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Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social

2ª Actividad Evaluable: Noción de trabajador y


Contratación y Subcontratación de obras y
servicios.

Sergi Morillas Silvestre


Olympia Aranda Cobo
Ethan Cees Rojas

Grupo M5
SUPUESTO A. NOCIÓN DE TRABAJADOR

1) ¿Cuál será la naturaleza de la relación jurídica existente entre Dídac y TV3?


Argumente su respuesta analizando los distintos indicios de
laboralidad/trabajo autónomo presentes en la prestación de servicios

Con el fin de responder a esta pregunta, debemos acudir al artículo 1.1 del Estatuto
de los Trabajadores, en el que se fijan las características fundamentales y
definitorias de un contrato de trabajo, como son: la voluntariedad, el carácter
personal, la ajenidad, la dependencia y la retribución salarial. Tomando estos
conceptos como punto de partida, deberemos aplicar un test de laboralidad en base
a los mismos con tal de determinar qué tipo de relación jurídica tiene Dídac con
respecto a TV3.

En algunos supuestos, como en el que nos encontramos, puede resultar arduo


calificar determiandas relaciones jurídicas previstas en el ámbito de aplicación de la
legislación laboral; pueden existir algunas “zonas grises” o “fronterizas” por las que
es confuso la determinación en la dicotomía entre trabajo autónomo y relación
laboral.

Por tanto, para proceder a aplicar el test de laboralidad, debemos analizar la


manifestación en el supuesto que nos ocupa de cada uno de estos criterios
previamente mencionados que atañen a una relación laboral. Concreteamente,
sobre ello, debemos poner especial atención a las llamadas por jurisprudencia del
Tribunal Supremo “notas tradicionales de relación laboral”, que son las de ajenidad y
dependencia, cuya aplicación o no, suelen acabar estipulando ante qué tipo de
relación jurídica nos encontramos.

Previamente a esto, cabe destacar una puntualización adoptada como premisa por
la jurisprudencia, y es que en multitud de sentencias (entre las que destacamos las
SSTS, entre otras muchas, 11-12-1989 y 29-12-1999) ya se ha declarado el hecho
de que la calificación de los contratos no depende de cómo hayan sido
denominados por las partes contratantes, sino de la configuración efectiva de las
obligaciones asumidas en el acuerdo contractual y de las prestaciones que
constituyen su objeto. Por lo tanto, no debemos fijarnos exclusivamente en el nomen
iuris, sino que hemos de entrar a valorar el fondo de la relación jurídica y ver cómo
son configuradas estas cláusulas.

Esto incide plenamente en el caso que estamos tratando, a pesar de que Dídac está
inscrito en el RETA, cosa que podemos tomar como un indicio, pero no es algo que
sea determinante para dictaminar la relación jurídica de este con TV3 como
mercantil. Tal es la confusión de este indicio que, si atendemos a la jurisprudencia,
vemos que el Tribunal Supremo se posicionó sobre la situación jurídica de los
llamados “riders”, cuyo oficio y forma de desempeñar acostumbra a generar
discusiones en torno a qué tipo de relación jurídica se establece para su contrato
(aunque a ojos de las Administraciones Públicas tenían la condición de autónomos).
Tanto es así que en su Sentencia de 25 de septiembre de 2020 (rec. 4746/2019),
después de un amplio debate social sobre si dichos repartidores eran autónomos o
asalariados, el TS declaró que la relación existente entre los repartidores y la
empresa era de naturaleza laboral; para llegar a tal conclusión aplicaron el
reconocimiento de las notas propias de laboralidad, que para dicho caso se
plasmaron en la práctica en que la empresa les geolocalizaban, les proporcionaba el
medio esencial de producción (la plataforma digital), les organizaba el trabajo, les
proporcionaba tarjetas de crédito, entre otras manifestaciones.

Por ello, atendiendo a las características que definen a un contrato como laboral,
vemos en este caso que sí podemos apreciar que haya un carácter voluntario,
puesto que Dídac suscribe un contrato para colaborar con TV3 prestando él sus
servicios; además de un cierto carácter personal, puesto que si bien no tiene un
cláusula que le excluya de poder prestar sus servicios a otras empresas, sí existe
sobre los frutos del trabajo que se le asigna, por lo que en cierto modo sí existe ese
carácter personal para esas materias, TV3 se las asigna y busca a Dídac para que
trabaje sobre las mismas por lo que tampoco él puede delegar estas materias a un
tercero. A su vez podemos encontrar manifestada esta personalidad del contrato en
el hecho de que Dídac ha de notificar a TV3 sobre su período vacacional para que
esta pueda encontrar la manera de sustituirle en sus funciones con una determinada
antelación.
En relación a este carácter personal y la manera en la que se plasma el caso,
podemos analizar también otro criterio de laboralidad y es este es la dependencia
de Dídac hacia TV3 puesto que es esta quien le impone unas directrices de
actuación sobre qué materias trabajar y qué enfoque periodístico buscar para las
mismas, dicho lo cuál es de recibo pensar que Dídac queda claramente bajo
dirección de TV3 y tiene una dependencia contractual ante la misma.

De ello deriva también el carácter de ajenidad que puede tener el reportero, aunque
este criterio de laboralidad es algo más complejo de examinar puesto que tiene
diversas manifestaciones. Nos podemos encontrar una ajenidad respecto a la
organización que como hemos mencionado sí se da, puesto que Dídac claramente
depende de las órdenes de TV3 para organizar su trabajo, no tiene excesiva libertad
para regular por sí mismo cómo llevarlo a término.

Además se manifiesta de manera palmaria la ajeneidad respecto a los frutos de este


trabajo, ya que tiene una cláusula de exclusividad sobre los mismos en favor de
TV3; de igual manera que la ajeneidad en los beneficios y riesgos de la empresa,
puesto que él tiene asignado un precio fijo por crónica como expone el caso y por
tanto su remuneración no entiende a las condiciones del mercado.

Ahora bien, respecto a la ajenidad en el mercado y la ajenidad en los medios de


producción, la decisión puede ser algo más compleja y no tan paladina como en los
casos anteriores. Esto se debe a que Dídac, en la prestación de sus servicios a
TV3, a pesar de hacerlo con una identificación de la compañía, no tiene
propiamente ninguna cláusula de exclusividad en su contrato respecto a sus
servicios, por lo que ello no impide que pueda contratar con otras empresas y, de
hecho, así lo hace con el Diario de Girona, por lo que podemos entender que esta
manifestación de ajenidad no se da plenamente. En referencia a la ajenidad en los
medios de producción, vemos que Dídac normalmente aporta sus propios recursos
para desempeñar las tareas que le son encomendadas, aunque sí es cierto que
asiduamente le asisten unidades móviles de TV3, por lo que este principio no se
cumpliría del todo tampoco.
Como último criterio de laboralidad nos encontramos con la retribución laboral, que
tiene una estrecha relación con lo que hemos mencionado del RETA y también en
cierto modo con la sentencia del Tribunal Supremo sobre los “riders”, puesto que
Dídac al estar en este régimen emite factura como autónomo, por lo que podríamos
pensar que es un indicativo determinante sobre la no laboralidad de esta relación
jurídica. Pese a ello, vemos que la STS núm. 7479/2008, de 16 de diciembre de
2008 (en la que se expone un caso con unos antecedentes de hecho muy similares
al que nos ocupa) zanja esta posible duda y es que este tribunal dispone que esta
forma de retribución es subsumible en el concepto de salario que nos da el artículo
26.1 ET y que, por tanto, no es determinante para no apreciar laboralidad, es más,
se puede entender como una forma de remuneración laboral más.

Finalmente, una vez hemos realizado este análisis de la laboralidad en la relación


jurídica entre Dídac y TV3, y a tenor de los motivos expuestos, podemos concluir en
que, pese a tener alguna pequeña manifestación en contrario, la relación jurídica de
ambos es laboral. Es más, en el caso de que se pueda dudar sobre el carácter de
dicha relación, vemos que el artículo 8.1 ET establece una presunción de
laboralidad con la que pretende evitar conductas empresariales fraudulentas a
través de entramados ficticios de relaciones con profesionales autónomos (como es
el caso de los “riders” al que hacemos referencia con antelación).

SUPUESTO B

1. Elena se plantea reclamar judicialmente las cantidades salariales y la


indemnización por despido pendientes. ¿Tendría alguna responsabilidad por
dichas deudas el ayuntamiento de Madrid?

Para dar respuesta a la pregunta planteada debemos atender a diversos factores.


Inicialmente partiremos del artículo 42 del Estatuto de los Trabajadores en el que se
recoge la responsabilidad solidaria de la empresa principal que contrata o
subcontrata a otra la realización de unos servicios de propia actividad de dicha
empresa principal, limitándose esta responsabilidad a las obligaciones salariales y
de Seguridad Social en relación a los trabajadores de la empresa contratista.

Respecto a lo declarado por este artículo debemos hacer un par de matizaciones


jurisprudenciales con el fin de que sea de aplicación para el caso propuesto. Vemos
que la STS 668/2021, de 12 de mayo de 2021 (entre otras) declara que la
Administración Pública puede ser entendida como empresa principal y que por tanto
queda sujeta a la aplicación de dicho artículo, es decir que la expresión de “empresa
principal” no ha de entenderse limitada a quien sea titular de una organización
económica específica que manifieste la existencia de una empresa en sentido
económico o mercantil, por lo que la condición pública del contratante (del
Ayuntamiento de Madrid en este caso) no le excluye de la aplicación del artículo 42
ET.

Además para determinar el alcance del concepto de “propia actividad” declarado por
la ley debemos hacer referencia al cambio jurisprudencial proveniente de la STS de
24 de noviembre de 1998 (RJ 10034) donde en esta queda establecido que por
propia actividad entenderemos una noción más estricta de la misma, es decir
aquellas actividades principales, nucleares o inherentes al ciclo productivo principal,
las que son estrictamente necesarias para ofrecer el bien o servicio al mercado.

En este sentido, para el caso planteado, vemos que la actividad nuclear realizada
por la “empresa principal” (entendido en un sentido amplio), es decir el
Ayuntamiento de Madrid, es la de prestar el servicio público de ofrecer centros de
mayores para la ciudadanía, dentro de dicho servicio se ofertan una serie de
prestaciones para los residentes entre las que encontramos el servicio de
restauración y cafetería dado que así figura en la normativa municipal de Madrid de
Centros de Mayores. Dicha prestación es la que contrata el Ayuntamiento de
Madrid, para diversos centros de la ciudad, mediante un contrato de gestión de
servicio público a la empresa Vegetarian, ahora insolvente.

Teniendo esto en cuenta y en vías de clarificar el concepto de actividad nuclear de la


Administración para el caso que nos concierne, debemos hacer referencia de nuevo
a la STS 668/2021, de 12 de mayo de 2021 en la que se declara que para los
contratos de gestión de servicios públicos la jurisprudencia social resulta útil puesto
que esta establece una inherencia máxima para dicha actividad de prestación de un
servicio público ya que es una prestación, una de las actividades principales, sobre
las que tiene competencia ex lege un ayuntamiento. Por ende, podemos establecer
que el Ayuntamiento de Madrid sí tendrá responsabilidad solidaria atendiendo a las
razones mencionadas ya que la prestación de restauración sí puede ser entendida
como parte de la actividad principal.

Ahora bien, debemos determinar también el alcance de dicha responsabilidad,


puesto que en el artículo 42 ET se nos habla de que esta comprenderá las
obligaciones salariales y las de Seguridad Social. Entonces, dejando a un lado las
cotizaciones de Seguridad Social que no nos ocupa para el supuesto planteado,
vemos que por obligaciones salariales debemos entender el concepto estricto
declarado por el artículo 26 ET, es decir simplemente los salarios devengados
durante el período de la contrata, quedando fuera del mismo las percepciones
extrasalariales entre las que encontramos la indemnización por despido. En
consecuencia el Ayuntamiento de Madrid únicamente será responsable solidario por
las cantidades salariales adeudadas a la señora Elena.

2. Un hermano de Elena, Matías, tiene también problemas para cobrar los


salarios pendientes con su empresa. Matías trabaja para una empresa de
vigilancia y seguridad que ha sido contratada para prestar servicios el mismo
centro de mayores del Ayuntamiento. ¿Cree que podría exigir alguna
responsabilidad al Ayuntamiento en una hipotética reclamación de salarios?

En concordancia con la exposición anterior, es pertinente recurrir nuevamente al


artículo 42 del Estatuto de los Trabajadores (ET), el cual establece la
responsabilidad solidaria de las empresas contratistas y subcontratistas respecto a
las obligaciones laborales derivadas de la relación laboral con los trabajadores que
prestan servicios en las dependencias del contratista principal.

Es crucial entender que el término "empresa principal" no se restringe


exclusivamente al ámbito privado, ya que la aplicación del artículo 42 del ET no se
ciñe únicamente a la unidad de organización dedicada a actividades industriales,
mercantiles o de prestación de servicios con fines lucrativos, sino que, según lo
establecido en la Sentencia del Tribunal Supremo (STS) 668/2021, de 12 de mayo
de 2021, esta disposición también puede ser aplicada a órganos de titularidad
pública, como es el caso del Ayuntamiento de Madrid.

Por consiguiente, una vez que el Ayuntamiento de Madrid se encuentra sujeto a la


aplicación de dicho artículo, es necesario analizar en detalle el concepto de
"actividad propia", tal como ha sido definido y delimitado por la STS de 24 de
noviembre de 1998 (RJ 10034), para poder aplicarlo propiamente en la práctica y
que dicho ayuntamiento tenga una responsabilidad solidaria, en este caso, ante los
salarios pendientes. En dicha sentencia se establece que la actividad propia se
refiere a aquella que es estrictamente necesaria para ofrecer un bien o servicio al
mercado.

En el caso presente, el servicio que se ofrece al mercado es el servicio público de


proporcionar a la ciudadanía un centro de atención y cuidado para personas
mayores. En este contexto, resulta difícil considerar que la labor realizada por
Matías, en cuanto a vigilancia y seguridad del centro, sea indispensable para la
prestación de este servicio público. Más bien, dicha labor puede entenderse como
una actividad auxiliar que complementa la actividad principal de ofrecer dicho
servicio al mercado.

Por lo tanto, la prestación de vigilancia y seguridad por parte de Matías difícilmente


puede ser subsumida dentro del concepto jurisprudencial de "actividad propia", lo
que implica que el Ayuntamiento de Madrid podría ser considerado responsable
solidario en relación con los salarios pendientes de los trabajadores, incluyendo a
Matías, en virtud del artículo 42 del ET.

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