19 restantes son fusilados, de los cuales 3 logran
sobrevivir.
velatorio de los masacrados, se vuelven a narrar los mismos hechos pero anclando el
punto de vista en el testimonio de Silvia Hodgers. Esta última relata lo que le contó María
Antonia Berger sobre lo sucedido la noche de la masacre dentro de la prisión, relato que
la masacre.
sucesivos planos generales, primero de sus paisajes naturales, la costa, las gaviotas, el
alterno, intercala material de archivo con planos generales de la Base Almirante Zar de la
contrapicado cuya imagen no llegamos a distinguir qué es, salvo que hayamos visto Los
hijos de Fierro (Pino Solanas, 1975) y reconozcamos las imágenes del film. Después de
mostrarnos planos de distintos momentos del día, las sucesivas imágenes que re-presentan
la masacre son: plano general de la Base / hombres contra la pared / Base / policía con
arma en alto / penal / hombres en fila / Base / hombres en fila / Base / hombres en fila /
Base y sobre este último plano los primeros sonidos de ametralladora. Hay algo que no
debe ser visto, porque tampoco debe ser mostrado, el límite de la visibilidad gana en
potencia, y se opta por dejar fuera de cuadro lo que es del orden de lo irrepresentable. Así
aparece narrado desde sus atajos, desde los elementos que la bordean. Para estos
momentos, Arruti se vale del mismo procedimiento sonoro que Gleyzer: superpone el
causal.
distintos, es decir, se vuelve sobre esta imagen como así también se vuelve sobre el plano
“flashes” de ese pasado sobre nuestro presente que también produce sus imágenes. La
directora nos cede la visión de cada plano para después ocultárnosla, rápidamente, como
algo que no nos está permitido ver; una toma de posición frente a la forma de elegir qué
mostrar y qué ocultar. Es decir, va a suceder una masacre que, más allá de su
imposibilidad de ser representada, se buscará suplir con una presentación de otro orden.
concepción del cine genérico al trasladar la imposibilidad de narrar algo del orden de lo
En una oportunidad, por el año 2011, entrevistamos a la directora y esto nos decía:
“La reconstrucción de Pino Solanas en Los Hijos de Fierro estaba muy puesta y yo
quería jugar con lo velado, con el límite de lo que no se puede ver. Entonces se ve un
plano con el policía, un plano con los detenidos en fila…, son 4 flashes de un segundo
cada uno y después un plano general. En la película de Pino se ve que ellos se caen al
piso, el tiro de gracia…, y yo no quería contar así…, me imaginaba algo más velado por
eso hacia el final, cuando están los testimonios de lo que pasó entre celdas, esas imágenes
no vuelven a aparecer. A mi me gustó más mostrarlo desde lo que se escuchaba y que,
desde los relatos, el espectador armara su escena”.
Veamos otro ejemplo 4 de Julio. La masacre de San Patricio (Juan Pablo Young
y Pablo Zubizarreta, 2007). El film toma la estructura del género policial, la trama
la causa, Eduardo Kimel. Y una de las tramas secundarias narra la masacre en el tiempo
desciende del cielo (primer imagen que vemos) al paisaje de la ciudad, una voz over se
acompañado por el inicio de un zoom que parte del plano general de la ciudad y nos lleva,
entre los edificios, hasta la iglesia. “Buenos Aires, capital federal de la Nación Argentina.
Hoy día 4 de Julio de 1976, siendo las 10,30 de la mañana, el funcionario que suscribe
este acta, jefe de la comisaría 37, Comisario Rafael Fensore hace constar lo siguiente:
que siendo las horas 7:55 de la fecha, se recibe por el aparato telefónico del estado, 51
33 33, un llamado telefónico anónimo que dice: ‘En la finca de Estomba 1942 se produjo
un grave hecho de sangre’ (fin del zoom, corte a plano general de la iglesia) Por tal
motivo, se traslada junto a personal a sus órdenes al lugar del hecho y penetrando por
la puerta señalada, se accede al primer piso por escalera (zoom sobre la foto de puerta
de entrada, paneo por escalera, travelling por pasillo, vuelta al plano de la máquina de
escribir, vuelta al travelling por pasillo que dobla hacia la derecha, tal como describe la
voz off, a este plano le continúa un plano negro) Una vez allí se observa un pasillo de
unos 12 metros de largo y a ambos lados del mismo varias habitaciones. En todas ellas
y, frente a ella, una especie de sala de estar. (Al plano negro le continúa la fotografía
donde se ven los 4 cuerpos boca abajo, esta es la imagen que acompaña a la descripción
de la voz over que continúa describiendo el resto de la escena…). Las imágenes buscan
visualizar lo que el sonido relata y lo que la voz over cuenta en tiempo presente, como si
principal y para este caso Young y Zubizarreta recrean el momento en que fuerzas del
alternan con primeros planos de objetos (pies, revolver, esculturas de los santos etc.), en
los primeros vemos la llegada de los secuestradores, la llegada de los religiosos a la iglesia
–regresando del cine–, armados caminando por la iglesia, donde el sonido musical
acompaña. Por corte directo le sigue un plano general de la iglesia amaneciendo y algún
canto de pájaro. Sobre el plano de la iglesia de día, la voz over dice: “A la madrugada del
mismo día…” y enlaza con la declaración del organista que encontró los cuerpos (tiempo
presente del relato). A su testimonio le continúan fotos de los cuerpos sin sonidos. Aquí
Lo que observamos en este montaje es una relación de literalidad y sincronía entre lo que
se cuenta, los planos y los sonidos. Si bien evita lo morboso plantea contigüidad entre lo
horror, es más creativo que 4 de Julio, ya que a través del montaje logra problematizar la
visibilidad fílmica. Con resoluciones formales distintas, los tres documentales son
distintos ejemplos de cómo, desde el presente, se narró el pasado reciente.
Filmografía
Bibliografía complementaria
Bandieri, Betina: “Cuando el horror nos convoca”, en Oliveras, Elena (ed.): Estéticas de
lo Extremo, Buenos Aires, Emece, 2013.
Guinzburg, Jésica: “El documental y los géneros de ficción”, Buenos Aires, UNTREF