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Introducción
La clase de hoy da inicio a la unidad 2, cuyo objetivo central es analizar los vínculos entre
educación y sociedad a partir de la incorporación de conceptos e instrumentos que ayuden a
comprender de forma compleja no solo la posición de los diversos grupos sociales y sus
relaciones, sino también la tendencia a la reproducción del orden social. Ello supone empezar a
pensar a la educación no ya como un fenómeno singular o como “efecto” de aquello que sucede
en otras áreas de la vida social, sino construir una mirada bidireccional que permita analizar las
múltiples relaciones entre el sistema escolar y esas otras esferas sociales, preguntándonos de
qué manera éstas influyen en las trayectorias educativas y, a la vez, cómo incide la educación
sobre procesos y fenómenos extraeducativos.
Esta relación entre las bases materiales y culturales de la dominación implica pensar lo social en
su existencia objetiva o estructural, independiente de la conciencia y voluntad de los agentes
sociales; y subjetiva, en los esquemas de percepción y acción de cada sujeto. Pero no como
realidades independientes, sino que la objetividad social es la base de generación de las
percepciones -por lo que las divisiones sociales son también divisiones mentales- pero es la
subjetividad de los agentes la que garantiza la perpetuación de la objetividad a través del modo
en que viven cotidianamente.
Es necesario entonces ver la articulación entre la objetividad (el campo) y la subjetividad (el
habitus).
Es la propia dinámica de cada uno de los campos la que va formando de algún modo la propia
subjetividad de los agentes que allí participan, en función de la posición que los distintos grupos
o clases ocupan en cada uno. O sea, el campo es una relación objetiva pero a la vez una relación
de sentidos.
Al ser producto de las condiciones objetivas, es posible hablar de un habitus de clase, en tanto
los agentes ubicados en posiciones homogéneas se encuentran sometidos a similares
condiciones objetivas, cuya influencia generará disposiciones análogas. Sin embargo, esto no
implica prácticas idénticas, ya que estas últimas son efecto tanto de las disposiciones como de
la trayectoria de los sujetos, de los vínculos sociales tejidos, los campos de actuación, las
oportunidades extraordinarias.
ESTRUCTURA SOCIAL Y EDUCACIÓN
Karolinski, M. y Rodríguez Moyano, I (2019) – Maestría en Educación – UVQ
Esto que constituye el habitus primario es la matriz cultural adquirida en la primera infancia que
será confrontado a lo largo de la vida, en el paso por las distintas instituciones. Este habitus
primario al incorporarse como esquema de percepción y apreciación de prácticas adquiere un
lugar central, ya que opera como esquema interpretativo y selectivo de la nueva información, al
rechazar o reinterpretar “lo nuevo”. En palabras del propio Bourdieu:
"El peso particular de las experiencias primitivas resulta en efecto en lo esencial del hecho que
el habitus tiende a asegurar su propia constancia y su propia defensa contra el cambio a través
de la selección que opera entre las informaciones nuevas, rechazando, en caso de exposición
fortuita o forzada, las informaciones capaces de poner en cuestión la información acumulada y
sobre todo desfavoreciendo la exposición a tales informaciones. (..) Por la 'elección' sistemática
que opera entre lugares, acontecimientos, personas susceptibles de ser frecuentados, el habitus
tiene a ponerse al abrigo de las crisis y de las puestas en cuestión críticas asegurándose un medio
al que está tan preadaptado como es posible.” (BOURDIEU, 2010 [1980]: 98-99)