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Realismo mágico

El realismo mágico es un movimiento literario y pictórico de mediados del siglo


XX y se define por su preocupación estilística y el interés de mostrar lo irreal o
extraño como algo cotidiano y común. No es una expresión literaria mágica, su
finalidad no es suscitar emociones, sino, más bien, expresarlas, y es, sobre todas
las cosas, una actitud frente a la realidad.

El realismo mágico comparte características con el realismo épico, como la


pretensión de dar verosimilitud interna a lo fantástico e irreal, a diferencia de la
actitud nihilista asumida originalmente por las vanguardias, como elsurrealismo.

Índice
Historia
Exponentes
Características del realismo mágico
Tiempo
Referencias

Autorretrato (1932), de Dick Ket.

Historia
El término fue usado por un crítico de arte, el alemán Franz Roh, para describir una pintura que demostraba una realidad alterada, y
llegó al idioma español con la traducción en 1925 del libro Realismo mágico (Revista de Occidente, 1925), que fue en gran medida
influenciado por las obras surrealistas de la escritora chilena María Luisa Bombal.1 Más tarde, en 1948, fue introducido a la
literatura hispanoamericanapor Arturo Uslar Pietri2 en su ensayo Letras y hombres de Venezuela (1948).3 Señala Uslar:

Lo que vino a predominar en el cuento y a marcar su huella de una manera perdurable fue la consideración
del hombre como misterio en medio de datos realistas. Una adivinación poética o una negación poética de
.4
la realidad. Lo que a falta de otra palabra podrá llamarse un realismo mágico

El crítico venezolano Víctor Bravo señala que la noción de 'realismo mágico' nació casi de manera simultánea con la de 'real
maravilloso': "La formulación inicial de una y otra noción —como referencia a un modo de producción literaria latinoamericana— se
hace casi de manera simultánea. En 1947, Arturo Uslar Pietri introduce el término "realismo mágico" para referirse a la cuentística
venezolana; en 1949 Alejo Carpentier habla de "lo real maravilloso" para introducir la novela El reino de este mundo,5 y algunos la
consideran que es la novela iniciadora de esta corriente literaria. Ese mismo año Miguel Ángel Asturias publicó en Buenos Aires su
novela Hombres de maíz, también considerada una precursora del realismo mágico. En el caso de Chile, el escritor, poeta y
dramaturgo, Mario Jorquera, fue uno de los mayores contribuyentes con el realismo mágico, principalmente con su obra "La harina
mía", publicada en 1923.

Como referente literario previo al uso del término realismo mágico por parte de Uslar Pietri, debe citarse a Massimo Bontempelli
quien, en 1919, "conquista gran popularidad al publicar sus novelas del ciclo la 'Vida intensa', iniciándose en una literatura —según
nota de Nino Frank en el 'Dictionnaire des Auteurs', de Laffont-Bompiani— que sacrifica la corriente convencional de la época, a la
manera de Anatole France, convirtiéndose en una especie de apóstol de lo que se conoció comorealismo mágico".6
El realismo mágico se desarrolló en las décadas de los 60 y 70, producto de las discrepancias entre dos visiones que en ese momento
convivían en Hispanoamérica: la cultura de la tecnología y la cultura de la superstición. Sin embar
go, existen textos de este tipo desde
la década de 1930 en las obras de José de la Cuadra, en sus nouvelles, por ejemplo, La tigra, y también sería desarrollado en
profundidad este estilo de escritura por Demetrio Aguilera Malta (Don Goyo, La isla virgen). En el año 1942 se publica la novela
Pedro Arnáez de José Marin Cañas que según el filósofo Constantino Láscaris es una obra fundamental para el movimiento.

Exponentes
Entre sus principales exponentes están el uruguayo Horacio Quiroga , el
guatemalteco Miguel Ángel Asturias, el peruano Mario Vargas Llosa y el
colombiano Gabriel Garcia Marquez,7 , los tres últimos galardonados con el
Premio Nobel de Literatura. También destacan autores como el mexicano Carlos
Fuentes con su novela Aura, el brasileño Jorge Amado con su novela Doña Flor
y sus dos maridos, el gallego Álvaro Cunqueiro, aunque muchos aclaman como
padres del realismo mágico a Juan Rulfo con Pedro Páramo, Arturo Uslar Pietri
con su cuento La lluvia (1935), José de la Cuadra con Los Sangurimas, la
cubano-estadounidense Mireya Robles con Hagiografía de Narcisa la bella,
Elena Garro con Los recuerdos del porvenir y La semana de colores, Laura
Esquivel con Como agua para chocolate, la chilena Isabel Allende con La casa
de los espíritus, Pablo Neruda y otros.

Jorge Luis Borges también ha sido relacionado con el realismo mágico, pero su
negación absoluta del realismo como género o como una posibilidad literaria lo
pone contra este movimiento. Alejo Carpentier, de Cuba, en su prólogo al Reino
de este mundo, define su escritura inventando el concepto de real maravilloso,
El hombre del crustáceo(1980), de
que, a pesar de sus semejanzas con el realismo mágico, no debería ser asimilado Marcial Gómez.
a él.

También el argentino Manuel Mujica Lainez, con Bomarzo (1962), y el ecuatoriano Demetrio Aguilera Malta, con Siete lunas y siete
serpientes (1970), podrían incorporarse al grupo.

Características del realismo mágico


Los siguientes elementos están presentes en muchas novelas del realismo mágico, pero no necesariamente todos se presentan en las
novelas y también otras obras pertenecientes a otros géneros pueden presentar algunas características similares:

Contenido de elementos mágicos/fantásticos, percibidos por los personajes como parte de la "normalidad".
Elementos mágicos tal vez intuitivos, pero (por lo general) nunca explicados.
Presencia de lo sensorial como parte de la percepción de la realidad.

En términos de espacio, la mayoría se ubica en los niveles más duros y crudos de la pobreza y marginalidad social,
espacios donde la concepción mágica, mítica se hace presente.
Los hechos son reales pero tienen una connotación fantástica, ya que algunos no tienen explicación, o es muy
improbable que ocurran.
Se refiere a la novedad de los personajes irreales que siempre actúan sin actuar, es decir, que la capacidad del
[cita requerida]
personaje se ve reflejada en cada letra de la novela.

Tiempo
Encontramos cuatro posturas:

Tiempo cronológico: Las acciones siguen el curso lógico del tiempo.


Ruptura de planos temporales: mezcla de tiempo presente con tiempo pasado (regresiones) y tiempo futuro
(adelantos). (La noche boca arriba de Julio Cortázar y Pedro Páramo de Juan Rulfo). Además, se fragmenta el texto
en secuencias que no concuerdan en tiempo y espacio.
Tiempo estático: El tiempo cronológico se detiene, es como si no trascendiera; en cambio, fluyen los pensamientos
de los personajes.
Tiempo invertido: Es el más contradictorio: considerar la noche día cuando leemos: "Era el amanecer". Se hizo la
noche", entre otras.

Referencias
1. http://www.britannica.com/EBchecked/topic/72507/Maria-Luisa-Bombal
2. Aunque es común escuchar y leer el apellido de Arturo Uslar como palabra grave o llana ([úslar]), en realidad
proviene del nombre de su antepasado, el militar alemán Johann von Uslar (1779-1866). En alemán, Uslar se
pronuncia como palabra aguda ([uslár]).
3. Arturo Uslar Pietri, El cuento venezolano en 'Letras y hombres de Venezuela', Madrid, Editorial Mediterráneo (3.ª
edición: 1974)
4. Citado por Víctor Bravo en Magias y maravillas en el continente literario (Caracas, Ediciones de la Casa de Bello,
1991), pp.14-15
5. Víctor Bravo, Magias y maravillas en el continente literario(Caracas, Ediciones de la Casa de Bello, 1991), p. 13
6. cfr. option=com_content&task=view&id=66&Itemid=30&limit=1&limitstart=1 Material de lectura, 28: Massimo
Bontempelli (http://www.materialdelectura.unam.mx/index.php)
7. Es interesante citar aquí la opinión del mismo Asturias:

Mi realismo es mágico porque él revela un poco de sueño, tal como lo conciben los surrealistas.
Tal como lo conciben también los mayas en sus textos sagrados. Leyendo estos últimos, yo me
he dado cuenta [de] que existe una realidad palpable sobre la cual se injerta otra realidad,
creada por la imaginación, y que se envuelve de tantos detalles que llega a ser tan ‘real’ como
la otra. Toda mi obra se desenvuelve entre estas dos realidades.

Miguel Ángel Asturias, citado por Claude Couffon, Revista Alcor, Paraguay, XXIII-XXIV, marzo-junio 1963. En
Hombres de maíz, España, colección archivos Nº 21, 1992, nota de Gerald Martin, pág. 283, nota 3.

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