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Apunte - Facilitadores Del Trabajo en Equipo - Pirámide Invertida
Apunte - Facilitadores Del Trabajo en Equipo - Pirámide Invertida
No es posible obtener resultados de equipo si no existe un objetivo compartido por los miembros
del equipo (cuando no existe un objetivo compartido, estamos en presencia de un grupo, no de un
equipo). La definición de este objetivo, y su comunicación de forma que resulte inspiradora o
movilizadora para el resto, es tarea de el/la líder. En la medida que tenemos un objetivo compartido,
comunicado, conocido y consensuado por la totalidad del equipo, podemos comenzar a planificar
las distintas actividades para la consecución del logro propuesto, gestionando los recursos que estén
disponibles. Una vez planificadas las actividades, la división de tareas en virtud de los conocimientos
y habilidades de los integrantes (organización) permite abordar una ejecución ordenada y
sistemática, en donde el logro de resultados depende más bien de una estructuración del trabajo
que de una improvisación voluntariosa.
Conectando con lo propuesto por Simon Sinek, y su modelo de Círculo Dorado (Sinek, 2009), el Por
qué está dado por el objetivo compartido en torno al cual el equipo se alinea (¿Por qué hacemos lo
que hacemos?). El estilo de liderazgo que se ejerce y la comunicación que se desprende de él dan
forma a la manera en cómo el equipo se planifica y organiza en pos de ese objetivo; estos
componentes representan el Cómo (¿Cómo hacemos lo que hacemos?). Por último, nuestra forma
de accionar genera consistentemente una cierta forma de ejecutar que produce determinados
resultados, el Qué (¿Qué hacemos?); lo que hacemos o ejecutamos tendrá sentido para los
integrantes de un equipo en la medida que el equipo se plantee desde dentro hacia afuera; esto es,
desde el propósito que lo constituye y moviliza, hacia los resultados; y no al revés, donde
encontramos o interpretamos que lo que hacemos carece de sentido.