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Reading Girls
CONTENIDO
NOTA ________________________________________________________________________ 3
DEDICATORIA ________________________________________________________________ 5
SINOPSIS ____________________________________________________________________ 6
PRÓLOGO ____________________________________________________________________ 8
CAPÍTULO 1 ________________________________________________________________ 10
CAPÍTULO 2 ________________________________________________________________ 22
CAPÍTULO 3 ________________________________________________________________ 31
CAPÍTULO 4 ________________________________________________________________ 40
CAPÍTULO 5 ________________________________________________________________ 47
CAPÍTULO 6 ________________________________________________________________ 58
CAPÍTULO 7 ________________________________________________________________ 68
CAPÍTULO 8 ________________________________________________________________ 78
CAPÍTULO 9 ________________________________________________________________ 86
CAPÍTULO 10 _______________________________________________________________ 96
CAPÍTULO 11 ______________________________________________________________ 103
CAPÍTULO 12 ______________________________________________________________ 113
CAPÍTULO 13 ______________________________________________________________ 122
CAPÍTULO 14 ______________________________________________________________ 131
CAPÍTULO 15 ______________________________________________________________ 140
CAPÍTULO 16 ______________________________________________________________ 148
CAPÍTULO 17 ______________________________________________________________ 160
CAPÍTULO 18 ______________________________________________________________ 168
CAPÍTULO 19 ______________________________________________________________ 176
CAPÍTULO 20 ______________________________________________________________ 183
CAPÍTULO 21 ______________________________________________________________ 187
CAPÍTULO 22 ______________________________________________________________ 194
CAPÍTULO 23 ______________________________________________________________ 201
EPÍLOGO __________________________________________________________________ 207
AGRADECIMIENTOS _______________________________________________________ 220
ACERCA DE KYLIE KENT __________________________________________________ 223
DEDICATORIA
Para mi hermana, Lynne-Maree, que me enseñó a luchar siempre por
lo que queremos en la vida y a no dejar nunca de alcanzar nuestros
sueños.
SINOPSIS
Reilly
Aprendí de la forma más dura y dolorosa que los HOMBRES no se
quedan, nunca. Incluso aquellos en los que más confías pueden
desaparecer en un abrir y cerrar de ojos. Es más fácil mantenerlos a
distancia. Me divierto con los hombres y luego me alejo.
He pasado los últimos cinco años de mi vida evitando cualquier
conexión emocional con los hombres. Y he tenido éxito. He
construido muros con mucha argamasa y los he puesto alrededor de
mi corazón.
Hasta que Bray Williamson irrumpió en mi vida con su cuerpo
tatuado perfectamente esculpido y sus fascinantes ojos verdes. Era
como ser tentada por el brownie de chocolate más delicioso, la
mezcla perfecta de áspero por fuera, suave y pegajoso por dentro. Se
abalanzó sobre mí con su maldita excavadora, destruyendo mis
muros cuidadosamente construidos, ladrillo a ladrillo, dejando tras
de sí un montón de escombros.
¿Sigo lo que quiere mi frágil corazón y caigo en la tentación?
¿Le doy la llave de mi CORAZÓN, sabiendo lo fácil que es aplastarlo? ¿O
debo seguir a mi cerebro y huir lejos, muy lejos de este hombre que
es un Dios?
Bray
Soy un LUCHADOR, no un amante. Soy implacable en la jaula, un
campeón invicto.
Siempre lucho por lo que quiero, y siempre gano sin importar
las probabilidades. Lo que quiero viene en forma de una hermosa
pelirroja luchadora e independiente.
Aún no acepta ser mía, pero estoy de acuerdo en discrepar con
ella, porque es mía. ¿Quiere correr? Está bien, correré más rápido.
¿Quiere esconderse? La cazaré y no pararé hasta encontrarla. Todo
el mundo en Sydney está a punto de enterarse de que la fusión de
Bray y Reilly está ocurriendo.
The Merge#2.
PRÓLOGO
Culpable. La palabra se repite en mi mente mientras el martillo
del juez resuena con fuerza en la sala. No puedo creer lo que oigo.
Culpable. La palabra se repite una y otra vez. Sé que el juez está
dictando sentencia, pero no puedo concentrarme en otra cosa que no
sea esa palabra.
Miro a mi hermana, Holly, mi gemela, mi otra mitad, y veo que
las lágrimas caen libremente por su rostro; sus manos tiemblan
ligeramente. Holly me mira a los ojos. No necesito palabras. Sé
exactamente lo que está pasando por su cabeza en este momento:
¿qué diablos vamos a hacer ahora? ¿Cómo vamos a sobrevivir a esto?
Holly está sentada al otro lado de mi madre, ambas agarramos
una de sus manos con las nuestras. Sabiendo que si la soltamos,
aunque sea un minuto, se derrumbará al suelo. Las lágrimas de mi
madre no son silenciosas. Estoy segura de que sus gritos se oyen en
toda la ciudad.
Mientras estoy aquí sentada, repitiendo la palabra una y otra
vez en mi cabeza, tengo que preguntarme cuánto puede aguantar
una mujer antes de romperse por completo. Mi madre es fuerte,
probablemente una de las mujeres más fuertes que conozco, pero
este último año, decir que ha sido duro es quedarse corto.
Mi hermano pequeño Dylan murió en un accidente de auto. Mi
madre volvía a casa después de un partido de fútbol cuando un
conductor borracho se desvió hacia su carril. Ella salió del accidente
con una pierna rota, pero mi hermano pequeño, que sólo tenía
quince años, murió en el acto. Haciendo la señal de la cruz, envío
una pequeña oración hacia arriba mientras pienso en mi hermano.
Nunca he sido una persona muy religiosa, cada oración que he
enviado al cielo estos últimos doce meses ha quedado sin respuesta y
un poco de mi fe ha disminuido junto a ellas.
Hubo un juicio, para el conductor ebrio, en el que salió libre.
Mató a mi hermano y se las arregló para no tener que cumplir
condena en una celda, a la que malditamente pertenecía. A mi padre
le destrozó saber que la persona que mató a su hijo estaba libre. No
era algo que podía soportar.
Mi padre decidió tomar cartas en el asunto. Un día siguió al
borracho hasta su casa y le disparó a quemarropa en la cabeza. Un
claro disparo mortal. No siento ningún remordimiento por el
borracho, tal vez debería. Tal vez soy una persona horrible al no
importarme que mi papá le quitara la vida a otro. Pero ese hijo de
puta mató a mi hermano y ha llevado a los acontecimientos de hoy.
A que mi familia esté aún más destrozada.
A mis diecisiete años, acabo de terminar el colegio y debería
estar celebrándolo y viviendo la vida al máximo antes de tener que
empezar la universidad el año que viene. Pero mientras sostengo el
cuerpo lloroso de mi madre e intento escuchar al juez, lo único que
puedo pensar es: ¿cómo voy a sobrevivir a esto? ¿Cómo van a
sobrevivir a esto mi madre y mi hermana?
Mi padre acaba de ser condenado por asesinato. Ha sido mi
roca toda la vida, y ahora tengo que averiguar cómo salir adelante
sin él, sin su apoyo y su guía, sin su amor inquebrantable.
El grito de mi madre me saca de mis pensamientos y veo cómo
cae al suelo arrastrando a Holly. Veo cómo se le rompe el corazón. Se
suponía que iban a envejecer juntos. Mi mamá y mi papá eran la
definición del alma gemela, del amor verdadero.
Mientras veo a mi madre desmoronarse, prometo que nunca
dejaré que un hombre tenga ese tipo de control sobre mí. Nunca
estaré tan unida a un hombre que mi vida se desmorone en el
momento en que ya no esté en ella. Y juro por todo lo sagrado que
nunca dejaré que me enamoren.
CAPÍTULO 1
Reilly
Siento como si estuviera en un horno. ¿Por qué hace tanto calor
aquí? Espera, ¿dónde es aquí? A medida que la niebla del sueño
desaparece de mi cerebro y estoy más alerta, me doy cuenta de que
no estoy en mi propia cama.
Mi sigiloso intento de zafarme del pesado brazo que me cubre la
cintura se detiene cuando ese brazo me aprieta con más fuerza,
tirando de mi espalda contra un pecho. Me quedo inmóvil, esperando
no despertar a quienquiera que sea el dueño del brazo.
Al mirar ese brazo, tan musculoso y tatuado, se me escapa un
gemido no muy silencioso. Los sucesos de anoche vuelven
lentamente a mi mente y sé a quién pertenece ese brazo. Y el cuerpo
que acompaña a ese brazo, se presenta en forma de un metro
ochenta con músculo sobre músculo. Sólo de pensar en lo que ese
cuerpo puede hacerle… y le hizo, al mío… me replanteo mi plan de
huida.
¿Qué daño puede hacer una ronda más en el heno? Un
momento glorioso más de fusión de nuestros cuerpos antes de que
me vaya y no vuelva a disfrutar de este cuerpo de pecado. Me
retuerzo, frotando el culo contra su entrepierna. Noto su dureza
mientras sigo retorciéndome contra él.
El brazo que me rodea se tensa y, de algún modo, aprieta aún
más mi cuerpo contra el suyo. Su voz rasposa murmura en mi oído,
haciendo que se me ponga la piel de gallina por todo el cuerpo.
—¿Sabes, nena? Si quieres que Junior salga a jugar, sólo tienes
que pedírselo. Estaría dispuesto a ser tuyo en cualquier momento.
Me doy la vuelta para mirarlo a la cara, tomo a su Junior en mi
mano y lo acaricio arriba y abajo lentamente.
—Mmm, creo que me gustaría jugar con Junior una vez más
antes de irme —le digo, agachando la cabeza, sin poder mirarlo a los
ojos.
No sé por qué, pero este hombre me pone muy nerviosa. Me
provoca mariposas… no mariposas… sino más bien una colmena de
abejas zumbando alrededor de mi estómago. Es desconcertante, y
por lo general estaría ya fuera por esa puerta antes de que pudiera
parpadear. Pero su Junior, sé lo que esa cosa puede hacer, y quiero
más de él. Sólo una vez más, me digo.
—Nena, si crees que voy a dejarte ir sólo con una vez más,
piénsalo otra vez. —Su voz es tan severa y seria que miro a esos ojos
que ya están clavados en mi rostro. Mierda, creo que lo dice en serio.
Justo cuando estoy a punto de refutar sus afirmaciones de que
puede retenerme, me interrumpen unos golpes en la puerta. Pero es
lo que gritan por toda la casa lo que me hiela el cuerpo y me hace
entrar en pánico.
—¡Policía, abran!
Más golpes y más peticiones para que abran. Bray maldice en
voz baja mientras salta de la cama y se pone rápidamente la ropa.
Me mira y me dice:
—Hagan lo que hagan, quédate aquí, no salgas de esta
habitación. Te quiero aquí en esta cama cuando arregle esta mierda.
Bueno, a la mierda. Salgo de mi aturdido y lujurioso cerebro y
me pongo lo primero que encuentro tirado en el suelo. Que resulta
ser la camiseta que llevaba anoche.
Mis ojos recorren el dormitorio, se posan en mi teléfono y,
tomándolo, me dirijo a la puerta. Justo cuando mi mano se posa en
el pomo, la mano de Bray se cierra alrededor de la mía, deteniendo
mi precipitada huida.
—Reilly, has perdido la maldita cabeza si piensas por un
minuto que te voy a dejar salir de aquí, sobre todo vestida así.
Sacando mi mano de abajo de la suya, me giro y empujo su
pecho… su maldito pecho duro como una roca. En lugar de pensar
en lo que podría hacer con ese pecho, dejo que la ira hierva en mi
interior, la frustración por haberme puesto en esta situación. Aún
recuerdo cuando llamaron y dijeron esas palabras a través de la
puerta de la casa de mi infancia, sólo que no buscaban a un chico
que acababa de conocer. No, buscaban a mi padre.
Puedo sentir cómo las lágrimas amenazan con escaparse de
mis ojos por los recuerdos, lo que sólo me enfurece más. No soy así
de vulnerable, no me permito ser esa chica vulnerable. Soy fuerte,
independiente y pienso seguir siéndolo.
Lo empujo más lejos de mí, lo que obviamente me permite
hacer porque, seamos realistas, no hay manera de que realmente
pudiera mover a este descomunal hombre.
—No, no me digas lo que puedo o no puedo hacer. Tú y yo, lo
pasamos muy bien anoche, pero eso es todo. Me voy, espero que
disfrutes de tu tiempo esposado —digo mientras retrocedo hacia la
puerta.
Bray da un paso hacia mí y yo lo detengo con la mano.
—Si me tocas ahora mismo o intentas impedir que salga de
esta habitación, gritaré como una loca y esos polis de ahí afuera
echarán la puerta abajo, estoy segura.
Veo cómo retrocede un paso, cómo aprieta y afloja los puños al
verme salir por la puerta. Lo siento detrás de mí todo el camino a
través de la casa. Pero no me vuelvo para mirarlo.
Abro la puerta de par en par y sonrío a los agentes.
—Oficiales, creo que el hombre que buscan está justo detrás de
mí. Que tengan un buen día.
No me detengo, no miro atrás y no dejo caer la primera lágrima
hasta que estoy a mitad de la calle y fuera de su vista.
Me quito las lágrimas traidoras de mi rostro y enderezo los
hombros. No me permitiré volver a ese lugar, a los recuerdos de
cuando se llevaron a mi papá esposado. Mierda, no tengo ni idea de
dónde demonios estoy. ¿Cómo voy a volver a casa?
—Bien, puedes hacerlo, Reilly, sólo llama a Holly. Ella vendrá a
buscarte. —Sé que probablemente parezco una fugitiva del
manicomio ahora mismo. Llevo una camiseta de hombre y nada más,
aunque me llega justo por encima de las rodillas. No importa que
esté más tapada que anoche en el club, pero me siento mucho más
expuesta. El hecho de que esté hablando sola no me hace parecer
más cuerda en este momento.
Llamo a Holly, que, después de chillar con su sermón sobre el
hecho de tener que volver a recoger mi culo en un barrio extraño,
accede a venir a recogerme.
Así que me siento a esperar bajo la sombra de un enorme
eucalipto. Mientras observo los alrededores, una calle arbolada con
enormes mansiones, me asombra y me sorprende que sea la calle en
la que vive Bray. No es lo que yo habría elegido para él. Esta calle
grita casa familiar, esposa, esposo, dos hijos y medio y un perro. No
el caliente como el pecado, tatuado chico malo que tuve anoche.
Chillo cuando me tiran por encima de un hombro... un hombro
grande y ancho. Me agarro a la parte de atrás de su camiseta y puedo
notar cómo me aprieta sus músculos mientras me lleva a través de su
casa. Con la cabeza gacha, ni siquiera puedo echar un buen vistazo a
su casa mientras se abre paso hasta lo que espero que sea su
dormitorio.
—Bray, bájame, puedo andar. Soy demasiado pesada y
probablemente te destroces la espalda o algo, y me gusta mucho esta
espalda, no querría dañarla.
—De ninguna manera te voy a bajar, calabacita. Bueno, no
hasta que te tire en mi cama, lo que sucederá muy pronto. —Me da
una palmada en el culo antes de añadir— No vuelvas a intentar
decirme que pesas demasiado. Tu cuerpo es la definición de la
perfección.
No puedo evitar retorcerme ante el dolor punzante en el culo. Por
más que intento que no se me escape un gemido, lo hago. Bray toma
nota de mi reacción, gime y me da otra palmada más fuerte en el culo.
—Te gusta un poco duro, ¿eh? Buenas noticias para ti, nena, me
gusta follar duro y fuerte. Prepárate, porque te espera una noche que
no olvidarás en mucho tiempo.
De repente, estoy volando por el aire, aterrizando de espaldas,
en lo que sólo puede describirse como una nube. Maldita sea, ¿esta es
su cama? Creo que nunca había sentido algo tan suave y cómodo. No
tengo tiempo de pensar en la calidad del colchón y la ropa de cama de
Bray; mi mente se centra de inmediato en el corpulento hombre que se
está quitando la camiseta por detrás de la cabeza, mostrando un
cuerpazo.
Mis ojos recorren sus anchos hombros y su amplio pecho hasta
su... espera, ¿es un paquete de ocho? Mis intentos de contar se ven
interrumpidos por su voz de mando, que me saca de mi aturdimiento.
—Desnúdate, ahora, Reilly. No te lo volveré a pedir.
Mirándolo fijamente, me quedo sin palabras y confusa por la
humedad que acaba de acumularse entre mis piernas por su petición.
¿O es por lo que tengo adelante? Porque déjame decirte que ver a
Brayden Williamson sin camiseta es suficiente para hacer llorar a
cualquier chica.
Lo siguiente que registra mi cerebro es el sonido de material
rasgándose. Santa mierda, miro hacia abajo y veo mi vestido
literalmente rasgado por la mitad. ¿Qué demonios ha pasado? Levanto
los ojos para encontrarme con los de Bray y me pierdo
momentáneamente en esas bellezas esmeralda.
—¿Qué diablos, Bray? Era uno de mis vestidos favoritos.
—Te dije que te desnudaras. Eres demasiado lenta. —Me
levanta una ceja, esperando que discuta.
—Bueno, quizá deberías avisar a una chica la próxima vez que
pienses quitarte la camiseta. No puedo evitar haberme perdido
momentáneamente en el efecto Bray. Vas a reemplazar este vestido, y
para que lo sepas, no era barato.
Bray se inclina, atrapa mis labios entre los suyos y no tan
suavemente los separa para invadir mi boca con su lengua. El
argumento se me escapa literalmente mientras me besa como un
demonio. Hombre, pensaba que ya me habían besado antes. Pero
este... este beso es de los que se escriben en las películas.
Agarrándolo por la nuca, lo atraigo hacia mí, apretándolo todo lo que
puedo.
Rompiendo el beso, Bray me pasa la lengua por el cuello,
besándome, mordisqueándome y llegando hasta mi pecho. Con un
gemido, me agarra los dos pechos con las manos antes de llevarse el
pezón derecho a la boca. Al contacto, mi cuerpo se arquea sobre la
cama y me estremezco al sentir una descarga de placer que me llega
hasta el tuétano.
No tarda en bajarme las bragas por las piernas. Apenas me doy
cuenta de que se está moviendo, me abre las piernas y hunde la
cabeza entre ellas. Dios, mirar hacia abajo ha sido un error. La mirada
hambrienta de sus ojos mientras se relame los labios es casi suficiente
para que mi cuerpo tembloroso se desborde.
—Dime, calabacita, ¿sabes tan dulce como pareces? Porque este
tiene que ser, sin lugar a dudas, el coño más bonito que he visto
alguna vez. —Gruñe mientras muerde el interior de mi muslo.
—Oh, Dios... ¡Oh, Dios! —Mis caderas se agitan por sí solas, en
un intento de conseguir la fricción en mi núcleo que tan
desesperadamente necesito.
—No, creo que “oh, Bray” son las palabras que quieres estar
gritando, nena —afirma Bray justo un momento antes de sumergir su
lengua en mi centro, lamiéndome de abajo arriba—. Mmm, joder,
calabacita, este coño es peligroso. Una lamida y creo que soy
adicto. —Bray no tarda en sumergirse de nuevo.
Segundos después, estoy gritando su nombre mientras el
orgasmo del siglo me recorre. Cada terminación nerviosa de mi cuerpo
está ardiendo, explotando de sensaciones. ¿Qué demonios me está
haciendo?
Debo de haberme desmayado durante unos segundos, porque
cuando abro los ojos, Bray está de pie frente a la cama. Desnudo.
Completamente desnudo, joder. Gracias a Dios por haber creado esta
obra maestra. Mis ojos recorren hambrientos su cuerpo, bajan
ansiosos por su torso, deseando echar un vistazo a... espera un
maldito minuto. Eso es... Dios mío, sí que lo es.
Se me hace la boca agua al ver su polla, su hermosa, enorme y
jodidamente perforada polla. Me relamo los labios. Estoy deseando
probarla. ¿He dicho que tiene un piercing? Sí, piercing. Un Príncipe
Alberto, metal brillante en la cabeza de su polla.
¡Bip! ¡Bip!
—Reilly, ¡Levántate! ¡Vamos, no tengo todo
el día! —Inmediatamente me saca de mi ensoñación o recuerdo,
como quieras llamarlo, el sonido de la voz de mi hermana
gritándome.
Contrólate, Reilly. Intento animarme mentalmente. Ahora
mismo me siento como una perra en celo. Sólo de recordar la polla
de Bray me entran ganas de suplicar por más. No, no puedo llegar a
eso. No lo haré.
Al levantarme, me doy cuenta de la magia que es capaz de
hacer esa polla con piercing mientras mi cuerpo arde y hormiguea
con los restos de los acontecimientos de anoche.
Hago todo lo que puedo para evitar el contacto visual con Holly
en el camino de vuelta a casa. Si la miro, sabrá la lucha interna que
estoy intentando librar. Justo cuando pensaba que Holly me iba a
dejar en paz durante todo el trayecto, decide romper el silencio. Me
toma la mano y entrelaza sus dedos con los míos.
—Bueno, basta de revolcarse. ¿Qué ha pasado? —me pregunta
mientras me aprieta la mano antes de soltarla.
Giro la cabeza para fulminarla con la mirada y respondo:
—No me estoy revolcando, no ha pasado nada. Me he levantado
tarde y estoy cansada, eso es todo.
—Buen intento, Rye, pero no me lo creo. —Menea la cabeza y
me dice que no con su voz de maestra. Odio admitirlo, en realidad da
un poco de miedo y tiene firmeza, casi me dan ganas de confesarlo
todo para no meterme en problemas.
Mirando a Holly, ya sé que no tiene sentido tratar de ocultarle
nada. Nunca hemos sido capaces de ocultarnos nada la una a la
otra. Es una especie de extraña cosa de gemelos, siempre sabemos lo
que siente el otro.
Por mucho que quiera confiar en ella, no creo que pueda
hacerlo ahora. Ella trataría de entender, pero en realidad, nunca ha
estado en esta situación. Ni siquiera ha tenido una aventura de una
noche. Holly es el tipo de chica de relación o nada. Está buscando a
su príncipe azul con el que compartir la valla blanca y dos hijos y
medio. Mientras tanto, yo me prometí hace mucho tiempo que nunca
me encariñaría con un chico.
Holly siempre ha sido la gemela buena, mientras que yo
prefiero difuminar las líneas y romper las reglas. Su personalidad es
totalmente opuesta a la mía. Es maestra de preescolar, ama a los
niños a los que enseña como si fueran suyos y llora a lágrima viva al
final de cada curso cuando pasan con un nuevo maestro.
Aunque nuestras personalidades sean opuestas, nuestras
miradas son idénticas. Sólo los que nos conocen de verdad son
capaces de distinguirnos. Compartimos la misma estatura alta y
delgada, el cabello largo y pelirrojo, la piel pálida y los ojos verdes. La
única diferencia es que Holly tiene una pequeña peca bajo el ojo
izquierdo.
Mi silencio no consigue que se eche atrás en absoluto.
—Rye, sabes que te amo más que a nada en el mundo. Por
favor, dime qué demonios ha pasado, o podría dar la vuelta a este
auto y cazar a Bray. No tengo miedo de ensuciarme las manos si es
necesario, sabes. Lo castraré si te ha hecho daño. —Su voz se hace
más fuerte, sé que ella realmente daría la vuelta al auto también.
—Lo tendrías difícil para llegar hasta él, Holly, teniendo en
cuenta que la poli tiró la puerta abajo y lo detuvo. Por eso tuve que
llamarte para que vinieras a buscarme a esta hora intempestiva.
Holly me mira con simpatía en el rostro.
—Rye, lo siento. ¿Por qué lo han detenido?
—No lo sé, me puse una camiseta... —miro la camiseta y
añado— su camiseta, agarré mi teléfono y me largué. No me quedé a
tomar una taza de café con los agentes, Holly. Y francamente, me
importa una mierda por lo que fue arrestado. Es su problema, no el
mío.
Mientras termino de despotricar, me doy cuenta. Llevo puesta
su maldita camiseta, no me extraña que no pueda sacármelo a él y a
su pepino mágico de mi maldita cabeza. Puedo olerlo. Es un aroma
terroso y exótico. Es una sensación extraña; me debato entre sentir
repulsión, porque así es como debería sentirme, y una sensación de
comodidad y seguridad al poder olerlo. Bueno, es oficial, he perdido
la maldita cabeza.
Cuando llegamos a la entrada de nuestra casa, Holly bloquea
mi puerta del auto, deteniendo mi plan de escape rápido.
—Reilly, sea lo que sea, podría haber sido un malentendido. No
todos los que son arrestados acaban en la cárcel. Te gusta, puedo
decirlo, te gusta más de lo que quieres. Deberías simplemente
preguntarle. —Con eso, Holly abre la puerta, dejándome sentada y
sola contemplando sus palabras.
1
Son sobre todo plantas herbáceas perennes con flores amarillas o blancas.
—Holly, ¿cómo vas a llegar a casa? ¿Necesitas que te lleve?
Uno podría engañarse pensando que en realidad está
preocupado por cómo llegará mi hermana a casa. Yo no soy una de
esa.
—No, estoy bien, gracias. Tengo mi auto aquí —dice Holly
mientras señala su VW amarillo en la calle. Veo cómo Bray mira el
auto y luego a Holly.
—Espera aquí un momento, nena —dice mientras le quita el
bolso a Holly y la acompaña hasta el auto, esperando a que entre
antes de volver al interior.
De acuerdo, eso ha sido... No sé qué demonios ha sido. Lo que
sí sé es que tenemos que aclarar todo este asunto de nena. Juro que
mis malditos ovarios dan un pequeño vuelco cada vez que le oigo
decir esa palabra.
—¿Estás lista, dulzura? —Me pregunta Bray mientras me toma
la mano de nuevo, sólo para que yo la aparte otra vez.
—¿Dulzura? No, simplemente no. Y ya que hablamos de
nombres de mascotas, ahora no soy... y nunca lo seré... tu nena, tu
buttercup o tu maldita calabacita. Me llamo Reilly. Empieza a
usarlo. —Casi estoy gritando al final de mi perorata.
El imbécil se ríe; simplemente, se ríe de mí.
—Otra cosa más en la que estamos de acuerdo en no estar de
acuerdo. ¿Sabes que eres muy linda cuando te pones así?
—Argh, enséñame dónde está mi auto. Y más te vale que no
tenga ni un rasguño.
—Claro, Reilly, por aquí. Está en el sótano. —Pone énfasis extra
en mi nombre. Pensé que si no usaba nombres de mascotas sería
más fácil para mis ovarios, pero estaba equivocada, muy, muy
equivocada.
Bray me da indicaciones para llegar a su casa y me detengo en
la puerta, esperando a que salga. Se queda ahí sentado mirándome.
Me hace sentir cohibida. ¿Tengo algo en el rostro? Estoy segura de
que no.
—Sabes, esta suele ser la parte en la que dices gracias por
traerme, Reilly, nos vemos —le digo, con la esperanza de sacarlo de
mi auto.
—Huh. Sabes, estaría encantado de darte un paseo por el que
me estarías dando las gracias —dice mientras mueve las cejas arriba
y abajo mirándome. Antes de que pueda responder... porque sí, mi
mente tarda un poco en dejar de imaginarse qué tipo de paseo me
está ofreciendo... me saca de mis pensamientos—. Baja la ventanilla
e introduce el código, nena. Es el 2501.
Como la idiota que soy, lo hago… bajo la ventanilla, introduzco
el código y atravieso las puertas cuando se abren. A estas alturas
creo que son mis ovarios los que me llevan a la perdición. Detengo el
auto al final de su entrada y le digo:
—Bueno, ya estás en casa, ya puedes salir.
Se ríe y niega con la cabeza.
—Tengo el bolso que dejaste aquí anoche. ¿Quieres entrar y
agarrarlo?
Sí que quiero agarrar ese bolso; tiene mis tarjetas. Pero, ¿vale
la pena correr el riesgo de volver a entrar en su casa? No estoy
segura.
—¿No puedes entrar, tomarlo y traérmelo? —Le suplico.
—¿Tienes miedo de que esa amistosa vagina tuya no pueda
dejar de querer jugar con Junior si entras?
¿Qué...? Espera, ¿de verdad acaba de decir eso?
—¿Mi amistosa vagina? ¿En serio, Bray? Créeme, no es tan
amistosa como crees. Ahora mismo el nombre correcto sería vagina
perra y lo último que mi vagina quiere hacer es jugar con Junior
¡ahora o nunca! —Si sigo diciéndolo, puede que los dos empecemos a
creérnoslo.
—Bueno, nena, tu vagina fue muy amistosa con Junior anoche.
No puedo evitar que piense que ha encontrado a su nuevo
compañero de juegos. Además, no puedes decir que no tiene buen
gusto, porque todavía puedo saborear esa vagina amistosa tuya y
estoy hambriento por otra ración.
Santa mierda, bueno, ¿cómo demonios respondo a eso? Maldita
sea, ahora mi vagina realmente quiere jugar, o que jueguen con ella.
—No va a pasar, Bray. Por favor, necesito irme a casa. Puedo
tomar mi bolso en otro momento, o puedes llevarlo al club o algo
así. —Ni siquiera puedo mirarlo a los ojos mientras prácticamente le
suplico que no me haga entrar.
Bray se queda en silencio un momento mientras me mira, y
luego me sorprende sujetándome el rostro y haciendo que mis ojos se
encuentren con los suyos.
—Reilly, sabes que nunca te obligaría a hacer algo que no
quieres, ¿verdad?
Asiento porque, de alguna manera, me siento segura con él.
Siento que nunca me haría daño. Pero es la naturaleza impredecible
de la vida la que acabará haciéndome daño. Es la policía llamando a
la puerta a cualquier hora de la mañana y llevándoselo esposado, eso
es lo que me hará daño.
—Bien, espera aquí, voy a entrar corriendo a tomar tus
cosas. —Antes de salir del auto, se inclina y me besa en la frente.
Los besos en la frente son mi kriptonita. Jesús, ¿por qué tiene
que ser tan malditamente perfecto? Tarda menos de dos minutos en
salir corriendo de casa con mi bolso de mano y algunas bolsas de
ropa.
Abre la puerta del acompañante, coloca mi bolso en el asiento y
deja las bolsas en el asiento trasero.
—¿Qué pasa con eso? —Le pregunto señalando las bolsas.
—Te dije que sustituiría el vestido que rompí, así que
lo hice. —Se encoge de hombros.
—Uhh, ¿gracias? —No quiero que parezca una pregunta, pero
lo es—. Te das cuenta de que hay dos bolsas ahí, ¿verdad? Sólo has
roto un vestido.
—Lo sé, y tengo la intención de volver a romper ese vestido la
próxima vez que te lo vea puesto. Por eso hay dos. Ahora cuando
rasgue el nuevo vestido, ya tienes otro. —Termina con un guiño.
En realidad creo que ahora habla en serio.
—No vas a volver a arrancarme ningún vestido, Bray. Lo siento,
pero has malgastado tu dinero.
—De acuerdo en que no estamos de acuerdo, nena, parece que
eso se está convirtiendo en algo nuestro. Conduce con cuidado y
mándame un mensaje o llámame cuando llegues a casa. —No me
deja responder antes de cerrar la puerta y entrar en su casa.
Bueno, espero por su bien que sea un hombre paciente. Porque
va a esperar mucho tiempo a que llegue ese mensaje.
Reilly
Dos Años Después.
—¡Tía Rye Rye! —Ashton, el pequeño regordete de dos años y
medio, corre hacia mí con los brazos en alto. Justo cuando estoy a
punto de agacharme hacia él, Bray se abalanza y lo levanta en
brazos.
—Ash, amigo mío. Sabes que la tía Rye Rye no puede
levantarte —dice mientras le revuelve el cabello a Ashton.
—Bebés —dice Ashton, señalando mi evidente barriga en
expansión, que ahora es del tamaño de una casa. Supongo que en
cierto modo es un hogar.
—Sí, compañero, la tía Rye Rye tiene ahí a los bebés del tío
Bray —confirma Bray. Pongo los ojos en blanco.
Le encanta soltar esa frase siempre que puede. Me ha dejado
embarazada, no una, sino dos veces de una sola vez. Sí, estoy
embarazada de gemelos y él se lleva todo el mérito de que sean
gemelos. No importa el hecho de que soy gemela, y que esa genética
viene de mí, no de él.
—Sí, Ash, es todo culpa del tío Bray que tenga bebés en la
barriga haciéndola tan grande —le digo, besando su mejilla.
—Bebés grandes —dice Ash, frotándome la barriga mientras yo
fulmino a Bray con la mirada.
—Ves, hasta nuestro sobrino de dos años está de acuerdo en
que estoy gorda. —Estoy de muy mal humor, el embarazo no ha sido
mi amigo y aún me quedan tres meses.
—Nena, no estás gorda. Estás jodidamente preciosa, incluso
radiante —dice Bray mientras se inclina y me besa en la frente. Ese
es su movimiento para calmarme, y funciona siempre.
—Ash, compañero, está claro que tu papá aún no te ha
enseñado muy bien. A las chicas no se les dice que tienen la barriga
grande, se les dice que tienen las tetas grandes... —Es interrumpido
por el grito de Alyssa.
—No se te ocurra terminar esa frase, Braydon. Te derribaré. Lo
he hecho una vez y puedo volver a hacerlo —grita al otro lado de la
habitación.
Zac se acerca y arranca a Ash de los brazos de Bray, luego le
da una palmada en la nuca.
—Jodido idiota, no le enseñes a mi hijo tu forma de
prostituirte.
Bray se tambalea hacia atrás, con la mano en el corazón.
—Ahh, hermano, eso duele. Además, ¿de quién crees que lo
aprendí? ¿huh? Te lo diré, lo aprendí viendo...
La frase de Bray se interrumpe con la gélida mirada que Zac le
lanza. Juro que, incluso después de tres años, ese hombre todavía
puede asustarme con esa mirada.
—Viendo Jersey Shore —termina Bray, salvándose de otra
palmada en la cabeza.
—¿Conoces a esos dos bebés con los que embarazaste a tu
esposa? —Pregunta Zac.
—Sí, los conozco bien —responde Bray con una enorme sonrisa
en la cara.
Zac sonríe, mueve la cabeza hacia mi barriga y dice:
—Las dos son chicas, hermano. Esos bebés son chicas y, con
un poco de suerte, se parecerán a su madre.
La sonrisa del rostro de Bray se desvanece por completo. Se
pone un poco pálido antes de recuperarse.
—Cállate, van a ser monjas. Reilly, mañana nos apuntamos a
una puta iglesia.
Alyssa, Sarah, Holly y yo estallamos en carcajadas de pie en
medio de mi cocina. Dejo de reír tan rápido como empiezo.
—Lo siento, tengo que hacer pis —digo, saliendo corriendo de la
habitación. Por encima del hombro grito—: ¡Pero gracias por
llamarme sexy, Zac!
—No es lo que he dicho —me responde.
Termino en el baño, vuelvo a salir y veo que todo el mundo ha
salido a la terraza: Zac, Bray y Dean rodean la barbacoa mientras las
chicas se sientan en el salón a beber copas de vino. Chica, echo de
menos el vino.
Me detengo y admiro la escena. El pequeño Ashton está
jugando en el césped. Bray mandó instalar un gimnasio de juegos
para él al día siguiente de nacer, alegando que formaba parte de sus
deberes de buen tío. Han tenido que pasar dos años, pero Ashton ya
es lo bastante grande para jugar en él, bajo la atenta mirada de Zac,
que no deja de mirar a Ashton y a Alyssa. No puedo creer que esta
sea ahora mi familia.
El timbre de la puerta me saca de la escena. Abro de un tirón y
veo a mi madre con una bandeja de repostería en la mano. Pongo los
ojos en blanco y me aparto de la puerta para que entre. Se ha
convertido en una manía entre ella y Bray: cada vez que viene de
visita, le trae algo de comer y nadie más puede comérselo.
—Hola, mamá. —Beso su mejilla.
—¿Cómo te encuentras, cariño? ¿Cómo están mis nietos? ¿Está
su mami cuidándolos? —le habla a mi estómago.
—Tus nietos quieren uno de esos brownies de chocolate —le
digo intentando agarrar la bandeja, pero ella me la aparta.
—Ni se te ocurra, Reilly. Sabes que son para Bray.
Me rindo, nada funciona con ella. Si hubiera sido mi papá,
habría podido conseguir esos brownies. Pero no mamá, no cae en
ninguno de mis trucos.
—Todos están atrás —le digo, acompañándola a través de la
casa. Solía pensar que esta casa era demasiado grande y con mucho
espacio desaprovechado, pero ahora que vienen los gemelos, doy
gracias por tener tanto espacio. Bray dijo que, cuando la compró,
quería llenarla con un equipo de fútbol de niños; sólo le llevó un
tiempo encontrar a su co-entrenador.
Está soñando si cree que voy a dejarme embarazar otra vez. Por
mucho que esté deseando que estos pequeños vengan al mundo, el
embarazo no es para débiles de corazón. Culpo a Alyssa, ella hizo
que pareciera fácil.
En cuanto mi madre sale a cubierta, Bray la envuelve en un
abrazo.
—Lynne, me alegro mucho de que estés aquí. Quizá puedas
ayudarme a convencer a tu hija de que deberíamos unirnos a una
iglesia.
Miro fijamente a Bray. Holly lanza algo, creo que un trozo de
pan. Le da en la cabeza, pero rebota.
—No nos vamos a unirnos a una iglesia, Bray —digo,
dejándome caer en un asiento junto a Holly.
—A mí me parece una idea estupenda —dice mi madre, claro
que sí. Bray acaba de preguntarle a una madre católica irlandesa si
deberíamos ir a la iglesia.
—Bray, ¿por qué no le cuentas a mi madre por qué
exactamente quieres unirte a la iglesia? —Le sonrío.
Holly me choca los cinco. Sabe que en cuanto mi madre se
entere de sus tonterías, se pasará a nuestro equipo.
—Para que nuestros gemelos si son nenas, tus nietas, puedan
ser monjas —dice Bray muy serio; a lo que mi madre se ríe a
carcajadas.
—Oh, cariño, Bray. Lo siento, pero si esos bebés se parecen en
algo a su madre, vas a estar ahuyentando a los chicos a partir de los
diez años. —Luego frunce el ceño y añade—: En realidad, si no
recuerdo mal, la primera vez que Reilly besó a un chico tenía tres
años. Fue en un grupo de juego y se empeñó en que el niño era su
novio. Por mucho que su papá le dijera que no podía tener novios.
Bray me mira sorprendido. Me encojo de hombros. No pude
evitar apreciar a los chicos desde muy joven. Entonces se vuelve
para mirar al patio y llama a Ash.
—Oye, Ash. —Espera a que Ash se dé la vuelta.
—Tú y yo vamos a empezar a entrenar. Te voy a enseñar a
patear culos, compañero —declara Bray, acercándose a él y
levantándolo.
Todos los demás se ríen, pero el problema es que Bray no está
bromeando. En serio, va a empezar a enseñar a Ash a luchar. Al
llegar de nuevo a lo alto de la cubierta, Zac se apresura a arrancar a
Ash de las manos de Bray.
—Awe, vamos, hombre. Tiene que aprender a proteger a sus
primitos. —Bray mira entonces a Alyssa.
—Tú... —la señala—. Tienes que empezar a sacar más chicos.
Vamos a necesitar un ejército. —Alyssa pone cara de horror.
—¿Yo? ¿Por qué yo? Tienes una hermana perfectamente joven y
fértil que se llama Ella —le informa Alyssa.
Tanto Zac como Bray gimen y fruncen el ceño.
—No —dicen al mismo tiempo.
—Joder, no —vuelve a decir Bray, sacudiendo la cabeza y
añadiendo más énfasis al no.
Esperaba esta reacción, pero lo que me causa curiosidad es la
reacción de Dean. Se queda quieto, mirando a un lado y a otro entre
los dos hermanos. Están delante de él, así que no pueden verlo, ni
su reacción.
—Ya sabes, ya no es una niña. Tiene que pasar —dice.
Los dos hermanos se giran y lo miran. Bray, que sabe lo que
Ella siente por Dean, levanta las cejas.
—Ah, ¿y con quién crees que va a pasar? —pregunta, y luego
insiste, intentando provocar una reacción de Dean—. ¿Crees que Ella
está ahora en su apartamento, ocupada con algún universitario que
conoció anoche?
El rostro de Dean se queda en blanco. Hay que reconocer que
tiene una cara de póquer increíble cuando la necesita. Pero noto que
sus manos se cierran y se abren. No le gusta nada esa idea. No
puedo esperar a ver cómo se desarrolla esto en el futuro. Ese hombre
está enamorado, estúpido por negarlo, pero enamorado después de
todo.
—Está estudiando. Me llamó hace un rato. Está sola en su
apartamento, idiota —le dice Zac a Bray.
—Ya lo sé. Hablé con ella hace una hora —confirma Bray. Me
sorprende lo mucho que estos dos no pueden dejar ir a su hermana
pequeña. También es entrañable saber que mis bebés van a
experimentar ese mismo amor incondicional.
Bray va a ser el mejor padre. Ha destacado por ser el mejor
novio, ha destacado por ser el mejor esposo y sé que será el mejor
padre.
—Bray, ¿puedes ayudarme a levantarme? —Le tiendo las
manos.
Puedo levantarme completamente sola, más o menos; solo
quiero una excusa para tocarlo y apartarlo de todos los demás. Se
acerca y tira de mí, sin soltarme las manos hasta que no está seguro
de que estoy bien parada. Agarro su mano y tiro de él hacia adentro.
—Necesito que ahh, me ayudes alcanzar algo en la
cocina —digo quizá demasiado alto.
Una vez adentro, atraigo su boca hacia la mía. Tengo tanta
hambre de él. Creía que antes estaba muy cachonda, pero eso no
tiene nada que ver con estas malditas hormonas del embarazo. Gimo
en su boca mientras él se hace cargo del beso.
Al final nos separamos, con la respiración más agitada que
antes.
—¿Estás bien? —me pregunta apartándome el cabello del
rostro.
—Estoy bien. Es solo que realmente, realmente te amo. —No es
nada nuevo para él. Lo digo varias veces al día lo mucho que lo amo
y lo aprecio.
—Yo también realmente te amo, joder —responde.
Me pierdo por un momento en sus ojos verdes. Doy gracias a
Dios por haber sido capaz de derribar mis muros. Doy gracias a Dios
todos los días por que nuestras almas se hayan fundido en una.
FIN
AGRADECIMIENTOS
En primer lugar, te doy las gracias a ti, lector, para quien se
escribió esta historia. Espero que hayas disfrutado de los personajes
y de la montaña rusa emocional que es la relación entre Bray y
Reilly.
Durante meses, Bray y Reilly vivieron dentro de mí,
urgiéndome a contar su historia. Poder plasmar mis pensamientos
aleatorios y mis ensoñaciones en una historia escrita de la vida real
es para mí un sueño hecho realidad. Que la gente lea y disfrute de
mi historia es la guinda del pastel, así que ¡¡¡gracias lectores!!!
Doy las gracias a mi familia. A mi maravilloso esposo, cuyo
apoyo e inagotables ánimos nunca me faltan. Nate, no podría haber
logrado esto sin ti.
Estoy agradecida a mi hermana, Lynne-Maree. Gracias por las
interminables conversaciones que te hice escuchar sobre Bray y
Reilly mientras se apoderaban de mi vida.
Gracias, Reilly, mi verdadera mejor amiga Reilly. Gracias por
enamorarte y reclamar a Bray como tu primer novio literario.
Gracias, gracias, gracias a Shannan, mi maravillosa y paciente
editora. Gracias por ayudarme a lo largo del viaje de publicar este
bebé libro conmigo. Gracias por tus interminables refuerzos positivos
y ánimos a lo largo del camino. Gracias por abrazar a los personajes
e invertir en su historia tanto como yo. No podría haber llegado a
este punto sin ti.
A mis lectoras beta Natasha, Heather, Janel y Allie. Gracias a
todas. Chicas, son realmente increíbles, me siento muy honrada de
que una vez se arriesgaran con esta pequeña autora desconocida de
Australia y se quedaran para el segundo libro. Gracias por todo el
tiempo y el esfuerzo que han dedicado a leer Fused With Him y por
sus valiosos comentarios.
El equipo de Kylie Kent, ¿qué puedo decir? Si no fuera por
ustedes, no estaría en ninguna parte. A menudo otros autores me
preguntan cómo conseguí formar mi equipo de calle. Mi respuesta es
siempre la misma, cien por ciento pura suerte, ¡¡y no pienso
devolvérsela jamás!! Creo que tengo el MEJOR equipo de calle del
sector. No sólo leen ARC para mí, sino que leen, promocionan y
comparten todo lo que les pongo adelante con entusiasmo, interés
genuino y emoción. ¡Los amo, chicos!
Quiero dar las gracias al chico que encontré por casualidad en
TikTok. Durante meses, busqué por todas partes el modelo de
portada perfecto para representar a Bray. Tenía una imagen muy
particular de Bray en mi cabeza (como estoy segura que todos
ustedes). No lo encontraba por ninguna parte. Y busqué por todos
los rincones. Empezaba a creer que había creado un personaje que
en realidad no existía.
Pero sí existía; sabía que estaba en alguna parte. Después de
desplazarme casualmente por TikTok, mientras procrastinaba la
escritura, encontré a este tipo. Al principio, pensé que mis ojos
estaban viendo cosas. De hecho, pensé que me había vuelto loca, por
fin, porque justo ahí, en mi página “para ti”, estaba Bray. El maldito
Bray de la vida real, bailando y pavoneándose. Posiblemente pasé la
siguiente hora, o dos (quién sabe) acechando la cuenta de TikTok e
Instagram de este chico. Cumplía todos los requisitos: abdominales,
brazos, tatuajes, cabello oscuro, grandes ojos y una sonrisa que te
derrite las bragas.
Sabía que necesitaba a este chico en mi portada y también
sabía que no iba a poder enviarle un mensaje y pedírselo yo misma.
Así que envié a mi fiel amigo Tash. Resumiendo, aceptó hacer la foto
de la portada, y no sólo aceptó, sino que estaba entusiasmado y
emocionado por hacerla. No podría haber pedido un modelo de
portada mejor para Bray. Así que, gracias, Blaze Almon, por aceptar
que las lectoras románticas de todo el mundo te vean como su
Braydon Williamson de la vida real. Estoy impaciente por verte en la
portada de muchas, muchas más novelas románticas.
Por último, pero no por eso menos importante, gracias a todos
los autores y lectores increíbles e inspiradores que he conocido a
través de las redes sociales en el transcurso de este proceso. Gracias
por acoger a una novata como yo en sus comunidades de autores y
por tomarse el tiempo de responder a mis preguntas y animarme a lo
largo de mi viaje.
ACERCA DE KYLIE KENT
Kylie pasó de ser maestra de guardería a autora de novelas
románticas, haciendo realidad su sueño de ofrecer romances
sensuales, de siempre y para siempre. Le encantan las historias de
"felices para siempre" con toneladas de emoción.
Actualmente reside en Sydney, Australia, y cuando no está
ideando la última novela romántica, se la puede encontrar pasando
tiempo con sus tres hijos y su esposo de veinte años, su amor
instantáneo en la vida real.
Kylie está encantada de recibir noticias de sus lectores. Puede
ponerse en contacto con ella en:
author.kylie.kent@gmail.com
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