BANALIDAD DEL MAL
 Concepto planteado por la filósofa
alemana Hannah Arendt en su obra
Eichmann en Jerusalén, publicada en
1963 y escrita inicialmente como un
compendio de artículos como
corresponsal de prensa del juicio contra
Adolf Eichmann en 1961 por, además de
otros trece cargos, crímenes contra la
humanidad y crímenes contra el pueblo
judío.
 Es un mal que se ejerce por la obediencia
acrítica de órdenes superiores: el
individuo siente que no tiene
responsabilidad alguna sobre las
consecuencias de su acción, ya que se
limita a cumplir los mandatos de una
autoridad superior. Esta cuestión,
aplicada al aparato del Estado, es lo que
se denominará la racionalidad técnico-
burocrática.
 Es un mal que se ejerce no
necesariamente porque el individuo
desee ejercer el mal, sino porque nos
plegamos a la opinión pública dominante
por miedo a ser acosados, rechazados o
aislados por el grupo hegemónico y
convertirnos en víctimas del mismo.
MAL BANAL
 Aquel mal que no se juzga porque pasa
desapercibido o porque se trivializa al no
otorgársele relevancia.
 El carácter negativo de la acción no es
atendido, convirtiendo el mal en algo
trivial o que no tiene importancia.
MAL RADICAL
 Concepto planteado por la filósofa
alemana Hannah Arendt en su obra Los
orígenes del totalitarismo, publicada en
1951.
 Se considera que el ejercicio del mal, por
ejemplo, los comportamientos abusivos,
son el producto de malas intenciones.
 Es un mal que no se puede llegar a
entender, ya que no tiene ninguna
justificación o razonamiento más allá de
la propia malignidad de los individuos.
Por ello, no permite pronunciar sobre el
mismo ningún discurso coherente.
 Fue inicialmente el concepto que
propuso Hannah Arendt para explicar el
mal atroz en los regímenes totalitarios.
 El sujeto que inflige el mal desde la
perspectiva del mal radical sabe que está
transgrediendo valores éticos de carácter
universal.
 El ejercicio del mal radical elimina todo
rasgo humano del individuo.
 El mal no se ejerce por razones de
radicalización ideológica (en el caso del
Holocausto, por antisemitismo), sino por
una incapacidad del individuo para
pensar; es decir, para valorar las
consecuencias éticas de su acción y
disentir. Se actúa por obediencia, por
imperativo legal y/o por la presión de la
visión hegemónica del grupo dominante
ante el miedo de quedar aislado.

 El espectador, y no sólo el ejecutor del

mal, tiene también un papel prioritario
en la normalización y ejercicio de la
banalidad del mal: la carencia reflexiva
ante el dolor de los demás, la indiferencia
ante el dolor ajeno es una actitud que
suscita y alienta este tipo de mal.

 Hannah Arendt lo considera un tipo de

mal nunca visto en la historia de la
civilización, entendiéndolo como un mal
de tipo político casi imposible de vencer
por su penetración en la sociedad, ya que
se genera una indiferencia hacia el otro
que es aprovechada por el poder para
cualesquiera fines programáticos.

 El individuo no transgrede valores

morales de carácter universal, sino que
se comporta como un idiota moral; es
decir, como alguien que se limita a
cumplir órdenes sin discernir la bondad o
maldad de ese mandato. Y en la medida
que la esencia del pensamiento no sería
el conocimiento sino la capacidad para
distinguir el bien y el mal, lo bello y lo
feo, Eichmann habría renunciado a su
capacidad para pensar.