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Dios, al Espíritu Santo (1 Cor 2,14; 6,11; 7,40; Rom 8,26; etc.). Pablo recoge el uso del Antiguo
Testamento en el cual se califica a Dios de pneuma (hebreo ruah). Este pneuma califica a Dios en
su poder, en su fuerza creadora, en lo que tiene de más íntimo y que comunica al hombre. Pablo
asume este aspecto y lo desarrolla: el Espíritu Santo es don de Dios (1 Tes 4,8;Gál 3,2), es el
Espíritu de Aquel que resucitó a Jesús de entre los muertos (Rom 8,11), Dios mismo (2 Cor3,17).
Sin embargo, este término sigue estando cargado de ambigüedad. Mientras que el simbolismo del
soplo, del viento, puede hacer pensar que se tratade un elemento natural, pneuma significa lo que
es diferente de nuestro mundo, sin que por ello se desprecie o se rechace el aspecto material y
carnal del mundo en que vivimos. Al contrario, el Espíritu revela el carácter precioso y frágil de este
mundo. Le comunica su fuerza transformadora para que se manifieste la presencia misteriosa del
Resucitado (2Cor 3,18). Este Espíritu se caracteriza por su universalidad: se derrama sobre todos
los hombres, gratuitamente. Al revés de la circuncisión, que era una marca reservada a un pueblo, el
sello del Espíritu se imprime todo ser humano, sea cual fuere su identidad (hombre o mujer) y su
procedencia judío o pagano) (Ef 1,13).
LEY, OBRA (nomos, ergon)En el Antiguo Testamento, la Torá atestigua la alianza entre Dios y
su pueblo, después de un acto de liberación (Éx 20,2); es en la obediencia a los mandamientos
donde Israel encuentra la vida (Dt30,15-20) Y como se mantiene en la alianza. La ley distingue de
este modo a Israel del conjunto de las naciones, procurando a los judíos una comprensión de sí
mismos como pueblo elegido. Pablo, el apóstol de los paganos, cuestiona esta comprensión de la
ley y el particularismo al que conduce. Fuera de las Cartas a los Gálatas y a los Romanos, el tema
de la ley (nomos) no está presente en Pablo más que en la primera a los Corintios y en Filipenses.
En 1 Cor 9,8 y 14,21, la «ley» designa en sentido amplio las Escrituras judías como palabra
autorizada (d. también 14,34). En 1 Cor 9,20-21, Pablo indica que, por la causa del evangelio, él es
capaz de vivir como si estuviera bajo la ley judía, aunque esté ahora bajo la ley de Cristo, que es
una ley de libertad (1 Cor 9,19). Finalmente, 1 Cor 15,56atestigua un aspecto de la comprensión
paulina de la ley que se desarrollará en Gálatas y en Romanos. En la Carta a los Filipenses (d. 3,5-
9) se concrétala reflexión de Pablo: una vez llegado, como fariseo, a un alto grado de calidad en la
obediencia a la ley (3,6), indica que tuvo que abandonar esa justicia que viene de la ley (3,9a) en
provecho de una justicia dada por la fe de Cristo (3,9b). Pablo opone aquí la ley y la fe. Este tema es
el que desarrollará en Romanos y en Gálatas.
son términos importantes en Pablo (Gál y Rom) en relacióncon la problemática de la ley y de la fe.
Estos términos son también esenciales en el judaísmo que insiste en la justicia de Dios y reflexiona
en la manera como el hombre debe ser encontrado justo ante él. Para el judaísmo, la justicia se
encuentra en la obediencia a la Torá. Sin embargo, es fruto de la gracia de Dios que escoge a
su pueblo, le da la ley le concede vivir de ella. Pablo va a cuestionar esta comprensión de la
justicia de Dios y la comprensión conjunta de la justicia del hombre.
Fuera de Gálatas y de Romanos, el tema de Lajusticia de Dios está poco presente en Pablo. Pero
se perfila ya lo que se desarrollará más adelante: Cristo se ha hecho para nosotros justicia (1 Cor
1,30; D. También 4,4 y 6,11); en Cristo nos hacemos justiciade Dios (2 Cor 5,21; d. también 3,9 y
sobre todo Flp3,6-9, en donde Pablo opone por primera vez la justicia que viene de la ley a la justicia
que viene de la fe de Jesucristo). En Pablo, el concepto de justicia va ligado a la cuestión de la
existencia humana delante de Dios. Se trata de un concepto soteriológico más bien que ético: no
ya la justicia que Dios quiere, sino la justicia que concede al hombre. Los dos términos más
importantes de la carta a los Gálatas sobre la justificación son Gál 2,16-21 Y 3,6-29, cuya
substanciaste recogida por entero en Romanos.
La primera aparición del concepto de justicia en la carta a los Romanos confirma que, cuando Pablo
habla de La justicia de Dios, habla del hombre en busca de justificación: Pues no me avergüenzo
del evangelio que es fuerza de Dios para que se salve todo el que cree, tanto si es judío como si no
lo es. Porque en él se ha manifestado la justicia de Dios a través de una fe en continuo crecimiento,
como dice la Escritura: “el justo vivirá por la fe» (Rom 1,16-17).