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Santa Marta, virgen. 29 de julio.

Conocemos bien el pasaje de la escritura que nos presenta a Martha (Lc.


10,38-42). Y otro donde nos dice que la amaba (Jn. 11, 5).
Y, un tercero que nos muestra la gran fe de esta mujer (Jn.11, 27) “Sí, Señor;
yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios que tenía que venir a este
mundo”.
Por tanto, lo único que se puede afirmar con certeza es que ella era una
mujer de fe, muy cercana a Jesús y que le atendió en su propia casa.

Algunas leyendas sobre su vida nos hablan de que estuvo junto a la cruz
del Señor, cosa probable, puesto que San Mateo dice estaban allí "muchas
mujeres que le habían seguido desde Galilea”.
Según la leyenda provenzal, Santa Marta, anfitriona de nuestro Señor
Jesucristo, nació de una familia noble. Sus padres se llamaban Siro y
Encharia. El padre era duque de Siria y les había dejado a sus hijos Lázaro,
María y Marta, una buena herencia en Betania y Jerusalén. Marta jamás se
casó y permaneció virgen, contenta de servir al Señor, tanto en su mesa,
como por la fe. Después de la Ascensión de Nuestro Señor, al partir los
discípulos, y arreciar la persecución contra los cristianos, ella con un grupo
de santos (entre ellos sus hermanos Lázaro y María) y muchos otros
obispos elegidos y enviados por los apóstoles, se trasladaría a la Provenza,
entre los años 42-43. Más que trasladarse, fueron metidos en un buque sin
velas, ni remos ni timón y abandonados en el mar, llegaron hasta Marsella,
desde donde fueron a Aix, convirtiendo a la gente a la fe de Cristo y Marta
llamaba la atención por su fe, pureza y caridad.

En esa época, en un lugar entre Arles y Aviñón, había un gran dragón,


bestia mítica gallega, y que había llegado allí por mar desde Galicia. El
monstruo entró en tierra y se comió a un hombre, la gente asustada se
encomendó a las oraciones de Marta y ella, arrojándole agua bendita, y
mostrándole una cruz (que se venera en Anon), lo amansó como una oveja,
atándole con su propia faja y fue muerto con lanzas y espadas por el
pueblo. El sitio se llamaba Tarascón, por lo que se le ha llamado "tarasca" el
bicho. Luego de ello, Marta, con permiso de San Maximino, se quedó en
aquel sitio para predicar y dedicarse a la oración y penitencia. Construyó un
monasterio y una iglesia en honor de la Santísima Virgen María, donde llevó
una austera vida, evitando la carne y grasa, huevos, queso y vino, y
comiendo solo una vez al día. Cien veces al día y cien veces de noche
doblaba sus rodillas en oración.
También vivió en Avignon, donde mientras estaba predicando entre la
ciudad y el río del Ródano, un joven, deseoso de escuchar sus palabras, se
tiró al río porque no había barco que le cruzara. Comenzó a nadar, pero de
repente fue tomado por la fuerza del agua, se ahogó y el cuerpo fue
encontrado al día siguiente. Llevaron el cadáver a los pies de Marta y esta,
haciendo la señal de la cruz cayó al suelo y oró: "Oh, Señor Jesucristo, que
en que un día resucitaste a mi bien amado hermano, ten a bien resucitar a
este joven". Lo tomó de la mano, y de inmediato resurgió la vida y recibió el
santo bautismo.

La leyenda provenzal dice que Santa Marta murió con grandes consuelos
del Señor, que apareció a San Frontón  y le llevó por los aires desde
Perigeux, junto a sus diáconos para que la enterrasen y cantaran misa
sobre su sepulcro. Frontón, por olvido, dejó allí su anillo y guantes, lo que
sirvió de prueba del milagro. El mismo Señor le aseguró que los devotos de
su santa anfitriona cuando vivía, no padecerían al momento de la muerte.

Sus atributos más comunes son el acetre e hisopo de agua bendita, el


dragón, una lanza que termina en cruz, la antorcha (la luz de la fe), el libro
(los evangelios), y en ocasiones un cesto o bandeja con frutos, en recuerdo
de su hospitalidad. Es patrona de las amas de casa, la hostelería, contra los
maridos infieles y difíciles (por la tarasca que amansó).
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Reflexión personal:
Jesús fue muy claro con Martha, cuando en el evangelio Lucas escribe que Él
la confronta al responderle a su petición de que mande a María a ayudarla:
“Marta, Marta, andas inquieta y preocupada por muchas cosas, cuando en
realidad una sola es necesaria. María ha elegido la mejor parte, y nadie se la
quitará”.
Marta, consideraba que la atención y servicio a Dios era lo más importante.
Y, se sorprende de que su hermana no lo haga junto con ella. Tan segura está
de su postura que va con Jesús a pedirle que le exija a su hermana (por la
autoridad que Él tiene sobre ellas) que le ayude. Y resulta que, ese día,
descubre que María está haciendo lo mejor y que, además, nadie se lo puede
quitar. Es una invitación de Jesús a Marta a volver sus ojos a lo realmente
importante: escucharlo, contemplarlo, adorarlo.
Jesús la invita, me invita, a ocuparme sólo en lo necesario: estar sentada a los
pies del Señor, permanecer junto a Él, en actitud humilde, de quien reconoce
en Dios a su Señor y que espera todo de Él y, que además lo escucha (no lo
oye únicamente), escuchar es estar presente en lo que Él dice. Jesús en otro
pasaje dijo: el que escucha mi palabra y la pone en práctica yo estaré con Él y
haré en Él mi morada.

Marta aprende la lección. Cuando muere su hermano, sale a su encuentro,


quiere estar con él, deja su casa, sus deberes para escucharlo y, entonces, es
capaz ya de decirle “Sí, Señor; yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios
que tenía que venir a este mundo”. Una gran confesión de Fe para esos
tiempos y para una mujer. Esta respuesta refleja que su actitud cambió de
servicio práctico a la escucha. Sólo quien tiene una relación profunda con
Jesús, puede llegar a esta conclusión, sólo quien pasa tiempo con Jesús,
puede tener una relación profunda con Él.

Santa Marta me dice que se puede cambiar, que no basta ser amigo de Jesús,
sino sentarse a sus pies y escucharlo.
Que ponga en primer plano mi relación profunda con Dios y lo demás se dará
por añadidura. Que sí puedo cambiar.

Ahora, en la Biblia dice en Jn. 11, 5 Otra cosa a tomar en cuenta de la


conversión de Santa Marta es:
Jesús recibe el mensaje de parte de las hermanas de Lázaro, Marta y María,
de que su hermano estaba enfermo. Jesús, les dice a los que estaban con Él:
“Esta enfermedad no terminará en la muerte, sino que tiene como finalidad
manifestar la gloria de Dios; a través de ella se dará también a conocer la
gloria del Hijo de Dios. Y termina diciendo: “Por eso, Jesús, aunque amaba a
Marta, a su hermana María y a Lázaro, se quedó en aquel lugar otros dos días
después de haber oído que Lázaro estaba enfermo.

Jesús, amaba a Marta, era conocido por todos, tanto así que san Juan lo
escribe en el evangelio. Sin embargo, sus planes de amor, lastimaron a Marta
y María, porque ellas, humanas limitadas, no podían ver más allá. Jesús, por
ese amor que les tiene, permite la muerte de su amigo para manifestar en Él
la Gloria de Dios.

Santa Marta, ejemplo de fe y de esperanza en Dios, aún en la desesperanza.


Modelo de virtud, supo aprender de su hermana, acogió y siguió con
humildad la corrección de Jesús.

Bendita mujer. Me reconozco Marta, me creo muy cercana a nuestro Señor,


me sé amada por Él, y todavía no logro hacer lo que Él me pide (escucharlo
como lo único necesario en la vida). Y me identifico con ella, porque sé que,
teniendo a Jesús como amigo, voy a lograr ser una mujer de Fe, aún cuando,
en los momentos difíciles, no comprenda el actuar de Dios en mi vida.

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