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UNIVERSIDAD DE COSTA RICA

SISTEMA DE ESTUDIOS DE POSGRADO

"EFECTOS DE LA MICROBIOTA INTESTINAL SOBRE LA NEUROQUÍMICA


DE LOS TRASTORNOS DEL ESPECTRO AUTISTA"

Tesis sometida a la consideración de la Comisión del Programa de Estudios de


Posgrado en Psiquiatría para optar al grado y título de especialista en
psiquiatría general

SUSTENTANTE:
MARVIN MATAMOROS RUIZ

Ciudad Universitaria Rodrigo Facio, Costa Rica


2023
Agradecimientos

Primero a Dios, a quien le pedí muchas veces por la oportunidad de estudiar y

quien me dio la dicha de culminar mi profesión en Enfermería, Medicina y mi

especialidad en Psiquiatría.

A mis maestros y maestras desde la escuela de Medicina que me enseñaron

amor por la profesión. A mis grandes amigos, amigas, compañeras y compañeros

de la carrera: Mario, Fabio, Kay, Danova, Cindy, Alfredo, Alejandra, quienes me

apoyaron y con quienes me une una gran amistad hasta el día de hoy.

En el Hospital Nacional de Salud Mental me llevaré recuerdos y enseñanza de

mis maestros y maestras psiquiatras, a quienes admiro y siempre respetaré, a

ellos y ellas les debo todo lo bueno que sé. Este agradecimiento lo extiendo a

quienes tomaron de su tiempo para darnos sus clases, con muchos nunca tuve

una rotación, pero sus clases fueron un enorme aporte para lo que hoy en día sé.

En este hospital aprendí lo que significa trabajar en equipo, aprendí mucho de

mis colegas de Enfermería, de los profesionales en Psicología, aprendí mucho

de la labor tan importante de Trabajo Social y de terapia Ocupacional, Farmacia,

Nutrición y Medicina Interna. Y por supuesto a los demás compañeros y

compañeras de la parte administrativa, nutrición, servicios generales, seguridad.

Y claro una mención especial a quienes trabajan en Redes, por toda la ayuda y

acompañamiento en estos años de residencia.

ii
Este agradecimiento lo extiendo a los y las psiquiatras, profesionales en

Psicología, Enfermería, Trabajo Social y administrativos de los otros hospitales

donde asistí para completar mi experiencia y formación: Hospital México, San

Juan de Dios, Chacón Paut, Carlos Luis Valverde Vega, Calderón Guardia,

Clínica de Hatillo.

Dejo para el final mencionar la mayor gratitud a mis compañeros y amigos de la

residencia, en especial a los de mi generación: Rebe, Fofo, Mónica, Neto, Oscar,

Glender, Aaron, Pame, Katy, Diana, Vale, Naty y Franz. Siempre los voy a llevar

en mis recuerdos, con todo el cariño del mundo.

iii
Dedicatoria

Todo lo bueno que he logrado en mi vida se lo debo a mi mamá, Eugenia Ruiz

Carrillo, y a mi papá, Álvaro Matamoros Arroyo, personas sencillas, que solo

culminaron la primaria, pero que tuvieron mucha sabiduría y quienes desde

siempre me motivaron a estudiar. Esto tiene una dedicación especial para ellos,

por todos los sacrificios que sé que hicieron. A mis hermanos se los dedico

porque ellos fueron formados con la misma idea de mis padres y aunque no

tuvieron la oportunidad que yo tuve de estudiar, igualmente crecieron con los

mismos valores y me apoyaron para que yo saliera adelante.

A mi esposa Angie y mi hijo Nachito, los amo con todo mi corazón, esto es para

ustedes también, sin ustedes no lo hubiese logrado, en especial para mi esposa,

la principal testigo de mis sacrificios y quien sacrificó también muchas cosas para

apoyarme.

iv
v
Propósito de la investigación

Requisito de graduación

Esta investigación se realiza como requisito de graduación para optar por el título

de Especialidad en Psiquiatría del programa de postgrado en Especialidades

Médicas de la UCR.

Iniciativa del investigador: Sí.

Prioridad sanitaria: No.

Que hacer de la institucional: No.

vi
Información del investigador

Nombre completo: Marvin Matamoros Ruiz.


Número de cédula o pasaporte: 503380524.
Dirección de domicilio: Heredia, Santo Domingo, Santa Rosa.
Teléfono domiciliar: No aplica.
Teléfono celular: 88395608.
Correo electrónico: marvingte@gmail.com
Título profesional: Residente de Psiquiatría.
Grado académico: Licenciatura en Medicina y Cirugía.
Especialidad (si aplica): Incluya Residente de Psiquiatría.
detalles completos de las
calificaciones, grados académicos,
títulos o experiencia previa
relevante para la adecuada
conducción del proyecto.
Código profesional: 11254.
Institución(es) donde labora: Caja Costarricense del Seguro Social.
Nombre(s) del (os) centro(s) Hospital Nacional de Salud Mental
asistencial(es) donde labora (si Manuel Antonio Chapuí Torres.
aplica):
Código de autorización como No aplica.
investigador
CONIS:
Número de investigaciones activas: Ninguna.

vii
Tabla de contenidos

Agradecimientos .......................................................................................................... ii
Dedicatoria .................................................................................................................. iv
Propósito de la investigación ..................................................................................... vi
Requisito de graduación ...................................................................................................... vi
Información del investigador ................................................................................... vii
Resumen ...................................................................................................................... xi
Abstract ...................................................................................................................... xii
Lista de cuadros ....................................................................................................... xiii
Lista de abreviaturas ............................................................................................... xiv

CAPÍTULO I: MARCO REFERENCIAL _______________________ 1

1.1 Pregunta de investigación y objetivos ................................................................. 6


1.1.1 Pregunta de investigación ........................................................................................... 6
1.1.2 Objetivo general .......................................................................................................... 7
1.1.3 Objetivos específicos .................................................................................................. 7

CAPÍTULO II: DISEÑO METODOLÓGICO ____________________ 8

CAPÍTULO III: MARCO TEÓRICO __________________________ 10

3.1 Trastorno del espectro autista ........................................................................... 10


3.2 Epidemiología ...................................................................................................... 12
3.2.1 Distribución por sexo y etnia .................................................................................... 13
3.2.2 Aporte de los estudios epidemiológicos en TEA ...................................................... 14
3.3 Etiología y patogenia ........................................................................................... 14
3.3.1 Factores genéticos ..................................................................................................... 15
3.3.2 Inmunitarios .............................................................................................................. 19
3.3.2.1 Respuesta inmunológica mediada por linfocitos T................................ 21
3.4 Microbiota intestinal y trastorno del espectro autista ..................................... 22
3.4.1 Factores implicados en la composición del microbioma intestinal........................... 25
3.4.1.1 Factores que afectan la MBI ................................................................. 25
3.4.1.2 Factores que afectan el microbioma intestinal ..................................... 27

viii
3.5 Efectos neuroquímicos del microbioma intestinal en los trastornos del
espectro autista .............................................................................................. 28
3.5.1 Neuroquímica de los trastornos del espectro autista ................................................. 28
3.5.2 Vías neuroquímicas determinantes en TEA .............................................................. 29
3.5.2.1 Ácido gama aminobutírico (GABA) y glutamato .................................. 30
3.5.2.2 Serotonina .............................................................................................. 32
3.5.2.3 Dopamina .............................................................................................. 33
3.5.2.4 Acetilcolina ............................................................................................ 34
3.5.2.5 N-acetil aspartato (NAA) ....................................................................... 35
3.5.2.6 Oxitocina y arginina-vasopresina ......................................................... 35
3.5.2.7 Melatonina ............................................................................................. 36
3.5.3 Eje intestino-cerebro ................................................................................................. 38
3.5.3.1 Vías neuroquímicas del eje intestino cerebro........................................ 38
3.5.3.1.1 Mecanismos inmunológicos ..................................................................... 40
3.5.3.1.2 Neurotransmisores producidos por la MBI............................................... 42
3.5.3.1.3 Metabolitos neuroactivos producidos por la MBI .................................... 43
3.5.3.2 Activación del eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal y la vía
enteroendocrina ..................................................................................... 46
3.5.4 Terapias basadas en el microbioma intestinal ........................................................... 48
3.5.4.1 Intervenciones nutricionales.................................................................. 48
3.5.4.2 Evidencia del uso de probióticos en tratamiento de TEA ..................... 50
3.5.4.3 Evidencia del trasplante fecal en el tratamiento del TEA ..................... 54

CAPÍTULO IV: DISCUSIONES ______________________________ 57

4.1 Papel de la MBI en TEA ..................................................................................... 58


4.2 Efectividad de las intervenciones con probióticos y trasplante fecal ............. 60
4.2.1 Probióticos ................................................................................................................ 60
4.2.2 Trasplante fecal ......................................................................................................... 62

CAPÍTULO V: CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES _____ 64

Referencias bibliográficas ........................................................................................ 67


Anexos ........................................................................................................................ 81
Anexo 1 .............................................................................................................................. 81
Anexo 2: Carta de corrección filológica ............................................................................ 93

ix
x
Resumen

En la investigación sobre la etiología del TEA ha surgido un reciente interés sobre

los efectos que tienen los productos generados por microorganismos residentes

en el TGI. En la actualidad, se ha podido identificar diferencias en la composición

de la flora intestinal entre personas control y personas con TEA. Estas diferencias

de composición llevan al concepto de disbiosis, en la que existe un desequilibrio

entre especies de bacterias. Como resultado hay una alteración en la generación

de productos con capacidad neurotransmisora y neuromodulador como 5HT, DA,

GABA, entre otros. Al mismo tiempo, los microorganismos que se deben

mantener en la mucosa tienen acceso a capas más profundas en el TGI e

induzcan respuestas inflamatorias que terminan en el SNC, generando cambios

microestructurales y funcionales, lo que podría explicar la clínica del TEA.

Así es que se plantea el uso de probióticos y de trasplante fecal como alternativa

para tratar la disbiosis del TGI. En ambos casos, se ha logrado un equilibrio de

las poblaciones bacterianas, sobre todo con disminución de bacterias con efecto

en la respuesta inflamatoria y estrés oxidativo, como Clostridium, y reducción de

síntomas como irritabilidad, mejoría en habilidades sociales y lo más notable es

la disminución de síntomas gastrointestinales.

Falta más investigación, desarrollar protocolos sobre dosificación y tiempo de

tratamiento, pero hay mucha esperanza en la reducción de gravedad en TEA.

xi
Abstract

In research on the etiology of autism spectrum disorder (ASD), recent interest has

arisen in the effects of products generated by microorganisms resident in the GIT.

Currently, it has been possible to identify differences in the composition of the

intestinal flora between control people and people with ASD. These differences in

composition lead to the concept of dysbiosis, in which there is an imbalance

between species of bacteria. As a result, there is an alteration in the generation

of products with neurotransmitter and neuromodulatory capacity such as 5HT,

DA, GABA among others. At the same time, the microorganisms that must be

maintained in the mucosa have access to deeper layers in the GIT and induce

inflammatory responses that end up in the CNS, generating microstructural and

functional changes, which could explain the symptoms of ASD.

Thus, the use of probiotics and fecal transplant is proposed as an alternative to

treat GIT dysbiosis. In both cases, a balance of bacterial populations has been

achieved, especially with a decrease in bacteria with an effect on the inflammatory

response and oxidative stress such as clostridium and a reduction in symptoms

such as irritability, improvement in social skills and, most notably, the decrease in

gastrointestinal symptoms.

More research is needed to develop protocols on dosage and treatment time, but

there is much hope in reducing the severity of ASD.

xii
Lista de cuadros

Tabla 1. Neurotransmisores y neuromoduladores, principales mutaciones en


TEA ......................................................................................................... 37

Tabla 2. El efecto de la suplementación con probióticos sobre el estado de


salud de las personas con TEA ............................................................... 53

Tabla 3. Efectos adversos de la administración oral y rectal ............................. 55

xiii
Lista de abreviaturas

ACh: Acetil colina.

ADN: Ácido desoxirribonucleico.

AGCC: Ácidos grasos de cadena corta.

BHE: Barrera hematoencefálica.

BINASSS: Biblioteca Nacional de Salud y Seguridad Social.

CRH: Hormona liberadora de corticotropina.

DA: Dopamina.

DAT: Transportador de dopamina.

EMA: Agencia europea de medicamentos (traducción al español).

FDA: Administración de alimentos y medicamentos (traducción al español).

GABA: Ácido gamma aminobutírico.

GALT: Tejido linfoide asociado al intestino.

HHS: Eje hipotálamo hipófisis suprarrenal.

HNN: Hospital Nacional de Niños.

LP: Lipopolisacáridos.

MALT: Tejido linfoide asociado a la mucosa.

MAMP: moléculas asociadas a microbios.

MBI: Microbiota intestinal.

NA: noradrenalina.

nAChR: Receptor nicotínico de acetil colina.

NCA 1: Canal de fuga de sodio tipo 1.

NLGN: neuroliginas.

xiv
NLF1: Factor de localización NCA 1.

NMDA: N - metil -D- aspartato.

NMDAR: Receptor N - metil -D- aspartato.

NRXN: Neurexinas.

RGE: Reflujo gastroesofágico.

SERT: trasportador de serotonina.

SNA: Sistema nervioso autónomo.

SNP: Sistema nervioso periférico.

SNC: Sistema nervioso central.

SNE: sistema nervioso entérico.

TDAH: Trastorno de déficit atencional e hiperactividad.

TEA: Trastorno del espectro autista.

TGI: Tracto gastrointestinal.

5HT: 5 hidroxitriptamina.

xv
1

CAPÍTULO I: MARCO REFERENCIAL

El trastorno del espectro autista (TEA) se define como un trastorno del

neurodesarrollo, que consiste en esencia por un espectro de síntomas

caracterizado por deterioro de la comunicación social, la presencia de conductas

restringidas y repetitivas, manifestaciones que tienden a ser heterogéneas, con

una gravedad que varía entre levemente perjudicial hasta la presencia de

manifestaciones con mayor severidad (Hirota y King, 2023). Esta variabilidad en

la forma de presentación del trastorno genera mucha complejidad en el

diagnóstico, lo que ha llevado a modificar la definición de los criterios a lo largo

del tiempo. Pero esta complejidad diagnóstica ha estimulado la investigación con

el objetivo de desarrollar instrumentos diagnósticos que incrementen la

sensibilidad y especificidad, además de marcadores biológicos y de imágenes

que permitan no solo el diagnóstico, sino también que nos lleve a un

planteamiento terapéutico.

La evolución histórica de la comprensión del trastorno ha sido vertiginosa.

El uso del término autismo lo hace por primera vez el psiquiatra suizo Eugen

Bleuler en una monografía llamada Dementia praecox oder Gruppe der

Schizophrenien, que era parte de un capítulo de un tratado de psiquiatría

publicado en Viena en 1911 (Garrabé De Lara, 2012). El término que viene del

griego autos, traducido como uno mismo opuesto a otro, es usado por Bleuler al

describir la característica que tienen pacientes con esquizofrenia de replegarse

en sí mismos (Jaramillo-Arias et al., 2022), o repliegue de la vida mental de la


2

persona (Garrabé De Lara, 2012). Por lo que, en realidad, aunque Bleuler hace

uso del término por primera vez, no lo usó para describir lo que hoy se conoce

como TEA.

Para 1938, Hans Asperger, psiquiatra austriaco, hace una descripción de

niños que presentaban alteraciones del lenguaje y dificultades del

comportamiento social, refiriéndose para ese momento a lo que conocemos

como TEA; sin embargo, la primera publicación en la que se hace una descripción

teórica y de casos de autismo fue en 1943 por el psiquiatra austriaco Leo Kanner

(Jaramillo-Arias et al., 2022), siendo este el inicio de un reconocimiento científico

del trastorno.

Resulta interesante que, aunque Kanner y Asperger en sus postulados

describen rasgos como alteración del afecto, intelecto, deseo y acción, según se

anota en la publicación de Jaramillo et al., ambos consideraban que estaban

describiendo trastornos diferentes: Asperger consideraba que estaba

describiendo personas con síntomas de menor gravedad. Esto lleva a referirse a

dos categorías del trastorno (Jaramillo-Arias et al., 2022) en las que se describían

personas con síntomas graves y otras con síntomas leves; esto posiblemente

dejaba algunas personas fuera del diagnóstico. Con la presencia de criterios tan

laxos, no es de extrañar que la prevalencia del TEA fuese tan baja, no se puede

diagnosticar una condición para la que no se tiene criterios bien establecidos ni

claros. Incluso en la actualidad, el diagnóstico debe ser más objetivo, no se

dispone de marcadores que permitan diagnosticar a edades más tempranas, ni

tener un pronóstico de la evolución.


3

Para los años de 1960 y 1970, la prevalencia era baja, muchos pacientes

se diagnosticaron con retraso mental. Una vez que el TEA se convierte en un

diagnóstico reconocido, la prevalencia aumenta y baja la de diagnósticos como

retraso mental (Aloisio y Huron, 2020). En cuanto a la prevalencia de TEA en

Estados Unidos entre los niños de 8 años, esta aumentó de 1,1% en el 2008 a

2,3% en el 2018, posiblemente como consecuencia de los cambios de criterios

diagnósticos, mayor conciencia del trastorno, acceso y además el considerar el

TEA como un espectro más amplio. (Hirota y King, 2023)

La primera descripción que hace Kanner del trastorno lo hace desde la

biología innata de la condición, pero posteriormente planteó que la frialdad

familiar era un factor destacado en la génesis de la condición, así plantea el

término de madres nevera para describir una relación distante y fría de las

madres como causante del trastorno. Otros psiquiatras, como Bruno Bettelheim,

retoman el concepto y le otorgan un origen afectivo y emocional (Jaramillo-Arias

et al., 2022). Esto además de generar estigma y culpa en la familia, posiblemente

llevó a otras a no consultar por temor a ser señaladas.

En un estudio chileno con 291 cuidadores encuestados en el 2022, se

hace una medición del estigma percibido por los cuidadores de personas con

TEA. El 16,5% consideraba que tener un hijo con autismo impone un impacto

negativo, 31,6% consideraba que otras personas discriminarían por tener un hijo

con autismo, a 9,6% le preocupa que otras personas supieran que tienen un hijo

con autismo, 28,1% se siente impotente por tener un hijo con autismo (García et

al., 2022). Los resultados de esta encuesta nos lleva a un planteamiento


4

fundamental, en primer lugar, a pesar de que se percibe una mayor conciencia

sobre autismo, es necesario incrementar las estrategias de educación a nivel

general, el abordaje debe incluir a los miembros de la familia quienes, además

de llevar el peso del cuido, tienen una carga social por el estigma que manejan.

Por otro lado, una mayor comprensión del trastorno genera más seguridad y

confianza a familiares y a la sociedad, pero esto solamente se logra impulsado

por el conocimiento y los avances científicos.

Los progresos de la investigación biológica del TEA parecen que inician

dando sus primeros pasos con la hipótesis de la relación entre los niveles bajos

de algunas vitaminas B12 y autismo. Pero los pasos más grandes se dan en

1977, cuando Rutter hace un estudio con 21 gemelos, de los cuales 11 eran

monocigóticos y encontró concordancia de autismo en 4 de los 11 gemelos

(Jaramillo-Arias et al., 2022). Esto representó un descubrimiento fundamental, ya

que le da sustento a la idea de que el TEA tiene bases bilógicas.

Actualmente, la investigación genética ha llevado a plantear que las bases

genéticas para el TEA varían entre 56 a 95% (Arberas y Ruggieri, 2019). Esta

convergencia entre la epidemiología y la genética ha permitido identificar

entidades médicas específicas, como el síndrome de X Frágil y la esclerosis

tuberosa, además de genes y factores ambientales con algún grado de

vinculación con TEA, lo importante es que estas innovaciones ayudan a incentivar

investigaciones que podrían acercar el diagnóstico basado en marcadores

biológicos, orientar abordajes terapéuticos, pronóstico y hasta asesoría genética.

(Arberas y Ruggieri, 2019)


5

Recientemente, se publicada en la revista JAMA un estudio sobre la

relación genética entre enfermedad de tracto gastrointestinal (TGI) y

enfermedades psiquiátricas. En dicho estudio identificaron que de 11 loci, 7

estaban colocalizados entre enfermedades como esquizofrenia, enfermedades

del tracto gastrointestinal y microorganismos intestinales (Gong et al., 2023). Este

hallazgo permite darle sustento al rol que juega el eje intestino-cerebro en el

vínculo entre las enfermedades gastrointestinales, inflamatorias y psiquiátricas

(Gong et al., 2023), pero además representa un hallazgo contundente sobre la

participación de los microorganismo del TGI. La evidencia sustenta el papel que

cumple la microbiota intestinal en mecanismos neuroendocrinos mediante la

producción de neurotransmisores y precursores que son secretados al torrente

sanguíneo y que podrían llegar al cerebro. (Miri et al., 2023)

Este acercamiento con la biología del TEA es prometedora, ya que puede

llevar a plantear diagnósticos oportunos y fiables que lleven a una mejor

comprensión de las necesidades del niño, educar a los cuidadores y sobre todo

intervenir de manera temprana; no obstante, no se debe perder de vista que el

diagnóstico y manejo debe ser interdisciplinario, tomando en cuenta que la amplia

variabilidad de las manifestaciones requiere de un equipo con diferentes

habilidades para detectarlas y tratarlas. (Male et al., 2023)

Al final de cuentas, todo el conocimiento que se ha ido acumulando

respecto al TEA debe estar orientado a una mejor comprensión del trastorno, que

permita diagnóstico oportuno, intervenciones que puedan impactar de forma

positiva a la persona y a la familia. Una prioridad para las familias de personas


6

con TEA es obtener una mejor comprensión de lo que puede deparar el futuro a

sus hijos en términos de síntomas, funcionamiento cognitivo, adaptativo para la

toma de decisiones laborales y educativas (Simonoff et al., 2020); esto es algo

que no se puede perder de vista en el abordaje de la persona con TEA y su

familia.

Tener buenas bases diagnósticas que incluyan marcadores, instrumentos

validados, contar con un equipo interdisciplinario y realizar un diagnóstico

oportuno es fundamental. La meta es reducir las vulnerabilidades de las personas

con TEA mediante acceso médico especializado, educación familiar, participar

en un sistema educativo inclusivo e intervención conductual adecuada que le

permita mejorar sus habilidades y funcionamiento adaptativo y, por la tanto, su

independencia. (Aloisio y Huron, 2020)

Siguiendo esta línea de ideas, el objetivo de este trabajo de revisión se

centra en la novedosa relación de la microbiota intestinal (MBI) y los mecanismos

neuroquímicos implicados en el TEA, pero sin perder de vista que el fin último es

identificar los posibles impactos que pueda tener en la mejoría de la calidad de

vida de las personas.

1.1 Pregunta de investigación y objetivos

1.1.1 Pregunta de investigación

¿Cuáles son los efectos neuroquímicos que tiene la microbiota intestinal en los

trastornos del espectro autista?


7

1.1.2 Objetivo general

Describir los efectos neuroquímicos que tiene la microbiota intestinal en los

trastornos del espectro autista.

1.1.3 Objetivos específicos

1. Examinar los mecanismos por los que la microbiota intestinal generan

efectos neuroquímicos en los trastornos del espectro autista.

2. Revisar como los efectos neuroquímicos generados por la microbiota

intestinal tienen implicaciones en los trastornos del espectro autista.

3. Identificar cuáles son las implicaciones clínicas de los efectos

neuroquímicos de la microbiota intestinal en los trastornos del espectro

autista.

4. Resumir los alcances actuales del conocimiento sobre los efectos de

la microbiota intestinal en la comprensión y manejo de los trastornos

del espectro autista.


8

CAPÍTULO II: DISEÑO METODOLÓGICO

Para la elaboración de este trabajo se realizó una revisión inicial de

artículos sobre generalidades de la MBI y de los trastornos del espectro autista.

Y finalmente, una revisión más exhaustiva de artículos de trastornos del espectro

autista y microbiota intestinal.

La búsqueda de los artículos se realiza en las distintas bases de datos

disponibles en la biblioteca de la Universidad de Costa Rica y en él se utilizaron

las bases de datos de Pubmed, NCBI, MEDLINE, Elsavier, Clinical Key. Además,

se utilizó la herramienta libre de Google académico.

Dicha revisión bibliográfica se realizó en el año 2023 e incluye artículos

publicados del 2017 en adelante. Para la búsqueda de la información se utilizan

las palabras clave microbiota intestinal, trastorno del espectro autista, tratamiento

del trastorno del espectro autista, prevalencia del trastorno del espectro autista,

efectos neuroquímicos de la microbiota intestinal, microbiota intestinal y autismo,

probióticos y TEA, trasplante fecal y TEA.

Una vez encontrados los artículos, se seleccionaron aquellos que hacen

una descripción general de la MBI y los campos de aplicación. Luego, los

artículos que incluyen datos epidemiológicos actualizados de los trastornos del

espectro autista, definición, clínica, mecanismos y tratamiento. Para finalmente

centrar la revisión en los efectos e implicaciones de la MBI sobre los trastornos

del espectro autista.


9

Para efectos de este trabajo se realiza una revisión de 112 artículos, de

los cuales se utilizaron en este trabajo un total de 84. La elección de los artículos

se basó en primer lugar en que fueran artículos de publicación posterior al año

2017, se incluyó artículos de años previos, como el caso del articulo realizado en

Costa Rica, debido a la importancia que representa para el país una publicación

de este tipo. Para la parte introductoria, las publicaciones utilizadas contenían

información actualizada desde el punto de vista epidemiológico, etiológico,

presentación clínica y tratamiento.

En lo que corresponde al marco teórico, especialmente lo relacionado con

la MBI y los efectos neuroquímicos, así como la parte de resultados, se utilizó

artículos que se publicaron después del 2017 y que además se tratara de

artículos originales o metaanálisis con datos sobre los efectos de tratamiento con

probióticos y trasplante fecal en TEA.

Los artículos que no se incluyeron fueron aquellos publicados antes del

2017. Especialmente para los resultados, aquellos que se trataran de revisiones

bibliográficos tampoco se incluyeron.

Al final, a partir de esta revisión se plantean algunas conclusiones y

recomendaciones finales sobre las implicaciones del conocimiento actual y se

plantea una mirada al futuro sobre las rutas que nos traza el conocimiento de la

MBI.
10

CAPÍTULO III: MARCO TEÓRICO

3.1 Trastorno del espectro autista

El trastorno del espectro autista es una afección del neurodesarrollo que

se caracteriza por la presencia de un espectro de síntomas que incluyen

alteración de la comunicación social, así como la presencia de conductas

repetitivas y restringidas (Hirota y King, 2023). Es considerada una condición

predominantemente idiopática, aunque se ha podido identificar en una minoría

causas secundarias a una anomalía cromosómica conocida (Casanova et al.,

2020). Se ha relacionado con diferentes etiologías, los factores genéticos podrían

representar 81% de los factores atribuidos a TEA, salvo algunas variantes raras

identificadas, no hay un gen específico que explique la condición, además se ha

postulado la presencia de factores ambientales, epigenéticos, maternos

gestacionales, pero ninguno es específico para el desarrollo del TEA (Hirota y

King, 2023). A pesar de que se conoce del trastorno hace más de 80 años, siguen

sin comprender del todo los mecanismos moleculares y la función genética

(Gevezova et al., 2023). Es posible que la presentación del trastorno incluya la

presencia de alguna causa etiológica central y que otros factores actúen en

conjunto, lo que podría influir en el carácter heterogéneo de la presentación del

TEA.

El carácter de espectro del TEA tiene como característica que la

presentación de los síntomas que experimenta la persona posee diferentes

niveles de gravedad, con personas que experimentan síntomas discapacitantes,


11

hasta personas que tienen sintomatología apenas perceptible, esa presentación

de espectro puede llevar a que incluso se tenga un diagnóstico tardío en algunas

personas. (Male et al., 2023)

Las manifestaciones, además, tienen un carácter heterogéneo cuya

presentación puede incluir desde la presentación de los síntomas básicos

descritos anteriormente hasta la presencia de síntomas conductuales asociados

(Hirota y King, 2023); lo que le puede generar a las personas una serie de

dificultades en diferentes áreas del desarrollo cognitivo, el lenguaje, conductual y

neuromotor. (Marlow et al., 2019)

Por otro lado, al ser una condición del neurodesarrollo, puede ocurrir en

combinación con otras condiciones, con presentaciones que incluso pueden

parecer similares entre sí, lo que precisamente aumenta el riesgo del desarrollo

de condiciones comórbidas psiquiátricas (Male et al., 2023) y neurológicas, como

epilepsia (Aloisio y Huron, 2020). Esto hace necesario la intervención integral en

la que participen profesionales de diferentes disciplinas para la identificación de

las comorbilidades y el tratamiento de estas, esto sin duda favorece la reducción

de la vulnerabilidad de las personas con TEA, da seguridad a las familias que se

traduce en mayor independencia de los pacientes. (Aloisio y Huron, 2020)

La detección se puede plantear incluso sin la presencia de síntomas, el

planteamiento actual recomienda la detección universal en atención primaria

durante los primeros 2 años de vida (MacDuffie et al., 2021). El trastorno puede

diagnosticarse de manera confiable en niños con edades entre los 18 meses y


12

los 24 meses de edad, pero incluso el diagnóstico se puede hacer cuando los

niños tienen 1 de edad, en los cuales la prevalencia de afecciones como trastorno

de sueño, trastornos gastrointestinales y problemas de visión eran menos

prevalentes que en niños diagnosticados en edad posterior (Dawson et al., 2023).

Además, evaluar a los niños a edades más tempranas puede ayudar a identificar

a quienes requieran una mayor evaluación e intervención (Marlow et al., 2019) y

lleva a mejores resultados en el manejo de estos pacientes. (Hyman y Kroening,

2023)

3.2 Epidemiología

El trastorno del espectro autista afecta aproximadamente al 2,3% de los

niños de 8 años de edad en Estados Unidos y aproximadamente al 2,2% de los

adultos (Hirota y King, 2023). A nivel mundial, la prevalencia anda a

aproximadamente en 1/100 niños, con una media general de 65/10000, mayor

que a la reportada previamente por el mismo grupo de estudio, quienes habían

reportado una prevalencia de 62/10000. (Zeidan et al., 2022)

Los datos anteriores reflejan que se ha dado un incremento de la

prevalencia como consecuencia de los cambios en los criterios, además el

desarrollo de instrumentos de detección que permite incluir dentro del diagnóstico

a personas que previamente se consideraban dentro de otra categoría

diagnóstica (Aloisio y Huron, 2020). Esto es importante tomando en cuenta que

permite el acceso a servicios especializados a pacientes que antes quedaban

fuera del diagnóstico y, por lo tanto, de una atención de mejor calidad y más
13

temprana. Desde el punto de vista clínico, este diagnóstico oportuno mejora

significativamente el desarrollo de los niños con TEA (Chen et al., 2023). Además,

las mejoras en el diagnóstico han llevado a que un número mayor de la población

se acerque a la consulta. (Hughes et al., 2023)

3.2.1 Distribución por sexo y etnia

Respecto a la prevalencia reportada por el estudio de Chen et al., la

proporción de hombres y mujeres fue de una relación de 4:1, siendo consistente

con la prevalencia reportada por otros estudios (Chen et al., 2023), lo que lleva a

considerar al sexo masculino como uno de los factores etiológicos más estables

para el TEA, considerando que las mujeres van a requerir una mayor carga

etiológica para tener el mismo grado de afecciones que los hombres (Zeidan et

al., 2022). Esta carga adicional etiológica podría ser la responsable de que las

mujeres con TEA presenten una mayor carga de problemas en la salud física que

las mujeres sin TEA y que los varones con TEA. (Dangmann, 2023)

Estas disparidades de prevalencia entre hombres y mujeres también se

trasladan a la etnia. En la publicación de Aloisio y Huron describen disparidades

en el diagnóstico y el abordaje del trastorno; en Estado Unidos, los niños latinos

tienen menos diagnóstico antes de los 4 años de edad en comparación con los

no latinos y cuando son diagnosticados reciben menos tratamientos basados en

evidencia que los niños blancos no latinos. (Aloisio y Huron, 2020)


14

3.2.2 Aporte de los estudios epidemiológicos en TEA

Los estudios epidemiológicos en TEA han sido fundamentales no solo por

el reporte de la incidencia y prevalencia, sino que han permitido que el trastorno

sea visible en diferentes partes del mundo, permitiendo crear conciencia, que se

traducen en políticas públicas que favorecen a las personas con TEA y a sus

familias a través de la investigación científica, acceso educativo, servicios de

salud especializado, mejoras en las condiciones sociales y económicas, entre

otros. (Zeidan et al., 2022)

No se debe olvidar el aporte de las observaciones de Rutter en 1977 sobre

la prevalencia de TEA en gemelos, donde estudió a 21 pares de gemelos con 10

dicigóticos y 11 monocigóticos en la que uno de ellos presentaba autismo; en

este estudio encontró una concordancia en 4 de los 11 gemelos monocigóticos

(Jaramillo-Arias et al., 2022). Aporte valioso, que ha permitido darle peso a la

investigación en genética de los trastornos del espectro autista.

3.3 Etiología y patogenia

El trastorno del espectro autista tiene un fenotipo clínico muy heterogéneo

(Asif et al., 2020), con mecanismos y trayectorias que comparte la característica

de heterogeneidad (Arenella et al., 2023).Con una etiología que aún no está del

todo clara (Dell’Osso et al., 2023). Pero en la que pareciera que la participación

genética juega un papel muy importante (Arenella et al., 2023); sin embargo,

compleja por la participación de factores poligénicos con una contribución en

diferente grado dentro del espectro. (Filosi et al., 2020)


15

También se han examinado etiologías como la disfunción sináptica,

desequilibrio en la neurotransmisión excitatoria e inhibitoria, anormalidades a

nivel de la arquitectura cerebral y molecular, en la conexión cortical y crecimiento

cerebral (Pardo y Eberhart, 2007). Y más recientemente, ha surgido el sistema

inmunológico como un participante crucial en la contribución del TEA, que se ha

corroborado en modelos animales y humanos (Arenella et al., 2023). y que, en la

actualidad, vincula la disfunción intestinal, la flora bacteriana y los metabolitos

relacionados con la respuesta inmunológica con el TEA. (Gong et al., 2023)

3.3.1 Factores genéticos

Desde los primeros estudios con en gemelos sobre el autismo ha habido

evidencia de un fuerte componente de riesgo genético etiológico del trastorno

(Wang et al., 2022). Incluso algunos plantean que, de todos los trastornos

cognitivo-conductuales conocidos, el panorama genético del TEA es el más

comprendido (Wroten et al., 2023). Hoy, el estudio ha llevado a la identificación

de más de 100 genes que representan un riesgo para TEA (Perini et al., 2023).

Para algunos estudios, las cifras son mucho mayores y mencionan una gran

cantidad de vías genéticas, neuroinflamatorias y metabólicas que están

involucradas en la patogénesis y fisiopatología, aproximada en 600 y 1200 genes

y genomas estarían asociados, incluidos polimorfismos de un solo nucleótido,

variantes en el número de copias y mutaciones en secuencias no codificantes,

como intrones y regiones intergenes (Gevezova et al., 2023), que podrían

participar como silenciadores o potenciadores de los genes.


16

Esta amplia variabilidad genética probablemente contribuya a la

presentación fenotípica tan heterogénea que presentan los pacientes (Asif et al.,

2020). Sin embargo, no se sabe si la mutación de novo y la transmisión de

variantes de riesgo proporcionan una explicación suficiente de la incidencia.

(Wroten et al., 2023)

Por otro lado, se debe tener presente que la explicación de las

implicaciones genéticas podría estar relacionada con factores extragenéticos

(Wroten et al., 2023). Sin embargo, la epigenética del TEA ha recibido menos

atención.

La metilación del ADN representa uno de los posibles mecanismos

epigenéticos, debido a las interacciones con elementos genéticos durante el

desarrollo de las funciones cerebrales (Perini et al., 2023). Según Perini, se

producen cambios en el estado de la cromatina que, en última instancia, afectan

la expresión de genes que participan en el desarrollo neurológico. A su vez, se

ha demostrado que las variables ambientales como la edad paterna y la

exposición a sustancias químicas tienen importantes efectos sobre el ADNm y,

por lo tanto, en la expresión genética. (Perini et al., 2023)

Existen 2 ejemplos bien conocidos de cómo los mecanismos epigenéticos

tienen implicaciones en TEA. El primero de ellos, el síndrome de Rett, el cual es

causado por mutaciones que afectan al gen MECP2, el cual codifica la proteína

de unión a metilCpG, una proteína que se une al ADN metilado para regular la

trascripción; dicha proteína es fundamental para regular el desarrollo del cerebro


17

y una disfunción de esta altera la conectividad de las células cerebrales y un

desequilibrio excitación/inhibición neuronal (Bach et al., 2021). En esta línea, la

publicación de Bach y colaboradores presentan evidencia usando roedores por

genes KO. Además, al parecer la alteración de esta proteína disminuye la

densidad de las espinas dendríticas y un déficit de las sinapsis glutaminérgicas.

Hallazgos que son bien conocidos como en los pacientes con TEA.

La otra enfermedad en la que los efectos de la metilación son bien

conocidos es el síndrome de X frágil. Al igual que síndrome de Rett, se

caracteriza por ser trastornos del desarrollo neurológico con mutaciones en

genes que se encuentran en el cromosoma X (Bach et al., 2021).

Pero en el caso de síndrome de x frágil, el gen mutado es el FMR1, en el

cual la expansión del trinucleótido CGG en una región no codificante pero que

contribuye al silenciamiento del gen mediante metilación, con la posterior falta de

la proteína FMRP que participa como regulador en la transcripción de genes que

traducen cientos de proteínas participantes en la plasticidad sináptica y

conectividad cerebral (Salcedo-Arellano et al., 2020). Lo que podría generar una

compleja presentación clínica desde el punto de vista psiquiátrico, incluyendo los

TEA. Sin embargo, aunque los dos síndromes descritos y otros no descritos,

como esclerosis tuberosa, tienen una alta tasa concomitante de TEA, estos

representan una pequeña proporción de los casos generales. (Harris et al., 2020)

Se han descrito además genes que no solo nos permiten comprender el

trastorno, sino que representan una esperanza para desarrollar biomarcadores y


18

tratamiento. Las variantes genéticas que mayormente se han relaciona con

aquellas que participan en funciones sinápticas, sobre todos los genes que

codifican proteínas de adhesión a células sinápticas, como es el caso de las

neuroliginas (NLGN) y las neurexinas (NRXN) y proteínas de andamiaje sináptico

como las proteínas PSD50 y SHANK (Lee et al., 2023). En el caso de la mutación

SHANK, se ha relacionado tanto con TEA como con esquizofrenia, el gen codifica

proteínas de andamiaje postsináptico en las sinapsis glutamatérgicas, forma

complejos con otras proteínas para anclar receptores, incluidos los receptores

metabotrópicos de glutamato, además de vincularse con los filamentos de actina

del citoesqueleto celular (Huang et al., 2023), con un efecto en la afectación de

la morfogénesis y la plasticidad de la columna dendrítica.

Otra familia de genes conocidos como NLGN también participan como

moléculas de adhesión celular postsinápticas e interactúan con las proteínas

NRXN y SHANK para mantener sinapsis. Las diferentes familias NLGN tienen

patrones distintos de expresión y funciones; por ejemplo, las NLGN 1 son

exclusivas de las dendritas postsinápticas de neuronas excitadoras, NLGN 2 se

expresan en la sinapsis inhibitorias gabaérgicas, NLGN3 tanto en sinapsis

glutaminérgicas como gabaérgicas, y finalmente NLGN4X, que participa en

sinapsis excitadoras (Lee et al., 2023). Así que esta familia de proteínas participa

de la patogénesis del TEA a través de la modulación del equilibrio de la excitación

e inhibición cortical, esto ha llevado a prestar especial atención a los

neurotransmisores como glutamato y GABA.


19

En el caso de glutamato, recientemente se identificó que uno de los

mecanismos involucrados en TEA tiene que ver la excitotoxicidad generado por

este neurotransmisor, derivado de la mutación de un canal de sodio. El canal de

fuga de sodio (NCA), regulado por el factor de localización NCA 1 (NLF1), el cual

participa eliminando el glutamato de la sinapsis mediante un transporte

dependiente de sodio. Los niveles bajos de la NLF 1 alteran esta eliminación de

glutamato (Al-Mazidi et al., 2023), llevando al desequilibrio entre la excitación e

inhibición, causando daño a nivel neuronal.

Lo importante de estos hallazgos en genética es que han tenido mucho

impacto en la comprensión biológica del TEA (Karaca et al., 2023). Esto nos

acerca mucho más al desarrollo de biomarcadores y al tratamiento del trastorno.

3.3.2 Inmunitarios

Hoy, el TEA puede considerarse una enfermedad sistémica, esto debido

a las anormalidades que se producen en las vías inmunoinflamatorias, el efecto

sobre las funciones mitocondriales, gastrointestinales, así como el impacto que

pueden tener el ambiente y la epigenética (Gevezova et al., 2023). Dentro de los

mecanismos potencialmente relevantes involucra no solamente el sistema

inmunológico, sino también a los genes reguladores. Los estudios en roedores

evidencian una asociación entre la activación inmune materna durante el

embarazo y fenotipos de alteración del neurodesarrollo de los descendientes; la

evidencia apunta al papel que tiene la vía de la interleucina (Arenella et al., 2023).
20

En esta misma publicación se señala que, en el caso de los humanos, se

ha identificado disregulaciones inmunológicas, como hipersensibilidad a los

alergenos, producción de autoanticuerpos y procesos infecciones con TEA. Pero

lo más interesante que publican es que la evidencia sugiere que los genes

reguladores del sistema inmune participan directamente en el TEA y se ha

informado la relación entre haplotipos de antígenos leucocitarios humano (HLA)

con el trastorno; incluso los estudios post mortem de tejidos de pacientes con

TEA han identificado varias disregulaciones de genes inmunitarios (Arenella et

al., 2023). Aunque los mecanismos exactos no se han dilucidado por completo,

es claro que estos hallazgos dan un gran aporte al entendimiento no solo desde

la respuesta inmune, sino desde los genes que controlan la respuesta

inmunológica, pero que pareciera que también influyen directamente el

neurodesarrollo.

La activación periférica del sistema inmunológico es un proceso mucho

más claro de la respuesta inmunológica. La respuesta inflamatoria que puede ser

producido por un agente infeccioso podría provocar inflamación en el SNC,

generar anomalías en la transmisión sináptica y en el desarrollo cerebral

(Gevezova et al., 2023). Se sabe que las citocinas influyen en la generación,

diferenciación, maduración y supervivencia de las neurales, en especial por la

influencia que tienen las citocinas en el desarrollo de la corteza prefrontal

dorsolateral y que, en el caso de inflamación durante el desarrollo prenatal y

postnatal, se asocia con TEA, particularmente con alteración de las funciones

ejecutivas. (Sager et al., 2023)


21

El estrés oxidativo es otro participante clave; es necesario recordar que el

sistema inmunológico tiene una alta demanda energética. Para esto es

fundamental la función de la mitocondria, pero los mediadores inflamatorios

producido en el SNC pueden alterar la función mitocondrial, lo que eventualmente

puede llevar a una alteración del equilibrio de la biogénesis mitocondrial y la

autofagia (Gevezova et al., 2023), lo que conduciría a la neurodegeneración.

La vía del complemento, por otro lado, se le ha adjudicado funciones sobre

todo como mecanismos de señalización inmunitaria. Pero también desempeña

un papel fundamental en la poda sináptica durante el desarrollo cerebral, los

cambios en la densidad sináptica se han implicado con esquizofrenia y TEA, en

el caso de la esquizofrenia se han informado reducciones de la sustancia gris y

de la densidad dendrítica en el lóbulo frontal, mientras que el TEA se ha

informado aumento de la densidad dendrítica y un cerebro general mucho más

grande. (Sager et al., 2023)

3.3.2.1 Respuesta inmunológica mediada por linfocitos T

Normalmente, los linfocitos T tiene limitación para el ingreso a través de la

barrera hematoencefálica (BHE), a esto se le conoce como estatus inmunológico

privilegiado, en el que el SNC se encuentra inaccesible a las células

inmunológicas de la periferia (Wekerle, 2017). Sin embargo, como lo señala este

autor, ese privilegio no es absoluto y por eso se pueden formar células T

autorreactivas, que son las causantes de enfermedades autoinmunes del

cerebro.
22

Estas células T autorreactivas se forman en el tejido periférico y desde ahí

pueden ingresar al SNC e inician una respuesta inflamatoria local. Wekerle

postula que este proceso de activación puede tener lugar en el intestino como

consecuencia de la interacción de los linfocitos T con las bacterias que residen

en el TGI. Así, la MBI participa con un factor regulador de la autoinmunidad

cerebral (Wekerle, 2017) y que por lo tanto está implicado en muchas

enfermedades del SNC, incluyendo el TEA.

3.4 Microbiota intestinal y trastorno del espectro autista

Cada vez hay más pruebas que sugieren que la comunicación

bidireccional entre el microbioma intestina y el cerebro desempeña un papel clave

en el desarrollo y funcionamiento del cerebro (Liu et al., 2019a). El microbioma

del intestino es un sistema diverso en el que se pueden encontrar bacterias, virus,

hongos, arqueas y protozoos (Bozzetti y Senger, 2022; Góralczyk-Bińkowska et

al., 2022); además, es personalizado en su composición y dinámica, lo que se

puede ver influenciado por factores externos en especial en las primeras etapas

de la vida, pero también se puede ver influenciado por factores genéticos, en

especial los que se relacionan con la respuesta inmune. (Borkent et al., 2022)

El concepto actual ha dejado de lado el término de microbiota, definido

como un conjunto de comunidades de microorganismos asociadas al intestino;

hoy, el concepto es más amplio e incluye los microorganismos y los metabolitos,

elementos genéticos móviles y otros productos generados por la actividad de los

microorganismos y la interacción que tiene con el organismos (Miri et al., 2023a).


23

Lo que habla de una interacción dinámica y que contempla no solo la flora del

intestino, sino que incluye los productos generados por estos. Convirtiéndose el

microbioma intestinal humano como un órgano dentro del TGI (Giulio, 2021) con

su propia fisiología y patología. (Bozzetti y Senger, 2022)

La colonización del microbioma intestinal es variada, incluso dentro de la

misma persona. Esta variabilidad está presente a lo largo del TGI

(heterogeneidad longitudinal) y dentro de un mismo trayecto (heterogeneidad

transversal) donde se pueden producir microhábitats, la heterogeneidad

longitudinal se explica por la disponibilidad de nutrientes a lo largo del TGI

generada por los procesos de digestión y absorción propios de cada trayecto del

intestino, la heterogeneidad transversal se debe a la secreción de diferentes

productos, como moco y antimicrobianos (Miller et al., 2021). Esto explica la

relación dinámica que existe entre la flora intestinal y el huésped, en el cual hay

un equilibrio de las partes.

La pérdida del equilibrio en el microbioma nos lleva a la disbiosis intestinal

(Giulio, 2021). Lo que puede afectar el desarrollo del cerebro, el sistema

inmunológico, sistema nervioso y pulmones, asociando la disbiosis con

enfermedades en los niños y adultos, incluido el autismo, TDAH, asma y alergias

(Ronan et al., 2021), alteraciones del metabolismo con obesidad y diabetes,

enfermedades inmunológicas y cáncer. (Pace y Watnick, 2021)

Desde el punto de vista neuropsiquiátrico, hoy existe evidencia de que las

alteraciones de la MBI se han asociado al trastorno bipolar, los trastornos del


24

especto de la esquizofrenia (Borkent et al., 2022), trastorno depresivo mayor

(Borkent et al., 2022; Mörkl et al., 2023), ansiedad (Kim et al., 2023). También se

ha relacionado con trastornos de la alimentación, enfermedades

neurodegenerativas y puede desempeñar un papel clave en el proceso de

envejecimiento, pérdida de la calidad y fuerza muscular, pérdida de masa

esquelética y disminución de la función cognitiva (Grau-Del Valle et al., 2023).

En el caso del TEA, cada vez hay más pruebas que vinculan la MBI con

los síntomas del trastorno. Los estudios de casos y controles que comparan la

población de bacterias entre personas con TEA y controles sanos documentan

diferencias en la población, en el caso de los pacientes se encontró aumento de

los taxones Rikenellaceae, Ruminococcus, Oscillospira, Odoribacter y

Cetobacterium y una reducción significativa de Actinomycetota, Veillonellaceae y

Bifidobacterium, sobre todo las especies B. Adolescenteis y B. Longum (Grau-

Del Valle et al., 2023), siendo estas últimas especies muy importantes por las

diferencias respecto de los controles.

Además, otro dato importante que fundamente la relación de la MBI con

TEA es la incidencia de trastornos gastrointestinales que se presenta hasta en el

22% de las personas que presentan el trastorno (Hirota y King, 2023). Los

síntomas más frecuentes que reportan estos niños son el estreñimiento, dolor

abdominal, diarrea y reflujo gastroesofágico (RGE) siendo este uno de los más

prevalentes, en hasta 28% y que se asocia con rechazo a los alimentos en niños

con TEA (Zarezadeh et al., 2023). Es posible que no se reporten más síntomas

debido a las limitaciones verbales y de comunicación que presentan algunos


25

pacientes con síntomas más intensos, lo que hace pensar con la incidencia es

mayor y además podría contribuir a la gravedad de los síntomas de TEA, tienen

una mayor posibilidad de presentar comportamiento irritable, autolesivo y

heterolesivo. (Zhao et al., 2023)

3.4.1 Factores implicados en la composición del microbioma intestinal

Como se había mencionado anteriormente, es importante diferenciar la

MBI y el microbioma intestinal, el primero se refiere a la diversidad de

microorganismos presentes en el TGI, mientras que el segundo término se refiere

a la totalidad del patrimonio genético que expresa la microbiota (Giulio, 2021) así

como los nutrientes y diferentes productos del metabolismo que pueden influir en

la fisiología de la población y en la del huésped (Bozzetti y Senger, 2022).

En el presente apartado se abordará los principales factores que pueden

afectar, tanto la composición de población de microorganismos del TGI

(microbiota) como los productos generados en la dinámica de interacción con el

huésped (microbioma). Esto es importante porque, al tener claro los factores que

pueden alterar el equilibrio entre el intestino y el huésped, podremos comprender

cómo trabajar en ellos para tratar de restablecer la armonía que se requiere para

mantener un funcionamiento estable.

3.4.1.1 Factores que afectan la MBI

La mucosa intestinal (después de la respiratoria) representa la mayor

superficie del organismo (Giulio, 2021). Lo que permite que el intestino sea
26

considerado uno de los ecosistemas más densos, con un estimado entre 10 y

100 billones de bacterias comprimidas en unos pocos litros de contenido

intestinal, con variedad de más de 1000 especies de bacterias individuales, sin

incluir las arqueobacterias, virus (Wekerle, 2017) ni protozoos.

La colonización del intestino ocurre inmediatamente después del

nacimiento, pero depende del tipo de parto; un niño que nace por parto vaginal

va a tener una colonización representativa del tracto genital de la madre, mientras

que un parto por cesárea, la colonización es más consistente con las bacterias

de la piel y la boca de la madre, estos niños tendrán una MBI menos estables

que los nacidos por parto vaginal. (Ronan et al., 2021)

Una vez que se da una colonización inicial al momento del nacimiento, la

composición cambia con la edad, esto en gran medida depende la dieta. Por

ejemplo, el consumo ácidos grasos saturados que se encuentra en los productos

procesados contribuyen a la disbiosis, mientras que el consumo de fibra y dieta

baja ácidos grasos promueven la diversidad bacteriana que ayuda a mantener un

equilibrio entre las especies (de Queiroz Cavalcanti et al., 2023). La forma de la

alimentación también importa, en el caso de los lactantes alimentados con leche

materna tiene una microbiota con predominio de Lactobacillus, Staphylococcus y

Bifidobacterium, esta composición difiere a la de un lactante alimentado con

fórmula, pues presentan más organismos que se asocian con inflamación.

(Ronan et al., 2021)


27

Los factores externos también pueden influir de manera importante, en la

composición el ecosistema intestinal, para el caso de los niños con TEA en los

cuales la selectividad por los alimentos es bien conocida y puede influir en la

disbiosis intestinal (Ronan et al., 2021; Sivamaruthi et al., 2020). El consumo de

poca cantidad de fibra es lo que más se asocia al cambio del equilibrio de las

poblaciones bacterianas (Kang et al., 2017; Zhao et al., 2023; de Queiroz

Cavalcanti et al., 2023; Ristori et al., 2019). Así como una baja ingesta de folatos

y vitamina D durante el embarazo. (Zarezadeh et al., 2023)

Otros factores menos mencionados en la literatura, pero bastante

llamativos y que pueden influir en la composición de los microorganismos

intestinales son las exposiciones ocupacionales, como el uso de plaguicidas,

contacto directo y prolongado con animales y personal sanitario y los viajes

frecuentes (Góralczyk-Bińkowska et al., 2022). Respecto de la exposición a

medicamentos como antibióticos parece que podría ser un factor que también se

debe tomar en cuenta (Wekerle, 2017; Borkent et al., 2022). Sin embargo, se

debe tomar en cuenta que esto no ocurre con el uso perinatal de antibióticos, hoy

se sabe que no existe un riesgo de TEA en la descendencia por los efectos que

pueden tener en la composición de la flora bacteriana. (Nitschke et al., 2022)

3.4.1.2 Factores que afectan el microbioma intestinal

La abundancia de cepas microbiana está determinada por la interacción

que ocurre entre los organismos que la componen y de las estrategias que

desarrollen para poder mantenerse en el ecosistema, a este proceso se le


28

denomina filtrado de hábitat (Miller et al., 2021). Da como resultado un

microbioma saludable y por lo tanto equilibrado.

Sin embargo, no solo el filtrado de hábitat contribuye al equilibrio del

microbioma. La composición también está determinada por la disponibilidad de

oxígeno, la presencia de mediadores con efecto antimicrobiano, como las

inmunoglobulinas A y defensinas, así como por la secreción de bilis (Wekerle,

2017) y moco (Miller et al., 2021) que se produce en diferentes partes del TGI.

Además, en un mecanismo bidireccional conocido con eje intestino cerebro, el

intestino por medio de la acción bacteriana envía información al SNC, pero

también la información desciende al intestino y mediante la secreción de cortisol

puede afectar la permeabilidad de la barrera intestinal y la secreción de

mediadores inflamatorios que pueden afectar la composición de la flora

bacteriana. (Miri et al., 2023)

3.5 Efectos neuroquímicos del microbioma intestinal en los

trastornos del espectro autista

3.5.1 Neuroquímica de los trastornos del espectro autista

Ya se ha hecho referencia de la variabilidad característica del TEA, no solo

en lo que respecta a la presentación clínica, sino también a los mecanismos

patogénicos. De momento, la causalidad del TEA ha tenido aproximaciones

basadas en la neuroanatomía, núcleo, circuitos, genes y neuro transmisores

(Celis Alcalá y Ochoa Madrigal, 2023). Sin olvidar además la participación de la


29

respuesta inmunológica (Arenella et al., 2023) y más recientemente se habla de

la participación del microbioma intestinal que integra vías neuroendocrinas, como

el eje hipotálamo hipófisis, la respuesta inmune y la regulación de la

neurotransmisión. (Liu et al., 2019b)

Estos mecanismos son los responsables de que, durante la

corticogénesis, los progenitores neuronales migren desde su ubicación

periventricular a un objetivo destino dentro de la corteza, mediante corrientes

tangenciales y radiales (Casanova et al., 2020). Para que esto se pueda dar, es

necesario, entre otros, que no exista disfunción en la neurotransmisión; si existe

un fallo se va a producir afectación en la migración celular, lo mismo que en la

diferenciación y la sinaptogénesis que, al final de cuentas, conduce a una

disfunción de los procesos de desarrollo cerebral (Abdulamir et al., 2018) que se

puede ver en el TEA.

Siendo la neurotransmisión un mecanismo tan importante, se abordarán

en este capítulo los diferentes mecanismos neuroquímicos del TEA,

posteriormente la participación de la MBI y las implicaciones clínicas de estos

mecanismos.

3.5.2 Vías neuroquímicas determinantes en TEA

El diagnóstico temprano del TEA, incluso en lactantes de 1 año de edad,

nos da claridad para considerarlo como una condición con curso de evolución

temprano (Dawson et al., 2023). Esto sugiere que la fisiopatología del trastorno

involucra cambios neuroanatómicos y químicos tempranos, los cuales no


30

solamente van a explicar las manifestaciones del TEA, sino que también explican

la alta comorbilidad derivada de alteraciones tempranas en el neurodesarrollo

(Marotta et al., 2020), como TDAH, trastornos de ansiedad, del sueño, vigilia,

depresivos, obsesivo compulsivo, bipolares, del espectro de la esquizofrenia (Lai

et al., 2019), de la alimentación (Dell’Osso et al., 2023) y epilepsia (Hirota y King,

2023). En seguida se va a realizar un análisis de la participación en implicaciones

de los neurotransmisores más estudiados y los mecanismos y vías en los que

participan.

3.5.2.1 Ácido gama aminobutírico (GABA) y glutamato

La evidencia parece apoyar que uno de los mecanismos del TEA se debe

a un desequilibrio entre la excitación (mediada por glutamato) y la inhibición

(medida por GABA) (Horder et al., 2018). Algunos autores, como Casanova,

describen al autismo como una lluvia de inhibición defectuosa que genera que la

excitación se extienda sin crear un contraste de la señal en el cerebro. (Casanova

et al., 2020)

La evidencia actual dice que los niveles de GABA y glutamato se

encuentran alterados en los niños con TEA (Marotta et al., 2020). Mediante

estudios post mortem se ha logrado identificar anomalías en la expresión de los

receptores de GABA y glutamato, mientras que los estudios de espectrometría

de resonancia magnética han revelado las alteraciones en los niveles de

glutamato y glutamina en la corteza y ganglios basales en niños con TEA (Horder

et al., 2018).
31

En la investigación de Horder, los hallazgos fueron muy significativos,

sobre todo los niveles reducidos de glutamato en el cuerpo estriado que además

se asocia con la gravedad del deterioro social, mientras que los niveles de GABA

parecieron no presentar ningún cambio, lo que se opone a la hipótesis de la

excitabilidad neural en TEA.

Estos resultados de Horder sorprenden no solo porque se opone a la teoría

de la excitabilidad, sino también porque el cuerpo estriado está compuesto por

neuronas gabaérgicas, con poco glutamato; sin embargo, el glutamato sí está

presente en las proyecciones hacia la corteza, en las vías estriatocorticales, lo

que podría reflejar una menor cantidad de conexiones o que sean menos

efectivas (Horder et al., 2018). Sin embargo, la conectividad en el cerebro en los

pacientes con TEA es variable, se ha identificado hipoconectividad en redes

sensoriales y atencionales que se han implicado con deficiencias sociales e

hiperconectividad en la red frontoparietal que podrían estar implicados con

deficiencias en procesamiento sensorial (Ilioska et al., 2023).

Estas zonas de hiperactividad e hipoactividad quizá podrían corresponder

a la presencia de algunas zonas de desequilibrio entre excitación/inhibición. De

hecho, el enfoque farmacológico con moduladores de GABA para tratar el TEA

tiene como objetivo abordar el desequilibrio; se han probado fármacos como

arbaclofeno, acamprosato, bumetanida y el valproato, para el glutamato se han

usado el agonista NMDAR conocido como D-Cicloreina y el antagonista

memantina contra el mismo receptor; estos dos últimos con resultados positivos

en síntomas como retraimiento social y comportamiento repetitivo, memantina


32

con buenos resultados en irritabilidad, estereotipias, hiperactividad y letargo,

mientras que los medicamentos con efectos contra GABA no tuvieron

significancia el tratamiento de síntomas de TEA (Marotta et al., 2020).

3.5.2.2 Serotonina

Es un neurotransmisor que participa en la modulación de la plasticidad

cortical, además juega un papel fundamental como regulador de la proliferación,

migración y diferenciación neuronal (Abdulamir et al., 2018). Interviene en

múltiples funciones, incluidos el aprendizaje, memoria, estado de ánimo y con un

papel importante en la regulación del sueño. (Marotta et al., 2020)

En un estudio realizado por Abdulamir et al., efectuaron una medición de

los niveles de serotonina y trasportador de serotonina (SERT). Encontrando que

los niveles, tanto de serotonina como SERT, se relacionaban con la gravedad del

TEA, lo que lleva a considerar a la serotonina como uno de los biomarcadores

mejor caracterizados en TEA. (Abdulamir et al., 2018)

Estos niveles aumentados, tanto de serotonina y SERT, se podrían

explicar por un polimorfismo en el gen SLC6A4 que afecta a SERT (Marotta et

al., 2020). El defecto de la unión de SERT reduce la cantidad de serotonina

liberada en el cerebro, lo que aumenta la síntesis de la monoamina para

compensar los niveles en el cerebro y posiblemente se estimula la síntesis de

SERT para revertir la transmisión serotoninérgica anormal (Abdulamir et al.,

2018).
33

Desde el punto de vista farmacológico, algunos ISRS han demostrado

cierto beneficio para tratar síntomas, como los repetitivos, pero solo la fluoxetina

ha mostrado buena evidencia en el tratamiento de los síntomas globales. (Marotta

et al., 2020)

Desde el punto de vista de la respuesta microbiana, se ha podido

identificar microorganismos productores de este neurotransmisor, el cual puede

ser producido por bacterias, como Streptococcus, Escherichia y Enterococcus

(Gondalia et al., 2019), y hongos, como la cándida. (Gondalia et al., 2019;

Góralczyk-Bińkowska et al., 2022)

3.5.2.3 Dopamina

Además de la función que desempeña a nivel motor, este neurotransmisor

juega un papel importante en la cognición y el comportamiento social, motivación,

atención y procesamiento de la recompensa (DiCarlo et al., 2019; Marotta et al.,

2020). Las alteraciones del sistema DA está implicado en una serie de trastornos

neuropsiquiátricos incluidos del TDAH, esquizofrenias y más recientemente en

TEA, sobre todo asociado a una mutación en el gen SLC6A3 en el transportador

de DA (DAT), lo que produce un transporte inverso del neurotransmisor. (DiCarlo

et al., 2019)

En las personas con TEA se ha demostrado alteraciones en la vía

mesocorticolímbica, como una reducción en la liberación de DA en la corteza

prefrontal y una respuesta reducida en el núcleo accumbens; la disfunción de la


34

vía mesocorticolímbica está asociada con los déficits sociales, mientras que la

vía nigroestriada con las conductas estereotipadas. (Marotta et al., 2020)

La función deteriorada de DAT genera una reducción de la captación de

DA, lo que lleva a desensibilizar el receptor D2R, una reducción de la síntesis de

DA y, por lo tanto, una reducción del contenido total en el tejido; en el caso del

cuerpo estriado se afecta la función que permite la selección de acciones, hay

falla en los mecanismos de prominencia de la recompensa que permite el

contraste de la recompensa actual con la esperada, lo que sin duda afecta el

procesamiento y aprendizaje de conductas motivadas (DiCarlo et al., 2019),

llevando a un deterioro de las habilidades sociales y del comportamiento.

(Marotta et al., 2020)

Desde el punto de vista farmacológico, solo los bloqueadores de

dopamina, risperidona y aripiprazol están aprobados por la FDA/EMA para el

tratamiento de la irritabilidad y las conductas repetitivas. (Marotta et al., 2020)

3.5.2.4 Acetilcolina

Actúa como neuromodulador en el SNC, se ha encontrado reducción del

receptor de nicotina de los receptores de acetilcolina (nAChR) en la corteza

parietal y frontal, también se ha encontrado en el cerebelo reducción de un

subtipo del nAchR que se relaciona con la pérdida de células de Purkinje (Marotta

et al., 2020), lo que podría explicar la presencia de síntomas motores y algunos

movimientos estereotipados.
35

3.5.2.5 N-acetil aspartato (NAA)

Se expresa en neuronas, oligodendrocitos y mielina, y se sintetiza en las

mitocondrias derivadas del ácido aspártico; se ha encontrado disminución de la

concentración en varios trastornos psiquiátricos, posiblemente asociado a

disfunción de la mitocondria (Marotta et al., 2020). La disfunción de la mitocondria

afectaría la demanda energética y generaría estrés oxidativo que conduce a la

disfunción sináptica. (Gevezova et al., 2023)

3.5.2.6 Oxitocina y arginina-vasopresina

La arginina-vasopresina y la oxitocina pertenecen a la misma familia

(Marotta et al., 2020). Ambas desempeñan un papel regulador clave en las

conductas sociales y afiliativas (Cataldo et al., 2018), se ha asociado con las

emociones psicosociales, especialmente la empatía (Stark et al., 2023), que son

aspectos que se encuentran comprometidos en el TEA.

Se ha documentado que existe metilación del gen del receptor de oxitocina

y el grado de disfunción correlaciona con los síntomas de autismo; asimismo,

existe evidencia de que el tratamiento con oxitocina y arginina vasopresina ha

reducido síntomas de TEA, como las habilidades sociales, conductas repetitivas,

ansiedad, irritabilidad y conductas autolesivas (Marotta et al., 2020), por lo que

pareciera que la oxitocina es esperanzadora para el tratamiento del TEA.


36

3.5.2.7 Melatonina

Participa como un importante regulador del ciclo de sueño y vigilia, reduce

la latencia del sueño y además es un importante antioxidante con un papel

fundamental en el desarrollo neurológico y plasticidad. En TEA se han

identificado mutaciones que pueden contribuir con una función alterada de la

melatonina (Marotta et al., 2020), lo que podría explicar la razón por la que hasta

el 13% de los pacientes con TEA tiene trastornos del sueño. (Lai et al., 2019)

Como se puede ver, hay una serie de moléculas con actividad

neurotransmisora que cumple funciones importantes en el desarrollo y

mantenimiento de la actividad cerebral. Las alteraciones derivadas de los

mecanismos en los que participan estas moléculas van a culminar con un fallo de

la actividad neuronal y, por lo tanto, con diferentes tipos de trastornos con una

variedad importante de presentación. Como se ha podido ver, muchas de las

alteraciones se deben a mutaciones que aparecen en algunas de las vías en las

que están involucradas los neurotransmisores.

En la tabla 1 se presenta un resumen los principales genes afectados y los

blancos farmacológicos que se han probado para el tratamiento.


37

Tabla 1. Neurotransmisores y neuromoduladores, principales mutaciones en TEA

Moléculas Desequilibrio Genes Modelos animales Acercamiento


farmacológico
GABA ↓Corteza motora, MECP2 Ratones Viaat-Cre+ Arbaclofeno,
visual, auditiva y GABRA5, Acamprosato
somatosensorial. GABRG3, Bumetanida y valproato
↑sangre GABRB3*
Glutamato ↓Cuerpo estriado CAÑA, Ratones NIgn3KO D-cicloserina
↑Sangre NLGN3, Ratones Shank3 KO memantina
NLGN4, Ratones Shank2 KO amantadina
UBE3A, Ratones VPA antagonistas de
GRIN2A, Ratones cdkl5 KO mGLuRS
GRIN2B Ratones IB2KO
CDKL5
Serotonina ↑cerebro y sangre. SLC6A4 Ratones SERT Serotonina selectiva
↓Union 5-HT2A,5- Ala56 Inhibidor de la
HT1A Slc6a4 +/-ratones recaptación

Dopaminas ↓cerebro prefrontal SLC6A3 Ratones ciervo Receptor de dopamina


Desregulación de Vástago3 estereotipados bloqueadores
mesocorticolímbico DRD3 DAT T356M+/-
y circuito DRD4
nigroestriatal
acetilcolina ↓α4β2 nAChR en la CHRNA7 Mutante nulo ABT-418
corteza parietal y CHRNA4 CHRNA7 α7 nAChR
frontal CHRNB2 miceb moduladores
↓α4↑α7 nAChR en el ratón TBR galantamina

cerebelo Ratones activados donepezilo


por PTZ

Continúa →
38

Oxitocina y ↑plasma OXT OXTR Ratones OXTR KO Oxitocina


arginina- AVPR1A, Nocaut V1 aR
vasopresina AVPR1B ratones
Mango3
Melatonina ↓plasma MTNR1A, Ratones con Melatonia

↓excreción urinaria MTNR1B desactivación de


GPR50 receptores MT1 Y
ASMT MT2
Nota: Traducción al español del artículo de Marotta et al., 2020

3.5.3 Eje intestino-cerebro

En infantes y adolescentes con TEA se ha descrito una alta prevalencia

de síntomas gastrointestinales; dependiendo de los estudios, se habla desde 0

hasta 69%, con una prevalencia general de 33%. Se cree que estos síntomas

surgen de mecanismos que involucran al eje intestino-cerebro y, por lo tanto,

podrían ser blanco de intervenciones nutricionales y otras terapias dirigidas a los

microorganismos que conforman el microbioma del intestino (Lasheras et al.,

2023), con el objetivo de tratar los síntomas del TEA.

A continuación, se hace una descripción de los mecanismos que participan

en esta comunicación entre el TGI y el cerebro y cómo se asocian con las

alteraciones en el SNC que producen síntomas del TEA.

3.5.3.1 Vías neuroquímicas del eje intestino cerebro

El eje intestino-cerebro es un sistema de comunicación que vincula el

microbioma del intestino con el cerebro y desempeña un papel fundamental en el


39

desarrollo neuronal, regulación cognitiva, emocional y del comportamiento (Miri

et al., 2023). Este sistema de comunicación se caracteriza por ser bidireccional

(Gong et al., 2023), en el que las señales desde el intestino pueden ser iniciadas

por diferentes procesos asociados con los microorganismos y siguen al cerebro.

(Mörkl et al., 2023)

Así, la actividad del eje se modula mediante dos enfoques generales, de

abajo hacia arriba (de intestino al cerebro) y de arriba hacia abajo; en estos dos

enfoques interviene una combinación de vías endocrinas mediadas por cortisol,

inmunitarias y neuronales en la que participa el sistema nervioso entérico (SNE)

y el nervio vago (Miri et al., 2023).

El mecanismo ascendente está mediado por diversos productos del

metabolismo de los microorganismos intestinales, como los ácidos grasos de

cadena corta, neurotransmisores bacterianos, como GABA o serotonina, así

como citocinas que modifican la respuesta inmunológica (Grau-Del Valle et al.,

2023) y linfocitos T (Wekerle, 2017).

Mientras que el mecanismo de arriba hacia abajo puede surgir como

resultado de la actividad hormonal mediada por cortisol que estimula la

desgranulación de los mastocitos, con el consecuente aumento de la

permeabilidad intestinal y disminución del flujo sanguíneo intestinal que permite

una afluencia anormal de antígenos de los alimentos y antígenos bacterianos que

impulsan una disregulación del sistema inmunológico con efectos en las

estructuras y funciones cerebrales. (Borkent et al., 2022)


40

3.5.3.1.1 Mecanismos inmunológicos

La integridad del TGI es fundamental, la homeostasis del intestino requiere

de un equilibrio que permita los mecanismos propios de la digestión y la

formación del sistema inmunológico. Para hacerlo, el intestino secreta mucina y

geles de proteoglicanos que contienen péptidos antimicrobianos; además, en la

capa interna del epitelio se secreta inmunoglobulinas, especialmente IgA (Giulio,

2021) e IgM (Goguyer-Deschaumes et al., 2022).

Además, en las células linfoides innatas se produce interleucina 22, que

estimula la producción de los péptidos antimicrobianos en la barrera epitelial;

también se encuentra una abundante población de macrófagos y células

dendríticas que activan CD4 y CD8 que estimulan a los linfocitos TH 17, los

cuales a su vez también liberan IL-17A e IL-17F, que median la quimiotaxis de

neutrófilos (Giulio, 2021). Con estos mecanismos funcionando se mantiene la

homeostasis; sin embargo, cuando se produce una disbiosis, la respuesta

inmunológica pierde el equilibrio y la respuesta inflamatoria produce efectos

importantes a nivel sistémico, incluyendo el SNC.

• Respuesta mediada por linfocitos T

Como se mencionó anteriormente, el intestino tiene una población

importante de células presentadoras de antígenos. La invasión de

microorganismo producto de la disbiosis de la población, índice la presentación

de antígenos, que estimulan la producción de clonas autoreactivas de linfocitos

TH17, estas células expresan proteínas de adherencia al endotelio y logran


41

cruzar la barrera hematoencefálica (BHE), donde se pueden unir a diferentes

componentes de las células cerebrales, incluyendo la mielina (Wekerle, 2017) y

alterar la estructura y funcionamiento cerebral mediada por esta respuesta

inflamatoria.

La respuesta inflamatoria en el SNC puede influir en las conexiones

cerebrales y, por lo tanto, en la sinapsis, puede afectar la microglía y receptores

(Gevezova et al., 2023). En el caso de la afectación glial la producción de clonas

autorreactivas podría deberse a que las células del SNE están envueltas por glía

que se asemeja a los astrocitos del SNC (Góralczyk-Bińkowska et al., 2022), de

manera que los linfocitos T pueden reconocer este tejido como ajeno y al cruzar

la BHE generar respuesta dirigida contra las células gliales y cambiar la

arquitectura cerebral.

• Inmunoglobulinas

Las células B plasmáticas que se encuentran en la lámina propia del

intestino IgA E IgM, lo que representa el 80% de la producción de anticuerpos en

el humano (Goguyer-Deschaumes et al., 2022). Estas inmunoglobulinas, en

especial la IgA, tienen la importante función de limitar el ingreso de bacterias

residentes en el intestino (Giulio, 2021).

La estimulación de las células inmunes se da mediante moléculas

asociadas a microbios (MAMP), metabolitos microbianos como los ácidos biliares

secundarios, derivados del triptófano y ácidos grasos de cadena corta, lo que

induce la secreción, por ejemplo, de IgA, que en la luz intestinal recubre bacterias
42

las aglutina y permiten que sean expulsadas por la peristalsis intestinal mediante

un mecanismo llamado exclusión inmune (Goguyer-Deschaumes et al., 2022), lo

que propicia un ambiente óptimo que influye en la fisiología normal a nivel local y

sistémico. (Bozzetti & Senger, 2022)

3.5.3.1.2 Neurotransmisores producidos por la MBI

Anteriormente, se había presentado una descripción de los mecanismos

neuroquímicos implicados en el TEA, y se mencionó que la mayoría estaba

asociada con mutaciones y modificaciones mediante metilación del material

genético. Sin embargo, hoy se conoce de una multiplicidad de microorganismos

del TGI que son capaces de producir neurotransmisores, que incluso han

permitido la transferencia lateral de genes entre filos de bacterias, lo que ha

generado una producción importante de neurometabolitos bacterianos (Miri et al.,

2023).

Desde las primeras etapas de la vida, las bacterias secretan

neurotransmisores que interfieren con las vías nerviosas centrales en el huésped,

afectando de manera significativa el desarrollo neural (Zhao et al., 2023), por lo

que el conocimiento de estos microorganismos y los neurotransmisores es

fundamental para tratar de llevar al organismo a un equilibrio y poder generar

algún impacto, aun cuando los cambios generados en el SNC ya se han

producido en etapas tempranas del neurodesarrollo.


43

En una revisión de Gondalia y colaboradores, hacen una descripción de

las bacterias y los neurotransmisores que producen, los cuales se describen a

continuación (Gondalia et al., 2019):

• Lactobacillus y Bifidobacterium: GABA.

• Escherichia, Bacillus y Saccharomyces: Noradrenalina (NA).

• Candida, Streptococcus, Escherichia y Enterococcus: serotonina.

• Bacillus y Serratia: DA.

• Lactobacillus: acetilcolina.

3.5.3.1.3 Metabolitos neuroactivos producidos por la MBI

Dichos metabolitos son importantes porque contribuyen con la fisiología y

homeostasis del huésped al servir como sustratos para síntesis de moléculas de

señalización. (Miri et al., 2023)

• Ácidos grasos de cadena corta (AGCC)

Estas moléculas son una clase de ácidos grasos que tienen de uno a seis

carbonos (Miri et al., 2023), los cuales se producen a partir de la fermentación

bacteriana de la fibra, formando propionato, acetato y butirato, a partir de ella,

como los principales AGCC. (Giulio, 2021)

Estos ácidos grasos son utilizados como fuente de energía por las células

del huésped, lo que permite la integridad del epitelio; además se unen a enzimas
44

llamadas histonas desacetilasas, las cuales son fundamentales para desenrollar

el ADN y por lo tanto modulan la transcripción genética, también se puede unir a

receptores acoplados a proteínas G como el GPR43 que promueve la

homeostasis inmunológica y, por lo tanto, inflamación. (Xie et al., 2023)

Algunos estudios recopilados por Miri y colaboradores evidencian que los

AGCC modulan los niveles de neurotransmisores y factores neurotrópicos; por

ejemplo, se ha demostrado que el acetato altera los niveles de glutamina,

glutamato y GABA, además influye en la expresión de triptófano hidroxilasa y

tirosina hidroxilasa, las cuales participan en la síntesis de serotonina, adrenalina

y noradrenalina, respectivamente. (Miri et al., 2023)

Lo que se ha presentado hasta aquí respecto a los AGCC conduce a la

comprensión del papel fundamental de estos productos, al participar como

reguladores de la respuesta inmune y la síntesis de neurotransmisores; es fácil

concluir que tienen un impacto invaluable sobre el funcionamiento del SNC.

Al ser estos ácidos grasos producto de la actividad microbiana, es clara la

participación de la flora intestinal como reguladora de los procesos inflamatorios

y neuroquímicos. Sin embargo, un aspecto fundamental que se debe tener

presente es que la dieta influye de manera importante en esta regulación: es

especial la ingesta de fibra. La dieta de los países occidentales, en su mayoría,

carece de la cantidad recomendada de ingesta diaria, que no debe ser inferior en

un adulto a 25-29 gramos al día (Xie et al., 2023). En el caso de las personas con
45

TEA, la ingesta es significativamente menos que en las personas con desarrollo

típico. (Zhao et al., 2023)

• Péptidos neuroactivos

La producción en el intestino de estos péptidos se encuentra mediada por

la flora intestinal. Algunos de estos son el péptido Y, similar al glucagón 1,

inhibidor gástrico, colecistoquinina y grelina. Estos péptidos pueden ingresar a la

circulación, donde pueden unirse a receptores del nervio vago y células inmunes,

en el caso del (Miri et al., 2023) péptido Y, es el más abundante de ellos y se

caracteriza por tener presencia en múltiples sistemas neuronales, desde la

médula, tronco encefálico y hasta la corteza cerebral (Miri et al., 2023). Al tener

una distribución tan alta, es de esperar que este péptido participe en vías

significativas para el desarrollo cerebral.

• Ácidos biliares

La producción de los ácidos biliares es función del hígado, quien los

secreta al intestino delgado, una vez que los ácidos biliares llegan al intestino en

forma de ácidos biliares primarios, por medio de la acción bacteriana son

convertidos en a ácidos biliares secundarios, que pueden funcionar como

moléculas de señalización al atravesar la BHE y unirse a receptores (Miri et al.,

2023). Aún no quedan claros los mecanismos y funciones que pueden tener en

el cerebro, pero la interrogante está abierta y las respuestas se deben estar

buscando en algún lugar.


46

3.5.3.2 Activación del eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal y

la vía enteroendocrina

El eje intestino-cerebro es una red de comunicación bidireccional entre el

SNC y el sistema nervioso entérico, en el que se vinculan los centros emocionales

y cognitivos del cerebro con las funciones intestinales a través de mediadores

neuroinmunoendocrinos. En dicha red se involucra al cerebro, médula espinal y

el sistema nervioso autónomo (SNA) (Sivamaruthi et al., 2020). El eje está

controlado en varios niveles, donde el regulador principal es la vía nerviosa, la

endocrina (con la función principal del HHS) e inmune. (Góralczyk-Bińkowska et

al., 2022)

Anteriormente, se había mencionado que la actividad del eje intestino-

cerebro se puede modular por medio de procesos ascendentes y descendentes

(Miri et al., 2023). Esta comunicación bidireccional se produce por medio de

neurotransmisores como la serotonina, dopamina, GABA, neuropéptidos, AGCC

y mediante hormonas, como la liberadora de corticotropina (CRH) a través del

eje HHS (Liu et al., 2019).

El SNE juega un papel clave que no solo regula la actividad muscular

intestinal y flujo de sangre, sino que por medio de la amplia red de conexiones y

la secreción de al menos 30 diferentes neurotrasmisores participa en la

transmisión del 90% de las señales a través del nervio vago al cerebro

(Góralczyk-Bińkowska et al., 2022). El cual tiene la característica que no cruza la

capa epitelial del intestino, por lo que no está en contacto con los
47

microorganismos del lumen, sino que la interacción con las fibras del nervio se

da a través de la 5HT liberada por las células enterocromafines (Generoso et al.,

2021).

El SNE tiene la particularidad, a diferencia de otros tejidos neuronales, que

no está rodeado de células de Schwann, sino por una glía semejante a la del

SNC, así los plexos del SNE permanecen en estrecho contacto con las citocinas

y trasmisores generados por el tejido linfoide GALT y el sistema de defensa

humoral sistémico MALT (Góralczyk-Bińkowska et al., 2022). Por otro lado, las

células enterocromafines tienen la capacidad de identificar señales bacterianas

como LP y peptidoglicanos, y de esta manera tiene un efecto sobre las fibras

vagales aferentes (Generoso et al., 2021). De esta manera, los cambios en la

composición de ambiente microbiano pueden generar efectos sobre el SNE y

posteriormente sobre el SNC a través del nervio vago.

La regulación hormonal de la comunicación cerebro-intestino se produce

principalmente a través del HHS, que regula principalmente el curso de la

respuesta de estrés (Góralczyk-Bińkowska et al., 2022). Como respuesta al

estrés, la secreción de cortisol afecta directamente a las células inmunitarias,

tanto a nivel sistémico como en el intestino, donde el efecto sobre las células,

como los mastocitos, generan permeabilidad de la barrera intestinal (Miri et al.,

2023). Al mismo tiempo, esto tiene efectos en la composición del microbiota

intestinal.
48

Estudios realizados en roedores han relacionado factores de estrés como

la separación materna, el calor y hacinamiento con un impacto negativo en la

composición de la flora intestinal y consecuentemente cambio la producción de

neuroquímicos que, como consecuencia, generó reducción de factor neurotrófico

derivado del cerebro (BDNF) y N-metil-D-Aspartato (NMDA). (Gondalia et al.,

2019)

La consecuencia de la alteración en la composición de la flora intestinal va

a producir un fallo en la producción de neurotransmisores y neuromoduladores

con la pérdida de función que estos desempeñan en el desarrollo y función

neuronal.

Por otro lado, el cambio en el ambiente intestinal va a producir invasión de

algunos microorganismos que estimulan una fuerte reacción inmunológica, la

cual termina produciendo respuesta contra antígenos cerebrales que pueden

lesionar la arquitectura celular y, por lo tanto, la función.

3.5.4 Terapias basadas en el microbioma intestinal

3.5.4.1 Intervenciones nutricionales

Se sabe que la nutrición desempeña un papel importante en desarrollo

neuronal desde la etapa prenatal; ya se ha demostrado la relación del ácido fólico

con el desarrollo del tubo neural, lo que ha centrado el interés en el estudio de

los factores nutricionales prenatales en relación con otros trastornos, como el

TEA, en general hay un respaldo por parte de la literatura de una relación inversa
49

entre los niveles de ácido fólico y rasgos relacionados con el autismo (Lyall et al.,

2023).

En el caso del folato, se ha planteado que el metabolismo alterado de

folato-metionina puede considerarse como una etiología del TEA, lo mismo pasa

con la deficiencia de la vitamina D en el primer trimestre del embarazo, al

considerarse que la forma 1,25 dihidroxivitamina D3 podría ser un factor clave en

la proliferación y diferenciación de las células neurales, lo mismo que la

participación en la modulación de la inmunidad (Zarezadeh et al., 2023);

mecanismos que se han implicado de manera importante con la etiología del

TEA.

Sin embargo, en la misma investigación liderada por Lyall, encontraron

que el tamaño de los efectos no fue suficientemente fuerte para asociar el

consumo de estos nutrientes con la prevención de TEA (Lyall et al., 2023), por lo

que se requiere una mayor evidencia para poder relacionar el folato y la vitamina

D como un fuerte causante del TEA. Estudios similares en los que se utilizaron

suplementos dietéticos, como ácidos grasos omega 3 y suplementos vitamínicos,

pero en jóvenes con TEA, encontraron mejoría en las conductas repetitivas,

impulsividad e irritabilidad; sin embargo, los efectos fueron modestos y levemente

superiores que con placebo (Fraguas et al., 2019). Por lo que en el caso de los

suplementos de omega 3 tampoco cuentan con suficiente evidencia.

De lo que sí hay evidencia es que, en los niños con TEA, la prevalencia de

trastornos del TGI es alta (Zhao et al., 2023). Asociado entre otros por la
50

preferencia que tienen hacia alimentos procesados y snacks (Zarezadeh et al.,

2023). Pero sobre todo asociado con la selectividad que tienen los niños con TEA

respecto de los alimentos, hasta el 69% de niños que renuncian a probar

alimentos nuevos y 60% que tiene un repertorio limitado de alimentos que acepta

(Ristori et al., 2019). Esto lleva a una composición de la dieta que, en términos

de valor nutricional, cantidad y calidad de alimentos es pobre y como

consecuencia altera la composición microbiana del TGI (Sivamaruthi et al., 2020),

que está relacionada con los mecanismos del TEA.

3.5.4.2 Evidencia del uso de probióticos en tratamiento de

TEA

El efecto de la microbiota intestinal a nivel local ha sido bien documentado;

se sabe que puede influir en la motilidad intestinal, la permeabilidad de epitelio y

la producción de moco, que consecuentemente genera inflamación en el TGI;

esto ha planteado el uso de probióticos como una alternativa para tratar estos

síntomas del TGI y consecuentemente generar una reducción de la inflamación

que tuvo una asociación causal de reducción de síntomas, como la irritabilidad

en niños con TEA (Ng et al., 2019).

Esta mejoría de los síntomas de irritabilidad no se debe a la mejoría del

malestar intestinal y su incidencia en la percepción que tiene el paciente con TEA,

se debe más bien a los efectos que generan los productos de la actividad de

algunas bacterias en las vías endocrinas y neurocrinas que tienen efecto en el

SNC (Sivamaruthi et al., 2020). La generación de estos productos bacterianos es


51

el resultado de disbiosis intestinal caracterizada por un desequilibrio entre

microbios beneficiosos y patógenos, como clostridium, que residen en el

intestino. (Zarezadeh et al., 2023; Zhao et al., 2023)

La revisión de Sivamaruthi et al. es la más completa sobre la evidencia de

resultados con probióticos. Primero muestra un aumento importante en pacientes

con TEA de Clostridium y Ruminococus, así como niveles bajos de bifidobacterias

y enterococo. Por otro lado, presentan una revisión con seguimiento a 12

semanas de tratamiento de pacientes con placebo y con probióticos con

Lactobacillus plantarum. El análisis mostró un aumento significativo de

enterococo y lactobacilos al mismo tiempo que se observó una reducción

importante de Clostridium. Al final del estudio concluyen que el uso de probióticos

no solo mejoró el equilibrio de la flora intestinal, sino que además modificó el

comportamiento de los niños con TEA. (Sivamaruthi et al., 2020)

En el caso de las bacterias, como el Clostridium difficile y los bacteroides,

se ha identificado un potencial oxidativo alto en el caso de los pacientes con TEA,

esto lleva a romper el equilibrio redox, detener el ciclo celular, inducir la muerte

celular y como consecuencia aumento de la producción de citocinas

proinflamatorias; además de que por sí solos, los bacteroides por los

lipopolisacáridos de pared pueden inducir inflamación (Zarezadeh et al., 2023).

Por lo que el beneficio de equilibrar la flora intestinal mediante el uso de los

probióticos es un mecanismo que ayuda a reducir el estrés oxidativo y la inflación

característica de los pacientes con TEA.


52

Esta identificación característica de población bacteriana en TEA ha sido

fundamental, si bien es cierto no se ha podido identificar un microbioma común a

todos los pacientes (Sivamaruthi et al., 2020), sí se ha logrado encontrar algunos

tipos de bacterias que tienen influencia importante en la etiología de TEA.

Identificar estas diferencias en la composición microbiana entre los pacientes con

TEA y controles ha llevado a autores, como Zhao y colaboradores, a considerar

bacterias especialmente Bifidobacterium, Coprococcus y Ruminococcus,

Clostridium y Bacteroides como biomarcadores solidos para TEA. (Zhao et al.,

2023)

Lo anterior da esperanza de poder hacer diagnósticos basados en criterios

medibles y poder desarrollar terapias nuevas para el TEA. Sin embargo, aún falta

tener un régimen estandarizado con múltiples cepas y con concentraciones

diferentes de probióticos y con duraciones variables de tratamiento (Ng et al.,

2019). No obstante, los avances se están dando y cada vez será más fácil y

rápido medir la concentración de un mayor número de microorganismos y poder

diseñar preparaciones personalizadas.

En la tabla 2 se muestran los efectos de la suplementación con probióticos

sobre el estado de salud de las personas con TEA que presentaron Sivamaruthi

y colaboradores en su publicación.
53

Tabla 2. El efecto de la suplementación con probióticos sobre el estado de salud


de las personas con TEA

ASIGNATURAS +PROBIÓTICOS Dosis y Resultados clave


duración
TEA-Niños (2,5 a Cualquier tipo de Uso diario (33%) Bajo nivel de ácidos grasos de
18 año) probiótico cadena corta.
TEA-Niños ( 4 a Lactobacillus 4,5x10₁₀UFC por ↑ Grupo enterococos y
16 año) plantarumWCSF1 capsula por día lactobacilos. ↓Clostridium
durante 3 semanas cluster XIVa mejoró la
durante las 12 consistencia de las heces en
semanas de comparación con el placebo y
duración del las puntuaciones de
estudio. comportamiento con el valor
inicial.
TEA-Niños ( 2 a 9 3lactobacilocepas, En niños con TEA
años);Sus 2 3 Capsulas al día La suplementación con
hermanos ( de 5 Bifidobacteriacepa (1 capsula tres probióticos normalizo la relación
a 7 años);Niños s y un veces al día) Bacteroidetes/ firmicutes.
en grupo de Estreptococotensió durante 4 meses ↓ Desulfovibrioespecies
control. n (relación ↓ Nivel de TNFα en heces.
( 2 a 11 años) 60:25:15)
Niños autistas (de L.acidófiloRosell- 5x 10₉UFC por ↓ d-arabinitol y Relación d-
4 a 10 años) 11 gramo; dos ves al aranabinitol/l-arabinitol en orina
día durante dos
meses

Continúa →
54

TEA-Niño(niño de VSL#3(Una 5meses de periodo ↓ Gravedad de los síntomas


12 años) mezcla de células de tratamiento abdominales
vivas de (4semanas de Mejora de los síntomas
Lactobacillus tratamiento inicial+ centrales del autismo.
delbrueckil subsp. 4 meses de
bulgaríco, tratamiento de
L acidophilus, B. seguimiento);10
breve, meses de
B longum, B. seguimiento
infantis,
L paracasel,
L.plantarum,
S. termófilos)
Niños autistas (5 B.largo,L 1x10₈UFC por ↑ Nivel de bifidobacterias y
a 9 años) rhamnosus, L gramo; 5g por día lactobacilos. ↓ Gravedad de los
acidófilo. durante tres síntomas del TEA y
meses. gastrointestinales.
Nota: Traducida al español del artículo de Sivamaruthi et al., 2020

3.5.4.3 Evidencia del trasplante fecal en el tratamiento del

TEA

El trasplante fecal es un enfoque terapéutico en el cual la microbiota

funcional de las heces del donante se trasplanta en el TGI del receptor, con el

objetivo de alterar y remodelar el microbioma intestinal (Yang et al., 2023), para

llevarla a un equilibrio saludable. Las rutas de administración más comunes han

sido mediante esofagogastroduodenoscopia y enema (Yau et al., 2023). Sin

embargo, se encontró que, para lograr un mayor éxito de injerto de la cepa


55

donante, es uso de vía mixta que incluya el uso de cápsulas, endoscopia superior

e inferior. (Dini-Andreote y Custer, 2023).

En términos de seguridad, es un procedimiento que no ha reportado

mayores complicaciones, salvo los que se pueden presentar a corto plazo, como

diarrea, dolor abdominal y distención abdominal, los cuales normalmente se

presentan de forma autolimitada (Yau et al., 2023). En otra publicación de Li y

colaboradores, describen efectos secundarios sobre el comportamiento,

comparando la incidencia con la vía del trasplante, y encontró que la vía rectal

tiene menos efectos secundarios; sin embargo, en el caso de la hiperactividad se

presentó con una mayor incidencia que con la vía oral (Li et al., 2021). En la tabla

3 se puede ver la incidencia de estos efectos secundarios.

Tabla 3. Efectos adversos de la administración oral y rectal

Efecto adverso Incidencia (%)

Oral Rectal

Erupción 0 0

Fiebre 3,7 0

Hiperactividad 3,7 7,7

Berrinches/agresión 3,7 0

Náuseas vómitos 0 0

Nota: Traducido al español de la publicación de Li et al., 2021


56

En términos generales, la transferencia fecal es un procedimiento seguro,

según los datos que se han mostrado hasta aquí. Por otro lado, se debe tomar

en cuenta que no es procedimiento tan nuevo, hay datos en publicaciones del

año 1700, en China, el uso se inició con la finalidad tratar la infección por

Clostridium difficile (Yang et al., 2023). Siendo para estos casos una terapia

eficaz con tasas de éxito de 90% (Fujimoto et al., 2021; Dini-Andreote y Custer,

2023; Kelly et al., 2021). Sin embargo, las indicaciones de administración se han

extendido, se ha usado para la diabetes (Yau et al., 2023), síndrome de intestino

irritable (Yau et al., 2023) y más recientemente para el tratamiento de las

enfermedades inmunológicas (Yang et al., 2023), enfermedad hepática,

encefalopatía intestinal, cáncer (Li et al., 2021) y enfermedad de injerto contra

huésped. (Wortelboer et al., 2019)

En el caso del TEA, se reporta que el procedimiento ha sido bien tolerado

por los pacientes, además de evidencias en la escala SRS que evalúa déficit en

habilidades sociales, los cuales se mantuvieron a las 8 semanas del tratamiento

(Li et al., 2021), aunque otros estudios mencionan estabilidad de reducción de

síntomas mayores a los 6 meses (Kang et al., 2017). Pero los datos más

llamativos son la recuperación de los niveles de neurotransmisores séricos

posterior al trasplante, sobre todo los niveles de serotonina, dopamina y GABA

(Li et al., 2021). Los cuales se saben que juegan un papel fundamental en el

funcionamiento neural y que están fuertemente asociados con TEA.


57

CAPÍTULO IV: DISCUSIONES

Desde el punto de vista etiológico del TEA, las mayores explicaciones

surgen a partir de la investigación genética; algunos artículos hablan de una

heredabilidad estimada de 64 al 91% (Arenella et al., 2023), o de 60 al 80%

(Ristori et al., 2019); otros mencionan que se ha identificado alteraciones

genéticas de 20 a 25% de los pacientes con TEA (Asif et al., 2020), mientras que

otros estudios mencionan que tan solo 10% de los casos de TEA se logra

identificar una causa etiológica conocida (Casanova et al., 2020). En general, se

trata de planteamientos que, aunque presentan estimaciones con amplitud de

variación grande, han sustentado las bases biológicas del trastorno.

Esta variabilidad en las estimaciones puede ser en gran medida explicada

por la heterogeneidad de presentación. Donde además se debe tomar en cuenta

los factores genéticos y epigenéticos que aumentan los hallazgos de mutaciones

y que, lejos de ser un factor de confusión, sustenta el espectro sintomático del

trastorno (Asif et al., 2020). Pero además, se debe considerar que los cambios

sinápticos en el TEA no son exclusivos del trastorno, lo que dificulta definir

mutaciones exclusivas en TEA. Por ejemplo, las mutaciones en el gen SHANK3,

que también se ha identificado en pacientes con esquizofrenia, que plantea la

desregulación sináptica como posible factor etiológico de ambas condiciones

(Chengyu Huang 2023).

Lo mismo ocurre con las mutaciones en el gen de alfa-sinucleína, que es

conocida en muchas enfermedades neurodegenerativas, pero que también se


58

han visto mutaciones en el caso del TEA (Karaca et al., 2023); y así se pueden

agregar muchos ejemplos más de mutaciones compartidas, como en canales

iónicos y proteínas de andamiaje que hacen difícil, hasta el momento, identificar

factores genéticos causales exclusivos. A esto hay que agregar las fuertes

asociaciones con factores ambientales que actúan en momentos prenatales

como factores desencadenantes y factores postnatales que perpetúan y

acentúan los síntomas. (Arora et al., 2023)

4.1 Papel de la MBI en TEA

La MBI podría influir en los pacientes con TEA desde antes del nacimiento,

de la presencia de bacterias y sus productos metabólicos en el cordón umbilical

(Ronan et al., 2021); incluso se ha identificado traslocación bacteriana en el

líquido amniótico y placenta, cuya composición podría variar entre otros por el

estrés materno que se sabe que cambia la microbiota del canal de parto

(Góralczyk-Bińkowska et al., 2022). Esto podría generar, en la etapa intrauterina,

colonización bacteriana en el producto gestante, que posteriormente va a

cambiar en las diferentes etapas de vida dependiendo de factores como el tipo

de parto, el tipo de alimentación y otros factores de exposición ambiental. (Ronan

et al., 2021)

Esto permite plantear que, si bien es cierto que las primeras etapas de la

vida influyen en la composición de la MBI (Borkent et al., 2022), la composición

no se mantiene estable. De esta manera, aunque el planteamiento de Zhao y sus

colaboradores respalda la MBI como biomarcador para las primeras etapas del
59

TEA (Zhao et al., 2023), esto se podría considerar complejo, debido a que la

composición puede variar en diferentes etapas de la vida, tanto en personas sin

TEA como en aquellas que presentan el trastorno. Sivamaruthi al respecto señala

que la caracterización de un perfil único no se ha podido lograr debido a la

heterogeneidad de los pacientes. (Sivamaruthi et al., 2020)

Sin embargo, sí es claro que las investigaciones revisadas en los

diferentes artículos respaldan el hecho de que hay cambios en la composición,

sobre todo de flora bacteriana, en personas con TEA. Especialmente, una

disminución de la diversidad alfa, como las bifidobacterias, y un agotamiento de

las variedades, como Coprococcus y Faecalibacterium (Zhao et al., 2023;

Zarezadeh et al., 2023). Pero otras publicaciones describen alteraciones muy

amplias de otros microrganismos, como Christensenellaceae, Akkermansia,

Eisenbergiella y Tyzzerella y Peptostreptococcaceae, Romboutsia,

Fusicatenibacter, grupo Eubacterium eligens (Li et al., 2021), las cuales no se

reportan en la mayoría de las publicaciones.

Por otro lado, sí es frecuente el hallazgo de aumento de Clostridium en la

mayoría de las revisiones (Chen et al., 2022; Sivamaruthi et al., 2020; Wortelboer

et al., 2019; Zarezadeh et al., 2023; Zhao et al., 2023); incluso la efectividad del

trasplante de heces se mide a través de la reducción de este agente bacteriano.

Lo mismo ocurre con los lactobacilos, que son un blanco importante en terapia

con probióticos. (Chen et al., 2022; Grau-Del Valle et al., 2023)


60

Así, la evidencia respalda que existe una alteración del equilibrio de los

microrganismos en las personas con TEA, el cual se conoce como disbiosis que

produce cambio en la composición de las bacterias y otros microorganismos, pero

sobre todo en el material genético tan abundante y variado que poseen (Giulio,

2021). De hecho, es importante tener presente que la MBI no está compuesta

únicamente por bacterias (Grau-Del Valle et al., 2023), aunque la mayoría de las

investigaciones se dirigen a la composición bacteriana, algunas de las

publicaciones mencionan a la Candida como un agente abundante en la MBI

(Góralczyk-Bińkowska et al., 2022), incluso la presencia de un metabolito llamado

d-arabinitol producido por el hongo se podría considerar como un posible

marcador de candidiasis en TEA (Sivamaruthi et al., 2020), así que considerar

otros agentes, incluidos los virus, pueden arrojar muchos hallazgos futuros

interesantes.

4.2 Efectividad de las intervenciones con probióticos y

trasplante fecal

4.2.1 Probióticos

La identificación de disbiosis en personas con TEA llevó a plantear los

probióticos como un método para restituir equilibrio. Varios estudios revisados en

este trabajo evidencian efectividad en la restitución de dicho equilibrio. La

restitución de bacterias que reducen el estrés oxidativo como bifidobacterias y

lactobacilos tiene un papel fundamental sobre en la reducción de la actividad de

enzimas productoras de especies reactivas nitrogenadas en un modelo de


61

intestino simulado (Zarezadeh et al., 2023). Asimismo, regula la actividad

inmunológica al crear un ambiente que permita una integridad de la barrera

intestinal. (Góralczyk-Bińkowska et al., 2022)

Respecto de la efectivad del uso de probióticos en TEA, el estudio de Zhao

y colaboradores demuestra que cambiar la ecología del intestino con probióticos

mejora tanto los síntomas del TGI como el comportamiento desadaptativo en TEA

(Zhao et al., 2023). De manera similar, Góralczyk-Bińkowska et al. hacen

mención del efecto de los probióticos en la disminución de la inflamación y su

efecto positivo sobre los trastornos del comportamiento en TEA (Góralczyk-

Bińkowska et al., 2022). No obstante, otros estudios como el de Ng y

colaboradores mencionan que hay poca evidencia en el alivio de los síntomas

intestinales y conductuales en TEA con los probióticos, pero que cuando estos

se combinan con dieta de exclusión de caseína y gluten los resultados mejoran,

sobre todo en la reducción de la inflamación y los síntomas intestinales, (Ng et

al., 2019)

Sin embargo, debido al bajo riesgo con el uso de probióticos (Ng et al.,

2019) y los hallazgos de influencia positiva en niños con TEA, se plantea en el

estudio de Sivamaruthi y colaboradores como un suplemento terapéutico

alternativo y complementario en TEA (Sivamaruthi et al., 2020). De esta manera,

aunque el uso de probióticos como tratamiento con régimen bien estandarizado

no existe (Ng et al., 2019), los hallazgos son positivos como alternativa

complementaria, lo que suma a otras herramientas terapéuticas disponibles.


62

4.2.2 Trasplante fecal

Sobre trasplante fecal en general, se describe como un procedimiento

seguro (Yau et al., 2023), con una efectividad de 90% en la reducción de

Clostridium dificille (Fujimoto et al., 2021; Yang et al., 2023). Pero con el

inconveniente que de momento la mayoría de la experiencia de su uso es

precisamente en el tratamiento de infecciones provocadas por Clostridium.

(Wortelboer et al., 2019)

Con respecto de su uso en personas con TEA, la investigación realizada

por Li y sus colaboradores ha demostrado mejoría en las habilidades sociales, y

que además midieron niveles de neurotransmisores y se asoció la trasferencia

fecal con la recuperación de los niveles de DA, 5HT y GABA (Li et al., 2021).

Otros estudios también reportan efectividad en mejoría en la conducta en

personas con TEA después de 8 semanas de finalizado el tratamiento. (Kang et

al., 2017)

Sobre el éxito del trasplante fecal, Fujimoto y colaboradores hacen una

evaluación, no desde la respuesta sintomática, sino que lo realizan mediante la

identificación de la composición microbiológica intestinal. En dichos estudios

identificaron funciones de genes bacterianos y virales antes y después de la

trasferencia fecal, y encontraron vías distintivas, lo que los llevó a concluir que se

produjo una restauración funcional posterior (Fujimoto et al., 2021). Esto va más

allá de la publicación de Grau-Del Valle y colaboradores, quienes mencionan que

posterior a la transferencia fecal incrementa la diversidad alfa de bacterias (Grau-


63

Del Valle et al., 2023), exponen no solamente un cambio en la composición, sino

de la función del microbioma. Estudios de este tipo no se han realizado para el

caso de los probióticos y sería beneficioso tener claridad sobre el éxito en el

funcionamiento de los microorganismos restituidos.

En general, tanto en el uso de probióticos como el trasplante fecal, faltan

más investigaciones con el fin de estandarizar protocolos de manejo.


64

CAPÍTULO V: CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES

El equilibrio microbiológico del intestino es fundamental para mantener la

integridad de la pared intestinal. Cuando se produce un cambio del equilibrio

llamado disbiosis, los agentes bacterianos y sus productos que antes no tenían

acceso más allá de la superficie luminal, logran entrar en contacto con las células

del sistema inmunológico y generan una gran respuesta inflamatoria humoral y

celular, las cuales viajan desde el intestino hasta el cerebro, generando cambios

importantes implicados con la sintomatología del TEA.

Por otro lado, el cambio en el equilibrio de algunas especies de bacterias

va a producir como consecuencia alteraciones en la síntesis de productos con

actividad neurobiológica, se sabe que hay cambio en la producción de

neurotrasmisores y neuromoduladores.

Dichos cambios en la composición bacteriana pueden deberse a muchos

factores, como la dieta, la vía de parto por cesárea, la falta de lactancia materna,

el estrés materno que cambia la flora del canal de parto. La misma respuesta al

estrés generada por cortisol tiene efectos sobre la motilidad, flujo sanguíneo y

permeabilidad intestinal, cambiando así la dinámica microbiológica intestinal.

Estos cambios inflamatorios y en la síntesis de productos neuroactivos se

producen en etapas tempranas del neurodesarrollo y se mantiene a lo largo del

tiempo. En el caso de la inflamación, va a producir cambios importantes en la

arquitectura celular cerebral, en las conexiones y sinapsis. Los cambios a nivel


65

de neurotransmisores afectan la producción de factores de crecimiento en el

cerebro, altera la migración, la poda y las sinapsis, cambian el equilibrio entre la

excitación e inhibición y, por lo tanto, producen efectos de conectividad en

diferentes regiones del SNC.

El conocimiento de estos efectos que tiene la alteración del equilibrio

intestinal es lo que ha planteado inicialmente la identificación de un perfil

microbiológico común en las personas con TEA, lo cual no es fácil de lograr,

tomando en cuenta la gran diversidad de microorganismos que existe en el

intestino y, por otro lado, tomando en cuenta que la mayoría de los estudios se

centran en la identificación mayormente de bacterias. De todas maneras, se sabe

que hay aspectos en común en las personas con TEA, como la reducción de

bacterias alfa y aumento de bacterias como Clostridium. Esto ha permitido

plantear la restauración de la flora intestinal, usando lactobacilos y bifidobacterias

en probióticos y el trasplante fecal.

No obstante, pese a que el uso de probióticos se considera seguro y con

efectos positivos en personas con TEA, actualmente se considera un

complemento en el tratamiento del TEA. Lo mismo ocurre con el trasplante fecal

que, pese a tener buenos resultados, no se ha estandarizado como método de

tratamiento para TEA, además de que la experiencia actual de su uso es para el

tratamiento de infecciones por Clostridium.

Desde el punto de vista de tratamiento farmacológico para el TEA, la

evidencia actual respalda el uso de risperidona y aripiprazol para el tratamiento


66

de irritabilidad en TEA, son los únicos antipsicóticos aprobados por la agencia

europea y la FDA. En el caso de ISRS para el tratamiento de conductas

repetitivas, la evidencia no es contundente y de momento la fluoxetina es el

medicamento de esta categoría que tiene mayor evidencia a favor. (Marotta et

al., 2020)

Por último, a manera de recomendación, es importante señalar que Costa

Rica tiene experiencia con el trasplante fecal como indicación para el tratamiento

de la infección por Clostridium difficile, me parece que el país podría dar unos

pasos y desarrollar investigación del uso en TEA, lo mismo puede pasar con el

uso de probióticos. En el 2006, un grupo de investigadores del HNN, en conjunto

con dos participantes de la universidad de Illinois, en Chicago, y una participante

de la Mount Sinai School of Medicine de Nueva York, realizaron un estudio

genético del autismo en Costa Rica (Manghi et al., 2006). Así que es

perfectamente factible que se pueda realizar un estudio sobre MBI en el país.


67

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81

Anexos

Anexo 1

ESCALA DE MEDICIÓN DE AUTISMO EN LA NIÑEZ

(C.A.R.S.)

Eric Schopler, Ph.D.,Robert J. Reichler, M.D.,

And Barbara Rochen Renner, Ph.D.

Preguntas- Los puntajes están arriba de la numeración:

I. REFERENTE A LA GENTE

1. Ninguna evidencia de dificultad o anormalidad para


relacionarse con la gente: La conducta del niño es apropiada
para su edad. Puede observarse algo de timidez, incomodidad o
inquietud al decirle qué hacer, pero no a un grado atípico.

2. Relaciones interpersonales medianamente atípicas: El niño


debe evitar mirar al adulto a los ojos, evita al adulto o empieza a
quejarse con efusividad si la interacción es forzada; es
excesivamente tímido, no es tan sensible al adulto como es
típico, o ser tan aferrado a sus padres como la mayoría de niños
a su edad.

3. Relaciones interpersonales moderadamente atípicas: El niño


se muestra reservado, distante (parece que no se da cuenta o
ignora al adulto) en ocasiones. Mínimo contacto es iniciado por el
niño.
82

4. Relaciones interpersonales severamente atípicas: El niño es


consistentemente reservado, distante o no se da cuenta de lo que
el adulto está haciendo. Casi nunca responde o inicia contacto
con el adulto. Solo los intentos persistentes para lograr la
atención del niño tienen algún efecto.

II. IMITACIÓN

1. Imitación apropiada: El niño puede imitar sonidos, palabras y


movimientos, los cuales son apropiados para su nivel de
habilidades.

2. Imitación medianamente atípica: El niño imita conductas


simples, tales como aplaudir o sonidos verbales simples la
mayoría del tiempo; ocasionalmente, imita solo después de ser
estimulado o después de un cierto retraso.

3. Imitación moderadamente atípica: El niño imita solo parte del


tiempo, requiere bastante persistencia y ayuda del adulto.
Frecuentemente imita solo después, con cierto retraso.

4. Imitación severamente atípica: El niño raramente o nunca imita


sonidos, palabras o movimientos, aun con el estímulo y
asistencia de un adulto.

III. RESPUESTA EMOCIONAL

1. Respuestas emocionales apropiada para la edad y la


situación: El niño muestra el tipo y grado apropiado de respuesta
emocional indicado por un cambio en la expresión facial, postura
y modales (conducta).
83

2. Respuestas emocionales medianamente atípicas: El niño


ocasionalmente demuestra un cierto tipo inapropiado o grado de
respuesta emocional. Algunas veces, no se relacionan con los
objetos o eventos que lo rodean.

3. Respuestas emocionales moderadamente atípicas: El niño


muestra signos definidos de tipo inapropiado y/o grado de
respuesta emocional. Las reacciones pueden ser inhibidas o
excesivas y no relacionadas con la situación: puede hacer
muecas, reír o ponerse rígido, aun cuando los objetos o acciones
que las produzcan no estén presentes.

4. Respuestas emocionales severamente atípicas: Las


respuestas son raramente apropiadas a la situación; una vez que
el niño llega a cierto estado de humor, es muy difícil cambiarlo. A
la inversa, el niño puede mostrar emociones muy diferentes
cuando nada ha cambiado.

IV. USO DEL CUERPO

1. Edad apropiada del uso del cuerpo: El niño se mueve con la


misma facilidad, agilidad y coordinación de un niño típico a la
misma edad.

2. Uso del cuerpo medianamente atípico: Algunas peculiaridades


menores pueden estar presentándose, tales como torpeza,
movimientos repetitivos, coordinación pobre o la aparición rara
de algunos movimientos inusuales.

3. Uso del cuerpo moderadamente atípico: Conductas que son


claramente extrañas o inusuales para un niño de esta edad,
puede incluir movimientos extraños de los dedos, postura
peculiar de los dedos o cuerpo, miran fijamente o agarran el
84

cuerpo, agresión dirigida a sí mismo, mecerse, mover los dedos,


girar cosas o caminar de puntas.

4. Uso del cuerpo severamente atípico: Intensos o frecuentes


movimientos del listado de arriba, son signos del uso del cuerpo
severamente atípico. Estas conductas pueden persistir a pesar
de desalentarlas o involucrar al niño en otras actividades.

V. USO DE OBJETOS

1. Uso apropiado o interés en juguetes y otros objetos: El niño


muestra interés típico en juguetes y otros objetos apropiados
para su nivel de habilidades y los usa de una manera apropiada.

2. Interés o uso medianamente inapropiado de juguetes y otros


objetos: El niño muestra interés atípico en un juguete o juega
con este en una manera aniñada inapropiada (por ejemplo,
cerrando de golpe la puerta o chupando un juguete).

3. Interés o uso moderadamente inapropiado de juguetes y


otros objetos: El niño puede mostrar poco interés en juguetes u
otros objetos, o puede estar preocupado por usar un objeto o
juguete en alguna forma extraña. Se enfoca en alguna parte
insignificante del juguete o se muestra fascinado con el reflejo
ligero de este, mueve repetitivamente alguna parte del objeto o
juega exclusivamente con un objeto.

4. Interés o uso severamente inapropiado de juguetes u otros


objetos: El niño desarrolla las mismas conductas descritas arriba
con mucha mayor frecuencia e intensidad. El niño es difícil de
distraerse cuando se encuentra comprometido en este tipo de
actividades inapropiadas.
85

VI. ADAPTACIÓN AL CAMBIO

1. Edad apropiada para responder al cambio: Mientras el niño


pueda notar o hacer comentarios en los cambios de rutina, este
acepta estos cambios sin excesiva angustia.

2. Adaptación al cambio medianamente atípico: Cuando un


adulto trata de cambiar tareas, el niño debe continuar la misma
actividad o usar los mismos materiales.

3. Adaptación al cambio moderadamente atípico: El niño se


resiste activamente a los cambios de rutina, trata de continuar
con una vieja actividad y es difícil de distraerse. Puede ponerse
molesto o infeliz cuando una rutina establecida es alterada.

4. Adaptación al cambio severamente atípico: El niño muestra


reacciones severas al cambio. Si un cambio es forzado, debe
volverse extremadamente molesto o no cooperar y responder con
rabietas.

VII. RESPUESTA VISUAL

1. Edad apropiada para la respuesta visual: La conducta visual


del niño es típica y apropiada para esa edad. La visión es usada
junto con otros sentidos como una manera de explorar un nuevo
objeto.

2. Respuesta visual medianamente atípica: Ocasionalmente, se


le debe hacer recordar al niño el mirar objetos. El niño debe estar
más interesado en mirar espejos o luces que a sus compañeros
o puede mirar al vacío, o también puede evitar mirar a la gente a
los ojos.

3. Respuesta visual moderadamente atípica: Se le debe instar a


mirar lo que está haciendo. Evita mirar a la gente en los ojos, mira
los objetos desde un ángulo inusual o coge objetos muy cerca a
los ojos.
86

4. Respuesta visual severamente atípica: El niño evita


consistentemente mirar a la gente o algunos objetos, y puede
mostrar formas extremas de otras peculiaridades visuales
descritas arriba.

VIII. RESPUESTA AUDITIVA

1. Edad apropiada para la respuesta auditiva: La conducta


auditiva del niño es típica y apropiada para su edad. La audición
es usada junto con otros sentidos.

2. Respuesta auditiva medianamente atípica: Debe existir algún


déficit de respuesta o actuar con mesurada sorpresa o molestia
a ciertos sonidos. Las respuestas a sonidos deben ser tardías y
los sonidos pueden necesitar repetición para captar la atención
del niño. El niño puede ser distraído por sonidos extraños.

3. Respuesta auditiva moderadamente atípica: La respuesta del


niño a los sonidos varía, generalmente ignora un sonido los
primeros minutos que está sucediendo; puede estar asustado o
cubrirse las orejas cuando escucha algunos sonidos cotidianos.

4. Respuesta auditiva severamente atípica: El niño sobreactúa a


un grado extremo marcado, considerando el tipo de sonido.

IX. RESPUESTA AL SABOR, OLOR, TACTO Y USO

1. Uso y respuesta típica al sabor, olor y tacto: El niño explora


nuevos objetos en una manera apropiada para su edad.,
generalmente por tacto y mirada. Sabor y olor puede ser usado
cuando es apropiado. Cuando reacciona a algo sin importancia,
dolor físico cotidiano, el niño expresa incomodidad, pero no
sorpresa o molestia.

2. Uso y respuesta medianamente atípica al sabor, olor y tacto:


El niño puede persistir en poner objetos en su boca; puede oler o
saborear objetos no comestibles; puede ignorar o sorprenderse
o molestarse por leves dolores que un niño normal puede
expresarla como incomodidad.
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3. Uso y respuesta moderadamente atípica al sabor, olor y


tacto: El niño debe estar moderadamente preocupado por tocar,
oler o saborear objetos o gente. El niño puede reaccionar mucho
o poco.

4. Uso y respuesta severamente atípica al sabor, olor y tacto:


El niño está preocupado por oler, saborear o sentir objetos, más
por la sensación que por la exploración típica o uso de los
objetos. El niño puede ignorar completamente el dolor o
reaccionar muy fuertemente al más leve signo de incomodidad.

X. MIEDO O NERVIOSISMO

1. Miedo o nerviosismo típico: La conducta del niño es apropiada,


tanto para la situación como para su edad.

2. Miedo y nerviosismo medianamente atípico: El niño


ocasionalmente muestra mucho o poco miedo o nerviosismo
comparado con la reacción de un niño típico de la misma edad
en una situación similar.

3. Miedo y nerviosismo moderadamente atípico: El niño se


muestra bastante más tranquilo o bastante menos tranquilo de lo
que es típico aun para un niño menor en una situación similar.

4. Miedo y nerviosismo severamente atípico: El miedo persiste,


aun después de repetida la experiencia con eventos u objetos
inofensivos. Es extremadamente difícil de calmar o aliviar al niño.
El niño puede, a la inversa, dejar de mostrar atención apropiada
por riesgos que otros niños de la misma edad evitan.
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XI. COMUNICACIÓN VERBAL

1. Comunicación verbal, edad y situación apropiada

2. Comunicación verbal medianamente atípica: Su habla


muestra general retraso. La mayoría de su habla es significativa;
sin embargo, la ecolalia o inversión de pronombre debe ocurrir.
Algunas palabras peculiares o jerga pueden usarse
ocasionalmente.

3. Comunicación verbal moderadamente atípica: El habla puede


ser ausente. Cuando se presenta, la comunicación verbal puede
ser una mezcla de algún habla significativa y algún habla peculiar
como jerga, ecolalia o inversión de pronombre. Peculiaridades en
el habla significativas, incluye excesivamente el interrogatorio o
preocupación por temas particulares.

4. Comunicación verbal severamente atípica: El discurso


significativo no es usado. El niño puede dar gritos o chillidos
agudos, sonidos como animales, ruidos complejos
aproximándose al habla, o puede mostrar persistentemente el
uso de palabras o frases reconocibles.

XII. COMUNICACIÓN NO VERBAL

1. Uso normal de comunicación no verbal, edad y situación


apropiada

2. Uso de comunicación no verbal medianamente atípica: Uso


inmaduro de comunicación no verbal; puede solo apuntar
vagamente o alcanzar lo que desea, en situaciones donde un
niño de la misma edad debe apuntar más específicamente para
indicar aquello que desea.

3. Uso de la comunicación no verbal moderadamente atípica:


El niño es generalmente incapaz de expresar necesidades o
deseos de manera no verbal y no puede comprender la
comunicación no verbal de otros.
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4. Uso de la comunicación no verbal severamente atípica: El


niño solo usa raros o peculiares gestos, los cuales no tienen
aparente significado, y no muestra estar consciente de los
significados asociados con los gestos o expresiones faciales de
otros.

XIII. NIVEL DE ACTIVIDAD

1. Nivel de actividad típico para su edad y circunstancia: El niño


no es más ni menos activo que un niño típico de la misma edad
en una situación similar.

2. Nivel de actividad medianamente atípico: El niño debe ser


medianamente inquieto o algo “perezoso” y moverse lento por
momentos. El nivel de actividad del niño interfiere solo un poco
con su desempeño.

3. Nivel de actividad moderadamente atípico: El niño debe ser


bastante activo y difícil de frenar. Debe tener energía ilimitada y
no debe irse de buena gana a dormirse en la noche. A la inversa,
el niño debe ser bastante letárgico y necesita mucho estímulo
para lograr que se mueva.

4. Nivel de actividad severamente atípico: El niño exhibe


extremos de actividad o inactividad y puede cambiar de un
extremo a otro.

XIV. NIVEL Y CONSISTENCIA DE LA RESPUESTA INTELECTUAL

1. La inteligencia es típica y consistentemente razonable a


través de las diferentes áreas: El niño es tan inteligente como
un niño típico de la misma edad y no tiene ninguna habilidad
intelectual inusual o problemas.

2. Funcionamiento intelectual medianamente atípico: El niño no


es tan inteligente como un niño típico de su edad; las habilidades
aparecen bastante retardadas de una forma pareja a través de
todas las áreas.
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3. Funcionamiento intelectual moderadamente atípico: En


general, el niño no es tan inteligente como un niño típico de su
edad; sin embargo, el niño puede funcionar casi normal en una o
más áreas intelectuales.

4. Funcionamiento intelectual severamente atípico: mientras el


niño generalmente no es tan inteligente como un niño típico de
su edad; este puede funcionar aún mejor que un niño normal de
su misma edad en una o más áreas.

XV. IMPRESIONES GENERALES

1. No autismo: El niño no muestra ninguno de los síntomas


característicos del autismo.

2. Autismo ligero: El niño muestra solo algunos o un leve grado de


autismo.

3. Autismo moderado: El niño muestra un número de síntomas o


un moderado grado de autismo.

4. Autismo severo: El niño muestra muchos síntomas o un


extremo grado de autismo.

Puntaje Total :

15 – 29 : No autista.

30 – 36 : Autista Medianamente Moderado.

37 – 60 : Autista Severo.
91

PROTOCOLO DE LA ESCALA DE MEDICIÓN DE AUTISMO

EN LA NIÑEZ

NOMBRE: …………………………………………… EDAD………….

SEXO……...

FECHA DE NACIMIENTO: ……………………………………………....

GRADO DE INSTRUCCIÓN: ……………………………………...............

EVALUADOR: …………………………………………………………….

FECHA DE EVALUACIÓN: ………………………………………………...

INFORMANTE: ……………………………………………………………

ÁREA PUNTAJE

I. REFERENTE A LA GENTE

II. IMITACIÓN

III. RESPUESTA EMOCIONAL

IV. USO DEL CUERPO

V. USO DE OBJETOS

VI. ADAPTACIÓN AL CAMBIO


92

VII. RESPUESTA VISUAL

VIII. RESPUESTA AUDITIVA

IX. RESPUESTA AL SABOR, OLOR, TACTO Y USO

X. MIEDO O NERVIOSISMO

XI. COMUNICACIÓN VERBAL

XII. COMUNICACIÓN NO VERBAL

XIII. NIVEL DE ACTIVIDAD

XIV. NIVEL Y CONSISTENCIA DE LA RESPUESTA


INTELECTUAL

XV. IMPRESIONES GENERALES

SUMATORIA TOTAL

DIAGNÓSTICO: ……………………………………………...……..
93

Anexo 2: Carta de corrección filológica

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