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Doña Martina y Don Delfín se cruzaron con Don Tortuga, quien los
escuchó muy gustoso. Éste era un habitante de la selva de carácter
sosegado y asertivo, que había superado muchas calamidades, tanto
en períodos de sequías como de inundaciones, logrando siempre
adaptarse y aprendiendo mucho de las virtudes de cada comunidad
con las que había tratado.
- ¡Aprendamos la lección de Doña Caña de Bambú que se inclina para
dejar pasar el vendaval, mientras que Don Roble, tan fuerte y recio,
terminó quebrándose! - recordó Don Tortuga.
Les sugirió que planteasen ellos mismos una solución. Y que, si lo
hacían estando de acuerdo, seguramente Doña Escorpiona y el
Consejo de las Arañas, que eran tan sabios, lo darían por bueno.
Y así lo hicieron, Doña Martina y Don Delfín plantearon a Doña
Escorpiona solucionar el problema por ellos mismos.
Tras ver la solución con buenos ojos, Doña Escorpiona les respondió:
- ¡Intentadlo, mientras llega la DECISIÓN!
6 Cuentos de mediación
Entonces Doña Martina y Don Delfín reflexionaron con las demás
comunidades de la selva, y trazaron un PLAN que pusieron en
práctica.
¡Fue un rotundo éxito! Consiguieron liberar las aguas estancadas de
hiedras venenosas, ya infestadas de serpientes. En pocos días el agua
corrió río abajo, purificándose y volviéndose otra vez cristalina.
Después de aquello no solo volvieron a retomar las bonitas
conversaciones Doña Martina y Don Delfín, sino que también
muchas comunidades de habitantes de la selva entablaron bonitas
amistades, que duran hasta nuestros días.
Para cuando la situación se había resuelto, aún no había llegado la
DECISIÓN de Doña Escorpiona.
Entonces, todos decidieron reescribir “La Ley de la Selva”.
Primero reconocieron la gran labor que hacían Doña Escorpiona y el
Consejo de las Arañas. Añadiendo la posibilidad de contar con
miembros bien preparados como Don Tortuga, que facilitasen a los
afectados acordar sus propias soluciones.
Ésto valió el agradecimiento de Doña Escorpiona y el Consejo de las
Arañas, por reducirles la carga de trabajo. Además, reconocieron la
valiosa labor de Don Tortuga y de todos aquellos que, con su
implicación, salvaron el río.
¡¡¡Desde entonces toda la comunidad de la selva, vivió en ARMONÍA
y PROSPERIDAD!!!
Y colorín colorado, en este cuento se ha mediado.