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Aprendiendo del corazón de María en un mundo (Afanado) de Marta

María vivía con sus hermanos Marta y Lázaro en Betania, una aldea a unos
tres kilómetros de Jerusalén, en la ladera oriental del Monte de los Olivos, en
el camino de Jericó.

María de Betania era la hermana de Marta y de Lázaro; conocida


principalmente por haber derramado un perfume de nardo puro ungiendo la
cabeza del Señor para su futuro sepulcro; fue una mujer que Jesús amó y que
vio la resurrección de su hermano.

Había un hombre enfermo llamado Lázaro, que era de Betania, el pueblo de


María y Marta, sus hermanas. 2 María era la misma que ungió con perfume al
Señor, y le secó los pies con sus cabellos. Las dos hermanas mandaron a
decirle a Jesús: «Señor, tu amigo querido está enfermo.» Juan 11:1-
2-3
La Biblia nos narra la historia de María y Marta en Lucas 10: 38-42:
Mientras iba de camino con sus discípulos, Jesús entró en una aldea, y una
mujer llamada Marta lo recibió en su casa. Tenía ella una hermana
llamada María que, sentada a los pies del Señor, escuchaba lo que él
decía. Marta, por su parte, se sentía abrumada porque tenía mucho que hacer.
Así que se acercó a él y le dijo: —Señor, ¿no te importa que mi hermana me
haya dejado sirviendo sola? ¡Dile que me ayude! —Marta, Marta —le
contestó Jesús—, estás inquieta y preocupada por muchas cosas, pero solo
una es necesaria. María ha escogido la mejor, y nadie se la quitará.
Lucas 10: 38-42:
Cuando primero pasamos tiempo en la presencia De Dios, escuchando su voz, Él
nos provee de las fuerzas necesarias para poder enfrentar todas nuestras batallas
diarias. Lo único que Dios pide a cambio, es nuestro corazón dispuesto a recibir su
gracia mediante la FE en Jesús. ( ¿Está esta gracia de Dios en tu vida?

Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros,
pues es don de Dios;
no por obras, para que nadie se gloríe. Efesios 2: 8 y 9
“Pero los que confían en el Señor renovarán sus fuerzas; volarán como las
águilas: correrán y no se fatigarán, caminarán y no se cansarán.”
Isaías 40:31

Su relación con Jesús la llevó a comprender cosas que nadie entendía

A lo largo de la Biblia, podemos ver en reiteradas ocasiones que Jesús hablaba


a sus discípulos de su muerte y resurrección, pero cada vez, ellos parecían no
entender esto, sino hasta que sucedió. Para María, no fue así. Luego de
derramar su perfume, esto fue lo que Jesús dijo de ella:

«¿Por qué critican a esta mujer por hacer algo tan bueno conmigo? Siempre
habrá pobres entre ustedes, pero a mí no siempre me tendrán. Ella ha
derramado este perfume sobre mí a fin de preparar mi cuerpo para el entierro.
Mateo 26: 11 y 12

Por ilógico que parezca, María no actuó de manera impulsiva podemos darnos
cuenta que ella no se defendía de las ofensas recibidas. ( ¿Como reaccionamos
cuando nos critican? Jesús la defendió es El nuestro escudo.

Nuestra alma espera al SEÑOR; Él es nuestra ayuda y nuestro escudo;


pues en Él se regocija nuestro corazón, porque en su santo nombre hemos
confiado. Salmos 33 : 20 y 21

Cuán grande es tu bondad, que atesoras para los que te temen, y que a la vista
de la gente derramas sobre los que en ti se refugian.
Al amparo de tu presencia los proteges de las intrigas humanas; en tu morada
los resguardas de las lenguas contenciosas. Salmos 31: 19 y 20

Podemos ver que Ella al pasar tanto tiempo a los pies de su amigo Jesús llegó
a comprender y a aceptar, mejor que los propios discípulos, el sacrificio
de Jesús en la cruz.

Los discípulos se entristecían y no querían escuchar de la muerte de Jesús, ¡se


trataba de su héroe! Y nadie quiere ver morir a su héroe.
Pero la relación que María tenía con Él la llevó a entender a cabalidad que Él
ganaría solo a través de su sacrificio y sufrimiento.

María, con su perfume, preparó a Jesús para la victoria de su


muerte, consciente de que luego, no tendría oportunidad de ungirlo. Ya que,
luego de la muerte de Jesús, cuando las mujeres fueron a su tumba para
ungirlo conforme lo establecían las costumbres judías, Jesús ya no estaba ahí,
pues, ya había resucitado.

Sin duda alguna, su entrega genuina, pasión por Dios, fortaleza y


entendimiento, son atributos que hicieron de María de Betania, una mujer
digna de recordar y admirar.
Lo que dijo Jesús de ella se ha cumplido y seguirá cumpliéndose mientras se
predique su palabra.
«Les digo la verdad, en cualquier lugar del mundo donde se predique la
buena noticia, se recordará y se hablará de lo que hizo esta mujer»
Mateo 26:13 (NTV).

María de Betania, una mujer digna de recordar y admirar.

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