Está en la página 1de 1

• LITERATURA HISPANOAMERICANA

La poesía hispanoamericana posterior al siglo XX gira en torno a la influencia modernista, la vanguardia y el compromiso
político. Se puede ver con César Vallejo con Los heraldos negros, Trilce, España, aparta de mi este cáliz respectivamente
en orden. Pablo Neruda obtuvo el premio Nobel por una poesía que trataba los sueños de Latinoamérica. Veinte
poemas de amor y una canción desesperada, intenta superar el modernismo utilizando sus técnicas. En Residencia en la
tierra trata el surrealismo y consigue un lenguaje propio, sugerente y misterioso. Canto general, es una poesía que
pretende reflejar la historia de latan siguiendo los cantos épicos precolombinos.

Gabriela Mistral refleja Lagar su angustia ante la muerte de sus seres queridos, las atrocidades de la Guerra Civil
española, el auge del fascismo y WW2. El alma de la autora espera la muerte tras una vida dura, el lagar representa el
sitio donde se machaca la uva para que pierda su identidad y se convierta en otra cosa. Alfonsina Storni comenzó en el
modernismo y desarrollo una obra muy personal luchando por los valores feministas. Alejandra Pizarnik indaga en su
obra acerca de su fuerte sentimiento de culpa. Ida Vitale es una de las principales representantes de la poesía.

La novela regionalista se muestra cercana al costumbrismo realista y aborda conflictos entre la civilización y la barbarie.
Exalta las culturas americanas y muestra los espacios naturales y rurales. La revolución mexicana inspirará novelas como
Los de abajo de Mariano Azuela. La vorágine de José Eustasio Rivera narra el conflicto entre la protagonista que
representa el salvajismo de la naturaleza y Santos Luzardo que encarna la modernidad y la racionalidad. Ricardo
Güiraldes cuenta en Don Segundo Sombra la formación de un joven en un mundo campesino que va desapareciendo
por la modernidad. Ciro Alegría muestra en El mundo es ancho y ajeno la explotación de una comunidad ante un
codicioso terrateniente.

También hay influencias europeas como las vanguardias, asuntos urbanos y existenciales y la tendencia a unir la realidad
con la imaginación a través de mitos. El llamado boom de la novela hispanoamericana supuso la difusión universal hasta
conformar el realismo mágico. Al no compartir temas ni estilo se separan por países, la estructura narrativa no es lineal,
utilizan técnicas de contrapunto y combinan diferentes narrativas y puntos de vista. Las innovaciones técnicas aparecen
en una literatura comprometida.

Miguel Ángel Asturias inaugura las novelas de dictadores con el Señor presidente. Otras novelas similares serían Y el
Supremo de Augusto Roa Bastos, El otoño del patriarca de Gabriel García Márquez. Alejo Carpentier narra
acontecimientos históricos en lenguaje barroco y musical en El siglo de las Luces y José Lezama construye en Paradiso
una novela muy compleja al ser heterogénea y tener un estilo barroco. Jorge Luis Borges representa al mundo como un
laberinto entre lo real y lo irreal, tiene obras como El Aleph e Historia Universal de la Infamia. Se caracteriza por tener
un estilo impecable con precisión léxica, usar paradojas, ironía y reflexiones.

Ernesto Sábato en Sobre héroes y tumbas junta la novela y el ensayo con una visión apocalíptica de un mundo violento.
Julio Cortázar mezcla en relatos lo fantástico con lo cotidiano como en Bestiario. Juan Rulfo en Pedro Páramo presenta
con técnicas vanguardistas un mundo habitado por vivos y muertos con temas como la violencia, la miseria del
campesino, la guerra civil, el caciquismo, etc. Carlos Fuentes en La muerte de Artemio Cruz reconstituye la historia de
México a partir del papel del protagonista en la Revolución y de su camino a la decepción y el fracaso. Gabriel García
Márquez ícono del realismo mágico crea un mundo imaginario personal Macondo, donde transcurre su obra Cien años
de soledad que representa a la historia de Latinoamérica. Mario Vargas Llosa en Conversación en La Catedral entabla
una charla entre un joven rico y su chofer sobre la situación de Perú. Onetti tiene novelas pesimistas como El astillero.

Los autores posteriores al boom se caracterizan por la variedad de estilo. Isabel Allende en La casa de los espíritus
recupera el realismo mágico. Roberto Bolaño parte en Los detectives salvajes, de sus experiencias en México fundando
el movimiento infrarrealista para mostrar el drama del exilio. María Enríquez cultiva el terror y el miedo en sus novelas y
cuentos.

Gabriela Mistral, Alfonsina Storni y Juana de Ibarbourou son autoras hispanoamericanas que parten de un
postmodernismo para hacer poemas de carácter intimista donde denuncia la situación de la mujer. En las
posvanguardias destaca la poesía negra hecha por Nicolas Guillén que recupera ritmos africanos en Songorocosongo.
Nicanor Parra usa un tono irónico en el que habla del nulo valor de la poesía en sus juegos verbales agrupados en
Antipoemas. El más destacado es Octavio Paz ganador del nobel, habla de la concepción mítica del tiempo heredada de
los aztecas en Piedra de Sol, en Blanco permite distintas lecturas del mismo texto y el Discos Visuales integra
experimentos vanguardistas en los haikus japoneses

También podría gustarte