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178 | LAS5 BUNDICACIONES DE LA CULTURA

las poilfitssde convivencia bienintencionadas por parte de


5
Estadco, e apuntan a equiparar el terreno entre las comu-'
La democracia deliberativa
nidade=sminoritarias y la sociedad en general, pueden sin ”
querer uspiciar el maltrato sistemático de personas perte- .
y los dilemas multiculturales
neciemtsala minoría a la que se intenta dar cabida. En oca=
siones= muwocan un impacto tan severo que nulifica los
derechnaciée estas personas en tanto ciudadanos y ciudada=
nas (3386. í

eá como
La tensiémmyen muchos casos el dilema moral, entre dar cabida - Creo que la mejor forma de entender la democracia
Yo del
a la difereemiay
ser justo con todos los miembros de los grupos un modelo para organizar el ejercicio público y colect¡
minoritawris impulsa el debate actual sobre el multicultura= poder en las instituciones más importantes de la socied ad,
el
lismo haeciruna nueva fase. Una vez que reconocen cómo las - basándose en el principio de que las decisiones que afectan
ado
demandassyerla convivencia multicultural pueden ser inevita= bienestar de una colectividad pueden verse como el result
blemente-—anflictivas dentro del Estado democrático liberal, los de un procedimiento de deliberación libre y razonada entre
ver-
teóricos amiliculturales y democráticos deben entonces abo= - personas consideradas moral y políticamente iguales. Es
carse al te=nade las reivindicaciones de ciudadanía diferenciada dad que cualquier definición de conceptos esencialmente con-
en las sowzidades democráticas liberales. Quisiera distinguir - trovertidos, como democracia, libertad y justicia, nunca es una
entre diveems modelos normativos que han lidiado con estas mera definición. Lo mismo sucede con la definición propuesta
temáticas= masenso liberal superpuesto, igualitarismo liberal, - arriba. Mi propio enfoque de la democracia pri ilegia un
jerarquías= “ poder pluralistas entrelazadas y el enfoque de la modelo deliberativo por encima de otro tipo de consideracio-
democracaisdeliberativa. En el siguiente capítulo, delinearé los nes normativas. Esto no quiere decir que el bienestar econó-
contrastess ere ellos para resaltar las fortalezas y debilidades de mico, la eficiencia institucional y la estabilidad cultural no sean
los diversemsafoques sobre los dilemas del multiculturalismo,y también relevantes al juzgar la aptitud de una visión norma-
para explísarlas razones por las que prefiero el modelo de “ tiva de democracia. Las reivindicaciones por el bienestar eco-
democractiadeliberativa por encima de los otros. Nómico y las necesidades de la identidad colectiva deben estar
Satisfechas para que las democracias funcionen a lo largo d‘e]
tiempo. Sin embargo, la base normativa de la democracia

* Partes de este capítulo han aparecido previamenteen “The embattled public


sphere: Hannah Arendt, Jurgen Habermas, and beyond”, Theoria: South
African Journal of Philosophy, diciembre de 1997.
| 181
180 | LAS REIVINDICACIONES DE LA CULTURA LA DENOCEACIA MIIBERATIVA Y LOS DILEMAS MULTICULTURALES

el aprendizaje
como una forma de organizar nuestra vida colectiva ney Juchas multiculturale, y es alli donde tiene lu_grar
ci n Sostengo que
camente ni la satisfacción del bienestar económico, ni
moral y político y las cambios en la valora
culturales, a tra-
zación de un sentido de identidad colectiva. Puesto: este énfasis en la resolción de los dilemas multi
como el logro de ciertos niveles de bienestar económico p ón y la voluma-d en la
vés de procesos de famación de la opini
tres condlcmn?s
ser compatibles con un gobierno político autori sociedad civil, es períctamente compatible con
voluntaria
los regímenes antidemocráticos pueden tener más éxitey normativas: recprocilad igualitaria, autoadscripción
democráticos en asegurar un sentido de identidad colega y libertad de sali da
y asocia ción. Creo que estas normas am-
La base de la legitimidad en la democracia debe rast: y reciprocidad iguali-
plían los principiose respeto universal
el presupuesto de que las instituciones que reivindican taria, fundamentalespara la ética del discurso.
el poder irrevocable lo hacen porque sus decisiones El modelo discurivo de la ética postula los principios más
tan una perspectiva igualitaria en interés del conjunto.. generales y las intuicones morales que subyacen a las reivin.di-
presupuesto sólo puede cumplirse si dichas decisiones caciones de validezé& un modelo deliberativo de democracia.!
abiertas, en principio, a procesos adecuados de delibes Los detalles procedinentales de situaciones de argumentación
pública por parte de ciudadanos y ciudadanas iguales y li específicas denomindas discursos prácticos —igual oportuni-
dad para los particiantes de introducir cualquier tema consi-
derado relevante mpecto de la norma problemática que se
discute; cuestionamiento reflexivo de las reglas para establecer
DEMOCRACIA DELIBERATIVA Y ÉTICA DEL DISCURSO la agenda a discutir-no son automáticamente transferibles al
nivel macroinstitudnal, y tampoco es necesario que lo sean.
En este capítulo analizo si un modelo deliberativo de Las restricciones pricedimentales del modelo discursivo pue-
cia, basado en la ética del discurso, puede ofrecer rí den actuar como wrificadores para evaluar críticamente los
convincentes a los desafíos planteados por las reivindie . criterios de pertenacia, las reglas para establecer la agenda y la
multiculturalistas. Al compararlo con otras posturas acEuales, estructuración delebate público dentro de las instituciones y
como la de John Rawls y Brian Barry, la fuerza del m0delo entre ellas. Los disarsos prácticos no son programas de acción
deliberativo consiste en su enfoque de doble vía de la X para las institucions, pero pueden ayudar a evaluar los arre-
Este tipo de enfoque se centra, por un lado, en las instituciOles glos institucionalesexistentes.
establecidas, como la legislatura y el poder judicial en las SOSie-
dades democráticas liberales. Por otro lado, las actividades ¥las 1 En años recienes, helibido un debate generalizado sobre distintos modelos
luchas politicas de los movimientos sociales, las asociacioPE y de democraciadelibefiva y existen una serie de modelos relacionados,
los grupos de la sociedad civil se analizan en el contexto EE la aunque sutilmente igónicos, que circulan en la literatura sobre el tema. Los
más importanies sonfohen (1989); Dryzek (1990); Fishkin (1991); Gutmann y
teoría de la esfera pública democrática. Es en la esfera pr i Thompson (1996);ilermas (1996a). En Benhabib (1996a), analizo las
situada dentro de la sociedad civil, donde se produce® las diferencias tamo contffuales como sociológicas entre algunos de estos modelos.

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182 | s REIVINDICACIONES
DE 14 CULTURA
A DEl MOCRACIA R e DELI BERATIVA
IVA Y LOS LOS DILEMAS
DILEMAS MULT RAl
MULTICULTURALES | 183

La premisa básica de
la ética del discurso afirma É
son válidas las norm
as y los arreglos
justificación de los presupuestos de lala conversa-
edir dir jus a
ins titucionales NOrmat ción ¥ a PE 3 En el marco de la teoríaA de la democrzc. ia
que pueden acorda i es. de o
rse entre todos los
interesados, de a i tiva,
E Y“h? 5
€S o s principios pueden cumplirse por me: 10
» e de arreglos políticos y legales, así como de asociaciones y
seri
cticas no institucionalizadas
instituci ionali en la s ociedad
- civil. . —
á¡alcas ion entre la metanorma de la ética del d¡l E
válidas mediante Pr prin _-65dde respeto universal y reciprocidad
iproci igualitaria
alitaria yy "la
ocedimientos que
Su vez, esta Mmet satisfagan este Crifter —
íbases »con: s titucionales de las democracias ias liberales
liberales no es
anorma presupone los pri
moral universal y de ncipios de resp cia o deducción. Las premisas más generaleí/ en "lasdg.¿que
i á
reciprocidad
igualitaria.
que un “ 710rma es una Quisiera 4 — iginan dichas constituciones
- ituci —a saber, laa ga;
garantía
e -
regla para la acció;
nizació - olíticos,
í civile
i
civiles A
y humanos s basicos— pueden S mé
- pla encarnacion y contextualizacion de dlchlas E
innecesario” o “los wf" 2 ipios en contextos juridicos,
i culturalq y]socl;iológicar
ogfl(m)fiaq
ciudadanos deben ser
igualitaria”. Los Pri tratados de fo Eintos,
isti
istintos, istóri
así í com 0 históricamel nte variables.
A Las E
filosofías
ncipios permiten una varied
Zaciones normativas; los ad de comgy 4 les generales que subyacen a las garanuas;) de .
mismos principios pueden
sentados en instancia
s concretas ser re les de los derechos politicos,
— íticos, civiles
ivil 'y4y humane
N 0s básicos
M ada
a través de distintas diversas reconstrucciones normativas: TC
instituciones, Defino normas
los principios de Tes
peto universaly — liberalismo político, basada en una" concepción
' itEa
procidad igualitaria
de la siguiente mane
requiere que Tecono ra: el respeto u mulada de la persona, y el modelo habermasiano AT
zcamos el derecho
ces de habla y acción de todos los seres: cia deliberativa son sólo dos ejemplos
j de estas teo rías s
a Ser participantes en
moral el principio de la Conversación:
recipr ocidad igualitaria, interp
dentro de los confines retado: En Situating 5 the self: gender,
ender, community, and “ d postmodernism
po i s in c ontemporary
e
de la ética del discurso, y ethics (v99°§ diferencié entre las normas de ¡…pl¡?c:u P
tro de los discursos cad estipula que den=: “complementarias”.
a diversos actos de
a uno debería tener el
mismo derecho sentarias” Defino la rocidadrecpoid formal co e p
habla, a iniciar nuevos tem Principalmente
a a través
través dede normas
nor i quon‘.\ls,\)publxfi\:n,]‘
REEO o
as de conwersa- Ienur a s formillan de siguiente manera: “Si yo :k_fgu… AE
2 He explicado antes que ten - ne s tú tienes la obligación de no .mpedxjmf… e
emos Obligaciones morales
son capaces de habla y hacia los seres que 59). Defino la reciprocidad comp lementaria de la sig de u
(véase el capitulo 1). Las acción, o ue lo son sólo en un sentido limita no
de
obligaciones morales haci do p ‘I] hg;mpcmy\upnmdemmm, formas de E
medirse por la capacidad de a los demás no pueden u……lc
as . que el otro S0 v e se sienta
'…………o…u…)…n………………qu; 1n r e ser =
los otro s de Con vertirse
E fi 0 individu:

Tenemos obligaciones con en miembros en YEconcreto Ea con susa neces ……(—…..1…-¡.¡…..……u…d(s…s,( Ea a g ()


comunidades del discurso,
los no humanos, cuyo bie nes tar todos los seres, ¡miluso ! h;…… al, dichas normas son p…d.n,………¿…1 E
110 el alcance como el Pue de vers e afe cta do por nuestras acciomes. erte< necen al ámbito
á de la ami istad, el amoryRE elel cucuidado, as
especificacion discursiya, contenido de estas obligaciones requieren de asociaciones
asocac es civicas civicas ccomo las profesionales y religiosas, las
uma
vecinales, y otras similares.
í
URA | 187
05 DILENAS MULTICULTURALES
ES
CULT
DECILAON
186 | LAS REIVINDICA

ci ones. Las relacio-


modelo deliberativo sitúa la esfera pública s de estas asocia
formas de dis-
y está mucho más orientado a las formas enín - ación, así como las sonas
entre las per
los procesos políticos y la “cultura del mtor:s:l“e N y trato diferencial e Rawls. Por
tanto el modelo de Rawls se centra en “el Odo . díanpasar la pr ba de
ue
so sup erpuesto en
minante y coercitivo”, el modelo delibexal:ivaer d render el consen sional es
proc?fos no determinantes y no coercitivos (l:e "e a, MU It ic ultural y multiconfe
tnic
opinión en una esfera pública no restringida, p ociedad MU Jrié nt
es
o lc ,5 diferent gr
upos preserven la
c iqu a
e; EN ta
E e n en , por ejemplo,
Para evaluar todas las implicaciones del modd'
las pe rs on as en público -digamos
e a de fuercena v?tar
para los conflictos multiculturales, debería teng posas o que nO las
s es cas
impidan votar a su
que el liberalismo político parte de una concej o
o
in ad a fo rm a— el he ch o de que en sus prácti s
de la persona. En esta teoria, se considera que j r e determ upos Opr iman tal
vez a sus mujere
1 éstos mismos gr cuela, escojan
criaturas autónomas en el sentido de que en el nive mayores vayan a la es
idiendo que sus hijas ía con-
—es decir, desde la perspectiva de las ínstitucíon compañero,
oincluso una carrera, nO ser
emente un político.
sentativas de la sociedad liberal- deben ser t io con el liberalismo
E de como contradictor
capaces de: (1) elaborar y buscar un sentido del bier ¥ ! ó
m cooperación razonable en torno d — — ye de cy
d-e justicia. Como es bien sabido, Rawls pasó de — m “ o
A las diferencias culturales y religiosas. Dado íluí
n — i 0,—de m
ción
ralimo políco
moral hacia en
personaporque
de la 1) una concepción políti y o eic Da e
“cultura del entorno
en Teoría dl Sdistingue en forma tajante entre la
nomía moral que había propugnado
a llestiones que hacen a la vida cultural de los grupos pasa-
(1971) era una a
T premisa demasiado controvertida com 3 f‘“a i o gopo
DrZosamente a la esfera de lo privado y
o E lexión pública. Podría decirse que cierto modelo de
En ésta, loso
o distintosre
grupos, asociaciones y Orsal Teflexión pú r moddode
buscaran dfeetes concope a d ‘ ¡:2 supcrpu’csm subyace a la division jurisdiccional del
C nO B nitre el código penal común y el derecho privado cul-
osamente específico, previsto, por ejemplo,
7y
e
co ligi
‘; relig iosa

ortodoxos y musulmanes dentro de una sociedad libet E Ución federal india i


-ralismo polit"ico, basado en
drían pasar la prueba de un criterio sólido de auton® Este modelo r minimalista de libe
a primera vista muchfw de |
lo mismo sucedería con la iglesia católica
autonorifa'dighifica que las perti
y 0s eal 8
comprenden - f €0
OMendable supe i
L&!pue&…, tiene i |
lo que es de inte-
de r o Público P“‘H ‘t :mhn, la distinción entre
mas en sus capacidades racionales como la fuente N común 11;¿* 'odos -y que por lo tanto debe rcgulaíse h‘:): i
caciones moralesvilidas, y estycon obviamente ;
diante un consenso entrecruzado— y lo que e
URALES | 189
DELIBERATIV
TIVA Y LOS DILEMAS D MULTICULT
188 | LAS REIVINDICACIONES DE LA CULTURA LA DEMMOC CRACIA

en muchos N s las prácticas de


casoE
ásicos, contradicen
de interés particular sólo para los miembros de aquellos inevitables los choques
— étni cass yy religiosas, resultan
€ ncipios en
'\n) aplicación de estos pri
pos, cuyas identidades están conformadas por la vida del g oría s
entorno dela im’cr‘}.)cr;mci(
en su especificidad, es crucial para asegurar la vitalidad del
reivin-
tradiciones pluralistas en el Estado democrático liberal. Cop y subculturas esgrimirán
- esmsd"?f\’;tlw g‘rupos o igu ali tario
afirma Rawls, a un trat
l‘ di¿¡or¡as por el derecho

itradas en forma justa e
la cultura política de un sociedad democrática siempre es
; qd…s'í?nv”;ms deberán seras arb
musulmanas en el distrito
niñ
dlfem'nflv;)r' ejemplo, las
marcada poruna diversidad de doctrinas morales, filosóf das en sus acciones por
el hecho
Pa…(alé Creil fucrun alenta u.s;r
cas yreligiosas irreconciliables y contradictorias. Algunasd del mismo distrito p?dian
eºlzí las estudiantes judías n Eed;‘ o'
ellas son perfectamente razonables. [...] ¿Cómo es posiblé y, en algunos cast?s, ha.b\a
' qyarmulkes en la clase tificación aZ,
que exista a lo largo del tiempo una sociedad estable y j el Sabat. ¿ºuc jus
a.r exentas de exámenes en rof de un grupo
de ciudadanos y ciudadanas iguales y libres, que permane m¡cmbí
en el Estado liberal para tratar a oslos gru
can profundamente divididos por doctrinas morales, filosó a otr pos? En este CS;T¡,(,¿_
religioso en forma diferente 58
ficasy religiosas razonables? (1993: 4). arcial requiere un ¡rag) ig
principio de trato justo e imp
"rio para todos. En otros casos, la imparleahdad puede rc\qu d
Sin embargo, tal como lo sugieren muchos de los ejemplo: necesidades de los
un trato diferencial: la sensibilidad haciaquclas equ
considerados eneste libro, esta separación entre la cultura d mplo,» ipemos los edi-
discapacitados significa, por eje
entornoyla cultura politica pública, a pesar de su atractivo, eS ficios públicos, com o esc uel as, hospitales y bibliotecas, ?on'
institucionalmente inestable y analiticamente insostenibles eciales. En algunos fllstr!tf)s
Tampas de acceso y sanitarios esp
Existen varias razones para ello. Primero, hay de hecho dema= nes costosas pl.!sdeu xmpl.mar
escolares pobres, estas renovacio an-
de música a estudi
siados choques
y conflictos entre algunos de los imperativo! redireccionar los fondos para las clases
constitucionales a los que suscriben las democraci: s liberales: s. Sin embargo, la justicia pide que aqu
tes talentoso
ellos que,
—como igualdadde género, integridad fisica, libertad de la per os sean tratados en
sin culpa de su parte, son discapacitad pnvxleg-¡a con cuer-
sona, educaciónde los niños y niñas- y las prácticas de ciertas & forma diferente a aquellos cuya suerte los
eralismo mímn?(» de con-
subculturasy grupos minoritarios. Por ejemplo, el liberalismo POs plenamente capacitados. Un lib
s acerca de cómo resta-
político no podría permitir el matrimonio entre menores que Senso superpuesto no brinda directiva
ca este c%wf¡ue
no den suconsentimiento, tampoco podría aprobar la venta de blecer el consenso en el caso de que se produz
, y'las prácticas
mujeres jóvenes para la prostitución por parte de su familia ni entre imperativos constitucionales, por un lado
onociendo estos)y
aceptar que e inflijan heridas corporales irreversibles, como es de ciertos grupos culturales, por el otro. Rec
ollado una respuesta más
el caso dela mutilación genital femenina. Dado que los impe= Otros dilemas, Brian Barry ha desarr les,
rativos constitucionales del Estado democrático liberal, encar- abarcadora a las cuestiones multicultura basada en la pre-
nados enla articulación de derechos políticos, civiles y huma=
190 | LAS REIVINDICACIONES DE LA CULTURA | 191
ERATIVA Y LOS DILEMAS MULTICULTURALES
A DELIBERA

misa del lberalismo como imparcialidad. El trabajo dey iva que defiendo
en
jemocracia deliberat supo-
parte gran parte de las premisas con Rawls, cia a pre
Pero tam|
diferencia del liberalismo político al enfrentar
3 mo él, rechazo “la tenden stica
mi tintivos son 1-a caracterí
ulturales dis
directamente los desafíos que presentan las d¡SPutas es grupales
s grupos” (305). Las identidad
turales a los principios políticos liberales, ry en que
Segundo, coincido con Bar
ser culturiza das. están en ge¡?eral b¡e¡:
as no
o5 valores de libertad e parigua aldintadro-
líticas muhicul(uralist
PO ón más convincente
. Ter o ;aÍP; Barry la raz
cerPºY derechos
Jos derechos grupales es que “un sistema de
ir los de :;í:;
as que- sufrenluna fiewef;tí
”1:5 para aquellas person ]
cumplir con la exigenci
temática sea una forma de
tener menos rccu.rso y;
‘ ia de que la gente no debe
Hegel dijo que el búho de Minerva emprende su que estas inequidades
idades que los demás, toda vez
amanecer y la teoría de la justicia de Rawls brinda que no son responsa:
jsurgido de circunstancias por las
plo perfecto. Incluso en 1971, cuando se publicó tos tipos devpoh-
manera alguna” (13). Barry apoya cier
ar la igual-
justicia, la naturaleza individualista de la ciuda
de acción afirmativa y acepta que, para asegur
como
loportunidades, se debe apuntar a ciertos grupos
y de la “nueva izquierda”). [....] Desde entonces, E Niores de medidas redistributivas especiales. Además de las
al paradigma liberal han crecido en volumen y Aimorías racializadas”, los niños y niñas de la clase trabaja-
amplios sectores creen que está profundamente 0ralos discapacitados cuentan con su beneplácito. En gene-
sus principios (2001: 8). Ml Batry defiende la redistribución por sobre el reconoci-
Y parece pensar que el multiculturalismo se basa ya sea
La obra de Barry intenta vindicar la concepción Nenoro en mala voluntad, o en ambos.Y es en este punto
liberal de justicia con vistas al multiculturalismo- Mue disiento con El.
mino, se hacen muchos floreos retóricos malandolfl
de enemigos ideológicos.> El enfoque de Barry es MES —
<7o eivos al multculuralismo
e e posicionan en la
y s e posicions
5 Alo largo de Culture and equality (2001), Barry ataca las POSCionEl “_ » como Todd Gitlin, no comparten esas simpatías pero
“nueva izquierda”,afirm ando que ls defensor es de las ¡dentidad! b e Conider arían de izquierda-— sugiere que hay tan poco consenso
son “antiuniversalistas en su ofensiva” (5); que sus teorías “Mal K a Cuson s en la izquierda como entre autores como Will
con el esencialismo de la Contra Ilustración” (11), que la Pg""ºº) —
'lih…¡esn¡yf“l… Carens y Melissa Williams, que se describen como
multicultural produce “Comisar iosón Política" Gl
de Correcci lla
g 02125 deliberativos”.
'emóci el P La polarización& innecesaria
e a creada
creada
embargo, la amplia gama de autores que analiza —algunos de retóri Z
*tóricos de Barry les resta méritos v
a sus argumentos.
| 193
ONES DE LA CULTURA Los DILEMAS MULTICULTURALES
192 | LAS REIVINDICACI
¿A DENO (un…n…mx…x“
vistas de
ecuencias mpre
0 6); (4) las cons y el
Si no es la cultura, ¿cuál es el problema y cug] esla
el capítul ivas en las democraci: capitalistas
blema p; ara em
En muchos casos, no existe un pro para grupos cul-
¡¿djstrib ut
de co ndición protegida
jdades 3); y por
éase el capítulo
chas pnlitiws (v ci ocultu-
ión so
ntes de integrac
el trato igualitario para las minorias es sólo unp modelos cambia dental . Aun-
es
acias liberales occi
trario dentro de una secuencia continua enty re qalista en las democr nd ac io nes de Barry
de las recome
erdo con muchas cr eo qu e su deses-
ticas específicas,
alidad
encontrar ningún mérito el n la neutrali (317 aplementar P olí ismo demuestra una falta de consi-
Jtural
y del multicu bios que enfrentan
. ica ante el tipo de cam
sta desestimació = der
ría de Barry como en la de
culturalís[;Txíjíins;?cn
ijí;?;a?;ia u C_Onside U ciedades: Tanto en la teo re
E _SdPºs_'glº descart por analizar la relación ent
EA ERE E AN [nO cierta impaciencia cultura del entorno. a
Est
multicu]l[ eml¡. ad y la pol ipios politicos liberales y la a c\'mura en la política y
diferencia -de las que el las m“'º iTO del
vado- como si sólo reflejaraIndusºa'_¡';…ººfººes y displicente hacia el trabajo
aciedad liberales pro duc e una visión atrofiada de la de-
AA A Ea
aa si las elites fueg Y de l relación entre la acción legislativa y la lucha
E eee iculturales falsas para teoría de la democracia
a la
fica. Lo que hace única
la int era ccion entre los compromi-
iva es su visión de bási-
civiles y humanos
EElles con los derechos políticos,
;1¿ la población. Como no adhiero a las teorías dellad
(yu deb%d? proceso y las luchas políticas democrá ticas en la
aíígxíi;'g';;í';í; ::;:hteslmanipuladoras
lpo; uf‘;“ as masas lo.que quie d;lvú Qu¡sma desarrollar en profundidad las caracte-
Hn
eee reson;ndaq élas reivindicse tintivas de este modelo.

particular en esta épocat.


A lc-y largo de este libro he sugerido diversas razo!
ct:sos inversos de globalización, a través de los cuales DEM
g"l TOCRA ICIA 1
DELIBERATIVA Y LUCHAS
n\ldades inmigrantes del mundo no occidental sé establ PCULTURALISTAS
Estados democráticos liberales y se enfrentan a sus reivi X
ciones; -(2) las configuraciones geopolíticas después € Enlaa g ética del la autonomía es considerada un Wiprin-
discurso,
comunismo en 1989 en Europa Central y del Esté, Y en u cas,
requiere que. diseñea mos prácti de
) políti co 2 A
ali en los . acimor
dialeogos Yy esp al; esto
miento del nacion & 1997° a os públ i l en torno
ismo fuerze
como1996,unay Ben habib, ones Normativapúb licos en laA sociedad civi
comunistastass (vé(véanse Brubaker, , nuevo régime- n d €5 1 s
as controvertidas par a que todos los afec-
surgim ien to de de la Uni .6 Europea y un
ón q
gimiento
194 | LAS REIVINDICACIONES DE LA CULTURA ATIVA Y LOS DILEMAS MULTICULTURALES | 195
ELIBERATIV
u y pEMOCRACIA D
tados puedan participar. Es fund
amental para la iversal y reciprocidad igual%mria es{é“ en
que las prácticas colectivas
en las que participa ó
respeto1 uN com las prácticas no igualitarias y jerár-
verse como el resultado de nues
tros legítimos pro ó 0" enunidades de la India (hinds,
beración. Al contrario de privilegiar
la regulación i — dºy otras). Los modelos deliberativos igua-
cación legal como en el modelo
del liberalismo y q'Wna, budis!
arece ” an requerir la casi total- transformación dei
democracia deliberativa ampl
iaría el diálogo Político :
quºes des, podrían entonces ser justame nte acusados
la esfera pública civil. La sociedaccs
democracia deliberativa ja. Pero la ética del discurso no se presen-ta a si
que la esfera pública libre de — rama para cambiar prácticas e institucio-
la sociedad civil es el 4
cipal para la articulación, la
controversia y la resols _ anwgzgal.zado que nos permite medir la justicia
discursos normativos. 1 ‘:L:Zde;s las prácticas existentes v aspirara refi.)r.mar—
El modelo democritico deliberativo 5 cuando existe la voluntad democrática delos partlclvan—
es un mod
vía: en las disputas multicultura hacerlo. Debemos recordar que nos cmbarcar/nv(» en
les acepta la reg
intervención jurídica con métodos discursivas cuando se producen conflfc%os pollfxcos y
estatales dire
105, y a su vez considera que la cont
roversia y el diálé y cuando las certezas normativas cotidianas pierden
mativos en la esfera pública civil
son esenciales p g1za directriz. En estas circunstancias, nos embarcamos en
de gobierno democrático multicul
tural. No presupo discursivas con todos aquellos cuyos intereses
diálogos políticos y morales resultar an verse afectados por la norma en cuestión. En el caso
án en un conset
tivo, aunque se supone que, incluso cuando éste ABano, las normas controvertidas no son el monto de la
haya que recurrir a la ley para redefinir los Npor alimentos que le fue acordado, sino más bien (l)-l'ds
límites del
tencia, las sociedades en los que dich
os diálogos
icas unilaterales de poligamia y divorcio, que privilegian
m
les tienen lugar en la esfera pública arti
cularán un p Micamente al varón; (2) la expectativa de que una mujer
vista cívico y una perspectiva cívica de “mentali Enorciada pase a ser dependiente económicamente de sus
dad BMEeS Varones para su subsistencia; y (3) la convicción de
El proceso de “dar buenas razones en público”
no
minará la legitimidad de las normas que habrán de se Mienada puede hacerce para permitirle lograr su independen-
también acentuará las virtudes civiles de la ciudadanía …nb…amºs Preguntarnos si se podría seguir defendiendo
Crática al cultivar los hábitos mentales de razonamient [O en una situación de discurso hipotético, en el que
cambio públicos. ¡r:ng:l:l.l“s Cuyos intereses se ven -afeclados pan'iflpen
E
Daré un ejemplo de cómo puede funcionar ef'º *Incluidas, sobre todo, las mujeres de todas las eda-
2 quie
deliberativo en algunos de los casos discutidos m 165 se aplican dichas normas. Tendríamos que pre-
de Shah Bano y el del pañuelo islámico. A primera vistas h',pº' qué las Mujeres se colocarían a sí mismas en estas
. del discurs
" o seríam
lUl’les
de Subordinación, vulnerabilidad
parecer que la ética casi irrelevan teen € y peligro.
Shah Bano, ya que las normas de autonomía moral Y do el miedo al castigo, la coerción, el ostra
MULTICULTURALES | 197
196 | LAS REIVINDICACIONES DE LA CULTURA SRR DEL GERATIVA Y LOS DILEMAS
14 DEMOC
tradicional de su
¥ tflras sanciones punitivas que, presuponemos, slta claro que el tejido
drían en una situación de discurso, la razón més Es - jendo y que deberán encontrarse
da/n como respuesta las propias mujeres es que és; “ más equitativas
de volver a coserlo.
islámico: al parecer nos
c{on y su forma de vida. Sin embargo, la historiadz a el caso del pa! fiucióelon par adójica, en la que el
ejemplifica que la tradición está en transición, D y ente a una situa mía e
nismos tradicionales de imparcialidad y apoyo que francés intervien
e para d ictami más enautono
nar
r las
velaron por las mujeres (y los niños y niñas) de la g
ismo en Ja esfera
pública qu e lala queque p:
parec desea
el
o. ¿Pero cuá l es de hec ht?
ninas que usan el pañuel ersión
as? ¿Es un acto de subv
suficientemente enojada con su marido —un ab de las acciones de las niñ es
tural, o de adolescent
puede manipular las instituciones de los tribunal cia religiosa, de desafío cul ¿L as
ón y ser ¡mportam%s?v
favorv—, y es lo suficientemente inteligente como pas gen para llamar la atenci ón
ón miedo, por convicci o
un tribunal federal indio a fin de exigir un aumento montan esta representaci por ones pueden
de sustento económico. Sus familiares varones, yf o?
cisism No es difícil imaginar que sus acci
ciones. Las voces de las
son demasiado pobres o porque no desean aj fodos estos elementos y motiva
o ate. Aunque sí se
impiden recurrir a la justicia. No hay una mistica NO se escuchan en este acalorad deb
era pública fran-
ción en este caso: la pobreza, el poder y el interés p SdjO un discurso público genuino en la esf
ca mo-
nudo se combinan para producir la humillación deú ' na profunda indagación sobre la temáti de la de
l
tura —tal como
queintenta lúcharpor su dignidads ; [y la diferencia en una sociedad multicul
u-
Como resultado de este caso, la comunidad Gaspard y Khosrokhavar (1995)-, apenas si se esc
Aos punt os ta
de vis de las pr op ia s niñ as has ta que los
creyó necesario reformar la Ley de Matrimonio y
Grupos de mujeres, organismos gubernamentales realizaron sus entrevistas. Aunque las niñas en cues-
cionales de desarrollo participaron de este proceso:: N0 eran adultas y, a los ojos de la ley, todavía estaban bajo
partir de entonces la independencia económica del A de sus familias, es razonable suponer que a los 15 y 16
cs es.
comenzó a ser parte de la agenda en la India actual: drli::::;reslvonsnbl de sí mismas y de sus accion
chado, se habría entendido claramente que el
parada la comunidad musulmana para ser parte del ficado ñ
nacional actual sobre las mujeres, la pobreza ruraly a 0 relipi, del pañuelo estaba cambiando, pasando de ser un
sas formas de autoayuda que podían ofrecer bancos Y €
181050 a un a
— 10 de desafío cultural y creciente Politi.za—
as normas igualita-
sas, que permitirían romper el ciclo de dependencia E Fías del Sistema ¡:;Cº SNe f}\cran las propi niñas de
de las mujeres? (véase Nussbaum y Glover, 1995) HAE OSSructuras i'fº““vo francés lo que sacó a estas
de la comunidad musulmana se rehúsan a particiP:l BBl oee Patriacales de su hogar y las coloc ó en la esfra
didlogo nacional, ¿cómo pueden defender PUPESES Pesignifi ar el <esa, dándoles la capacidad para
la confianza y
posición con razones justas? No les servirá hacefElilS
uso T
del pañuelo islámico. En lugar de penalizar y
198 | LAS REIVINDICACIONES DE LA CULTURA
EMAS MULTICULTURALES | 199
BERATIVA A ¥ LOS DIL
criminalizar susS activi
dades, » ¿no
; ¿NC hubies
ies e sid
sj o máa
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de esammuniellas
dgl‘;e den c¡:enm defsus g accio A nes, alma y .o debea1 Pyend(‘r
3 eT
ano grada i m
€ Su es escolares, y fome;
retró s” a quien 1000 a
es utilizan lo que,
N i ¡midas y
juventud ssobre lo que ssignificya sen s e SO
j
-
o ser una prenda indicada por la reli-
1e de E e
g fra ser ciudadana¢
musulmán en una república ra vista, P’ y sus defensores, tanto en la comuni-i
- i
Tancesa laica? E jas niñas
voces de aquell i . Las proP ñas . a
0 en otros círculos, deben aprender a jus-
(ay e i
norm e que oooibí: inereses cran los migiiga
as que prohi silen
ici s fuerons bían usar
' ciadas,e pañuelo iglág B
——
- “razones
.
justas
justas en la esfera pública”. . Al
tas Di
condicione estoy sugiri endo aA r‘ N beto e Higual trato para
a sus ¢cre creenciasteligiosas, deben
g 5as,
piensan tratar las creencias de otros con difere
nte
deberían originarse en
procesos discursivos, La
Jes ¡y de hecho, cómo institucionalizarían la separncióp
la ley noestá en juego
en este ejemplo; más bien,
| ón y Estado dentro de la tradición lslarfnc-a. La posi-
Juego aquí es la legitimidad democrática
de una de jusulmana no deja de tener sus contradicciones. Los
mente válida, » aunqueaunque desde
_. mi
desde mi punto
" fundamentalistas islámicos han utilizado las fisuras de
de vista, i
InJusta. Hubiese sido más democrático ico y más j u eiaE en las sociedad
i eses democráticas
áticas liberales s para para pl pro-
autoridades i de la escuela no les impusi A
SUs propias causas y aumentar la politiza sación de sus $
usiers E I ni 3 Y , ME M y
tido de sus actos y que ellas hubi 4 le a.x;a i lores. En Turquia, los partidos religiosos islámicos como
participar públicamente en a inter
'as
aA
hubiesen
ibido Partido del Bienestar (Refah) y sus subsiguientes
tenit portu A " )
acciones. . Habria a cambiado esto la de s A0 aciones, como el Partido de la Virtud (Fazilet), han
o debería¿habe¡lo m… b… do :s,ml a de iTO 3 i
dolla constitución secular del país hasta sus últimos
reconsiderado
a la cláusula
I,m ]Í o l'ahve% 10, PE r S0 q sólo infiltra ndo los ministerios de Justicia y “ del
3
exhibir símbolos religioso
rel; it s quef abilitaba lan BSING también al sugerir en procesos electorales abier-
en forma “ to
Existe sulicient
sufici e evidenci
_ a en la literatur
m a sociológi y
MEdllos sobr. n subvertir
bk
ingenuos pretende í la , Consti A
4 .No podemos
tución i
en muchas otras partes del sic ñ q € estas luchas, ni tampoco podemos olvida:
están usando el ¡p W mul} u i 10 punto estas cuestiones trascienden el ejercicio
propia éma = w.‘f Y el chador para ocultaréa‘s’ “E MN de lalibertad de conciencia yY de culto, y se convier-
a ncipaci ición n (véase
f'd ón de la tradició (vé " en
N ersics políticas colectivas acerca de la naturaleza
religioso
18100 alal Estado
EdO s restringe
secular acCionEs e N d d
la capacida gelia, + a, como: sucede actualm
º.ylº Soberaní
e ente en Turquía
y
r Es paraa reinscrib
reinscribiir el sentido
A de sus ropias ¢ acciool o Wiien,. Mentos POr
e; ejemplo. . Mi apuesta
"
pascaliana frente a estos
0 a
cal mente, I las vuelve a encerrar dentro de los muros s de $ que integración democrática en la esfera
POr medio desu prácticas electorales y otras prácticas
de los que tal vez estén int
entando escapar. _a — “ará a clarificar qué es lo que a
Asimismo, también debe haber un proceso de en verdad se está T ju-
por parte de las niñas musulmanas. La sociedad fraf aP£ e Inive Ipolitico con sus ; ones, mientras que su mar-
“Sión ys M Opresión sólo crearán mártires peligrosos.
200 1 LAS REIVINDICACIONES DE LA CULTURA
i
18 ATIVA Y 05 DILEMAS MULTICULTURALES | 201
u J pEMOCRACIAPE
Quisiera recalcar el carácter
único del nfoq
rivados y los P blicas. La cultura es política; Barry
del modelo democr: ue q los públicos, entre las relaciones privadas
o deliberativo, Vo
litarismo liberal de Bria lv ie nd o s
n Barry. En cierto Moment
o, B] onsabilidades Pt
tica el trabajo de Iris Yo
ung y Nancy Fraser PO e existe un “punto de partida” deg una . cultura
politica y también ma r pro, jere suponer 1 ciedad liberal, en tanto las teóricas feminis
la sociología (2001: 27
6) . No
en u! na
olítica socieda
claro qué modelo so 5 jenen que gran parte del [unciunu.mienm de la
ciológico alternativ Pr
o opon
contraponer a la teor
ía de grupos de Young y sasnm;rrolla en un toma y daca político dentro de
redistribución y recono ;íjírsa está políticamente impregnada. MC
cimiento de Fraser Se
, a coj
se resiste demasiad a
o la interdepende S. el caso de este tórrido affaire, que hartó al públic
tura nc ia entre pol BN obreerposición al detalle desvergonzado,
. Aquí resulta de particul
ar relevancia la difereng
enfoque y los de Youn
g, Fr aser y el mío, que tom ó ;s;tlíibcratívo buscaría aquellos momen;os] del d;s;
procesos y movimien
tos culturales y sociológic 0 públicamente relevantes que pucdap tener al íg]uáya(;]]
para evaluar el multic os n for: Con el afíaire entre Mónica Lewinsky y Bill Clin
ulturalismo. Barry insist en
Y sus aliados no objetan en pr e imosalgo sobre la asimetría de las relaciones de poder en
incipio esta politi Z
cultura porque, record Asultos despachos del país. Los cuerpos legislativos predo-
emos, ‘ninguna práctica «
social debería ser excluida como mate emente masculinos incluyen a muchos hombres que
sión o expresión pública o
ria inadectiad a venes asistentes femeninas, quienes a su vez
de elección colectiva™ (2 010 ser ni inuce‘mcs ni rcnuen/tes abrindar f‘a;'ércst:ezujs
a Young, 1990: 120). No estoy totalmente
de acuerdo! PEO st conocimiento dlebena ARG “Pg"niefio -
mación de Young: creo que algunas prácticas y ae Ú 10n colectiva”? p¡-,cd¿ que sí, o puede que mo. Por Cma[e'r¡a
son materia adecuada para la acción colectiva.
Cultural y psicológico lunm)co?'no pol¡tflcn,ye-s TA
también pienso que todas las prácticas y activida
pueden convertirse en materia adecuada para la dís a de controversia y.¿lep,nc público. En 5 eccitol, sigl SR
Ción de la cultura; sug¡?mca la politización de afu e
expresion publicas. D
¿Qué ejemplos pertinentes pueden darse? Un ajf Le; Sexuales y la crítica de estas c?szuml)fea s:gtx:mar
— Scc.ra\]es.dt autonomía, justicia e igual trato. Si
entre un presidente
y su asistenteno es del dominio aé i rd:‘l(; el iguali tarismo > liberal,
liberal, no podemos m
la acción colectiva, si por acción colectiva nos referimo dela c ebate y el escrutinio público determinados ár
pretender
ción. Pero incluso en este ámbito, las acciones del Pl
E fºnci;:ríy cx'»n no Barry parece insinuar.
Clinton fueron llevadas a juicio sobre la base de q A tipo de;í _y 1 a )
cometió perjurio ante el fiscal especial. Barry discusio n públicas pueden conducir a
y yO ST en ee acció n colectiva; esto puede suceder si surge el
€n que existe un derecho fundamental a la privacidas aue determinadas formas de conducta y de
sociedad liberal; pero son las leyes de la propia SO jed — s
3 Pasibles de Acción, según las rela-
N
las que permiten Cuestion
L normas del Estado libe-
ar por dónde ses trazan los y Biskacion contra la violación marit
al, la violencia
202 | LAS REIVINDICACIONES DE LA CULTURA 1AD EMOCRACIA DELIBERATIVA Y LOS DILEMAS MULTICULTURALES | 203

doméstica, el maltrato infantil y el acoso sexual en el cul Jtural e intergrupal, y si los espacios para el diálogo son
desar
trabajo inter ione: 0-
rolló en muchos países en respuesta tarde o temprano estas tensiones interce
actividades de concientización de los grupo
a la militancia y —itarias entonces
mw‘mdos
encontrarán otras vías de escape. Como se des-
s de
existe contradicción alguna entre el trabajo culturalmujery es,
el po M . - -t mis'adélante, existen determinadas ins-
tico de los movimientos sociales: grupo É dcllrn- Áue lo‘ r;lejor es la separación de hecho de diversas
s y asociaciones de |y
sociedad civil, por un lado, y la ampliaci ‘mflas:];;qu través de la secesión politica. Entre las expe-
ón de la agenda
debate en las democracias liberales,
por el otro. Con mi E . dac Ja guerra fría multicultural; aseguradas por contro-
frecuencia, son los movimientos socia
les los que, mediante g los caldeados
:Z:_gya(e"y los
nñ;o';cs enfrentamientos que llevan a la sece-
compromisos casi si.empre tibif)s
actividades de oposición en defensa de las y mmldnérf
mujeres y las pej
nas homosexuales, discapacitadas y maltr jrritantes en la vida de ciudadanos y ciudadanas comunes den
atadas, amplían e
significado de derechos igualitarios y convierten tro de las democracias liberales. Es para ellos fiue los encuentros
lo que par
cían cuestiones meramente privadas en en la sociedad civil serán edificantes, y también Perturbadores.
cuestiones de intej
colectivo. El enfoque democrático deliberati Entre los teóricos actuales del multiculturalismo, algu'xrfos
vo se centra
esta interacción vital entre las instituciones
formales de pluralistas sostienen que ciertas diferencias culturales y religio-
democracias liberales, como las legislaturas,
los tribunales y sas son irreconciliables y no pueden acomodarse bajo una
burocracia, y los procesos no oficiales de la Túbrica constitucional uniforme, como intentan propugnar los
so iedad civil, tal
como se articulan en los medios de comunicación igualitaristas liberales y los demócratas dehbcra.uvos. l.)e.be
y las asocia
ciones y movimientos sociales. aceptarse el pluralismo —dirán— no sólo en la socle-dad cwgl y
L
Una de las objeciones típicas al enfoque de doble via del mo> sus instituciones, sino también en la esfera pública oficial.
delo de la democracia liberal es el argument
o de que este mod Algunos pluralistas instan a reconocer la multiplicidad de
lo presupone, ingenuamente, que los compromi jurisdicciones que derivan de la experiencia de grupos nómos
sos entre 108"
distintos grupos de la sociedad civil generarán distintivos (Shachar); otros defienden la pluralización cultural
resultados “civiz
les” y mutuamente aceptables. De hecho, es muy frecuente que o lingjiistica de la esfera pública (Kymlicka, Parekh, Carens).
resulte en lo opuesto: sobre todo en sociedades muy polar
izadas
—en las que coexisten diferentes grupos lingii
isticos, étnicos Y
culturales— puede ser mejor mantener al
mínimo los encuen-
tros espontáneos entre estos grupos. Son muchos EL ENTRELAZAMIENTO DE JERARQUÍAS
los ejemplos
de la memoria reciente y lejana que apoyan esta DE PODER PLURALISTA
objeción. No -
obstante, esta objeción puede volverse en contra: si la hostili=
*
dad entre los diferentes grupos es demasiado inten
sa, la ley El argumento más interesante para reconciliar los derechos de
puede controlar el estallido de las hostilidades sólo
hasta cierto Mujeres, niños y niñas con los intereses multiculturalistas fue
punto. Si es imposible llegar a ningún tipo de entendimiento Presentado por Ayelet Shachar. Ella está muy consciente de lo
ICULTURALES | 207
206 | LAS REIVINDICACIONES DE LA CULTURA
E RATIVA Y LOS DILEMAS HULT

confun-
s institucionales no deberían
de educación obligatoria hasta los 16 años, tal cor tión : las com u?] idades
io normativo en cues
la Corte Suprema de los Estados Unidos en el higes derecho de privar a sus n?ño s y niña s {l?l
Wisconsin v. Yoder). O bien pueden crearse es torio de la humani-
privadas confesionales, o administradas por otro r 4 mi ulado y del logro civilizaE si tienen el dere-
— ar sus P’ ropias formas de vida;
nización comunitaria; no recibirían subsidios es de sus formas de
lea su descendencia las bases
eso comprometería la neutralidad del Estado libe:
E tido con el
ormas de conocimiento comparradi
sólo estarían subsidiadas sobre la base de un pring cont cciones,
— . nidad. Es obvio que habrá
de ser aplicado a todas las escuelas. Por ejemple eña s, pero es parte
nza
confesionales o parroquiales podrían recibir pr É 'hum:emione entre estas ens
lidiar con dichas contra-
DC‘:‘nz’ia humana aprender a
apoyo gubernamental para los niños y niñas dl patible con la
y tensiones. El oscurantismo no es com
quienes tengan discapacidades de aprendizaje, o g moral y política. En muchos casos,
puede que sea
prometería la neutralidad del Estado. Se les podríag que las comu-
ficil implementar estas políticas y hacer
ces a estas escuelas privadas que siguieran un pl el hecho de
involucradas las acepten, pero sólo por
uniforme en determinadas áreas temáticas obligate & eS correcto no es factible, ello no deja de ser correcto.
ciencia, matemática, historia e instrucción en el idií
de mis principales objeciones a la posición pluralista es
mas oficiales del país, provincia o Estado en cuestió Ne traza una distinción clara entre lo normativamente
escuela privada musulmana en Barcelona podría of Y lo institucionalmente factible y que, con mucha fre-
ción no sólo en arábigo, sino también en catalán y la prudencia moral y la perspicacia política se confun-
que el catalán es el idioma oficial en Barcelona, pe s reivindicaciones por la justicia. La justicia cierta-
llano se emplea en todas las negociaciones Pl Mplica “ecuanimidad”, como sostiene Joe Carens en su
gobierno central español y en los medios de comU Elibro sobre el multiculturalismo (2001). Pero la justi-
Sería posible que el Estado liberal fuese aun masi 2 E meramente ecuanimidad, ya que las reivindicaciones
al definir formas escolares permisibl ire Jsticia aspiran a la imparcialidad, para representar lo
abstuviera de dictaminar los requisitos curria q "_'ºjºr para todos aquellos que son considerados seres
lugar, con la apli n de pruebas estandarizadas Y € "eualmente valiosos”. Estas reivindicaciones pueden
finales, las autoridades públicas pueden asegurars UN conflicto. Si no queremos que la ecuanimidad se
ten ciertos aspectos comunes en los planes de estudl ( U0 especie de casuística moral, debe ser capaz de
. a
temáticas cruciales están tratadas con un nivel d M— Mturaleza contextualmente específic de muchas
E
Ones i
demostrable. En el estado de Nueva York los € , s. No
,? Políticas, también respecto de los principio
otorgados por el Consejo Escolar; Alemania cue{l" 0 1SCapaconfundir lo que Kant llamaría “ingenio ” (Klug-
bitur; Israel exige el Bagrut. Puede haber una coNSEEg m
Pacidad de actuar con tacto y comprensión estraté-
#
5 1 & y U 108
ción de diseños y rediseños institucionales en es
208 1 LAS REIVINDICACIONES DE LA CULTU
RA
DELIBERATIV A Y LOS DILEMAS MULTICULTURALES | 209
1A
i DENOCEA
gica en cuestiones morales Y
políticas, con las a
en prin cipios. La buena política
siempre requeri ragrupal es como precondición , necesa-
;
s n conte E s …¿[lenudadcs grupales, o renuncian a sus
de talento estratégico—y no sólo a los efectos de
lag
i d
retener 5l s como el precio a pagar por la prote-ccmn h
multicultural, pero
este talento 110 puede daes grup? eh s básicos” (405). Una solución posible a
<on argumento ni depe r
y justificación principistas
Las observaciones de Ayel
EN este 4 NE 0505 e crear jerarquías jurisdiccionales
cial en cuestiones educativa
et Shachar no se en
s, sino en el derecho M in oo posce la! mtoridad de san:-
razón, señala que d“í?legwl y de resolver una disputa legal deter
mi-
4 dispon ibles:
4 val…::as opciones institucionales
tradicionalmente, diversas comi
unidades reliy
nales) han utilizado la regula Nemporal. La jurisdicción puede estar dividida entre las
ción del matrimo
cio de la misma forma que del Estado y del grupo nómoi en distintas elapés
los estados moder
zado el derecho ciudadano . El matrimonio puede estar sancionado por la- reli-
: para delinear con cl 1
está adentro y quién está afuera del ero el divorcio y la separación sólo permitidos mediante
colectiy las autoridades estatales.
familiar cumple esta función dem
arcativa al
legi timos en el plano legal sólo det
erminado tip el sistema dual. Las partes retienen la opción de recu-
monio y de reproducción sexu ?
al, en tanto rotu las autoridades seculares o religiosas para otorgar
demás como ilegítimos (2000:
394). ¥ la separacion. Una vez que una de las partes haya
do una demanda de divorcio civil -Shachar se centra en
La convivencia multiculturalista en este
ámbito, de las mujeres judías practicantes, incluidas las hasídi-
asignación de poderes jurisdiccionales
sobre el mi EE parte debe aceptar eliminando todas las barreras
el divorcio a los diversos grupos nómoi,
puede 1f Mueimpiden volver a casarse. Pero aunque el sistema
carga desproporcionada sobre las
mujeres. Las SER Muy apropiado para resolver los casos de
ginales de Shachar están dirigidas a resol opre-
ver esto S
La autora sostiene que una serie de enfoques ETal mo brinda un incentivo para que los distintos
redi FEN Sus normas discriminatorias
la paradoja de la vulnerabilidad mult internas.
icultural, com
de la opción de ciudadanía reuniversali e de ad
zada, 010 deu g, º"'“_'"“º"6 conjunta, Las personasp Pº“º
nomina “el argumento de costos
inevitables? de U
t“ººdcena4
multiculturalista fuerte (405 y s5.), “requiere ae ación, |, qse’yfadd‘e""ddd comrqla
d. Por ejempá); FT¡H,L c} aporte de diverC…_Z ?S ílsPecd(
sas l-fm;tcsm]es;sa…s&
otros miembros del grupo en riesgo potencial @
Entre sus derechos como ciudadanas y ciud adanoSE
— fdves de ¡rxhu¡nalgs ml.] flcu s ; ;i a
tidades grup al
O es
aceptan
. la violación de sus derel e, , 61UDOS pueden interactuar ent Ae
“ Y negociar las soluciones a diversas dispu
212 | LAS REIVINDICACIONES DE LA CULTURA DELIDERATIVA Y LOS DILEMAS MULTICULTURALES | 213
(1 DELIBE
A penocRAC

pueden ser administrados por distintos gr 4 ! stas propuestas institucionales tan creativas
estas
Brupos nón Jigro de e
proceso jurídico á
del carácter
se especifica la capacidad de los principios conse BO gencia a r! c¿gumdar al
para prevalecer por sobre otro tipo de nºrmat¡…“ q mn-mpyevmh Je del diálogo politico y cultural. Como
s es,
posible que no estemos resolviendo la paradoja e É ;L Jos argum! entos de Brian Barry analizado ant
s -
bilidad multicultural, sino simplemente permiti uestas de Sha char también se le otorgan cierto pri
culación sin solución en todo el sistema, B icos expensas del político y culturl Labús-
La extensa definición de grupos nómoi que d y “da de acuerdos multiculturales puede resultar en un tipo d.e
principio de su argumento plantea serios problen E mmulticultural puede haber paz aunque no reconci-
refeudalización de la ley. Sus propuestas funcionag puede haber negociación pero no comprensión mutua;
los grupos nómoi concentrados territorialment hiber impasses y empates, que son menos el resultado
Druze en Israel, los pueblos originarios en EdlO por las posiciones de los otros, que del miedo a los
genes de Australia y los grupos indígenas en 8 Bs poco probable que en las sociedades democráticas
Incluso en esos casos, no deberíamos confiar dem jalguna vezla politica pueda resolverse más allá de estas
posibilidad de reconciliar los derechos de muje Mías; el poder es ubicuo y lo seguirá siendo. Es precisa-
niñas con los intereses de la autonomía cultural. iporque el multiculturalismo, en tantas de sus manifesta-
Resulta interesante que el grupo que Shachar 8 desafía los presupuestos básicos de las democracias libe-
mayor detalle —los hassidim— no constituyen un precisa liberar su potencial conflictivo y explosivo en
rial. Más bien, los hassidim y los haredim ( @ civil pública a través del diálogo, la controversia y el
israelitas deben su estatus privilegiado dentro dee daca de ciudadanos y ciudadanas comunes. La cultura
en parte, al hecho de que Israel no practica unas 18 1as valoraciones culturales están profundamente liga-
entre Estado y religión. En Israel no existe un del BUEStras interpretaciones de nuestras necesidades, nues-
MORES de la buena vida y nuestros sueños para el futuro.
secular sobre el divorcio y el matrimonio, y laspa
yentes y no practicantes deben someterse a la E SS valoraciones tienen una raíz tan profunda, como
rituales de matrimonio y divorcio de los judíos 9 0S Y ciudadanas de sistemas democráticos liberales
este punto, la paradoja de la vulnerabilidad multie min E :ñ;líndg a vivir con lo que Michael Walzer ha deno-
afecta a las sectas religiosas judías sino más bien a2l i eralismo y el arte de la separación” (1984). Como
religiosos y no practicantes. La opción de matrimotss :S:í Preciso saber cuándo se llega al límite de nuestra
cio secular para todas las confesiones y 85UPOS S ¡—dzd Obstante, tenemos que aprender a vivir con la
derecho fundamental de autonomía ¡ndívidtnlal en
@ de elo OO cuyas formas de ser pueden ser muy ame-
- Para nuestr: a forma de ser. ¿De qué otra forma se
moderno; las necesidades de los grupos 1ot no del Ograr el ay
Prendizaje politico, excepto a través de estos
rizarse a expensas de la violación de este derecho a “Atros en | A sociedad civil? De lo contrario, el multicultu-
ría judía.
214 | LAS REIVINDICACIONES DE LA CULTURA
(1A DELIBERA VA Y LOS DILEMAS MULTICULTURALES | 215
e !
ralismo puede convertirse tan sólo
el N
dar la balcanización de comunidad una reg etap scurso de las corporaciones bajo la
uede estararlo el di de “dinero blando” ya.
(véase Sunstein,¡
entre sí.* El peligro de esta situación eseSqueY cosmoyigr
tan pro, s
¡puciones
qa de con'r ibuci ur
q ok ). Sólo comprendemos los límites fundamen "
ronan las estructuras autoritarias que gobiersn ! de 97 7). S L indicaciones de derechos dentro de una
rente
- entre los grupos, asomarían: los odios et s | getodas s &0la . el asi a como la validez
ali de esaan reivindic
emradica.
religiosas, las venganzas culturales ¥ los ostracisn nwnslilu
cuando los nuevos grupos reivin-
cos. Ejemplos históricos de ellos serían la del contexto, " -
siyuacte —más alláTE cho del que inicialmente estaban excluidos. El
Central y del Este y los Balcanes después
de la 4 wdemgcrélica, así como el hermenéutico jurídico, se
imperios austro-húngaro y otomano, al finalide ! Cn el reposicionamie _ " u
nto y la rearticulación de rei-
Guerra Mundial, y del comunismo soviético, al fi
Cjones de derechos en las esferas públicas de las demo-
hecho, a veces es preciso una guerra fría para des
S liberales. A veces la ley guía este proceso, por el he_d“’
étnico; pero tal como lo ha demostrado el fin de la Gy
a reforma jurídica puede ir por delante de la concien-
sin un espacio público civil de comprensión y enfr
pular y puede crear conciencia popular en torno de la
multicultural, de resignificación y de re-narración,
ución. La ley también puede quedar detrás de la con-
haber futuro para un sistema de gobierno democráti
i popular y tal vez sea preciso empujarla para ajustarse
posición mental para una ciudadanía demos
Enuna democracia liberal multicultural vibrante, las
brinda el marco dentro del que se realiza el trab
as jurídicas no deberían reprimir el-conflicto cultural
y la política. Las leyes, como sabían los antiguos, $ 60, ni el aprendizaje a través del conflicto. Son los pro-
de la ciudad, pero el arte y las pasiones de la política. dadanos y ciudadanas democráticos, y no sólo los jue-
cabo dentro de esos muros (véase Arendt [1958)y
egisladores, los que deben aprender el arte de la separa-
mucha frecuencia la política lleva a la caída de estasl Biobando los límites de su consenso aparentemente
al menosa la garantía de su permeabilidad (véasei
Por lo tanto, hay una dialéctica entre los imperí i
eo
Encia multicultural pluralista en la esfera jurídica
titucionales y la política real del liberalismo polítie tene, T eN cuenta los siguientes principios:
rechos y otros principios sobre los que yace el Est la
Crático liberal ~como el imperio de la ley, la sepat N Procidad ; 'Sualitaria. Los miembros de minorías cultu-
poderes, el recurso de inconstitucionalidad—debend m Teligiosa
rearticularse periódicamente en la esfera pública Mgrado S, linguístic y otras no dehfen tener d/erech()
y enriquecer su sentido original. Es sólo mediante el Wtura e:‘cn‘" de derechos civiles, políticos, econémicos
len > que los miembros de la mayoría, en virtud de su
derecho a la libertad de expresión, estipulada ef :
3 dfm a dicha minoría,
Enmienda, que aprendemos por qué o cómo la d B- Pción voluntaria, Una persona no debe ser auto-
bandera puede no estar protegid, a por esa enmil ienda, y Mente signada
a un grupo cultural, religioso o lin
216 | LAS REIVAINDICACIONES DE LA CULTUR
A
LA DEMOCRACIA DELIBERATIVA Y LOS DILEMAS MULTICULTURALES | 217

gliistico era virtud de su nacimiento,


La pertenencia g
de un indiswiduo debe permitir la form
a más amplia de q acue! rdos de convivencia para los casamientos intergrupales
toadscripción y autoidentificación; y sus descendientes.
habrá muchos casog
los que la <autoidentificación será
materia de controye
pero el Estzado no debería simpleme ormas amplían los principios del respeto universal y
nte otorgar el deredl
de definir w controlar la pertenen — cidad
Ja reciprocid igual taria, ,q que son cruci
ad iguali ; ales R para la ética del
cia grupal a expensas de
propia persona. Es deseable que discurso. Mient as que la norm a a (fc(?¡ ¡ñrf)c ¡ ;K ¡gu T.
en algún momento del
vida adultas, las personas sean cons especifica aun más lo que estos principios ¡'mp_¡?ar_mn en] E
ultadas para saber siace
tan continusar perteneciendo a sus democracia deliberativa, las nurm'- b Fautoadsgynpu n volu
comunidades de ori;
e. Libertad de salida y asociación. taria) y c (libertad de salida y asociación) &lll:lp.llan el concepto
La libertad de la persona p;
salir del gruspo de ad: de personas, como seres capaces de autodefinirse y alulmnler—
ripción debe ser irrestricta,
aungi
salida puedie ir acompañada de la pretarse, cuyas acciones y obras se constituyen a través d-e rt.h
pérdida de determina
tipo de privilegios formales e info tos culturalmente informados. El derecho a la autoadscripción
rmales. El ostracismo y
exclusión siocial son los precios info voluntaria, así como el de salida y asociación derivan de esta
rmales de la exclusión
la pérdida de derechos sobre la tierr visión del individuo como un ser capaz de interpretarse a sí
a y algunos benefici mismo. Rawls lo definiría como nuestra capacidad para ser la
sociales serían los costos formales.
Con respecto a estos últ
mos, el Estado democrático liber fuente de las reivindicaciones de autovalidación; en el lenguaje
al tiene el derecho de int
venir y regualar los costos de salida de Habermas, esto se referiría a nuestra capacidad de “libertad
de acuerdo con los p comunicativa”, es decir, la aceptación o rechazo de un acto de
cipios de la igualdad ciudadana.s
Este tipo de situacio: habla comunicativo que otros nos otorgan, y de las reivindica-
involucran reivindicaciones controve
rtidas entre las partesy ciones de validez que de ello deriva. La posibilidad de concre-
debe haber ciertos procedimient
os de adjudicación y de
visión para resolverlas. Más aun, no debe tizar aun más estas normas por medio de prácticas institucio-
rechazarse el dese Nales, y su encarnación en prácticas sociales, está sujeta a la
de las personas de continuar siendo
miembros del grupi deliberación y a acuerdos democráticos entre los participantes.
incluso si sa1 casamiento es exogámic
o; deben encontrars La inquietud de que el enfoque de la democracia delibera-
tiva no toma lo suficientemente en serio la presencia de con-
6 Me refiero al caso tan discutido de Santa Clara
Pueblo v. Martínez. Esta
flictos etnoculturales inextricables en la sociedad no es sólo
sentencia defendió una ordenanza de Privativa de los pluralistas, sino también de algunos demócra-
miembro a los Bijos € hjas de hombres Santa Clara que otorgaba el estatus de
que se habían casado con mujered las deliberativos. La mayoría de las teorías de democracia deli-
que no eran de la tribu, en tanto que excluí
en la misma situsación.A los descendientes ade a Julia
los hijos e hijas de las mujeres
Martínez, una mujer
Crativa parecen proceder sobre la base del presupuesto de una
Pueblo que se había casado con un hombr
título de su vivienda pública administrad: e'a pornavajo , se les impidió obtenerel & forma de gobierno unitaria. ¿Puede la democracia deliberativa
los pueblo
(Santa Clara Conciliar conflictos etnoculturales y nacionalistas profunda-
Pueblo v. Martirsez 98 US 1670 [1978]).
Mente arraigados?
218 1 LAS RENVINDICACIONES DE (A CULTURA
Ly DEMOCRACIA DELIBERATIVA Y LoS DILE
NAS MULTICULTURALES | 219

DEMOCRACIA DELIBERAT
IVA, AUTODETERMINACI
Y MULTICULTURALISMO ÓN los ivos de un modelo d)c con-
sesgos cognitivos y afectivos !
_- ͺn… bativo; y las preocupaciones i politicas
ític e ins
institucio-
Jorge M. Valadez sintetiza
las inquietudes de los demó,
— “ i í
s
pales en torno de los lí l í
mites m i t e s de
de l ala p política
ha
deliberativa.
a .

deliberativos que tambié


n están comprometido
multiculturalista: s con la cay erativa
Sesgos € ognitivosy afectivos ti craci delibera:
de la democracia ,
.
lv,de»m(u OX acia deliberativa
d T resulta atractiva
result; i para mucho pl por-
ra muchos
Las diferencias en las Cos f
¡.vqle tAt'l a de los modelos
a diferencia nodel egitimi
de legitimidad emocrática
demo é
movisiones o los desacuerd
torno de las necesi os | '
- fanto ! iva como d intereses
d agregativa como de intereses grupales, restaura
s un sentido
dades e intereses entre los
grupos cult m erativa entre
entre ciudadanos y
pueden ser tan profundas
, que las desventajas delaJa democracia a como empresa cooperativa ciud;
de las ming - u ciudadanasEs considerados como seres s morales
morales iguales
igu y libres.
Culturales para inducir
la <ooperación social y —cl
tivos políticos pueden seg log rar sus o e
uir siendo muy grandes.
Plo, cuando la animosida Por eje n Las decisiones colectivas —afirma Valadez— J no se pro ducen
Es
d entre grupos culturale
s es
- á _
cuando las disputas en enorm 6lo sumando los deseos preexistentes de ciudadanos y ó
torno de los recursos lim
que los acuerdos sean difi ita dos hac dadanas;
a as; por el con trario,
i los miembros
i s ded un sistema T de
ciles, o ¢ uando las difere
tivas y afectivas entre los 8ru ncias cogni obierno
i intentan
i a in D e lasla opinios
i fluiri sobre "Pí nes de E unos y
pos s on insalvables, ni siqu
igualación de los recursos ieral Ítmq involucrándose en un diálogo público en el q P
epistémicos y de sus capaci
uso efectivo, la igualdad dades d lizan y critican, de manera cortés y civilizada, las pu;¡ ;
de Tecursos motivadores,
multicultural o las reformas la edu cación de cada uno en ; tanto explican
i sus razones s para justifica
justificar su
en los foros
Cos son suficientes para propias opiniones (2001: 5).
crear un entorng
las propuestas de |
con justicia, El énfasis del modelo de la democracia deliberativa en la mcll::
sividad democrática lo torna particularmente atractivo en re…
ción con los intereses de las minorías exclu-¡das,jla íeal q&ecul-
Orígenes de la exclusion sean de género, ému-;os,) raclta:j;mé:’
obviamente están más dispuestos a adoptar los
valores y Wurales, lingilísticos, religiosos o de prefcre‘ucm 5L-xu_? u dN
prácticas institucionales las
de la mayorfa y a consid
parte de una comunidad polí era rse com democracia deliberativa promete no sólo su incl EISIÍ—¡CIM¡¿
tica común (2001: 101). También la potenciación de su papel, puesto qf.le Ia:zlsonmn E
Valadez expresa una cantid de que la legitimidad democrática puede lograre $ ra
ad de inquietudes compartid Acuerdo de todas las personas involucradas aseguldf N
Otros teóricos delibe as por
rativos com
Young (2000) y Melissa Williams o (199Jam8),es Bohman (1996), Tris N el contexto normativo— que no se a('-lnplen m)r;n¡?a nfi.;ed¡esw

diré en dos grandes conjuntos: las inquietudes que divi-- Pugnen acuerdos institucionales sacrificando a los má
inquietudes epistémicas en Ventajados y disconformes.
220 | LAS REIVINDICACIONES DE LA CULTU
RA RALES 221
LIBER ATIVA Y LOS DILEMAS MULTICULTU
eMoCR ACIA DE
19
Estas condiciones
i i
normativas de inclusión 1 e razones >:esiitestádo
cq del acto de esgrimir está seng
aunque tornan atractiva
i la democracia deliberas 0 ya públic:
gblica esapasionadas
ñ A
del discurso”. ? Te Ter--
Ed 5
convierten en sospechosa. Tal como Sucede stractas y d
pormá:
modelo normativo, siempre se a condición
- dellegaraun “acuerdo razonado”, en par-
pueden señalar lag Habermas, eleva demasiado el
existentes de íncqu¡dad.jerarquía,
explotación en la versión de Júrgen
| te.
probar que “esto puede ser verd
ad En teoría perg n
del consenso, un requisito poco realista y excluyen
tica” (Kant [1793], 1994). La
respuesta a este an argu—l
entre norma y realidad es rabilidad. Con respecto a la primera serie dc'
simplemente decir en el
mundo todo fuese como deber siera recordar en este punto lo que aseveré
ía ser, tampoco
necesidad de crear modelos nor h la inconmensurabilidad fuerte, e insis-
mativos. El 2:::::08 :ll: inconmcnsurabilidad‘e.s una posición
modelo normativo no se corresponda con la ente, porque si dicha inconmensurabilidad de marcos
razón para desecharlo, ya que la
necesidad de la
surge precisamente porque los seres isiones existiera, no podríamos saberlo ya que no se-
humanos: eipaces de decir en qué consiste. Con mayor frecuencia
dad en la que viven con principi
os y promesas qu Se cree, como contemporáneos epistémicos, somos
esta realidad (véase Benhabib, 1986).
Así, la cue ites de que algunas de nuestras creencias pueden ser
€s: ¿nos permite un modelo normativ
o analizal ame ite excluyentes y contradictorias con las que sostie-
principios racionales de prácticas e insti
tucione 0s conciudadanos y conciudadanas. También se
tal modo que podamos utilizar estas recoi
ccio casi seguro sobre la falta de validez cognitiva de
les como directrices críticas para evaluar las
de de sus supuestos, aunque en la esfera pública de las
de hecho existen? Algunos demócratas deliberal
Clas liberales debemos aceptar el derecho igualitario
argumentar que el problema no es sólo la faltadé
Mltetlocutores que sostienen dichas creencias a ser respe-
dencia entre lo normativo y lo empírico, sino quel Moralmente. Me refiero a los casos controvertidos, como
algo profundamente errado en el modelo norm Plucionismo frente al creacionismo. Esta controversia
at
que sostienen este argumento por lo general se E Extremo |, 0s cánones establecidos de demostración y
sesgo cognitivo y afectivo muy arraigado, que ses
860N, científicas, aunque como contemporáneos episté-
el que silencia las voces de determinados tipos del p democra as liberales debemos aprender a convi-
en las deliberaciones democráticas. ope
y Tar en conse
Bociaciones jos escolares y en comités bibliotecarios
La acusación de sesgo epistémico asume diversas
mero, que el modelo de democracia deliberativa. d
puede en verdad conciliar sistemas de creenciasyES é
profundamente divergentes, incluso tal vez incol ME "Mos|, 0s intentos vehe mentes de Walter Lippmann para diferenciar
Segundo, que el énfasis que pone el modelo delibe las may, Orí€ asun de“simple gobierno de la mayoría”, y refutar la afirmación
mocr dticas pueden determinar las verdades de la
222 | LAS REIVINDICACIONES
DE (A CULTURA IRERATIVA Y LOS DILEMAS ULTICULTURALES | 223
MOCRA 1A DEL
180€
He utilizado la expresión conte;
Mporáneos eny - d entre diversos sistemas de creen-
el capítulo 2 para una explicación más detalla, yradicció n y exclusivida
contemporáneos epistémicos. Los sistemas
plicar a qué me refiero con ello: algunas fo y cluso ¿n¡“: agentes comunes no tienen el nivel de cohe-
miento se tornan disponibles sólo como resil 1 encia de 10 cidad de las cosmovisiones científicas. Los
experiencias !históricas y descubrimientos p a y siste! —
rantes polí íticos y morales no tienen mentes car-
logo democrático, la mayor
y parte del tiempo ¢ 0
horizonte epistémico. Los casos más difiilesaipid frecuen
Ncon!coniradicc
cia pueden no estar conscientes de sus
iones. Por ejemplo, las creencias sobre
- a
la deliberación democrática son aquellos que in s ‘mcder"a de los que profesan la religión de la Cien-
mas de vida social que coexisten en el mismo a contradicen los preceptos de la ciencia moderna.
que no pertenecen al mismo
horizonte tempor todo la ciencia moderna y
cia. Este es el caso por lo general ) ellos no rechazan del
cuando los abe logia, puesto que continúan usando la electricidad, lgs
pueblos nativos se enfrentan a sus colo
nizadore 8 óviles, el aire acondicionado y también el moderno sis-
res, usurpadores e imperialistas altamente teen bancario. La mayor parte del diálogo democrático no es
la actualidad no son los conquistadores, sing 1e8l [Oinconmensurable, sino sobre creencias divergentes y
del gobierno brasileño o mexicano, o las corporad Enles, y con frecuencia no sabemos cuán profundas
nacionales, los que despojan a las tribus del Am bdivergencias, o cuánto se superponen, hasta que nos
Yucatán de su forma de vida y las catapultan
105 en la conversación. Sin embargo, si la intensidad
futuro un par de siglos, en sólo unos poco añí Agmitud de la supuesta inconmensurabilidad sólo puede
No obstante, la mayoría de los debates y Ecerse mediante el diálogo deliberativo, ¿entonces qué
sociedades actuales no son los choques entre ing S fazones puede haber para desechar este diálogo como
lidades extremas, aunque habrá grados de in SN0l suficientemente imparcial antes de involucrar-
M ECluso los grupos y los individuos con creencias pro-
Mente divergcn¡e> se sienten motivados a practicar la
ciencia, la filosofía y la ética: “Cuando la mayoría ejercela
destruir la escuela pública, es posible quela minoría tenga Sión democrática, porque existe alguna convergencia
un tiempo ante esta fuerza, pero no existe razón alguna quel qu Tespecta
SSPECta a intereses materia: les y formas de vida
: com-
pork
aceptar el resultado. Porque los votos de la mayoría no tiel n deliberaciación
ón d democrátic
J a entre contemporáne á os
injerencia intrínseca sobre la dirección de una escuela. SOMMEERS B CNYAS accio ONES y actos se afectan entre
ser tomados en cuenta, como el clima o el peligro sí se asienta en
Escucla, la guía puede provenir en última instancia dede incendig
los edl T8encias BC UEctas de PR e b L que
cuestión de o que será enseñado como biología sólo n en n forma
f, -
1mperfecta. ¢
los biólogos. Los votos de la mayoría no deciden nada PuedelEaa
aqui¥®
do 3
derecho a ser respetados en absoluto. D óricos multiculturalistas y deliberativos se preo-
equivocada; no hay nada en el principioPuede estaren 100 T.
de la mayoría que lss 3 A Nconmens y
rabilidad, suponen que la causa prin-
correcto o equivocada” (Lippmann [1947], 1965: 1344 — —
tá en la posicionalidad social o en la pers-
=
Y LOS DILEMAS MULTICULTURALES | 225
TIVA
224 | LAS REIVINDICACIONES DE LA CULTURA L y DEMOCRACIA DELIBERA

encia nom existen y que,


as estr ucturas holísticas ded conciciencia
pectividad social. Se dice que la posicionalidad social creg estas estru social operan bajo
determinada perspectiva del mundo, que es incompatibj pro[’i"s defensores de la pos¡uonahdad
unitaria, ya que ¢ reducen= los deba--
asimétrica con el punto de vista de aquellos que jamá fice! ion de una conciencia
ficc
sobre sí !mismo y su
o humano
ocupado esta posición. Cuando indagamos un poco 5 C ontrovertidos de cada grup -
fácilmente delineable. De
qué consisten estas posiciones sociales, descubrimos la y a un relato coherente y
ural vuelve para rondar a
enumeración de grupos tan cara a la política identitaria manera irónica, el esencialismo cult n
que aquellos que sostiene
género, “raza”, clase, etnia, idioma, preferencia sexual y ot s criticos más vociferantes, ya
creaciones humanas también
La posicionalidad social, entonces, termina siendo mero | las culturas humanas son
as en las refracciones
cialismo, ya que se basa en reducir las estructuras de con 05 tienen que las personas están encerrad
Ambas afirmaciones
perspectivistas de sus posiciones sociales.
l- son falsas.
E ewencialismo cultural y el perspectivismo ónsociaentre
iaci “la com-
lidad social en torno a cómo definir estos grupos, y si de Valadez hace una importante diferenc
rensión a través
existen estas cosmovisiones características ideal-típicas, rensión a través de la traducción” y “la comp
amos a compref¡der
conciencia grupal que se les pueda atribuir* Creo que s e la familiarización”. Sostiene que lleg
por medio de
tro marco conceptual, u otra forma de vida, no
otro
8 Por ejemplo, Iris Young afirma: “Cada perspectiva social tiene un relato} n de los términos de uno a los términos del
Dona ld Davi dson y a Rich ard
sólo de su propia vida e historia, sino de cada una de las otras posicion una visión que él atribuye a
orty), sino de la familiarización:
de las historias que cuentan. Por lo tanto, los relatos muestran el cias —
conocimiento situado disponible al colectivo desde cada una de las de Heidegger no se refiere tan sólo a las masas de las democra está
aunque abreva en la fenomen ología,
perspectivas, y la combinación de relatos de distintas perspectivas prodi industriales. La obra de Iris Young, o y lo
sabiduría social colectiva que no es asequible a una posicion en partic libre de esta preocupación sobre cómo mediar entre lo empíric
que traduce los
(1996: 132). ; trascendental. Ella reifica “las posiciones sociales” puestoempíricos. Además,
Young hereda el concepto de “perspectiva social” de la fenomenología términos trascendentales de análisis en grupos sociales
particular, del último Sartre de la Crítica de la razón dialéctica ([1960)19 estos grupos sociales tienen un asombroso parecido con el electorado de la
Por lo general, el análisis fenomenológico se mueve en el nivel de la Política identitaria de las últimas décadas en las democracias capitalistas
explicación trascendental o casi trascendental de las condiciones de nues Occidentales, como las mujeres, las minorfas “raciales” y étnicas, los
mundo vital, y busca visibilizar aquellos supuestos sobre nosotros mism9 homosexuales y las lesbianas, los discapacitados, los judíos, los gitanos, etc.
los otros y nuestros mundos, que ya debemos haber concebido para podefí NO existe ninguna razón convincente para que el grupo vital fenomenológico
como
explicar nuestros mundos en términos reconocibles como “nuestro mungsa Se superponga, o sea idéntico, a los grupos sociales movil izados
ades y sutilezas de
Ya sea en la obra de Husserl, Heidegger, el último Wittgenstein o Sartrés Movimientos sociales. Para una discusión sobre las dificult
siempre hay un problema de mediación entre el nivel del análisis Construir grupos sociales, véase Schutz, 1982: 164-203. Tal como afirmé antes
(capítulo 1), esta confusión de niveles en la obrativade yYoung también
fenomenológico y los electorados empíricos de cualquier mundo vital _ su intento de sustituir la
histórico dado. La fenomenología no es igual a la sociología empírica. O3 aracteriza su crítica de la democracia delibera
juegos lingúísticos de Wittgenstein no se superponen con los atributos democracia deliberativa por una democraciab “comuni cativa”. Para más
intercambios con Iris Young, véase Benhabi (19964 y 19990)
empíricos de los grupos lingiísticos etnoculturales, así como el “Das
226 | LAS REIVINDICACIONES DE LA CULT
URA S MULTICULTURALES
LA DEMOCRACIA DELIBERATIVA Y LOS DILEMAS " | 227E

Es decir, entendemos los marcos


de referenc ia que son ya d . cionales privilegian determinada modalidad de fom-]¿l df
calmente diferentes a los nue
stros no al encontrar térming …C…p contextualizada y desapasionada (Young, 1996; Wi-
y reivindicaciones en nuestr
o marco que Se Correspon
isomórficamente a los der __ 0). Esto excluye, por ende, el habla de grupos como
términos y reivindic
otros. Más bien, aciones de lo - h»…; ]-a;mínoríns sexuales, lingiísticas y étnicas, Y. los
llegamos gradual mente a
liaridad cada vez mayor con lograr una fa — “r’x‘dnlwrios norteamericanos, cuyas formas discursivas
las formas en que ellos util PUEZIU: :sx Emás concretas y apasionadas, basadas en el relato
estas palabras en su idioma
, con el espectro de situ YTÍS fvlwddlidades de saludo. Esta postura comporta al menos
en las que las utilizan, con los tipos acion
sostienen, y así sucesivam
de reivindicaciones que res s problemy as. de ia p
ente (2001: 91).
; Primero, la democracia deliberativa no necesita basarse
Esta es una distinción útil, un modelo unitario de esfera pública. En el modelo hab(crm:)—
pero no debe exagerarse. La
ducción requiere famili riza tras siano de democracia deliberativa, que Cohen y :rXrax-(á 139de
cion, de la misma forma que
última requiere de la primer ésta Nancy Fraser (1992) y yo (1992 y 1996a) hemoe- seguido ilur
a. C Cuando intentamos com rrollando, la esfera publica no es un modelo unitario sino a
dera los demás en el tie pren=
mpo y e l espacio, comenzamo
ciendo, y, si somos buenos s tradu- ralista, que reconoce la variedad de instituciones, as()cl?fn -…;¡
intér] pretes e historiadores,
tas, etnógrafos y criticos literarios lo lingiis- y movimientos de la sociedad civil. Desde el purjlt'o '( e v)]mO
bastante imaginativos, sociológico, la esfera pública es vista como el entre —d¿d—…t o
termin amos famil iarizindonos con
otras tradi nes. Sin em- de múltiples formas de asociación y orgaizanonseD c‘uyll -
bargo, cuando somos con
tempordneos morales y
acciones e interacciones afec nuestra teracción se produce una conversación pública anónim =
tan las vidas de aquellos esfera pública descentrada consiste en redes y asociaciones =
vez ni siquiera con que tal
ocemos, entonces el ¡ mperativ
rizarnos Con sus formas de pensar o de familia- | madoras de opinión, y de organismos de toma de deílslc)l s
Y sus modos de vida se torna Mutuamente superpuestos. Dentro de estas rcd?s_ mú up: ‘v
crucial. El diálogo democrático
se lleva a cabo dentro del hori superpuestas de publicidad, pueden prosperar diferentes í ‘gm
zonte de la contemporaneidad
moral Y política, y de hecho Cas en el acto de esgrimir razones, saludar, narrar y contextu
gran parte del diálogo intercultu:
ral consiste en este proceso de - liza scurso. y
familiarización. Por eso concluyo y
que la primera objeción ala: ;re:u:t;o. creo que el supuesto de que los grupos'pºlmcjh):
democracia deliberati va, basada en la te: orfa de
rabilidad fuerte, es insostenible, la inconmensu- L Culturalmente desfavorecidos y marginados r‘epresen)tcm a
Contrario de la razón” es un ejemplo de exotismo. ¿Por ql]vL
Los sesgos en la naturaleza Públ 10 apuramos a suponer que la razón correspondá a la dvrfm:
ica del acto de esgrimir razones.
Con frecuenc ia se afirma que el foco en la pub Nación, en tanto el cuerpo corresponde a L¡ mmg…d,“¡“? y
Joros públicos de los modelo licidad y en los Promete algún tipo de liberación? sten (.inerenles trv.¡f …(i,-
s de democracia delibera Nes de estilo narrativo y de actos de esgnmn}ramncs»y con .0
bién crea un tiva tam-
prejuicio, ya que dichos espacios y
prácticas ins- historias entre los grupos humanos; pero haríamos bien en n
DILEMAS MULTICULTURALES | 229
228 | LAS REIVINDICACIONES DE LA CULTURA o+ DEMOCRACIA DELIBERATIVA Y LOS

todas aquellas címs¡í(mzs'y


imponer sobre estas diferencias binarismos metafísicos _lidad, con el objeto de incluir uxj
n sido excl
zón frente a cuerpo, imparcialidad frente a contextualid E ,rpm…ípantes que hasta entonces haya
rqrresmría el prcj m?iv_ de grx:
Tercero, creo que la fuerza de las objeciones a la naturaj s y rgp;inxxdos, y también :anr
— do tipo de estructuras x'm¡f¡tuu¿f
pública del acto de esgrimir razones proviene de la sigui aogiar únicamente determinado se
-131). Sin embargo, Williams
consideración: la publicidad implica el requisito normati …íg: razones y resultados (130 o-
a la posibilidad de que la dem
de que para que un principio, ley o curso de acción sea ace É í;m¡ escéptica en cuanto dam ent e los
de enfrenta r ade cua
table, debe serlo desde el punto de vista de todos los invg É ia deliberativa sea capaz
icos de los grupos, y su a'rgu-1
crados. La participación en el ámbito público impone la ol Z;c;fíos que le presentan los teór
que cumplen las razones y €
gación de invertir las perspectivas y estar preparados pí mento central se basa en el papel delibe-
procesos democráticos
pensar y razonar desde el punto de vista de los otros interesa acto de esgrimir razones en los
dos. Este requisito de imparcialidad es particularmente vincu rativos. Ella afirma:
lante para los cuerpos legislativos y deliberativos que deci
rentes sobvre las -cuestione%
acerca de las normas de acción coercitivas para todos los invo la atención en las perspectivas dife
diferencia sgc-ml, Elantee
lucrados. Melissa Williams (1998 y 2000) ha expresado políticas que siguen las líneas de la dF la
de “razonabilidad
objeciones a este principio regulador de la publicidad en muchas dudas sobre el estándar
o los ¡wartici¡?alxtes %leclde,n
serie de artículos. teoría deliberativa y sobre cóm
de la deliberación poli-
Williams comienza diciendo que “los demócratas deliberas qué cuenta como razón a los efectos los ‘gruios
de las m‘wnes de
tivos amplían la noción liberal de que el gobierno legítimo tica. [...] El reconocimiento
am{t’xdunus y ciudada-
basado en el consentimiento, argumentando que los términos marginados como razones para otros con-
éstos) es una cuestión altamente
nas (o aceptables para
de la cooperación social y política deberían ser producto del
intercambio razonado entre la ciudadanía. Para sostener la rel tingente (33-34, énfasis en el original).
vindicacion de legitimidad, sin embargo, los procesos de li
representa bien la lr-')g¡cav
democracia deliberativa deben incluir todas las perspecti fsta es una objeción importante, que
democracia deliberativa, y
sociales y políticas relevantes” (2000: 125). Williams agrega ql epistémica de los argumentos de la
sensible a lo que dekq;c suce-
ella “no está convencida de que sus defensores hayan analizado también es fenomenológicamente .
auvos sean exitosos
adecuadamente los desafíos que la diferencia social ~definida ™ der si queremos que los procesos delil?er
renciar entre la s_mmxu_
en torno a los ejes de género, raza, etnia, clase, sexualidad, etc- En respeuesta a esto, me gustaría dife
a públicas La sintaxis
presenta a la concepción deliberativa de la legitimidad” (125)= - y la semántica de las razones en la esfer
Williams hace una defensa muy puntillosa de la democracia
5 Michael Rabinder James distingue entre riteros formales y susanther .
deliberativa frente a las críticas de los teóricos de los derechos =
en la justificacion de las normas. “Sonlas éstos, entonces, ¡…d Te…::¿:… ale:
de una norma : norm as legítimas dcben EE _
grupales, señalando cómo el objetivo regulador de la democra= parala justificación las partes afectadas, media
cia deliberativa implicaría una reinterpretación de la im= 2 justificadas consensualmente por todas
232 | LAS REIVINDICACIONES DE LA CULTURA
LA DEMOCRAC DELIBERATIVA Y LOS DILEMAS MULTICULTURALES | 233
EMOCRACIA

vida humanas y de otros seres vivientes


para beneficio del Jación (véase Bohman, 1996), aún encontramos este tipo
made reras, las compañías de petróleo, 5 " ; « H
o de pescadores Y caz E
d‘afirmacioncs en si u trabajo más reciente: “En tanto las partes
dores. Estas declaraciones poseen la
estructura semántij ueden acordar un compromiso negociado por distintas razo-
razones públicas legitimas. De hecho,
tal como señala Will;
el consenso que resulta de la argumentación debe basarse
Cuando la erradicación de estructura ME ones ¡dénticas que sean capaces de convencer a las partes
s de inequidad inj
;;:z…o¡sma forma” (Habermas, 1996a: 344). , ‘
depende de afirmar el sentido social de
una práctica para
grupos marginados, la justicia de los Estas declaraciones provocan consternación en los comenta-
resultados de a delib
ración depende no sólo de que los participantes demu dores que lo defienden, como Bohman (1996) y Valadez (2001),
virtudes de apertura mental y respeto mutu
estf que están más convencidos que yo de la validez filosofica de la
o (como reman tesis de la inconmensurabilidad fuerte. Sin evfw'bargo, reconz—
la teoría deliberativa), sino también de que
posean la virty cen que también hay otra linea de argumentación en la obra de
de la empatía y que les brinden la ventaja
de esa empatía Habermas que puede compatibilizarse mejor con un e-nfuque
las reivindicaciones de los grupos marg
inados (2000: 138} . más pluralista de la creación del consenso. Por ejemplo,
Habermas sostiene que no podemos saber por udclamado-que
En otros trabajos he sostenido que el
concepto de “mentalid: razones serán consideradas públicas y cuáles serán no públicas.
ampliada” de Hannah Arendt puede
ser un término mejor qu Dado que la razón pública no está restringida úmc-ame-me ala
“empatía” para aprehender cómo se amplí
an nuestros horis formulación o el debate sobre imperativos constitucionales,
zontes cuando llegamos a ver la persp
ectiva de los demás en como en el esquema de Rawls, el toma y daca democrático
luchas politicas y morales, y a través de ellas
(véase Arend entre la ciudadanía común amplía nuestra visión de lo que
1961: 220-221; Benhabib, 1992: 89-121). Conc
luyo que esta obj Cuenta como razones publicas. A diferencia de Bohman y Vala-
ción, aunque muy importante, no vicia el
Pproyecto de la demos dez, me gustaría recalcar que aun cuando el cunlcnid:¿) ac/mán-
cracia deliberativa. tico de estas razones puede variar, su estructura sintáctica
Seguiría siendo la misma, es decir, que velan por los intereses
El objetivo inalcanzable del consenso por
medio de la deliberació de todos los afectados como seres morales libres y iguales. Creo
Desde sus más tempranas formulaciones en traba
jos como Crf que Habermas tiene razón al insistir sobre esta distinción y
sis de legitimacion en el capitalismo tardío (1975),
la versión de Que, incluso si aceptamos la pluralidad de las razones públicas,
Habermas de la democracia deliberativa y su
teoría del 10 es necesario que acordemos sobre la sintaxis normativa de la
de la legitimidad han sido acusadas de que el criterio discurso
consenso entre los participantes es dema
para el Justificación pública.
siado fuerte. Es ¡luso= Debemos hacer un minucioso análisi intáctico de la afir-
río esperar que “la fuerza del mejor argumento” siempre preva
lecerá y por las mismas razones, Aunque la
= S[ Mación de Habermas de “que el consenso que resulta de la
obra de Habermas Y rgumentación debe basarse en razones idénticas que sean
ha sufrido considerables modificaciones
desde esta temprana “apaces de convencer a las partes de la misma forma” (1996a:
234 1 LAS REIVINDICACIONES DE LA CULTURA
LA DEMOCRACIA DELIBERATIVA Y LOS DILEMAS MULTICULTURALES | 235

344). Al autor le preocupa que la validez de los


juicios norma. - No obstante, el discurso político y el discurso moral no son
tivos no sea reducida a razones especificas del agent
e, o relati_ ¡dénticos. El primero es un modo mixto en e-I (-1ue se-mezclan e
vas al agente. Arguye que dichas justificaciones puede
n danl interactúan tanto las reivindicaciones de justicia pasibles de ser
como resultado compromisos, aunque
no acuerdos morales, universalizadas y las razones estratégicas relauofmdas con los
Esto es muy cierto con respecto a determinado
tipo de reivin- grupos, como las consideraciones éticas cinunfcnptas u}ltuml—
dicaciones. No sólo podemos argumentar en
que las reivindicaciones morales, al contr
forma apropiada mente relacionadas con “nosotros Iz s comunidades”. Siempre
'
ario de las utilitarias -
Y las discrecionales, no pueden ser sólo existe una tensión en el discurso democrático entre %as diversas
específicas del agente líneas de argumentación y razonamiento normativos. En el
(acepto esta ley porque es buena para míy para
mi gente), sino siguiente capítulo, sostengo que la tensión entre las rc¡vm(%¡ca»
que también puede decirse que determinado
tipo de principios * ciones de derechos universales y las demandas de soberanía de
políticos no pueden justificarse únicamen
te sobre la base de - comunidades humanas concretas es constitutiva de la expe-
que son específicos del agente. Por ejemp
lo, supongamos que - riencia de los estados-nación modernos en los que habitan las
China y los Estados Unidos estén intentando
llegar a algún - democracias liberales.
consenso sobre el contenido de los derechos humanos básico
Los Estados
s. | No sólo existen tensiones en el discurso político entre los
Unidos pueden deci “aceptamos los derechos elementos constitutivos del razonamiento normativo y estraté-
humanos porque, desde nuestro punto
de vista, son la mejor gico, sino que las reivindicaciones y los argumentos pueden
forma de difundir nuestra forma de vida en el
mundo”. La variar su estatus normativo a partir de la deliberación demo-
delegación china podría argúir entonces que:
“aceptamos una crática, ya que las consideraciones éticas pueden convert-irse en
lista mínima de derechos humanos porque, desde nuestro: cuestiones de justicia universalizable. Un ejemplo muy intere-
punto de vista, nos permiten ganar credibilid
ad internacional sante de este desplazamiento es el del cambiante consenso
y acceder a los mercados internacionales”.
Así es precisamente internacional sobre los derechos de las mujeres. En tanto que la
como piensan, con mucha frecuencia, las deleg
aciones en las condición de las mujeres, niños y niñas era considerada hasta
negociaciones internacionales, Y es precisamen
te por eso que hace muy poco la columna vertebral de la especificidad ética de
aceptan ciertos arreglos normativos sobre bases
estratégicas. comunidades humanas diferentes, bajo la sola jurisdicción legal
Sin embargo, si creemos que los derechos huma
nos constitu- de las autoridades de estas comunidades, el discurso internacio-
yen la base moral para la democracia en cualq
uier parte del nal emergente sobre los derechos de las mujeres ha creado una
mundo, entonces debemos estar preparados
para defender su red discursiva transnacional entre las y los militantes, represen-
validez con razones que creemos pueden justif
icarse desde el tantes comunitarios, legisladores y trabajadores internacionales
punto de vista de todos los seres humanos. Así consi
derada, la por los derechos de las mujeres. El discurso sobre los dc.réchqs
tesis de Habermas de que 1 s normas moral
es que son resul- de las mujeres, los niños y niñas, ha pasado de ser una re¡v¡_ndxr
tado del consenso deben convencer a todas
y cada una de las cación ética “específica a nosotros” a una reivindicación univer-
partes por la misma razón, no parece tan poco plausible.
salista orientada hacia la justicia (Jaggar, 1999: 320 y ss.). Las
236 | LAS REIVINDICACIONES DE LA CULTURA LA DENOCRACIA DELIBERATIVA Y LOS DILEMAS MULTICULTURALES | 237

propuestas de Shachar sobre jerarquías jurisdiccionales entrela= adividades democrát deliberativas, que de hecho no se
r formas
zadas también se motivan en el reconocimiento de que los reducen tan sólo a los argumentos, sino a encontra
mutuamente aceptables de cooperar y continua r coexisti endo.
derechos de las mujeres, niños y niñas son reivindicaciones de
justicia universal que deben conciliarse de alguna manera en el sin embargo, sin dejar de reconocer la lógica empirica de los
marco de las particularidades jurídicas y culturales de grupog procesos de deliberación democrática y de creación de volun-
humanos diferentes. Aunque el requisito de Habermas de que- tad, no es necesario resignar el principio regulador de que la
el acuerdo alcanzado por medio del consenso debería conven= lógica de la justificación pública requiere imparcialidad, a tra-
cer a todas las partes basado en las mismas razones es una con=: vés de la cual se toman en cuenta los intereses de todos los afec-
dición demasiado exigente para juzgar los resultados de las (ados como seres morales y políticos iguales. Por lo tanto, con-
deliberaciones democráticas —que en su mayoría se basan en cluyo que la critica en cuestión —según la cual un marco de
formas mixtas de razonamiento moral, estratégica y éticamente democracia deliberativa basado en la ética del discurso con-
especificos—, este requisito todavía resulta útil para comprender tiene demasiados sesgos epistémicos y afectivos como para fun-
cómo difiere la lógica de las reivindicaciones de justicia univer= cionar imparcialmente dentro de contextos interculturales y
salizantes de la lógica de las reivindicaciones tanto estratégica transculturales— es exagerada y que estas cuestiones pueden
como éticamente especificas. Los discursos son procesos de - conciliarse sin resignar las premisas fundamentales del modelo.
aprendizaje moralesy políticos. 1 Además de la acusación del sesgo epistémico y afectivo que
Bohman propone que consideremos las deliberaciones pú- pesa sobre los modelos de democracia deliberativa, sus criticos
blicas como si implicaran “compromisos morales”. Los requi= sostienen que se basan en un marco político unitario y no pue-
sitos de moralidad y los del compromiso no precisan ser mu= den hacer honor ni a los arreglos culturales pluralistas para
tuamente excluyentes, como a veces lo sugiere Habermas. La - compartir el poder, ni a las demandas culturales y nacionalis-
deliberación pública, como señala Valadez acordando con
tas secesionistas. El siguiente capítulo analiza estos temas en un
estudio de caso de los problemas de inclusión, más que de se-
Bohman, “es, ante todo, una actividad social cooperativa que
apunta a resolver situaciones problemáticas concretas” (Vala= cesión. Sostengo que cuando analizamos las prácticas de ciu-
dadanía actuales y aún en desarrollo, podemos observar mejor
dez, 2001: 63). Bohman define el compromiso moral como una
tanto los costos morales como las contradicciones políticas de
situación en la que “las partes no modifican el marco de refe= -
rencia para alcanzar la unanimidad, aunque puede que lo la secesión dentro del sistema del moderno Estado-nación.
hagan cuando los conflictos no son tan profundos. Más biem
modifican sus interpretaciones contradictorias del marco para -
que cada una pueda reconocer los valores y estándares morales
de la otra como parte del mismo” (1996: 91). El compromiso
moral es una forma de aprendizaje moral, y concuerdo cof
Bohman y Valadez en que dichos procesos son cruciales para las

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