Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
El perdón debe ser otorgado de forma expresa antes de que se haya dictado sentencia.
En los delitos o faltas de acción pública dependientes de instancia particular, el perdón
tendrá los efectos legales que en cada caso se prevean. Cuando la víctima o el
ofendido sea una persona menor de edad o con discapacidad, el Órgano Jurisdiccional
competente puede rechazar la eficacia del perdón otorgado por sus representantes,
ordenando en tal caso la continuación del procedimiento, con intervención del
Ministerio Público (MP) o el cumplimiento de la condena. Para rechazar el perdón a
que se refiere el párrafo anterior, el Órgano Jurisdiccional competente debe oír
previamente al representante del menor o de la persona con discapacidad.
1) A los veinte (20) años, cuando la pena máxima más la mitad señalada al delito sea a
prisión de quince (15) o más años;
2) A los quince (15) años, cuando la pena máxima señalada por la Ley sea inhabilitación
por más de diez (10) años o prisión por más de diez (10) y menos de quince (15) años;
3) A los diez (10) años, cuando la pena máxima señalada por la Ley sea inhabilitación o
prisión por más de cinco (5) años y que no exceda de diez (10) años; y,
4) A los cinco (5) años, en el caso de los demás delitos. Las faltas prescriben a los seis
(6) meses luego de su ejecución.
Cuando la pena señalada por la ley es compuesta, se está para la aplicación de las
reglas comprendidas en el presente Artículo a la que exija mayor tiempo para la
prescripción. En los supuestos de concurso de infracciones o de infracciones conexas,
el plazo de prescripción es el que corresponda al delito más grave.
2) En los delitos continuados y delitos masa, desde el día en que se ejecuta el último
hecho o se realiza la postrera acción;
1) En un tiempo igual al de la condena más un tercio (1/3), sin que dicho plazo pueda
ser en ningún caso inferior a dos (2) años, si se trata de penas graves o penas
corporativas o inferior a un (1) año, si se trata de penas menos graves;
3) Las penas impuestas por reemplazo y las penas accesorias, prescriben en el mismo
plazo de la pena principal. Las reglas precedentes se entienden sin perjuicio de las que
establezca la Constitución de la República y las leyes procesales.
2) Cualquier delito que tenga señalada la pena de privación de libertad de por vida. No
prescriben en ningún caso las penas siguientes:
1) Las penas que son impuestas en sentencia firme por la comisión de los delitos
mencionados en los párrafos anteriores; y,
MEDIDAS DE SEGURIDAD
La medida de seguridad no debe ser ni más gravosa ni de mayor duración que la pena
que hubiere sido aplicable al hecho cometido, ni exceder el límite de lo necesario para
prevenir la peligrosidad del sujeto.
Cuando la pena que hubiera podido imponerse por el hecho cometido no sea privativa
de libertad, el Órgano Jurisdiccional competente sólo podrá imponer alguna o algunas
de las medidas no privativas de libertad.
3) Sustituir una medida de seguridad por otra que se estime más adecuada, entre las
previstas para el supuesto de que se trate; y,
b) La inhabilitación profesional;
e) La custodia familiar;
f) La prohibición de residencia;
LIBERTAD CONDICIONAL
3) Prohibición de ausentarse del lugar donde resida sin autorización del Órgano
Jurisdiccional competente;
ARTÍCULO 101.- EL COMISO. Toda pena por un delito doloso y a reserva de lo previsto
en el Artículo 73 de la Constitución de la República, lleva consigo la pérdida de los
instrumentos o medios con que éste se ha cometido, así como de los efectos y
ganancias provenientes del mismo, cualesquiera que sean las transformaciones que
haya podido sufrir y salvo el derecho que sobre ellos tengan la víctima o terceros de
buena fe que los hayan adquirido legalmente. En el caso de que los bienes producto
del delito se hubieran entremezclado con otros lícitos, el comiso alcanzará hasta el
valor económico estimado del producto entremezclado. El comiso se ampliará a los
instrumentos, bienes, efectos o ganancias procedentes de delitos de terrorismo,
corrupción de los Capítulos I al VI del Título XXVII del Libro II del presente Código,
tráfico de drogas, trata de seres humanos, lavado de activos y en general de
actividades delictivas cometidas en el ámbito de un grupo delictivo organizado. A estos
efectos se entenderá que proviene de la actividad delictiva el patrimonio de los
condenados por estos delitos cuyo valor sea desproporcionado con respecto a los
ingresos obtenidos legalmente por cada una de estas personas. No se considera
terceros de buena fe a quienes los han adquirido, incluso a título gratuito, a sabiendas
de que los mismos proceden de una actividad delictiva, con el propósito de encubrir su
origen ilícito o de ayudar a quien esté implicado en dicha actividad. Tampoco se
considera tercero de buena fe a quien hubiera debido tener conocimiento de que la
transmisión patrimonial tenía por objeto ocultar el origen ilícito del bien o evitar su
decomiso, en base a circunstancias concretas como su adquisición a título gratuito o a
cambio de un importe significativamente inferior al precio de mercado. Si por
cualquier circunstancia no es posible el decomiso del producto o efectos provenientes
del hecho delictivo, se acordará el decomiso de otros bienes por una cantidad
equivalente al valor económico de las mismas. Siempre que se acredite la situación
patrimonial ilícita en un proceso contradictorio y el sujeto haya sido imputado o
acusado por el delito, puede acordarse el comiso previsto en los párrafos anteriores
aún cuando no se imponga pena a ninguna persona, en base a alguna de las
circunstancias siguientes: 1) Porque el sujeto se encuentre en rebeldía o sufra una
enfermedad crónica que impida su enjuiciamiento y exista riesgo de que puedan
prescribir los hechos; y, 2) Por estar el sujeto exento de responsabilidad penal o por
haberse ésta extinguido. Los bienes, instrumentos y ganancias decomisados por
resolución firme, salvo que deban ser destinados al pago de indemnizaciones a las
víctimas, deben ser adjudicados al Estado que les dará el destino que se disponga
legalmente.
1) La restitución;
3) Quienes se han beneficiado de cualquier modo del delito o falta sin haber
participado en los hechos, los cuales están obligados a restituir, reparar o indemnizar
por una cantidad equivalente a la del enriquecimiento injustamente obtenido.
1) Los padres o tutores, por los daños y perjuicios causados por los hechos delictivos
cometidos por los hijos menores que están sujetos a su patria potestad o tutela;
3) Las personas naturales o jurídicas por los hechos delictivos cometidos en sus
establecimientos, cuando dichas personas o sus dependientes, administradores o
representantes han infringido reglamentos de policía o disposiciones de la autoridad
directamente relacionados con tales hechos, de modo que éstos no se hubieran
producido sin dicha infracción;
1) Los inimputables son responsables directos de los daños o perjuicios por ellos
causados, siempre que queden asegurados sus alimentos o los gastos que ocasione su
internamiento. Responden solidariamente los padres, tutores, curadores o
depositarios del menor o persona con discapacidad inimputable, siempre que haya
habido por su parte culpa o negligencia, que contribuya o haya permitido la
producción del daño o perjuicio, salvo la responsabilidad civil directa que pudiera
corresponder a los imputables;
2) En los supuestos de estado de necesidad, son responsables civiles directos la
persona o personas a cuyo favor se haya precavido el mal, proporción al perjuicio que
se les haya evitado, si fuera estimable;
A R T Í C U L O 1 3 0 . - P R E L A C I Ó N D E L A S RESPONSABILIDADES PECUNIARIAS.
Los pagos a efectuar por el responsable civil se imputan conforme al orden de
prelación siguiente:
2) A la indemnización al Estado por los gastos que se hubieren hecho por su cuenta en
la causa;