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COLEGIO “FRAY MAMERTO ESQUIU”

EDUCACION SECUNDARIA

LENGUA Y LITERATURA III


CURSOS: 6º A - B- C

PROFESORAS:
Alejandra De los Ríos
Agostina Jofré

AÑO 2024
1
Fantástico extraño: Horacio Quiroga

La naturaleza es uno de los temas más recurrentes en la literatura de Horacio Quiroga. Él mismo vivió en la Selva
Misionera durante muchos años. Uno de sus textos más inquietantes es Cuentos de amor, de locura y de muerte.

Muchos de los cuentos entran en la categoría que Todorov designa con el nombre de lo extraño: eventos reales pero
insólitos, explicados al final de la historia.

Lo perturbador de Quiroga es nada más y nada menos que la naturaleza: esa fuerza que excede la voluntad del ser
humano y lo obliga a aceptar sus condiciones. La naturaleza y todo lo vivo, parece sugerir el autor, entrañan en sí mismos
misterio, e incluso horror. Y quizás porque el ambiente en el que se desarrollan los cuentos es el de todos los días la
amenaza de lo extraño se vuelve más inquietante: se convierte en una posibilidad real y cotidiana que puede sucederle a
cualquiera.

Ante lo extraño, los personajes de Quiroga parecen no tener defensa: sus reacciones van desde desesperados intentos de
escape hasta la resignación más absoluta. Están desprotegidos frente a la fuerza de la naturaleza que los sobrepasa. De
allí la predominancia de los finales trágicos.

Las explicaciones finales que aportan muchas veces los narradores terminan de reforzar lo siniestro: si lo que acaba de
sucederle a los personajes no es fantástico sino real, la cercanía con lo extraño es, efectivamente, siniestra.

Horacio Silvestre Quiroga Forteza (Salto, 31 de diciembre de 1878 – Buenos Aires, 19 de febrero de 1937) fue un
cuentista, dramaturgo y poeta uruguayo. Fue el maestro del cuento latinoamericano, de prosa
vívida, naturalista y modernista. Sus relatos breves, que a menudo retratan a la naturaleza bajo rasgos temibles y
horrorosos, y como enemiga del ser humano, le valieron ser comparado con el estadounidense Edgar Allan Poe.
Vivió en su país natal hasta la edad de 23 años, momento en el cual, luego de matar accidentalmente a su mejor amigo,
decidió emigrar a Argentina, país donde vivió 35 años —hasta su muerte—, donde se casó dos veces, tuvo sus tres hijos, y
en donde además desarrolló la mayor parte de su obra. Mostró una eterna pasión por el territorio de Misiones y su selva,
empleando a esta y sus habitantes en la trama de muchos de sus cuentos más reconocidos. La vida de Quiroga, marcada
por la tragedia, los accidentes y los suicidios, culminó por decisión propia, cuando bebió un vaso de cianuro en el Hospital
de Clínicas de la ciudad de Buenos Aires a los 58 años de edad, tras enterarse de que padecía cáncer de próstata.
Características de sus cuentos:
 Sus personajes suelen ser víctimas de la hostilidad y la desmesura de un mundo bárbaro e irracional, que se manifiesta
en inundaciones, lluvias torrenciales y la presencia de animales feroces.
 Se describe a la naturaleza con minuciosa precisión pero dejando en claro que la relación de ella con el hombre siempre
representa un conflicto. Extravíos, lesiones, miseria, fracasos, hambre, muerte, ataques de animales, todo en Quiroga
plantea el enfrentamiento entre naturaleza y hombre tal como lo hacían los griegos entre Hombre y Destino.
 Los personajes son generalmente de rasgos firmes, sobriamente caracterizados, muchas veces aparecen esquemáticos,
construidos en función de la historia a la que pertenecen y del simbolismo que les incumbe.
 Las descripciones son breves, reducidas a los rasgos funcionales: la caracterización se hace esencialmente a través de la
acción.
 El espacio es a menudo el elemento más desarrollado pero, sin embargo, las descripciones no son ornamentales:
contribuyen a la definición del ambiente, completan o acentúan el simbolismo de una situación o de un personaje,
anuncian o prefiguran un acontecimiento dramático.

3
A la deriva
El hombre pisó algo blancuzco, y en seguida sintió la mordedura en el pie.
Saltó adelante, y al volverse con un juramento vio una yaracacusú que,
arrollada sobre sí misma, esperaba otro
El hombre echó una veloz ojeada a su pie, donde dos gotitas de sangre
engrosaban dificultosamente, y sacó el machete de la cintura. La víbora vio
la amenaza, y hundió más la cabeza en el centro mismo de su espiral; pero
el machete cayó de lomo, dislocándole las vértebras.
El hombre se bajó hasta la mordedura, quitó las gotitas de sangre, y
durante un instante contempló. Un dolor agudo nacía de los dos puntitos
violetas, y comenzaba a invadir todo el pie. Apresuradamente se ligó el tobillo con su pañuelo y siguió por la picada hacia
su rancho.
El dolor en el pie aumentaba, con sensación de tirante abultamiento, y de pronto el hombre sintió dos o tres fulgurantes
puntadas que, como relámpagos, habían irradiado desde la herida hasta la mitad de la pantorrilla. Movía la pierna con
dificultad; una metálica sequedad de garganta, seguida de sed quemante, le arrancó un nuevo juramento.
Llegó por fin al rancho y se echó de brazos sobre la rueda de un trapiche. Los dos puntitos violeta desaparecían ahora en la
monstruosa hinchazón del pie entero. La piel parecía adelgazada y a punto de ceder, de tensa. Quiso llamar a su mujer, y
la voz se quebró en un ronco arrastre de garganta reseca. La sed lo devoraba.
-¡Dorotea! -alcanzó a lanzar en un estertor-. ¡Dame caña1!
Su mujer corrió con un vaso lleno, que el hombre sorbió en tres tragos. Pero no había sentido gusto alguno.
-¡Te pedí caña, no agua! -rugió de nuevo-. ¡Dame caña!
-¡Pero es caña, Paulino! -protestó la mujer, espantada.
-¡No, me diste agua! ¡Quiero caña, te digo!
La mujer corrió otra vez, volviendo con la damajuana. El hombre tragó uno tras otro dos vasos, pero no sintió nada en la
garganta.
-Bueno; esto se pone feo -murmuró entonces, mirando su pie lívido y ya con lustre gangrenoso. Sobre la honda ligadura
del pañuelo, la carne desbordaba como una monstruosa morcilla.
Los dolores fulgurantes se sucedían en continuos relampagueos y llegaban ahora a la ingle. La atroz sequedad de
garganta que el aliento parecía caldear más, aumentaba a la par. Cuando pretendió incorporarse, un fulminante vómito lo
mantuvo medio minuto con la frente apoyada en la rueda de palo.
Pero el hombre no quería morir, y descendiendo hasta la costa subió a su canoa. Sentose en la popa y comenzó a palear
hasta el centro del Paraná. Allí la corriente del río, que en las inmediaciones del Iguazú corre seis millas, lo llevaría antes
de cinco horas a Tacurú-Pucú.
El hombre, con sombría energía, pudo efectivamente llegar hasta el medio del río; pero allí sus manos dormidas dejaron
caer la pala en la canoa, y tras un nuevo vómito -de sangre esta vez- dirigió una mirada al sol que ya trasponía el monte.
La pierna entera, hasta medio muslo, era ya un bloque deforme y durísimo que reventaba la ropa. El hombre cortó la
ligadura y abrió el pantalón con su cuchillo: el bajo vientre desbordó hinchado, con grandes manchas lívidas y
terriblemente doloroso. El hombre pensó que no podría jamás llegar él solo a Tacurú-Pucú, y se decidió a pedir ayuda a su
compadre Alves, aunque hacía mucho tiempo que estaban disgustados.
La corriente del río se precipitaba ahora hacia la costa brasileña, y el hombre pudo fácilmente atracar. Se arrastró por la
picada en cuesta arriba, pero a los veinte metros, exhausto, quedó tendido de pecho.
-¡Alves! -gritó con cuanta fuerza pudo; y prestó oído en vano.
-¡Compadre Alves! ¡No me niegue este favor! -clamó de nuevo, alzando la cabeza del suelo. En el silencio de la selva no se
oyó un solo rumor. El hombre tuvo aún valor para llegar hasta su canoa, y la corriente, cogiéndola de nuevo, la llevó
velozmente a la deriva.
El Paraná corre allí en el fondo de una inmensa hoya, cuyas paredes, altas de cien metros, encajonan fúnebremente el río.
Desde las orillas bordeadas de negros bloques de basalto, asciende el bosque, negro también. Adelante, a los costados,
detrás, la eterna muralla lúgubre, en cuyo fondo el río arremolinado se precipita en incesantes borbollones de agua
fangosa. El paisaje es agresivo, y reina en él un silencio de muerte. Al atardecer, sin embargo, su belleza sombría y calma
cobra una majestad única.
El sol había caído ya cuando el hombre, semitendido en el fondo de la canoa, tuvo un violento escalofrío. Y de pronto, con
asombro, enderezó pesadamente la cabeza: se sentía mejor. La pierna le dolía apenas, la sed disminuía, y su pecho, libre
ya, se abría en lenta inspiración.
El veneno comenzaba a irse, no había duda. Se hallaba casi bien, y aunque no tenía fuerzas para mover la mano, contaba
con la caída del rocío para reponerse del todo. Calculó que antes de tres horas estaría en Tacurú-Pucú.
El bienestar avanzaba, y con él una somnolencia llena de recuerdos. No sentía ya nada ni en la pierna ni en el vientre.
¿Viviría aún su compadre Gaona en Tacurú-Pucú? Acaso viera también a su ex patrón mister Dougald, y al recibidor del
obraje.
¿Llegaría pronto? El cielo, al poniente, se abría ahora en pantalla de oro, y el río se había coloreado también. Desde la
costa paraguaya, ya entenebrecida, el monte dejaba caer sobre el río su frescura crepuscular, en penetrantes efluvios de
azahar y miel silvestre. Una pareja de guacamayos cruzó muy alto y en silencio hacia el Paraguay.
4
Allá abajo, sobre el río de oro, la canoa derivaba velozmente, girando a ratos sobre sí misma ante el borbollón de un
remolino. El hombre que iba en ella se sentía cada vez mejor, y pensaba entretanto en el tiempo justo que había pasado
sin ver a su ex patrón Dougald. ¿Tres años? Tal vez no, no tanto. ¿Dos años y nueve meses? Acaso. ¿Ocho meses y medio?
Eso sí, seguramente.
De pronto sintió que estaba helado hasta el pecho.
¿Qué sería? Y la respiración...
Al recibidor de maderas de mister Dougald, Lorenzo Cubilla, lo había conocido en Puerto Esperanza un viernes santo...
¿Viernes? Sí, o jueves...
El hombre estiró lentamente los dedos de la mano.
-Un jueves...
Y cesó de respirar.

El almohadón de plumas
Su luna de miel fue un largo escalofrío. Rubia, angelical y tímida, el carácter
duro de su marido heló sus soñadas niñerías de novia. Ella lo quería mucho,
sin embargo, a veces con un ligero estremecimiento cuando volviendo de
noche juntos por la calle, echaba una furtiva mirada a la alta estatura de
Jordán, mudo desde hacía una hora. Él, por su parte, la amaba
profundamente, sin darlo a conocer.
Durante tres meses -se habían casado en abril- vivieron una dicha especial.
Sin duda hubiera ella deseado menos severidad en ese rígido cielo de amor,
más expansiva e incauta ternura; pero el impasible semblante de su marido la
contenía siempre.
La casa en que vivían influía un poco en sus estremecimientos. La blancura del patio silencioso -frisos, columnas y
estatuas de mármol- producía una otoñal impresión de palacio encantado. Dentro, el brillo glacial del estuco, sin el más
leve rasguño en las altas paredes, afirmaba aquella sensación de desapacible frío. Al cruzar de una pieza a otra, los pasos
hallaban eco en toda la casa, como si un largo abandono hubiera sensibilizado su resonancia.
En ese extraño nido de amor, Alicia pasó todo el otoño. No obstante, había concluido por echar un velo sobre sus
antiguos sueños, y aún vivía dormida en la casa hostil, sin querer pensar en nada hasta que llegaba su marido.
No es raro que adelgazara. Tuvo un ligero ataque de influenza que se arrastró insidiosamente días y días; Alicia no se
reponía nunca. Al fin una tarde pudo salir al jardín apoyada en el brazo de él. Miraba indiferente a uno y otro lado. De
pronto Jordán, con honda ternura, le pasó la mano por la cabeza, y Alicia rompió en seguida en sollozos, echándole los
brazos al cuello. Lloró largamente todo su espanto callado, redoblando el llanto a la menor tentativa de caricia. Luego los
sollozos fueron retardándose, y aún quedó largo rato escondida en su cuello, sin moverse ni decir una palabra.
Fue ese el último día que Alicia estuvo levantada. Al día siguiente amaneció desvanecida. El médico de Jordán la examinó
con suma atención, ordenándole calma y descanso absolutos.
-No sé -le dijo a Jordán en la puerta de calle, con la voz todavía baja-. Tiene una gran debilidad que no me explico, y sin
vómitos, nada... Si mañana se despierta como hoy, llámeme enseguida.
Al otro día Alicia seguía peor. Hubo consulta. Se constató una anemia de marcha agudísima, completamente inexplicable.
Alicia no tuvo más desmayos, pero se iba visiblemente a la muerte. Todo el día el dormitorio estaba con las luces
prendidas y en pleno silencio. Pasaban horas sin oír el menor ruido. Alicia dormitaba. Jordán vivía casi en la sala, también
con toda la luz encendida. Se paseaba sin cesar de un extremo a otro, con incansable obstinación. La alfombra ahogaba
sus pasos. A ratos entraba en el dormitorio y proseguía su mudo vaivén a lo largo de la cama, mirando a su mujer cada
vez que caminaba en su dirección.
Pronto Alicia comenzó a tener alucinaciones, confusas y flotantes al principio, y que descendieron luego a ras del suelo. La
joven, con los ojos desmesuradamente abiertos, no hacía sino mirar la alfombra a uno y otro lado del respaldo de la
cama. Una noche se quedó de repente mirando fijamente. Al rato abrió la boca para gritar, y sus narices y labios se
perlaron de sudor.
-¡Jordán! ¡Jordán! -clamó, rígida de espanto, sin dejar de mirar la alfombra.
Jordán corrió al dormitorio, y al verlo aparecer Alicia dio un alarido de horror.
-¡Soy yo, Alicia, soy yo!
Alicia lo miró con extravió, miró la alfombra, volvió a mirarlo, y después de largo rato de estupefacta confrontación, se
serenó. Sonrió y tomó entre las suyas la mano de su marido, acariciándola temblando.
Entre sus alucinaciones más porfiadas, hubo un antropoide, apoyado en la alfombra sobre los dedos, que tenía fijos en
ella los ojos.

5
Los médicos volvieron inútilmente. Había allí delante de ellos una vida que se acababa, desangrándose día a día, hora a
hora, sin saber absolutamente cómo. En la última consulta Alicia yacía en estupor mientras ellos la pulsaban, pasándose
de uno a otro la muñeca inerte. La observaron largo rato en silencio y siguieron al comedor.
-Pst... -se encogió de hombros desalentado su médico-. Es un caso serio... poco hay que hacer...
-¡Sólo eso me faltaba! -resopló Jordán. Y tamborileó bruscamente sobre la mesa.
Alicia fue extinguiéndose en su delirio de anemia, agravado de tarde, pero que remitía siempre en las primeras horas.
Durante el día no avanzaba su enfermedad, pero cada mañana amanecía lívida, en síncope casi. Parecía que únicamente
de noche se le fuera la vida en nuevas alas de sangre. Tenía siempre al despertar la sensación de estar desplomada en la
cama con un millón de kilos encima. Desde el tercer día este hundimiento no la abandonó más. Apenas podía mover la
cabeza. No quiso que le tocaran la cama, ni aún que le arreglaran el almohadón. Sus terrores crepusculares avanzaron en
forma de monstruos que se arrastraban hasta la cama y trepaban dificultosamente por la colcha.
Perdió luego el conocimiento. Los dos días finales deliró sin cesar a media voz. Las luces continuaban fúnebremente
encendidas en el dormitorio y la sala. En el silencio agónico de la casa, no se oía más que el delirio monótono que salía de
la cama, y el rumor ahogado de los eternos pasos de Jordán.
Alicia murió, por fin. La sirvienta, que entró después a deshacer la cama, sola ya, miró un rato extrañada el almohadón.
-¡Señor! -llamó a Jordán en voz baja-. En el almohadón hay manchas que parecen de sangre.
Jordán se acercó rápidamente Y se dobló a su vez. Efectivamente, sobre la funda, a ambos lados del hueco que había
dejado la cabeza de Alicia, se veían manchitas oscuras.
-Parecen picaduras -murmuró la sirvienta después de un rato de inmóvil observación.
-Levántelo a la luz -le dijo Jordán.
La sirvienta lo levantó, pero enseguida lo dejó caer, y se quedó mirando a aquél, lívida y temblando. Sin saber por qué,
Jordán sintió que los cabellos se le erizaban.
-¿Qué hay? -murmuró con la voz ronca.
-Pesa mucho -articuló la sirvienta, sin dejar de temblar.
Jordán lo levantó; pesaba extraordinariamente. Salieron con él, y sobre la mesa del comedor Jordán cortó funda y
envoltura de un tajo. Las plumas superiores volaron, y la sirvienta dio un grito de horror con toda la boca abierta,
llevándose las manos crispadas a los bandós. Sobre el fondo, entre las plumas, moviendo lentamente las patas velludas,
había un animal monstruoso, una bola viviente y viscosa. Estaba tan hinchado que apenas se le pronunciaba la boca.
Noche a noche, desde que Alicia había caído en cama, había aplicado sigilosamente su boca -su trompa, mejor dicho- a las
sienes de aquélla, chupándole la sangre. La picadura era casi imperceptible. La remoción diaria del almohadón había
impedido sin duda su desarrollo, pero desde que la joven no pudo moverse, la succión fue vertiginosa. En cinco días, en
cinco noches, había vaciado a Alicia.
Estos parásitos de las aves, diminutos en el medio habitual, llegan a adquirir en ciertas condiciones proporciones
enormes. La sangre humana parece serles particularmente favorable, y no es raro hallarlos en los almohadones de pluma.

La miel silvestre
Tengo en el Salto Oriental dos primos, hoy hombres ya, que a sus doce años, y a
consecuencia de profundas lecturas de Julio Verne, dieron en la rica empresa de
abandonar su casa para ir a vivir al monte. Este queda a dos leguas de la ciudad.
Allí vivirían primitivamente de la caza y la pesca. Cierto es que los dos muchachos
no se habían acordado particularmente de llevar escopetas ni anzuelos; pero, de
todos modos, el bosque estaba allí, con su libertad como fuente de dicha y sus
peligros como encanto.
Desgraciadamente, al segundo día fueron hallados por quienes los buscaban.
Estaban bastante atónitos todavía, no poco débiles, y con gran asombro de sus
hermanos menores -iniciados también en Julio Verne- sabían andar aún en dos
pies y recordaban el habla.
La aventura de los dos robinsones, sin embargo, fuera acaso más formal a haber tenido como teatro otro bosque menos
dominguero. Las escapatorias llevan aquí en Misiones a límites imprevistos, y a ello arrastró a Gabriel Benincasa el orgullo
de sus stromboot.
Benincasa, habiendo concluido sus estudios de contaduría pública, sintió fulminante deseo de conocer la vida de la selva.
No fue arrastrado por su temperamento, pues antes bien Benincasa era un muchacho pacífico, gordinflón y de cara
rosada, en razón de su excelente salud. En consecuencia, lo suficiente cuerdo para preferir un té con leche y pastelitos a
quién sabe qué fortuita e infernal comida del bosque. Pero así como el soltero que fue siempre juicioso cree de su deber,
la víspera de sus bodas, despedirse de la vida libre con una noche de orgía en componía de sus amigos, de igual modo
Benincasa quiso honrar su vida aceitada con dos o tres choques de vida intensa. Y por este motivo remontaba el Paraná
hasta un obraje, con sus famosos stromboot.

6
Apenas salido de Corrientes había calzado sus recias botas, pues los yacarés de la orilla calentaban ya el paisaje. Mas a
pesar de ello el contador público cuidaba mucho de su calzado, evitándole arañazos y sucios contactos.
De este modo llegó al obraje de su padrino, y a la hora tuvo éste que contener el desenfado de su ahijado.
-¿Adónde vas ahora? -le había preguntado sorprendido.
-Al monte; quiero recorrerlo un poco -repuso Benincasa, que acababa de colgarse el winchester al hombro.
-¡Pero infeliz! No vas a poder dar un paso. Sigue la picada, si quieres... O mejor deja esa arma y mañana te haré
acompañar por un peón.
Benincasa renunció a su paseo. No obstante, fue hasta la vera del bosque y se detuvo. Intentó vagamente un paso
adentro, y quedó quieto. Se metió las manos en los bolsillos y miró detenidamente aquella inextricable maraña, silbando
débilmente aires truncos. Después de observar de nuevo el bosque a uno y otro lado, retornó bastante desilusionado.
Al día siguiente, sin embargo, recorrió la picada central por espacio de una legua, y aunque su fusil volvió profundamente
dormido, Benincasa no deploró el paseo. Las fieras llegarían poco a poco.
Llegaron éstas a la segunda noche -aunque de un carácter un poco singular.
Benincasa dormía profundamente, cuando fue despertado por su padrino.
-¡Eh, dormilón! Levántate que te van a comer vivo.
Benincasa se sentó bruscamente en la cama, alucinado por la luz de los tres faroles de viento que se movían de un lado a
otro en la pieza. Su padrino y dos peones regaban el piso.
-¿Qué hay, qué hay? -preguntó echándose al suelo.
-Nada... Cuidado con los pies... La corrección.
Benincasa había sido ya enterado de las curiosas hormigas a que llamamos corrección. Son pequeñas, negras, brillantes y
marchan velozmente en ríos más o menos anchos. Son esencialmente carnívoras. Avanzan devorando todo lo que
encuentran a su paso: arañas, grillos, alacranes, sapos, víboras y a cuanto ser no puede resistirles. No hay animal, por
grande y fuerte que sea, que no haya de ellas. Su entrada en una casa supone la exterminación absoluta de todo ser
viviente, pues no hay rincón ni agujero profundo donde no se precipite el río devorador. Los perros aúllan, los
bueyesmugen y es forzoso abandonarles la casa, a trueque de ser roídos en diez horas hasta el esqueleto. Permanecen en
un lugar uno, dos, hasta cinco días, según su riqueza en insectos, carne o grasa. Una vez devorado todo, se van.
No resisten, sin embargo, a la creolina o droga similar; y como en el obraje abunda aquélla, antes de una hora el chalet
quedó libre de la corrección.
Benincasa se observaba muy de cerca, en los pies, la placa lívida de una mordedura.
-¡Pican muy fuerte, realmente! -dijo sorprendido, levantando la cabeza hacia su padrino.
Este, para quien la observación no tenía ya ningún valor, no respondió, felicitándose, en cambio, de haber contenido a
tiempo la invasión. Benincasa reanudó el sueño, aunque sobresaltado toda la noche por pesadillas tropicales.
Al día siguiente se fue al monte, esta vez con un machete, pues había concluido por comprender que tal utensilio le sería
en el monte mucho más útil que el fusil. Cierto es que su pulso no era maravilloso, y su acierto, mucho menos. Pero de
todos modos lograba trozar las ramas, azotarse la cara y cortarse las botas; todo en uno.
El monte crepuscular y silencioso lo cansó pronto. Le daba la impresión -exacta por lo demás- de un escenario visto de
día. De la bullente vida tropical no hay a esa hora más que el teatro helado; ni un animal, ni un pájaro, ni un ruido casi.
Benincasa volvía cuando un sordo zumbido le llamó la atención. A diez metros de él, en un tronco hueco, diminutas
abejas aureolaban la entrada del agujero. Se acercó con cautela y vio en el fondo de la abertura diez o doce bolas oscuras,
del tamaño de un huevo.
-Esto es miel -se dijo el contador público con íntima gula-. Deben de ser bolsitas de cera, llenas de miel...
Pero entre él -Benincasa- y las bolsitas estaban las abejas. Después de un momento de descanso, pensó en el fuego;
levantaría una buena humareda. La suerte quiso que mientras el ladrón acercaba cautelosamente la hojarasca húmeda,
cuatro o cinco abejas se posaran en su mano, sin picarlo. Benincasa cogió una en seguida, y oprimiéndole el abdomen,
constató que no tenía aguijón. Su saliva, ya liviana, se clarifico en melífica abundancia. ¡Maravillosos y buenos animalitos!
En un instante el contador desprendió las bolsitas de cera, y alejándose un buen trecho para escapar al pegajoso contacto
de las abejas, se sentó en un raigón. De las doce bolas, siete contenían polen. Pero las restantes estaban llenas de miel,
una miel oscura, de sombría transparencia, que Benincasa paladeó golosamente. Sabía distintamente a algo. ¿A qué? El
contador no pudo precisarlo. Acaso a resina de frutales o de eucaliptus. Y por igual motivo, tenía la densa miel un vago
dejo áspero. ¡Mas qué perfume, en cambio!
Benincasa, una vez bien seguro de que cinco bolsitas le serían útiles, comenzó. Su idea era sencilla: tener suspendido el
panal goteante sobre su boca. Pero como la miel era espesa, tuvo que agrandar el agujero, después de haber
permanecido medio minuto con la boca inútilmente abierta. Entonces la miel asomó, adelgazándose en pesado hilo hasta
la lengua del contador.
Uno tras otro, los cinco panales se vaciaron así dentro de la boca de Benincasa. Fue inútil que éste prolongara la
suspensión, y mucho más que repasara los globos exhaustos; tuvo que resignarse.
Entre tanto, la sostenida posición de la cabeza en alto lo había mareado un poco. Pesado de miel, quieto y los ojos bien
abiertos, Benincasa consideró de nuevo el monte crepuscular. Los árboles y el suelo tomaban posturas por demás
oblicuas, y su cabeza acompañaba el vaivén del paisaje.
-Qué curioso mareo... -pensó el contador. Y lo peor es...
Al levantarse e intentar dar un paso, se había visto obligado a caer de nuevo sobre el tronco. Sentía su cuerpo de plomo,
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sobre todo las piernas, como si estuvieran inmensamente hinchadas. Y los pies y las manos le hormigueaban.
-¡Es muy raro, muy raro, muy raro! -se repitió estúpidamente Benincasa, sin escudriñar, sin embargo, el motivo de esa
rareza. Como si tuviera hormigas... La corrección -concluyó.
Y de pronto la respiración se le cortó en seco, de espanto.
-¡Debe ser la miel!... ¡Es venenosa!... ¡Estoy envenenado!
Y a un segundo esfuerzo para incorporarse, se le erizó el cabello de terror; no había podido ni aun moverse. Ahora la
sensación de plomo y el hormigueo subían hasta la cintura. Durante un rato el horror de morir allí, miserablemente solo,
lejos de su madre y sus amigos, le cohibió todo medio de defensa.
-¡Voy a morir ahora!... ¡De aquí a un rato voy a morir!... ¡No puedo mover la mano!...
En su pánico constató, sin embargo, que no tenía fiebre ni ardor de garganta, y el corazón y pulmones conservaban su
ritmo normal. Su angustia cambió de forma.
-¡Estoy paralítico, es la parálisis! ¡Y no me van a encontrar!...
Pero una visible somnolencia comenzaba a apoderarse de él, dejándole íntegras sus facultades, a lo porque el mareo se
aceleraba. Creyó así notar que el suelo oscilante se volvía negro y se agitaba vertiginosamente. Otra vez subió a su
memoria el recuerdo de la corrección, y en su pensamiento se fijó como una suprema angustia la posibilidad de que eso
negro que invadía el suelo...
Tuvo aún fuerzas para arrancarse a ese último espanto, y de pronto lanzó un grito, un verdadero alarido, en que la voz del
hombre recobra la tonalidad del niño aterrado: por sus piernas trepaba un precipitado río de hormigas negras. Alrededor
de él la corrección devoradora oscurecía el suelo, y el contador sintió, por bajo del calzoncillo, el río de hormigas
carnívoras que subían.
Su padrino halló por fin, dos días después, y sin la menor partícula de carne, el esqueleto cubierto de ropa de Benincasa.
La corrección que merodeaba aún por allí, y las bolsitas de cera, lo iluminaron suficientemente.
No es común que la miel silvestre tenga esas propiedades narcóticas o paralizantes, pero se la halla. Las flores con igual
carácter abundan en el trópico, y ya el sabor de la miel denuncia en la mayoría de los casos su condición; tal el dejo a
resina de eucaliptus que creyó sentir Benincasa.

GUÍA DE LECTURA Y ANÁLISIS DE CUENTOS DE HORACIO QUIROGA


A LA DERIVA
1. ¿Cómo comienza el cuento? ¿Con una descripción? ¿Con una acción? ¿Con diálogo?
2. ¿Qué se imaginan que es un "yararacusú"? Aunque no sepamos que es, ¿qué indicio nos ofrece el narrador para
adivinar qué tipo de animal es?
3. ¿Cuáles son los detalles que nos da el narrador en los primeros párrafos y cuál parece ser el conflicto? ¿Cuáles son las
emociones y el tono del cuento? ¿Cuáles son las sensaciones físicas que narra?
4. ¿Qué decisión toma el hombre para buscar ayuda? ¿Cuáles son sus obstáculos?
5. ¿Cuál es el momento de crisis en el cuento donde todo cambia o toma su última dirección y desde ese punto el cuento
va inexorablemente a su destino?
6. ¿Cómo cambia el tono en la última parte y por qué es distinto?
7. ¿Qué quiere decir "a la deriva" y qué connota en este cuento?
8. El cuento se basa en dos movimientos coetáneos--el del veneno por el cuerpo del hombre y el del viaje del hombre.
Estos "viajes" también se asocian con la imagen del río que en sí puede ser simbólico. ¿Cómo se representa el tema del
"viaje."? ¿Cuáles son los pasos en el itinerario y qué significa este tema en el cuento?
9. ¿Qué tipo de narrador es éste? ¿De quién es el punto de vista o de modo similar cuál es la focalización? Cuando dice "El
veneno comenzaba a irse, no había duda" ¿de quién es este punto de vista?
10. ¿Cómo termina el cuento y el viaje? ¿Por qué la yuxtaposición de tales pensamientos de índole insulso con la
descripción del progreso del veneno? Pensando en esto y en el título, ¿cuál es el tema del cuento?

EL ALMOHADÓN DE PLUMAS
1. ¿Quiénes son los protagonistas del relato? ¿Qué relación hay entre ellos? Den cuatro características de cada uno.
2. ¿Cómo es la casa en donde viven y qué influencia ejerce
sobre los personajes?
3. ¿Por qué el narrador indica que “su luna de miel fue un
largo escalofrío”?
4. ¿Qué hecho instala el conflicto o complicación en la vida de
los protagonistas?
5. ¿Qué síntomas tiene Alicia?
6. ¿Por qué los médicos no pudieron hacer nada por Alicia?
7. ¿Por qué de día la enfermedad no avanzaba?
8. ¿Cómo reaccionan los integrantes de la pareja ante el avance de la enfermedad?
9. ¿Cómo se resuelve el misterio de la enfermedad de Alicia?
10. ¿Qué aporta al cuento el último párrafo?

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LA MIEL SILVESTRE
1. ¿Cómo se llama el personaje principal de este cuento?
2. ¿Cómo es Benincasa?
3. ¿Qué piensa hacer? ¿Por qué?
4. La segunda noche en casa del padrino, ¿qué "animales" llegaron poco a poco?
5. ¿Qué "tesoro" encontró en un tronco hueco?
6. ¿Cómo se sintió después de comerse toda la miel?
7. ¿Qué le pasó a Benincasa y por qué?
8. ¿Qué encontró el padrino dos días después?
9. ¿Cuál es el tono de este cuento? ¿Qué actitud tiene el narrador hacia su personaje? Vean la frase que inicia: "Al día
siguiente se fue al monte…"
10. ¿En qué resta el peligro? Indiquen las ironías del texto.
11. ¿Qué moraleja tiene el cuento?

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Literatura argentina: “Las aguafuertes porteñas” de Roberto Arlt
Actividad 1

Observá el siguiente video que desarrolla diferentes aspectos de esta obra del escritor
argentino. Una vez finalizado, elaborá cuatro preguntas en torno al mismo y desarrollá
las correspondientes respuestas.
Las preguntas deben apuntar a aspectos o dimensiones relevantes, claves acerca del
temaen cuestión.

https://drive.google.com/file/d/1bZoxS54cTfUBLx02L6NQ8CNd0oHekM-
v/view?usp=sharing

Actividad 2

Leé el documento de información titulado “Aguafuertes porteñas” y elaborá un


esquemade de contenido sobre el mismo.

Actividad 3

Leé la aguafuerte “Silla en la vereda” (encontrarán el video debajo del título de


cadatexto). Al terminar elaborá un informe con los siguientes aspectos:

a. Temática que desarrolla.


b. Análisis del lenguaje utilizado (recordar la información del cuadernillo)
c. Actualización o lectura del texto aplicado a nuestra realidad o contexto.

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Silla en la vereda
https://drive.google.com/file/d/1tYfa9U4ychGlsHeQmCqm4x4rYNLjEHon/view?usp=sharing

Llegaron las noches de las sillas en la vereda; de las familias estanca-das en las puertas de
sus casas; llegaron, las noches del amor sentimental de “buenas noches, vecina”, el político e
insinuante “¿cómo le va, don Pascual?”. Y don Pascual sonríe .y se atusa los “baffi”, que bien
sabe por qué el mocito le pregunta cómo le va. Llegaron las noches…

Yo no sé qué tienen estos barrios porteños tan tristes en el día bajo el sol, y tan lindos cuando
la luna los recorre oblicuamente. Yo no sé qué tienen; que reos o inteligentes, vagos o activos,
todos queremos este ba-rrio con su jardín (sitio para la futura sala) y sus pebetas siempre
iguales y siempre distintas, y sus viejos, siempre iguales y siempre distintos también. Encanto
mafioso, dulzura mistonga, ilusión baratieri, ¡qué sé yo qué tienen todos estos barrios!; estos
barrios porteños, largos, todos corta-dos con la misma tijera, todos semejantes con sus
casitas atorrantas, sus jardines con la palmera al centro y unos yuyos semiflorecidos que
aro-man como si la noche reventara por ellos el apasionamiento que encie-rran las almas de
la ciudad; almas que sólo saben el ritmo del tango y del “te quiero”. Fulería poética, eso y algo
más.

Algunos purretes que pelotean en el centro de la calle; media docena de vagos en la esquina;
una vieja cabrera en una puerta; una menor que soslaya la esquina, donde está la media docena
de vagos; tres propieta-rios que gambetean cifras en diálogo estadístico frente al boliche
de la esquina; un piano que larga un vals antiguo; un perro que, atacado re-pentinamente de
epilepsia, circula, se extermina a tarascones una colonia de pulgas que tiene junto a las
vértebras de la cola; una pareja en la ven-tana oscura de una sala: las hermanas en la puerta
y el hermano comple-mentando la media docena de vagos que turrean en la esquina. Esto es
todo y nada más. Fulería poética, encanto misho, el estudio- de Bach o de Beethoven junto a
un tango de Filiberto o de Mattos Rodríguez.

Esto es el barrio porteño, barrio profundamente nuestro; barrio que todos, reos o
inteligentes, llevamos metido en el tuétano como una bruje-ría de encanto que no muere, que
no morirá jamás.

Y junto a una puerta, una silla. Silla donde reposa la vieja, silla don-de reposa el “jovie”. Silla
simbólica, silla que se corre treinta centíme-tros más hacia un costado cuando llega una visita
que merece considera-ción, mientras que la madre o el padre dice:

-Nena; traete otra silla.

Silla cordial de la puerta de calle, de la vereda; silla de amistad, silla donde se consolida un
prestigio de urbanidad ciudadana; silla que se le ofrece al “propietario de al lado”; silla que
se ofrece al “joven” que es candidato para ennoviar; silla que la “nena” sonriendo y con
modales de dueña de casa ofrece, para demostrar que es muy señorita; silla donde la noche
del verano se estanca en una voluptuosa “linuya”, en una char­la agradable, mientras “estrila
la d’enfrente” o murmura “la de la esqui­na”.

Silla donde se eterniza el cansancio del verano; silla que hace rueda con otras; silla que obliga
al transeúnte a bajar a la calle, mientras que la señora exclama: “¡Pero, hija! ocupás toda la
vereda”.

Bajo un techo de estrellas, diez de la noche, la silla del barrio porte-ño afirma una modalidad
ciudadana.
En el respiro de las fatigas, soportadas durante el día, es la trampa donde muchos quieren
caer; silla engrupidora, atrapadora, sirena de nues-tros barrios.

Porque si usted pasaba, pasaba para verla, nada más; pero se detu-vo. ¿Quién no se para a
saludar? ¿Cómo ser tan descortés? Y se queda un rato charlando. ¿Qué mal hay en hablar?
Y, de pronto, le ofrecen una silla. Usted dice: “No, no se molesten”. Pero, ¿qué? ya fue volando
la “nena” a traerle la silla. Y una vez la silla allí, usted se sienta y sigue charlando.

Silla engrupidora, silla atrapadora.

Usted se sentó y siguió charlando. ¿Y sabe, amigo, dónde terminan a veces esas
conversaciones? En el Registro Civil.

Tenga cuidado con esa silla. Es agarradora, fina. Usted se sienta, y se está bien sentado,
sobre todo si al lado se tiene una pebeta. ¡Y usted que pasaba para saludar! Tenga cuidado_
Por ahí se empieza.

Está, después, la otra silla, silla conventillera, silla de “jovies” ta­nos y galaicos; silla
esterillada de paja gruesa, silla donde hacen filosofía barata ex barrenderos y peones
municipales, todos en mangas de camise-ta, todos cachimbo en boca. La luna para arriba sobre
los testuces rapa-dos. Un bandoneón rezonga broncas carcelarias en algún patio.

En un quicio de puerta, puerta encalada como la de un convento, él y ella. El, del Escuadrón
de Seguridad; ella planchadora o percalera.

Los “jovies”, funcionarios públicos del carro, la pala y el escobi­llón, dan la lata sobre
“eregoyenisme”. Algún mozo matrero reflexiona en un umbral. Alguna criollaza gorda, piensa
amarguras. Y este es otro pedazo del barrio nuestro. Esté sonando Cuando llora la milonga o
la Patética, importa poco. Los corazones son los mismos, las pasiones las mismas, los odios los
mismos, las esperanzas las mismas.

¡Pero tenga cuidado con la silla, socio! Importa poco que sea de Viena o que esté esterillada
con paja brava del Delta: los corazones son los mismos…
19
 Leé el siguiente poema atentamente y resolvé.

FÁBRICA (Álvaro Yunque, en Versos de la calle, 1924)

Monstruo rojo que ruge;


y por la chimenea de su nariz,
arroja un vaho sucio
y un negro hollín.

En medio de las casuchas


del arrabal;
su oblicuo lomo se yergue apenas,
agazapado está.

Aguarda. Hacia sus fauces


comienzan a afluir,
hipnotizadas víctimas, hombres y niños
del rojo monstruo diario festín.

Mas no se los devora,


que un vampiro es la fábrica: sólo les chupará
unas gotas de sangre;
y así todos los días, treinta años vivirán.

Y la majada,
la majada senil
de hombres tuberculosos y de anémicos niños;
todos los días, todos los días, va y viene. ¿Y?

El recurso literario que atraviesa todo el poema es la personificación, mediante el


cual se otorgan cualidades propias de un ser vivo a un ente u objeto inanimado.

1. Decí qué está personificado en el poema, a través de qué adjetivos se


lo personifica y por qué.

2. Observá los rostros y el tono general en


la pintura “Manifestación”, de Antonio
Berni- 1934. ¿Qué intentan expresar
Yunque y Berni a través del arte?

3. Seleccioná uno de los textos analizados


en esta clase y realizá una relación (en
dos párrafos) con otra de las obras ya
leídas en la materia. El punto de relación
puede ser a partir de la temática, los
personajes, o el contexto histórico,
social y cultural.

20
Lengua y Literatura
Documento elaborado por la prof. Agostina Jofré

Literatura fantástica: Julio Cortázar


Documento de información N° 1: Contexto socio-político y cultural del Siglo XX
La primera mitad del siglo XX estuvo marcada por dos grandes enfrentamientos bélicos que cambiaron el
panorama político, social y cultural del mundo.
Entre 1914 y 1918 se desarrolló la Primera Guerra Mundial que enfrentó a la Triple Entente (Gran Bretaña,
Francia, Rusia y Estados Unidos) con la Triple Alianza (Alemania, Austria-Hungría e Italia). El triunfo de la Triple
Entente significó el ascenso económico y político de una potencia no europea: los Estados Unidos. Esta situación se
tradujo en la expansión de los intereses imperialistas norteamericanos sobre América Latina. En el caso de Argentina
que dependía del comercio con Gran Bretaña fue desplazado paulatinamente por las importaciones provenientes del país
del norte.
El tiempo de posguerra se caracterizó por el surgimiento de los nacionalismos extremos, el fascismo y la crisis
económica de 1929. Este clima propició el inicio de la Segunda Guerra Mundial en el año 1939 que enfrentó a los
Aliados (Gran Bretaña, Francia, Unión Soviética y Estados Unidos) con los países del Eje (Alemania, Italia y
Japón).Una vez finalizado el enfrentamiento en 1945, se creó la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para
impedir el resurgimiento del fascismo y del nazismo. Por otra parte en esta nueva posguerra el socialismo y el
comunismo encuentran condiciones que facilitan su expansión.
Así como el ámbito político y social del mundo se transformó a partir de los enfrentamientos bélicos, en el
campo de las ideas científicas también se generó un cambio impulsado por la Teoría de la Relatividad del físico alemán
Albert Einstein. Esta teoría postula que el tiempo y el espacio son modificados por los hechos que en él suceden, más
específicamente, varían con la velocidad a la cual se desplace un objeto. Las discusiones filosóficas y psicológicas se
hicieron eco de tal postulado para revisar la oposición que hasta el momento existía entre los conceptos de objetividad
y subjetividad. Así, se llegó a la conclusión de que la realidad (lo objetivo) puede ser valorada e interpretada desde
diferentes puntos de vista (lo subjetivo). Por su parte, la psicología Gestáltica, reflexionó acerca de la percepción de la
realidad. Para ellos los objetos, los hechos, el espacio, el tiempo, etc., y su apreciación son modificados por la perspectiva
del observador que a su vez depende del contexto, del medio social en el que se encuentra.
En este contexto internacional, la Argentina adoptó una política externa neutral que le permitió exportar sus
productos a los países en guerra. En cuanto a la vida política del país entre 1930 y 1945 se caracterizó por la alternancia
de gobiernos civiles (de orientación conservadora) y militares que desatendieron las demandas laborales y sociales de
la clase obrera. El 24 de febrero de 1946 el general Juan Domingo Perón asume su primera presidencia hasta el año
1952. La prioridad de su gobierno consistió en defender los derechos de los trabajadores con una política económica y
social centrada en el aumento de la producción y el consumo. En esta dirección es que se promulgaron los convenios
colectivos de trabajo, las vacaciones pagas, el aguinaldo y la jornada laboral de ocho horas. La integración de las clases
populares al consumo interno del país no solo acortó la brecha de desigualdad entre los distintos sectores sociales sino
que también los alejó de las influencias del socialismo y el comunismo impulsados por la posguerra.
El segundo período presidencial de Perón (1952-1955) se desarrolló en un ambiente de crisis económica-política
y de conflicto con la Iglesia Católica. En 1955 un golpe de estado destituyó al presidente constitucional e inauguró un
período de sucesivas dictaduras en Argentina.

Actividades:

1. Diga cuáles son los dos enfrentamientos bélicos mundiales que marcaron la primera mitad del siglo XX. ¿De
qué manera influyó la 1° Guerra Mundial en Latinoamérica y Argentina?
2. ¿Qué movimientos surgen al terminar la 2° Guerra Mundial?
3. Mencione la teoría que modificó el pensamiento del siglo XX y la corriente psicológica en la que influyó.
Sintetice con sus palabras este postulado científico.
4. Indique los años en los que se desarrollaron las dos presidencias de Perón y diga cuáles fueron las políticas
sociales que llevó a cabo durante su gobierno. ¿Cuál fue la causa que permitió el desarrollo de estas políticas?
Mencione los efectos que produjo en los sectores populares.

21
Documento de información N° 2: Movimiento literario
A. Boom Latinoamericano:
Se denomina Boom Latinoamericano al fenómeno literario producido entre 1950 y 1970 en América Latina.
Durante este periodo la literatura latinoamericana comenzó a tener gran importancia a nivel mundial lo cual provocó
que muchas de las obras de nuestro continente fueran traducidas a distintos idiomas con mucho éxito en el mercado
editorial.
El nombre de este movimiento proviene de la onomatopeya boom, la cual significa estallido o explosión. En
este contexto puede traducirse como el éxito o la popularidad repentina que tuvo un grupo de jóvenes escritores
latinoamericanos cuando sus obras fueron ampliamente difundidas no solo en Latinoamérica, sino en todo el mundo.
Los integrantes más representativos fueron Gabriel García Márquez en Colombia, Julio Cortázar en Argentina, Mario
Vargas Llosa en Perú y Carlos Fuentes en México.
Este periodo, especialmente la década de 1960 y 1970, estuvo caracterizada por una gran agitación en toda
América Latina influenciada por la Guerra Fría en 1945. El clima político estuvo marcado por la presencia de regímenes
autoritarios en toda Latinoamérica y por innumerables revoluciones.
En este contexto es que toman forma las principales características del Boom donde aparece en primer lugar la
referencia a la realidad política del momento presentada de forma indirecta por medio de metáforas, lo cual más adelante
obligó al exilio de varios escritores. Esto se debía a la presencia de regímenes políticos a quienes no les convenía que
se develara lo que realmente estaba pasando. Otro marcado rasgo fue la ruptura de las barreras entre lo fantástico y lo
cotidiano, por un lado, mediante la incorporación de elementos extraños y, por el otro, a través de la alteración del orden
cronológico en el relato.
B. Cuento fantástico:

Los cuentos fantásticos surgieron en el siglo XVII. En ellos las leyes del mundo real se ven alteradas por los
hechos y personajes. El elemento principal del cuento fantástico entonces es ese acontecimiento imposible de explicar
por las leyes que rigen nuestro mundo. Ante este hecho el lector se enfrenta con una realidad sobrenatural y siente que
su concepción de lo real vacila y se desdibuja por la ambigüedad, la incertidumbre y la angustia que le produce el cuento.
Esa transgresión es considerada una ruptura en el sistema de reglas preestablecidas y allí radica el efecto de lo fantástico.
Una de las posibles temática nos cuenta sobre las relaciones entre elementos que pertenecen a este mundo que
rompen el orden reconocido: tiempos y espacios; causalidad; distinción entre sujeto y objeto; los dobles; la rebelión de
la materia. Aquí se postula la realidad de lo que creíamos imaginario y la irrealidad de lo que creemos real, dudamos
sobre nuestra propia existencia.
La consideración de lo fantástico de Cortázar en su concepción de realidad era una parte integrante y esencial,
por lo tanto la aceptaba más grande, elástica y expandida. El autor remite a dos conceptos en el cuento fantástico, uno
es la irrupción de lo fantástico en la modalidad temporal. Este tópico se traduce en un tiempo que se estira creando
aberturas temporales en la mente ya que allí tiene mayor capacidad que en la vivencia cotidiana de la realidad y considera
de esta forma que lo fantástico es una posibilidad dentro de su vivencia cotidiana. El otro concepto es el de fatalidad o
destino. En esta conceptualización entran los cuentos que se cierran sobre sí mismos y que son completados dando una
noción de esfericidad; el lector del cuento entra en la novela y sufre el destino que le corresponde como personaje
dejando entrever una difusión de realidad y fantasía. Estos hechos no se presentan en un mundo cotidiano pero sí en el
campo específico de la literatura.

Actividades:

Boom latinoamericano
1. ¿En qué años se produce el Boom latinoamericano?
2. Explique cuál es el origen del nombre de este movimiento.
3. Diga cuál es el hecho y el año que marcan políticamente la década del ´60 y el ´70 en América Latina.
4. Extraiga cada una de las características del Boom y diga por qué cree usted que este movimiento fue tan
relevante para América Latina.

22
Cuento fantástico
5. Mencione el origen y características del cuento fantástico. Luego diga qué sensaciones producen los hechos
que no encuentran una explicación lógica según las leyes de nuestro mundo.
6. Teniendo en cuenta el segundo párrafo, explique con sus palabras la temática planteada para el cuento
fantástico.
7. En el último párrafo Julio Cortázar se focaliza en dos conceptos para hablar de cuento fantástico. ¿Qué
similitud encuentra entre la noción de tiempo que postula el autor con la Teoría de la Relatividad? Para ello
tenga en cuenta el documento de información N° 1.

Documento de información N°3: Biografía de Julio Cortázar

Nació en Bruselas el 26 de Agosto de 1914. Fue hijo de Julio José Cortázar y


María Herminia Descotte ambos argentinos. Su padre era funcionario de la embajada de
Argentina en Bélgica, donde se desempeñó como agregado comercial. A la edad de
cuatro años llegó a la Argentina. Su infancia transcurrió en la localidad de Banfield
Buenos Aires. Se graduó como maestro de escuela e inició sus estudios en la UBA, los
que debió abandonar por razones económicas. Según el propio escritor, su infancia fue
brumosa y con un sentido del tiempo y del espacio diferente al de los demás. En 1951,
después de trabajar en varias provincias del interior, se aleja del país por desavenencias
con el peronismo, al mismo tiempo, obtiene una beca del gobierno francés y viaja a Paris
con la fuerte convicción de establecerse allí. No vuelve a establecer residencia en el país
por el resto de su vida. También en 1951 publica el libro Bestiario, el cual incluye el
cuento “Casa Tomada”, pasando inadvertido para la crítica. Al mismo tiempo fue
becado como traductor de la Unesco en París. En 1956 publica Final del juego, un libro
de cuentos que incluye “Continuidad de los parques”.
Respecto de su vida sentimental, Julio Cortázar se casó con Aurora Bernárdez,
una traductora argentina, con quien vivió en París con cierta estrechez económica hasta que aceptó la oferta de traducir
la obra completa, en prosa, de Edgar Allan Poe para la Universidad de Puerto Rico. Este trabajo de traducción significa
una ruptura en su estética ya que define el cuento a partir de la obra de Poe. En 1967 rompió su vínculo con Bernárdez
y se unió a la lituana Ugné Karvelis, con quien nunca contrajo oficialmente matrimonio, pero quien le inculcó un gran
interés por la política. Posteriormente se casa por segunda vez con la escritora estadounidense Carol Dunlop, con quien
realizó numerosos viajes, entre otros a Polonia, donde participó en un congreso de solidaridad con Chile.
En 1961 realiza su primera visita a Cuba, esta visita muestra para el escritor “el gran vacío político que había
en mí, mi inutilidad política”. A partir de este momento el escritor se compromete socialmente y los temas políticos
ingresan a su literatura. En años posteriores viaja a Chile a apoyar el gobierno socialista de Salvador Allende, a
Nicaragua a apoyar la Revolución Sandinista.
En 1963 publica su novela más exitosa Rayuela, una de las obras centrales del Boom Latinoamericano. El 12
de febrero de 1984 Julio Cortázar muere de leucemia y es enterrado en el cementerio de Montparnasse, en la tumba
donde yacía su esposa Carol Dunlop.

Actividades
1. Complete en su carpeta la línea del tiempo en base a los años, presentes en la biografía, con
los acontecimientos vividos por el escritor:
2. Tenga en cuenta los documentos de información N° 1 y 3, vincúlelos y diga: ¿Qué decisión
tomó el autor respecto del contexto de la década del ’50 en Argentina?

23
Continuidad de los parques

(1) Había empezado a leer la novela unos días antes. La abandonó por negocios urgentes, volvió a abrirla
cuando regresaba en tren a la finca; se dejaba interesar lentamente por la trama, por el dibujo de los personajes.
Esa tarde, después de escribir una carta a su apoderado y discutir con el mayordomo una cuestión de aparcerías
volvió al libro en la (5)tranquilidad del estudio que miraba hacia el parque de los robles. Arrellanado en su
sillón favorito de espaldas a la puerta que lo hubiera molestado como una irritante posibilidad de intrusiones,
dejó que su mano izquierda acariciara una y otra vez el terciopelo verde y se puso a leer los últimos capítulos.
Su memoria retenía sin esfuerzo los nombres y las imágenes de los protagonistas; la ilusión novelesca lo ganó
casi en seguida. (10)Gozaba del placer casi perverso de irse desgajando línea a línea de lo que lo rodeaba, y
sentir a la vez que su cabeza descansaba cómodamente en el terciopelo del alto respaldo, que los cigarrillos
seguían al alcance de la mano, que más allá de los ventanales danzaba el aire del atardecer bajo los robles.
Palabra a palabra, absorbido por la sórdida disyuntiva de los héroes, dejándose ir hacia las imágenes que se
concertaban y adquirían color y (15)movimiento, fue testigo del último encuentro en la cabaña del monte.
Primero entraba la mujer, recelosa; ahora llegaba el amante, lastimada la cara por el chicotazo de una rama.
Admirablemente restallaba ella la sangre con sus besos, pero él rechazaba las caricias, no había venido para
repetir las ceremonias de una pasión secreta, protegida por un mundo de hojas secas y senderos furtivos. El
puñal se entibiaba contra su pecho, y debajo latía la (20)libertad agazapada. Un diálogo anhelante corría por las
páginas como un arroyo de serpientes, y se sentía que todo estaba decidido desde siempre. Hasta esas caricias
que enredaban el cuerpo del amante como queriendo retenerlo y disuadirlo, dibujaban abominablemente la
figura de otro cuerpo que era necesario destruir. Nada había sido olvidado: coartadas, azares, posibles errores. A
partir de esa hora cada instante tenía su (25)empleo minuciosamente atribuido. El doble repaso despiadado se
interrumpía apenas para que una mano acariciara una mejilla. Empezaba a anochecer.
Sin mirarse ya, atados rígidamente a la tarea que los esperaba, se separaron en la puerta de la cabaña.
Ella debía seguir por la senda que iba al norte. Desde la senda opuesta él se volvió un instante para verla correr
con el pelo suelto. Corrió a su vez, parapetándose (30)en los árboles y los setos, hasta distinguir en la bruma
malva del crepúsculo la alameda que llevaba a la casa. Los perros no debían ladrar, y no ladraron. El
mayordomo no estaría a esa hora, y no estaba. Subió los tres peldaños del porche y entró. Desde la sangre
galopando en sus oídos le llegaban las palabras de la mujer: primero una sala azul, después una galería, una
escalera alfombrada. En lo alto, dos puertas. Nadie en la primera habitación, (35)nadie en la segunda. La puerta
del salón, y entonces el puñal en la mano, la luz de los ventanales, el alto respaldo de un sillón de terciopelo
verde, la cabeza del hombre en el sillón leyendo una novela.

Julio Cortázar
Continuidad de los parques en Final del juego (1956)

Dámaris Macaris

“Cortázar fantástico: Homenaje ilustrado” (2014)

24
Actividades de comprensión

Prelectura
1. Lea el título y diga: ¿Qué matiz le otorga usted a la palabra continuidad? (proceso, finalidad,
origen, unión, etc.) Justifique su respuesta. ¿Qué tipos de parques conoce? ¿Qué significa para
usted continuidad de los parques?
2. Observe la imagen realizada por Dámaris Macaris presentada en la muestra colectiva “Cortázar
fantástico: Homenaje ilustrado” (2014) y diga: ¿Qué observa en la imagen? ¿Qué relación tendrá
con el cuento que leeremos?

Lectura
En este cuento pueden distinguirse dos planos ficcionales diferentes pero con elementos y características en
común. Esta estructura permite que, al final del texto, se fusionen el 1° y 2° plano borrando los límites entre
ambos

Primer plano
Tenga en cuenta el fragmento comprendido entre la 1º y la 15º línea del cuento que conforman el primer plano
de ficción. Luego resuelva:
1. ¿Quién es el personaje?
2. Atienda a las referencias que se hacen del espacio y diga: ¿Qué elemento hay presentes en el ambiente
en el que el personaje se dispone a leer? ¿Cómo se prepara para leer y qué efectos causa la lectura de la
novela en él?
3. Sintetice en una oración breve este primer plano.

Segundo plano
Tenga en cuenta el fragmento comprendido entre la 16º a la 29º línea del cuento que conforman el segundo
plano de ficción. Luego resuelva:
4. En este fragmento aparecen dos nuevos personajes. Diga en qué espacio o ámbito aparecen. ¿Quiénes
son y cuál es la relación entre ellos? ¿Cuál cree que es “el otro cuerpo” que quieren destruir?
5. Atienda a la expresión “sórdida disyuntiva de los héroes” en la línea 13° y 14°. Teniendo en cuenta que
lo sórdido implica “algún tipo de incomodidad, problema o defecto”, y una disyuntiva se define como
una “alternativa entre dos cosas, por una de las cuales hay que optar”: explique cuál cree que es la
“sórdida disyuntiva” que se plantean los personajes de la novela.
6. Sintetice en una oración breve el segundo plano.

Fusión de los dos planos


Tenga en cuenta el fragmento comprendido entre la línea 29º y 37° que conforman la fusión de los dos planos.
Luego resuelva:
7. En la línea 29° a 31° atienda a la caracterización del espacio por el que se desplaza el personaje
masculino del segundo plano y diga: ¿Cuál es el elemento que produce la fusión de los dos planos?
8. En la línea 35° a 37° atienda a la enumeración de elementos presentes en la habitación de la casa y diga:
¿Quién es la víctima y cuál es su relación con el personaje femenino?
9. ¿Qué cree que ocurre o puede llegar a ocurrir en el final del cuento?
10. Sintetice en una oración breve la fusión de ambos planos.
Poslectura
11. Enuncie cuál cree usted que es el hecho fantástico del cuento.

25
Casa tomada
(1) Nos gustaba la casa porque aparte de espaciosa y antigua (hoy que las casas antiguas sucumben a la más
ventajosa liquidación de sus materiales) guardaba los recuerdos de nuestros bisabuelos, el abuelo paterno,
nuestros padres y toda la infancia.
(2) Nos habituamos Irene y yo a persistir solos en ella, lo que era una locura pues en esa casa podían vivir
ocho personas sin estorbarse. Hacíamos la limpieza por la mañana, levantándonos a las siete, y a eso de las once
yo le dejaba a Irene las últimas habitaciones por repasar y me iba a la cocina. Almorzábamos a mediodía,
siempre puntuales; ya no quedaba nada por hacer fuera de unos pocos platos sucios. Nos resultaba grato
almorzar pensando en la casa profunda y silenciosa y cómo nos bastábamos para mantenerla limpia. A veces
llegamos a creer que era ella la que no nos dejó casarnos. Irene rechazó dos pretendientes sin mayor motivo, a
mí se me murió María Esther antes que llegáramos a comprometernos. Entramos en los cuarenta años con la
inexpresada idea de que el nuestro, simple y silencioso matrimonio de hermanos, era necesaria clausura de la
genealogía asentada por los bisabuelos en nuestra casa. Nos moriríamos allí algún día, vagos y esquivos primos
se quedarían con la casa y la echarían al suelo para enriquecerse con el terreno y los ladrillos; o mejor, nosotros
mismos la voltearíamos justicieramente antes de que fuese demasiado tarde.
(3) Irene era una chica nacida para no molestar a nadie. Aparte de su actividad matinal se pasaba el resto del
día tejiendo en el sofá de su dormitorio. No sé por qué tejía tanto, yo creo que las mujeres tejen cuando han
encontrado en esa labor el gran pretexto para no hacer nada. Irene no era así, tejía cosas siempre necesarias,
tricotas para el invierno, medias para mí, mañanitas y chalecos para ella. A veces tejía un chaleco y después lo
destejía en un momento porque algo no le agradaba; era gracioso ver en la canastilla el montón de lana
encrespada resistiéndose a perder su forma de algunas horas. Los sábados iba yo al centro a comprarle lana;
Irene tenía fe en mi gusto, se complacía con los colores y nunca tuve que devolver madejas. Yo aprovechaba
esas salidas para dar una vuelta por las librerías y preguntar vanamente si había novedades en literatura francesa.
Desde 1939 no llegaba nada valioso a la Argentina.
(4) Pero es de la casa que me interesa hablar, de la casa y de Irene, porque yo no tengo importancia. Me
pregunto qué hubiera hecho Irene sin el tejido. Uno puede releer un libro, pero cuando un pullover está
terminado no se puede repetirlo sin escándalo. Un día encontré el cajón de abajo de la cómoda de alcanfor lleno
de pañoletas blancas, verdes, lila. Estaban con naftalina, apiladas como en una mercería; no tuve valor de
preguntarle a Irene qué pensaba hacer con ellas. No necesitábamos ganarnos la vida, todos los meses llegaba la
plata de los campos y el dinero aumentaba. Pero a Irene solamente la entretenía el tejido, mostraba una destreza
maravillosa y a mí se me iban las horas viéndole las manos como erizos plateados, agujas yendo y viniendo y
una o dos canastillas en el suelo donde se agitaban constantemente los ovillos. Era hermoso.

(5) Cómo no acordarme de la distribución de la casa. El comedor, una sala con gobelinos, la biblioteca y tres
dormitorios grandes quedaban en la parte más retirada, la que mira hacia Rodríguez Peña. Solamente un pasillo
con su maciza puerta de roble aislaba esa parte del ala delantera donde había un baño, la cocina, nuestros
dormitorios y el living central, al cual comunicaban los dormitorios y el pasillo. Se entraba a la casa por un
zaguán con mayólica, y la puerta cancel daba al living. De manera que uno entraba por el zaguán, abría la cancel
y pasaba al living; tenía a los lados las puertas de nuestros dormitorios, y al frente el pasillo que conducía a la
parte más retirada; avanzando por el pasillo se franqueaba la puerta de roble y más allá empezaba el otro lado de
la casa, o bien se podía girar a la izquierda justamente antes de la puerta y seguir por un pasillo más estrecho
que llevaba a la cocina y el baño. Cuando la puerta estaba abierta advertía uno que la casa era muy grande; si
no, daba la impresión de un departamento de los que se edifican ahora, apenas para moverse; Irene y yo
vivíamos siempre en esta parte de la casa, casi nunca íbamos más allá de la puerta de roble, salvo para hacer la
limpieza, pues es increíble cómo se junta tierra en los muebles. Buenos Aires será una ciudad limpia, pero eso lo
debe a sus habitantes y no a otra cosa. Hay demasiada tierra en el aire, apenas sopla una ráfaga se palpa el polvo
en los mármoles de las consolas y entre los rombos de las carpetas de macramé; da trabajo sacarlo bien con
plumero, vuela y se suspende en el aire, un momento después se deposita de nuevo en los muebles y los pianos.

26
(6) Lo recordaré siempre con claridad porque fue simple y sin circunstancias inútiles. Irene estaba tejiendo
en su dormitorio, eran las ocho de la noche y de repente se me ocurrió poner al fuego la pavita del mate. Fui por
el pasillo hasta enfrentar la entornada puerta de roble, y daba la vuelta al codo que llevaba a la cocina cuando
escuché algo en el comedor o la biblioteca. El sonido venía impreciso y sordo, como un volcarse de silla sobre
la alfombra o un ahogado susurro de conversación. También lo oí, al mismo tiempo o un segundo después, en el
fondo del pasillo que traía desde aquellas piezas hasta la puerta. Me tiré contra la puerta antes de que fuera
demasiado tarde, la cerré de golpe apoyando el cuerpo; felizmente la llave estaba puesta de nuestro lado y
además corrí el gran cerrojo para más seguridad.
(7) Fui a la cocina, calenté la pavita, y cuando estuve de vuelta con la bandeja del mate le dije a Irene:
—Tuve que cerrar la puerta del pasillo. Han tomado la parte del fondo. Dejó caer el tejido
y me miró con sus graves ojos cansados.
— ¿Estás seguro?
Asentí.
—Entonces —dijo recogiendo las agujas— tendremos que vivir en este lado.
Yo cebaba el mate con mucho cuidado, pero ella tardó un rato en reanudar su labor. Me acuerdo que tejía un
chaleco gris; a mí me gustaba ese chaleco.

(8) Los primeros días nos pareció penoso porque ambos habíamos dejado en la parte tomada muchas cosas
que queríamos. Mis libros de literatura francesa, por ejemplo, estaban todos en la biblioteca. Irene extrañaba
unas carpetas, un par de pantuflas que tanto la abrigaban en invierno. Yo sentía mi pipa de enebro y creo que
Irene pensó en una botella de Hesperidina de muchos años. Con frecuencia (pero esto solamente sucedió los
primeros días) cerrábamos algún cajón de las cómodas y nos mirábamos con tristeza.
—No está aquí.
Y era una cosa más de todo lo que habíamos perdido al otro lado de la casa.
(9) Pero también tuvimos ventajas. La limpieza se simplificó tanto que aun levantándose tardísimo, a las
nueve y media por ejemplo, no daban las once y ya estábamos de brazos cruzados. Irene se acostumbró a ir
conmigo a la cocina y ayudarme a preparar el almuerzo. Lo pensamos bien, y se decidió esto: mientras yo
preparaba el almuerzo, Irene cocinaría platos para comer fríos de noche. Nos alegramos porque siempre resulta
molesto tener que abandonar los dormitorios al atardecer y ponerse a cocinar. Ahora nos bastaba con la mesa en
el dormitorio de Irene y las fuentes de comida fiambre.
(10) Irene estaba contenta porque le quedaba más tiempo para tejer. Yo andaba un poco perdido a causa de
los libros, pero por no afligir a mi hermana me puse a revisar la colección de estampillas de papá, y eso me
sirvió para matar el tiempo. Nos divertíamos mucho, cada uno en sus cosas, casi siempre reunidos en el
dormitorio de Irene que era más cómodo. A veces Irenedecía:
—Fíjate este punto que se me ha ocurrido. ¿No da un dibujo de trébol?
(11) Un rato después era yo el que le ponía ante los ojos un cuadradito de papel para que viese el mérito de
algún sello de Eupen y Malmédy. Estábamos bien, y poco a poco empezábamos a no pensar. Se puede vivir sin
pensar.

(12)(Cuando Irene soñaba en alta voz yo me desvelaba en seguida. Nunca pude habituarme a esa voz de
estatua o papagayo, voz que viene de los sueños y no de la garganta. Irene decía que mis sueños consistían en
grandes sacudones que a veces hacían caer el cobertor. Nuestros dormitorios tenían el living de por medio, pero
de noche se escuchaba cualquier cosa en la casa. Nos oíamos respirar, toser, presentíamos el ademán que
conduce a la llave del velador, los mutuos y frecuentes insomnios.
(13) Aparte de eso todo estaba callado en la casa. De día eran los rumores domésticos, el roce metálico de las
agujas de tejer, un crujido al pasar las hojas del álbum filatélico. La puerta de roble, creo haberlo dicho, era
maciza. En la cocina y el baño, que quedaban tocando la parte tomada, nos poníamos a hablar en voz más alta o
Irene cantaba canciones de cuna. En una cocina hay demasiado ruido de loza y vidrios para que otros sonidos
27
irrumpan en ella. Muy pocas veces permitíamos allí el silencio, pero cuando tornábamos a los dormitorios y al
living, entonces la casa se ponía callada y a media luz, hasta pisábamos más despacio para no molestarnos. Yo
creo que era por eso que de noche, cuando Irene empezaba a soñar en alta voz, me desvelaba en seguida.)

(14) Es casi repetir lo mismo salvo las consecuencias. De noche siento sed, y antes de acostarnos le dije a
Irene que iba hasta la cocina a servirme un vaso de agua. Desde la puerta del dormitorio (ella tejía) oí el ruido en
la cocina; tal vez en la cocina o tal vez en el baño porque el codo del pasillo apagaba el sonido. A Irene le llamó
la atención mi brusca manera de detenerme, y vino a mi lado sin decir palabra. Nos quedamos escuchando los
ruidos, notando claramente que eran de este lado de la puerta de roble, en la cocina y en el baño, o en el pasillo
mismo donde empezaba el codo casi al lado nuestro.
(15) No nos miramos siquiera. Apreté el brazo de Irene y la hice correr conmigo hasta la puerta cancel, sin
volvernos hacia atrás. Los ruidos se oían más fuerte pero siempre sordos, a espaldas nuestras. Cerré de un golpe
la cancel y nos quedamos en el zaguán. Ahora no se oía nada.
—Han tomado esta parte —dijo Irene. El tejido le colgaba de las manos y las hebras iban hasta la cancel y se
perdían debajo. Cuando vio que los ovillos habían quedado del otro lado soltó el tejido sin mirarlo.
— ¿Tuviste tiempo de traer alguna cosa? —le pregunté inútilmente.
—No, nada.
Estábamos con lo puesto. Me acordé de los quince mil pesos en el armario de mi dormitorio. Ya era tarde ahora.
(16) Como me quedaba el reloj pulsera, vi que eran las once de la noche. Rodeé con mi brazo la cintura de
Irene (yo creo que ella estaba llorando) y salimos a la calle. Antes de alejarnos tuve lástima, cerré bien la puerta
de entrada y tiré la llave a la alcantarilla. No fuese que a algún pobre diablo se le ocurriera robar y se metiera en
la casa, a esa hora y con la casa tomada.

Julio Cortázar De: Bestiario


(1951)

28
Plano de Casa tomada, realizado por el Diseñador Gráfico
Juan Fresán en Buenos Aires, 1969.

29
1. Mire con atención el siguiente video: Claves de Lectura. Borges cuentista. (Canal Encuentro)
https://www.youtube.com/watch?v=jHgRXbL5BZI&ab_channel=CanalEncuentro
2. Tome nota en su cuaderno de las ideas principales. Para ello tenga en cuenta los siguientes ítems:
- Lugar y fecha de nacimiento y muerte
- Revistas donde publicó sus escritos
- Formación cultural paterna y materna que influyen en su formación
- Características de su narrativa. Cuentos que ejemplifican esas características.
3. Elabore un cuadro sinóptico sobre el video, teniendo en cuenta los aspectos solicitados en las notas
realizadas.

En las ficciones fantásticas de Jorge Luis


Borges el caos o "des-gobierno casi siempre está
vinculado al plano de la realidad. Y lo fantástico, por
el contrario, constituye muchas veces una posibilidad
de ordenamiento o explicación del universo.
El crítico argentino Jaime Alazraki explica
que la obra de Borges muestra dos preocupaciones
centrales: la filosofía y la teología. Los innumerables
sistemas teológicos y filosóficos que el hombre
desarrolló durante siglos evidencian su esfuerzo por
entender y explicar el universo, pero, si se acepta que
el universo es obra de Dios, para Borges, esa obra
resulta arbitraria e imperfecta. Ese carácter caótico y arbitrario hace que todos los intentos del ser humano por
entender el funcionamiento del universo sean inútiles. "Las invenciones de la filosofía-sostiene Borges-no son
menos fantásticas que las del arte”. Las ficciones borgeanas, en efecto, incluyen numerosos intentos de otorgar o
descubrir cierto orden en el universo.

El laberinto: metáfora del universo


Las ficciones fantásticas de Borges presentan ciertos temas recurrentes. Entre otros, pueden citarse los
laberintos, el infinito, el tiempo la memoria o el destino de un hombre condensado en un solo instante de su vida.
Muchos de estos temas aparecen vinculados entre sí, y suelen ser símbolos de algunas de sus ideas centrales. Por
ejemplo, en varios relatos el universo es el resultado del sueño de un dios o es parte de un libro divino.
El tema del laberinto es quizás el más significativo en la obra de Borges, porque constituye un símbolo de
su cosmovisión. Si en las ficciones borgeanas el mundo es un caos, dentro de ese caos el hombre está perdido
como en un laberinto.
El laberinto es un espacio construido artificialmente, cuya estructura es compleja e intrincada. El objetivo
principal es confundir a quien ingrese en él, para que no pueda encontrar la salida. Sin embargo, si la víctima lo
"descifra", el laberinto es destruido, porque deja de cumplir su función y ya no es entendido como tal.
En las ficciones de Borges el tema del laberinto adquiere diversas formas. Una de las más usuales es la
biblioteca, que se presenta, a su vez, como metáfora del universo. Su relato "La biblioteca de Babel" comienza de
la siguiente manera:

30
El universo (que otros llaman la Biblioteca) se compone de un número indefinido, y tal vez
infinito, de galerías hexagonales". Esa biblioteca-laberinto (que "sólo puede ser obra de un dios")
es calificada como "total", porque reúne la totalidad de los libros que podrían escribirse en todos los
idiomas, Pero, además, contendría un hipotético libro que sería total en sí mismo. Ese libro, a su
vez, sería equivalente a Dios, y todavía nadie lo ha encontrado, a pesar de que lo han buscado
interminablemente. Claro está que encontrarlo podría equipararse a descifrar la estructura del
laberinto.

Por otra parte, como sucede en el comienzo de "La biblioteca de Babel", el laberinto suele aparecer
vinculado al tema del infinito. Tanto el espacio laberíntico como el tiempo que demanda su recorrido remiten a
esta idea. Un laberinto perfecto, precisamente, debería ser infinito.
En otro relato de Borges, "Los dos reyes y los dos laberintos" esta idea adopta una forma diferente: allí el
laberinto perfecto se presenta a través de la imagen del desierto.

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LA CASA DE ASTERIÓN
Jorge Luís Borges

Cuento extraído del libro “El Aleph”, 1949.

Y la reina dio a luz a un hijo que se llamó Asterión.


APOLODORO, Biblioteca, III, I

(1899 - 1986 )
Sé que me acusan de soberbia, y tal vez de misantropía, y tal vez de locura. Tales
acusaciones (que yo castigaré a su debido tiempo) son irrisorias. Es verdad que no
“A una tela de salgo de mi casa, pero también es verdad que sus puertas (cuyo número es infinito)1
Watts, pintada en
1896, están abiertas día y noche a los hombres y también a los animales. Que entre el que
debo La casa de quiera. No hallará pompas mujeriles aquí ni el bizarro aparato de los palacios, pero
Asterión y el
carácter del pobre
sí la quietud y la soledad. Asimismo hallará una casa como no hay otra en la faz de
protagonista”. la Tierra. (Mienten los que declaran que en Egipto hay una parecida.) Hasta mis
detractores admiten que no hay un solo mueble en la casa. Otra especie ridícula es
Epílogo de EI AIeph.
que yo, Asterión, soy un prisionero. ¿Repetiré que no hay una puerta cerrada,
añadiré que no hay una cerradura? Por lo demás, algún atardecer he pisado la calle;
si antes de la noche volví, lo hice por el temor que me infundieron las caras de la
plebe, caras descoloridas y aplanadas, como la mano abierta. Ya se había puesto el
Sol, pero el desvalido llanto de un niño y las toscas plegarias de la grey dijeron que
me habían reconocido. La gente oraba, huía, se prosternaba; unos se encaramaban
al estilóbato del templo de las Hachas, otros juntaban piedras. Alguno, creo, se
ocultó bajo el mar. No en vano fue una reina mi madre; no puedo confundirme con el
vulgo, aunque mi modestia lo quiera.

El hecho es que soy único. No me interesa lo que un hombre pueda transmitir a


otros hombres; como el filósofo, pienso que nada es comunicable por el arte de la
escritura. Las enojosas y triviales minucias no tienen cabida en mi espíritu, que está
capacitado para lo grande; jamás he retenido la diferencia entre una letra y otra.
Cierta impaciencia generosa no ha consentido que yo aprendiera a leer. A veces lo
deploro, porque las noches y los días son largos.

1 Eloriginal dice
Claro que no me faltan distracciones. Semejante al carnero que va a embestir, corro
catorce, pero sobran por las galerías de piedra hasta rodar al suelo, mareado. Me agazapo a la sombra
motivos para inferir que
en boca de Asterión, de un aljibe o a la vuelta de un corredor y juego a que me buscan. Hay azoteas
ese adjetivo numeral
vale por infinitos. desde las que me dejo caer, hasta ensangrentarme. A cualquier hora puedo jugar a
estar dormido, con los ojos cerrados y la respiración
Comunicación Oral y Escrita I - II

32
poderosa. (A veces me duermo realmente, a veces ha cambiado el color del día
cuando he abierto los ojos.) Pero de tantos juegos el que prefiero es el del otro
Asterión. Finjo que viene a visitarme y que yo le muestro la casa. Con grandes
reverencias le digo: Ahora volvemos a la encrucijada anterior o Ahora
desembocamos en otro patio o Bien decía yo que te gustaría la canaleta o Ahora
Teseo y el Minotauro.
verás una cisterna que se llenó de arena o Ya verás cómo el sótano se bifurca. A
veces me equivoco y nos reímos buenamente los dos.

No sólo he imaginado esos juegos; también he meditado sobre la casa. Todas las
partes de la casa están muchas veces, cualquier lugar es otro lugar. No hay un
aljibe, un patio, un abrevadero, un pesebre; son catorce [son infinitos] los pesebres,
abrevaderos, patios, aljibes. La casa es del tamaño del mundo; mejor dicho, es el
mundo. Sin embargo, a fuerza de fatigar patios con un aljibe y polvorientas galerías
de piedra gris he alcanzado la calle y he visto el templo de las Hachas y el mar. Esto
no lo entendí hasta que una visión de la noche me reveló que también son catorce
[son infinitos] los mares y los templos. Todo está muchas veces, catorce veces, pero
dos cosas hay en el mundo que parecen estar una sola vez: arriba, el intrincado Sol;
abajo, Asterión. Quizá yo he creado las estrellas y el Sol y la enorme casa, pero ya
no me acuerdo.

Cada nueve años entran en la casa nueve hombres para que yo los libere de todo
mal. Oigo sus pasos o su voz en el fondo de las galerías de piedra y corro
alegremente a buscarlos. La ceremonia dura pocos minutos. Uno tras otro caen sin
que yo me ensangriente las manos. Donde cayeron, quedan, y los cadáveres
ayudan a distinguir una galería de las otras. Ignoro quiénes son, pero sé que uno de
ellos profetizó, en la hora de su muerte, que alguna vez llegaría mi redentor. Desde
entonces no me duele la soledad, porque sé que vive mi redentor y al fin se
levantará sobre el polvo. Si mi oído alcanzara todos los rumores del mundo, yo
percibiría sus pasos. Ojalá que me lleve a un lugar con menos galerías y menos
puertas. ¿Cómo será mi redentor?, me pregunto. ¿Será un toro o un hombre? ¿Será
tal vez un toro con cara de hombre? ¿O será como yo?

El Sol de la mañana reverberó en la espada de bronce. Ya no quedaba un vestigio


de sangre.

- ¿Lo creerás, Ariadna? - dijo Teseo -. El minotauro apenas se defendió.

A Marta Mosquera Eastman

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Lean con atención el cuento “La casa de Asterión” y resuelvan las actividades:

1- El epígrafe de Apolodoro, ¿contribuye a individualizar al minotauro o hace creer al lector que Asterión es
un ser humano normal?
2- ¿Cómo se presenta el personaje?
3- ¿A partir de qué momento el personaje se revela como extraordinario, es decir, no humano?
4- En este cuento, Borges ha dejado que sea el Minotauro, el monstruo mismo, quien hable de sí y de sus
actos. Quien no tuvo voz en los relatos antiguos, la ha obtenido ahora y, con ello, la posibilidad de explicar
y justificarse. Explicar qué efecto produce en el lector este cambio de perspectiva o punto de vista.
5- Identifique en el cuento cuántos narradores hay, de qué tipo y en qué momento se produce el cambio.
6- En los primeros tramos del relato, el lector sólo cuenta con información acerca de un ser extraño
(soberbio, misántropo, loco y de aspecto al parecer monstruoso) que vive en una “casa”, cuya
característica arquitectónica lo mantiene con vida al precio del ocultamiento del mundo exterior. ¿Qué
características tiene esta “casa”?
7- En este cuento existe una relación intertextual con el mito griego de Teseo y el minotauro. Busque en
internet alguna versión de este relato para poder responder las siguientes consignas:
a- ¿Qué elementos toma Borges del mito? ¿Qué aporta esta mirada al relato?
b- Cómo se resignifica el mito del minotauro con la última frase del cuento:
“— ¿Lo creerás, Ariadna? —dijo Teseo—. El minotauro apenas se defendió.”
c- Como lectores, ¿sabemos desde el principio que Asterión es el minotauro? ¿Qué elementos funcionan
como indicios de que esto es así?

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Obra teatral “Gris de ausencia” de Roberto Cossa (1934)

 Lea con atención la obra de teatro “Gris de ausencia”. Puede acceder a la misma
desde
http://www.danielcinelli.com.ar/archivos/Obras/Segundo_nivel/Realismo_Argen
tino/Obras/Cossa/Gris_de_ausencia.pdf. O descargar el archivo adjunto.
Puede mirar la puesta en escena de la obra en el siguiente
enlace: https://www.youtube.com/watch?v=_hkMOj3Vw0g

 Ahora lea la siguiente información y luego resuelva las actividades.

Inmigración y desarraigo
“Gris de ausencia” se inscribe en la tradición del grotesco, aunque en realidad pertenezca a otro
momento de la historia y de la dramaturgia nacional. Muestra el desgarramiento que produce la condición del
migrante: no pertenecer ni aquí ni allá, vivir en una frontera permanente que imposibilita construir un sentido
de pertenencia. Los personajes experimentan un doble exilio: de Italia a la Argentina y luego un regreso a la
“madre patria” que no cumple las expectativas. Cossa explicará más tarde que el tema de la obra no es casual,
y su representación durante la época de la dictadura constituyó una metáfora del exilio y una forma de mostrar
la situación de muchos argentinos durante el terrorismo de Estado.

La ausencia en esta obra es múltiple: ausencia de identidad, ausencia territorial, ausencia lingüística,
ausencia familiar…

 La falta de pertenencia de identidad cultural muestra la condición del migrante que no puede
adaptarse al nuevo medio ni separarse completamente de su tierra de origen. El exiliado está
siempre fuera de lugar, su identidad se ve fragmentada y sin posibilidad de configurarse como
un todo completo.
 El desarraigo también es lingüístico: los personajes hablan una mezcla de lenguas que cuenta
la historia de sus derroteros y desemboca en la incomunicación y el malentendido. Dante
pronuncia mal las palabras en español, Chilo se niega a hablar en italiano, nadie entiende a
Martín, que ahora habla en inglés… No es solo un problema individual con su lengua de
origen y la lengua del lugar donde habitan; el conflicto lingüístico afecta también a la relación
entre los personajes, que ya no se entienden aunque pertenezcan a una misma familia.
 La obra refleja la desintegración del núcleo familiar y, sobre todo, la soledad de los sujetos,
que deben enfrentarse con la sociedad, pero más aún con sus recuerdos y sus olvidos, con las
imágenes de una patria imposible de recuperar o de reconstruir.

1) Comente el porqué del título “Gris de ausencia” a partir del contenido de la obra.
Relacione con las ideas de inmigración, identidad cultural, desarraigo lingüístico y la
desintegración familiar vistos en el cuadro anterior.

36
2) Lea la letra del tango “Canzoneta” de Alberto Marino
(https://www.youtube.com/watch?v=ObCefAoEgN8). Relaciónelo con la situación de uno
de los personajes de “Gris de ausencia”. Elabore un texto de dos párrafos, al menos,
en el que desarrolle a partir de un personaje la condición de migrante y el exilio.

CANZONETA de Alberto Marino

La Boca... Callejón... Vuelta de Rocha... Cuando escucho "Oh sole mio"


Bodegón... Genaro y su acordeón... "Senza mamma e senza amore",
siento un frío acá en el cuore,
Canzoneta, gris de ausencia,
que me llena de ansiedad...
cruel malón de penas viejas
Será el alma de mi mamma,
escondidas en las sombras del figón.
Dolor de vida... ¡Oh mamma mia!... que dejé cuando era niño.
Tengo blanca la cabeza, ¡Llora, llora, Oh sole mio;
y yo siempre en esta mesa yo también quiero llorar!
aferrado a la tristeza del alcohol.
La Boca... Callejón... Vuelta de
Rocha...
Ya se…

3) Relacione la letra del tango “Volver” (https://www.youtube.com/watch?v=d9r6AAyEsis)


con el desarraigo, la pertenencia y el recuerdo, y el olvido que caracteriza a los
inmigrantes. ¿En qué momento de “Gris de ausencia” lo colocaría de fondo y por qué?

VOLVER de Carlos Gardel

Yo adivino el parpadeo que veinte años no es nada,


de las luces que a lo lejos que febril la mirada
van marcando mi retorno.
Son las mismas que alumbraron errante en la sombra
con sus pálidos reflejos te busca y te nombra...
hondas horas de dolor. Vivir
Y aunque no quise el regreso, con el alma aferrada
siempre se vuelve al primer amor. a un dulce recuerdo
La quieta calle, donde un eco dijo: que lloro otra vez.
"Tuya es su vida, tuyo es su querer", Tengo miedo del encuentro
bajo el burlón mirar de las estrellas con el pasado que vuelve
que con indiferencia hoy me ven volver.... a enfrentarse con mi vida;
Volver tengo miedo de las noches
con la frente marchita que, pobladas de recuerdos,
las nieves del tiempo encadenen mi soñar....
platearon mi sien.... ¡Pero el viajero que huye
Sentir tarde o temprano detiene su andar!
que es un soplo la vida, Y aunque el olvido, que todo destruye,
haya matado mi vieja ilusión,
guardo escondida una esperanza
humilde
que es toda la fortuna de mi corazón.

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TÉCNICAS DE ESTUDIO
LA TOMA DE NOTAS

Saber cómo tomar apuntes en clase, de las


materias que cursamos de la mejor manera, es
indispensable para tener a la mano una fuente
de consulta. Es muy útil en el Nivel Superior
porque los profesores no suelen dictar, ni
orientar a los alumnos qué es lo que deben
escribir por ser importante.
Es un registro personalizado de la información
que nos ha sido proporcionada y a la que
podamos acudir cuantas veces sea necesario.

¿Por qué conviene tomar buenos apuntes?


En primer lugar, porque quienes lo hacen, pueden recuperar mejor lo que se dijo en clase, es decir,
recuerdan mejor las ideas principales y las ideas secundarias. En segundo lugar, porque los profesores
suelen centrar su explicación en lo que consideran fundamental, y sintetizan la información que luego
encontrarás en el material de consulta. Finalmente, si anotas lo que estás escuchando, tu atención
aumente y aprovecharás mejor la explicación.
Pero ¿cómo podemos realizar nuestros apuntes en clase de manera clara y breve y no terminar
anotando datos irrelevantes? He aquí algunas recomendaciones que pueden ser útiles.
1. Utiliza tu forma personal de tomar notas. Por ejemplo, escribe en mayúsculas lo más
importante, usa diferentes símbolos para resaltar, escribir títulos y subtítulos de colores
diferentes, etc.
2. Anota ideas completas.
3. Utiliza palabras clave.
4. Subraya, redondea o recuadra los conceptos organizadores, es decir, los más importantes en
jerarquía.
5. Usa diagramas: puedes utilizar flechas para indicar relaciones lógicas como “posee” o “se
relaciona”.
6. Ocúpate más por captar la idea principal de lo que se dice que por como luce tu apunte
(mientras entiendas tu letra, es suficiente).
7. Usa abreviaturas o símbolos para aquellas palabras o partes de palabras que se repiten
frecuentemente. Anota al margen ideas o comentarios personales.
8. Trata de tener al corriente tus apuntes, anotando fecha y separándolos por materia.
9. Puedes dividir la hoja en dos secciones para que, en el espacio izquierdo, anotes las ideas
principales y en el derecho hagas anotaciones extra, notas aclaratorias, añadas definiciones de
palabras que se deben recordar o claves de ideas principales para ayudarte cuando estudies.
10. Deja espacio en tus notas para completar si el orador vuelve sobre el tema y da más
información.
11. Anota tus impresiones, dudas, relaciones con otros textos que puedes ver luego. A veces es
suficiente con poner un signo de interrogación al margen.
12. Utilizar una carpeta es otra buena idea, pues esta te permitirá anexar hojas para complementar
los temas, o copias de diagramas que complementen tu información, pero recuerda siempre
numerar las hojas para no perder la secuencia.
13. Siempre que sea posible, dedica algunos minutos para revisar tus apuntes, esto te será útil para
completar áreas faltantes, o reescribir notas confusas.

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Es un hecho que no todos tenemos la facilidad de tomar apuntes en clase de manera óptima, pero
teniendo en cuenta las recomendaciones anteriores podemos perfeccionar nuestra forma y habilidad
para identificar las ideas principales de las secundarias, y poder utilizar nuestros apuntes en todo
momento como una de las mejores referencias de lo aprendido en clase.

EL RESUMEN
Según la Real Academia Española resumir es "Reducir a términos breves y precisos, o considerar tan
solo y repetir abreviadamente lo esencial de un asunto o materia".
No solo cuando hablamos necesitamos ser breves y precisos. Saber resumir es muy útil, por ejemplo,
cuando estudiamos, ya que utilizamos el resumen para recordar lo más importante.
Este tipo de texto consiste en volver a presentar la información que tenemos en un texto base. El
resumen debe comprenderse en sí mismo, sin necesidad de conocer el texto original. Para hacerlo
debemos tener en cuenta la situación comunicativa que da lugar al resumen, sus destinatarios (para
quién resumimos) y el objetivo específico que tenemos (para qué resumimos).
La producción de un resumen
El resumen, como todo proceso, requiere etapas sucesivas para poder realizarse:
• Primera lectura del texto (lectura rápida o global).
• Lectura atenta (analítica o detenida) por párrafo marcando las ideas princi- pales de cada uno.
Para ello podemos titular los párrafos con una frase (o enunciado no oracional) cuyo núcleo sea
un sustantivo abstracto que nos permita identificar el concepto principal.
• Debemos respetar el orden en el que aparecen las ideas fundamentales. El resumen tiene la
misma estructura que el texto base.
• El lenguaje es informativo por lo que debemos evitar las expresiones subjeti- vas y el uso de
adjetivos calificativos (hermoso, feo, etcétera).
• Como es un texto objetivo se utiliza la tercera persona del singular.

Todos aplicamos estrategias de comprensión cuando leemos o escuchamos, aunque no seamos


conscientes de ello. Estas estrategias nos permiten comprender cuál es el tema y cómo avanza el
texto que estamos comprendiendo. Es muy útil reflexionar sobre estas reglas y tenerlas en cuenta
cuando hagamos nuestro resumen. Las dos primeras reglas son de supresión y las dos últimas son de
sustitución:

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Un resumen no es cortar y pegar ideas principales del texto original. Si bien respetamos
la estructura y el lenguaje que le dio su autor, se trata de una nueva redacción, por lo que
debemos tener en cuenta la puntuación y el uso adecuado de los conectores.

ESQUEMA DE CONTENIDOS
 Es un recurso técnico que facilita la comprensión de los textos expositivos y favorece la
capacidad de producirlos.
 Se organiza como un listado de temas principales y subtemas.
 Implica la organización jerárquica de los contenidos, que debe poder observarse gráficamente.
 Ejemplo típico de esquema de contenidos son los índices de libros o capítulos.
 Las ideas deben formularse en oraciones unimembres construidas, preferentemente, a partir
de sustantivos abstractos.
 La inclusión de una idea en otra puede representarse a través de números, letras o dejando
espacios en blanco en el margen izquierdo.

Realizar un Esquema de Contenido en 5 pasos

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Paso Nº 1: Leer atentamente el texto o porción textual. Tratar de extraer cuál es la idea
principal y cuáles son las accesorias.
Paso Nº 2: Identificar EL CRITERIO CON QUE EL AUTOR HACE AVANZAR EL TEXTO. Para eso
ayudará identificar la ESTRUCTURA LÓGICO SEMÁNTICA (si predomina la descripción,
seriación o colección, organización causal, comparación o problema/solución). Si no está
entre ninguna de estas estructuras, buscar el PROCEDIMIENTO RETÓRICO DISCURSIVO que
utiliza el autor (narración, ejemplificación, comparación, clasificación, definición, paráfrasis).
Paso Nº 3: Transformar las oraciones que expresan las ideas principales en
NOMINALIZACIONES (sacando verbos y llevando una acción o conjunto de acciones a la forma
de un concepto o proceso).
Paso N º 4: Organizar los espacios: ubicar las ideas principales a la izquierda, alineadas. Hacia
la derecha y debajo de cada una, ir colocando las ideas secundarias que se desprenden de
cada idea central. Luego ir colocando, cada vez más a la derecha, ejemplos, acotaciones
ilustrativas de menor importancia.
• Cuidar la prolijidad y no descuidar la ortografía.
Paso Nº 5: Colocar viñetas, números, letras o simplemente espacios para clarificar la
JERARQUÍA DE IDEAS QUE DEBE REFLEJAR EL ESQUEMA DE CONTENIDOS.

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Cuadro Sinóptico
El cuadro sinóptico es una síntesis gráfica que permite ordenar los temas desde los
conceptos más generales o abarcativos hasta los más específicos o particulares. Es de gran
ayuda para organizar y comunicar la estructura lógica del material estudiado: se facilita la
visualización gráfica de categorías y clasificaciones relacionadas entre sí. Sirve además para
aprehender un tema, una teoría o una variable tratada por diversos autores, dado que su
principal función es contrastar, es decir, mostrar semejanzas y diferencias, entre uno o
varios enfoques de un mismo tema o las múltiples relaciones entre temas.
Los cuadros sinópticos pueden presentarse por medio de llaves que toman la forma de
diagramas, o pueden estar compuestos por filas y columnas a manera de tablas. Para
confeccionar un cuadro sinóptico, se deben llevar a cabo dos pasos importantes:
1. Determinación de los elementos esenciales del material estudiado.
2. Representación esquemática de las relaciones existentes entre esos contenidos.
En el cuadro sinóptico no se deben incluir ideas propias, solamente los puntos
principales del material, en forma breve y concisa.

42

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