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Figura 1.
Evolución del número de casos positivos con rmados o cialmente en
México, así como del número de casos activos.
En la grá ca podemos ver que desde el 10 de marzo, ha habido un incremento sostenido del número de
casos con rmados. Con el n de identi car si la epidemia en México está creciendo exponencialmente, gra
qué los mismos datos en una escala logarítmica. Los resultados se presentan en la Figura 2. Como en
dicho tipo de grá cas, las curvas exponenciales aparecen como líneas rectas, podemos ver que la
epidemia en México no está creciendo exponencialmente, y que de hecho la tasa porcentual de
crecimiento (que corresponde a la pendiente de la curva) ha ido disminuyendo paulatinamente.
Figura 2.
Grá ca en
escala
semilogarítmica de los datos casos positivos de coronavirus reportados hasta el día de ayer, y el
correspondiente ajuste.
En la Figura 2 también podemos apreciar que la curva de datos de casos positivos reportados se ajusta
bien a la función n(t-10), de nida como n(t) = a exp(b(t) t), con b(t) = exp(c t^.75) la tasa de crecimiento
porcentual. En la Figura 3 gra co la evolución temporal de b(t), así como el tiempo de duplicación de la
epidemia, que se calcula como ln(2) / b(t).
Figura 3. Evolución del valor estimado para la tasa de crecimiento porcentual y del tiempo de
duplicación de la epidemia.
Otro factor que es importante de tomar en cuenta es que el número actual de personas infecciosas es
mayor al número de casos con rmados o cialmente. La razón es que todos los casos con rmados son
diagnosticados hasta días después de que fueron infectados, y las personas portadoras del virus son
contagiosas, aunque no presenten síntomas. Es decir, el número actual de casos con rmados es en
realidad una fotografía antigua del estado de la epidemia. Para tener una idea de qué tan grande es la
subestimación, es necesario saber qué tan largo es el retraso. Para ello, podemos hacer uso de el reporte
de casos con rmados de la Secretaría de Salud. En una de las columnas se especi ca la fecha en que los
pacientes presentaron los primeros síntomas. Con estos datos, es posible construir una grá ca del
número acumulado de personas que empezaron con los síntomas hasta una fecha determinada. Con la
invaluable ayuda de Mario Conde, quien se dio a la tarea de rastrear la información para completar las
tablas del INDRE, añadiendo una columna con la fecha de con rmación de cada caso, pude calcular el
número de días promedio entre la aparición de los primeros síntomas y la con rmación o cial de los
casos. Según este cálculo, el retraso promedio es de 9 días.
Una vez conocido
el retraso que hay
entre la infección
y la con rmación
de un caso, es
posible
extrapolar la función de ajuste del número de casos reportados, para estimar el número actual de
portadores del virus. Dicha estimación se muestra en la Figura 4. Podemos ver que, gracias a que no se
ha mantenido la tendencia exponencial, las cosas son bastante menos dramáticas ahora. Esto también se
ve re ejado en el hecho de que, alrededor del 10 de marzo, el número de casos reales era más de 20
veces más grande que el número de casos positivos reportados, en tanto que hoy en día, esta diferencia
se ha reducido a un factor de más o menos 3. Estimo que actualmente tenemos alrededor de 4,000
casos positivos, en lugar de las decenas de miles que tendríamos si se hubiera mantenido el crecimiento
exponencial.
Figura 4. Grá ca en escala semilogarítmica de los datos casos positivos de coronavirus reportados
hasta el día de ayer, y el ajuste correspondiente. La línea verde corresponde a la estimación de
casos positivos actuales.
He podido conseguir las series de tiempo de la Ciudad de México, Nuevo León y Yucatán. Podemos ver en la
Figura 6 que el crecimiento en las tres entidades inició a un ritmo más lento que a nivel nacional. Esto podría
deberse a que, una vez que la epidemia llega a un estado, la gente comienza a tomar precauciones casi de
inmediato. Sin embargo, en los demás estados la gente había continuado con su vida normal, cosa que
podría haber facilitado el contagio. Otra cosa que llama la atención es que las curvas de crecimiento de
Nuevo León y Yucatán se han aplanado bastante, mientras que la de la Ciudad de México sigue con una
tendencia creciente. Esto podría deberse a que Yucatán y Nuevo León empezaron a imponer medidas de
distanciamiento social y cuarentena más de una semana antes que en el resto del país.
Figura 6.
De lo expuesto anteriormente, podemos ver que tenemos ciertas razones para estar optimistas. Sin
embargo, nuestro optimismo debe de ser moderado. Cuando aparece una enfermedad nueva, para la
que no hay cura ni vacuna y además es muy contagiosa
(justamente las características del SARS COVID-19), es imposible impedir una epidemia global (una
pandemia). La epidemia se detiene en cada país sólo hasta que una proporción importante de la
población se ha infectado, y entonces se convertirá en una más de las enfermedades respiratorias que
con las que convivimos. Eso es justo lo que pasó con la pandemia del virus AH1N1 hace 11 años. A
menos que pronto aparezcan una vacuna o un antiviral efectivo, lo único que podemos hacer es
administrar qué tan rápido se va a propagar la epidemia en nuestro país. Si se propaga demasiado rápido,
pronto vamos a tener más enfermos de los que nuestro sistema de salud puede atender, y muchos
pacientes de esta y otras enfermedades morirán por no haber recibido atención médica oportuna. Si
logramos que la velocidad de contagio baje lo su ciente, podremos garantizar atención médica oportuna a
todos los que lo requieran. Pero que no nos quede duda. Va a haber más y más casos positivos. Y
llegaremos a las decenas, o tal vez centenas, de miles. Y eso nos va a afectar mucho como país en todos los
aspectos. La idea es, mitigar la afectación lo más posible.
¿Qué podemos hacer? Dadas las circunstancias, la herramienta más e ciente para desacelerar la
epidemia es el distanciamiento social. Manejado correctamente, puede garantizar que el número de
pacientes enfermos simultáneamente nunca sea tan grande que sature nuestros hospitales. Pero no
todo es miel sobre hojuelas, pues una curva de crecimiento lenta también signi ca que debemos de
prepararnos para mantener nuestros esfuerzos por un tiempo prolongado. Para explicar lo anterior,
desarrollé un modelo matemático que simula la propagación de una epidemia con características
dinámicas similares a la actual de coronavirus. La epidemia se propaga en una red en la que los enlaces
entre nodos tienen una distribución análoga a la de las redes sociales. En dicha red, los nodos
representan familias, y los enlaces entre nodos corresponden a las interacciones entre integrantes de
familias diferentes, que pueden dar lugar a contagios.
Figura 7.
A partir del ajuste realizado, estimo que al nal de la jornada, el número de casos con rmados a nivel
nacional será de alrededor de 1,690. A continuación, presento las tablas de predicciones diarias, y los
datos o ciales reportados posteriormente.
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