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MITO DE TIRAMO TISME

Magda
La fábula de Píramo y Tisbe es un episodio de las Metamorfosis de Ovidio (Libro cuarto,
versos 55-166). Se trata de una versión primitiva de Romeo y Julieta: Píramo es un joven
babilonio enamorado de su vecina Tisbe. Los padres vetaron este amor y les prohibieron
verse, pero los jóvenes encontraron una grieta en la pared que separaba sus casas, a través
de la cual hablaban a escondidas, hasta el día que decidieron reunirse en un lugar fuera de
la ciudad, junto a un moral, por la noche. Tisbe llegó la primera, pero la segunda en llegar
fue una leona. La muchacha se esconde en unas cavernas, pero pierde sus velos en su huida,
y la leona los destroza y los mancha con la sangre de una presa reciente. Es entonces
cuando llega Píramo y, al ver estos restos, cree que Tisbe ha sido devorada, y no se le
ocurre otra cosa que atravesarse con su propia espada. Poco después llega Tisbe, a tiempo
para que Píramo muera en sus brazos, tras lo cual se clava también ella la espada.
Sara Buitrago

El hilo conductor de las Metamorfosis es que en todas las historias del poema se produce
una transformación. Por ejemplo, en el caso de la Fábula de Polifemo y Galatea es Acis
quien se transforma en río; en la historia que nos ocupa, la sangre de los amantes cae sobre
el vecino moral, que entonces tenía sus frutos blancos, y, como último deseo de Tisbe y por
obra de los dioses, a partir de ese momento las moras pasaron a tener su color rojo habitual.

Góngora transformó los ciento once versos de Ovidio en un sorprendente romance de


quinientos ocho versos en el que aplica toda su inimitable técnica, hasta entonces sólo
empleada sistemáticamente en poemas serios, para burlarse de la mitología, de Ovidio y, lo
que es aún más excepcional, para burlarse de sus críticos e incluso de sí mismo.

Sofia Borraez
Para su parodia, manipuló la fuente ovidiana en sentido inverso a como hizo con el
Polifemo: en las Metamorfosis, Polifemo es más bien burdo, Galatea es más bien frívola y
Acis más bien pusilánime, mientras que Góngora los humanizó hasta convertirlos en dignos
protagonistas de un patético drama; por el contrario, Ovidio presenta a Píramo y Tisbe
como héroes románticos, mientras que Góngora los trata constantemente de insensatos, y
reprocha a Píramo su necedad al suicidarse tan estúpidamente. Los personajes mitológicos
son tratados con una familiaridad fuera de tono y para completar la comicidad a nivel
argumental llena la historia de anacronismos: la Babilonia de su poema es la España de su
época. La metamorfosis del moral pasa a ser secundaria y, frente a las numerosas alusiones
de Ovidio, Góngora apenas la menciona una vez en la introducción y otra muy breve, casi
de compromiso, en el momento en que se tiñen sus frutos.
Sarah Parrado
la Fábula de Píramo y Tisbe está repleta de disyunciones impertinentes, que plantean si los
muros de Babilonia eran de ladrillo o de adobe, si Ovidio Nasón era romo o narigudo, si la
lana del cordero devorado por el león era merina o burda, etc. Más aún, Góngora alude
abiertamente a la censurada oscuridad de sus versos o a su pretendido abuso de los
cultismos, como cuando llama "rima" a la grieta en la pared (basándose en que rima en latín
significa grieta) y dice de ella que era "más clara que las de alguno", o cuando finge dudar
entre el adjetivo "divino" o bien "ebúrneo" para calificar los miembros de Tisbe, aparenta
decantarse por el primero, pero luego añade también el segundo: ¿Ebúrneos diré o
divinos? / Divinos digo, y ebúrneos.
Isa

Sin embargo, esta "perversión burlesca" del estilo de Góngora no impide que la
Fábula de Píramo y Tisbe conserve las características fundamentales de sus otras
obras mayores: su agudo conceptismo, la precisión meticulosa por los detalles y
las descripciones vívidas y minuciosas, tanto en lo físico como en lo psicológico.
Así, Góngora completa todos los detalles que están ausentes en la esquemática
historia de Ovidio y que son necesarios para dar solidez al argumento. Por
ejemplo, para explicar cómo los dos amantes encuentran la grieta en la pared a
pesar de que no podían hablarse, Góngora introduce una esclava negra que hace
de mensajera entre ambos hasta que Tisbe encuentra la grieta. También explica
por qué la madre de Tisbe quiere evitar los amoríos de su hija, o por qué Píramo
llega tarde a la cita, etc.
Marian

Cuando Góngora terminó este poema, declaró que era el que más le había
costado y del que más orgulloso se sentía. Tal vez esto sea exagerado y deba
atribuirse a un fenómeno usual, por el que un autor tiende a preferir sus obras
más recientes, pero lo que no es menos cierto es que, pese a lo que podría
parecer, la Fábula de Píramo y Tisbe es un poema tan complejo y profundo como
cualquiera de las otras obras mayores del poeta cordobés.

Para terminar recogemos una versión previa de la misma historia que Góngora
dejó sin terminar en 1604:

De Tisbe y Píramo quiero, Desde la barba al pie, Venus,


si quisiere mi guitarra, su hijuelo y las tres Gracias,
cantaros la historia, ejemplo deshojando están jazmines
de firmeza y de desgracia. 4 sobre rosas encarnadas. 28
No sé quién fueron sus padres, Su edad, ya habéis visto el diente,
mas bien sé cuál fue su patria, entre mozuela y rapaza,
todos sabéis lo que yo, pocos años en chapines
y para introducción basta. 8 con reverendas de dama. 32
Era Tisbe una pintura Señor padre era un buen viejo,
hecha en lámina de plata, señora madre una paila;
un brinco de oro y cristal el dulce favor implora
de un rubí y dos esmeraldas. 12 conserva de calabaza. 36
Su cabello eran sortijas, Regalaban a Tisbica
memorias de oro y del alma; tanto, que si la muchacha
su frente el color bruñido pedía leche de cisnes,
que dal el Sol hiriendo el nácar. 16 le traían ellos natas. 40
La alegría eran sus ojos, Mas, ¿qué mucho si es la niña,
si no eran la esperanza como quien no dice nada,
que viste la primavera alma de sus cuatro ojos,
el día de mayor gala. 20 los ojos de sus dos almas? 44
Sus labios la grana fina, Los brazos de el uno fueron,
sus dientes las perlas blancas, y del otro eran las faldas,
porque, como el oro en paño, los primeros años cuna,
guarden las perlas en grana. 24 los siguientes almohada. 48

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