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Jean Baudrillard

«El problema de hablar del fin (en particular del fin de la historia) es que uno debe hablar de lo que
hay más allá del fin y también, al mismo tiempo, de la imposibilidad de finalizar.

• En los años 1960 sostuvo que las teorías marxistas habían quedado desactualizadas: según
su pensamiento, la nueva base del orden social era el consumo y no la producción. En su
libro Crítica a la economía política del signo se propuso explicar el surgimiento de la
sociedad de consumo y la economía a través de la aplicación de las Teorías del Signo

• Baudrillard atiende a las dinámicas de aislamiento y privatización del consumo que


suponen la supremacía del sistema de dominación. A su vez, defiende que el marxismo es
ya visto como «una corriente demasiado ocupada en cuestiones de economía política y
demasiado alejada del análisis de la significación de la cultura» (El espejo de la producción,
1975).

• Baudrillard aceptará de Louis Althusser el descentramiento del sujeto por la acción de la


ideología y su crítica al humanismo. De Guy Debord, asumirá la exigencia de una política
de vanguardia, heterodoxa, su crítica del efecto simulador que produce el exceso de
mensajes hipercodificados y ajenos a la vida cotidiana.

El estructuralismo le permitía describir la dinámica del consumo, basada en la adquisición de


signos antes que de objetos. De esta forma, no se le ofrece al consumidor un objeto en relación a
su función empírica, sino a través de su significado colectivo: prestigio, opulencia económica, estar
a la moda, pertenecer a cierto grupo social, entre otros.

• Hiperrealidad :

• Jean Baudrillard fue ampliamente reconocido por sus investigaciones en torno al tema de
la hiperrealidad, particularmente en una sociedad como la estadounidense.

• De acuerdo con sus tesis, Estados Unidos ha construido para sí un mundo que es más
«real» que Real, cuyos habitantes viven obsesionados con la perfección, evitar el paso del
tiempo y la objetivización del ser.

• Aún más, la autenticidad ha sido reemplazada por la copia (dejando así un sustituto para la
realidad), nada es Real, y los involucrados en esta ilusión son incapaces de notarlo.

• Precesión de los simulacros

• En su ensayo sobre la precesión de los simulacros, Baudrillard recuerda un cuento de


Borges sobre un mapa (es decir, una representación) tan detallada que es una
correspondencia biunívoca con el territorio. Con base en esta historia, señala que en la era
postmoderna el territorio ha dejado de existir y que sólo ha quedado el mapa o, mejor,
que es imposible distinguir los conceptos mismos de mapa y territorio, dado que se ha
borrado la diferencia que solía existir entre ellos. Baudrillard insiste en que la realidad
supera a la ficción y asegura que los receptores de la Hiperrealidad desempeñan un papel
pasivo. Para él no existe la construcción de sentido independiente.

• Los simulacros son, entonces, aquellos elementos que, según la metáfora de Borges, hacen
emerger un mapa (modelo virtual) por encima del territorio real. Ese mapa (o modelo
virtual), construido por la sucesión de simulacros, llega a suplantar a la realidad, dando
lugar a la hiperrealidad. Según esto, y dado que la realidad se extingue bajo las brumas del
modelo virtual, ya sólo quedan los simulacros: de aquí en adelante, los simulacros
precederán a cualquier acontecimiento, o, más exactamente, a cualquier suceso que
ocurra en la hiperrealidad.

• En 1990, justo antes de que se iniciara la Guerra del Golfo, Baudrillard predijo que dicha
guerra no ocurriría. Después de la guerra, proclamó haber estado en lo cierto: «La Guerra
del Golfo no tuvo lugar». En esta obra, Baudrillard presenta la primera Guerra del Golfo
como la inversa de la fórmula de Clausewitz: no era «la continuación de la política por
otros medios», sino «la continuación de la ausencia de la política por otros medios».

• Así, también los medios de comunicación occidentales fueron cómplices, presentando la


guerra en tiempo real, mediante el reciclaje de imágenes de guerra para propagar la idea
de que los dos enemigos, los EE.UU. (y aliados) estaban en realidad luchando contra el
ejército iraquí.

• Pero Saddam Hussein no hizo uso de su capacidad militar (la Fuerza Aérea iraquí) y su
poder político-militar no se debilitó (se suprimió la insurgencia kurda contra Irak al final de
la guerra). Por lo que poco ha cambiado en Irak: el enemigo fue invicto, los vencedores no
salieron victoriosos, y por lo tanto, no hubo guerra.

• Según su postura, Estados Unidos se ve comprometido con la ilusión de estar


combatiendo, tal como la mente del jugador se ve inmersa en el videojuego (ejemplo de la
hiperrealidad), donde la experiencia engaña a la consciencia haciéndole creer que es un
actor de algo que no está sucediendo. Mientras el combate pudo haber sido real, sólo unas
pocas personas en el otro extremo del planeta lo experimentaron

• La «guerra» que fue transmitida por la televisión, y en consecuencia, la guerra tal como fue
entendida por la mayoría de la gente, no fue realmente real.

• Jean Baudrillard: La transparencia del mal & la estética

• En su monumental “Nietzsche” (1) , Martin Heidegger recuerda las frases que Hegel
escribió en sus Lecciones sobre Estética:

• “...Sin embargo en este sentido no hay al menos ninguna necesidad absoluta a mano para
que el asunto sea traído a la representación por el arte … En todas estas relaciones el arte
es y permanece para nosotros, con respecto a su determinación más elevada, algo ya
pasado”.

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