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MARIE CURIE
A pesar de que ya era licenciada en Física, Marie Curie quiso seguir estudiando y
comenzó un doctorado. En esa misma época, el físico alemán Wilhelm Roëntgen había
descubierto los rayos X, que servían para ver a través de los objetos; y el científico
francés Antoine Henri Becquerel, había descubierto la radioactividad. Fue por
casualidad. Antoine había guardado en un cajón unas placas fotográficas junto a un
trozo de uranio. Cuando volvió a abrir el cajón, las fotografías se habían vuelto negras, lo
que le hizo darse cuenta de que el uranio emitía una potente radiación.
Marie y Pierre Curie pasaron cuatro largos años intentando demostrar a los científicos el
valor de su hallazgo. Por fin, en el año 1903, recién iniciado el siglo XX, Marie se
convirtió en la primera mujer de la historia en recibir el premio más importante del
mundo: el Premio Nobel de Física. Eso sí, fue un reconocimiento compartido con su
marido, Pierre, y con Antoine Becquerel.
A pesar de que Marie había contribuido mucho más que Pierre y Antoine a las
investigaciones sobre la radioactividad, no tuvo el mismo reconocimiento, pues la
sociedad de la época aún dejaba de lado a las mujeres. Un año después de recibir el
premio nació su segunda hija. Así que mientras que a Pierre Curie le nombraron
Catedrático de la Universidad de París, Marie cuidaba de sus hijas y continuaba
investigando por su cuenta.
Por fin, la vida parecía sonreír a Marie Curie, hasta que un día la desgracia volvió a
visitarla: un carro de caballos atropelló a Pierre y éste murió. De modo que Marie tuvo
que continuar con sus investigaciones sobre el radio ella sola.
Gracias a su empeño los siguientes años, Marie Curie realizó otro importante
descubrimiento: la radioterapia como tratamiento del cáncer. Y fue gracias a eso que, en
1911, ganó otro premio Nobel; esta vez, de Química. Se convirtió entonces en la primera
mujer (y única hasta nuestros días) en ganar dos premios Nobel.
Tres años después, estalló la I Guerra Mundial. Marie Curie pensó en cómo podría poner
sus investigaciones al servicio de los soldados heridos en combate. Entonces tuvo una
idea: ¡compraría viejos vehículos y máquinas de rayos X portátiles y crearía ambulancias
radiológicas para ayudar a los heridos! Su idea funcionó y salvó la vida de muchos
soldados al facilitar que los médicos pudieran ver sus cuerpos por dentro, encontrar las
balas y poder curarles.
Marie Curie murió con 67 años de leucemia, un tipo de cáncer que, seguramente,
desarrolló por estar tanto tiempo expuesta a la peligrosa radiación de los elementos que
estudiaba.