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Colegio Privado Mater Admirabilis – Chilca 2023

MARIE CURIE

Hace más de 150 años, en la ciudad polaca de


Varsovia, nació una niña muy especial: María
Salomea Sklodowska. María Salomea era la quinta de
cinco hermanos, pero a pesar de ser la pequeña, era
la más inteligente de todos.
El padre de María era profesor de física y
matemáticas, y su madre era maestra, así que la
niña pronto descubrió su amor por las ciencias
naturales y la física. ¡Le parecían alucinantes!
Así es. La pequeña María prefería leer y estudiar por
encima de todo. Los libros de ciencias eran su
auténtica pasión. Y también su refugio.
María no tuvo una infancia feliz. En aquella época, Polonia estaba bajo el dominio del Imperio
ruso y los polacos no podían practicar sus costumbres ni ser ellos mismos: todo lo que hacían
tenía que ser como los rusos querían que fuesen. ¡Incluso se prohibió el idioma polaco en los
colegios!
Pero Władysław el papá de María no estaba de acuerdo con renunciar a su identidad, su idioma
y su país. Cuando los rusos se enteraron, se enfadaron muchísimo. Como castigo, solo le
ofrecían trabajos mal pagados, por lo que el dinero empezó a faltar en casa de María. Un buen
día, su mamá tuvo una idea: acogerían a niños en su casa para poder ganar un dinero extra.
¡Pero claro, eso acabó siendo un poco locura!
La pobreza no fue el único motivo de tristeza: antes de que María cumpliera 9 años, su
hermana Sofía murió de tifus, una enfermedad que transmitían los piojos y las pulgas,
para la que todavía no había vacuna. Y la desgracia fue a más: cuando María tenía 10
años, su madre murió de tuberculosis, una enfermedad de los pulmones, muy
contagiosa, para la que tampoco existía una vacuna en aquellos tiempos.
Pero la pequeña María no creía en Dios, sino en la ciencia. Así que no encontraba
consuelo en estas palabras. Sólo hallaba refugio en los libros de ciencias. Por eso no
paraba de leer y estudiar.
En la Polonia bajo dominación rusa estaba prohibido que las mujeres estudiaran en la
universidad. ¡Y resulta que el mayor deseo de María era estudiar Física en la
universidad! Así que ella y su hermana Bronislawa se matricularon en la conocida como
“Universidad Flotante”, una escuela secreta llamada así porque cambiaba
constantemente de lugar para que los rusos no la descubrieran.
Pasado un tiempo, Bronislawa se fue a estudiar a La Sorbona, una de las universidades
más importantes de Europa, que estaba en París. María deseaba hacer lo mismo que su
hermana. Trabajó muy duro para poder ahorrar y matricularse en La Sorbona. ¡Y al fin
lo consiguió! Sin embargo, el dinero solo le alcanzaba para pagar el alquiler de una
pequeña buhardilla sin calefacción, así que María pasaba días enteros sin poder siquiera
comer. Lo único que devoraba era un libro tras otro.
A pesar de ello y de que no sabía hablar francés, pocos años después María se licenció
en Física. Y no sólo eso: ¡Fue la número uno de la clase! Pero la sociedad parisina de la
época no estaba acostumbrada a reconocer los méritos de las mujeres y no se lo
pusieron fácil. María no estaba dispuesta a rendirse y continuaba esforzándose con una
idea en la cabeza: “Es más difícil cambiar lo que está fuera que lo que está dentro”.
Un año después conoció a un hombre muy especial: Pierre Curie. Un científico que, al
igual que ella, era un apasionado de la física. Así que muy pronto se hicieron buenos
amigos y luego se enamoraron. Pronto se casaron y María Salomea Sklodowska cambió
su nombre por Marie Curie.
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Pierre y Marie eran tal para cual, sabían reconocer las cosas importantes de la vida. Por
eso, en lugar de gastar dinero en un banquete de boda o en unos anillos, compraron una
bicicleta y se fueron de luna de miel a recorrer Francia subidos en ella.

A pesar de que ya era licenciada en Física, Marie Curie quiso seguir estudiando y
comenzó un doctorado. En esa misma época, el físico alemán Wilhelm Roëntgen había
descubierto los rayos X, que servían para ver a través de los objetos; y el científico
francés Antoine Henri Becquerel, había descubierto la radioactividad. Fue por
casualidad. Antoine había guardado en un cajón unas placas fotográficas junto a un
trozo de uranio. Cuando volvió a abrir el cajón, las fotografías se habían vuelto negras, lo
que le hizo darse cuenta de que el uranio emitía una potente radiación.

Estos descubrimientos maravillaron a Marie Curie, quien decidió comenzar sus


investigaciones sobre sustancias radioactivas. La investigación de Marie iba tan bien,
que su marido decidió aplazar sus estudios sobre magnetismo para ayudarla. ¡Y fue una
gran decisión! En poco tiempo, Marie y Pierre descubrieron dos nuevos elementos
químicos mucho más radioactivos que el uranio. Y, además, tuvieron a su primera hija.

Marie y Pierre Curie pasaron cuatro largos años intentando demostrar a los científicos el
valor de su hallazgo. Por fin, en el año 1903, recién iniciado el siglo XX, Marie se
convirtió en la primera mujer de la historia en recibir el premio más importante del
mundo: el Premio Nobel de Física. Eso sí, fue un reconocimiento compartido con su
marido, Pierre, y con Antoine Becquerel.

A pesar de que Marie había contribuido mucho más que Pierre y Antoine a las
investigaciones sobre la radioactividad, no tuvo el mismo reconocimiento, pues la
sociedad de la época aún dejaba de lado a las mujeres. Un año después de recibir el
premio nació su segunda hija. Así que mientras que a Pierre Curie le nombraron
Catedrático de la Universidad de París, Marie cuidaba de sus hijas y continuaba
investigando por su cuenta.

Por fin, la vida parecía sonreír a Marie Curie, hasta que un día la desgracia volvió a
visitarla: un carro de caballos atropelló a Pierre y éste murió. De modo que Marie tuvo
que continuar con sus investigaciones sobre el radio ella sola.

Gracias a su empeño los siguientes años, Marie Curie realizó otro importante
descubrimiento: la radioterapia como tratamiento del cáncer. Y fue gracias a eso que, en
1911, ganó otro premio Nobel; esta vez, de Química. Se convirtió entonces en la primera
mujer (y única hasta nuestros días) en ganar dos premios Nobel.

Tres años después, estalló la I Guerra Mundial. Marie Curie pensó en cómo podría poner
sus investigaciones al servicio de los soldados heridos en combate. Entonces tuvo una
idea: ¡compraría viejos vehículos y máquinas de rayos X portátiles y crearía ambulancias
radiológicas para ayudar a los heridos! Su idea funcionó y salvó la vida de muchos
soldados al facilitar que los médicos pudieran ver sus cuerpos por dentro, encontrar las
balas y poder curarles.

Marie Curie murió con 67 años de leucemia, un tipo de cáncer que, seguramente,
desarrolló por estar tanto tiempo expuesta a la peligrosa radiación de los elementos que
estudiaba.

Tomado de: https://www.mumablue.com/blog/biografia-de-marie-curie-para-ninos-audiocuento/

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