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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE ZACATECAS

“FRANCISCO GARCIA SALINAS”

UNIDAD ACADEMICA DE CIENCIAS QUIMICAS


AREA DE CIENCIAS DE LA SALUD

PROGRAMA DE QUIMICO FARMACEUTICO BIOLOGO


OPTATIVA IV MANEJO DE LA NUTRICIÓN

ENSAYO
“INMUNOSENESCENCIA RELACIONADO CON LA
ANTROPOMETRÍA EN PACIENTES GERIÁTRICOS”

DOCENTE TITULAR: M. EN C. HEYSEL MURILLO CAZARES


ALUMNA: DANIELA DURÁN REYES

GRADO: 10°

SEMESTRE ENERO – JULIO 2023


INTRODUCCIÓN
La evaluación nutricional de personas ancianas incluye datos de la historia clínica,
la encuesta dietética, las variables del laboratorio clínico, las pruebas inmunológicas
y la antropometría, entre otros métodos, tanto para su evaluación nutricional actual,
como para medir los cambios que ocurren en el individuo.
En particular, la antropometría, por ser un método no invasivo, poco costoso y de
menos complejidad que otras técnicas, ofrece una información útil y apropiada sobre
la composición corporal, y puede contribuir a evaluar el estado nutricional y las
tendencias de cambio en el tiempo de una persona, como resultado de factores
diversos, sobre todo, asociados al envejecimiento. La antropometría y la estimación
de la composición corporal presentan en el anciano problemas especiales, dado
que con frecuencia les resulta difícil asumir la posición de pie correctamente.
Estos aspectos tienen 2 inconvenientes: primero, los cambios fisiológicos de la
composición corporal con el envejecimiento limitan la aplicación de valores de
referencia disponibles del estado nutricional, a partir del estudio de poblaciones más
jóvenes, y el uso de ecuaciones de predicción para edades más tempranas, sobre
todo, cuando se trata de adultos mayores de 75 años según se aprecia en estudios
poblacionales; y en segundo lugar, los individuos con limitaciones físicas, motoras
y/o mentales que requieren técnicas adecuadas para ser medidos y evaluados
nutricionalmente, lo que es más frecuente entre los adultos mayores o muy
mayores, aunque puede ser aplicable a personas con incapacidad para mantenerse
en posición de pie, o con procesos específicos de enfermedad.
Como alternativa para estimar el estado nutricional se ha utilizado la medición de la
altura de la rodilla, que permite extrapolarla a la de la estatura habitual del sujeto, y
que puede obtenerse por medición directa, en posición reconvente. Las mediciones
se realizan en los mismos sitios y con las mismas técnicas que en el caso de la
antropometría en posición de pie, y su confiabilidad es comparable, incluso,
tomando en consideración la edad y el sexo. Otros métodos disponibles, como la
impedancia bioeléctrica y técnicas más complejas de evaluación de la composición
corporal, tienen limitaciones para su uso en el trabajo continuo de evaluación del
estado nutricional, o para ser utilizadas en el hogar o en el consultorio médico.
El proceso de envejecimiento provoca cambios en el sistema inmune que afectan
su funcionamiento y desarrollo. Estos cambios pueden manifestarse desde la
linfopoyesis hasta la respuesta que orquesta el sistema inmune frente a
determinada enfermedad o agente infeccioso. Ambas ramas de la inmunidad, innata
y adaptativa, se afectan en este proceso, lo que genera un impacto negativo en la
respuesta inmune de los ancianos y los predispone a padecer enfermedades
infecciosas, cáncer, autoinmunidad y a desarrollar respuestas pobres tras la
administración de vacunas.
DESARROLLO

Con la edad comúnmente ocurren alteraciones en el sistema inmune; estas


modificaciones se conocen como “inmunosenescencia”. Se trata de un fenómeno
de disminución de la función que implica cambios, tanto en los mecanismos
inespecíficos de defensa, como en la inmunidad adaptativa.
Entre las manifestaciones de este deterioro se señala susceptibilidad incrementada
a las enfermedades infecciosas (influenza y tuberculosis), condiciones patológicas
relacionadas con inflamación (enfermedades cardiovasculares, enfermedad de
Alzheimer), enfermedades autoinmunes (artritis reumatoide), al cáncer, y respuesta
reducida ante la vacunación.
Estudios recientes indican que existen modificaciones en el número de células, así
como disminución en la activación y proliferación celular, fundamentalmente en las
células T, subgrupo mejor estudiado. Igualmente, durante esta etapa disminuye el
número de células vírgenes, se incrementa el número de células T de memoria y se
invierte la relación entre las células T CD4+ y CD8+.
En Cuba, con una esperanza de vida de 78 años, se acentúa el proceso de
envejecimiento poblacional. En el año 2012 se reportó 18,3 % de personas de 60
años y más, para el 2 % de incremento porcentual respecto al año 2011 y el 30 %
respecto al año 2000. Esta revisión expone los aspectos fundamentales
relacionados con el deterioro del sistema inmunitario descritos en la literatura en los
últimos 15 años con el fin de actualizar el conocimiento sobre el complejo
componente inmune del envejecimiento.

EFECTOS DEL ENVEJECIMIENTO EN LA TIMOPOYESIS

El timo es un órgano linfoide central donde ocurren la diferenciación y maduración


de los timocitos y es, por tanto, la principal fuente de linfocitos T del organismo.
Anatómicamente se ubica en la porción superior del tórax, detrás del esternón por
delante de los grandes vasos. Su peso es pequeño antes del nacimiento y aunque
su tamaño continúa aumentando hasta que alcanza dimensiones máximas durante
la pubertad, su actividad funcional, compartimientos (médula y corteza) y
maduración de linfocitos T, disminuyen paulatinamente durante la vida. No obstante,
el análisis fenotípico de las células linfoides y del microambiente ha demostrado que
la involución del timo se debe principalmente a cambios cuantitativos, y aunque el
volumen tímico total disminuye con la edad, las principales subpoblaciones
linfocitarias se preservan durante la vida, tanto en la corteza como en la médula.
Al ser el timo el sitio de maduración y diferenciación de las células T, es nombrado
“el reloj inmunológico del envejecimiento”. La involución del timo y la disminución de
la salida de linfocitos T son dos importantes cambios que ocurren en el sistema
inmunitario con el envejecimiento.
Se ha demostrado que factores extratímicos como el zinc, la catepsina L, la
melatonina, la hormona tiroidea y la hormona de crecimiento, son importantes en el
mantenimiento de las funciones del timo. La interacción entre los timocitos en
desarrollo y las células estromales tímicas puede ser sensible a cambios en el
sistema endocrino, pues ambos expresan receptores para una o más hormonas,
entre las que se incluyen la hormona de crecimiento y el factor de crecimiento I,
parecido a la insulina. Estas hormonas tienen un efecto antiapoptótico en los
timocitos y estimulan la producción de citosinas por las células estromales tímicas.
Estudios en roedores han demostrado que la administración de estas hormonas
estimula la timopoyesis; y en seres humanos se ha comprobado el incremento del
tamaño del timo tras la administración de la hormona de crecimiento. Otros autores
han demostrado que la administración de IL-7 puede incrementar el número de
células T del timo.

CAMBIOS RELACIONADOS CON LAS CÉLULAS T

Los cambios críticos, característicos de la inmunosenescencia, ocurren en las


poblaciones de células T. Los tres cambios más importantes que se han observado
son:
1. La disminución en el número de células vírgenes.
2. El incremento en el número de células de memoria, que resulta en un
aumento de la producción de citosinas.
3. La acumulación de células efectoras disfuncionales activadas con un
repertorio limitado.
Las células T producidas en el timo migran a los distintos sitios en los órganos
linfoides secundarios. El total de células en estos sitios se afecta poco con el
envejecimiento. No obstante, existe una disminución considerable en las respuestas
mediadas por células T CD4 y T CD8. Una de las razones por la cual con la edad
disminuye la inmunidad mediada por células, es la sustancial reducción en la
fracción de linfocitos T vírgenes, con un incremento concomitante en las células T
de memoria. El efecto de la reducción de las células T vírgenes en la periferia es la
contracción del repertorio y por consiguiente, se generan respuestas pobres a
nuevos antígenos.
Las células T de memoria, especialmente aquellas que son específicas para
antígenos que se detectan frecuentemente, son conducidas a diferenciarse
continuamente hacia un estadio final, caracterizado por supervivencia celular pobre,
erosión de telómeros, senescencia replicativa y agotamiento funcional. Este hecho
pudiera generar la aparición de “hoyos” en el repertorio de células T específicas, lo
cual pudiera desencadenar susceptibilidad de los adultos mayores para algunos
agentes infecciosos.
Durante el envejecimiento se incrementan algunas subpoblaciones de células T.
Estudios longitudinales en ancianos aparentemente sanos han demostrado que, al
aumentar la edad, ocurre una inversión de la razón CD4:CD8, la cual es predictiva
de disminución de la supervivencia de individuos mayores de 80 años. Este
incremento en las células T CD8+ resulta de la expansión clonal de células T
CD8+CD28- altamente diferenciadas. Asimismo, se ha demostrado la aparición de
células T efectoras, activadas con un fenotipo CD27-, CD45RA+, CD57+. Estas
células CD8+ disfuncionales pueden reducir el repertorio de las células T
disponibles para las nuevas respuestas a infecciones o a neoplasias.

SENESCENCIA REPLICATIVA

La senescencia replicativa es característica de las células T CD8. Las células


CD8+CD28- expandidas son usualmente oligoclonales y la mayoría son positivas
para CD57. En experimentos de cultivo celular, las células T CD4 y T CD8 del mismo
donante se han sometido a protocolos de estimulación idénticos y se ha observado
que al cuarto encuentro con el antígeno, las células T CD8 no incrementan la
actividad de la telomerasa y la mayoría de estas no expresan el CD28. Por el
contrario, las células CD4 del mismo donante que experimentaron un número similar
de doblajes, mostraron una gran actividad de la telomerasa inducida por el antígeno
y una elevada proporción de células CD28 positivas.

Las células T CD8 senescentes se mantienen viables y activas metabólicamente


por largos períodos y presentan su capacidad citotóxica antígeno específica. A
pesar de la pérdida de la expresión de la molécula coestimulatoria CD28, que es
una característica de la senescencia replicativa de las células T, estas mantienen la
expresión de otros marcadores de células T que reflejan su linaje celular. Las células
T senescentes, además de tener telómeros acortados y una actividad de telomerasa
no detectable, muestran una resistencia incrementada a la apoptosis.
CAMBIOS RELACIONADOS CON LAS CÉLULAS B

Durante el envejecimiento la respuesta inmune humoral disminuye al ser comparada


con la que se genera en individuos jóvenes, tanto cuantitativa como
cualitativamente. Varios autores han reportado que se manifiesta reducida
especificidad, afinidad y cambio de isotipo en los anticuerpos de los adultos
mayores.
Como consecuencia, los ancianos manifiestan pobre protección contra agentes
infecciosos con los cuales no se ha tenido experiencia anterior, y respuesta
disminuida ante la vacunación.
Las células B de memoria pueden distinguirse de las vírgenes por la expresión en
su superficie de la inmunoglobulina (Ig), en la que ya se ha efectuado el cambio de
isotipo, y del marcador CD27. Estas células B de memoria se caracterizan por la
hipermutación somática en las secuencias génicas variables de la Ig.
El análisis de la respuesta de anticuerpos y en el número total de células B que se
une a antígenos foráneos, demuestran que la inmunosenescencia no es un estado
de deficiencia inmune, sino de desregulación inmunológica. De hecho, ha sido
demostrado que, aunque la respuesta contra antígenos extraños es menor que con
respecto a individuos jóvenes, el número de células B secretoras de autoanticuerpos
está muy aumentado.
Con la edad, los defectos en las funciones de las células T auxiliadoras pueden
contribuir a la disminución de la capacidad para producir respuestas vigorosas y
anticuerpos de alta afinidad en los centros germinales. Además, se ha encontrado
que con el paso de los años ocurre una disminución en la expresión de CD40, de la
molécula coestimuladora B7 (CD86) y aparición de defectos en la señalización a
través del receptor de células B.

INMUNOSENESCENCIA Y VACUNACIÓN

La vacunación estimula activación de las células T y B y genera respuestas humoral


y mediada por células, por lo que no se obtiene la respuesta deseada en individuos
inmunocomprometidos, como ancianos inmunosenescentes, que presentan un alto
riesgo por una insuficiente protección.
Evidencias obtenidas a partir del estudio de los niveles de anticuerpos específicos
y sus modificaciones en tiempos determinados tras la vacunación, reafirman este
postulado.
La eficacia de la vacuna contra la influenza alcanza entre el 70 % y el 90 % en
individuos menores de 65 años; en cambio, solamente entre el 30 % y el 40 % en
aquellos con edad superior. Este hecho indica que la capacidad de esta vacuna
para inducir protección está relacionada con la edad.

CONCLUSIÓN
Como ha sido mencionado con antelación, lograr un microambiente tímico funcional
es de suma importancia para el mantenimiento del compartimiento de células T con
adecuada diversidad de repertorio e intacta funcionalidad durante el envejecimiento.
Por tanto, la reconstitución tímica pudiera resultar un enfoque prometedor para
evitar la disminución del número de células T vírgenes y desacelerar la acumulación
de células T exhaustas, CD28 negativas. Especial atención se ha prestado al
empleo de IL-7, citocina que se produce en cantidades reducidas en el estroma del
timo en edades avanzadas. El tratamiento con IL-7 o derivados, se ha visto asociado
con el incremento del tejido tímico en ratones y humanos.
La administración de otras moléculas como hormona del crecimiento y factor de
crecimiento de queratinocitos, también ha resultado exitoso en el rejuvenecimiento
de la glándula tímica y para prevenir su involución en roedores.
Otro acercamiento que persigue prevenir la estimulación antigénica repetida y
consecuentemente la acumulación de células T de memoria CD28 negativas,
pudiera consistir en la vacunación durante la primera infancia, contra algunos virus
persistentes, especialmente contra el CMV. Alternativamente, la administración de
tratamientos de largo plazo con drogas antivirales pudiera evitar la reversión de la
latencia de este virus y de este modo, el continuo reto antigénico que supone para
el sistema inmune. Sin embargo, estas propuestas han sido fuertemente criticadas
por la poca probabilidad que tendría la erradicación por completo de los virus
persistentes, por la asociación del empleo de estas terapéuticas con serios efectos
adversos 57 y en el caso de la vacunación, por la posibilidad de ocupación del nicho
ecológico por otros gérmenes.
Adicionalmente, se ha postulado la manipulación indirecta de las alteraciones del
sistema inmune relacionadas con la edad con cambios en la nutrición, el estilo de
vida o la complementación de la dieta con micronutrientes específicos.

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