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Tacto

El sentido del tacto es aquel que permite a los organismos percibir cualidades de los objetos y
medios como la presión, temperatura, textura y dureza. En la piel se encuentran diferentes clases
de receptores nerviosos que se encargan de transformar los diferentes tipos de estímulos del exterior
en información susceptible para ser interpretada por el cerebro. La piel se divide en tres capas:
epidermis, que es la capa superficial, la dermis y la hipodermis que es la capa más profunda. La
epidermis está constituida por tejido epitelial y en su estrato basal o germinativo encontramos la
denominada melanina, que es el pigmento que da color a la piel, y la dermis por tejido conjuntivo.
El tacto pertenece al sistema sensorial cuya influencia es difícil de aislar o eliminar. Un ser humano
puede vivir a pesar de ser ciego, sordo y carecer de los sentidos del gusto y el olfato, pero le es
imposible sobrevivir sin las funciones que desempeña la piel. El tacto afecta a todo el organismo,
así como a la cultura en medio de la cual este vive y a los individuos con los que se pone en
contacto.4
En muchos aspectos, el tacto es difícil de investigar. Todos los demás sentidos tienen
un órgano clave que puede ser estudiado; para el tacto, ese órgano es la piel, y se extiende por todo
el cuerpo.5
La función de la piel es vital para el organismo: emite señales hasta el sistema nervioso informando
sobre cualquier agresión mecánica, térmica o química. Sin este sistema de alarma, los organismos
correrían el peligro de no darse cuenta de que están siendo atacados. Cuando nos describimos como
seres sensibles, lo que queremos decir es que somos conscientes. El significado más literal y amplio
1
es que tenemos percepción sensorial.» Los pliegues tactilares sirven para detectar el calor, el frío, el
dolor o cualquier otra sensación; y la sensación es una de las funciones que la conciencia utiliza
2
para orientarse en el espacio exterior, en su ambiente, como en el espacio interior.

Gusto
El gusto es uno de los cinco sentidos del ser humano. Permite mediante los receptores
gustativos la detección de sustancias químicas disueltas en la boca, procedentes
generalmente de los alimentos. El sentido del gusto depende de la estimulación de
los botones gustativos, los cuales se encuentran en las papilas gustativas situadas en
la lengua, órgano musculoso ubicado dentro de la boca o cavidad oral.1 El sabor se define
como la sensación que causa un alimento u otra sustancia al introducirse en la boca. En el
sabor influye el sentido del gusto, pero también el olfato y la textura.2
Los sabores primarios conocidos con los que se identifica a
los alimentos son dulce, salado, ácido y amargo, a los que desde principio del siglo XXI se ha
añadido el umami ("sabroso", en japonés). El gusto se percibe por el contacto de
las sustancias químicas solubles con los quimiorreceptores situados principalmente en la
lengua. El sentido del gusto puede considerarse una fuente de placer, pero su función
consiste en permitir seleccionar aquellas sustancias más adecuadas para la nutrición y evitar
en gran medida las que pueden representar un peligro para la vida por ser tóxicas o por
encontrarse en estado de descomposición.

Anatomía y fisiología del gusto[editar]


El sentido del gusto es posible gracias a los botones gustativos, también llamados corpúsculos
gustativos. En un adulto humano existen alrededor de 10 000, la mayor parte de los cuales se
encuentran en la superficie de la lengua. Cada botón gustativo tiene forma ovalada y está
constituido por un conjunto de células, entre las cuales se encuentran las células gustativas
que disponen de cilios que entran en contacto con las sustancias disueltas en la boca por
la saliva. Los botones gustativos se agrupan en estructuras mayores llamadas papilas
gustativas que son las que proporcionan a la lengua una superficie rugosa.3 Cuando una
sustancia se disuelve en la saliva y entran en contacto con la membrana celular de las células
gustativas, se produce la liberación de moléculas neurotransmisoras que
desencadenan impulsos nerviosos que se transmiten al cerebro principalmente a través
del nervio facial y glosofaringeo.

Sentido del Oido


El oído es un órgano sensorial que permite percibir los sonidos, formando el sentido de
la audición,1 y en mamíferos también se encarga del equilibrio. El oído se puede dividir para su
estudio en tres secciones: oído externo, oído medio y oído interno.2
La percepción del sonido es un fenómeno complejo que se desarrolla en varias etapas. En
primer lugar se realiza la captación de las ondas sonoras gracias a la membrana del tímpano.
En segundo lugar la señal mecánica recogida por el tímpano debe transformarse en impulsos
nerviosos, proceso que ocurre en el oído interno. En tercer lugar los impulsos nerviosos a
través del nervio auditivo son enviados al cerebro para ser procesados en la corteza cerebral.3
El espectro auditivo, es decir la gama de frecuencias que el oído puede percibir, es variable
dependiendo de la especie animal. El ser humano puede detectar sonidos de entre 0 y
140 decibelios con un rango de frecuencias comprendido entre 40 y 20 000 hercios.
Las ballenas pueden percibir infrasonidos con una frecuencia inferior a 40 hercios. Algunos
animales carnívoros como el perro son capaces de detectar ultrasonidos con una frecuencia
superior a 20 000 hercios que un humano es incapaz de oír.4

Proceso de audición
Para que se produzca la audición las ondas sonoras deben penetrar por el conducto auditivo
externo hasta alcanzar el tímpano. La vibración de la membrana timpánica se transmite a
través de los huesecillos del oído medio, pasando del martillo al yunque y de este al estribo. El
estribo transmite las vibraciones a la perilinfa del oído interno a través de la ventana oval. En
la cóclea la energía mecánica de las señales acústicas se transforma en impulsos eléctricos
que a través de nervio acústico son transportados a la región temporal de la corteza
cerebral donde son procesados. Por tanto podría decirse que el órgano con el que en realidad
escuchamos es el cerebro.10 Se conoce con el nombre de sordera central o agnosia auditiva a
la dificultad que presentan algunas personas para reconocer sonidos debido a una lesión
cerebral que afecta a las áreas relacionadas con la audición.

Sentido de la vista
La visión ocurre cuando la luz es procesada por el ojo e interpretada por el cerebro. La luz
pasa a través de la superficie transparente del ojo (la córnea). La pupila, que es la abertura
negra en la parte anterior del ojo, es un orificio hacia el interior de éste. Ella puede agrandarse
o encogerse para regular la cantidad de luz que entra al ojo. La porción coloreada, llamado el
iris, es en realidad un músculo que controla el tamaño de la pupila. El interior del ojo está lleno
de un líquido gelatinoso. El ojo tiene un cristalino transparente que enfoca la luz de manera
que ésta llegue a la parte posterior del ojo (la retina). La retina convierte la energía lumínica en
impulsos nerviosos que son conducidos al cerebro y luego interpretados.

¿Cómo se forman las imágenes?


Cuando la luz pasa por la córnea y el cristalino, a través de la pupila, se
forma una imagen invertida y real en la retina. Esta inversión se
produce debido a las distintas densidades de las zonas que atraviesa la
luz, de manera que los rayos luminosos superiores se proyectan en la
parte inferior de la retina y los inferiores en la superior.

Este estímulo es llevado por el nervio óptico a la corteza cerebral donde


se hace la interpretación del mensaje a través de un proceso psíquico-
químico según la mayoría de teorías.

El sentido de la vista es uno de los cinco sentidos que tiene el ser


humano y, quizás, uno de los más importantes.

Cuando decimos aquello de una “una imagen vale más que mil
palabras” es porque vivimos en un mundo en donde aquello que
podemos ver, interpretar e identificar en nuestro entorno es fundamental
para nosotros.

Esta información gráfica que captamos gracias al sentido de la vista es


porque el ojo es uno de los órganos más evolucionados que tiene el
cuerpo humano.

Olfato
El olfato (del latín olfactus) es el sentido encargado de detectar y procesar los olores.1 Se ha
definido el olfato como un sentido químico en el que actúan como estimulantes, las partículas
aromáticas u odoríferas desprendidas de los cuerpos volátiles que, a través del aire aspirado,
entran en contacto con el epitelio olfativo situado en la profundidad de las fosas nasales detrás de
la nariz.2
Los glomérulos agregan las señales de estos receptores y las transmiten al bulbo olfatorio, donde
la entrada sensorial comenzará a interactuar con las partes del cerebro responsables de la
identificación olfativa, la memoria y la emoción. 3
Hay muchas cosas diferentes que pueden interferir con un sentido del olfato normal, incluyendo
daños en la nariz o en los receptores del olfato, anosmia, infecciones respiratorias
superiores, lesión cerebral traumática y enfermedad neurodegenerativa.

Anatomía[editar]
Artículo principal: Fosa nasal

Origen del Nervio olfatorio en amarillo. Tabique nasal óseo, techo de las fosas nasales. Lámina cribosa en la
base de cráneo, con Bulbo olfatorio (arriba).

El sentido del olfato, se asocia en el habla cotidiana con la nariz, pero más exactamente está
relacionado con las fosas nasales que se encuentran detrás de ella.
El esqueleto de la nariz se compone de hueso y cartílago hialino. El tabique nasal óseo divide la
nariz y la fosa nasal derecha de la izquierda, este tabique está conformado por la lámina
perpendicular del hueso etmoides que forma la parte superior y el hueso vómer que forma la
porción posteroinferior.

File:Location of olfactory ensheathing cells (OECs) within the olfactory system.png

Inicio del Sistema olfativo. Olfactory neuron= Neurona olfatoria en rosado. En amarillo Lámina
cribiforme= Cribiform plate (base del cráneo).

El área olfatoria de la mucosa olfatoria,17 antiguamente llamada pituitaria amarilla, corresponde a la


mucosa de la porción superior de cada fosa nasal y contiene el epitelio olfativo.
Los dos nervios olfatorios se originan en las dendritas de las neuronas receptoras olfativas y se
dirigen luego de un trayecto de pocos milímetros, hacia adentro del cráneo, al bulbo olfatorio del
cerebro.18Los axones de las células olfativas entran en el cráneo, a través de micro-orificios
ubicados en la lámina cribosa del etmoides y alcanzan el bulbo olfatorio, situado en la región
anterior del cerebro. Estos axones finalizan en las estructuras llamadas glomérulos olfatorios,
pequeñas terminaciones de células olfativas de forma esférica donde se procesan las señales
aromáticas que luego son conducidas por células receptoras especiales.
La información llega al sistema límbico y al hipotálamo, regiones cerebrales filogenéticamente muy
antiguas que son fundamentales en el procesamiento de la memoria y la información emocional. A
través de otras conexiones, la información olorosa alcanza la corteza cerebral en las regiones
temporal y frontal, con lo que se vuelve consciente.19

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