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La zanahoria, el huevo y el café

Érase una vez, la joven hija de una


hortelana que se quejaba
constantemente sobre su vida y sobre lo
difícil que le resultaba ir avanzando,
porque estaba cansada de luchar y no
tenía ganas de nada: cuando un problema
se solucionada, otro nuevo aparecía y eso
le hacía resignarse y sentirse vencida... ¡Ya
no podía más!, se quejaba sin parar la
joven.

La madre pidió a su hija que se acercara al


huerto y recogiera la zanahoria más
grande que tuvieran; luego que fuera al
gallinero y cogiera el huevo más hermoso que ese día hubieran puesto las gallinas; y por último,
que se acercara al almacén y cogiera un puñado de granos de café. Y que cuando lo tuviera todo,
fuese a la cocina de la casa y tomara asiento.

La hija obedeció a su madre, aunque protestando, ya que no entendía qué tenía que ver todo
eso con los grandes problemas que ella padecía.

Cuando llegó a la cocina, su madre le estaba esperando con tres recipientes con agua hirviendo:
en uno echó la zanahoria, en otro el huevo y en el último los granos de café. Y los dejó hervir sin
decir una palabra mientras su hija esperaba impaciente sin comprender qué era lo que su madre
estaba haciendo.

A los veinte minutos, la madre apagó el fuego, sacó la zanahoria y la colocó en un tazón; sacó el
huevo y lo colocó en un plato; y finalmente, coló el café en una hermosa taza.

La mujer miró a su hija y le preguntó: -"¿Qué ves?" -"Zanahorias, huevos y café" - fue la respuesta
de la hija.

La madre, que no estaba conforme con esa respuesta, le hizo acercarse y le pidió que tocara las
zanahorias: la hija lo hizo y notó que estaban blandas. Luego le pidió que cogiera el huevo y lo
rompiera; la hija le quitó la cáscara y partió por la mitad el huevo que ya estaba duro. Por último,
le pidió que probara el café; y la hija sonrió mientras disfrutaba de su intenso aroma.
En ese momento, la hija, totalmente intrigada, preguntó: -"¿Qué significa esto, mamá?

Y la madre le explicó: - "Los tres elementos (la zanahoria, el huevo y el café), se han enfrentado
a la misma adversidad: EL AGUA HIRVIENDO. Pero cada uno de ellos ha reaccionado de forma
muy diferente: La zanahoria, que parece fuerte y dura a simple vista, en cuanto empezaron los
problemas y notó la adversidad, se volvió débil, blanda y perdió su fortaleza.

- El huevo, que en un principio parecía tener un espíritu fluido, capaz de adaptarse a diferentes
situaciones, en cuanto encontró su problema y llegó la adversidad, se volvió duro, rígido,
inamovible. Por fuera parece igual, pero por dentro su esencia ¿en qué se ha transformado?

- Y el café. El café también ha pasado por el agua hirviendo, por su adversidad, pero a pesar de
ello, ha dado lo mejor de sí mismo e incluso a conseguido cambiar al agua, la fuente de sus
problemas; pues cuando el agua llega al punto de ebullición, el café consigue sacar su mejor
sabor."

De pronto, la madre miró muy seria a su hija y le dijo: -"Así que hija mía, ¿qué elemento vas a
ser tú cuando la adversidad llame a tu puerta?, ¿serás una zanahoria, un huevo o café"

La hija se quedó callada, y dicen, que todavía está pensando que clase de elemento quiere ser...

Y tú, querido lector, querida lectora: ¿qué elemento quieres ser tú?

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