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BLINDA TU SISTEMA INMUNITARIO

Mike Zimmerman
Algo curioso ha ocurrido durante la pandemia del COVID-19: ciertas personas que
contrajeron el virus no padecieron tanto, mientras que otras enfermaron de gravedad. Y si bien el
patógeno (que son medios o elementos que producen enfermedades o favorecen a ella) se ensaña
con los mayores, algunos sobrevivieron a pesar de que su edad superaba los 100 años.
En cuanto a los jóvenes (cuyas defensas son, en teoría, más fuertes), muchos sucumbieron
al padecimiento. ¿Por qué el sistema inmunitario de un sujeto resiste más que el otro
independientemente de la longevidad? ¿Qué revela, por ejemplo, el hecho de que tu pareja o
hijo se enfermen y tú no, o viceversa?
Sabemos que las capacidades de nuestro mecanismo de protección menguan con los años.
Es como cuando comparas una foto tuya de hace una década con una recién tomada esta mañana:
notarás los cambios en tu rostro, tu piel y en tu color de cabello, es producto del paso del tiempo.
“Lo mismo sucede con tu sistema inmunitario”, comenta Insoo
Kang, profesor de medicina y director del departamento de Alergias e
Inmunología de la Facultad de medicina de Yale.
Kang ha estudiado el envejecimiento humano durante 20 años. “Las
células inmunitarias, en especial las T CD8+ (un tipo de glóbulos
blancos o leucocitos), sufren cambios a medida que envejecemos, así
que cada vez hallamos menos de ellas, indispensables para identificar
nuevos patógenos, como el COVID-19. Esto nos sucede a todos,
aunque no a la misma velocidad”.
¿Por qué el ritmo de deterioro varía de persona a persona? es uno de
los mayores misterios de la ciencia. Si bien el sistema inmunitario es
Doctor Insoo Kang complejo todos conocemos su función a grandes rasgos: nuestro
organismo detecta un intruso (virus, bacteria, parásito u objeto
extraño) y produce leucocitos para combatirlo. Digamos que tienes 73 años: la cantidad de células
que produces ahora en comparación a cuando tenias 45 es desconocida y, por lo tanto, la pregunta
del millón.
En esta crisis surgió otra incógnita: ¿cómo es que alguien de 104 años sobrevive, si
personas a la mitad de su edad o más jóvenes no la cuentan?
Por suerte la pandemia no será eterna. Sin embargo, podemos usar esta situación a nuestro
favor con el propósito de entender cómo se desgasta este mecanismo de protección con la edad y,
lo que es más importante, de qué forma podríamos frenar dicho deterioro y aumentar nuestras
defensas de reserva con el objeto de afrontar cualquier enfermedad futura.

LA INMUNIDAD Y EL ENVEJECIMIENTO
Nuestro cuerpo deja de producir el mismo número de células a medida que envejecemos,
apunta el doctor Atul Butte, distinguido profesor de epidemiología, bioestadística y pediatría de la
Universidad de California en San Francisco. “Y nadie sabe realmente por qué”.
Junto con un equipo de investigadores, Butte realizó un exhaustivo análisis de 242 estudios
que revelaron patrones sobre las modificaciones que experimenta el sistema inmunitario al paso
del tiempo. Ciertas células inmunitarias clave (los linfocitos B, que incitan a los anticuerpos a
combatir a los agentes hostiles, y los T, que atacan a los virus) se tornan menos eficientes con la
edad. Por ejemplo, en nuestro organismo encontramos dos categorías de
linfocitos T: los de “memoria”, que al encontrar un patógeno
determinado “recuerdan” cómo combatirlo, y los “novatos”, como los
T CD8+ (a los cuales ya mencionamos), que aún no han combatido
ninguna amenaza. “Hemos notado que, con los años experimentamos
una disminución en las filas de linfocitos T novatos en particular”,
agrega Butte.
Así que digamos que aparece el COVID-19: no se asemeja a nada que
hayamos visto antes; por lo tanto, no contamos con células de memoria
T que desplazar (aunque nuevas investigaciones sugieren que quizá
algunos hayamos desarrollado defensas al encontrarnos alguna vez con
Doctor Atul Butte otras sepas de coronavirus). Las células novatas atacan al virus, y dada
que los ancianos tienen menos de estas, se convierten en el grupo más
vulnerable. Pero no todos entran a esta categoría, ya que el sistema inmunitario de cada uno se
desgasta de diferente manera.
Un fenómeno que observó Butte durante su análisis ilustra lo anterior: en ciertos casos, los adultos
mayores sanos mostraban un deterioro menor o inexistente en los niveles de células T. Algunos
tienen aún más que los jóvenes, y, en general, las mujeres parecían registrar concentraciones
mayores en la vejez.
Nadie sabe realmente cuál sería una cantidad saludable de linfocitos B y T. Butte lo pone
en estos términos: “Si quieres saber cuánta hemoglobina corre por tu venas, te hacemos un
análisis sanguíneo: los parámetros normales se han establecido. Si deseas conocer tus niveles
de hierro, también conocemos el rango habitual. En cambio, no tenemos ni idea de cuál es la
norma con estas células inmunitarias. Ni siquiera las medimos”.
Muchas podrían ser las causas de que estas importantes
células escaseen a la postre. ¿Herencia genética? ¿Estilo de vida?
“sabemos que los genes desempeñan un papel importante”,
comenta Butte. “Aunque sigue en duda si influyen más que los
factores ambientales y los hábitos”.
No dormir bien, el estrés crónico y el sobrepeso (todos ellos
factores de nuestro estilo de vida) suelen propiciar una inflamación
crónica de baja intensidad al igual que otros padecimientos
sistémicos, como las enfermedades autoinmunitarias y la
disminución de la función hepática y renal. Dicha inflamación
genera inmunosenescencia (deterioro gradual del sistema
inmunitario) al activar a menudo la reacción inmunitaria. Esto acelera el proceso de
envejecimiento celular y puede conducir a cardiopatías, diabetes tipo 2 y Alzheimer, entre otros
trastornos, comprometiendo tu sistema inmunitario sin que te enteres.
“La mayoría de nuestros sistemas están estrechamente regulados”, asegura el doctor
Sean Xiao Leng, geriatra y profesor de la Facultad de Medicina Geriátrica de la Universidad de
Johns Hopkins. “El inmunitario no es la excepción; por eso, alterarlo es tan peligroso”.
COMO BLINDAR TU SISTEMA INMUNITARIO
No puedes hacer nada al respecto a tu constitución genética. Por fortuna, muchos factores
que están bajo tu control inciden de forma positiva en el sistema inmunitario. Tómalos muy en
serio, exhorta Leng. Y aunque no logres frenar el deterioro de tus defensas, cualquier
desaceleración que propicies supondrá una mayor reserva inmunitaria, la cual será indispensable
llegado el momento de combatir algún patógeno.
En lo que toca a la vulnerabilidad de los adultos mayores, existen dos factores primordiales,
asevera Leng. “El primero es la incidencia: es decir si contraes el mal o no. Pero el segundo es
la severidad. Aunque corras con la mala suerte de contagiarte, gozar de una mejor función
inmunitaria puede determinar qué tanto padecerás”. En otras palabras, cada pizca de prevención
ayuda. Aquí presentamos los aspectos más importantes.
MOVIMIENTO. Ejercitarse con frecuencia eleva la respuesta inmunitaria disminuye la
inflamación. Un estudio publicado en el 2019 por Nature Reviews Immunology, observó que los
músculos esqueléticos suponen un “órgano regulador inmunitario sustancial” que genera unas
proteínas antiinflamatorias e inmunoprotectoras llamadas miocinas. Un artículo redactado en 2018
detalló que los entrenamientos de alta intensidad podían reducir la inmunosenescencia en adultos
mayores. “El ejercicio fortalece el cuerpo y es quizá el cambio más relevante que puedas
implementar”, añade Kang.
AUTOCONOCIMIENTO. En la opinión de Butte, necesitamos ser
más conscientes de nuestro estado de salud. Los asmáticos, por
ejemplo, podrían comenzar a medir los picos en su flujo respiratorio
a fin de conocer el desempeño de sus pulmones en circunstancias
normales. “Entre más dispositivos y herramientas digitales
utilicemos, mejor informados estaremos”, sentencia, Si notarás una
anomalía, no irías al doctor y le dirías: “Me cuesta trabajo
respirar”, sino podrías informarle: “Mi nivel respiratorio cayó 8
ciento”. Estar al tanto de cualquier enfermedad crónica que
padezcas te permitirá identificar los inconvenientes apenas surjan;
así; tú y el médico podrán decidir cuál será el mejor tratamiento que
debes seguir.
1Doctor Sean Xiao Leng
NUTRICIÓN. Comer bien y evitar la obesidad (mortal cuando de
procesos inflamatorios se trata) es primordial. Eso no es todo: las investigaciones revelan, además,
algunos efectos de la nutrición en las funciones inmunitarias de los adultos mayores. Un artículo
publicado por Nutrients en el 2018 señaló que ciertos nutrientes elementales (como las vitaminas
A, C, D, E y aquellas del grupo B, aunadas al ácido fólico, el hierro, el selenio y el cinc) son
necesarias para la inmunocompetencia, y su falta propicia una menor producción de linfocitos T,
y por ende la incapacidad de mitigar la inflamación. Esfuérzate por hallar el equilibrio, comenta
Kang: “No comas solo vegetables, sino también proteínas de buena calidad y fibra”. Esta última
es importante porque alimenta tu flora intestinal y puede contribuir a reducir la inflamación.
“Tenemos muchas células inmunitarias beneficiosas para nuestra salud en el intestino. Quizá
la fibra dietética haga más que promover la actividad intestinal”.
CALMA. Diversos estudios coinciden: la tensión descontrolada puede acelerar la
inmunosenescencia. Si algo te estresa, tu respuesta inmunitaria será iniciar un proceso
inflamatorio. Así que protegernos de las alteraciones resulta indispensable. Realiza actividades
que reduzcan la tensión (como meditar o ejercitarte) y pide ayuda si enfrentas una situación
apremiante (laboral, económica o que involucre a un ser querido) que no consigas resolver. Este
tema puede omitirse porque no es tangible, como los estragos del sedentarismo o la cantidad de
cigarros que fumas al día, indica Leng.
VACUNAS. La edad también pasa la factura en lo que se refiere a
la eficacia de la inmunización. Las vacunas están diseñadas para
incitar la producción de antígenos (la que combate la influenza, por
ejemplo, se elabora a partir de células de dicho virus) pero nuestra
reserva inmunitaria, que envejece a diario, no responde con el
mismo afán de nuestros años de gloria.
Lo anterior no significa que no valgan la pena. “Es verdad que
pierden eficacia en nosotros a medida que envejecemos”, afirma
Kang, “pero mitigarán la afección si te contagias. La gente deberá
inmunizarse siempre que su médico lo indique considerando su
edad y su expediente”.
MEDICAMENTOS. Algunos fármacos podrían inhibir tu sistema inmunitario. Por ejemplo, los
corticoides orales e inhalados (prescritos de ordinario para la artritis, las alergias, el asma y las
enfermedades inflamatorias intestinales) aumentan el riesgo de contraer infecciones fúngicas
(también llamada micótica, es aquella causada por hongos). Lo mismo sucede con los inhibidores
del factor necrosis tumoral (empleados para lidiar con trastornos inmunitarios como la artritis
reumatoide y la psoriasis). “Hasta los antibióticos pueden atentar contra la flora intestinal y dar
pie a ciertas septicemias”, comenta Kang. Si ingieres medicamentos de forma regular, consulta al
médico sobre las secuelas potenciales para tu sistema inmunitario y cómo mitigarlas.

LECCIONES DEL COVID-19


Además de la técnica apropiada del lavado de manos y cuánto son 2
metros de distancia, esta pandemia nos ha enseñado más sobre las
debilidades de nuestra salud como individuos y como la población
en proceso de envejecimiento que somos.
Butte cree que nos conducirá a una nueva era en la
investigación inmunológica. “Vamos a aprender mucho y a prisa”.
Por su parte Leng prevé un gran impulso para indagar más sobre el
envejecimiento y la inmunidad mediante el estudio de los adultos
mayores y el descubrimiento de los mecanismos que desconocemos
de este sistema. De hecho, ya forma parte de un enorme proyecto,
enfocado en la ciencia geriátrica de los Institutos Nacionales de
Salud del Reino Unido, el cual involucra a cientos de especialistas.
“El modelo de la medicina tradicional se enfoca en las enfermedades aisladas”, dice.
“Pero veremos si logramos encontrar un mecanismo oculto en la inmunidad, algo que quizá
esté en la fase más temprana del proceso”. Después podremos investigar en términos más amplios
en lugar de perseguir males particulares. Si lo conseguimos, los adultos mayores podrán lidiar con
los retos inmunitarios de mejor manera.
¿TU SISTEMA INMUNITARIO ES VULNERABLE?
Algunas afecciones pueden revelar que tus defensas no se encuentran en condiciones de combatir una afección viral. Si padeces de algunas de
estas enfermedades, toma las debidas precauciones para protegerte y consulta al médico a fin de regular tu tratamiento de ser necesario.
ASMA, EPOC Y OTRAS ENFERMEDADES
OBESIDAD DIABETES CÁNCER ENFERMEDADES AUTOINMUNITARIAS CARDIOPATÍAS
RESPIRATORIAS
Hoy el tejido adiposo El alto nivel de glucosa El cáncer y sus diversos A los virus les encanta Una infección no solo La hipertensión y otros
(grasa) se considera un en la sangre tratamientos pueden atacar los pulmones: puede detonar trastornos cardiacos
órgano endocrino e (hiperglucemia)es una reducir la concentración quienes padecen una enfermedades aumentan la propensión
inmunitario, según las condición inflamatoria de glóbulos blancos, enfermedad pulmonar autoinmunitarias (como a los contagios en los
investigaciones más que tiende a inhibir la provocando que los están en riesgos de la psoriasis, la adultos mayores, afirma
recientes, puede inhibir respuesta inmunitaria y pacientes sean más presentar síntomas más esclerosis múltiple o la American Heart
la función metabólica eleva el riesgo de susceptibles a graves si enferman. Los artritis reumatoide. El Association. Según los
inmunitaria. En un contraer infecciones. contagiarse y que les sea pacientes con tratamiento de estas a primeros informes, 40
estudio de 2018 entre Quienes no tengan su más difícil combatir las enfermedad pulmonar menudo requiere por ciento de los
pacientes que glicemia bajo control enfermedades. Si eres obstructiva crónica emplear pacientes de COVID-19
contrajeron influenza a quedan vulnerables. paciente oncológico, o (EPOC) son inmunosupresores, que que requirieron
lo largo de tres distintas sobreviviente, consulta al particularmente pueden elevar el riesgo hospitalización
temporadas de gripe médico a este respecto. vulnerables a contraer de septicemia. Además, presentaban ya una
estacional, se descubrió infecciones que pueden estos trastornos pueden cardiopatía, detalla la
que los adultos obesos dañar aún más, sus ya dar pie a la enfermedad institución.
tardaban 42 por ciento dañados alvéolos. pulmonar intersticial,
más en derrotar al virus peligrosa afección que
que sus contrapartes. es capaz de causar
cicatrices en el órgano
que ataca.

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