26/7/23, 08:34 Despido por necesidades de la empresa: una reforma en la línea equivocada

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Despido por necesidades de la empresa: una reforma en la

línea equivocada
"...La norma, como está planteada, aumentará aún más la conflictividad y litigación laboral, no solo porque hará
más atractivo litigar para el trabajador, sino también por cuanto la empresa podría verse inclinada a implementar
una supervigilancia más exhaustiva sobre los trabajadores para aplicar despidos de carácter disciplinario, teniendo
menor tolerancia con incumplimientos menores..."
Martes, 25 de julio de 2023 a las 12:21

Juan Ignacio Monge

En nuestro sistema laboral existe lo que se denomina la “estabilidad relativa en el

empleo”, lo que se traduce en que para poner término a un contrato de trabajo debe
invocarse una causa justa, cuyo catálogo está regulado en el Código del Trabajo. Se
trata de una situación intermedia entre el “libre despido” y la “inamovilidad en el
empleo”.

Una de las causales más recurrentes es la llamada “necesidades de la empresa”,

causal que tiene sus complejidades, por cuanto implica para el empleador tener
indemnizaciones que pueden verse incrementadas en caso de que el trabajador
demande, además de incurrir en costos de defensa judicial.

Es precisamente la existencia de indemnizaciones y sus posibles incrementos lo que

configura una verdadera piedra de tope, tanto para la salida del trabajador que no
está conforme con su trabajo como para el despido del trabajador cuyo desempeño no
es satisfactorio para la empresa o cuando razones económicas aconsejan reducir
costos.

Lo anterior, por cuanto para el trabajador la “indemnización por años de servicios” y el

“mes de aviso” constituyen una importante expectativa económica, pero a la cual solo
podrá acceder si es despedido. Esto produce que, en la práctica, personas que quieren dejar su trabajo, en vez de renunciar o
suscribir un mutuo acuerdo (no indemnizado), se “aguanten” o se vean tentadas a buscar situaciones para provocar el “autodespido”,
o acudan a licencias médicas para “estirar” los periodos indemnizables, aumentando la conflictividad y los litigios laborales.

Por su parte, también las empresas, ante la expectativa de tener que pagar indemnizaciones y recargos, se ven forzados a “aguantar”
el despido, porque no cuentan con la caja para abordar los pagos a que los obliga la ley.

Los tribunales de justicia han sido severos en la revisión de esta causal, por la vía de elevar el estándar de las necesidades invocadas
por la empresa prácticamente al caso fortuito o fuerza mayor, y, por otro lado, negando a los empleadores la posibilidad de descontar
lo aportado por la empresa al seguro de cesantía del trabajador, cuando el despido se considera injustificado. Así las cosas, la sanción
a la que se expone la empresa es tener que pagar el recargo del 30% de la indemnización por años de servicio que corresponde al
trabajador y, adicionalmente, no poder rebajar lo aportado al seguro.

Para colmo de males, una reciente moción parlamentaria pretende elevar las exigencias de esta causal agregando el carácter
“permanente” y “graves e irremediables” de las circunstancias invocadas por la empresa, añadiendo también que se trate de una
“causa ajena” y, además, la prohibición de contratar posteriormente a un trabajador en reemplazo de quien fue despedido. Asimismo,
plantea elevar a un 100% el recargo de la indemnización, además de la alternativa para el trabajador de pedir su reincorporación al
trabajo, con pago de remuneraciones y cotizaciones por el tiempo en que estuvo desvinculado.

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26/7/23, 08:34 Despido por necesidades de la empresa: una reforma en la línea equivocada
Nos parece que la moción comentada no va en la dirección correcta, tiene diversas complejidades y puede tener efectos sumamente
adversos para la empresa y para los trabajadores:

- Exigir que las necesidades de la empresa obedezcan a “imposibilidades permanentes” y la prohibición de reemplazo del trabajador
despedido implica restar competitividad a las empresas en escenarios altamente variables como los vividos recientemente.

- La propuesta evidentemente encarece aún más el despido, lo cual repercutirá en el empleo.

- La norma, como está planteada, aumentará aún más la conflictividad y litigación laboral, no solo porque hará más atractivo litigar
para el trabajador, sino también por cuanto la empresa podría verse inclinada a implementar una supervigilancia más exhaustiva sobre
los trabajadores para aplicar despidos de carácter disciplinario, teniendo menor tolerancia con incumplimientos menores. Debe
recordarse que el despido disciplinario no conlleva indemnizaciones para el trabajador y constituye una “mancha” en su currículum.

Asi la cosas, la propuesta parlamentaria no parece conversar adecuadamente con la realidad de los tiempos y el dinamismo de las
relaciones laborales.

Nos parece que sería mucho más sensato sincerar el tema, mediante el establecimiento de una forma de término de contrato que
pueda ser provocada por el trabajador o el empleador, asegurando al primero una porción de las indemnizaciones a las que tendría
derecho si fuera despedido, complementada con las que actualmente otorga el seguro de cesantía, de manera que permita al
trabajador asegurar por un tiempo su subsistencia mientras busca un nuevo trabajo.

* Juan Ignacio Monge Valdés es socio de Garnham Abogados.

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